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TRANSICIÓN DE LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA DEL SIGLO XX

PERÍODO GOMECÍSTA
Juan Vicente Gómez Chacón fue un militar y político venezolano, nacido en La
Mulera, estado Táchira, el 24 de julio de 1857 y fallecido el 17 de diciembre de 1935.
Tras tomar el poder de Cipriano Castro en 1908, Gómez gobernó dictatorialmente
hasta su muerte en 1935. Su gobierno, nepótico, autócrata, corrupto y opresivo al
extremo, no permitió oposición a la cual persiguió brutalmente. Irónicamente, esta
característica pavimentó el camino hacia la democracia al acabar con el caudillismo y
el regionalismo todavía reinante en Venezuela a principios de siglo. Este proceso ya
se había iniciado en el gobierno de Antonio Guzmán Blanco.

Como otros dictadores, Gómez mantuvo una ilusión democrática mediante el uso de
títeres presidenciales como Victorino Márquez Bustillos, José Gil Fortoul y Juan
Bautista Pérez, y la manipulación del Congreso, que le permitieron extender su
gobierno hasta el día de su muerte. Así, fue Presidente provisional desde 1908 y
luego Presidente Constitucional para los períodos 1910-1915, 1915-1922, 1922-1929,
y 1929-1936. En cualquier caso, cada vez que se separó de la Presidencia mantuvo el
poder mediante el cargo de Comandante en Jefe del Ejército.

Durante la Primera Guerra Mundial, Gómez mantuvo la neutralidad del país, no


obstante las presiones de los aliados que lo acusaron de progermano, y esta decisión
férrea es la que todavía recuerdan en Venezuela, donde aun le llaman por el título que
le distinguió cuando en vida: El Benemérito.

OBRA

A partir de 1913, Gómez eligió definitivamente como sede de la presidencia de la


República y de la Comandancia del Ejército a la ciudad de Maracay, que entonces era
poco más que un pueblo y se convirtió rápidamente en una ciudad. En esta ciudad
construyó avenidas, parques, hoteles, teatros y edificios para sede de las oficinas
administrativas del Gobierno nacional. Dos ejemplos de la arquitectura gomecista
están en la Plaza de Toros Maestranza César Girón, el Monumento a la Batalla de
Carabobo y el Nuevo Circo de Caracas.

Además, haciendo uso de la numerosa mano de obra que mantenía en las cárceles se
dedicó a crear de la red de carreteras del país, que ayudó a movilizar sus tropas más
fácilmente, pero a la vez cementó la unión de todas las regiones del país con la
construcción de la carretera trasandina entre Caracas y San Cristóbal con una longitud
de 1.529 km; la gran carretera del sur, entre las ciudades de Caracas y San Fernando
de Apure, con una longitud de 490 km; y, la gran carretera oriental, de Caracas a
Ciudad Bolívar con una longitud de 800 km, entre otras.
También introdujo la aviación al país, creó la Escuela de Aviación Militar, la Escuela
Náutica, puso en funcionamiento el correo aéreo, y modernizó las fuerzas armadas
del país.

Entre 1928-1935, Gómez decretó la creación del Banco Obrero y del Banco Agrícola
y Pecuario y promulgó la primera Ley del Trabajo de Venezuela, y a pesar de la
profunda y anecdótica corrupción que lo caracterizó a él y a su familia, para 1930
había logrado pagar la deuda externa e interna del país, tanto por iniciativa propia
como por las obligaciones nacidas del bloqueo europeo. Este trabajo estuvo a cargo
de Román Cárdenas, Ministro de Hacienda de Gómez entre 1913 y 1922.

Irónicamente, Venezuela también floreció culturalmente a pesar de la dictadura.


