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La cultura desempeña un papel fundamental en la vida humana como mecanismo de control. A través de la cultura, los individuos renuncian a ciertas libertades para beneficio de la comunidad, pero esto también puede generar insatisfacción y malestar. La cultura permite la inhibición de impulsos negativos pero, si no se dirigen de forma adecuada, pueden causar neurosis o sentimientos como la culpa.
La cultura desempeña un papel fundamental en la vida humana como mecanismo de control. A través de la cultura, los individuos renuncian a ciertas libertades para beneficio de la comunidad, pero esto también puede generar insatisfacción y malestar. La cultura permite la inhibición de impulsos negativos pero, si no se dirigen de forma adecuada, pueden causar neurosis o sentimientos como la culpa.
La cultura desempeña un papel fundamental en la vida humana como mecanismo de control. A través de la cultura, los individuos renuncian a ciertas libertades para beneficio de la comunidad, pero esto también puede generar insatisfacción y malestar. La cultura permite la inhibición de impulsos negativos pero, si no se dirigen de forma adecuada, pueden causar neurosis o sentimientos como la culpa.
La cultura ha sido estudiada desde diferentes enfoques y perspectivas, uno de
estos es el Freudiano el cual considera que está tiene un papel fundamental en la vida del ser humano pues actúa como mecanismo de organización brindando orden y sentido a la convivencia mediante el establecimiento de normas, además también tiene una función de control, pues mediante estas se consigue no solo una cierta igualdad entre los miembros de la comunidad sino que así mismo se logra una represión de los impulsos del individuo en aras del bienestar colectivo. A partir de lo anterior puede entenderse que la cultura cumple el papel de regulador entre el individuo y la comunidad, en donde mediante la limitación de ciertas libertades individuales el grupo o la comunidad llegara a su desarrollo pleno.
Teniendo en cuenta lo anterior, pude establecerse que la cultura permite la
inhibición de impulsos negativos como la agresividad, sin embargo, esto puede traer consecuencias poco favorables para el individuo, ya que cuando dicho impulso o pulsión no es dirigida de forma productiva o adecuada hacia otro objetivo puede presentarse lo que desde el psicoanálisis es conocido como neurosis, para el psicoanálisis toda represión del impulso sexual trae consigo una “enfermedad” la cual puede tener una manifestación física o psíquica, por otra parte, al presentarse una poca satisfacción de los deseos del ser como individuo puede presentarse un desajuste entre lo que el individuo espera y lo que obtiene o recibe de la comunidad, dado que el fin último del ser humano es la felicidad siendo esta la razón real por la que el ser renuncia a la satisfacción inmediata del deseo. Cuando se presentan impulsos negativos como la agresividad y este no es tratado de forma adecuada este impulso se transforma en auto-castigo, trayendo consigo un sentimiento de culpabilidad, siempre vigilante.
Por lo anterior, la cultura como mecanismo de control parte de las creencias,
valores y expectativas compartidas, a partir de los cuales se dan acuerdos sobre las conductas y actitudes apropiadas para actividades y situaciones que son menos rutinarias y predecibles y que requieren más creatividad e innovación, y por lo tanto autonomía y flexibilidad, aunque paradójicamente, se presenta una conformación entre las personas que comparten ese conjunto común de valores, creencias y expectativas, Sin embargo, hay que enfatizar que para que la cultura se constituya en un sistema de control de actitudes y conductas, es necesario que se dé el consenso y la aprobación entre todos los miembros de una comunidad.
Según Bonfil (1988) el control cultural es el sistema según el cual se ejerce la
capacidad social de decisión sobre los elementos culturales. Los elementos culturales son todos los componentes de una cultura que resulta necesario poner en juego para realizar todas y cada una de las acciones sociales: mantener la vida cotidiana, satisfacer necesidades, definir y solventar problemas, formular y tratar de cumplir aspiraciones. Para cualquiera de estas acciones es indispensable la concurrencia de elementos culturales de diversas clases, adecuados a la naturaleza y al propósito de cada acción. Lo anterior hace referencia a lo que Freud denomino como el malestar en la cultura, el autor planteaba que existe un antagonismo entre las exigencias pulsionales y las restricciones impuestas por la cultura. Es decir, una contradicción entre la cultura y las pulsiones donde rige lo siguiente mientras la cultura intenta instaurar unidades sociales cada vez mayores, restringe para ello el despliegue y la satisfacción de las pulsiones sexuales y agresivas, transformando una parte de la pulsión agresiva en sentimiento de culpa. Por eso, la cultura genera insatisfacción y sufrimiento. Mientras más se desarrolla la cultura, más crece el malestar. Cabe mencionar que dicho desarrollo cultura no hace referencia al desarrollo mental, espiritual o ético de los miembros del grupos, sino que alude al desarrollo de económico de la comunidad a través del establecimiento de instituciones que permitan dicho y a la vez ejerza una función de control imponiendo un pesado tributo tanto a la sexualidad como a la agresividad, a cambio de un poco de seguridad o al menos la sensación de tenerla.
