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a) Identidad.

Puesto que el principio de Identidad se establece que no pueden encontrarse dos cosas
perfectamente iguales, y que, si bien el ordenamiento se establece la protección a la mujer,
contando así con una ley que regula diferentes circunstancias de forma general, cada caso
debe ser aplicado de forma específica. En el presente se realiza una acusación por parte del
MP, acusando a Jorge Alfredo Martínez Yanes, teniendo como Querellantes Adhesiva la
agraviada María Elizabeth Cojulun, con relación a la agresión física en contra de la agraviada.
La acusación está a cargo del Ministerio Público, compareciendo a juicio la Agente Fiscal Paola Esther Gómez
Anzueto; b) El acusado Jorge Alfredo Martínez Yanes; c) La defensa del acusado a cargo de los Abogados:
Byron Alexander Martínez Obando y Hugo Enrique Cabrera Navas, quienes actúan conjunta, separada e
indistintamente; d) se constituyó como Querellante Adhesiva la agraviada María Elizabeth Cojulun; y, e)
Auxilia a la Querellante Adhesiva, la Abogada Yojana María Contreras López, de la Coordinación de
Asistencia Legal Gratuita a la Víctima y a sus Familiares del Instituto de la Defensa Pública Penal.

b) No contradicción.

El principio de no contradicción establece que dos juicios contradictorios entre sí no pueden


ser verdaderos los dos. Es por eso que el juzgador debe analizar con base en el sistema de
valoración, puesto que debe coincidir lo que el Ministerio Público y la Agraviada establece en
los hechos con el peritaje, pruebas documentales y testimoniales.
I) PRUEBA PERICIAL:---------------------------------------------

A) Doctora OLIVIA HAYDEE PELLECER LIRA , Perito Profesional I, del Instituto Nacional de Ciencias Forenses
de Guatemala, quien ratificó el Dictamen Pericial número CCEN – once – noventa y nueve – ochenta y doce,
INACIF – once – treinta y siete mil novecientos (CCEN-11-99-82 INACIF-11-37900), de fecha veintitrés de
junio del dos mil once; que contiene reconocimiento médico legal realizado a la agraviada MARIA ELIZABETH
COJULUN; habiendo declarado lo siguiente: “Los datos consignados en el dictamen se los refiere la persona
evaluada, en base al reconocimiento médico y los antecedentes se emite las conclusiones; un hematoma es
una lesión física que se encuentra al momento del reconocimiento médico siendo un abultamiento que
comúnmente se conoce como un chinchón. Ella (agraviada) indicó que él (acusado) le había pegado contra la
pared y que le había golpeado en todo el cuerpo, por lo que podría indicarse que el hematoma es
congruente con lo que ella (agraviada) le dice, porque es un traumatismo sobre la parte posterior de la
cabeza; una equimosis es un morete, y se dice rojiza por una mancha rojiza que presentaba a nivel del
rostro; excoriación es una lesión que se observa cuando son lastimadas las capas superficiales de la piel, es
un raspón, que puede o no tener costra; El tiempo de evolución de la equimosis rojiza son veinticuatro
horas, pero antes cambia de color de rojo a rojo violáceo dependiendo de la paciente, y siendo que la
evaluación fue el veintitrés de junio del año dos mil once, si tienen congruencia los golpes presentados en
esa fecha que ella (agraviada) fue agredida”. Al observar el Álbum fotográfico identificado con el número
ECA cero cero uno – novecientos noventa y nueve – dos mil noventa y tres (ECA001-999-2011-2093), de
fecha veintinueve de junio de dos mil once, realizado por Ángel Artemio Suárez Vila, técnico en
investigaciones criminalísticas del Ministerio Público, la perito declaró: “En la foto dos se ven las lesiones, la
región zigomática y adelante del lóbulo de la oreja, las excoriaciones y equimosis. En el tórax, solo se pone
referente; la cara anterior es la parte de frente; en la foto siete y ocho es la cara interna hacia adentro del
cuerpo que también presentaba equimosis rojiza como las descritas en el dictamen pericial; en la región
donde finaliza la columna vertebral hace referencia porque ella (agraviada) presentaba dolor; el tiempo de
tratamiento era de siete días en base a las lesiones físicas que presentaba en el reconocimiento médico,
porque era necesario un tiempo de cuatro días de tiempo de incapacidad; ella (agraviada) no le refirió que le
hiciera falta cabello; una costra hemática es lo que popularmente se conoce como raspón, que es una
característica rojiza posterior a la ruptura de las capas superficiales de la piel y es normal que exista porque
se rompen esas capas, se coagula la sangre y aparecen estas lesiones que se describen como costra
hemática cuando es una lesión reciente, ya que posterior a los tres días o más, es costra hemática seca”.
VALORACIÓN: A esta declaración se le otorga valor probatorio, lográndose acreditar médicamente las
lesiones que presentaba la agraviada María Elizabeth Cojulun, mismas que califica como hematoma,
equimosis y escoriación, explicando cada una de ellas, así como el lugar del cuerpo de la agraviada donde se
localizó cada una de dichas lesiones, explicando también estas partes del cuerpo, lo cual refuerza
visualmente a través del Álbum fotográfico identificado con el número ECA cero cero uno – novecientos
noventa y nueve – dos mil noventa y tres (ECA001-999-2011-2093), de fecha veintinueve de junio de dos mil
once, realizado por Ángel Artemio Suárez Vila, técnico en investigaciones criminalísticas del Ministerio
Público. Una consideración relevante es que la perito hace una relación de la fecha de la evaluación que fue
el veintitrés de junio del año dos mil once, con las lesiones que presentaba la agraviada, determinando que,
en base a los golpes, existe congruencia en la fecha que la agraviada indica fue agredida. EN CONCLUSIÓN,
en relación al primer suceso contenido en el primero de los hechos imputados al acusado en el primero de
los delitos (Violencia contra la Mujer, en su manifestación Física, en forma continuada) queda probada
directamente tanto la existencia de agresión física, así como las lesiones ocasionadas a la agraviada, e
indirectamente aporta elementos para acreditar la fecha en que sucedió el hecho, que fue el mismo día de
la evaluación, el veintitrés de junio de dos mil once, ya que la perito indica que de conformidad con la costra
hemática evaluada, afirma que la misma es
reciente.----------------------------------------------------------------------------
B) Doctor JULIO ENRIQUE GIRON ROBLES, Perito Profesional de la medicina, del Instituto Nacional de
Ciencias Forenses de Guatemala, quien ratificó: a) el Dictamen Pericial número CCEN – trece – novecientos
veintiuno, INACIF – once – treinta y siete mil novecientos (CCEN-13-921 INACIF-11-37900), de fecha dieciséis
de enero del dos mil trece; y, b) la ampliación número CCEN – dos mil trece – seis mil ciento diez, INACIF –
dos mil once – treinta y siete mil novecientos (CCEN-2013-6110 INACIF-2011-37900) de fecha veintitrés de
marzo del dos mil trece; ambos relacionados al reconocimiento médico legal realizado a la agraviada MARIA
ELIZABETH COJULUN; habiendo declarado lo siguiente: “La persona evaluada es quien le indica los
antecedentes del caso; una equimosis es la coloración que toma la piel por algún golpe, la equimosis se da
luego de una contusión o un golpe directo o por alguna lesión que presenta la persona independientemente
sea golpe o piquete y esto es básicamente por la infiltración de las capas de la piel; una equimosis violácea
se considera entre veinticuatro o cuarenta y ocho horas; una excoriación es una pérdida de continuidad en
las dos primeras capas de la piel; evaluó el día dieciséis de enero del años dos mil trece, aproximadamente a
las dieciocho horas y según le refiere la señora (agraviada) ella fue agredida el día de ayer, y la equimosis
violácea está en el rango de las veinticuatro horas, por lo que podría decirse que si es efectivo con los
golpes. Si vemos lo que refiere la historia dada por la persona (agraviada), ella dice que le dio un puñetazo
en la nariz, pero si lo hacemos en relación al golpe, éste estaba en la mucosa interna del labio inferior, y no
en la parte superior; a nivel del miembro superior izquierdo también presentaba un equimosis violácea; son
ocho días de tratamiento, las lesiones en el rostro no eran muy aparatosas que pudieran necesitar más
tiempo de tratamiento, no era un lesión que fuera grande en la que estuviera implicada toda la boca sino
que solo era el labio inferior y la mano”. VALORACIÓN: Declaración que se le otorga valor probatorio ya que
con la misma se acreditan médicamente las lesiones que presentaba la agraviada al día dieciséis de enero de
