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GERSON CHAVERRA CASTRO

Magistrado Ponente

SP4769-2020
Radicación N° 56603
Aprobado acta N° 257

Bogotá, D.C., dos (02) de diciembre de dos mil veinte


(2020).

ASUNTO

Resuelve la Corte el recurso de apelación interpuesto por


el defensor de Ricardo Emiro Galvis Monsalva, en contra de la
sentencia del 17 de octubre de 2019, por medio de la cual la
Sala de decisión Penal del Tribunal Superior de Cúcuta lo
condenó, en su condición de Fiscal Tercero Delegado ante el
GAULA de esa ciudad, a la pena de 100 meses de prisión y
multa de 70 S.M.L.M.V., luego de declararlo penalmente
responsable del delito de concusión.
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

HECHOS

De acuerdo con el escrito de acusación, se dice que,


entre el 18 de octubre de 2012 y el 13 de septiembre de 2013,
Ricardo Emiro Galvis Manosalva, abusando de su condición
de Fiscal Tercero Especializado destacado ante el GAULA de
Cúcuta, solicitó a Argelino Pérez Pérez, ciudadano en contra
del cual adelantaba una investigación por el delito de
extorsión, el pago de 20 millones de pesos para invertirlos en
la reparación de sus víctimas y que, a cambio de dicho
desembolso, se pediría, bien fuera la revocatoria de la medida
de aseguramiento privativa de la libertad que le había sido
impuesta, la preclusión de su investigación o, en últimas, se
garantizaría la no comparecencia de las víctimas al juicio
oral.

También se dice que, como consecuencia de dicho


requerimiento, Pérez Pérez, por conducto de su abogado
defensor, finalmente pagó, en dos contados, 15 de los 20
millones de pesos que aparentemente le habían sido
requeridos por el funcionario público en mención, evento este
que habría derivado en la celebración de la audiencia de
solicitud de levantamiento de medida de aseguramiento que
tuvo lugar el 3 de septiembre de 2013, diligencia esta donde
se resolvió negativamente la petición de libertad presentada
por el delegado del Ente Investigador acá enjuiciado.

Estima la Fiscalía que, al no corresponderle a sus


delegados el requerir pago alguno por concepto de
indemnizaciones y, mucho menos recibir dinero por ese o

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

cualquier otro concepto, la presunta petición económica que


Galvis Manosalva le hizo a Argelino Pérez Pérez, deviene en
ilegal y, por lo tanto, concreta la comisión del delito de
concusión.

ANTECEDENTES PROCESALES

El 28 de agosto de 2017, ante el Juez Quinto Penal


Municipal con función de Control de Garantías de Cúcuta,
la Fiscalía General de la Nación formuló imputación en
contra de Ricardo Emiro Galvis Manosalva, en su condición
de Fiscal Tercero Delegado ante los Jueces Penales del
Circuito Especializado de Cúcuta, por el delito de concusión,
cargo que se sustentó en la compulsa de copias que se
efectuó en contra del mencionado funcionario, por haber
solicitado al señor Argelino Pérez Pérez la suma de 20
millones de pesos para indemnizar, supuestamente, a las
víctimas del proceso que se adelantaba en su contra por el
delito de extorsión, ello a cambio que éstas no se presentaran
al juicio y así poder solicitar la preclusión de su
investigación, lo cual conllevaría al otorgamiento de su
libertad.

Culminada la intervención de la Fiscalía, el imputado


manifestó no aceptar los cargos que le fueron formulados. Así
mismo, es de precisar que en su contra no se solicitó la
imposición de ninguna medida de aseguramiento.

Posteriormente, el 22 de noviembre del mismo año, la


Fiscalía radicó escrito de acusación en contra del procesado
por el mismo delito que le fue imputado, pero esta vez añadió

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la causal de agravación contenida en el artículo 415 del


Código Penal, ello teniendo en cuenta que la conducta de
concusión se produjo en el marco de un proceso que, por el
delito de extorsión, se adelantaba en contra de Argelino
Pérez.

Dicho documento fue verbalizado en diligencia surtida


el 20 de marzo de 2018, y en ella el delegado del ente
acusador optó por retirar la agravante que se había plasmado
en el escrito de acusación, ello luego de considerar que la
misma no era aplicable al delito imputado.

Cumplida la anterior ritualidad, el 17 de julio de ese


año, se celebró la vista preparatoria, decretándose las
pruebas que se harían valer en juicio, tanto por la fiscalía
como por la defensa y, el 23 de octubre siguiente, se instaló
la audiencia de juicio oral, diligencia que se extendió hasta
el 16 de septiembre de 2019, cuando culminó con anuncio
de un sentido del fallo condenatorio.

EL FALLO IMPUGNADO

Tras enlistar y valorar las pruebas aportadas al juicio,


el Tribunal de instancia consideró que existen suficientes
elementos de convicción para concluir que, Ricardo Emiro
Galvis, efectivamente incurrió en la comisión del punible de
concusión, las razones son las siguientes:

Estimó el A quo que el testimonio entregado por la


víctima, esto es, el señor Argelino Pérez Pérez, resulta claro y

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

preciso cuando se refiere a las circunstancias de tiempo,


modo y lugar en las cuales el fiscal Galvis Manosalva le
solicitó veinte millones de pesos a cambio de concederle la
libertad al interior del proceso que, por extorsión agravada,
le era adelantado, así como también resulta consistente
cuando narra la manera como se concretó el pago de quince
millones de pesos en cumplimiento del pacto realizado entre
el referido funcionario y el procesado.

Señaló el fallador de instancia que, dado que el ente


investigador en su acusación fijó como fecha de ocurrencia
de los hechos el periodo comprendido entre el 18 de octubre
de 2012 y el 3 de septiembre de 2013, necesario resultaba
concretar, en ese lapso, la fecha en la cual se pudo
materializar la conducta acá investigada.

Adujo que en el juicio oral se estableció cómo durante


el referido trascurso de tiempo, Pérez Pérez fue remitido en
cuatro ocasiones a las instalaciones del GAULA Cúcuta, así:
i) del 17 al 19 de octubre de 2012; ii) del 1º al 26 de enero;
iii) del 12 de junio al 6 de julio y iv) del 11 al 13 de septiembre,
todas estas fechas del año 2013, motivo por el cual se
tomaría dichas calendas como punto de partida para fijar el
día en el que se produjo la indebida exigencia monetaria.

Acto seguido, el Tribunal descartó que el pedimento


económico se hubiera producido entre el 17 y 19 de octubre
de 2012 así como entre el 12 de junio y el 6 de julio de 2013,
toda vez que en ninguna de esas fechas el Fiscal Galvis
Monsalve se encontraba en la capital nortesantandereana,

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

luego era físicamente imposible que la conducta se


materializara.

Así las cosas y, dado que Argelino Pérez aseguró que se


reunió con el Fiscal Galvis Manosalva en dos ocasiones, la
primera de ellas 3 meses después de su captura, lo cual
coincide con la diligencia del 25 de enero de 2013, fecha en
la cual esas dos personas estaban presentes en las
instalaciones del GAULA Cúcuta, la Sala fijó ese día como el
momento en el cual el funcionario público acá procesado se
reunió a solas con su investigado para solicitarle una suma
de dinero, a cambio de lograr su libertad.

Tal aseveración, a juicio del A quo, se encuentra


respaldada, no solo por las versiones de los testigos que dan
fe sobre la comparecencia de Pérez Pérez en las mencionadas
oficinas gubernamentales el día señalado, sino además en la
versión entregada por su defensor, quien sostuvo que el
fiscal, en efecto, se contactó con él para comunicarle el
acuerdo al que había llegado con su cliente, al tiempo que le
informó que el dinero sería usado para indemnizar a las
víctimas.

Estimó el Tribunal que las anteriores manifestaciones


explican el motivo por el cual, el 3 de septiembre de 2013,
Ricardo Emiro Galvis solicitó ante Juez de Control de
Garantías que se revocara la medida de aseguramiento
impuesta a Argelino Pérez Pérez, ello tras argumentar que el
procesado era ajeno a los sucesos investigados, petición esta
que se despachó negativamente y obligó a que se continuara

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

con la actuación penal, la cual culminó con sentencia


condenatoria.

Continuando con su argumentación, el A quo resaltó


que, de los veinte millones pactados, finalmente solo se
entregaron quince, diez de ellos los recibió el asistente del
fiscal en su oficina, en tanto que los cinco restantes fueron
llevados el 13 de septiembre de 2013, por el propio defensor
de Pérez Pérez hasta la casa del funcionario que acá se juzga,
situaciones estas que no pudieron ser desvirtuadas con
ninguno de los medios probatorios de descargo.

Por lo anterior, la Sala Penal del Tribunal Superior de


Cúcuta condenó a Ricardo Emiro Galvis Manosalva como
autor responsable del delito de concusión, a la pena de 100
meses de prisión y multa de 70 S.M.L.M.V., al tiempo que le
negó la suspensión condicional de la pena.

FUNDAMENTOS DE LA APELACIÓN

El apoderado de Ricardo Emiro Galvis sustentó por


escrito el recurso de apelación presentado en contra del fallo
de primera instancia y, en dicho memorial, planteó las
razones de su disenso de la siguiente manera:

1. Como primera medida, presentó el marco legal y


jurisprudencial correspondiente al derecho de defensa que le
asiste a los procesados, las formalidades que debe reunir el
escrito y la audiencia de acusación, para a partir de ello

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

realizar una breve exposición sobre el principio de


congruencia.

Con sustento en lo anterior, recordó que el ente


investigador, en su escrito de acusación y en la diligencia
donde el mismo fue verbalizado, precisó que, en el presente
caso, el verbo rector imputado era el de solicitar, conducta
que se había concretado entre el 18 de octubre de 2012 y el
3 de septiembre de 2013.

Indicó que los términos en los cuales se presentó la


acusación resultan ser muy genéricos, motivo por el cual, la
profesional del derecho que en ese entonces actuaba como
defensora del imputado, solicitó que dicha actuación fuera
aclarada, en el sentido de precisar el momento en el que se
produjo el hecho delictivo endilgado, pues el margen
temporal dado inicialmente, abarcaba un total de 320 días.

No obstante lo anterior, la Fiscalía no pudo puntualizar


el día que se hizo la supuesta solicitud indebida por parte de
Galvis Manosalva, manteniéndose el margen temporal
inicialmente señalado, lo que derivó en una acusación donde
se afirma que la conducta delictiva se ejecutó en un tiempo
indeterminado, pues pudo acaecer en cualquiera de los 320
días señalados por el Fiscal.

Resaltó que, pese a lo reseñado, el A quo asumió un rol


de acusador y fijó el día 25 de enero de 2013 como fecha en
la cual tuvo ocurrencia la solicitud indebida de dinero, ello

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

pese a que, se insiste, la Fiscalía jamás determinó el


momento exacto que se produjo la conducta investigada.

Aseguró que el testimonio entregado por Argelino Pérez


Pérez, el cual sirvió de sustento para que el Tribunal
concretara la fecha en que presuntamente ocurrieron los
hechos juzgados, carece de credibilidad por las múltiples
contradicciones que contiene, pues debe tenerse en cuenta
que en una primera ocasión afirmó haberse reunido con el
Fiscal Galvis Manosalva en 3 ó 4 ocasiones, luego, por vía de
contrainterrogatorio, sostuvo que apenas había sido 2 veces,
pero en una entrevista afirmó que el número de encuentros
había sido 5, luego no es posible determinar, más allá de toda
duda razonable, la fecha en que se produjo el aludido
encuentro.