Muchos de los periódicos venezolanos de hoy en día nacieron cuando Gómez, al
igual que muchas revistas que dejaron prueba de la época, como por ejemplo El Cojo
Ilustrado (1892/1915), La Nación (1910), El Día (1908), Atenas (1908), El Universal
(1909), Alborada (1909), La Vanguardia (1909), Revista Técnica del Ministerio de
Obras Públicas (1911), Cultura (1912) Vida Nueva (1912), Multicolor (1915), Vargas
(1910), Gaceta de los Museos Nacionales (1912), El Nuevo Diario (1913/1935),
Panorama, Cultura Venezolana (1918/1932), De Re Indica (1918), Billiken (1919), El
Heraldo (1922), Tanagra (1922), Fantoches (1920), Élite (1925), La Esfera (1927) y
Válvula (1928).

Otro hecho importante de la época gomecista fue el surgimiento de la radio. Sus


manifestaciones iniciales se dan en 1920, a cargo de Luis Robert Scholtz y Alfredo
Moller, quienes cuentan con el apoyo del coronel Arturo Santana, edecán de José
Vicente Gómez. En 1925 la emisora AYRE obtiene el primer permiso oficial para
realizar transmisiones y en 1926 se constituye la empresa Venezolana de
Radiotelefonía, con importantes miembros del régimen en su junta directiva. A raíz
de los sucesos políticos de 1928 y de la caída en desgracia de José Vicente Gómez,
AYRE es clausurada. El 9 de diciembre de 1930 se inauguran las transmisiones de la
Broadcasting Caracas, que en 1935 se convierte en Radio Caracas. En 1932 se funda
Radiodifusora Venezuela.

La Venezuela gomecista también ve surgir el cine nacional, el cual, en los primeros


años de su historia, se limita a documentales que registran acontecimientos del
momento. En 1913 se realiza el primer largometraje silente, titulado La dama de las
cayenas, versión local del melodrama La dama de las camelias de Alejandro Dumas
hijo, adaptada a la pantalla por Enrique Zimmermann y Lucas Manzano. En 1925
Edgar J. Anzola dirige la novela de Rómulo Gallegos La trepadora y en Barquisimeto
Amábilis Cordero filma una película basada en una obra del hermano Nectario María,
titulada Los milagros de la Divina Pastora.

En 1932 se filma La Venus de nácar, obra, al parecer, muy apreciada por Gómez, y
que se consideró perdida por mucho tiempo hasta que fue restaurada por la
Cinemateca Nacional. La institución cultural más importante fundada durante esta
época es el Ateneo de Caracas, creado el 31 de abril de 1931 e inaugurado el 8 de
agosto del mismo año.

Sin embargo, muchos de los adelantos del gobierno del presidente Gómez son
virtualmente ficticios. Los medios de comunicación, aunque numerosos, son
fuertemente censurados y mientras el país parece industrializarse con la construcción
de fábricas de papel, jabón, telas, velas y la introducción de la ganadera industrial, la
mayoría de estas son propiedad de Gómez o de sus familiares y amigos. De esta
manera solos miembros de su círculo se enriquecen enormemente, especialmente a
partir del momento en que se inicia el otorgamiento concesiones petroleras. Esto fue
en particular detrimento del país, ya que a cambio de fortunas, las leyes que
regulaban la explotación de hidrocarburos eran de la total conveniencia de las
compañías que las explotaban.

ÚLTIMOS AÑOS
El Congreso reeligió a Gómez para el período 1922-1929, y este nombró como
primer vicepresidente a su hermano Juan Crisóstomo Gómez y segundo
vicepresidente a su hijo el general José Vicente Gómez. En esta época ya la salud del
dictador era objeto de rumores, ya que el mismo sufría de la próstata y en diciembre
de 1921, se había salvado de una retención de orina por la intervención del doctor
Adolfo Bueno. Quizás por evitar intrigas, apenas comenzó su periodo, eliminó la
Comandancia en Jefe del Ejército y se la atribuyó al presidente de la República y
permitió su reelección constitucional.

