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Universidad de Santiago de Chile.

Facultad de Humanidades.
Escuela de Psicología.
Ayudantía Psicología Social Contemporánea.

Paul Ricoeur y Theodor Adorno: La crítica de la hermenéutica


y la defensa del ensayo.

Estudiante: Francisco Echenique.


Profesor ayudante: Daniel Román.
Fecha: Junio, 2016.
Ricoeur (2002) dice que la hermenéutica se refiere a las reglas que se requieren para la
interpretación de los documentos escritos por nuestra cultura. De esta forma su hipótesis, será
referida a que si la interpretación de textos plantea problemas por el hecho de ser textos y no el
lenguaje hablado, donde tales problemas lo constituye la hermenéutica como tal, se puede decir
que las ciencias humanas son hermenéuticas, en la medida que su objeto (de estudio) revela
algunos rasgos constitutivos del texto como tal, y en la medida en que su metodología
desarrolla la misma clase de procedimientos que de la Auslegung (interpretación de los textos)
(Ricoeur, 2002, p.169).

Para este autor, la hermenéutica coloca la tarea interpretativa en tres sectores: el sentido
de las expresiones lingüísticas, la reducción de la ilusión y la reflexión. (Ricoeur, 2002) Para
desarrollar esta idea, en primer lugar, ubica las investigaciones “filosóficas” (que en realidad
están referidas al trabajo de las ciencias sociales en el campo del lenguaje) (Ricoeur, 2002) y
se refiere a Freud particularmente en las obras de éste referidas a la cultura (Ricoeur, 2001).
Entonces según Ricoeur (2002) lenguaje y cultura remiten entonces a lenguaje y semántica, y
más propiamente a actos de habla y sentido. De manera adicional asume, a partir de la
hermenéutica heredada de la Teología, que el campo de la aquélla es de hecho el texto:
“entenderemos siempre por hermenéutica la teoría de las reglas que presiden una exégesis; es
decir, la interpretación de un texto singular o de un conjunto de signos susceptible de ser
considerado como un texto” (Ricoeur, 2001, p.11).

A su vez propone el modelo del texto y la dialéctica entre el explicar y el comprender


(Lorenzo, 2012). Esto le permite encontrar cierta objetividad al distanciarse de la
intencionalidad del autor que produjo el texto o la acción. Anticipándonos brevemente al
análisis, se puede decir que por medio de este modelo Ricoeur (2002) busca superar tanto el
carácter psicológico de la comprensión que apunta a la reproducción (Nachbildung) de las
vivencias- como las limitaciones del modelo estructuralista -que entiende al texto como una
unidad cerrada con un ordenamiento propio que posibilita la explicación autónoma (Ricoeur,
1970) . El modelo del texto de este autor consiste en una reconciliación de ambos dentro de una
semántica profunda que apunte a las referencias no ostensivas, a las manifestaciones de un
Welt (mundo) que no es Umwelt (situación) (Ricoeur, 2002, pp. 193-194)

El modelo del texto presupone considerar a la acción significativa como texto. Toda
teoría de la acción sólo es posible cuando ésta se encuentra objetivada en las fijaciones que la
escritura produce, permitiendo encontrar las configuraciones dadas gracias a las conexiones
internas de la acción (Ricoeur, 2002, p. 176). Esta teoría de la acción como texto encuentra
significados dados en la locución de las proposiciones, en el plano ilocutorio de los tipos
ideales (lo dicho y no en el decir) (Ricoeur, 2002, p. 172).