Resaltó que, aun en el evento que se llegara a aceptar el


testimonio de Argelino Pérez, con el mismo no es posible
subsanar la omisión de delimitación temporal en la que
incurrió la Fiscalía, porque dicho testigo tampoco manifestó
cuándo se produjeron las supuestas reuniones.

Insistió en la falta de credibilidad del testigo Pérez Pérez,


para lo cual recordó que, en su versión durante el juicio oral,
aseguró haberse reunido varias veces con el Fiscal Ricardo
Emiro Galvis, pero, según lo demostrado, el número de
encuentros apenas pudo haber sido tres, esto es, los días 18
de octubre de 2012, 25 de enero y 21 de junio de 2013, fechas
estas que corresponden a remisiones que se hicieran de
Argelino a las instalaciones del GAULA Cúcuta, sin embargo,

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no es posible ignorar que en dos de esas calendas, tal como


lo señaló el Tribunal en su fallo, existía una imposibilidad
física para que se produjera el encuentro, lo cual desvirtúa
que las posibles reuniones se hubieran producido en varias
ocasiones.

Ahora bien, frente a la única posible fecha de encuentro,


la cual corresponde al 25 de enero de 2013, sostuvo que no
existe ningún tipo de corroboración periférica sobre el
mismo, pues el a quo únicamente le otorgó credibilidad a la
versión de Pérez Pérez, en tanto que desestimó aquellas que
la contradecían, en tanto daban cuenta de que el mismo
nunca se produjo.

Puso en duda que Argelino Pérez, durante uno de sus


traslados por cuenta del INPEC, hubiese podido reunirse de
manera privada con el fiscal Galvis Manosalva, pues como lo
sostuvo el agente Diego Armando Rodríguez, cada vez que
una persona privada de la libertad concurre a una diligencia
judicial, siempre permanece en compañía del custodio
asignado, ello por un mandato legal que sobre el particular
existe, lo que desvirtúa la versión entregada por Argelino
Pérez.

Aunado a lo anterior, el mencionado agente fue claro y


preciso al indicar que Pérez Pérez, durante su estadía en las
instalaciones del GAULA Cúcuta, únicamente se entrevistó
con él, aspecto que refuerza la versión entregada por el acá
procesado, quien afirmó que la única relación que tuvo con
Argelino, fue aquella que se produjo en desarrollo de las

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audiencias públicas al interior del proceso que por extorsión


se le adelantaba.

Aseveró que, el testimonio de Argelino Pérez, tampoco


puede ser usado para completar la deficiente acusación de la
Fiscalía, ello en virtud de una regla jurisprudencial según la
cual, cuando el juez de conocimiento complementa en el
juicio información que se encuentra ausente en la acusación,
y a partir de tal situación edifica una sentencia condenatoria,
genera con ello un vicio susceptible de constituir una
nulidad, porque quedarían “refundidas en el juez, que debía ser
imparcial y ajeno a la controversia, la función acusadora y juzgadora”.

En virtud de lo anterior el defensor solicitó, no que se


declare la nulidad de lo actuado, sino que se profiera una
sentencia absolutoria, pues en su sentir, el Tribunal de
instancia vulneró la congruencia fáctica, al tiempo que
incurrió en errores de valoración probatoria que, de no
haberse producido, habrían llevado a la absolución del
procesado.

2. Como segundo punto de impugnación, cuestionó que


el Tribunal calificara como directas las pruebas testimoniales
de Argelino Pérez y su abogado Wilson Gerónimo Rodríguez,
toda vez que, a juicio del recurrente, éste último no es un
testigo directo, dado que él, según su propia afirmación, no
estuvo presente al momento que se produjo la supuesta
exigencia económica, es decir, no tuvo conocimiento personal
de ese suceso, sino que su relato se circunscribe a un hecho
posterior.

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Sostuvo el apelante que, en todo caso, el testimonio del


abogado Wilson Rodríguez carece de credibilidad, pues por
ejemplo, cuando narra la supuesta entrega de dinero que él
hizo en la casa del Fiscal Ricardo Galvis Manosalva, ubica el
inmueble en el barrio Caobos, cuando en realidad se
encuentra en el barrio La Castellana.

Tal suceso, que quiso ser minimizado por el Tribunal


cuando sostuvo que esos dos barrios son cercanos, en
criterio del apelante, no es un aspecto de menor relevancia,
dado que entre los dos asentamientos urbanos existe una
distancia aproximada de 2.5 kilómetros.

Resaltó que, adicionalmente, el testigo aseguró que la


casa del fiscal es de dos pisos, cuando en verdad es de una
sola planta y, finalmente, sostuvo que los cinco millones de
pesos que le fueron entregados al Fiscal, los proporcionó un
familiar de Pérez Pérez, quien se los llevó a la oficina el mismo
día de la transacción, versión que contrasta con la de José
Francisco Rondón, compañero de trabajo del abogado Wilson
Rodríguez, quien sostuvo que ese día nadie visitó la oficina
donde laboran.

El recurrente resalta que el testigo Rondón Carvajal


aseguró que, la fecha de entrega de ese dinero, fue el 13 de
septiembre de 2013, ignorando el Tribunal que la defensa
había acreditado que entre los días 11 y 13 de ese mismo
mes y año, el Fiscal Galvis Manosalva se encontraba en la
ciudad de Medellín participando en un Congreso de derecho,

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aspecto que pone en un plano de imposibilidad el hecho que


el acá procesado hubiera recibido personalmente ese efectivo.

En consecuencia, insistió en que debe quedar claro que


Wilson Gerónimo Rodríguez mintió en su versión, pues como
se demostró, el dinero no fue entregado en el sitio donde se
ubica la casa de Ricardo Galvis y, además, para la fecha en
que se dice se produjo la transacción, éste no se encontraba
en la ciudad de Cúcuta.

3. Cuestionó la afirmación realizada por el Tribunal


Superior de Cúcuta, según la cual, la solicitud de revocatoria
de la medida de aseguramiento en favor de Argelino Pérez,
hace “mucho más probable la ejecución de la conducta de concusión por
parte del fiscal investigado”, ello dado que, a juicio del A quo, los

argumentos que sustentaron dicha petición, resultaron ser


falsos.

Luego de referirse a los requisitos legales para efectuar


una solicitud de ese tenor, el recurrente trajo a cita los
argumentos utilizados por Ricardo Emiro Galvis para
fundamentar la mencionada revocatoria y, a continuación,
concluyó que la sustentación dada por su cliente contaba con
suficiente respaldo probatorio, era plausible y ajustada a la
legalidad, motivo por el cual sostuvo que las apreciaciones
del Tribunal resultaban ser erradas.

Resaltó que, si bien es cierto la información en la cual


se fundamentó la revocatoria de medida de aseguramiento
resultó ser falsa, no menos lo es que para ese momento era

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algo de difícil corroboración por parte del acá procesado,


dado que la evidencia que le fue entregada, respaldaba su
postura y reforzaba su convencimiento.

Indicó que, de todas maneras, tal hecho no permite


inferir que el acá procesado, en efecto, haya realizado alguna
solicitud de dinero indebida, toda vez que: i) actuó dentro del
marco legal establecido en el artículo 318 de la Ley 906 de
2004; ii) si en verdad hubiera existido una intención de
favorecer a Pérez Pérez, el Fiscal habría solicitado la
preclusión de su investigación y no el simple levantamiento
de una medida de aseguramiento; y iii) si Ricardo Emiro
Galvis tenía una verdadera intención ilegal, habría recurrido
la decisión que negó su solicitud, retirado la acusación o
recolectado más evidencia que reforzara su postura.

4. Cuestionó que el Tribunal hubiera tomado como


hecho indicador la narración que efectuó Wilson Gerónimo
Rodríguez sobre una supuesta entrega de dinero realizada el
13 de septiembre de 2013 en la residencia del acá procesado,
pues como lo demuestra la prueba documental No. 10, para
esa fecha Galvis Manosalva se encontraba asistiendo a un
congreso de derecho procesal en la ciudad de Medellín, lo que
hacía imposible su presencia en la ciudad de Cúcuta.

Sostuvo que el A quo se equivocó al desestimar dicha


prueba, pues contrario a lo que él cree, tal documento sí es
auténtico, dado que fue obtenido por el investigador privado
de la defensa, quien lo solicitó directamente al Instituto
Colombiano de Derecho Procesal, entidad que lo remitió,

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junto con un oficio que también fue incorporado al juicio, al


correo electrónico de Carlos Antonio Marcucci Parada, como
también se acreditó en la vista pública.

Resaltó que tal elemento de convicción, según lo


acreditó el testigo que tuvo a cargo su incorporación, no
sufrió ninguna alteración desde su recolección hasta su
introducción al proceso y, además, la Fiscalía tampoco
presentó prueba en contrario que lo lograra desacreditar, de
modo que, conforme con lo dispuesto en el artículo 425 de la
Ley 906 de 2004, su autenticidad se mantiene incólume.

En virtud de lo anterior, estima el recurrente, que dicha


prueba debe ser valorada en su contenido y, a partir de ella,
tenerse por demostrado que el día 13 de septiembre de 2013
Ricardo Emiro Galvis Manosalva no se encontraba en la
ciudad de Cúcuta, y menos en su residencia ubicada en “La
Capellana” (sic), aspecto que desvirtúa el relato entregado por
el abogado Wilson Rodríguez.

Finalmente, el recurrente señaló que la presente


actuación penal contiene muchas inconsistencias e
incongruencias, al tiempo que, carece de pruebas
fehacientes, a partir de las cuales se pueda estructurar una
sentencia condenatoria con una convicción más allá de toda
duda razonable.

En consecuencia, solicitó se revoque la sentencia


apelada y, en su lugar, se profiera una decisión absolutoria
en favor de Ricardo Emiro Galvis Manosalva.

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INTERVENCIÓN DE LOS NO RECURRENTES

El Agente del Ministerio Público manifestó que, de


acuerdo con las pruebas practicadas durante el juicio Oral,
la Fiscalía General de la Nación pudo demostrar la
responsabilidad del funcionario procesado en el punible de
concusión que le fuera endilgado, pues quedó claro que,
desde su posición como Fiscal Delegado ante los Jueces
Especializados de Cúcuta, éste aprovechó para realizarle una
solicitud económica a Argelino Pérez Pérez, persona que
afrontaba un proceso por el delito de extorsión agravada.

Resaltó cómo, según las pruebas aportadas al proceso,


era posible sostener que, el funcionario acá procesado,
siempre tuvo la iniciativa de efectuar la indebida solicitud
económica de 20 millones de pesos, entrega de dinero que se
materializó por conducto de su abogado defensor.

Indicó que la teoría propuesta por el apelante, según la


cual, el presente proceso es el resultado de una venganza por
parte de Pérez Pérez, carece de fundamento, según la
narración que de los hechos efectúa el testigo Wilson
Gerónimo Rodríguez Ramírez.

Añadió que la estrategia de la defensa de hacer ver como


imposibles los encuentros entre el Fiscal procesado y
Argelino Pérez, carece de sustento probatorio adecuado, lo
cual hace más contundente la versión entregada por éste
último.

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Manifestó que, el hecho de haberse solicitado la libertad


de Pérez Pérez, luego de las fechas en las que se produjo la
entrega de dinero, es un suceso que llama poderosamente la
atención, pues tal diligencia estaría sustentada, no en
motivos jurídicos, sino en el compromiso que se había
adquirido en virtud del pacto económico.