dos mil trece, describiéndose las lesiones como equimosis violácea y excoriación, así como el lugar del
cuerpo de la agraviada donde fueron localizadas, existiendo una discrepancia, en cuanto a que la agraviada
le afirma al perito que su exconviviente le dio un puñetazo en la nariz, sin embargo, el perito localiza lesión
pero en el labio inferior, declarándolo de la siguiente forma el perito cuya declaración de valora: “ Si vemos
lo que refiere la historia dada por la persona (agraviada), ella dice que le dio un puñetazo en la nariz, pero
si lo hacemos en relación al golpe, éste estaba en la mucosa interna del labio inferior, y no en la parte
superior”; Observando objetivamente la anterior diferencia (nariz-boca) imparcialmente el Juzgador acude
al hecho planteado por el Ministerio Público, que en atención al artículo 388 del Código Procesal Penal, que
es lo que en ultima ratio debe ser probado en juicio, y resulta que el Ministerio Público plantea en su
acusación en relación al segundo de los delitos imputados (Violencia contra la Mujer, en su manifestación
Psicológica), imputándole al acusación que: “al verla usted sin mediar palabra la golpeó con los puños en la
cara lo que provocó a la agraviada sangrado de nariz”; con lo anterior, surgen en el juzgador las siguiente
dudas ¿si el acusado le provocó a la agraviada sangrado de nariz, debió existir algún golpe en la nariz? ¿en
qué parte del rostro fue provocada la lesión, en la nariz o en la boca? ¿Por qué el Ministerio Público no es
concreto señalando el lugar exacto de la lesión? Estas dudas conducen a la siguiente interrogante: ¿se puede
dar por acreditado que la agraviada sangró de la nariz? Tal como el Ministerio Público se lo imputa al
acusado, la respuesta a la anterior interrogante, es que no, existiendo la razón suficiente basada en que el
perito afirma que el golpe lo encontró en el labio inferior y no en la parte superior, es decir, que al estar
intacto el labio superior, no existe una lógica que conduzca a pensar que existió algún golpe que produjera el
sangrado de nariz. Por otra parte, la acusación del Ministerio Público también falla al plantear dentro de los
hechos del segundo delito mencionado, que (aparte del sangrado de nariz), el acusado también le propinó
patadas en las piernas y en el estómago, pero esto se analizará más adelante al valorar como prueba
documental, el Dictamen del perito cuya declaración se valora. EN CONCLUSIÓN: en relación al hecho
plateado en el segundo de los delitos imputados (Violencia contra la Mujer, en su manifestación
psicológica), se acredita la existencia de una duda razonable en cuanto a la conducta imputada al acusado,
de la acción y el resultado que se le imputa, ya que se pierde la relación de causalidad exigida por el artículo
10 del Código Penal.---------------------------------------------------------------------------------
C) Doctora IVETTE ALEJANDRA GUERRA BATRES, Perito profesional de la medicina, del Instituto Nacional
de Ciencias Forenses de Guatemala, quien ratificó: a) Dictamen Pericial número CCEN – once – doce mil
novecientos sesenta y cinco, INACIF – once – treinta y siete mil novecientos (CCEN-11-12965 INACIF-11-
37900), de fecha quince de agosto de dos mil once, que contiene reconocimiento médico de la niña KRISTA
VALENTINA MADELINE MARTINEZ COJULUN; y, b) Dictamen Pericial número CCEN – once – doce mil
novecientos sesenta y tres, INACIF – once – treinta y siete mil novecientos (CCEN-11-12963 INACIF-11-
37900), de fecha quince de agosto de dos mil once, que contiene evaluación practicada a María Elizabeth
Cojulun; habiendo declarado lo siguiente; a) Declaración en relación al primer informe: “El examen se lo
realizo a Krista Valentina Madeline Martínez Cojulun, en este caso por ser menor de edad iba acompañada
con su mama (agraviada) de quien se toma una breve historia ya que la niña era muy pequeña; Una
equimosis es el rompimiento de los vasos sanguíneos los cuales se acumulan por debajo de la primera capa
de la piel, en este caso es rojiza, y para que pase a violácea tarda de cero a tres días en cambiar de
coloración, si hay congruencia entre el tiempo en que fue evaluada la menor y lo que le refiere la mamá
(agraviada), en este caso el tiempo de tratamiento médico es de ocho días, porque en ese tiempo los vasos
sanguíneos rotos vuelven a la normalidad; los antecedentes en la historia son datos subjetivos que la
persona le cuenta”. b) Declaración en relación al segundo informe: “Evaluó a María Elizabeth Cojulun el día
quince de agosto a las diecisiete horas con cuarenta minutos y el hecho fue a las quince horas con treinta
minutos, son dos horas, y dependiendo de cada organismo, considera es poco tiempo para presentar
lesiones, porque otras veces las lesiones se presentan después, no puede determinar la intención con que se
realizaron las lesiones, pero de acuerdo a la literatura y su experiencia, las lesiones pueden manifestarse de
cero a tres días, sin embargo, no se evaluó posteriormente a ella (agraviada) y no recomendó una próxima
evaluación porque el protocolo no le permite dar sugerencias ni recomendaciones, no recuerda donde le
dieron las manadas y patadas, ella (agraviada) solo refirió que la encerró en un local y cuando le daba las
manadas le caían a sus hijas, ella (perito) consigna en el dictamen tal como se lo dice la persona y hace un
reconocimiento para saber si en el cuerpo hay una lesión; en el apartado tres está consignado lo que ella
(agraviada) le refirió; en sus informes periciales si consigna que hay dolor al palpar, pero cuando la persona
se lo refiere, en este caso la señora (agraviada) no se lo manifestó, eso es algo subjetivo, algo que solo la
persona siente”. VALORACIÓN: a) por lo declarado en relación al primer informe: Se le otorga valor
probatorio, ya que se prueban las lesiones existentes en la niña Krista Valentina Madeline Martínez Cojulun,
pero el Ministerio Público no acusa por las lesiones en la niña mencionada, sino por las lesiones que se
indica que el acusado le provocó a la agraviada María Elizabeth Cojulun, las cuales serán analizadas en lo
declarado en relación al segundo informe, pero en este caso concreto, es de afirmar que el Ministerio
Público, al acusar por la violencia en contra de la agraviada María Elizabeth Cojulun, deja fuera un
encuadramiento por las lesiones en la niña relacionada, ya que el Derecho de Defensa implica la claridad de
lo que se imputa, no solo involucrando los hechos concretos, sino que también se incluye la definición del
sujeto pasivo del delito que se imputa, y observándose dos personas agraviadas en la acusación del
Ministerio Público contenida en el segundo suceso incluido en el primero de los delitos que se acusan, que
es el delito de Violencia contra la Mujer, en su manifestación física, en forma continuada, el Ministerio
Público elige imputar por la agresión en contra de la mamá María Elizabeth Cojulun, mientras que la
agresión en contra de la hija Krista Valentina Madeline Martínez Cojulun, no se toma a la niña mencionada
como sujeta pasiva, ignorando el infrascrito juzgador los motivos y las circunstancias por las que no se acusa
en relación de la niña indicada, sin embargo, tanto el acusado como la agraviada, mencionaron en sus
respectivas declaraciones que la hija de ambos, de nombre Krista Valentina Madeline Martínez Cojulun, ya
falleció a consecuencia de una enfermedad denominada diabetes. Lo anteriormente analizado, hace
imposible violentar el derecho de Defensa, ya que cuando se ha abierto a juicio por el agravio de sola una
persona, no puede haber resultado condenatorio por agravio a persona distinta de la definida como sujeta
pasiva del delito. A manera de ejemplo: si una persona agrede a tres personas: A, B, C, pero se le acusa por
la agresión de solo “A”, es únicamente por la agresión de “A” por lo que se le ha de juzgar en juicio, mientras
que en cuanto a las otras personas agredidas: “B” y “C”, sino están definidas como agraviadas o sujetos
pasivos del delito dentro de la acusación, el juzgador no podrá juzgar ni sancionar la agresión contra estas
otras personas: “B” y “C”, ya que en la etapa del debate oral y público, el tribunal desconoce si en las otras
etapas previas del proceso penal se ha resuelto la situación jurídica del acusado en relación a las demás
personas agredidas, debiéndose concretarse únicamente y exclusivamente a los hechos sometidos a su
conocimiento, con los sujetos activos y pasivos que se le plantean en la acusación y en el auto de apertura a
juicio. EN CONCLUSIÓN: Únicamente se acredita médicamente la existencia de lesiones en la niña Krista
