Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Gabriel Boschi
llamada ‘Live’ de trece capítulos; cada capítulo sería realizado por un director en
Kramer para que realice uno de ellos (entre los otros convocados figuran, por ejemplo,
Steve Dwoskin, Robert Frank, Thierry Kuntzel, Gary Hill). Thierry Garrel es el
propuesta formal de la serie era un único plano secuencia en video de 60 minutos con
sonido directo. Kramer hacía casi un año que estaba viviendo en Berlín con su mujer
locación el baño del gran departamento en donde estaba instalado gracias a la beca.
vivo, asociado a la televisión, marca la puesta en escena. Más que vivo, es interesante
pensar la idea de directo (rasgo que define a la televisión como tecnología y como
vuelve la matriz del trabajo. En X-Country como en Ruta Uno (en VHS o en 16 mm con
el Nagra esclavizado) tenemos a Paul McIsaac como un mediador de Kramer, tanto de
la palabra como del cuerpo, una construcción del alter ego dentro del marco del
autorretrato. Pero ahora, la novedad es justamente que Kramer está solo en el set. No es
el set de Notre nazi, donde lo rodea el equipo técnico. No es la fiesta de bodas de sus
amigos. No es la Ruta Uno, recorrida por Doc. En realidad, podemos pensar Berlin
10/90 como una trilogía del Hi8, de la cual es la parte del medio. Kramer había hecho
antes, a inicios de 1990, un trabajo con nuevas características dentro de su obra. Todo
surge de un proyecto propuesto por ARTE: una serie de 20 capítulos de 5 minutos cada
uno en donde usara el material descartado de Ruta Uno. En su lugar, hace Dear, Doc:
‘una home movie desde mi sala de edición que también es mi casa’. Esta obra es una
voz sobre las imágenes en un tono más reflexivo, autorreferencial, dejando el evidencia
que los que él hace son imágenes y no capturas de realidad; X-Country finalizaba con la
voz off de Kramer en un modo epistolar (Queridos Melinda y Francisco). Dear Doc es
una carta audiovisual a un personaje ficticio y es una reflexión sobre la imagen y los
procesos de edición a los cuales son expuestas. Contar la historia de Doc es contar la
grabado monitores (video assists y televisores) en el set de Notre nazi. Pero ahora las
dejando de manifiesto todo las alteraciones que sufren las imágenes en el tracking para
imágenes de Ruta Uno, de Doc´s Kingdom, de X-Country (la trilogía de Doc, de alguna
manera) a través de los displays electrónicos de los aparatos de edición, pero también
muchas imágenes inéditas, que incluyen a Doc hablando con el Kramer personaje detrás
de cámara, pero también a McIsaac hablando con Kramer director detrás de cámara.
Muestra así toda la toma, antes y después del comienzo de la actuación, en vez de
desmantelar los mecanismos narrativos, y en tanto Paul es Doc, que es Kramer, los
resuelve en un terreno que tiene que ver más con la inscripción de lo ensayístico y el
autorretrato que con el ‘making of’. También nos encontramos con imágenes grabadas
por el propio Kramer en su nueva casa y, sobre todo, en su sala de edición rodeado de
una imagen de Doc (se graba él mismo frente a cámara) o como un reflejo en los
monitores del lugar, lo preponderante es definitivamente su voz off, que está compuesta
allá incluso de lo que había construido con Doc. Dear, Doc fue rechazada por ARTE y
‘trilogía Hi8’ que prosigue con Berlín 10/90 y lo cierra con las video cartas inéditas a
cuestiones que hacen a Berlín 10/90, que sigue siendo una balance de la situación de la
militancia en el año después de la caída del Muro, pero en donde Kramer se acerca cada
vez más a sí mismo, convirtiendo lo que puede ser una carta en una confesión, en un
balance de vida que incluye la historia de sus padres, hasta ahora jamás abordada,
mezclada con referencias a figuras de la cultura y la política como con hechos
históricos.
