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Tania Ramos
El ensayo, ante todo, es un ejercicio de
pensamiento, en el cual el autor desarrolla cuan
extensamente quiera sus ideas alrededor de un
tema. Es uno de los textos más personales, pero
no por ello carente de valor científico. La mayor o
menor cientificidad del texto dependerá del grado
de profundidad y veracidad alcanzado. La
profundidad teórica es una consecuencia de un
vasto análisis de los factores que intervienen en
la definición de un fenómeno. Cabe añadir que
toda reflexión nos conduce a la producción de un
conocimiento nuevo particular, evidente en, por lo
menos, una conclusión y en la conciencia acerca
de una serie de argumentos.
Ámbito político
Tomemos el primer artículo de la Constitución
Política de la República de Colombia: "Colombia
es un Estado social de derecho, organizado en
forma de república unitaria, descentralizada, con
autonomía de sus entidades territoriales,
democrática, participativa y pluralista, fundada en
el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y
la solidaridad de las personas que la integran y
en la prevalencia del interés general".
Sin ir más lejos, tomemos solo la primera
oración, en negrilla, y examinémosla. Un estado
social de derecho es aquel que garantiza el
cumplimiento de todos los derechos y deberes de
la población que lo conforma. Revisemos algunos
titulares y subtitulares de noticias que ilustran el
incumplimiento del derecho a la vida, honra y
dignidad, el derecho a la educación, al desarrollo
integral, y a un trato digno.
Ámbito moral
Tomemos un fragmento de Mateo 23, en el
Nuevo testamento de la Biblia de América y
reflexionemos sobre ellos:
“Denuncia de la hipocresía.
¡Ay de ustedes, maestros de la ley y
fariseos hipócritas, que parecen sepulcros
blanqueados: por fuera su apariencia es
hermosa, pero por dentro están llenos de
huesos de muerto y podredumbre!”.
Muchos años después de mostrarse
como un gobierno honorable, los medios de
comunicación de todo el mundo empiezan a
difundir una información que para muchos,
especialmente para los afectados, siempre
ha sido vox populi:
“Chile reconoce a más de 40.000
víctimas de la dictadura de Pinochet” (El
país, 20 de agosto de 2011).
Así como en Chile, a lo largo de toda
América Latina tenemos varios casos similares
de gobiernos que se han presentado como
proyectos democráticos, esto es, como estados
sociales de derecho, cuyo único interés es el
bienestar popular. No obstante, con el paso del
tiempo, se ha descubierto que eran defensores
de intereses particulares, que engañaron a su
pueblo y castigaron a todos aquellos que les
demandaron justicia social.
Ámbito educativo
Partamos de la siguiente premisa: un sistema
educativo en el cual “la lógica de la acción
(praxis) se articula con la del conocimiento
(logos); y la clásica oposición entre teórico y
práctico se transforma en una
complementariedad dialéctica entre saberes y
saberes de la acción, favoreciendo un
movimiento en espiral entre lo vivido, la práctica
y el pensamiento, que termina haciendo de esa
práctica una praxis” (Juliao Vargas, 2011), es un
modelo pertinente para la construcción de un
conocimiento coherente con las necesidades
humanas y sociales. De lo contrario, es un
conocimiento que no repercute en todos los
órdenes de la vida humana.
El modelo educativo colombiano parece tener
unas fallas importantes al respecto, si como dice
este titular de Semana: Colombia, en el último
lugar de las pruebas de educación (Semana, 1
de abril de 2014). Además, se afirma en tal
artículo:
Colombia está en el último lugar de las
pruebas de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE), que midieron la habilidad de 85.000
estudiantes de 15 años, 9.000 de ellos
colombianos, para resolver problemas de la
vida real con los que no están familiarizados.
Esto quiere decir que en tal modelo no hay
relación entre el conocimiento que se ha
impartido en nuestro país, de carácter
predominantemente disciplinar, y la aplicación del
mismo a las vidas de los estudiantes. De tal
manera, que el conocimiento aprendido no se
basa en la filo-sofía, o lo mismo, en un vínculo
empático necesario con ella, sino que por el
contrario es un conocimiento arbitrario, es decir,
impuesto, y, por lo mismo, carente de
importancia, repercusión y aplicabilidad.
En los ejemplos vemos como la validez o el
valor de verdad son categorías muy cercanas.
Ambas requieren de la correspondencia entre
una realidad y un conjunto de afirmaciones que
conforman la teoría correspondiente. En los
ámbitos examinados su carácter de verdad se
evalúa por el reconocimiento social y la
aplicabilidad de la teoría. En síntesis, son una
evidencia de que toda nuestra producción
académica, nuestro discurso cotidiano y nuestro
actuar están llenos de vacíos semánticos,
inconsistencias y contradicciones.
En conclusión, solo “una concepción racional
dialéctica del entendimiento, de la forma y de la
identidad” (Lefebvre, 1970: 153), puede ser la
base sobre la cual se asiente un pensamiento y
un conocimiento coherentes. Sin embargo, cabe
tener presente que los procesos de pensamiento
y de producción de conocimiento suelen contar
con varios factores que impiden tal entendimiento
objetivo de la realidad: la perspectiva de estudio
del investigador relativa al tiempo, al lugar y al
modo, sus prejuicios como investigador y
persona, sus intereses personales, sus
emociones, entre otros. Por lo tanto, “es
necesario adquirir una comprensión concreta del
objeto como un sistema integral, no como
fragmentos aislados; con todas sus
interconexiones necesarias, no fuera de su
contexto, como una mariposa clavada en el panel
de un coleccionista; en su vida y movimiento, no
como algo estático y sin vida.” (Woods y Grant,
1995: 38), si el objetivo es construir nuestra vida
como individuos y como sociedad sobre las
bases de unos conocimientos, unos discursos y
unas acciones coherentes entre sí.
Referencias