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HISTORIA DE LOS TRANSTORNOS MENTALES

Presentado por: Maira Alejandra Ariza

Las explicaciones sobrenaturales de la enfermedad mental dan cuenta de esta a partir de la


postulación de fuerzas misteriosas a las que se consideraron en la antigüedad, causantes
también de las enfermedades físicas. Frente a estas explicaciones surgen procedimientos
encaminados a hacer salir la fuerza maligna del enfermo. A partir de algún tipo de ritual
que involucraba súplicas, sobornos u otro tipo de interacción verbal con el ente demoniaco,
unos procedimientos destacados y consistentes con este tipo de explicaciones fueron el uso
de sangrías y la trepanación es craneana.

Estas últimas con la finalidad de que el espíritu demoniaco tuviera una vía de salida del
cuerpo poseído. En ocasiones resultaba efectiva en tanto que permitía aliviar una presión
ocasionada por hemorragia o tumor. Luego de un período de alrededor de siete siglos en los
que floreció el naturalismo surgido en Grecia, la humanidad sufre un retroceso en la manera
de entender las enfermedades. Vuelven las explicaciones sobrenaturales a imperar tras la
caída del Imperio Romano. Es decir, durante la Edad Media. En ésta se toma como técnica
de curación el exorcismo. De modo que volvía a asumirse que enfermarse dependía de ser
poseído por un demonio. A fines de la Edad Media. Alrededor de 1450. Se extiende como
práctica dirigida por la Iglesia Católica.

La persecución de las brujas consideradas en parte como criminales, en parte como


enfermas y en todo caso, como individuos no deseados en la sociedad de dicha época. Esta
práctica la Inquisición duró hasta aproximadamente 1750. En esta época dominó la creencia
de que los trastornos físicos y mentales eran causados por RUF. Se destaca la obra Malevos
Malefica como un tratado que guiaba la actividad de los clérigos frente a las brujas. Es
decir, cómo se debería proceder con ellas en todo momento. El proceso judicial. Incluyendo
tipos de castigo y tortura. O cómo no caer en sus engaños.

Además del exorcismo como técnicas terapéuticas, se usaron los rezos, la confesión, la
participación en ceremonias religiosas, entre otras. Fueron las mujeres, principalmente las
víctimas de Inquisición, pues en aquella época se implantó, pudiéramos decir, una
satanización de la mujer, una concepción de ésta como causa de la perdición del hombre,
carne débil, ser lujurioso e inferior al hombre.

Aunque la cacería de brujas se dio hasta el siglo XVIII, desde el siglo XVI aparecieron
médicos que consideraron a estas personas como afectadas emocionalmente y cuya
curación se lograba no mediante exorcismos y torturas, sino mediante el uso de hierbas.
Entre éstos se debe mencionar a Paracelso, Agrippa y Wechsler. Dichos autores tenían
posturas intermedias entre lo sobrenatural y lo naturalista, pero la balanza se inclinaba más
hacia lo segundo. Rechazaban, por otra parte, el etiquetar a las personas como grupo. Al
tiempo que se proponía.

Apuntó en nuevas etiquetas como Manía, delirio, consternación y otras. Lo anterior


representó un progreso, aunque las torturas vinieron a ser reemplazadas por técnicas sólo un
poco menos inhumanas. Seguían empleándose las sangrías junto con echarle agua fría al
paciente o hacerlo girar rápidamente.

Después de la Primera Guerra Mundial, y la revolución de las teorías que explicaban la


conducta humano, como el psicoanálisis, y el aporte significativo del cognitivismo a la
explicación de los procesos mentales con la analogía computacional, han ido facilitando el
abordaje actual de los trastornos mentales, el uso y modificación de psicofármacos, es
importante recordar que las secuelas de la guerra no fueron solo económicamente si no a su
vez, en la salud mental de la población y principalmente en los soldados que sobrevivieron
a la guerra, el uso desmesurado de drogas psicotrópicas para mantener altos niveles de
alerta y resistencia en los pelotones y el estrés que genera la guerra, evidenciaron la
necesidad de nuevas soluciones y alternativas para abordar patologías que emergieron de
está crisis de los años 40.

La labor investigativa aún continua pujante para dar respuesta a las nuevas problematicas
del siglo XX.

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