el off articulado en un trabajo de paneos y zooms sobre el espacio reducido del set: un
editadas con anterioridad. Kramer se mueve adelante y detrás de cámara con una triple
-la variación de dimensión operada por los paneos y zooms mediante la cámara
emplazada en el baño
-la variación de dimensión inherente a los planos que vemos en el monitor (no es un
cementerio judío)
-la variación de dimensión de los planos anteriores durante el plano secuencia, ya que la
cámara que registra el monitor, a través del zoom, realiza reencuadres, llegando por
están hechas con cámara en mano. La dinámica del cuerpo de Kramer hace que
liminar, en el borde: algún fragmento que entra y sale pulsátilmente; pero estas
voz, que se mantiene igual durante todo el plano secuencia ya que usa un micrófono
voz en tanto off u over (aunque el registro de sonido es sincrónico con la toma). Cuando
Kramer está frente a cámara, lo vemos sentado en una silla, enfrentado su mirada a la
lente del aparato, que también significa el encuentro con la mirada del espectador.
Cuando esta fuera de campo realiza los paneos (la corporeidad muta en movimiento) o
su prótesis. Pero lo más importante es cuando, en plano cerrado, cruza el campo visual
algún fragmento de su cuerpo en los bordes del plano: el espacio generado al espectador
Kramer.
La cámara comienza con el plano detalle del grifo de la bañera; con un tilt down
llega al agua que hay dentro para panear a la izquierda sobre los azulejos de la pared y
paneado siempre hacia la izquierda para, después de 45º, detenerse sobre otro ambiente
en profundidad en donde está el toilette; sigue con el giro hasta quedar perpendicular a
una silla apoyada sobre la pared; aquí Kramer cruza el campo de izquierda a derecha y
viceversa (el cuerpo entra en cuadro de las rodillas para arriba y del pecho hacia abajo);
el paneo continua con otros 90º hasta llegar, con un tilt down al monitor en el piso.
Hasta aquí la voz off de Kramer, casi un susurro, habla sobre la diferencia entre arte y
política a partir de Ezra Pound (sus emisiones radiales para Mussolini) y de la cercanía
lo que se ha vivido en el siglo XX. Escuchamos sus palabras sobre las imágenes recién
día después de la Reunificación. Hay que notar que Kramer habla en off en las imágenes
off. Pero esa encrucijada de la historia también es una encrucijada de los fantasmas de
Kramer, es decir su padre (que en 1933 era un americano judío que estudiaba medicina
de planos de diferentes lugares de Berlín, como el Spree o el Reichstag, lugares por los
que su padre pudo haber caminado cuando se prendía fuego la cúpula del Parlamento
alemán. Y en esos lugares, hoy, aún, quedan los impactos de las balas como huellas de
y la cámara en el baño hace un zoom in sobre las imágenes; esto es algo que Kramer
hará seguido, en especial para trabajar plásticamente la textura electrónica. Del detalle
del monitor, se panea con tilt up a derecha hasta un plano detalle de un barral de metal.
