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Facultad de Humanidades.
Escuela de Psicología.
Ayudantía Psicología Social Contemporánea.
Para este autor, la hermenéutica coloca la tarea interpretativa en tres sectores: el sentido
de las expresiones lingüísticas, la reducción de la ilusión y la reflexión. (Ricoeur, 2002) Para
desarrollar esta idea, en primer lugar, ubica las investigaciones “filosóficas” (que en realidad
están referidas al trabajo de las ciencias sociales en el campo del lenguaje) (Ricoeur, 2002) y
se refiere a Freud particularmente en las obras de éste referidas a la cultura (Ricoeur, 2001).
Entonces según Ricoeur (2002) lenguaje y cultura remiten entonces a lenguaje y semántica, y
más propiamente a actos de habla y sentido. De manera adicional asume, a partir de la
hermenéutica heredada de la Teología, que el campo de la aquélla es de hecho el texto:
“entenderemos siempre por hermenéutica la teoría de las reglas que presiden una exégesis; es
decir, la interpretación de un texto singular o de un conjunto de signos susceptible de ser
considerado como un texto” (Ricoeur, 2001, p.11).
El modelo del texto presupone considerar a la acción significativa como texto. Toda
teoría de la acción sólo es posible cuando ésta se encuentra objetivada en las fijaciones que la
escritura produce, permitiendo encontrar las configuraciones dadas gracias a las conexiones
internas de la acción (Ricoeur, 2002, p. 176). Esta teoría de la acción como texto encuentra
significados dados en la locución de las proposiciones, en el plano ilocutorio de los tipos
ideales (lo dicho y no en el decir) (Ricoeur, 2002, p. 172).
La crítica a la objetividad del purismo científico se hace válida y más en estos tiempos,
es innecesario de parte del ensayo querer asemejarse siquiera a un estudio riguroso científico,
menos buscará tener una metodología que sea transversal a las ciencias sociales, por lo cual la
separación entre el arte y la ciencia es irreversible (Adorno, 2003, p. 15). Frente a esto es clara
la actitud del ensayo, ya que no obedece a la regla del juego y de la teoría organizadas, de la
cual el orden de las cosas es el mismo orden de las ideas (Adorno, 2003, p. 19). De esta forma
el ensayo no busca una construcción cerrada, deductiva o inductiva. Se yergue contra toda
doctrina, pero a su vez retrocede frente al dogma y en este sentido, la hermenéutica y hacer
ensayos sobre esta como Ricoeur en: “Del texto a la acción” (2002), sería una contradicción,
producto a que en sí misma no puede plantearse como una verdad tradicional (Adornos, 2003,
p.21).
El ensayo, según Adorno (2003), niega la definición de sus conceptos, entonces no hay
necesidad de definir, esquematizar y crear un modelo de hermenéutica, en base a un ensayo,
como lo hace Ricoeur. El ensayo de esta forma asume su proceder anti sistemático e introduce
conceptos sin ceremonias, inmediatamente, tal como los concibe y recibe (Adorno, 2003,
p.22). No se precisan los conceptos por su relaciones recíprocas, pero se apoya en los conceptos
mismos a diferencia de la ciencia que necesita determinar en base a definiciones (Adorno,
2003, p.22). De esta forma la ciencia necesita de la tabula rasa con objeto de consolidar su
pretensión de dominio, de dominar la situación exclusiva (Adorno, 2003, p.22).
Se supone que en el lenguaje que se encuentran todos los principios ya están previamente
concretados (Adorno, 2003, p.22). Con esto el ensayo ayudaría a que el lenguaje en relación a
los conceptos, reflejándolos, tal como ya se encuentran inconsciente en el lenguaje (Adorno,
2003, p.22). Así este proceso fenomenológico no sería real y convertiría en fetiche al lenguaje.
Pero de alguna u otra forma el ensayo se apropia de los conceptos (Adorno, 2003, p.23). Es una
forma de relativizar sus contenidos, genera rupturas con los contenidos, rompe con la linealidad
del discurso, y este, versa sobre la utopía del pensamiento, sabiendo su falibilidad y
provisionalidad (Adorno, 2003, p. 27).
También el ensayo fue desde un comienzo: la forma crítica por excelencia a las formaciones
espirituales, como contraposición al concepto, es así como el ensayo es crítica a la ideología
misma (Adorno, 2003, p. 30). Incluso, si la hermenéutica es dialéctica en el sentido del
lenguaje y el discurso (Ricoeur, 2002), el ensayo mismo es más dialéctico que la dialéctica
misma, ya que no puede jugar a la inmediatez de la verdad, hasta hacerla juicio individual
(Adorno, 2003, p. 30). Es por esto que el ensayo se mueve desde la verdad, que en el caso suyo
es la no verdad, no sería necesario generar método alguno para poder expresar y enjaular
nuestra persona mediante la no ostensividad propuesta por Ricoeur.
Adorno, T. (2003). Notas de Literatura: El ensayo como forma. Madrid: Ediciones Akal, pp.11-
36.
Lorenzo, M. (2012). Epistemología y ontología en Paul Ricoeur. El Búho (Asociación Andaluza
de Filosofía), Época II, nº 11, pp. 104-128.
Ricoeur, P. (2002). Del Texto a la Acción. Ensayos de hermenéutica II. México D.F: Fondo de
Cultura Económica, pp. 11-195.