Valentina Madeline Martínez Cojulun (ya fallecida), persona que no fue considerada como agraviada ni
sujeta pasiva tanto en la acusación como en el auto de apertura a juicio. b) Valoración por lo declarado en
relación al segundo informe: Se le otorga valor probatorio en beneficio del acusado, como se indica en el
artículo 388 del Código Procesal Penal que regula que en la sentencia no se podrá por dar acreditado otros
hechos u otras circunstancias que los descritos en la acusación y en el auto de apertura a juicio “salvo
cuando favorezcan al acusado”; en el presente caso, es claro que la perito indica que la agraviada María
Elizabeth Cojulun no presentaba lesiones, por lo que a través de un medio de prueba idóneo se establece la
inexistencia de lesiones y por consiguiente la inexistencia de agresiones físicas, lo cual induce al juzgador a
absolver por el suceso imputado en el primero de los delitos de Violencia contra la Mujer, en su
manifestación física, en forma continuada; Por otra parte, la perito afirma en su declaración: “de acuerdo a
la literatura y su experiencia, las lesiones pueden manifestarse de cero a tres días, sin embargo, no se evaluó
posteriormente a ella (agraviada), y no recomendó una próxima evaluación”; sin embargo, no menciona que
literatura es la que invoca, y si su experiencia le indica que las lesiones se pueden manifestarse de cero a
tres días, al considerar ella que el tiempo de la evaluación es demasiado corto para encontrar
manifestaciones de lesiones, debió advertirlo en su informe escrito, o bien hacerlo ver a la autoridad que le
solicitó el dictamen, o por lo menos advertir que el dictamen que emitía era provisional y que era necesaria
una próxima evaluación en las siguiente horas, pero al no consignarlo en su momento, no es factible en esta
etapa procesal que lo hace ver. Finalmente, indica que no consignó ni siquiera dolor al palpar porque la
agraviada no se lo indicó en la evaluación, es decir que aunque no existieran lesiones visible, tampoco hace
referencia a dolores internos o no visibles, o por lo menos que la agraviada sintiera. EN CONCLUSIÓN: Esta
declaración, en relación al segundo informe indentificado, prueba en favor del acusado que la agraviada no
presentaba lesiones y por lo lógica, siguiendo la reglas de la derivación, no es posible que exista una
agresión en contra de la agraviada, en el segundo suceso planteado en la acusación, en relación al primero
de los delitos
imputados----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
D) Doctor ORESTES AUGUSTO CAJAS NIMATUJ, Perito Profesional de la Medicina, Instituto Nacional de
Ciencias Forenses de Guatemala, quien ratificó el Dictamen Pericial número CCEN – dos mil once – doce mil
novecientos sesenta y cuatro, INACIF – dos mil once – cero treinta y siete mil novecientos (CCEN-2011-
12964 INACIF-2011-037900), de fecha quince de agosto de dos mil once, que contiene reconocimiento
médico legal realizado a la niña Guiulliana Jorileth Martínez Cojulun; habiendo declarado lo siguiente: “La
agraviada le indicó que los daños en la menor fueron ocasionados por parte de su padre por medio de un
golpe en la pared, aproximadamente a las quince horas, refiriéndose la señora que la niña se quejaba del
dolor de cabeza, también la niña le refirió el dolor de cabeza puesto que ya tiene tres años; los síntomas no
son verificables a través de un examen físico sino son sensaciones que tiene la persona, aunque él (perito)
no observó en su examen ninguna lesión traumática; no le preguntó a la niña cómo fue que le dio dolor de
cabeza o quien se lo originó, solo consignó lo que la persona que evaluó le dijo, y en este caso no encontró
lesiones físicas”. VALORACIÓN: A esta declaración NO se le otorga valor probatorio por lo siguiente: además
que indica el perito que no encontró ninguna lesión al evaluar a la niña Guiulliana Jorileth Martínez Cojulun,
al analizar su declaración, así como el dictamen sobre el cual se pronunció, resulta evidente que se refiere a
los hechos acaecidos el quince de agosto de dos mil once, que en la acusación aparece como el segundo
suceso contenido en el primero de los delitos imputados al Ministerio Público (Violencia contra la Mujer, en
su manifestación física, en forma continuada), pero al leer este hecho en concreto, resulta que en ningún
momento se menciona el nombre de la niña Guiulliana Jorileth Martínez Cojulun, por lo que esta
declaración, así como la evaluación practicada, independientemente de que no presentara lesiones, no tiene
un asidero factico en la acusación planteada por el Ministerio Público, por lo que en acatamiento al artículo
388 del Código Procesal Penal, el juzgador no puede acreditar lo declarado por el perito en ninguna parte,
por no estar contenido en la acusación. CONCLUSIÓN: La declaración del perito no tiene ninguna relación
concreta en los hechos planteados en la acusación del Ministerio Público.---------------------------------------
E) Psicólogo NOE IBERTO ESTRADA VASQUEZ, Perito Profesional en Psicología Forense del Instituto
Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala, quien ratificó el Dictamen Pericial número PSICOCEN – dos mil
doce – dos mil treinta y dos, INACIF – dos mil doce – treinta mil seiscientos ochenta y uno (PSICOCEN-2012-
2032 INACIF-2012-30681), de fecha veinticinco de junio de dos mil doce, que contiene reconocimiento
psicológico realizado a la agraviada María Elizabeth Cojulun; habiendo declarado lo siguiente: “Es suficiente
una sola entrevista con una hora; el apartado número siete del dictamen le fue referido por María Cojulun,
siendo congruente con la somatología del apartado número ocho; en la conclusión once punto uno (11.1),
indica que no se encuentra trastorno psicopatológico, hay presencia de trastorno o daño psicológico,
cuando son compatibles de una enfermedad, pero enfermedad como algo incapacitante no hay, pero si está
afectada; en relación al daño psicológico, cuando se observa signos de alguna enfermedad en un manual es
un daño psicológico, también se ve con secuelas a largo plazo, por lo que, que no tenga trastorno no quiere
decir que no haya daño; en la conclusión once punto dos (11.2) por los síntomas que presentaba se sentía
preocupada por amenazas, llegando a esta conclusión por lo que ella le dijo que sentía; a los hechos
narrados en el apartado siete, él (perito) le da credibilidad, por lo secuencial detallado, en ese sentido son
criterios que son suficientes para determinar la credibilidad, este daño psicológico interfiere en la
cotidianidad, porque está en sus facultades; en relación a las evaluaciones psicológicas es necesario que una
persona necesite de ayuda psicológica, pero él (perito) en su momento no lo hizo ver, pero si necesita
tratamiento psicológico, porque necesita ayuda por la falta de sueño, por la decaída, por el inicio de un
desfase emocional y para evitar que se incremente; es difícil opinar sobre el tiempo que necesita una
persona para superar un hecho de estos, ya que se necesita de apoyo; el hecho que a la clínica llegue
estable, no quiere decir que con el tiempo no se enferme, es un hecho que no debió pasar y que deja marca;
no recuerda los documentos que le proporcionó la Fiscalía pero lo normal es la denuncia, declaración o
informe del médico forense, lo cual lee antes de la entrevista, comparando los documentos con lo dicho en
la entrevista, se mantuvo el mismo relato, pero no recuerdo si fuera un informe victimologico; él (perito)
vino aquí (al debate) sin previo aviso, no fue citado, estando aquí le dijeron que estaba propuesto como
perito; en relación al relato hecho por la agraviada, él (perito) extrae y coloca lo más importante, lo pone a
su manera y tiene credibilidad porque hay respaldo afectivo, ansiedad, depresión, llanto y tristeza en la
persona, pero no existe un test, solamente la experiencia y el examen mental que se practica; no utilizó
ningún manual porque ella no presentó daño psicopatológico. Los test psicológicos se usan para evaluar un
abordaje terapéutico, pero para una evaluación psicológica forense únicamente basta con la entrevista que
es de tipo transversal, semiestructurada y tiene examen mental, por lo que él (perito) siente que si tiene
bastante de científico y de medible, se hace el examen mental desde que la persona ingresa, su juicio, su
pensamiento, su memoria, y establecer que esta persona está en el pleno goce de sus facultades mentales y
volitivas, y si no lo está, se recomienda hacerla después o ya no hacerla; es su deber reportar los síntomas
que ella narra, lo cual no quiere decir que con el tiempo se intensifiquen o se cronifiquen por no atenderse.