El texto es un discurso fijado por la escritura que establece la función del


distanciamiento (Ricoeur, 1970). Para clarificar esto, Ricoeur procede a diferenciar, en primera
instancia, el lenguaje del discurso (Ricoeur, 2002, p.171). El discurso escrito está mediado por
el distanciamiento dado entre el autor y el lector, lo cual genera el contacto entre proyectos de
mundos diferentes -contacto entre múltiples interlocutores (Ricoeur, 2002, p.174). Téngase
presente que el texto no se dirige a nadie en especial, está habilitado para ser leído por todo
aquel que sepa leer y esté dispuesto a leerlo (Ricoeur, 2002, p.173). La acción se despega así
de las referencias ostensivas a través del mundo de los significados y de las referencias no
ostensivas (Ricoeur, 2002, p.174). Las referencias ostensivas son el conjunto de relaciones
dialógicas con el autor, que buscan mostrar espacio-temporalmente el vínculo con el autor y su
contexto (referencias situacionales) (Ricoeur, 2002, p. 174). Las referencias no ostensivas
son aquellas que trascienden el vínculo espacio-temporal al desligarse del autor (Ricoeur,
2002, p.174), en sí, son las referencias no situacionales que liberan al texto de las amarras que
lo atan a su autor (Ricoeur, 2002, p.174). De esta forma para Ricoeur (2002) el texto revela su
mundo se abre así a múltiples interpretaciones y significados.

Es en este contexto donde Ricoeur establece la dialéctica explicación comprensión


como un ida y vuelta entre ambas, donde se aprecia la dimensión ontológica operante que abre
proyectos de mundo (Ricoeur, 2002, p. 181). La dialéctica de la lectura –dada dentro de la
acción significativa- es una operación hermenéutica que articula la dimensión explicativa y
comprensiva (Lorenzo, 2012). Al caracterizarse por la fijación de los significados, la
disociación de los contenidos mentales del autor, apuntar a las referencias no ostensivas y
habilitar la función del distanciamiento, permite concebir una comprensión despegada del plano
psicológico-solipsista (Ricoeur, 2002, p.180). Su basamento es el mundo significativo -
entendido como una totalidad- al cual es posible acceder por medio del círculo hermenéutico
(Ricoeur, 2002, p.181). Según esto admite que se le incorpore positivamente la explicación, así,
busca incorporar la explicación al modelo hermenéutico dejando de lado esa tendencia a
equipararla exclusivamente con el modelo científico-natural (Ricoeur, 2002, p.181).
Si en definitiva se considera, de acuerdo a Ricoeur (2002), a la hermenéutica como el
modelo científico de las ciencias sociales de la interpretación de los textos, entenderíamos que
el ensayo de acuerdo a Adorno (2003) no marca este distanciamiento entre autor y su obra
como tal (referencia ostensiva), dejaría de lado este exceso de objetividad frente a la
producción literaria oficial. Es por esto que cabe preguntar ¿Por qué la hermenéutica como
ciencia? ¿Cuál es el fin?

La crítica a la objetividad del purismo científico se hace válida y más en estos tiempos,
es innecesario de parte del ensayo querer asemejarse siquiera a un estudio riguroso científico,
menos buscará tener una metodología que sea transversal a las ciencias sociales, por lo cual la
separación entre el arte y la ciencia es irreversible (Adorno, 2003, p. 15). Frente a esto es clara
la actitud del ensayo, ya que no obedece a la regla del juego y de la teoría organizadas, de la
cual el orden de las cosas es el mismo orden de las ideas (Adorno, 2003, p. 19). De esta forma
el ensayo no busca una construcción cerrada, deductiva o inductiva. Se yergue contra toda
doctrina, pero a su vez retrocede frente al dogma y en este sentido, la hermenéutica y hacer
ensayos sobre esta como Ricoeur en: “Del texto a la acción” (2002), sería una contradicción,
producto a que en sí misma no puede plantearse como una verdad tradicional (Adornos, 2003,
p.21).

