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LA CULTURA COMO MECANISMO DE CONTROL

La cultura ha sido estudiada desde diferentes enfoques y perspectivas, uno de


estos es el Freudiano el cual considera que está tiene un papel fundamental en la
vida del ser humano pues actúa como mecanismo de organización brindando
orden y sentido a la convivencia mediante el establecimiento de normas, además
también tiene una función de control, pues mediante estas se consigue no solo
una cierta igualdad entre los miembros de la comunidad sino que así mismo se
logra una represión de los impulsos del individuo en aras del bienestar colectivo. A
partir de lo anterior puede entenderse que la cultura cumple el papel de regulador
entre el individuo y la comunidad, en donde mediante la limitación de ciertas
libertades individuales el grupo o la comunidad llegara a su desarrollo pleno.

Teniendo en cuenta lo anterior, pude establecerse que la cultura permite la


inhibición de impulsos negativos como la agresividad, sin embargo, esto puede
traer consecuencias poco favorables para el individuo, ya que cuando dicho
impulso o pulsión no es dirigida de forma productiva o adecuada hacia otro
objetivo puede presentarse lo que desde el psicoanálisis es conocido como
neurosis, para el psicoanálisis toda represión del impulso sexual trae consigo una
“enfermedad” la cual puede tener una manifestación física o psíquica, por otra
parte, al presentarse una poca satisfacción de los deseos del ser como individuo
puede presentarse un desajuste entre lo que el individuo espera y lo que obtiene o
recibe de la comunidad, dado que el fin último del ser humano es la felicidad
siendo esta la razón real por la que el ser renuncia a la satisfacción inmediata del
deseo. Cuando se presentan impulsos negativos como la agresividad y este no es
tratado de forma adecuada este impulso se transforma en auto-castigo, trayendo
consigo un sentimiento de culpabilidad, siempre vigilante.

Por lo anterior, la cultura como mecanismo de control parte de las creencias,


valores y expectativas compartidas, a partir de los cuales se dan acuerdos sobre
las conductas y actitudes apropiadas para actividades y situaciones que son
menos rutinarias y predecibles y que requieren más creatividad e innovación, y por
lo tanto autonomía y flexibilidad, aunque paradójicamente, se presenta una
conformación entre las personas que comparten ese conjunto común de valores,
creencias y expectativas, Sin embargo, hay que enfatizar que para que la cultura
se constituya en un sistema de control de actitudes y conductas, es necesario que
se dé el consenso y la aprobación entre todos los miembros de una comunidad.

Según Bonfil (1988) el control cultural es el sistema según el cual se ejerce la


capacidad social de decisión sobre los elementos culturales. Los elementos
culturales son todos los componentes de una cultura que resulta necesario poner
en juego para realizar todas y cada una de las acciones sociales: mantener la
vida cotidiana, satisfacer necesidades, definir y solventar problemas, formular y
tratar de cumplir aspiraciones. Para cualquiera de estas acciones es indispensable
la concurrencia de elementos culturales de diversas clases, adecuados a la
naturaleza y al propósito de cada acción.
Lo anterior hace referencia a lo que Freud denomino como el malestar en la
cultura, el autor planteaba que existe un antagonismo entre las exigencias
pulsionales y las restricciones impuestas por la cultura. Es decir, una contradicción
entre la cultura y las pulsiones donde rige lo siguiente mientras la cultura intenta
instaurar unidades sociales cada vez mayores, restringe para ello el despliegue y
la satisfacción de las pulsiones sexuales y agresivas, transformando una parte de
la pulsión agresiva en sentimiento de culpa. Por eso, la cultura genera
insatisfacción y sufrimiento. Mientras más se desarrolla la cultura, más crece el
malestar. Cabe mencionar que dicho desarrollo cultura no hace referencia al
desarrollo mental, espiritual o ético de los miembros del grupos, sino que alude al
desarrollo de económico de la comunidad a través del establecimiento de
instituciones que permitan dicho y a la vez ejerza una función de control
imponiendo un pesado tributo tanto a la sexualidad como a la agresividad, a
cambio de un poco de seguridad o al menos la sensación de tenerla.

Este sentimiento de seguridad surge de las representaciones sociales que se ha


formado la comunidad a través de las diferentes experiencias que ha tenido a lo
largo de su formación y configuración, Las representaciones colectivas son
diferentes de una sociedad a otra, precisamente porque son resultado de una
larga acumulación que ocurre en un universo social delimitado y continuo a lo
largo de un tiempo. De ahí que las representaciones colectivas siempre formen
parte de una cultura específica y que la identidad étnica, Bonfil G (1988). En las
culturas actuales dicho malestar se ve intensificado por los estilos de vida que se
tienen en donde el trabajo y los costos de vida traen como consecuencia una
intensificación del sentimiento de culpa y de frustración al no poder hacer lo que
se quiere y tener que invertir todo o la mayor del tiempo y la energía en
actividades que no generan ningún tipo de satisfacción sino todo lo contrario,
haciendo que la felicidad sea algo imposible de alcanzar.