Se vuelve a panear a izquierda con tilt down para recuperar al monitor en un encuadre
menor a la pantalla completa: vemos una serie de planos cerrados del Reichstag y la
Iglesia Memorial del Kaiser Wilhelm (“El código de estos frisos hechos o vueltos a
hacer, para reconocer capas del la historia”, pero también se retorna a la historia del
padre). Primero un zoom in sobre la pantalla que termina en pura textura pixelada;
luego un zoom out hasta recuperar el espacio alrededor del televisor. En el televisor se
está Erika, su mujer, que la graba con planos detalle de su cuerpo (“La pasión, el deseo,
máquina de escribir eléctrica con un texto mecanografiado: “El problema del plano
secuencia es que compresión y yuxtaposición son dos modos de explotar sentidos hacia
un tilt down sobre la pantalla hasta el piso y cuando sube, las imágenes de ese texto dan
paso a las imágenes del cielo de Berlín. Hace zoom in a ese cielo, pero cuando,
consecutivamente, se hace un zoom out, estamos ahora con el cielo en las fotografías
compuesto entre la cámara que grabó las imágenes que vemos en el monitor y la cámara
que graba el monitor: mientras una hace un paneo descendente, la otra opta por uno
ascendente, terminando con una apertura del encuadre con el televisor (ahora esta Erika
preparando un baño) y su entorno (el mismo baño que vemos en el monitor). Con este
militantes estas sentados en el piso hablando sobre los libros políticos que los marcaron
en sus historias personales; la voz off de Kramer calla, pero comienza la voz off de
Kramer en las imágenes con los amigos: él mismo los graba con paneos de uno a otro,
mientras les hace preguntas y comenta las ideas que están exponiendo desde el off de
esas imágenes. Es ahí cuando Kramer vuelve a aparecer en el plano, quedándose parado
tiempo de su cuerpo. Sale de cuadro por izquierda para comenzar a mover la cámara:
zoom in sobre el monitor, paneo hacia derecha con tilt up hasta recuperar el plano de la
silla apoyada en la pared (el monitor fuera de campo): Kramer entra en el cuadro para
sentarse en la silla en plano medio: han pasado 21 minutos del plano secuencia para
poder encontrarnos con él cara a cara (con el audio de la conversación de los amigos
militantes en off). Kramer habla a cámara (en relación al encuentro con estos nuevos
amigos militantes, como hace mucho que no tenía): “Diferentes maneras de volver a
casa. ¡Qué extraña idea! Nunca vine a Berlín y Berlín es volver a casa”. Acá aclara
Kramer, ya frente a cámara en plano medio, que él pensaba usar esa conversación (que
hacer explotar los sentidos a partir de esa situación. Pero la situación que se veía no era
nada comparado con lo que vivíamos. Cada uno traía consigo una carga de historia y
subjetividad. Estas cuatro subjetividades se fusionaban por sobre estos libros. Había
libros cuyo contenido uno podía citar de memoria, pero esto no contaba al lado de lo
que habíamos filtrado de ellos, del rol que habían tenido en las ficciones actuadas por
nosotros. Era un volver a casa, porque no había tenido una conversación sobre algo
compartido como este universo político”. Por otro lado, Kramer empieza a sufrir el
del pensamiento, del hacer explotar los sentidos. Las pausas empiezan a aparecer pero
temas que aborda: el montaje de los pensamientos de Kramer choca con la continuidad
automovilístico que sufre cuando sale de visitar el campo de concentración, “un deseo
vida en Nueva York en los 50’s, los Buddenbrooks, los valores burgueses, Beethoven,
furioso con el puño en la pared del baño es seguido por un silencio de dos minutos
mirando a cámara mientras en off se escucha aún la charla con los amigos alemanes.
Finalmente se levanta y sale de cuadro: un paneo de 45º a izquierda con tilt down hasta
encuadrar el monitor en el piso: ahí están los amigos con los libros en las manos (Marx,
Bobby Seal, Marcusse, Eldriege Cleaver) y Kramer habla en off sobre lo que dicen,
pero en un off desde el baño (no desde el off del registro de esa situación en la cual se
panea sobre los amigos y los libros). Se continúa con un paneo a derecha sobre la pared
(plano detalle de los azulejos) hasta volver a la silla vacía: Kramer habla en off, pero en
izquierdo, después entra en el campo visual (por arriba de las rodillas, por debajo del
pecho) y lo cruza de izquierda a derecha; unos segundos más tarde lo cruza de derecha a
izquierda; más adelante, sus manos entran y salen de cuadro por el borde izquierdo del
cuadro; cruza de nuevo de izquierda a derecha para volver a entrar por derecha y
campo al fuera de campo, este juego con los bordes que mutilan el propio cuerpo se
voz (de hecho, vemos el cable del corbatero al costado de su cuerpo). Estas son las
palabras de Kramer durante la ocupación pulsátil del cuadro: “Es muy difícil filmar y
hablar al mismo tiempo. Es una manera distinta de proyectar, es un control motor del
ojo, esto seguro se puede desarrollar, hay que trabajar en eso. Hablar y filmar… Estas
imágenes reunidas aquí, en el televisor, llegan para ser refilmadas como todos los
estratos de juicio en el mundo, que se tiene en la evolución del mundo. Este video
desfila como una banda de la memoria. No puedo pensar en esto de otro modo. La
memoria que está allí, que se ha puesto en esta conversación sobre los libros. Que debe
poder integrarse, porque… (Pausa)”. Kramer se levanta y sale de cuadro para leer desde
fuera de campo: “He aquí algo que escribió Wittgenstein: ‘si yo escribiera un libro
titulado el mundo tal como lo encontré debería incluir un reporte sobre mi cuerpo, decir
que partes están sometidas a mi voluntad y cuáles no, como método para aislar al sujeto.
