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Camilo Torres
Siempre las fechas importantes son una excusa para debatir sobre el pasado y, más
que nada, sobre su obstinada insistencia en hacerse presente. A 43 años de su
muerte en combate, la vida del padre Camilo Torres y el lugar que se ha ganado en
la historia nos movilizan a compartir algunas ideas.
Los agitados años `60 fueron preludio e inicio de agudos enfrentamientos entre un
pueblo decidido a luchar por un mundo para todos y las mezquinas clases de “los
saciados” que siempre se preocupan sólo por sumar ladrillos a la torre que los eleva por
sobre nosotros. En el marco de dictaduras cruentas a lo largo y ancho del globo muchos
decidieron que si desde arriba caían balas y bombas, abajo no bastaba con refugiarse
sino que había que disparar balas de libertad. Fue una decisión difícil y triste: todos
sabían que podían caer, pero lo importante era que eso sirviera para que todos nos
levantemos de una vez por todas y marchar el pueblo unido hacia un destino de
felicidad. Cuba daba su mejor ejemplo.
Camilo, el más famoso cura colombiano, llegó a esta misma decisión luego de que la
situación le demostrase que era la única que le quedaba. Se ordenó sacerdote en 1954,
se graduó de sociólogo en 1960. Estaba convencido de que el mejor cristiano no era el
que más rezaba, sino el que más amaba al pueblo. Ese amor no podía ser menos que
acompañar su suerte y forjar junto a él su destino. Y esto lo fue realizando de a poco,
primero desde sus conocimientos decidió acompañar la fundación de la Facultad de
Sociología en 1960 y luego del Movimiento Universitario de Promoción Comunal
(MUNIPROC) con quien desarrolló trabajos de investigación y de acción social en
barrios populares y obreros de Bogotá. Se incorporará posteriormente al Instituto
Colombiano para la Reforma Agraria (INCORA) y la Escuela Superior de
Administración Pública (ESAP). Estos primeros pasos ya le traerán complicaciones con
el Arzobispado que lo distanciará de muchas responsabilidades académicas. En 1965,
encabezando una marcha silenciosa hasta el Cementerio Central en homenaje a un
estudiante caído por la represión, exhorta a los presentes a organizarse para luchar «con
armas iguales» contra las fuerzas del orden. Ese año, planteó una plataforma para un
movimiento de unidad popular, gestando así a la fuerza política “Frente Unido del
pueblo”. A partir de entonces su fama se generaliza y llena plazas realizando actos
políticos contra el Frente Nacional que controló el gobierno entre 1958-1974.
Presionado por el alto clero, en 1965 renuncia a sus compromisos clericales orgánicos
(pero no al sacerdocio). Por entonces hizo contacto con el Ejército de Liberación
Nacional, conformado en 1964, con el que acordó la continuación de la labor política en
las ciudades, y su posterior ingreso a la organización cuando se considerase necesario.
Esto sucedió al año siguiente, el mismo en el que la muerte lo atrape.
*Todas las citas del Che son de El socialismo y el hombre en Cuba, menos la frase final.