Finalmente, el Procurador Delegado adujo que la


entrega del dinero había sido plenamente demostrada al
interior de la vista pública, de modo que la conducta juzgada
estaba plenamente demostrada, motivo que forzaba a
solicitar la confirmación del fallo recurrido.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

1. De conformidad con lo previsto en el artículo 32,


numeral 3º, de la Ley 906 de 2004, la Sala de Casación Penal
de la Corte Suprema de Justicia es competente para conocer
de los recursos de apelación contra los autos y sentencias que
profieran en primera instancia los Tribunales Superiores.

2. Con el fin de imprimirle un orden lógico a la resolución


del asunto acá propuesto, la Sala adoptará como metodología
de desarrollo el siguiente temario: Como primera medida,
planteará un marco teórico y jurisprudencial frente al
principio de congruencia y el delito de concusión, acto seguido,
se abordará el caso concreto, en donde se apreciará si, como
lo anuncia el recurrente, en el presente caso se está ante un
quebrantamiento del aludido principio y, finalmente, en caso
que la congruencia no se encuentre afectada, se procederá a

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realizar la correspondiente valoración probatoria que permita


establecer si el Fiscal Ricardo Emiro Galvis Manosalva
incurrió, o no, en la conducta penal que le fuere endilgada.

3. Del principio de congruencia.

Previsto en el artículo 448 de la Ley 906 de 2004, dicho


principio consiste en que «El acusado no podrá ser declarado culpable
por hechos que no consten en la acusación, ni por delitos por los cuales no
se haya solicitado condena», por lo que se ha considerado que el

mismo pretende, entre otros fines, que el procesado pueda


ejercer efectivamente su defensa, atendido que solo puede ser
condenado por los hechos contenidos en la acusación sin ser
sorprendido con imputaciones frente a las cuales no tuvo la
oportunidad de defenderse.

Sobre la afectación al principio de congruencia, la Sala


de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, en
sentencia SP103-2019, señaló:

“Sobre la manera en que tal postulado puede ser infringido, la Sala


ha señalado que el principio aludido se cercena cuando el funcionario
judicial condena en alguno de los siguientes supuestos1:

«(i) por hechos no incluidos en la imputación y acusación o por


conductas punibles diversas a las atribuidas en el acto de acusación;
(ii) por un delito jamás mencionado fácticamente en la imputación, ni
fáctica y jurídicamente en la acusación;

1 Cfr. CSJ. SP. de 13 de marzo de 2019, Rad. 52066.

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(iii) por el injusto por el que se acusó, pero le adiciona una o varias
circunstancias específicas o genéricas de mayor punibilidad, o

(iv) por la conducta punible imputada en la acusación, pero le


suprime una circunstancia genérica o específica de menor
punibilidad reconocida en la acusación (CSJ SP, 15/05/08, rad.
25913, SP 16/03/11, rad. 32685).» Negritas adicionadas.

De igual forma, se ha precisado2, como el mismo recurrente lo


destaca con base en un antecedente jurisprudencial de la Sala, que la
imputación fáctica no puede ser objeto de modificación
sustancial a lo largo del proceso, por lo que su núcleo central debe ser
mantenido desde la formulación de imputación hasta la sentencia;
mientras que en relación con la imputación jurídica, la Corte ha
establecido que la misma es flexible3, por lo tanto, no se lesiona el
principio de congruencia cuando el juez se aleja jurídicamente del
contenido de la acusación y emite sentencia de condena por un reato
diverso al allí imputado, siempre que4:

«i) la modificación se oriente hacia una conducta punible de menor


entidad -en CSJ SP, 30 nov. 2016, rad. 45589, reiterada en CSJ SP2390-
2017, rad. 43041, se aclaró que la identidad del bien jurídico de la nueva
conducta no es presupuesto del principio de congruencia, por lo que nada
impide hacer la modificación típica dentro de todo el Código Penal-;

ii) la tipicidad novedosa respete el núcleo fáctico de la acusación,


y

iii) no se afecten los derechos de los sujetos intervinientes (CSJ


AP5715-2014).».

2 Cfr. CSJ. de 5 de octubre de 2016, Rad. 45647; SP. de 24 de julio de 2017, Rad.
41749; SP. de 23 de noviembre de 2017, Rad. 46166; SP. de 7 de febrero de 2018,
Rad. 49799, entre muchas otras.
3 Cfr. SP. de 3 de mayo de 2017, Rad. 30716; SP. de 8 de febrero de 2017, Rad. 46099;

SP. de 11 de abril de 2018, Rad. 47680, entre otras.


4 Cfr. Ídem.

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

También la Corte Constitucional5 señaló que el principio de


congruencia se satisface cuando se describen clara, precisa y
detalladamente los hechos, al paso que «la calificación jurídica de estos
puede ser modificada durante el proceso por el órgano acusador o por el
juzgador, sin que ello atente contra el derecho de defensa6»”.

4. Del delito de concusión.

Conducta punible que se encuentra consagrada en el


artículo 404 de la Ley 599 de 2000, norma cuyo tenor literal
es el siguiente:

“ARTICULO 404. CONCUSION. <Ver Notas de Vigencia en relación


con el artículo 33 de la Ley 1474 de 2011> <Penas aumentadas por el
artículo 14 de la Ley 890 de 2004, a partir del 1o. de enero de 2005. El
texto con las penas aumentadas es el siguiente:> El servidor público que
abusando de su cargo o de sus funciones constriña o induzca a alguien a
dar o prometer al mismo servidor o a un tercero, dinero o cualquier otra
utilidad indebidos, o los solicite, incurrirá en prisión de noventa y seis (96)
a ciento ochenta (180) meses, multa de sesenta y seis punto sesenta y seis
(66.66) a ciento cincuenta (150) salarios mínimos legales mensuales
vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas
de ochenta (80) a ciento cuarenta y cuatro (144) meses.”

De acuerdo con el anterior texto, la jurisprudencia, de


antaño, ha explicado que dicho tipo penal se configura cuando
se reúnen los siguientes elementos: (i) un sujeto activo
calificado que tenga la calidad de servidor público; (ii) el abuso
del cargo o de la función; (iii) una conducta que se materializa
con la ejecución del verbo rector: constreñir, inducir o

5 Cfr. SCC. C-025 de 2010


6 «CIDH. caso Fermín Ramírez contra Guatemala, sentencia de 20 de junio de 2005».

20
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

solicitar, para obtener una prestación o utilidad indebida; y,


(iv) la relación de causalidad entre el actuar del funcionario y
la promesa de dar o la entrega del dinero o utilidad no debidos
(CSJ, 7 may. 2012, rad. 36368; reiterado en CSP SP18022-
2017, 1 nov. 2017, rad. 48679).

Así mismo, la Sala en diversos pronunciamientos ha


centrado sus esfuerzos argumentativos en explicar el
significado de los verbos rectores alternativos que materializan
la conducta concusiva. Al respecto, en sentencia SP3353-2020
la Corte ilustró:

“Los mencionados verbos rectores significan: (i) constreñir: «obligar,


precisar, compeler por fuerza a alguien a que haga y ejecute algo, oprimir,
reducir, limitar»; (ii) inducir: «mover a alguien a algo, causar o provocar
indirectamente algo, extraer»; y, (iii) solicitar: «pretender, pedir o buscar
algo con diligencia y cuidado».

Cada una de estas modalidades tiene un concreto contenido, tal


como lo ha determinado esta Sala Penal:

[…]

El constreñimiento será idóneo si se emplean medios coactivos que


socaven la voluntad del sujeto pasivo, o se le obligue con actos de poder
para obtener la utilidad pretendida.

En la inducción el resultado se concreta por un exceso de autoridad


oculto, para mostrar como genuino un acto que no lo es y, de paso, generar
temor o intimidar al sujeto pasivo para que omita o haga lo que el
funcionario quiere, so pretexto de evitar o extender aún más un perjuicio
en su contra.

21
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

La solicitud debe ser expresa, clara e inequívoca con total abandono


de actos de violencia, engaño, artificios y amenazas sobre la víctima, con
la intención de vender su función o el cargo, y a través de ello, recibir una
suma de dinero u otra utilidad, o la promesa de que así será. (CSJ SP, auto
30 may. 2012, rad. 33743).”

Una vez definidos los verbos rectores que constituyen la


conducta concusiva, la Sala, en la misma providencia, efectúa
un proceso explicativo acerca de cómo se entiende
materializado dicho acto delincuencial, motivo por el cual
indica:

“Se extrae de lo anterior que, en atención a que los verbos rectores


de la conducta están orientados a la obtención de un beneficio o utilidad
indebida, ha de existir un nexo de causalidad entre aquellos y el
comportamiento desplegado por el servidor público, sujeto activo.

De ahí surge la relevancia de la concurrencia del elemento subjetivo


predicable de la víctima, el «metus publicae potestatis» o sea el miedo que
lleva al sujeto pasivo del ilícito a acceder a las pretensiones de quien le
constriña, induzca o solicite, en virtud de la que se ve obligada a pagar o
prometer el dinero o la utilidad indebida por ese temor que genera el cargo
o las funciones que el servidor público ostenta y desempeña.

El bien jurídico tutelado es la administración pública, se protege su


prestigio y adecuado funcionamiento, la que debe ser ejercida con lealtad,
probidad y transparencia.

No es necesario que el dinero o la utilidad penetren a la esfera de


disponibilidad del actor, pues el requerimiento no demanda la entrega de
lo que se pide. Lo anterior, por cuanto:
[…]

22
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

Para su consumación basta con la exigencia, no requiere que el


desembolso se cause, o se entregue el objeto o la dádiva, por tratarse de
un punible de conducta o mera actividad. Basta con la manifestación del
acto de constreñir, inducir o solicitar dinero u otra utilidad indebida,
independiente de que el sujeto pasivo esté en posibilidad de cumplirla, ha
reiterado la Corte recientemente (CSJ SP14623-2014, 27 oct. 2014, rad.
34282).”

5. Del Caso concreto.

5.1. De la observancia del principio de congruencia.

El primer reproche que plantea la defensa de Ricardo


Emiro Galvis Manosalva en contra de la sentencia
condenatoria proferida en su contra por el Tribunal Superior
de Cúcuta, consiste en plantear una afectación al principio de
congruencia en el caso objeto de análisis.

Sobre el particular, el profesional del derecho afirma que


el referido principio fue desconocido por cuanto que, desde la
audiencia de formulación de acusación, se sostuvo que el
verbo rector por el cual se procesaría a su representado, era el
de solicitar, pero la audiencia de juicio oral se desarrolló en
torno al hecho de haber, supuestamente, recibido una suma
de dinero.

Añadió que el acto de acusación fue muy genérico, pues


al referirse sobre el momento en el que se pudo haber
producido la conducta punible investigada, el ente acusador
entregó un rango de fechas muy amplio, mismo que sirvió para
que el A quo, según el recurrente, complementara la labor

23
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

investigadora y delimitara la ocurrencia de la conducta a un


solo día, eventos estos que dificultaron la labor defensiva.

En síntesis, asevera que el acto de acusación no fue


congruente con el de juzgamiento, motivo por el cual solicita,
no que se declare la nulidad de lo actuado, sino que se
absuelva a su representado por no haber la fiscalía
demostrado su responsabilidad en los sucesos que le fueron
endilgados.