Ella si tiene problemas psicológicos”. VALORACIÓN: A esta declaración no se le da valor probatorio, ya que
independientemente de que el propio perito es contradictorio en su declaración, al afirma “no utilizó
ningún manual porque ella no presentó daño psicopatológico”; “el hecho que a la clínica llegue estable, no
quiere decir que con el tiempo no se enferme,” pero al final de su declaración también afirma: “Ella si tiene
problemas psicológicos” por lo que su declaración no es clara ni congruente en sí misma; sin embargo,
dejando por un lado esas contradicciones, el perito Noé Iberto Estrada Vásquez, declara que lo contenido en
el punto siete de su dictamen, le fue referido por la agraviada, en ese sentido, el juzgador observa que el
perito Estrada Vásquez dictaminó y declaró en relación a esos hechos referidos por la agraviada los cuales se
observan en el dictamen que acaecieron en los siguientes tiempos: a) en el año dos mil diez (sin mencionar
día ni mes); b) En diciembre de dos mil once (sin mencionar día); y, c) dos mil diez y dos mil once (sin
mencionar día y mes). Los anteriores elementos temporales evaluados por el perito, aún así fuese claro en
cuanto la existencia de daño psicológico, no se les puede dar un valor probatorio positivo para la presente
sentencia, siendo necesario aclarar que los tiempos evaluados por el perito Estrada Vásquez, no están
incluido en ninguno de los hechos imputados al acusado, por lo que atendiendo al principio de congruencia
contenido en el artículo 388 del Código Procesal Penal, no pueden ser objeto de inclusión como hecho
probado en la sentencia, atendiendo a la identidad que debe existir entre acusación y sentencia. Finalmente,
el elemento temporal que el Ministerio Público incluye en su acusación por manifestación de violencia
psicológica, se indica una agresión de fecha quince de enero de dos mil tres, mientras que el dictamen del
perito Estrada Vásquez, es emitido con fecha veinticinco de junio de dos mil doce, es decir que el dictamen
es anterior a la acusación por violencia psicológica; también resulta impreciso el hecho imputado por
violencia contra la mujer en su manifestación psicológica, ya que además del hecho imputado de fecha
quince de enero de dos mil tres, más adelante se indica en este mismo hecho, la existencia una convivencia
marital por aproximadamente tres años, pero esto resulta impreciso probar ya que no se indica cuáles son
esos tres años, o durante que años existió, o por lo menos un periodo que abarque esos tres años. EN
CONCLUSIÓN: La declaración analizada carece de valor probatorio por no referirse a ningún hecho
planteado en la acusación,-----------------------------------------
F) Psicólogo CIRILO SOTO PEÑA, Perito Profesional Área Psicología del Instituto Nacional de Ciencias
Forenses de Guatemala, quien ratificó el Dictamen Pericial, número PSICOCEN – dos mil trece – cero cero
cero doscientos noventa y cuatro, INACIF – dos mil once – cero treinta y siete mil novecientos (PSICOCEN-
2013-000294 INACIF-2011-037900), de fecha once de febrero de dos mil trece, que contiene reconocimiento
psicológico realizado a la agraviada María Elizabeth Cojulun; quien declaró lo siguiente: “Hace preguntas
para que la persona responda libremente y sobre eso hace el análisis correspondiente sobre los relatos
manifestados, esto es conocido como una entrevista psicológica semiestructural, siendo los hechos referidos
por la persona evaluada lo que exclusivamente ella menciona, afirmando que si es congruente lo que ella
(agraviada) refiere, con la sintomatología presentada, y aunque no hay una enfermedad propiamente, si hay
un daño psicológico, ya que un daño psicológico es cualquier perturbación que nos saque de nuestro
balance, en este caso es violencia intrafamiliar y eso produce un daño, porque la saca de balance, por lo que
ella tiene daño psicológico, ya que refiere actos de violencia y cuando hay violencia hay daño; en la
entrevista se quiebra, llora y manifiesta emociones no verbales, por eso coloca que lo que está diciendo
tiene un respaldo emocional adecuado, ya que no se está riendo, sino lo que dice es congruente con lo que
ella está transmitiendo, cuando las personas son sometidas a violencia, en este caso física y psicológica, se
queda en una situación de vulnerabilidad, porque ella esta vulnerable a esas heridas psíquicas, y eso lleva un
deterioro progresivo en todas las esferas de su vida. Al tener un daño psicológico siempre se recomienda
que tenga ayuda terapéutica en el tiempo que la profesional encargado lo amerite, pero a pesar de ser
vulnerable aun es capaz de continuar con su vida y las circunstancias que le acontecen. Un miedo es un daño
psicológico, ya que al ser agredidos desarrollamos un miedo. Un daño psicológico sufrido por la pareja a un
daño por fallecimiento de una persona, son totalmente distintos, al morir una persona se vive un duelo,
primero hay negación tristeza y enojo, es cuando la gente dice porque a mí o porque paso, esto es general,
en este caso, ella (agraviada) manifiesta sintomatología y violencia especifica de una persona lo cual no tiene
nada que ver con perder a una persona, ya que manifiesta que fue agredida y a raíz de ello manifiesta esa
sintomatología. Una alteración emocional es algo que de alguna manera no esperaría típicamente en una
persona, si la persona tiene un sufrimiento emocional la persona no puede visualizar lo que está pasando,
no puede responder adecuadamente a las circunstancias, y si alguien la arremete probablemente se deja
porque no puede responder, hasta que esas fortalezas psicológicas puedan volver a ser restablecidas; las
secuelas a corto plazo son llorar, no lograr terminar su relato, miedo de salir a la calle; a mediano plazo, es
un periodo de seis meses a un año, y aunque las circunstancias no estén presentes se teniendo alteraciones
hacia la cotidianidad de su vida eso quiere decir que no logra salir del problema, desarrolla sintomatología
física y no logra establecer vínculos afectivos; a largo plazo es de dos, tres o cuatro años, la persona no logra
tener una vida íntima con otra persona, un hogar, una relación estable, no logra ser feliz, mantiene un
estado anímico deprimido sin saber que está pasando, eso influye en las diferentes etapas de su vida. En sus
conclusiones hace alusión a que la persona sugiere haber sido sujeta de violencia, pues toda violencia
conlleva daño, la violencia física proporciona un daño físico, la violencia psicológica proporciona un daño
psicológico, por eso no se coloca como tal dentro de las conclusiones; la diferencia entre alteración
emocional y daño psicológico, es un síntoma, en este caso un daño psicológico o sicopatología, es algo mas
grande como parte de una secuela del daño psicológico. En un momento dado un daño emocional tiende a
la cronicidad, es decir que somos sometidos a un periodo mayor de seis meses a los mismos elementos y si
no son tratados la sintomatología puede hacerse de carácter permanente; un daño psicológico se refiere a
que puede haber una afectación a la autoestima, su valor como persona, la percepción que ella misma
puede tener de su persona se ve menos validado, y cuando ella afronte situaciones típicas de cualquier
persona, ella puede pensar y asumir que no puede hacerlas, incapacitándola; la persona que tenga
autoestima baja tiene problemas para disciplinar a un hijo porque no tiene capacidad para afrontarlo.