Este sentimiento de seguridad surge de las representaciones sociales que se ha
formado la comunidad a través de las diferentes experiencias que ha tenido a lo largo de su formación y configuración, Las representaciones colectivas son diferentes de una sociedad a otra, precisamente porque son resultado de una larga acumulación que ocurre en un universo social delimitado y continuo a lo largo de un tiempo. De ahí que las representaciones colectivas siempre formen parte de una cultura específica y que la identidad étnica, Bonfil G (1988). En las culturas actuales dicho malestar se ve intensificado por los estilos de vida que se tienen en donde el trabajo y los costos de vida traen como consecuencia una intensificación del sentimiento de culpa y de frustración al no poder hacer lo que se quiere y tener que invertir todo o la mayor del tiempo y la energía en actividades que no generan ningún tipo de satisfacción sino todo lo contrario, haciendo que la felicidad sea algo imposible de alcanzar.
Según Cortés (1999) La búsqueda de la felicidad ha sido para el hombre, desde
tiempos inmemorables, un tema de reflexión. Aristóteles presenta en la "Ética Nicomaquea" toda una argumentación filosófica referente al bien o fin último al que, por su naturaleza, tiende el hombre: la felicidad. Cabe agregar aquí el caso interesante de que la felicidad de la vida se busque ante todo en el goce de la belleza, dondequiera sea accesible a nuestros sentidos y a nuestro juicio: ya se trate de la belleza en las formas y los gestos humanos, y en los objetos de la Naturaleza, los paisajes, o en las creaciones artísticas y aun científicas. Esta orientación estética de la finalidad vital nos protege escasamente contra los sufrimientos inminentes, pero puede indemnizarnos por muchos pesares sufridos.
De lo anterior puede concluirse que, la cultura desempeña un rol de control del
individuo pues a través de esta el ser humano se ve sometido y coartado a cumplir unos objetivos o propósitos que han establecido la mayoría de los integrantes de la comunidad, trayendo como consecuencia que el individuo de renunciar a su individualidad y adaptarse al contexto en el que se desarrolla o se encuentra inmerso. Sin embargo, esto no sucede de manera abrupta o de un día para otro es un proceso de persuasión en el que ser se ve sumergido de forma inconsciente, un ejemplo de esto son las estrategias de consumo como lo expresa Roiz (2002), La cualidad persuasora se va manifestando en la primicia del consumo y por consiguiente en el ciudadano consumidor, el omnímodo poder de los medios, la situación de la opinión pública, la publicidad seductora, la industria cultural, la del espectáculo, etc. Son mecanismos creados con el fin de vender al individuo una idea o un ideal de felicidad que es posible de conseguir estando en comunidad, por ejemplo, siendo un miembro reconocido de ella, pero para ello debe renunciar a conseguirla de forma inmediata.
Conclusión o reflexión personal:
Luego de leer el Malestar en la cultura de S. Freud, considero que la apreciación
del autor acerca de la cultura en algunas ocasiones puede verse manifestada en el trabajo en comunidad en donde en muchas ocasiones se encuentran individuos que trabajan y entregan todo lo que tienen por el bien mayoritario o por el contrario se encuentran individuos que han decidido aislarse y procurar su bienestar obteniendo cosas que solamente le generen placer a su ser. Por otra parte, desde el punto de vista de la psicología la comunidad podría como considerarse como un mecanismo que le permite a un grupo de individuos estar en constante transformación y evolución, que en su interrelación generan pertenencia, identidad social y conciencia de sí como comunidad; lo cual los fortalece como unidad y potencialidad social. Este grupo social y dinámico comparte problemas, intereses en un tiempo y espacio determinado, haciendo realidad y vida cotidiana. Según algunos autores lo que caracteriza la comunidad es la cohesión, la solidaridad, el conocimiento, el trato entre sus integrantes y las formas de organización específicas que éstos adoptan, lo que permitiría que los interésese individuales a los que se renuncian sean remplazados por otros nuevos que al momento de ser satisfechos generen el mismo gusto o placer que aquellos a los que se renunciaron.
Área de: Comunidad, pensamiento y cultura. REFERENCIAS
Bonfil G (1988), La Teoría Del Control Cultural En El Estudio De Procesos Étnicos,
Anuario Antropológico/86 (Editora Universldade de Brasilia/Tempo Brasileiro) 1988: 13-53. Recuperado de http://ciesas.edu.mx/Publicaciones/Clasicos/articulos/TeoriadelControl.pdf
Cortés N (1999), comentario a un fragmento de "el malestar en la Cultura" de
sigmund Freud, Affectio Societatis Nº 3, enero 1999. Disponible en http://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/affectiosocietatis/article/view File/5421/4774
Roiz (2002), La sociedad persuasora. Control cultural y comunicación de masas,
Paidos, Barcelona Disponible en file:///C:/Users/BrigittePaola/Downloads/Dialnet- MiguelRoizLaSociedadPersuasoraControlCulturalYComu-1973778.pdf