Al revisar el contenido de las audiencias de imputación


y acusación surtidas contra el Fiscal Galvis Manosalva, la Sala
encuentra que el fundamento fáctico de las mismas, fue
planteado por el ente acusador de la siguiente manera:

a) Audiencia de formulación de imputación:

Al momento de formular imputación en contra de


Ricardo Emiro Galvis Manosalva, el Fiscal delegado ante el
Tribunal Superior de Cúcuta, señaló que los hechos
jurídicamente relevantes en los cuales se sustentaba dicha
actuación, eran los siguientes:

“(…) respecto de los hechos, la noticia criminal que dio origen a la


presente indagación, se crea con fundamento en la compulsa de copias
efectuada por el Fiscal Tercero Especializado ante el GAULA, Doctor Juan
Carlos Ramírez Luna, quien pone de presente que en diligencia de
interrogatorio, el señor Argelino Pérez Pérez, afirmó que el Fiscal Ricardo
Emiro Galvis Manosalva le solicitó la suma de 20 millones de pesos con
el fin de reparar a las víctimas de un delito de extorsión, víctimas que

24
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

responden al nombre de Alirio Antonio Ramírez Galvis y Anderson


Omaña Rincón.

En efecto, el señor Argelino Pérez Pérez refirió que en tres o cuatro


oportunidades fue citado a las instalaciones de la Fiscalía Delegada ante
el GAULA, donde habló con el Fiscal, Doctor Galvis Manosalva, sin la
presencia de ninguna otra persona y afirmó que en diferentes
oportunidades el señor Fiscal le decía que la única forma de solucionar
su problema era reparar a las víctimas, para lo cual le solicitó la suma
de 20 millones de pesos.

Revela que accedió a la petición efectuada por el Fiscal Galvis


Manosalva y, para la entrega del dinero solicitado, le pidió a su abogado,
el señor Wilson Gerónimo Ramírez Rodríguez, que le entregara el dinero
al Fiscal, pues este, o sea el Doctor Galvis Manosalva, le había prometido
que ello haría que las víctimas no se presentaran en el juicio, diciéndole
además que, como Fiscal, argumentaría que los hechos por los cuales él
se veía investigado, se trataba únicamente de un negocio jurídico, un
negocio licito y que no se trataba de un delito de extorsión, puesto que
todo correspondía a una compraventa de un vehículo y que, en tales
circunstancias, iba a solicitar o su libertad o la preclusión de la
investigación.

Ante lo anterior, ante la anterior solicitud, el señor Argelino Pérez


Pérez consiguió parte del dinero solicitado por el Fiscal, a través de sus
familiares, explicando que su mamá Carmelina vendió una cosecha de
cebolla y tomate, su hermana Linda Carina vendió un carro y que la otra
parte se la prestó su hermano Ciro Alfonso.

Sobre la entrega del dinero, indicó Argelino Pérez Pérez que a


través de un familiar suyo le solicitó al señor abogado, al que lo
representaba, que le llevara al señor fiscal la suma de 10 millones de
pesos, y a los pocos días, consiguió otros 5 millones de pesos que
también le fue entregados al señor abogado que lo representaba para

25
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

que se los entregara al señor Fiscal, Doctor Galvis Manosalva, de


acuerdo a lo solicitado por éste.

Sobre las fechas exactas en que se entregó el dinero, dice no


recordar debido al paso del tiempo pero que su abogado sí puede dar
precisión de las fechas, sin embargo, de la indagación preliminar, se
puede concluir que la primera exigencia se hizo el 18 de octubre de 2012,
fecha de la primera entrevista entre el Fiscal y Argelino Pérez Pérez en
las instalaciones de la Fiscalía delegada ante el GAULA y, la entrega del
mismo, se verificó a partir de los días siguientes y el 3 del septiembre de
2013, que fue la fecha en que efectivamente el fiscal pidió la libertad de
Argelino Pérez Pérez, sin embargo la víctima reitera que su abogado
puede ser más preciso en esa fecha.

No obstante haberse entregado al señor Fiscal, Ricardo Emiro


Galvis Manosalva la suma de 15 millones de pesos, a través de su
defensor, Argelino Pérez Pérez se entera que las víctimas no fueron
indemnizadas y tampoco recobró su libertad. (…)”7

b) Audiencia de formulación de acusación.

Radicado el escrito de acusación en contra del Fiscal


Galvis Manosalva, su contenido fue verbalizado mediante la
celebración de la correspondiente audiencia el día 20 de marzo
de 2018, en dicha diligencia, el ente acusador fijó como hechos
jurídicamente relevantes los siguientes:

“En el periodo comprendido entre el dieciocho de octubre del año


2012, al tres de septiembre del año 2013, el Fiscal Ricardo Emiro Galvis
Manosalva, previa solicitud de remisión del interno a las autoridades
penitenciarias hace comparecer a su despacho, Fiscalía Tercera Delegada

7
Audiencia de formulación de imputación, celebrada el 28 de agosto de 2017 ante el Juez Quinto Penal
Municipal con Funciones de Control de Garantías de Cúcuta.

26
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

ante el GAULA, a Argelino Pérez Pérez y abusando de su cargo como


servidor público, específicamente el de Fiscal, aprovechándose que lo
investigaba por el delito de extorsión, que por esos hechos se encontraba
privado de la libertad, le solicitó indebidamente la suma de veinte millones
de pesos, arguyendo que con esa suma de dinero se iba a indemnizar a
las víctimas de la extorsión que se le había imputado, prometiéndole que
una vez indemnizadas estas no se presentarían a juicio, indemnización
que jamás se realizó, también, que como Fiscal pediría la revocatoria de la
medida privativa de la libertad que lo cobijaba y en ese caso argumentaría
que el delito no existió, sino que lo que en realidad se presentó fue un
negocio de compraventa entre las partes.

Como consecuencia de la suma de dinero solicitada por el Fiscal,


Argelino Pérez Pérez, pidió colaboración de sus familiares quienes
inicialmente consiguieron la suma de diez millones de pesos y a los pocos
días, cinco millones más, suma de dinero que se le entregó al Fiscal Galvis
Manosalva, a través del abogado defensor, profesional del derecho que
primero le dio diez millones de pesos en las instalaciones de la Fiscalía
ante el GAULA y posteriormente le llevó a la casa del Fiscal ubicada en la
calle 2AN #1E-169, barrio La Castellana de esta ciudad, la suma de cinco
millones de pesos, en esta oportunidad el abogado defensor se hizo
acompañar de su compañero de oficina para esa época, también abogado.

Las fechas de entrega del dinero al Fiscal sucedieron en el periodo


comprendido entre los meses de marzo y octubre del año 2013.”

Y más adelante, en el mismo acto de acusación, el ente


acusador añadió:

“Acusación que se le hace a título de dolo, artículo 22 del Código


Penal, porque el señor Fiscal conocía los hechos constitutivos de la
infracción penal y quiso realizarlos, el Doctor Ricardo Emiro Galvis
Manosalva, sabía y conocía que como funcionario público
particularmente como Fiscal no podía ni puede a quienes son parte de

27
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

una investigación penal realizar exigencias económicas bajo ningún


pretexto, menos, con el fin de indemnizar a las víctimas, sabía y conocía
que de los sujetos procesales no se puede recibir suma de dinero alguna
de manera personal y teniendo ese conocimiento de manera voluntaria
realizó exigencias económicas, pero lo que es más grave, recibió
indebidamente de parte del procesado la suma de 15 millones de pesos
de manos del abogado defensor.

(…)

El señor Fiscal obró con culpabilidad de acuerdo al artículo 12 del


Código Penal, porque al momento de ejecutar la conducta indebida el
Doctor Ricardo Emiro Galvis Manosalva, tenía la capacidad de
comprender su ilicitud y capacidad de determinarse de acuerdo a esa
comprensión, tenía conciencia que estaba realizando exigencias
económicas indebidas, tan cierto es ello que fueron varias las ocasiones
en las que efectuó la solicitud de dinero a cambio de favorecer a quienes
investigaba, además, recibió indebidamente la suma de quince millones
de pesos, tan consiente era de su comportamiento contrario a derecho
que para cumplir el compromiso, el 15 de agosto de 2013, pidió audiencia
de revocatoria de la medida privativa de la libertad que cobijaba a Pérez
Pérez, audiencia que se llevó a cabo el 3 de septiembre del año 2013, en
la cual argumentó que con base en nuevos elementos materiales
probatorios para la Fiscalía se desdibujaba la inferencia razonable de
autoría del delito de extorsión expuesta al momento de pedir medida de
aseguramiento, aseverando que fue apresurado solicitar la captura de
este ciudadano, que lo que había existido entre las partes era un negocio
de compraventa, solicitud que fue denegada por el Juez Tercero Penal
Municipal con Funciones de Control de Garantías porque el Fiscal no
cumplió con la carga de aportar nuevos elementos que no se hubiesen
tenido en cuenta cuando se decretó la medida de aseguramiento.”

Vistas las anteriores transcripciones, encuentra la Sala


que, desde el acto de imputación, el núcleo fáctico en el cual

28
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

se ha sustentado los señalamientos criminales efectuados en


contra de Ricardo Emiro Galvis Manosalva, no ha presentado
ninguna variación.

En efecto, nótese que, desde la diligencia de formulación


de imputación, pasando por la de acusación, la narrativa
entregada por la fiscalía sobre las circunstancias de tiempo,
modo y lugar en las que se desarrollaron los sucesos por los
que es procesado el Fiscal Galvis Manosalva, es uniforme,
motivo por el cual, el núcleo fáctico del presente proceso, se
puede sintetizar de la siguiente manera:

Entre el 18 de octubre de 2012 y el 3 de septiembre de


2013, Ricardo Emiro Galvis Manosalva, en su condición de
Fiscal Tercero Delegado ante los Jueces Penales del Circuito
Especializado de Cúcuta, destacado ante el GAULA de esa
misma ciudad, se aprovechó de su posición como servidor
público y director de la investigación que, por el delito de
extorsión, se adelantaba en contra de Argelino Pérez Pérez,
para solicitarle a éste la suma de veinte millones de pesos, los
cuales se utilizarían, según él, para indemnizar a las víctimas
del hecho delictual.

A cambio de efectuar dicho pago, se dice que el


mencionado Fiscal le prometió a Pérez Pérez que buscaría su
libertad, la terminación de su proceso por vía de preclusión o,
de ser el caso, garantizar la no presencia de las víctimas en el
juicio oral.

29
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

Se asegura que la indebida petición monetaria se


materializó en la oficina del Fiscal, la cual, para la época de los
sucesos, se ubicaba en la misma edificación donde tenía su
sede el GAULA de Cúcuta.

Como sucesos jurídicamente relevantes que


confirmarían la existencia de la mentada petición monetaria,
la Fiscalía expuso la materialización de dos hechos: el primero
de ellos relacionado con las dos entregas de dinero que efectuó
el abogado defensor de Argelino Pérez, una en la sede de la
fiscalía y otra en la residencia de Ricardo Emiro Galvis, las
cuales sumaron 15 millones de pesos, monto que significaría
un pago parcial de la ilegal exigencia y, el segundo, el
relacionado con la celebración de la audiencia de solicitud de
levantamiento de medida de aseguramiento en favor de Pérez
Pérez, la cual tuvo lugar el 3 de septiembre del año 2013, en
donde el Fiscal Galvis Manosalva sostuvo que, a su juicio, se
había desdibujado la inferencia razonable que le había
permitido tener como posible responsable de la conducta de
extorsión, a Argelino Pérez, motivo por el cual era procedente
solicitar su libertad, evento este que fue interpretado como la
forma en la que el funcionario procesado cumplió con la parte
de su trato.

