Вы находитесь на странице: 1из 3

La Ciudad Comunal como parte de una concepción socialista de ciudad

Desde la invasión europea a América se ha impuesto hasta ahora la concepción feudal-capitalista de ciudad,
asociada a los esquemas colonialistas eurocéntricos de municipio y parroquia. En el caso concreto de Venezuela (y
otros países latinoamericanos), con la evolución histórica que ha sufrido su sociedad bajo el modelo capitalista que
la ha regido durante casi un siglo, cada ciudad es un espacio netamente urbano y contrapuesto al campo (siendo
este un espacio rural), y que sirve como asidero para el individualismo, el consumismo y la segregación, coexisten
la ciudad formal de las empresas y las urbanizaciones como espacios privilegiados con comodidades para la
burguesía y la clase media, junto a la ciudad informal de los barrios como lugares con carencias sufridas por el
proletariado, evidenciándose así un chocante contraste en el funcionamiento cotidiano de los servicios públicos
como una expresión de la marcada diferenciación clasista entre el hábitat burgués-clasemediero y el proletario.
Los barrios se sitúan en los peores terrenos de la periferia urbana, y son denominados despectivamente
como barrios marginales desde el imaginario pequeñoburgués, cuando en realidad “los barrios son marginados
(abierta o solapadamente) por la burguesía, e incluso paradójicamente han llegado a serlo en diversos casos por
muchos de sus propios habitantes, más que todo al adolecer estos de conocimiento y preocupación acerca de las
causas por las que viven de la manera como allí lo hacen, esto último principalmente por centrar sus prioridades
en finalizar cada día con un mínimo de alimentación y salud dada su precariedad socio-económica”, dándose así
sobre el barrio una visión excluyente y otra “autoexcluyente (dada la segunda entre esos habitantes por falta de
identidad, conciencia de clase y sentido de pertenencia hacia su propia comunidad)”.1
Nada de esto ha sido casual al generarse por la mercantilización de terrenos, productos y bienes urbanos que
convierten el derecho humano a la vivienda en un negocio lucrativo en beneficio de quienes puedan pagarlo,
privando de ese derecho a quienes no puedan hacerlo como medio para satisfacer necesidades, no para acumular
dinero. La mercantilización de la vida urbana se traduce en muerte urbana, 2 siendo inherente a ese proceso el freno
y la anulación de toda iniciativa organizativa para el ejercicio del Poder Popular.
Ese panorama impone crear la Ciudad Comunal como una expresión territorial del futuro Estado Comunal
que sea contraria a la ciudad capitalista, de tal manera que aquella unidad de agregación comunal sea concebida
junto a una estructura de autogobierno destinada al ejercicio del Poder Popular, vincule a varias Comunas (urbanas,
periurbanas y/o rurales según sea el caso) de acuerdo a la ley orgánica que las rige, se sostenga por la hegemonía
de la propiedad comunal sobre los medios colectivos de producción, esté regida por un relacionamiento social
solidario y cooperativo que trascienda la esfera de la producción, y sea cónsona con una concepción socialista de
ciudad que con criterio de totalidad interrelacione las esferas jurídica, política, económica, laboral, militar, psico-
social, cultural, arquitectónica, urbanista, ambiental, ecológica y animalista.
Al respecto, se impone la transferencia al Poder Popular de competencias concretas en materia de servicios
públicos para construir la Ciudad Comunal, y que hasta ahora han sido potestad de las instituciones adscritas al
Poder Ejecutivo nacional, estatal y municipal, desde donde sus funcionarios han de practicar inevitablemente el
Poder Obediencial (según el precepto de mandar obedeciendo), junto a los principios de corresponsabilidad y
contraloría social con las organizaciones del Poder Popular, para superar dialécticamente la contradicción entre el
Poder Constituyente del pueblo y el Poder Constituido del Estado, lo que permitirá COMUNALIZAR las
atribuciones ejercidas por el Estado burgués previa supresión del contenido ideológico capitalista que puedan tener.
Con esas atribuciones depuradas y comunalizadas, en la Ciudad Comunal se podrán materializar planes en
áreas como la seguridad y el orden público junto a la defensa integral de la Nación, así como proyectos en la
educación, la salud, el procesamiento de la basura, el esparcimiento, el transporte, entre otras, con sentido colectivo
ajeno a la visión privatizadora y mercantilista de tales servicios, lo cual va en concordancia con la regulación y el
control de precios y ganancias en el comercio, sirviendo aquellas ganancias no para su acumulación fetichista, sino
para satisfacer las necesidades materiales y espirituales del pueblo como paso inicial en la desmercantilización de
la vida en la antigua ciudad capitalista, es decir, superar a la muerte de la vida urbana.
Aunado a lo anterior, la preservación tanto de la higiene en los espacios públicos como de la apariencia
estética de los mismos ha de representar una doble expresión visible de la Conciencia del Deber Social, como
componente de la Cultura Comunal asociada al sentido colectivo de identificación y pertenencia, que debe crearse
y/o potenciarse entre los habitantes de la ciudad capitalista, para facilitar el tránsito de esta a la Ciudad Comunal,
transformándola en una unidad urbanística coherente, articuladora de espacios para diversas expresiones de la vida
colectiva sin exclusión alguna, en armonía con la naturaleza, y dirigida a su emancipación del capitalismo.
1
Emilio Silva. El Poder Comunal y la construcción del socialismo en Maca, Parroquia Petare del Municipio Sucre, Estado Miranda, p. 686.
2
Henri Lefebvre. El derecho a la ciudad, pp. 20, 45.
Mejorar la calidad en la vida de los habitantes es el objetivo que se persigue con transformación de espacios
y servicios públicos para el disfrute de la vida colectiva, el aprovechamiento sustentable de las potencialidades
humanas y el desarrollo pleno de la vida urbana y rural en armonía con la naturaleza, creándose así un hábitat
favorable para el encuentro de las personas, sobre todo si la Ciudad Comunal articula como una totalidad a las
Comunas asentadas en territorios urbanos, periurbanos y rurales. Esto implica profundos cambios institucionales y
culturales que ubiquen al ser humano, como centro integral y colectivo de la sociedad en el manejo de espacios y
servicios,3 con el fin de asegurar tanto el derecho a la ciudad como el derecho al campo para todos en igualdad de
condiciones, sobre todo tomando en cuenta a los indígenas, las mujeres y los integrantes de la comunidad sexo-
género-diversa, que históricamente han sido objeto de discriminación dentro y fuera de la ciudad capitalista.
Tales cambios se concretarán con apoyo institucional en proyectos presentados por las comunidades
organizadas, suministro de formación sobre la producción de bienes (materiales e inmateriales), contraloría social
contra la alienación y los vicios, promoción de las culturas locales, participación en los programas de seguridad y
mantenimiento vial, interacción orgánica ente las Ciudades Comunales para gestar a la federación que las agrupe
así como a los Distritos Motores de Desarrollo, entre otros aspectos, además de desarrollo de espacios donde hayan
fuentes de trabajo, combinándose allí la cultura, la economía, la educación y la salud de modo que, con una
perspectiva socialista necesaria y decisiva, las oportunidades de bienestar disponibles pueden ser desprovistas de su
carga ideológica capitalista y convertidas en denominador común de la Ciudad Comunal.4
Se requiere realizar aportes teóricos y prácticos para darle al urbanismo y el hábitat un sentido contrario a la
reproducción de los patrones y esquemas ideológicos burgueses aún prevalecientes sobre el tema de la ciudad, su
coexistencia e interacción con el campo, y el derecho que a la misma tienen los sujetos oprimidos por las relaciones
capitalistas de producción,5 lo que conlleva a plantear “el derecho al barrio pero dignificado bajo una visión
socialista de la vivienda y el hábitat en el mismo, pues si cada quien debe vivir con dignidad la idea no es salir del
barrio sino dignificarlo, para que allí la vida sea verdaderamente humana”.6
Dicho de otro modo, “esta visión vendría siendo consecuencia de la adaptación comunitaria que se haga
para cada barrio del derecho a la ciudad a ser configurado desde una concepción socialista, siendo necesaria al
respecto la profundización de la investigación en arquitectura y urbanismo, de tal manera que permita la
transformación de ese asentamiento humano con un sentido ecológico de equilibrio entre naturaleza y sociedad,
según las características comunes y particulares que tengan los barrios”.7
La humanidad debe humanizarse para que la Ciudad Comunal concrete la síntesis dialéctica entre
naturaleza y sociedad, así como entre lo rural y lo urbano. “Signo revelador de la manera como los seres humanos
se relacionan entre sí y estos con la naturaleza es el trato que el dispensan a los animales, incluso a los que son
domésticos, y que por lo general en toda ciudad capitalista… se encuentran en estado de abandono, indiferencia,
indefensión y hasta sometidos situaciones de maltrato y crueldad. ¡Bajo el capitalismo nuestros hermanos
domésticos del Reino Animal carecen del derecho a la ciudad, a una vida digna e incluso a su mera existencia!
Por lo tanto, no basta que una ciudad socialista sea solo humanista, comunal y eco-socialista si tampoco es
animalista”.8 Así el ser humano aporta lo mejor de sí hacia su entorno socio-natural, incluyendo a los animales.