fragmento a otro por asociación y a la vez por azar. Porque uno está allí en el momento,
bajo este ángulo de visión, etc. El descubrimiento de piezas, la tensión entre ellas. Como
las palabras en una frase. Oponiendo las frases. Entrechocando ideas. Corresponde
de todo esto es que los planos no sean un plano, un sentimiento, idea, respiración, hecho
fluido, sino más bien algunas piezas reunidas por una voluntad. Es en el re-ensamblaje,
Usted, espectador, estos saltos son necesarios. No hay nada que hacer. Tal vez el tiempo
interior al exterior. Yo detesto simular esto, detesto la falsa fluidez, esa ilusión de que
‘eso se produce’, ‘eso fluye’, ‘yo me encontraba por azar’”. Todo lo anterior es dicho en
off; ahora Kramer entra en cuadro para volver a sentarse, quedándose en silencio un
largo tiempo, suspirando, cansado, mientras mira a cámara. Retoma el discurso pero con
pausas entre las frases, más susurrante la voz y colmado de extensos silencios (en off
cámara inicia un paneo hacia izquierda con tilt down desde la silla vacía hasta un plano
del monitor en el piso con el espacio alrededor, donde vemos por última vez las
imágenes de sus amigos militantes y Erika entre ellos. Kramer habla desde el off del
baño sobre las imágenes del monitor: ahí vemos ahora, una serie de fotografías de la
ciudad de Berlín durante el nazismo y durante la Guerra Fría; Kramer calla en el baño y
aparece Erika, en el monitor, entre las tumbas del cementerio judío de Berlín del Este
hablando con un hombre judío: paneo de ellos a las tumbas mientras seguimos
escuchando en off sus palabras. Vemos aparecer las manos de Kramer por el borde
izquierdo del plano del monitor en el suelo, gesticulando mientras mira las imágenes
desde fuera de campo: una subjetiva caminando por los senderos del cementerio hasta
encontrarse por casualidad con una chica que ya conocía, quien le cuenta la historia de
su madre judía; caminata con cámara subjetiva en el cementerio con Erika y el otro
hombre; planos detalles de las tumbas (en el off del cementerio Kramer dice: posibles
historias; en el off del baño, Kramer se contesta: o no posibles historias). El plano en el
baño se mantiene (el televisor, el espacio alrededor, las manos de Kramer en el borde
izquierdo) pero ahora en el televisor aparece una serie de planos fijos de la Gropiusbau,
Terror, sobre los cuales Kramer recupera la estructura asociativa de su discurso off que
se mezcla con su voz off de las imágenes: “Un edificio magnífico que estaba
completamente sobre el muro, sobre la frontera. El abuelo del Gropius y del Bauhaus…
clásicos ¡La vereda del muro! Objetos destruidos. Muro. Muro. Muro. La vereda del
muro. Se pintaba antes. Cortando la ciudad por la mitad. El Martin Gropiusbau. Una
gran exposición. Ellos se sumergen en ese pasado con terror. Ellos más que nosotros.