Con sustento en los anteriores hechos y, ajustado a los


marcos temporales y espaciales antes descritos, el ente
investigador, durante el desarrollo del juicio oral, orientó todos
sus esfuerzos probatorios con el único objetivo de acreditar
que su teoría del caso era verídica y que, por lo tanto, el Fiscal

30
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

Galvis Manosalva era penalmente responsable de la conducta


concusiva que le fuera endilgada.

Basado en los mismos postulados y, con independencia


de si en este momento la Corte comparte o no la
argumentación exhibida por el A quo en su providencia, la
Sala Penal del Tribunal Superior de Cúcuta concluyó que a
Ricardo Emiro Galvis sí le asistía responsabilidad penal en los
hechos delictuales por los que era juzgado.

Para tal efecto, el mencionado órgano jurisdiccional


valoró los hechos propuestos por el ente investigador y los
confrontó con los elementos de convicción aportados al juicio,
situación que lo llevó a convencerse de que sí era posible que
los mismos hubieran tenido ocurrencia bajo las
circunstancias de tiempo, modo y lugar que fueron
anunciadas desde el acto de imputación.

En virtud de ello, el mencionado cuerpo colegiado ajustó


su análisis acogiendo el marco temporal propuesto por el ente
investigador, evento que le permitió afirmar que la indebida
solicitud de dinero tuvo lugar el 25 de enero de 2013, en la
sede del GAULA Cúcuta, mientras Argelino Pérez Pérez asistía
a una diligencia judicial que fue requerida por el policía
investigador del caso.

Así mismo, el A quo concluyó que, como consecuencia de


la ilegal exigencia económica, se derivó un pago de quince
millones de pesos por parte de Pérez Pérez, evento que se
habría materializado por conducto de su abogado defensor,

31
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

quien primero habría entregado diez millones de pesos en la


sede de la Fiscalía a Cargo de Ricardo Emiro Galvis Manosalva
y, luego, habría acudido al domicilio de dicho funcionario para
efectuarle, directamente, un segundo pago por cinco millones
de pesos.

Finalmente, el Tribunal de instancia, adujo que todo lo


anterior era creíble en la medida que se contaba con los
elementos probatorios que daban cuenta de cómo Galvis
Manosalva había intentado obtener la libertad de Argelino
Pérez, a través de una solicitud de levantamiento de medida
de aseguramiento, de donde se deriva que el referido
funcionario, estaría cumpliendo con la parte de su trato.

En ese sentido, posible resulta sostener entonces que, en


el presente caso, no existió ninguna afrenta al principio de
congruencia, ya que el núcleo fáctico por el cual fue imputado
y acusado Ricardo Emiro Galvis, es el mismo que sirvió de
fundamento para que el Tribunal de primera instancia
profiriera sentencia condenatoria en su contra.

La anterior afirmación lleva entonces a resaltar que,


contrario a lo sostenido por el recurrente en su escrito de
apelación, los temas que desarrolló el A quo en su providencia,
son los mismos que propuso la Fiscalía en sus actos de
imputación y acusación, luego no es cierto que hubiera sido
un capricho suyo el abordar y estudiar con profundidad lo
atinente al pago de la petición económica, pues como bien lo
advirtió el delegado del ente investigador en la audiencia de
formulación de acusación, el acreditar que Ricardo Emiro

32
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

Galvis había recibido el dinero exigido, para la Fiscalía era un


mero hecho indicador que llevaría a demostrar que dicho
funcionario público sí exigió, de manera indebida, una suma
monetaria a Argelino Pérez Pérez, a cambio de favorecerlo en
el proceso penal que aquél adelantaba en contra de éste, por
lo tanto, es viable afirmar que el fallo de primer grado, no es
ajeno al principio de congruencia, como lo pretende hacer ver
el apelante.

De otra parte, es de advertir que la Sala tampoco observó


que la forma como se formuló la acusación hubiera
obstaculizado la labor defensiva del procesado, pues al revisar
el juicio oral, se pudo advertir cómo la apoderada del
encartado, no solo controvirtió las pruebas y argumentos
presentados por su contraparte, sino que además estructuró
toda una estrategia defensiva encaminada a desvirtuar cada
uno de los aspectos que componían el núcleo fáctico de la
acusación.

En efecto, es notorio cómo la entonces defensora centró


su esfuerzo probatorio en demostrar que el encuentro entre el
acá procesado y Argelino Pérez Pérez, dentro del marco
temporal entregado por la Fiscalía, era inexistente, bien fuera
porque, en algunas de las fechas entregadas Galvis Manosalva
no se encontraba en la ciudad de Cúcuta, ora porque estando,
no se acreditó que esas dos personas hubieran cruzado
palabra.

Así mismo, se esforzó por acreditar que, cuando menos,


era cuestionable la existencia de los pagos realizados por el

33
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

defensor de Pérez Pérez, así como que la solicitud de libertad


efectuada en favor de éste, no era extraña dentro del actuar
normal del Fiscal Galvis Manosalva, quien se describió como
un funcionario garantista, luego, se insiste, no se avizora que
el acá encartado, durante su juicio oral, hubiera sido
sorprendido con sucesos nuevos que le impidieran ejercer de
manera correcta su defensa técnica o material, ni mucho
menos que la sentencia condenatoria proferida en su contra
esté basada en hechos diversos a los que sustentaron los actos
de imputación y acusación, debiéndose descartar entonces
que le asista razón al recurrente cuando asevera que, en el
presente caso, se ha faltado al principio de la congruencia.

En consecuencia, descarta la Sala la posibilidad de


decretar una nulidad por afectación al principio de
congruencia, imponiéndose así la obligación de continuar con
el análisis del caso, para lo cual se requiere efectuar la
correspondiente valoración probatoria, según se desprende de
las quejas presentadas por el recurrente en contra de la
sentencia de primer grado.

5.2. De la responsabilidad del procesado en los cargos


que le fueron endilgados.

Asegura el apelante al momento de sustentar su recurso


que, el Tribunal de primera instancia, cometió ciertos errores
al momento de efectuar su labor de valoración probatoria, en
la medida que dio por demostrados sucesos que no contaron
con una corroboración periférica, así como le asignó

34
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

credibilidad a testimonios de cargo que, si se observa bien, son


contradictorios o confusos.

Por lo anterior, procederá la Sala a realizar el estudio


crítico de los medios de convicción aportados al juicio, para de
esa manera verificar si le asiste o no razón al recurrente en
sus argumentaciones.

Como primera medida, ha de indicarse que, de acuerdo


con la propuesta argumentativa presentada por la Fiscalía a
lo largo de las diversas etapas procesales ya agotadas, es su
objetivo demostrar que el Fiscal Ricardo Emiro Galvis
Manosalva incurrió en el punible de concusión al haberle
solicitado, de manera indebida, una suma de dinero al
ciudadano Argelino Pérez Pérez, ello a cambio de obtener unos
beneficios al interior del proceso que a aquél le adelantaba a
éste por el punible de extorsión.

Según lo sostuvo el Delegado del Ente Acusador en la


oportunidad procesal debida, dichos sucesos serían
demostrados a través de diversas pruebas que, finalmente,
fueron practicadas a lo largo del juicio oral. En virtud de lo
anterior, el órgano persecutor presentó los testimonios de
Argelino Pérez Pérez, Wilson Gerónimo Ramírez Rodríguez y
José Francisco Rondón Carvajal, personas que depusieron
acerca de las circunstancias de tiempo, modo y lugar en las
que se produjo la exigencia económica denunciada, mismos
testigos que entregaron su versión sobre cómo se
materializaron dos supuestas entregas de dinero que se
derivaron de dicha solicitud monetaria.

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

Se aportó el testimonio de Luis Enrique Galván Ovallos,


investigador del CTI, por cuyo conducto se introdujo la prueba
de referencia concerniente a las entrevistas entregadas por el
señor Alirio Galvis, persona que fuera víctima de la extorsión
por la que era investigado Argelino Pérez, y quien no pudo
comparecer al juicio dado su fallecimiento. Con dicho
investigador también se introdujeron diversas pruebas
documentales que dan cuenta de la existencia de varias
solicitudes de traslado de Pérez Pérez desde la cárcel Modelo
de Cúcuta hasta el GAULA de esa ciudad, así como de la
materialización de ellas, actos que tuvieron ocurrencia dentro
de las fechas en las que pudo haberse registrado la indebida
solicitud económica.

Igualmente, con dicho testigo la Fiscalía se encargó de


introducir el acta de la audiencia donde se solicitó el
levantamiento de la medida de aseguramiento impuesta a
Argelino Pérez Pérez en el mes de octubre de 2012, vista que
tuvo lugar el 3 de septiembre de 2013 ante el Juez Tercero
Penal Municipal con Funciones de Control de Garantías de
Cúcuta.

5.2.1. Con respecto a la intervención de Argelino Pérez


Pérez en el juicio oral, ha de decirse que ese testigo se centró
en entregar su versión acerca de cómo ocurrieron los sucesos
que originaron la presente actuación, motivo por el cual inició
señalando que, efectivamente, en su contra se adelantó un
proceso penal por el delito de extorsión, causa cuya
investigación le correspondió adelantar al Fiscal Ricardo
Emiro Galvis Manosalva.

36
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

Sostuvo que durante el trámite de la investigación, se


reunió de tres a cuatro veces con el mencionado funcionario,
ello con el fin de llegar a un acuerdo para solucionar su
situación judicial, encuentros de los cuales asegura no
encontrarse en la posibilidad de precisar las fechas en que se
produjeron.

Aseveró que el mencionado acuerdo consistió,


finalmente, en el pago de una suma de 20 millones de pesos,
los cuales serían destinados al resarcimiento de las víctimas
dentro de la causa adelantada en su contra, esto es, los
señores Alirio Antonio Galvis y Anderson Omaña.

Indicó que la suma acordada fue reunida, en su


totalidad, gracias a la ayuda que le brindó su familia, la cual
se encargó de vender un vehículo donde, incluso, él tenía parte
de la propiedad, unas cosechas que habían salido de la finca
que pertenece a su progenitora y, el restante dinero, le fue
facilitado por sus hermanos, quienes le hicieron un préstamo.

Contó que la entrega del dinero al Fiscal se hizo en dos


partes y por conducto de su abogado defensor, el señor Wilson
Gerónimo Ramírez, de quien afirma solo pagó quince millones
de pesos al mencionado funcionario, toda vez que, él se quedó
con cinco millones de pesos, los cuales reclamó a título de
pago por sus servicios, no siéndole posible reunir, de nuevo, el
dinero que completaría la exigencia del Fiscal.

Indicó que, como contraprestación por su pago, el Fiscal


se comprometió a sostener que en su caso no había ninguna
extorsión sino un negocio de compraventa sobre un vehículo y

37
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

que, a partir de ello, también se comprometería a que las


víctimas no acudieran al juicio oral.

Añadió que, al día siguiente de haberse hecho el segundo


desembolso, le fue informado, sin que precisara por parte
quién, que se solicitaría una audiencia donde se dispondría su
libertad, lo cual efectivamente sucedió, pero que en dicha vista
el Juez no aceptó los planteamientos del Fiscal, lo cual obligó
a que se debiera adelantar el juicio en su contra. Añadió que
durante el desarrollo de la misma, en los pasillos de los
juzgados de Cúcuta, fue abordado por las víctimas del delito
por el cual era judicializado, quienes le pidieron cincuenta
millones de pesos a título de indemnización, evento que
interpretó como una extorsión en su contra.