Fuentes
Lefebvre, Henri. El derecho a la ciudad. 4ª ed. [PDF] Barcelona (España): Ediciones Península, 1978. Disponible en internet en la
dirección:
http://es.scribd.com/doc/78825689/Henri-Lefebvre-El-Derecho-a-La-Ciudad-1968 (Acceso: 8 de diciembre de 2013).
Rodríguez, Héctor. “Derecho a la ciudad”. En Plan de Gobierno del candidato a Gobernador por el estado [sic] Bolivariano de
Miranda Héctor Rodríguez. [En línea] Mirando al futuro, 2017. Disponible en internet en la dirección:
https://www.mirandoalfuturo.com.ve/hrc/index.php/centro-de-prensa/11-miranda/10-derecho-a-la-ciudad (Acceso: 15 de febrero
de 2018).
Rodríguez, Héctor. “Mirando al futuro: Tenemos derecho a la ciudad”. [En línea] Partido Socialista Unido de Venezuela, 18 de
septiembre de 2017. Disponible en internet en la dirección:
http://www.psuv.org.ve/temas/noticias/mirandinos-candidato-felicidad-generaciones-mirando-al-futuro-hector-rodriguez-una-
ciudad-para-vida/#.WoUa74POWUk (Acceso: 15 de febrero de 2018).

3
Héctor Rodríguez. “Derecho a la ciudad”.
4
Héctor Rodríguez. “Mirando al futuro: Tenemos derecho a la ciudad”. Óp. cit.
5
Henri Lefebvre. El derecho a la ciudad. Óp. cit., pp. 137-139, 167.
6
Emilio Silva. El Poder Comunal y la construcción del socialismo en Maca, Parroquia Petare del Municipio Sucre, Estado Miranda. Óp. cit.,
p. 686.
7
Ibíd.
8
Ibíd., pp. 687, 688.
Silva, Emilio (2.019). El Poder Comunal y la construcción del socialismo en Maca, Parroquia Petare del Municipio Sucre, Estado
Miranda (Tesis de Doctorado en Ciencias para el Desarrollo Estratégico). Universidad Bolivariana de Venezuela, Caracas.

Вам также может понравиться