el Prinz Albrecht de Lände. Topografía del terror. Justo en frente. Lo que no se podría
justo aquí, del otro lado de una pequeña calle, el muro estaba allí. Bismarck le da la
espalda. El hilo esta tendido. Un sentido de errores gráficos. Allí abajo es donde eran los
interrogatorios. Es tal vez por eso que estoy aquí, en mi baño de azulejos blancos. O tal
vez no. No sólo para hablarme a mí mismo.” La cámara va cerrando el plano sobre la
pantalla, y las imágenes de esos lugares en Berlin son seguidas por una serie de planos
detalles, en el monitor, del baño mismo: los azulejos, el barral, la rejilla, la silla, la
máquina de escribir (se leen estas palabras: ‘fragmentos estallando hacia el exterior,
montaje, no hay tiempo que perder, ahora, Robert, perder’), la ducha, las manos de
Erika en el agua, sus senos, su rostro (‘que el amor no sólo es pero es todo lo que
tenemos para impedir’). La cámara va dejando fuera de campo al monitor en un paneo
con tilt up hacia derecha con zoom in, pasa por el barral de toallas, los azulejos, la silla,
los tubos de calefacción (todo en planos detalle) hasta llegar a la bañera llena de agua;
panea sobre el agua con el plano bien cerrado. Kramer cierra su discurso durante este
último paneo: ‘que nos deslicemos lentamente en ese sentimiento terrible. Pero tal vez
yo he filmado para combatir’. Entran en plano las manos de Kramer para enjuagarlas.
Corte.
operar la cámara, efectúa una escritura del cuerpo en sus fluctuaciones entre el campo y
fuera de campo en resonancia con las imágenes mismas registradas por Kramer que
voz misma del realizador a partir de un doble sistema off, en donde ya no necesitamos
la función de Paul McIsaac como alter ego, sino que, desde la enunciación, Kramer se
convierte en su propio alter ego: abismo del autorretrato como explosión de sentidos en
material inédito y las cuatro cartas de Kramer se conocen como Hi, Steve: convergen en
ellas todas las estrategias de puesta en escena asociadas a las especificidades del medio
encarnarlos (como Godard lo venía haciendo desde 1980 con sus ‘guiones en video’).
Kramer sigue hablando, ejerciendo su pensamiento como una manera de hacer explotar
los sentidos, durante el registro de la toma, que ahora son más cortas, pero le imprime
un carácter performático parecido a Berlín 10/90. Sigue entrando y saliendo del cuadro
como con el off de su voz. Hay también un televisor, pero las imágenes que transmite
no son de Kramer: son el directo del noticiero sobre la Guerra del Golfo. El intercambio
entre la reflexión sobre la creación artística, la lectura política de los hechos que
segunda carta abandona el departamento para recorrer la ciudad vacía con una serie de
planos fijos de lugares que aglutinan la historia (la abandonada embajada italiana en
Kramer graba, en estos sitios, fotografías que él mismo ha tomado de ellos y ahora
dispone sobre el piso o las paredes (como en la secuencia del cementerio judío de Berlín
del Este). En este caso, la voz en off sobre las imágenes no corresponden al momento
del registro (como en Dear, Doc). La tercera carta, tal vez la más emocionante,
recupera el plano secuencia. En las imágenes, Kramer recorre con una cámara subjetiva
los alrededores de una casa antigua a las orillas del Sena a 30 km de Paris (que
habíamos visto en Dear, Doc); es la primera casa que compra en su vida. Pero en el
sonido, escuchamos a Kramer hablar sobre su vida y el carácter nómade que la signó,
distintos locaciones de registro (en Berlín 10/90 se operaba esta fractura al introducir la
voz de Kramer desde las imágenes del monitor). La última carta es un plano secuencia,
ubica. Aquí sí hay coincidencia entre imagen y sonido y Kramer nunca aparece en
cuadro, salvo en el reflejo de un espejo. Es la carta más larga y se acerca a Berlín 10/90
electrónico con la práctica del autorretrato, dentro de un discurso militante que no puede