5.2.2. Por su parte, el Abogado Wilson Gerónimo Ramírez


Rodríguez, durante el desarrollo de la audiencia de
juzgamiento, recordó que él había representado a Argelino
Pérez en las audiencias concentradas que se celebraron en su
contra por un caso de extorsión, pero que ante el no pago de
sus honorarios, se había desentendido de ese asunto hasta el
día que recibió una llamada telefónica por parte del Fiscal
Galvis Manosalva, en donde le informaba que en ese asunto
podía hacerse algo si se pagaba una reparación integral,
motivo por el cual le indicó que se desplazara hasta la cárcel
Modelo a hablar sobre el particular con su cliente.

Recordó que, una vez reunido con Argelino Pérez en la


cárcel, éste le contó que el Fiscal le había solicitado el pago de
veinte millones de pesos para indemnizar a las víctimas,

38
Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

confirmando así lo que ya le había dicho Galvis Manosalva por


vía telefónica. Añadió que el dinero a pagar le fue entregado en
su oficina y que el monto final fue de quince millones de pesos,
los cuales le fueron allegados en dos partes.

Sostuvo que la primera entrega se la hizo un tercero que


se identificó como familiar de Argelino Pérez, que el monto
recibido ascendía a los diez millones de pesos, los cuales
venían en un sobre cuyo contenido fue verificado por él mismo.
Aseguró que, previo a entregar el dinero en la Fiscalía que era
regentada por Ricardo Emiro Galvis, procedió a marcar el
sobre que lo contenía, indicando que se trataba del pago de
una reparación integral al interior del caso adelantado en
contra de su cliente, paquete este que, a su vez, fue recibido
por el auxiliar de la fiscalía, funcionario que procedió a
guardarlo en un cajón de su escritorio sin constatar su
contenido.

Frente a la segunda entrega, aseveró que la misma fue


por cinco millones de pesos, dinero que le fue allegado por
conducto de una persona que, si bien se identificó como
familiar de su cliente, era diferente a la que trajo el primer
pago. Sostuvo que, acto seguido, se dirigió a la casa del Fiscal
Galvis Manosalva, donde fue atendido por el propio
funcionario, quien se encargó de recibir el dinero mencionado.

Recordó que en esa ocasión su compañero de oficina, el


también abogado José Francisco Rondón, lo acompañó a
cumplir con el pago, pero que él no se bajó del carro, motivo
por el cual el ingreso al inmueble lo hizo en solitario.

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

Finalmente añadió que, como consecuencia de esa entrega de


dinero, el mencionado funcionario judicial solicitó se celebrara
una audiencia de preclusión en favor de Argelino Pérez, pero
que la misma no fue exitosa.

Resaltó que el saldo pendiente por pagar, es decir, cinco


millones de pesos, nunca fue entregado a Ricardo Emiro
Galvis Manosalva, ya que el proceso había continuado su
curso normal, así mismo, aseguró no acordarse de las fechas
en las cuales entregó el dinero al Fiscal, ello por cuanto que ya
había pasado mucho tiempo desde ese evento.

5.2.3. A su turno, José Francisco Rondón Carvajal, quien


para la época de los hechos era compañero de oficina de
Wilson Gerónimo Ramírez Rodríguez, afirmó que, para el mes
de septiembre de 2013, éste le pidió que lo acompañara a la
residencia del Fiscal Galvis Manosalva, toda vez que tenía que
tratar con él un tema de una reparación integral.

Sostuvo que accedió a la mencionada petición, dado que


su compañero le dijo que debía llevar hasta ese lugar una
suma de dinero, añadió que nunca supo a cuánto ascendía
dicha cifra monetaria, pero que fueron al barrio Quinta Bosh,
hasta lo que sería la casa del Fiscal, pero que él nunca se bajó
del carro, no presenció entrega de dinero alguna y tampoco vio
jamás al Fiscal, de modo que solo le consta que su compañero
fue hasta ese lugar y entró a una casa donde se tardó algunos
minutos.

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

Aseveró que la fecha concreta de esa visita fue el 13 de


septiembre de 2013, aspecto que tiene muy presente dado que
ese día cumple años un familiar suyo, motivo por el cual,
recuerda, se efectuó una celebración familiar.

5.2.4. Por su parte, el investigador del CTI Luis Enrique


Galván Ovallos, quien fungió como testigo de acreditación,
indicó que él se entrevistó en dos ocasiones con el señor Alirio
Antonio Ramírez Galvis, persona que fuera víctima de la
actividad delictiva por la que fue condenado Argelino Pérez
Pérez, diligencias que tuvieron lugar los días 6 de mayo de
2015 y 25 de julio de 2016.

En virtud de lo anterior y, dado que se acreditó la muerte


del mencionado ciudadano, la Fiscalía se valió de dicho
funcionario de Policía Judicial para introducir las
mencionadas entrevistas, diligencias en donde el señor
Ramírez Galvis narró cómo él nunca habló sobre
indemnizaciones con el Fiscal acá investigado, al tiempo que,
recordó el día que, estando en una cafetería cerca del Palacio
de Justicia, fue abordado por el defensor de Argelino Pérez
Pérez, para proponerle el pago de una indemnización.

Consta en dichas diligencias que el testigo fue enfático


en señalar que, tal propuesta, fue efectuada en presencia del
Fiscal Galvis Manosalva, persona que al ser consultada sobre
la decisión que estimaba debía tomar la víctima, manifestó que
era su deseo no intervenir en ese asunto. Finalmente, se indica
en las entrevistas cómo el señor Alirio Galvis rechazó la oferta
del abogado, quien simplemente optó por abandonar el lugar.

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

5.3. De otro lado, la defensa presentó como testigos de


descargo a los señores Carlos Antonio Marcucci, investigador
que se encargó de recolectar varios documentos que pretenden
desvirtuar la teoría de la Fiscalía, Juan Antonio Carreño
Guerrero, asistente del Fiscal Galvis Manosalva para la época
de los hechos, Diego Armando Rodríguez López, investigador
líder en el caso adelantado contra Argelino Pérez, el también
miembro de la Policía Nacional Marcos Robinson Moreno
Reina y el propio Ricardo Emiro Galvis Manosalva.

5.3.1. Carlos Antonio Marcucci, investigador privado por


cuyo conducto se introdujo varios documentos que dan cuenta
como, entre el 17 y el 19 de octubre de 2012, Ricardo Emiro
Galvis se encontraba gozando de permiso remunerado, motivo
por el cual no era posible que se hubiera encontrado, el día 18
de ese mismo mes y año, con Argelino Pérez.

En ese mismo sentido, introdujo documentos


provenientes de la Oficina de Talento Humano de la Fiscalía
General de la Nación, donde se da cuenta que Galvis
Manosalva, entre el 2 y el 21 de enero de 2013, se encontraba
gozando de sus vacaciones, del 20 al 22 de febrero del mismo
año, estaba de permiso remunerado y, del 11 al 13 de
septiembre de 2013, se hallaba en la ciudad de Medellín
asistiendo a un Congreso de Derecho Procesal, documentos
estos que dejan como única posibilidad de encuentro entre el
acá procesado y Pérez Pérez, el 25 de enero de 2013, día en el
cual Argelino fue trasladado, desde la Cárcel Modelo de
Cúcuta hasta el GAULA de esa ciudad, para asistir a una

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

diligencia judicial convocada por el investigador del caso, el


agente de la Policía Nacional Diego Armando Rodríguez López.

5.3.2. Juan Antonio Carreño Guerrero, en su condición


de Asistente del Fiscal Galvis Manosalva para el momento en
que presuntamente acaecieron los sucesos acá investigados,
aseguró que no era cierto que el defensor de Pérez Pérez, en
algún momento, hubiera llevado hasta la sede de la Fiscalía
algún pago por concepto de indemnización en ese caso.

Indicó que los requerimientos efectuados para el traslado


de Argelino Pérez desde la Cárcel Modelo hasta la sede del
GAULA de Cúcuta, se originaron por cuenta de los
investigadores de la Policía, mas no fueron emanados del
Despacho regentado por Galvis Manosalva, hecho que se
puede corroborar con la simple revisión de los logos del
formato de requerimiento, los cuales no corresponden a la
Fiscalía.

Aseveró que, cuando se efectúa traslados como el que


tuvo en su momento Argelino Pérez, los custodios del INPEC
nunca dejan solos a los internos, menos aun cuando, en una
ocasión, ya se les había fugado un preso.

5.3.3. El agente Diego Armando Rodríguez López, quien


fuera investigador líder en el caso de Pérez Pérez, admite que,
desde su condición, fue quien requirió la presencia de Argelino
en la sede del GAULA para poder adelantar unas diligencias
dentro de su caso.

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

Sostuvo que las fechas de comparecencia de los


investigados las fija el investigador según su agenda y que,
para ello, no se tiene en cuenta el criterio del Fiscal, añadió
que, dados los protocolos de seguridad que rigen en la sede del
GAULA, los internos que son trasladados a ese lugar para
atender algún tipo de diligencia, nunca permanecen solos,
razón por la cual es obligación del investigador que requiere la
presencia de algún procesado privado de la libertad, recibirlo
en la puerta del edificio donde funciona dicha entidad,
acompañarlo durante su permanencia allí y volverlo a entregar
en el punto donde lo recibió, cerciorándose que el interno
aborde el vehículo dispuesto para su transporte.

Indicó que, en virtud del anterior protocolo, en el cual


también es acompañado permanentemente por un custodio
del INPEC, puede asegurar que Argelino Pérez Pérez nunca se
cruzó, mucho menos se reunió a solas, con el Fiscal Ricardo
Emiro Galvis Manoslava en la sede del GAULA Cúcuta.

5.3.4. A su turno, el Intendente de la Policía Nacional


Marcos Robinson Moreno, quien también intervino en el
proceso contra Argelino Pérez, recordó cómo, luego de
terminada la audiencia del juicio oral, fue en compañía de las
víctimas y del Fiscal Galvis Manosalva a tomar café cerca a las
instalaciones del Palacio de Justicia y que, estando allí, el
defensor de Pérez Pérez se acercó al grupo para ofrecerles a las
víctimas la posibilidad de una indemnización por parte de su
cliente.

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

Remembró que, ante tal ofrecimiento, las víctimas


buscaron el consejo del Fiscal, quien de manera tajante les
manifestó que él no se inmiscuía en ese asunto, motivo por el
cual no las orientó en ningún sentido.

5.3.5. Finalmente, Ricardo Emiro Galvis Manosalva


entregó su versión de los hechos, negando haber realizado
alguna exigencia monetaria a Argelino Pérez, así como haber
recibido pago alguno por parte de esa persona.

Se describió como un funcionario garantista, razón por


la cual, al advertir que los elementos probatorios obrantes en
la causa de Pérez Pérez no le ofrecían una inferencia razonable
sobre su responsabilidad en los hechos indagados, acudió a
solicitar su libertad, ello con el fin de que el procesado
afrontara su juicio en libertad.