El ensayo, según Adorno (2003), niega la definición de sus conceptos, entonces no hay
necesidad de definir, esquematizar y crear un modelo de hermenéutica, en base a un ensayo,
como lo hace Ricoeur. El ensayo de esta forma asume su proceder anti sistemático e introduce
conceptos sin ceremonias, inmediatamente, tal como los concibe y recibe (Adorno, 2003,
p.22). No se precisan los conceptos por su relaciones recíprocas, pero se apoya en los conceptos
mismos a diferencia de la ciencia que necesita determinar en base a definiciones (Adorno,
2003, p.22). De esta forma la ciencia necesita de la tabula rasa con objeto de consolidar su
pretensión de dominio, de dominar la situación exclusiva (Adorno, 2003, p.22).

Se supone que en el lenguaje que se encuentran todos los principios ya están previamente
concretados (Adorno, 2003, p.22). Con esto el ensayo ayudaría a que el lenguaje en relación a
los conceptos, reflejándolos, tal como ya se encuentran inconsciente en el lenguaje (Adorno,
2003, p.22). Así este proceso fenomenológico no sería real y convertiría en fetiche al lenguaje.
Pero de alguna u otra forma el ensayo se apropia de los conceptos (Adorno, 2003, p.23). Es una
forma de relativizar sus contenidos, genera rupturas con los contenidos, rompe con la linealidad
del discurso, y este, versa sobre la utopía del pensamiento, sabiendo su falibilidad y
provisionalidad (Adorno, 2003, p. 27).

También el ensayo fue desde un comienzo: la forma crítica por excelencia a las formaciones
espirituales, como contraposición al concepto, es así como el ensayo es crítica a la ideología
misma (Adorno, 2003, p. 30). Incluso, si la hermenéutica es dialéctica en el sentido del
lenguaje y el discurso (Ricoeur, 2002), el ensayo mismo es más dialéctico que la dialéctica
misma, ya que no puede jugar a la inmediatez de la verdad, hasta hacerla juicio individual
(Adorno, 2003, p. 30). Es por esto que el ensayo se mueve desde la verdad, que en el caso suyo
es la no verdad, no sería necesario generar método alguno para poder expresar y enjaular
nuestra persona mediante la no ostensividad propuesta por Ricoeur.

Si la hermenéutica en su sentido de Welt (Ricoeur, 2002), busca comprender e


interpretar ese mundo del texto, sería una estrechez, simplemente generar otro método que se
asemeje a las ciencias naturales, aunque no lo quiera hacer, ya que no deriva los principios ni
los infiere de coherentes observaciones particulares; el ensayo solo coordina sus elementos
(Adorno, 2003, p. 35). Pero por sólo querer hacer ciencia de la forma no positivista, no quiere
decir que escape a estas mismas estrecheces, a cometer lo que las ciencias hacen controlando
todo y a todos (Adorno, 2003, p. 35). Es por esto que el ensayo es anacrónico y se desliga de la
tiranía de la definición. Su ley formal es la herejía, en cuento se rebela contra la ortodoxia del
pensamiento haciéndose visible, manteniendo oculto lo que es secreto y su objetivo el fin de la
ortodoxia (Adorno, 2003, p. 36). Y precisamente sería ese un punto a debatir con Ricoeur, a
pesar de que su postura en defensa de la hermenéutica sea en un ensayo ¿Por qué hacerlo de así
si lo que plantea son formas de análisis de textos y modelos para su posterior interpretación?
¿Por qué no hacer un tratado o simplemente un libro?
Referencias:

Adorno, T. (2003). Notas de Literatura: El ensayo como forma. Madrid: Ediciones Akal, pp.11-
36.
Lorenzo, M. (2012). Epistemología y ontología en Paul Ricoeur. El Búho (Asociación Andaluza
de Filosofía), Época II, nº 11, pp. 104-128.

Ricoeur, P. (2002). Del Texto a la Acción. Ensayos de hermenéutica II. México D.F: Fondo de
Cultura Económica, pp. 11-195.

Ricoeur, Paul (2001), “Libro primero: Problemática: Situación de Freud”.


México: Siglo XXI, pp. 7–52.

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