Realizó una evaluación transversal que se circunscribe a la fecha de la evaluación, al decir verosimil, quiere
indicar que es lógico y creíble, que la historia no es fabulada, y se determina la credibilidad clínica,
existiendo test y acuerdos, pero en este caso solo valora clínicamente. No consignó en el peritaje un daño
psicológico, pues cuando hay violencia hay daño, ya que no hay acto de violencia que no pueda causar daño,
no analizó la vida anterior al hecho, ya que solo valora el hecho que fue tipificado como delito, y los
antecedentes serán valorados en su momento, es decir cualquier antecedente que pudo causar daño a la
persona solo la dejó en una situación de vulnerabilidad que causo el hecho actual, es decir si ya la persona
viene mal, alguien la vio y se aprovechó de eso, hay un abuso. Al momento de realizar la evaluación se
sugiere que la persona tenga un tratamiento terapéutico y el profesional encargado debe determinar el
tiempo.”. VALORACIÓN: A esta declaración no se le otorga valor probatorio, pues el perito Cirilo Soto Peña,
declara que utilizó una entrevista estructurada de la cual obtuvo directamente de la agraviada, los datos
importantes que le sirvieron a él como perito para emitir su dictamen; pues bien, al analizar los datos que la
agraviada le proporcionó al perito y que en base a estos el perito analiza, procesa y emite su dictamen, se
puede observar que en el punto seis de su dictamen están contenidos estos datos referidos por la persona
evaluada, y resulta que menciona nueve acontecimientos sin tenerse una precisión en la fecha, de esta
forma se indican a continuación estos nueve hechos: 1) Un día me dijo que no cocinara; 2) A partir de allí
todo cambio; 3) Aun estando separados; 4) Otro problema es que consume varios tipos drogas; 5) Secuestró
a mis hijos el año pasado; 6) Hace mucho tiempo que no hacen nada; 7) una vez llegó golpeada; 8) el quince
de enero cuando ya había puesto la demanda; 9) fue de nuevo a la fiscalía de Gerona del MP. La pregunta
que surge en el Juzgador, respecto a lo que declara el perito es: ¿Sobre cuál de estos nueve hechos se refiere
su declaración? Cuál de los nueve hechos es el que causa el daño psicológico? ¿Cuáles son las fechas de esos
acontecimientos? Las anteriores preguntas surgen en atención a que en esta sentencia solo se pueden dar
por acreditados hechos contenidos en la acusación, en atención al principio de congruencia contenido en el
artículo 388 del Código Procesal Penal, sobre todo porque el perito indica que todo lo dicho por la agraviada
es creíble, indicándolo de la siguiente manera: “al decir verosimil, quiere indicar que es lógico y creíble, que
la historia no es fabulada, y se determina la credibilidad clínica”, Pero si el juzgador desea ir más allá de la
imprecisión temporal que se incurre en la consignación del relato, se puede seleccionar el hecho numerado
con el número ocho, relacionado al quince de enero, y aunque no se consigna el año, sería el único hecho
que se puede aproximar al último de los hechos planteados en la acusación del Ministerio público; sin
embargo, el perito no es claro en cuanto al daño psicológico, ya que concluye dos circunstancias
importantes que son: “12.5 Es posible como consecuencia del abuso sufrido; el desarrollo de secuelas…” y
“12.6 La presente es una evaluación parcial…”. De lo anterior, el juzgador determina lo siguiente: en relación
a su conclusión doce punto cinco, que el perito califica como una posibilidad que se desarrolle secuelas, no
es posible afirmar en una sentencia condenatoria que se dictamina la existencia de un daño psicológico
cuando el propio perito lo indica como una posibilidad, el propio perito declara lo siguiente: No consignó en
el peritaje un daño psicológico, pues cuando hay violencia hay daño, ya que no hay acto de violencia que no
pueda causar daño”; la afirmación del perito, más bien es su apreciación subjetiva, que en defensa de su
dictamen, quiso incorporar como una justificación a su omisión de no indicar claramente la existencia de un
daño psicológico, lo cual debió dictaminar en el momento de la evaluación, pero lo que dictaminó fue una
posibilidad. Por otro lado, en relación a su conclusión doce punto seis, en cuanto a que la evaluación que
presenta es de carácter parcial, el juzgador se pregunta ¿Dónde está la evaluación final? Para que se
complemente este dictamen. En todo caso, si la evaluación era parcial, existen actos conclusivos que
permiten al Ministerio Público un tiempo razonable para recopilar un dictamen final, tal es el caso de una
clausura provisional en su oportunidad procesal oportuna. Todo lo anterior, conduce al Juzgador a una
sentencia absolutoria por la violencia contra la mujer en su manifestación psicológica, apoyándose en el
razonamiento de la honorable Corte de Constitucionalidad de Guatemala que en su en calidad de tribunal
extraordinario de amparo, en sentencia de fecha catorce de junio de dos mil doce, dictada en el expediente
número tres mil seiscientos setenta y seis - dos mil once, estableció en su considerando IV, lo siguiente: “en
el caso de la tipificación del delito de violencia sicológica contra la mujer, esta Corte, en sentencia de cuatro
de octubre de dos mil once, dictada dentro del expediente cuatro mil doscientos setenta y cuatro – dos mil
nueve (4274-2009), señaló que los jueces llamados a dictar sentencia deberán contar con los respectivos
dictámenes emitidos por expertos en la materia mediante los cuales logren concluir si, en efecto, se ha
producido daño o sufrimiento psicológico o emocional”. Siendo un parámetro o estándar nacional fijado por
la Corte de Constitucional, aplicable a casos que se juzgan delitos de Violencia contra la Mujer, en su
manifestación Psicológica, que en el presente caso, aun contando con la declaración del perito y su
respectivo dictamen, siendo experto en la materia, no logra concluir, si en efecto, se ha producido un daño o
sufrimiento psicológico o emocional, dejándolo en una posibilidad, que es un acontecimiento futuro e
incierto.------
Psicóloga TIERNA CORITA SIBONEY POLILLO CORNEJO, Psicóloga, de la Coordinación Nacional de Asistencia
Legal Gratuita a la Víctima y a sus Familiares, quien ratificó el informe pericial psicológico de fecha marzo de
dos mil catorce, que contiene evaluación psicológica practicado a la agraviada María Elizabeth Cojulun;
habiendo declarado lo siguiente: “El objeto del dictamen era determinar el estado emocional de la
agraviada, se realizó una entrevista de tres horas de tipo transversal que es evaluar en una sola sesión, con
una entrevista estructurada y unos test proyectivos, las pruebas proyectivas son utilizadas para poder
demostrar que es lo que existe dentro del consciente y del sub consciente, se realiza el test de la casa, del
árbol y de la figura humana, se utiliza esta metodología para poder determinar el daño que existe y para
poderlo diagnosticar, la historia que coloca en su peritaje se la remite la usuaria, y si existe congruencia con
lo manifestado en la historia y lo encontrado en la señora, clínicamente se podría decir por los detalles,
momentos y la forma en que fue narrada y cada momento que ella ha sufrido fue demostrado dentro de la
historia actual, el trastorno que ella presenta es una combinación entre la ansiedad y la depresión,
manifestaciones dominantes, presentándose a través de lo narrado por ella y su sintomatología, debido a la
actitud defensiva y el trastorno adaptativo mixto con estado animo depresivo que ella presentaba, las
alteraciones emocionales son las que le pueden causar este daño, este trastorno puede trascender en una
desestabilizad emocional, laboral psicosocial, que siempre la va a mantener a ella así si no logra salir de ese
estado en que ella se encuentra, dentro de su informe recomienda que reciba psicoterapia
aproximadamente unas veinticuatro sesiones, y eso depende de cómo acepte ella la misma. Si ella no lo
recibe el efecto es que no podrá enfrentarse a las situaciones de la vida y creer que la sociedad también
puede ser un causante de sus problemas, poner obstáculos para que ella pueda salir adelante, si no se lleva
bien una psicoterapia. Únicamente es psicóloga general, le da credibilidad al relato debido a la secuencia en
que ella lo narró las fechas y la sintomatología que mostró ante la plática que tuvo con la señora Cojulun,
