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Deribados de la colmena

La cera: es el producto que través de las glándulas cereras producen las abejas
entre su 13 y 18 día de edad. La utilizan para construir los panales sobre los cuales
la reina depositara los huevos y las abejas almacenaran la miel y el polen. También
la ocupan para sellar las celdillas con larvas hasta el momento de nacer. Así como
la miel madura, la materia prima para producir cera es la miel, y las abejas
necesitan consumir de 6 a 7 kg de miel para producir 1 g de cera. El hombre utiliza
la cera para velas, aceite y artesanías en general
La jalea real: consiste en una sustancia que las abejas jóvenes segregan entre los 4
a 12 días de edad para alimentar a las larvas durante sus 3 primeros días y a la
reina durante toda su vida. Las materias primas necesaria para su elaboración son
el polen, la miel y el agua, las cuales al ser consumidas por las abejas se transforma
en jalea real por la acción de las glándulas hipolarìngeas. La jalea es rica en
vitaminas B
Apitoxina: es el veneno producido por las abejas obreras y lo utilizan
exclusivamente como arma de defensa contra animales, insectos, personas y todo
aquello que represente una amenaza al funcionamiento de la colonia.
El polen: es elemento masculino de una flor. Aunque no es un producto elaborado
por las abejas, el polen es de suma importancia para el crecimiento y la
reproducción de la colonia, ya que gracias a él obtienen los elementos necesarios
para formar los músculos, órganos vitales, alas, pelos y reponer los tejidos
desgastados. Es rico en proteínas, lípidos, vitaminas y minerales.
El propóleos: es una especie de resina que las abejas recogen del tronco de
algunos árboles. El propóleos es un producto muy importante para la colmena, ya
que a través de él se aseguran el color y mantienen una perfecta higiene. En
algunos países se utiliza los extractos de propóleos en el campo de la medicina
como cicatrizantes, bactericida y fungicida.

5.5 Composición de la miel


La composición de la miel es uy variable dependiendo de la zona, la flora, condiciones
climáticas etc. Aunque la base común de todos los tipos son los azucares citados (fructosa
y glucosa) en la miel se encuentran más de 150 sustancias.

La miel se compone de los siguientes elementos básicos:

Agua: para que el contenido de agua de una miel sea el adecuado, esta debe
recolectarse cuando la miel se encuentre operculada, es decir, envasada por la
propia abeja. Si la miel se la extrae antes de ser operculada, los niveles de agua son
más alto y crece la posibilidad de fermentación de la miel, pues la humedad es un
componente fundamental para la conservación de la miel. Su cantidad de agua
varía entre 14-19%, y tienen relación directa con el clima y la flora.
Mientras el porcentaje de humedad permanezca por debajo de los 18% nada
podrá crecer en ella. Por encima de este valor pueden aparecer los procesos
fermentativos.
Minerales: aunque la miel contiene ciertas vitaminas y minerales, que no se
encuentran en los azúcares refinados, las cantidades son pequeñas que no tienen
importancia en términos de las necesidades diarios más frecuentes son calcio,
cobre, hierro, magnesio, manganeso, zinc, fosforo y potasio. Están presentes
también alrededor de la mitad de los aminoácidos existentes, ácido orgánico
(ácido acético, ácido cítrico, entre otros) y vitaminas del complejo B, vitaminas C, D
y E. la miel posee todavía una cantidad considerable de antioxidantes (flavonoides
y fenólicos)
Azucares: son los principales componentes de la miel. Tienen una concentración
tan elevada que la mayoría de los microrganismos patógeno no sobreviven. Casi
todos los tipos de miel tienen el mismo contenido en azúcares solo que en
distintas proporciones. Los principales azucares son fructosa (38%), glucosa (31%) y
pequeñas cantidades de sacarosa (1-2%).

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