El 30 de junio de 1923 fue asesinado en su cuarto del Palacio de Miraflores Juan


Crisóstomo Gómez. Según la versión oficial, fue asesinado por opositores de Gómez,
pero los rumores indican una lucha interna entre Juan Crisóstomo y José Vicente, lo
que reanuda los comentarios sobre la muerte de Gómez, pero la misma no estaba
cerca. El asesinato nunca se aclaró, y para 1925 José Vicente Gómez se perfilaba
como sucesor de su padre cuando el 7 de abril de 1928, se sublevan 2 cuarteles en
Caracas. La acción fue rápidamente dominada por el gobierno, pero en las
averiguaciones aparece el nombre de José Vicente Gómez. En mayo siguiente, el
presidente Gómez ordena una reforma constitucional y elimina la Vicepresidencia de
la República, para protegerse contra futuras agresiones, establece el asiento del Poder
Ejecutivo en el lugar en donde se hallare el presidente y prohíbe las actividades
comunistas y anarquistas.

En abril de 1929 concluye el período presidencial y Gómez ordena una nueva reforma
constitucional para poder mantenerse en el poder como en 1914, como comandante
en jefe del Ejército mientras un títere hacía de presidente en Caracas. Además la
reforma exigía que el presidente consultara con Gómez los nombramientos de
ministros, la convocatoria del Congreso, la declaratoria de la guerra y la suspensión
de garantías. Cuando la constitución es aprobada, Gómez entonces “recomendó”
como candidato a Juan Bautista Pérez (el entonces presidente de la Corte Federal y de
Casación) y se hace designar comandante en jefe del Ejército. Esta situación se
mantendrá hasta junio de 1931 cuando por conflictos internos en el régimen, Juan
Bautista Pérez se ve obligado a presentar la renuncia de su cargo y se reforma la
constitución nuevamente para fundir de nuevo los cargos de presidente de la
República y de comandante en jefe del Ejército. Entre los problemas de Pérez
estuvieron la recesión económica que sacudió al mundo a partir de 1929 y el choque
con la iglesia católica por el caso del Obispo de Valencia Salvador Montes de Oca.

El 7 de julio de 1931, Juan Vicente Gómez prestó juramento por última vez como
presidente de Venezuela. Para entonces los movimientos en su contra ya se
encontraban organizados, pero todavía subyugados por el férreo régimen. La llamada
Generación del 28, asume posiciones de liderazgo en la política clandestina, que
encuentra oídos en la golpeada población venezolana.

En los últimos años de Gómez, la economía nacional desmejoró la calidad de vida de


la población tanto por el empeño del dictador de pagar la deuda pública para el
centenario de la muerte de Simón Bolívar, como por la recesión económica que
afectó al mundo capitalista a partir de 1929. Sin embargo, el proceso de urbanización
que venía afectando a Caracas desde la creación del Banco Obrero continuó hasta la
muerte de Gómez. Así nacen Catia, Nueva Caracas, el Prado de María y los Jardines
de El Valle. También aparecen urbanizaciones de clase media y alta como San
Agustín, El Conde, Los Caobos, Los Chorros y el Country Club.

En los tres últimos años de la vida de Juan Vicente Gómez abundan los rumores
acerca de su salud. Muchos se atribuyen a propaganda política de la oposición, pero a
partir de 1934 los mismos inocultables. Sin salir de Maracay, Gómez pasa estos días
adquiriendo casas, haciendas, hatos y potreros, mientras en Caracas su gabinete
maneja el gobierno, bajo las férreas órdenes del dictador. A finales de noviembre de
1935 comienzan los rumores en Caracas y Maracay de que Gómez está enfermo
terminal, y aunque no hay comunicados oficiales informando el hecho, ya se sabe que
padece complicaciones vinculadas con la próstata.