debido a la entrevista y esa investigación que hace, es cuando determina si existe realmente un daño y si se
debe a esos hechos, basándose la evaluación en la observación y lo que le proyectan las pruebas, la actitud
de ella, los grados de victimización, van en la forma en que se relaciona el hecho, ella tiene un estado medio,
lo que provoca ese estado medio mixto, que puede superarse, sino lo logra el mismo puede ser superior,
llegar a un estado terciario es llegar a un estado depresivo mayor, por eso ya es la psicoterapia. Ella
(agraviada) está inmersa en el círculo de la violencia, logró su mecanismo de defensa siendo su actuar
quedarse callada, no decir nada, y es por eso que viene la violencia, existiendo víctimas colaterales que son
los hijos, la madre, siendo las víctimas colaterales las personas que sufren indirectamente, son personas que
tal vez sufren lo mismo, que tal vez no reciben los golpes, pero ven el sufrimiento de la persona, las
relaciones desiguales de poder son las que se mantienen en “el yo puedo más”, se basan en quien está
arriba de él la competitividad que existe dentro de una relación, el agresor si tenía un control sobre ella,
estos efectos se dan por la constancia y van a ir acrecentándose, si existe un evidente derrumbe de la
personalidad el cual ella ha logrado demostrar ante las actitudes de defensa que tiene, si es necesario que
estos menores reciban ayuda psicológica puesto que son los niños los que más sufren dentro de este
círculo”. VALORACIÓN: No se le otorga valor probatorio, por razones jurídicas y de técnica procesal, siendo
éstas las siguientes: a) Reglas testimoniales: La declaración de la profesional de la Psicología, Licenciada
Tierna Corita Siboney Polillo Cornejo, (siguiendo las fases o etapas de la prueba), fue ofrecida, aceptada,
propuesta y diligenciada como prueba pericial, y en este momento de la valoración como última
manifestación de las fases o etapas de la prueba, no es posible otorgarle valor probatorio, ya que no se
puede considerar como perito a la persona que conoce espontáneamente un hecho o circunstancia, sin
haber sido requerido por autoridad competente, ya que en este caso rigen las reglas de la prueba
testimonial como lo ordena el artículo 225, segundo párrafo del Código Procesal Penal; por lo que se
considera que en la declaración de la Psicóloga de mérito, se debió haber observado las fases o etapas de la
prueba testimonial atendiendo a su propia naturaleza, y no las reglas de la prueba pericial, ya que ambas
son consideradas de distinta manera en el proceso penal guatemalteco, ya que al tenor del mismo artículo
225, primer párrafo, del Código Procesal Penal, se determina quienes son las autoridades competentes para
ordenar peritación, lo cual se preceptúa de la siguiente forma: “El Ministerio Público o el tribunal podrán
ordenar peritación a pedido de parte o de oficio” b) Calidad de Peritos: Por otra parte, en el proceso penal
guatemalteco, solamente pueden ser considerados peritos, las personas que encajen dentro de las
siguientes tres circunstancias: EN PRIMER LUGAR: Las personas que laboren como peritos para el Instituto
Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala (artículo 25 de la Ley Orgánica del Instituto Nacional de
Ciencias Forenses de Guatemala); EN SEGUNDO LUGAR: Las personas que hubieren aceptado bajo
juramento desempeñar el cargo fielmente ante tribunal competente (artículo 227 del Código Procesal
Penal), y, EN TERCER LUGAR: De manera excepcional, en aquellos casos donde el Instituto Nacional de
Ciencias Forenses de Guatemala, no se encuentre aun integrado y organizado, casos en los cuales los
peritajes continuarán siendo prestados por los servicios que están bajo responsabilidad del Organismo
Judicial, Ministerio Público y Ministerio de Gobernación, en materia forense (artículo 48 de la Ley Orgánica
del Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala), no mencionando en el presente caso a personas
que laboren para el Instituto de la Defensa Pública Penal.

c) Tercero excluido.

Según este principio cuando dos juicios se contradicen no pueden ser los dos falsos; por
consiguiente, basta reconocer la falsedad de uno para poder afirmar sin más verdad. En el
presente caso existen tres hechos que ocurrieron en diversos momentos, el Juez con base al
peritaje debe dar la valoración respectiva para determinar si es correcto si un hecho se
contradice.
A) EN EL PRIMER HECHO: Tomando en cuenta que por este hecho se acusa en delito continuado, por estar
configurado con dos sucesos, se abordan cada uno de estos separadamente:------------------------------
a) PRIMERO SUCESO O HECHO: acontecido el veintitrés de junio de dos mil once: se tiene por acreditado lo
siguiente: a.a) El día, hora y lugar: El hecho sucedió el veintitrés de junio de dos mil once, a las catorce horas
aproximadamente, en el inmueble ubicado en la trece avenida cuarenta y uno guión cero uno, de la zona
ocho, de la ciudad de Guatemala, departamento de Guatemala, lugar donde reside la madre del acusado,
señora Flor de María Girón Yanes; a.b) La llegada de la agraviada: al lugar mencionado, en la fecha y hora
indicados en la literal anterior, llega la agraviada María Elizabeth Cojulun, con la finalidad de recoger a sus
menores hijas; a.c) La discusión: El acusado Jorge Alfredo Martínez Yanes discute con la agraviada María
Elizabeth Cojulun, porque no le quiere hacer entrega de sus hijas; a.d) La agresión física: El acusado Jorge
Alfredo Martínez Yanes ejerció agresión física mediante fuerza corporal en contra de la agraviada María
Elizabeth Yanes, halándole el cabello, golpeándola contra una pared, proporcionándole varios puñetazos en
el rostro, lanzándola al piso, propinándole patadas en diferentes partes del cuerpo, al mismo tiempo que la
amenazaba de muerte ya que le gritaba que "por algo se iba a ensuciar las manos porque la iba a "; a.e) Las
lesiones causadas: Producto de la agresión física descrita en el apartado anterior, a la agraviada María
Elizabeth Cojulun se le causaron las siguientes lesiones: en la región occipital, dos hematomas de tres
centímetros de diámetro; en la región cigomática derecha, una equimosis rojiza de tres por cero punto tres
centímetros; en la región preauricular derecha, una equimosis rojiza de tres por matar dos centímetros, y
excoriaciones con costra hemática de cero punto cinco, cero punto ocho y uno punto cinco centímetros; en
la cara anterior de pierna derecha una equimosis violácea de seis por cuatro centímetros; y, en la cara
interna la pierna izquierda, una equimosis rojiza de uno punto cinco y dos centímetros de
diámetro.-----------------------------------------------------------------
b) SEGUNDO SUCESO O HECHO: El hecho sucedido el quince de agosto de dos mil once, se tiene por
acreditado lo siguiente: b.a) El día, hora y lugar: El hecho sucedió el día quince de agosto de dos mil once,
aproximadamente a las quince horas con treinta minutos, en el inmueble ubicado en la trece avenida
cuarenta y uno guión cero uno, de la zona ocho, de la ciudad de Guatemala, departamento de Guatemala;
b.b) La discusión: El acusado Jorge Alfredo Martínez Yanes, discute con la agraviada María Elizabeth Cojulun,
por el motivo de no quererle devolver a sus hijas; b.c) La no existencia de lesiones: en esta oportunidad
queda acreditado que la agraviada María Elizabeth Cojulun NO sufrió lesiones físicas por parte del acusado;
b.d) Las lesiones en Krista Valentina Madeline Martínez Cojulun: La niña Krista Valentina Madeline
Martínez Cojulun, resultó con las siguientes lesiones: una equimosis rojiza de un centímetro de diámetro en
región temporal izquierda y una equimosis rojiza de un centímetro de longitud en la región temporal
derecha.----------------------------------------------------------------------------------------
De los dos sucesos analizados anteriormente y contenidos en el primer hecho acusatorio, se tiene por
probado únicamente el primero, no así el segundo, tomando en cuenta que en la acusación y el respectivo
auto de apertura de a juicio, se determinó que el presente proceso, los dos hechos se plantean como delito
de Violencia contra la Mujer, en su manifestación Física, en forma continuada, teniéndose como agraviada
únicamente a la señora María Elizabeth Cojulun, no así a la niña Krista Valentina Madeline Martínez Cojulun,