Aseveró que, una vez le fue negada tal petición, decidió


continuar con el curso normal de la actuación, motivo por el
cual no recurrió dicha decisión, logrando finalmente
demostrar que el ciudadano en mención sí era responsable de
los cargos por los que fue investigado

5.4. Pues bien, fue con base en los testimonios de


Argelino Pérez y Wilson Gerónimo Ramírez que el A quo
estructuró el soporte fáctico de su sentencia, al tiempo que, le
sirvieron de sustento para proyectar la responsabilidad penal
que, en su sentir, le asiste a Ricardo Emiro Galvis Manosalva
en los sucesos delictuales que le fueran endilgados; sin
embargo, estima la Corte que dichas pruebas no poseen la

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

suficiente fuerza demostrativa para derivar de ellas tal


conclusión, toda vez que, en lo fundamental, poseen muchos
vacíos y contradicciones, defectos estos que se hacen más
evidentes al momento de efectuar la valoración conjunta de los
diversos medios de convicción aportados al juicio, veamos:

Como primera medida, y en lo que al testimonio de


Argelino Pérez Pérez se refiere, logra evidenciarse que esta
persona, pese a haber sido la víctima de la supuesta exigencia
económica y, por lo tanto, testigo directo de lo acontecido, no
logra brindar una versión clara y consistente de lo acaecido,
pues, por ejemplo, nunca dio mayores precisiones acerca de
las circunstancias de tiempo modo y lugar en las cuales se
produjeron los sucesos motivo de investigación, debiéndose
destacar que sus respuestas, al ser indagado sobre esos
puntos, siempre fueron evasivas o imprecisas.

En efecto, llama la atención como, por ejemplo, al ser


interrogado sobre la fecha en la cual se le hizo la ilegal
solicitud, Argelino no precisó ningún día, así como tampoco
concretó si la ilegal petición se la efectuaron una o varias
veces, pues sobre el particular, se limitó a indicar que no
recuerda la época en la que tuvo ocurrencia los hechos
investigados, pero que él se había reunido con Galvis
Manosalva en unas 3 ó 4 ocasiones para tratar dicho asunto,
siendo la primera de ellas 4 ó 5 meses después de haber sido
privado de su libertad, lo cual acaeció en el mes de octubre de
2012.

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

Tal imprecisión llevó a que la Fiscalía, desde la audiencia


de formulación de imputación, pasando por el escrito de
acusación e, incluso, en la audiencia donde dicho documento
fue verbalizado, llegara a afirmar que la petición dineraria
investigada se realizó en varias ocasiones, debiendo aclarar
con posterioridad que, si bien ello fue así, siempre se trató de
una misma petición.

Así mismo, tal afirmación hizo que la Fiscalía llegara a


inferir que, si la supuesta víctima aducía haberse reunido en
varias ocasiones con el Fiscal para tratar el tema del pago del
dinero, esos encuentros, sin lugar a dudas, únicamente
habrían podido ocurrir durante los traslados que de Argelino
Pérez se hicieron desde la Cárcel Modelo de Cúcuta a la sede
del GAULA de la misma ciudad, cuando era requerido por los
investigadores de su caso, sin embargo, el testigo nunca
confirmó que ello hubiera sido así, de hecho, jamás se atrevió,
siquiera a insinuar, que en alguno de esos traslados se
hubiera concretado algún encuentro con Ricardo Emiro
Galvis, mucho menos que en los mismos fue cuando tuvo
lugar la petición ilegal.

En este punto, es de resaltar que, de acuerdo con los


elementos de convicción aportados por la Fiscalía, entre
octubre de 2012 y septiembre de 2013, Argelino Pérez Pérez
fue trasladado a la sede del GAULA en tres ocasiones así: el 18
de octubre de 2012, 25 de enero y 21 de junio del 2013, evento
este que fue tomado, tanto por el Delegado del ente acusador,
como por el A quo, para dar por sentado que el aludido

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

encuentro sí tuvo ocurrencia y que, en efecto, se había


materializado en una de esas fechas.

Sin embargo, la defensora de Galvis Manosalva aportó


elementos de convicción según los cuales, su representado, no
se encontraba en la ciudad de Cúcuta para los días 18 de
octubre de 20128, 21 de junio9 e, incluso, 13 de septiembre de
201310, situación que empieza a poner en entredicho las
afirmaciones realizadas por Pérez Pérez sobre el número de
veces que se reunió con el Fiscal acá procesado.

Ahora, si bien es cierto que de los cuatro traslados que


se realizaron de Pérez Pérez a la sede del GAULA, apenas uno
coincide con la presencia de Ricardo Emiro Galvis en ese lugar,
situación que sirvió de fundamento para sostener que fue ese
día cuando se concretó la petición económica, no menos lo es
que tal suceso también se encuentra en entredicho, pues
según lo afirmó el testigo de la defensa Diego Armando
Rodríguez López, quien era investigador líder del caso
adelantado contra Argelino, las veces que ésta persona hizo
presencia en las instalaciones del GAULA fue porque él, como
miembro de la Policía Judicial, así lo requirió, versión que goza
de credibilidad, pues al revisar las solicitudes de remisión
correspondientes, se advierte que las mismas se efectuaron
por parte del GAULA de la Policía y no de la Fiscalía.

8
Entre el 17 y 19 de octubre, el procesado se encontraba en la ciudad de Bucaramanga asistiendo a clases
de especialización en la Universidad Autónoma de Bucaramanga.
9
Entre el 12 de junio y 6 de julio de 2013, el Fiscal Ricardo Emiro Galvis se encontraba disfrutando de
un periodo vacacional fuera de la ciudad de Cúcuta.
10
Fecha en la cual se dice que Galvis Manosalva recibió un pago en su casa, pero se acreditó que, entre
el día 11 y 13 de ese mes y año, dicho funcionario se hallaba en la ciudad de Medellín asistiendo a un
Congreso de Derecho Procesal.

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

Así mismo, el Agente Rodríguez López, fue enfático al


sostener que Pérez Pérez nunca estuvo solo mientras
permaneció en las instalaciones del GAULA, pues de acuerdo
con los protocolos de seguridad que allí rigen, él siempre se
encargó de recibirlo en la puerta de la edificación donde
funciona dicha entidad, al tiempo que lo acompañó hasta ese
mismo punto cuando terminó la diligencia. Añadió que, en
todo caso, durante su estadía en las oficinas antes referidas,
Argelino siempre se encontró bajo su vigilancia y la del
custodio del INPEC, pudiendo asegurar que nunca tuvo
oportunidad de cruzarse con Ricardo Emiro Galvis, ni con
ninguna otra persona.

Tal testimonio, que para la Sala goza de absoluta


credibilidad por provenir de una persona de la cual no se
advierte que le asista algún tipo de interés en las resultas del
proceso, se ofrece como una narración lógica y creíble que
contradice diversas aseveraciones efectuadas por Pérez Pérez.

En efecto, mientras Argelino Pérez Pérez sostiene que, en


una fecha indeterminada, Ricardo Emiro Galvis lo hizo
comparecer a solas a las instalaciones del GAULA Cúcuta para
allí solicitarle la suma de 20 millones de pesos a cambio de
solicitar su libertad, la preclusión de su proceso o garantizar
la no comparecencia de las víctimas al juicio oral, el Agente de
la Policía Nacional Diego Armando Rodríguez da cuenta de
cómo, en virtud de los protocolos de seguridad, dicho
ciudadano jamás pudo permanecer solo con el Fiscal dentro
de las instalaciones del GAULA, versión que es corroborada
por Juan Antonio Carreño Guerrero, asistente del Fiscal

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

Galvis Manosalva para la época de los sucesos, quien indicó


que las personas privadas de la libertad, cuando eran
trasladadas a la sede del GAULA, no podían quedarse solas
porque, ya en una ocasión, un preso se había dado a la fuga.

Para la Corte, esta afirmación posee absoluta lógica, toda


vez que es poco probable que una persona privada de la
libertad, cuando se encuentra fuera del establecimiento
carcelario cumpliendo diligencias judiciales, no cuente con un
constante acompañamiento y vigilancia por parte de algún
miembro del cuerpo armado del INPEC, pues un descuido en
tal sentido, no solo podría poner en riesgo la seguridad del
capturado, sino que también podría abrir la posibilidad que
éste se fugue, riesgo que seguramente no estarían dispuestos
a asumir, ni el guardia del INPEC asignado para el traslado del
interno, ni el investigador que requirió su presencia fuera de
prisión.

Aunado a lo anterior, llama poderosamente la atención


que Argelino Pérez jamás se atrevió a informar con precisión
el lugar donde se produjo la exigencia económica, esto es, si la
misma se dio en una oficina, en un pasillo o en alguna otra
dependencia de la edificación donde funciona el GAULA
Cúcuta, ciñéndose a indicar siempre, de manera genérica, que
todo ocurrió en las instalaciones donde funciona ese
organismo, sin dar mayores detalles sobre los eventos
investigados.

Así mismo, para la Sala también resulta muy llamativo


que Argelino Pérez, luego de haber sostenido durante todo el
trámite procesal que Ricardo Emiro Galvis le realizó la ilegal

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

exigencia monetaria cuando se encontraban a solas, sin


testigo alguno, hubiera resuelto cambiar su versión en el juicio
oral cuando fue sometido al contrainterrogatorio de la defensa,
para en ese momento pasar a sostener que, tal pretensión
económica, le fue planteada en presencia de su abogado
Wilson Gerónimo Ramírez, por lo que él era testigo directo de
lo ocurrido, señalamiento que posteriormente, en la misma
vista pública, fue categóricamente negado por el mencionado
profesional del derecho.

Ahora bien, continuando con el testimonio de Argelino


Pérez, se tiene que dicho testigo aseguró que, tras haberse
concretado la exigencia económica por parte del Fiscal, él, en
compañía de su familia, se pusieron en la tarea de reunir la
suma de dinero solicitada, tarea que lograron cumplir gracias
a la venta de un vehículo que era propiedad, en parte, de
Argelino, la venta de unas cosechas que pertenecían a su
progenitora y al préstamo de dinero que le realizaron sus
hermanos.

No obstante lo anterior, extraña a la Sala que, si el


recaudo del dinero implicó la celebración de varios negocios
jurídicos, la Fiscalía no hubiera aportado, al menos, prueba
sobre la existencia de uno de ellos, motivo por el cual, las
afirmaciones efectuadas por Argelino Pérez sobre dichas
actividades de recaudo, se encuentran huérfanas de respaldo
probatorio alguno y, por lo tanto, no es posible asignarle
ningún grado de credibilidad, evento que impide tomarlas
como hecho indicador sobre la existencia de la indebida
solicitud acá investigada.

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

Continuando con su relato, Argelino añadió que, una vez


recaudado el dinero, su progenitora se encargó de hacérselo
llegar al abogado Wilson Gerónimo Ramírez Rodríguez por
conducto de una persona que ella consiguió, que al profesional
del derecho le entregaron los 20 millones de pesos pactados,
pero que finalmente al Fiscal sólo le llegaron 15 millones, ello
por cuanto que Ramírez Rodríguez descontó de esa suma el
valor de sus honorarios, los cuales tasó en 5 millones de pesos,
monto que no pudo reponer Argelino porque, según él, ya
había agotado todas las fuentes de recaudo con las que
contaba, lo que le impidió cumplir con el pacto asumido.

Tal versión es contraria a la entregada por el togado en


mención cuando, en juicio oral, sostuvo que él no ha recibido
pago alguno por su gestión en el caso de Argelino Pérez,
asegurando, además, que la cifra de dinero remitida por sus
familiares fue de tan solo 15 millones de pesos, quedando
pendiente un pago de 5 millones que jamás se concretó,
porque el Fiscal no cumplió con la parte de su acuerdo, ya que
permitió continuar el proceso de manera normal.