Las noticias de su estado de salud tienen consecuencias inmediatas: compras masivas


de dólares, tanto por parte de los bancos como de particulares y de las compañías
petroleras, y la decisión de los ministros del gabinete de abordar el problema de la
sucesión. El 7 de diciembre el ministro de Relaciones Exteriores informa oficialmente
al cuerpo diplomático la delicada salud del presidente. Finalmente, el 15 de diciembre
cae en coma, el ministro de Guerra y Marina, general Eleazar López Contreras, toma
algunas medidas de orden militar para salvaguardar el orden público y el gabinete
redacta un Acta de designación del encargado del poder Ejecutivo, sin fecha, en la
cual se nombra a al mismo López Contreras como nuevo presidente de la República.

Al momento de su muerte de uremia el 17 de diciembre de 1935, su fortuna fue


evaluada en unos Bs. 115.000.000 y en 1936, por decisión confiscatoria del
Congreso, pasó, en su totalidad, al patrimonio nacional.
EL GOBIERNO DE LÓPEZ CONTRERAS Y LA MODERNIZACIÓN DE
LAS FUERZAS ARMADAS

Cuando asume la Presidencia López Contreras, quien viene ejerciendo el Ministerio


de Guerra y Marina, se dirige a los Presidentes de Estados y les indica la necesidad
inaplazable de organizar allí (en los Estados), con elementos activos, esforzados y
conscientes, una Policía Rural a caballo, a pie o en vehículo, a fin de defender y
preservar el hogar venezolano, las garantías individuales y la propiedad.

Para llevar a la práctica la creación de esta Institución Policial de carácter nacional,


cuya misión sería la de salvaguardar el orden público, se hace necesario la
capacitación de recursos humanos idóneos para cumplir estos objetivos. Después de
largas y polémicas conversaciones de cómo estructurar dicho Cuerpo, Don Rufino
Blanco Fombona (poeta, escritor y Diplomático venezolano) le sugiere al General
López Contreras, la idea de crear un Cuerpo semejante a la Guardia Civil Española.

En junio de 1936, los Gobiernos de Venezuela y España, convinieron en que una


misión de este último país viajara a Venezuela para establecer, instruir y poner en
servicio un Cuerpo similar al de la Guardia Civil Española. Estas ideas se
materializan el día 17 de septiembre de 1936, al decretarse la creación de la Escuela
del Servicio Nacional de Seguridad.

Ya el personal fue formado, también los cimientos para la nueva Institución que la
dinámica del país exige, entonces podemos señalar que el Decreto del 17 de
septiembre de 1936 que determinó la creación de la Escuela del Servicio Nacional de
Seguridad, es el que marca la formación del recurso humano, pero el que le da el
carácter legal a la Guardia Nacional es el Decreto del 4 de agosto de 1937. A partir de
este momento la Guardia Nacional adquirió operatividad en todo el territorio
Nacional, haciendo efectivas las tareas que le fueron encomendadas, mantener el
orden público y el resguardo de nuestras fronteras.
DEMOCRACIA MODERNA
La democracia es una doctrina política donde se permite que el pueblo intervenga en
el gobierno. En este tipo de gobierno, el pueblo ejerce su soberanía.

Este sistema de gobierno se consolidó en Venezuela con el derrocamiento de la


última dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez. Duró hasta el 23 de enero de 1958.

Este hecho abrió paso a un régimen provisional que organizó un proceso electoral, en
el cual partidos de diferentes tendencias ideológicas participaron libremente.

En esas elecciones se enfrentaron los siguientes personajes: Rómulo Betancourt


apoyado por Acción Democrática (AD); Wólfgang Larrazábal apoyado por Unión
Republicana Democrática (URD) y el Partido Comunista de Venezuela (PCV); y el
Dr. Rafael Caldera con el apoyo de Comité de Organización Para Electores
Independientes (COPEI). 

El proceso electoral fue ganado por Rómulo Betancourt, siendo por segunda vez
presidente de Venezuela, puesto que en el año de 1945, después del derrocamiento de
Medina Angarita había sido presidente provisional de la República de Venezuela.

También sirvió para elegir un Congreso Constituyente que promulgó la Constitución


de 1961, la cual estuvo vigente hasta 1999. Esta carta magna fue, sin duda, la que
permitió la consolidación institucional de la democracia contemporánea que en
anteriores constituciones sólo se proclamaba como principio.