ni a ninguna otra persona, por lo que ius puniendi del Estado de Guatemala, en atención del debido proceso,
no puede ir más allá de la sujeta pasiva previa y legalmente definida en las etapas respectivas del
proceso.-------------------------------------------------------------------------------------------------------

B) EN EL SEGUNDO HECHO: a) La existencia de duda en el día y hora: Existe duda razonable en cuanto al
día en que sucedió el hecho, ya que en la acusación se plantea que fue el quince de enero de dos mil trece,
aproximadamente a las veintidós horas con treinta minutos; mientras que en la prueba se indica que el
hecho sucedió el catorce de enero de dos mil trece, aproximadamente a las ocho horas con treinta minutos
de la noche; b) El lugar a donde llega el acusado: el acusado Jorge Alfredo Martínez Yanes, llega al lugar
ubicado en la donde residía su exconviviente la agraviada María Elizabeth Cojulun, ubicado en la primera
avenida tres guión treinta y tres apartamento “B”, Residenciales Villa Lobos, Zona dos, del Municipio de Villa
Nueva, del Departamento de Guatemala; c) La existencia de inquilinos: Queda acredita la existencia de
inquilinos, que alquilaban otro apartamento en el mismo inmueble donde habitaba la agraviada, siendo
éstos inquilinos, María José Chutan Durán y Gerber Roberto Salazar Quan, de los cuales, Gerber Roberto
Salazar Quan le abrió la puerta al acusado Jorge Alfredo Martínez Yanes cuando éste tocó dicha puerta, y fue
María José Chutan Duran quien le informó a la agraviada María Elizabeth Cojulun, que el acusado la buscaba,
a lo cual la agraviada salió, d) La existencia de duda de la agresión por parte del acusado: Existe duda
acerca de que el acusado ejerciera agresión y provocara lesiones a la agraviada en las partes del cuerpo que
indica el Ministerio Público; e) La existencia de duda en la violencia psicológica: Existe doble duda
razonable, primero en cuanto al hecho que es analizado en la evaluación psicológica, por la multiplicidad de
hechos narrados; y, segundo, en cuanto a la conclusión de existencia concreta de un daño psicológico, por
ser ambiguas las conclusiones de la evaluación; f) La existencia de duda en la notificación de medidas: No
se acreditó debidamente que el acusado estuviese legalmente notificado acerca de medidas que no debe de
acercarse, molestar o perturbar a la
agraviada.-----------------------------------------------------------------------------------------------------------
tercer hecho del quince de enero de dos mil trece: a.a. ACCIÓN: No quedó acreditado en juicio que existió
una conducta de obrar con manifestaciones exteriores por parte del acusado en cuanto a que hubiere en el
inmueble de la agraviada ubicado en la primera avenida tres guión treinta y tres, apartamento "b",
Residenciales Villa Lobos, zona dos del Municipio de Villa Nueva departamento de Guatemala, golpeado con
los puños en la cara, provocándole sangrado de nariz y propinándole patadas en las piernas y en el
estomago, lo cual causa duda al Juzgador ya que según el Dictamen Pericial identificado como CCEN guión
trece guión novecientos veintiuno INACIF guión once guión treinta y siete mil novecientos, de fecha dieciséis
de enero de dos mil trece, signado por el Doctor Julio Enrique Girón Robles y el cual fue practicado a la
agraviada MARIA ELIZABETH COJULUN y dentro del cual se consigna que la misma presenta lesiones en el
labio inferior, en la mucosa interna y no en la nariz como se expresa en la acusación presentada por el
Ministerio Público, aunado a esto en la declaración del perito en mención, se expresa claramente que no
existe lesión en la nariz, también surge duda en cuanto a que en la misma acusación se indica que la
agraviada recibió patadas en las piernas y en el estómago y en el dictamen pericial se consigna por parte del
perito que realiza la evaluación que la misma presentaba equimosis violácea en el miembro superior
izquierdo a nivel de mano izquierda, y no se hace referencia a lesiones en el estómago, todo esto ratificado
también con la declaración del perito, en consecuencia, al no quedar probada la acción del acusado, la teoría
del delito nos indica que no pueden concurrir los demás elementos positivos del delito, por la razón que la
existencia de uno es requisito para la existencia del siguiente elemento, y así sucesivamente hasta
completarse la existencia del delito, por lo tanto no se entra a considerar la tipicidad, la antijuridicidad, la
culpabilidad ni la punibilidad. - - - - - - - - - -

d) Razón suficiente.

Esto con relación a que el principio de Razón suficiente establece que todo objeto debe tener
una razón que lo explique, por tanto, “nada existe sin una causa determinante”, estableciendo
así que el juzgador al momento de realizar una calificación legal del delito debe contar con los
elementos suficientes para determinar si reúne con los delitos que se le imputan. Es por eso
que, se hace una valoración de las pruebas, y todo debe estar debidamente justificado y
respaldado tanto en la legislación como en los hechos.
“CALIFICACIÓN LEGAL DEL DELITO: El juzgador comparte lo establecido en el preámbulo de la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará), en cuanto
que se AFIRMA que la violencia contra la mujer constituye una violación de los derechos humanos y
libertades fundamentales y limita total o parcialmente a la mujer el reconocimiento, goce y ejercicio de tales
derechos, PREOCUPÁNDOSE además porque la violencia contra la mujer es una ofensa a la dignidad humana
y una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres, y
PREOCUPÁNDOSE también porque la violencia que viven muchas mujeres de América, sin distinción de raza,
clase, religión, edad o cualquier otra condición, es una situación generalizada y en virtud de ello se está
PERSUADIDA de la responsabilidad histórica de hacer frente a esta situación para procurar soluciones
positivas. Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, de la
cual el Estado de Guatemala es parte, y que en su artículo 7 establece “Los Estados Partes condenan todas
las formas de violencia contra la mujer y convienen en adoptar, por todos los medios apropiados y sin
dilación, políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia y en llevar a cabo lo siguiente:
… c) Incluir en su legislación interna normas penales… que sean necesarias para prevenir, sancionar y
erradicar la violencia contra la mujer…”. En ese orden de ideas, se crea penal y especializadamente la Ley
contra el Femicidio y otras Formas de Violencia Contra la Mujer, que en su considerando establece “Que
Guatemala aprobó por medio del Decreto Ley Número 49-82 la Convención sobre la Eliminación de Todas
las Formas de Discriminación Contra la Mujer, y a través del Decreto Número 69-94 la Convención
Interamericana para prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, y como Estado Parte se
obligó a adoptar todas las medidas adecuadas para modificar o derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas
que le constituyan discriminación contra la mujer, y emitir todas aquellas leyes que sean necesarias para tal
fin.” Es por ello que en el artículo 7 de la Ley contra el Femicidio y otras Formas de Violencia Contra la Mujer
se crea el delito de Violencia Contra la Mujer configurado de la siguiente forma: “Comete el delito de
violencia contra la mujer quien, en el ámbito público o privado, ejerza violencia física, sexual o psicológica,
valiéndose de la siguientes circunstancias:… b) Mantener en la época en que se perpetre el hecho, o haber
mantenido con la víctima relaciones de convivencia…”. En el presente caso, derivado del contenido de la
acusación del Ministerio Público, se determina que ha quedado probado únicamente el hecho acontecido el
veintitrés de junio de dos mil once, cuando el acusado ejerció sobre la agraviada, violencia física, para el
efecto se analiza el artículo 3, literal l, y de la Ley contra el Femicidio y otras Formas de Violencia contra la
Mujer. Considerado lo anterior, resulta procedente analizar los elementos del delito para establecer su
calificación. a. ELEMENTOS COMUNES: En cuanto a los elementos comunes aplicables para el delito de
violencia contra la mujer en su manifestación física, encontramos que en el presente caso concurren: a.a. el