Según Cortés (1999) La búsqueda de la felicidad ha sido para el hombre, desde


tiempos inmemorables, un tema de reflexión. Aristóteles presenta en la "Ética
Nicomaquea" toda una argumentación filosófica referente al bien o fin último al
que, por su naturaleza, tiende el hombre: la felicidad. Cabe agregar aquí el caso
interesante de que la felicidad de la vida se busque ante todo en el goce de la
belleza, dondequiera sea accesible a nuestros sentidos y a nuestro juicio: ya se
trate de la belleza en las formas y los gestos humanos, y en los objetos de la
Naturaleza, los paisajes, o en las creaciones artísticas y aun científicas. Esta
orientación estética de la finalidad vital nos protege escasamente contra los
sufrimientos inminentes, pero puede indemnizarnos por muchos pesares sufridos.

De lo anterior puede concluirse que, la cultura desempeña un rol de control del


individuo pues a través de esta el ser humano se ve sometido y coartado a cumplir
unos objetivos o propósitos que han establecido la mayoría de los integrantes de
la comunidad, trayendo como consecuencia que el individuo de renunciar a su
individualidad y adaptarse al contexto en el que se desarrolla o se encuentra
inmerso. Sin embargo, esto no sucede de manera abrupta o de un día para otro es
un proceso de persuasión en el que ser se ve sumergido de forma inconsciente,
un ejemplo de esto son las estrategias de consumo como lo expresa Roiz (2002),
La cualidad persuasora se va manifestando en la primicia del consumo y por
consiguiente en el ciudadano consumidor, el omnímodo poder de los medios, la
situación de la opinión pública, la publicidad seductora, la industria cultural, la del
espectáculo, etc. Son mecanismos creados con el fin de vender al individuo una
idea o un ideal de felicidad que es posible de conseguir estando en comunidad,
por ejemplo, siendo un miembro reconocido de ella, pero para ello debe renunciar
a conseguirla de forma inmediata.

Conclusión o reflexión personal:

Luego de leer el Malestar en la cultura de S. Freud, considero que la apreciación


del autor acerca de la cultura en algunas ocasiones puede verse manifestada en el
trabajo en comunidad en donde en muchas ocasiones se encuentran individuos
que trabajan y entregan todo lo que tienen por el bien mayoritario o por el contrario
se encuentran individuos que han decidido aislarse y procurar su bienestar
obteniendo cosas que solamente le generen placer a su ser. Por otra parte, desde
el punto de vista de la psicología la comunidad podría como considerarse como un
mecanismo que le permite a un grupo de individuos estar en constante
transformación y evolución, que en su interrelación generan pertenencia, identidad
social y conciencia de sí como comunidad; lo cual los fortalece como unidad y
potencialidad social. Este grupo social y dinámico comparte problemas, intereses
en un tiempo y espacio determinado, haciendo realidad y vida cotidiana. Según
algunos autores lo que caracteriza la comunidad es la cohesión, la solidaridad, el
conocimiento, el trato entre sus integrantes y las formas de organización
específicas que éstos adoptan, lo que permitiría que los interésese individuales a
los que se renuncian sean remplazados por otros nuevos que al momento de ser
satisfechos generen el mismo gusto o placer que aquellos a los que se
renunciaron.

Presentado por:
Brigitte Paola Rodríguez Murillo
Código. 1082896899

Tutor: Cristian Useche


Área de: Comunidad, pensamiento y cultura.
REFERENCIAS

Bonfil G (1988), La Teoría Del Control Cultural En El Estudio De Procesos Étnicos,


Anuario Antropológico/86 (Editora Universldade de Brasilia/Tempo Brasileiro)
1988: 13-53. Recuperado de
http://ciesas.edu.mx/Publicaciones/Clasicos/articulos/TeoriadelControl.pdf

Cortés N (1999), comentario a un fragmento de "el malestar en la Cultura" de


sigmund Freud, Affectio Societatis Nº 3, enero 1999. Disponible en
http://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/affectiosocietatis/article/view
File/5421/4774

Roiz (2002), La sociedad persuasora. Control cultural y comunicación de masas,


Paidos, Barcelona Disponible en file:///C:/Users/BrigittePaola/Downloads/Dialnet-
MiguelRoizLaSociedadPersuasoraControlCulturalYComu-1973778.pdf

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