EL PACTO DE PUNTO FIJO


El 31 de octubre de 1958, en la residencia del Dr. Rafael Caldera, de nombre «Punto
Fijo», se celebró el llamado «Pacto de Punto Fijo», mediante el cual los partidos
Acción Democrática, Copei y URD se comprometían a darle un elevado tono al
debate electoral y a respetar y hacer respetar el resultado de las elecciones.

¿En qué consistió este pacto?

Digamos primero que hubo un pacto anterior, el Pacto de Nueva York, firmado el 20
de enero de 1958 por Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera. Este
acababa de llegar al exilio neoyorquino, luego de haberse asilado en la embajada del
Vaticano en Caracas hasta el 19 de enero de 1958, temiendo un atentado por parte de
los esbirros de Pérez Jiménez. Había permanecido cuatro meses preso (21 de agosto
al 24 de diciembre de 1957). Al llegar a Nueva York fue recibido por los líderes
políticos mencionados y en el Club Atlético firmaron el citado pacto,
comprometiéndose a luchar unidos contra la tiranía. Presentes en Nueva York en el
acto de la firma estuvieron el escritor colombiano Germán Arciniegas y el jefe de
Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado de los Estados Unidos,
Maurice Bergbaum, quien quizás influyó para que en este pacto neoyorkino
discriminaran al partido comunista. Derrocado Pérez Jiménez el 23 de enero,
Betancourt, Villalba y Caldera regresaron al país a organizar sus respectivos partidos.

Ante la proximidad de las elecciones generales de 1958, y luego de dos intentos de


golpe militar, los candidatos presidenciales de los partidos Acción Democrática,
Unión Republicana Democrática (URD) y Copei, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba
y Rafael Caldera, respectivamente, se reunieron en la residencia del candidato
Caldera, la quinta Punto Fijo, en Caracas, el 31 de enero de 1958, para firmar un
compromiso preelectoral. Expresamente se dejó fuera de este acuerdo al Partido
Comunista de Venezuela, pese a que formaba parte de la Junta Patriótica, así como al
Movimiento de Integración Republicana, en cuyo seno había notables personalidades.

Mediante este pacto, los partidos Acción Democrática, Copei y URD se


comprometían a darle un elevado tono al debate electoral y a respetar y hacer respetar
el resultado de las elecciones; a establecer un gobierno de unidad nacional en el cual
cada uno de los partidos signatarios tendría representación equitativa en el gabinete
ejecutivo del que ganare las elecciones y a presentar al país un programa mínimo
común.

EL BIPARTIDISMO
Dentro del Pacto de Punto Fijo, Betancourt siempre alimentó la alianza con los
socialcristianos, acercándose cada vez más a un sistema bipartidista que, finalmente,
se instituyó en Venezuela con el primer traspaso del poder entre un presidente electo
por una tolda política y otro de tolda distinta: Leoni-Caldera.

Los años del bipartidismo en Venezuela comprenden el período que va desde 1968
hasta la segunda elección de Carlos Andrés Pérez, en 1989, fecha en la que el
esquema naufragó.

LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y PROTAGÓNICA


Sistema de gobierno en el que los ciudadanos son sujetos activos y protagonistas de
su propio destino, lo que garantiza que la acción de los Poderes Públicos esté a su
servicio. Es igualmente una nueva forma de relación entre el Estado y los ciudadanos,
en la que la democracia de los partidos es sustituida por la participación protagónica
de la ciudadanía. Nuestra Constitución plantea en el artículo 62, lo siguiente:

"Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar libremente en


los asuntos públicos, directamente o por medio de sus representantes elegidos o
elegidas. La participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la
gestión pública es el medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su
completo desarrollo, tanto individual como colectivo. Es obligación del Estado y
deber de la sociedad facilitar la generación de las condiciones más favorables para
su práctica".

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