sujeto activo del delito es un hombre, ya que es éste quien realiza las acciones prohibitivas prevista en las
normas penales, quedando acreditado con certificación extendida por el Registro Nacional de las Personas
que este sujeto activo se llama JORGE ALFREDO MARTINEZ YANES, siendo éste quien ejerció la
manifestación de violencia mencionada; a.b. la sujeta pasiva es una mujer, quien es la víctima definida en el
artículo 3, literal i, de la Ley contra el Femicidio y Otras formas de Violencia contra la Mujer, siendo una
mujer de cualquier edad a quien se le inflige cualquier tipo de violencia, en el presente caso se estableció
mediante certificación extendida por el Registro Nacional de las Personas, que la víctima se llama María
Elizabeth Cojulun; a.c. el ámbito que en el presente caso es el ámbito privado, toda vez que se considera
como ámbito privado, relaciones interpersonales domésticas, familiares o de confianza dentro de las cuales
se cometan los hechos de violencia contra la mujer, cuando el agresor es el cónyuge, ex cónyuge,
conviviente o ex conviviente, con quien haya la víctima procreado o no, o cuando el agresor fuere el novio o
ex novio, o pariente de la víctima; siendo que en el presente caso, el acusado y la agraviada, tenían una
relación de convivencia lo cual se establece con los dos certificados de nacimiento de las dos hijas que
procrearon el acusado y la agraviada. a.d.El elemento de violencia se analiza la violencia física probada que
aconteció en la fecha ya indicada del veintitrés de junio de dos mil once, como la acción de agresión
utilizando la fuerza corporal directa, con la que se ha causado lesiones a una mujer, queda acreditado
principalmente con lo declarado por la agraviada y la perito Doctora Olivia Haydee Pellecer Lira, Perito
Profesional de la Medicina del Instituto Nacional de Ciencias Forense de Guatemala, así como su dictamen
pericial número CCEN – once – nueve mil novecientos ochenta y dos, INACIF – once – treinta y siete mil
novecientos (CCEN-11-9982 INACIF-11-37900), de fecha veintitrés de junio de dos mil once. b. ELEMENTO
CIRCUNSTANCIAL: este elemento está dado la concurrencia de cualquiera de las cinco circunstancias
establecidas en el artículo 7 de la Ley contra el Femicidio y Otras Formas de Violencia contra la Mujer, que
en el presente caso están contenidas en la literal b de dicho artículo, siendo relaciones de convivencia, como
se acreditó en el ámbito privado----
PENA A IMPONER: El juez haciendo una ponderación para la fijación de la pena de conformidad con lo
establecido en el artículo 65 del Código Penal, hace un análisis de cada uno de los supuestos contenidos
en el mismo de la manera que más adelante se plasma, también se toma en cuenta los principios de
legalidad y proporcionalidad de la pena que establece el artículo 19 de la Constitución Política de la
República de Guatemala. En el presente caso, para el delito de violencia contra la mujer en su
manifestación física, acaecido el veintitrés de junio de dos mil once, se analiza lo siguiente: a)
Peligrosidad del sindicado: no se dan los presupuestos contenidos en el artículo 87 del Código Penal ya
que no fue invocada en la acusación, ni probada en juicio, además el Derecho Penal es de acto y no
actor. En tal sentido se ha pronunciado la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia
de fecha veinte de junio de dos mil cinco, en el caso Fermín Ramírez versus el Estado de Guatemala,
estableciendo en el párrafo noventa y cuatro de dicha sentencia lo siguiente: “94. En concepto de esta
Corte, el problema que plantea la invocación de la peligrosidad no sólo puede ser analizado a la luz de
las garantías del debido proceso, dentro del artículo 8 de la Convención. Esa invocación tiene mayor
alcance y gravedad. En efecto, constituye claramente una expresión del ejercicio del ius puniendi estatal
sobre la base de las características personales del agente y no del hecho cometido, es decir, sustituye el
Derecho Penal de acto o de hecho, propio del sistema penal de una sociedad democrática, por el
Derecho Penal de autor, que abre la puerta al autoritarismo precisamente en una materia en la que se
hallan en juego los bienes jurídicos de mayor jerarquía.””

V. PARTE RESOLUTIVA: El Juez Unipersonal de Sentencia, con fundamento en lo considerado, leyes


invocadas y los Artículos: 1, 2, 3, 15, de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación Contra la Mujer; 1, 2, 3, 4, 6, 7, 10, 14, de la Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer; 1, 2, 7, 8,10, 11, de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos; 7, 8, 9, 24, 25 de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos; 1, 2, 3, 4, 6, 7, 8,
9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 17, 22, 29, 44, 46, 203 y 204 de la Constitución Política de la República de
Guatemala; 1, 2, 3, 7, 9 de la Ley Contra el Femicidio y otras Formas de Violencia contra la Mujer; 1, 2, 3, 4,
7, 9, 10, 11, 13, 14, 17, 19, 20, 25, 27, 35, 36, 41, 42, 44, 50, 51, 59, 60, 62, 63, 65, 66, 68, 71, del Código
Penal; 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 11bis, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 24, 37, 40, 43, 45, 48, 70, 71,
72, 79, 81, 92, 101, 103, 107, 108, 109, 112, 117, 124, 142, 147, 151, 160, 161, 162, 173, 181, 182, 183, 185,
186, 207, 211, 215, 219, 220, 222, 225, 226, 227, 234, 241, 257, 309, 354 al 390, 392, 395 al 400, 415, 416,
417, 418, 423, 507, 508 del Código Procesal Penal; 6, 16, 19, 94, 95, 141, 142, y 143 de la ley del Organismo
Judicial, al resolver, DECLARA: I)
Se absuelve JORGE ALFREDO MARTINEZ YANES, del delito de Violencia Contra la Mujer en su Manifestación
Psicológica, por el hecho acecido el quince de enero del año dos mil trece, por lo considerado en la presente
sentencia. II) Se absuelve al acusado JORGE ALFREDO MARTINEZ YANES, del segundo hecho contenido en la
acusación del Ministerio Público, por el delito de Violencia Contra la Mujer en su manifestación física en
forma continuada, por el hecho acaecido el quince de agosto del año dos mil once, por lo considerado en la
presente sentencia. III) El acusado JORGE ALFREDO MARTINEZ YANES es autor responsable del delito de
Violencia Contra la Mujer en su Manifestación Física, en agravio de MARIA ELIZABETH COJULUN,
contemplado en el primer hecho acaecido el veintitrés de julio del año dos mil once, cuando el Ministerio
Público acuso por el Delito de Violencia Contra la Mujer en su Manifestación Física en forma continuada. IV)
Por la comisión del Delito cometido se le impone al acusado JORGE ALFREDO MARTINEZ YANES la pena de
cinco años de prisión conmutables a razón de cinco quetzales diarios, con abono de la prisión padecida, que
deberá hacer efectiva al momento de estar firme la presente sentencia, caso contrario deberá cumplir la
pena de prisión impuesta, en el Centro de Reclusión que determine el Juez de Ejecución competente,
siempre con abono de la prisión padecida. V) Se suspende al acusado JORGE ALFREDO MARTINEZ YANES en
el goce de sus derechos políticos, por el tiempo que dure la pena impuesta. VI) Estando libre el acusado, se
ordena que continué en la misma situación, hasta que la presente sentencia case firmeza, momento en el
cual se ordena el cese de toda medida sustitutiva impuesta en el presente proceso. VII) Se exime del pago
de costas procesales al acusado JORGE ALFREDO MARTINEZ YANES, por las consideraciones establecidas en
el apartado respectivo de la presente sentencia. VIII) Se condena al acusado JORGE ALFREDO MARTINEZ
YANES en concepto de reparación digna por daño moral, por la cantidad de veinte mil quetzales, que deberá
pagar a la agraviada MARIA ELIZABETH COJULUN, en un solo pago, en efectivo o en cheque de caja, en este
Tribunal, el día martes veintidós de julio del años dos mil catorce a las ocho horas con treinta minutos, caso
contrario la certificación de la presente sentencia constituye título ejecutivo para ejercitar el derecho
correspondiente. IX) Se les hace saber a las partes procesales el derecho que tienen para presentar el
recurso de Apelación Especial en contra de la presente sentencia en el plazo de diez días a partir del día
siguiente de ser notificada la misma. X) Al estar firme la presente sentencia remítase el presente proceso al
Juzgado de Ejecución competente. XI) Notifíquese - - - - - - - - - - - -

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