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1. Estructura de la obra. Está dividida en tres actos, que guardan similitudes entre sí
(comienzan con una escena en calma y terminan con violencia). Estructura cíclica y
repetitiva (la obra comienza con una muerte y acaba con otra).
2. Temas de la obra.
Enfrentamiento entre una moral autoritaria, rígida y convencional (Bernarda) y
el deseo de libertad (Adela, María Josefa).
Amor sensual y la búsqueda de varón, hipocresía y preocupación por el qué
dirán, odio, envidia, injusticia social, marginación de la mujer, honra…
3. Personajes de la obra.
Bernarda Alba (‘con fuerza de oso’). Encarna la autoridad, el orgullo de casta,
la moral represora… Empuña el bastón, símbolo de su dominio.
Adela. La más joven, rebelde, apasionada… Lleva un vestido verde, tiene un
abanico de flores y rompe el bastón de su madre. Amante de Pepe el Romano.
Las otras hijas (“mujeres sin hombre”): Angustias (la mayor, hija de otro
marido, Pepe se quiere casar con ella por interés), Martirio (enamorada de
Pepe en secreto), Amelia y Magdalena.
La Poncia y María Josefa (en sus palabras hay mezcla de locura, poesía y
verdad).
Los personajes no visibles: Pepe el Romano (el oscuro objeto del deseo), los
segadores, las vecinas, la hija de la Librada, Paca la Roseta…
4. Técnicas dramáticas.
Como en todo texto teatral, externamente hay que distinguir los diálogos (que
suelen ser cortos, rápidos, incisivos…) de las acotaciones.
Espacio: la casa, con sus habitaciones blancas y sus gruesos muros (opresión,
cárcel, presidio, convento…) / el mundo exterior (la libertad, la sensualidad,
pero también el mundo del qué dirán, de las murmuraciones…). Se conectan a
través de la ventana y de la verja (Angustias y Pepe). El corral y el olivar son
los ámbitos de lo erótico.
Tiempo: el tiempo representado (de cada día se representa un momento:
mañana, tarde y noche), el tiempo no representado (se supone que entre un
acto y otro transcurre un mes) y el tiempo interno (lento, monótono).
5. Estilo.
Destaca la mezcla de estilos, “el realismo poético”.
i. Rasgos del lenguaje coloquial: insultos, maldiciones, refranes y frases
hechas, vulgarismos, andalucismos…
ii. Rasgos del lenguaje poético: metáforas, hipérboles, comparaciones…
Es además un lenguaje muy simbólico: flores, colores, agua, olivar, caballo…
Todos esos recursos no hacen que los diálogos pierdan viveza ni naturalidad.