De acuerdo con lo aseverado por la Fiscalía, la supuesta


entrega de dinero era una forma de corroborar que la petición
económica realmente existió, sin embargo, para la Sala, no es
claro que tal pago se hubiera registrado, pues como puede
observarse, los protagonistas del suceso se contradicen en
aspectos tan elementales como fundamentales, como lo son el
monto dinerario que recibió el abogado Wilson Gerónimo, o los
motivos por los cuales Ricardo Emiro Galvis únicamente
habría recibido 15 de los 20 millones pactados, pues como se

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

advirtió, mientras Argelino sostiene que ello fue así porque su


abogado descontó de ahí sus honorarios, éste asegura que fue
el resultado del incumplimiento por parte del Fiscal.

Adicionalmente, para la Corte resulta curioso, por decir


lo menos, que si el abogado Wilson Gerónimo Ramírez estaba
convencido de la legalidad de su actuación, pues como lo
afirmó en juicio él actuó de buena fe, convencido de que todo
hacía parte de un verdadero trámite de reparación integral,
nunca hubiera recaudado prueba alguna sobre la entrega del
dinero a la Fiscalía, excusándose de tal omisión con
argumentos tan endebles como que no lo hizo porque, al no
ser un negocio, él no lo consideró pertinente, o que al tratarse
de pagos parciales, no estaba en condición de recaudar algún
recibido, o que sencillamente nadie pide un recibido de esos a
la Fiscalía.

Estima la Sala que todas esas justificaciones riñen


contra las reglas de la experiencia que se han forjado en el
ejercicio del litigio, donde los profesionales del derecho que lo
ejercen, así como sus colaboradores, siempre exigen de los
despachos judiciales y las autoridades en general, la entrega
de algún tipo de comprobante que acredite sus actuaciones
ante ellos, máxime si de la misma depende algún tipo de
beneficio para su representado, luego es ilógico que el abogado
Ramírez Rodríguez hubiera entregado una suma de dinero con
el objetivo de resarcir a unas víctimas, acto del que se
deducirían beneficios jurídicos para su cliente, y no hubiera
recaudado prueba de ello, a menos que tal omisión obedeciera
a la consciencia sobre la ilicitud de su conducta, o porque

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

sencillamente dicho pago no se registró, aspectos estos que


quedan sin establecer al interior del presente asunto.

Ahora bien, de acuerdo con la teoría de la Fiscalía, un


evento que demostraría, no solo la existencia de la ilícita
exigencia económica sino el pago de la misma, es la audiencia
de solicitud de levantamiento de medida de aseguramiento
llevada a cabo el 3 de septiembre de 2013 ante el Juez Tercero
Penal Municipal con Funciones de Control de Garantías de
Cúcuta, la cual, según el Ente investigador, fue requerida por
el Fiscal Galvis Manosalva en cumplimiento de su parte del
trato.

En dicha diligencia, según se supo, el acá procesado


sustentó su pretensión de revocatoria de la medida de
aseguramiento en el hecho de no contar con los suficientes
elementos de prueba que le permitieran mantener la inferencia
razonable acerca de la responsabilidad de Pérez Pérez en el
acto que se le había imputado, petición denegada por el Juez
de Control de Garantías, tras advertir que no se aportaron
nuevos elementos de convicción que hubieran llevado a
modificar las valoraciones realizadas en el mes de octubre de
2012, cuando se decretó la medida de aseguramiento en
contra de Argelino.

Estima la Sala que, si bien al revisar dicha diligencia no


se encuentra explicación razonable alguna sobre los motivos
que llevaron al Fiscal Ricardo Emiro Galvis a efectuar una
solicitud de ese tenor, cuando era evidente su improcedencia,
hasta el momento no es claro la existencia de un vínculo entre

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

ese hecho y la presunta exigencia económica que acá se


investiga, pues de acuerdo con lo establecido en el proceso y,
contrario a lo afirmado por la Fiscalía en sus actos de
acusación y lo dicho en juicio oral por los testigos Argelino
Pérez y Wilson Gerónimo Ramírez, no es claro que la referida
audiencia hubiera podido ser consecuencia del pago de la
ilegal solicitud que presuntamente efectuó Galvis Manosalva.

En efecto, al revisar la versión entregada por los testigos


Pérez Pérez y Ramírez Rodríguez, estos aseguran que la
audiencia de solicitud de levantamiento de la medida de
aseguramiento se produjo luego de que el Fiscal recibiera 15
de los 20 millones de pesos pactados, versión esta que fue
retomada por la Fiscalía en sus actos procesales e, incluso, en
su teoría del caso.

Sin embargo, tal versión no encuadra en la línea de


tiempo que, la propia Fiscalía, reconstruyó en el caso sub
judice, las razones son las siguientes:

Como se vio, los testigos en mención jamás se


comprometieron con entregar fechas concretas en las cuales
hubieran podido tener ocurrencia los hechos por los que acá
se juzga a Ricardo Emiro Galvis, razón por la cual acudieron a
entregar referencias de tiempo imprecisas que pudieran
ajustarse a cualquier evento que llegase a demostrarse.

Como consecuencia de ello, el Fiscal del caso tuvo que


acudir a delimitar posibles fechas en las cuales pudieron llegar
a tener ocurrencia los sucesos criminales indagados, labor que

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

lo llevó a estimar que la entrega de los 15 millones de pesos se


había cumplido el 13 de septiembre de 2013, fecha en la que,
según lo sostuvo el testigo José Francisco Rondón Carvajal,
acompañó a Wilson Gerónimo Ramírez hasta lo que sería la
casa de Ricardo Emiro Galvis, para que éste le entregara a
aquél una suma de dinero correspondiente a una
indemnización integral.

Si la Sala toma como punto de referencia esa fecha y


retoma las versiones de los testigos Pérez Pérez y Ramírez
Rodríguez, quienes afirmaron que la audiencia de solicitud de
levantamiento de la medida de aseguramiento en favor de
Argelino tuvo lugar luego de que se efectuara el pago en
mención, el resultado debería ser que dicha diligencia se
efectuara algún día posterior al 13 de septiembre de 2013, sin
embargo, ello no es así, pues como se demostró al interior del
juicio oral, la referida vista pública tuvo lugar el día 3 de ese
mismo mes y año, es decir, diez días antes que Ricardo Emiro
Galvis, supuestamente, terminara de recibir 15 de los 20
millones de pesos que, se dice, le solicitó a Argelino Pérez a
cambio de favorecerlo en el proceso surtido en su contra.

Lo anterior lleva a establecer una incongruencia entre lo


demostrado por la Fiscalía y su teoría del caso, dado que la
línea de tiempo en la que según el delegado del Ente
Investigador tuvieron ocurrencia los hechos investigados, no
concuerda con la entregada por quienes, supuestamente,
fueron testigos directos de lo ocurrido, evento que genera duda
acerca de la veracidad o la forma como acaecieron los sucesos
que centran la atención de la Sala.

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

En este punto, no puede la Sala perder de vista que, de


acuerdo con los elementos de convicción aportados por la
defensa, el día 13 de septiembre de 2013, Ricardo Emiro
Galvis Manosalva se encontraba en la ciudad de Medellín
asistiendo al XXXIV Congreso de Derecho Procesal, según se
acreditó con la certificación que el 16 de julio de 2018, fue
entregada por la Directora Ejecutiva del Instituto Colombiano
de Derecho Procesal.

Para la Corte, contrario a las consideraciones efectuadas


por la Fiscalía al interior del juicio oral, dicho documento
posee la fuerza suasoria suficiente para demostrar la no
presencia del acá procesado en la ciudad de Cúcuta el día que,
supuestamente, en su residencia ubicada en dicha ciudad,
terminó de recibir 15 de los 20 millones de pesos acordados,
pues, de una parte, tal certificación no habría sido otorgada si
Galvis Manosalva no hubiera asistido a dicho evento
académico y, segundo, el hecho de haber sido expedido en
Bogotá, pese a que el Congreso se efectuó en Medellín, no es
un aspecto que le reste credibilidad o autenticidad a la
certificación, pues como bien lo explicó el investigador de la
defensa, ello se debe a que la sede principal del referido
Instituto se encuentra en capital del país, siendo Medellín
simplemente la sede donde tuvo lugar el seminario, mismo
que, año a año, es celebrado en diferentes lugares de
Colombia.

En ese sentido, es altamente cuestionable que, el 13 de


septiembre de 2013, Ricardo Emiro Galvis Manosalva hubiera
estado en su domicilio de Cúcuta presto a recibir

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Segunda Instancia n° 56603
Ricardo Emiro Galvis Manosalva

personalmente, el dinero que completaría parte de la suma


monetaria que, se dice, le exigió a Argelino Pérez a cambio de
beneficiarlo en la actuación judicial adelantada en su contra,
pues como viene de verse, ese mismo día el Fiscal Galvis
Manosalva asistió a un compromiso académico que se
desarrolló en la capital de Antioquia.

Ello, pone en duda la credibilidad de los declarantes José


Francisco Rondón Carvajal y Wilson Gerónimo Ramírez.

De otra parte, resulta extraño para la Corte que, si


Ricardo Emiro Galvis Manosalva exigió a Argelino Pérez Pérez
el pago de 20 millones de pesos a cambio de favorecerlo en el
proceso que por extorsión le era adelantado, finalmente se
hubiera conformado con recibir 15 millones de pesos, sin que
exista reseña alguna de la razón por la cual mermó sus
pretensiones, pues es de resaltar que los testigos jamás se
refieren sobre ese aspecto, de modo que nunca dan cuenta,
por ejemplo, de una renegociación que hubiera culminado,
bien fuera con la reducción del monto a pagar, ora con el
compromiso de terminar de pagar lo pactado en cierto tiempo,
mientras se terminaba de juntar el saldo restante, es más,
jamás se hizo alusión a que Galvis Manosalva, en algún
momento, hubiera puesto una fecha límite de pago para
asegurar el éxito de su gestión y forzar el pago de su petición.

Dicha duda se acentúa más cuando se observa que, en


juicio oral, Wilson Gerónimo Ramírez aseveró que la razón por
la cual nunca se le terminó de pagar a Ricardo Emiro Galvis
la suma de los 20 millones de pesos, fue porque él permitió

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

que el proceso continuara su trámite normal, lo que se


interpretó como un incumplimiento de su compromiso, sin
embargo, esa afirmación no guarda consonancia con la
hipótesis planteada por la Fiscalía y la línea de tiempo a la que
se ha hecho referencia con antelación, pues si el pago pactado
pretendía asegurar la libertad de Argelino Pérez, no es lógico
que parte del mismo se hubiera materializado luego de que el
Fiscal había fracasado en su objetivo y, lo que era más grave,
no había mostrado interés por buscar la forma de cumplirlo,
pues recuérdese que contra la decisión que negó el
levantamiento de la medida de aseguramiento, no se interpuso
recurso alguno.

Y es que la duda sobre la existencia de un pacto de


favorecimiento entre Galvis Manosalva y Pérez Pérez, así como
el pago de 15 millones de pesos por el mismo, se acrecienta
más cuando la Sala entra a revisar la forma como el Fiscal
Galvis Manosalva actuó en la audiencia del juicio oral, vista
pública en donde, en lugar de propender por la absolución de
Pérez Pérez, como supuestamente lo había prometido,
emprendió labores claramente orientadas a lograr su sanción
penal.

Sobre el particular, oportuno resulta traer a cita lo dicho


por el señor Alirio Antonio Ramírez en su entrevista rendida el
6 de mayo de 2015 ante el investigador Luis Enrique Galván
Ovallos cuando señaló “No, el Fiscal en ningún momento nos mencionó
sobre indemnizaciones, más bien el día del juicio, él atacó duro al señor
Argelino Pérez”.

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

Dicha versión concuerda con lo consignado por el Juez


Primero Penal del Circuito de Cúcuta con Funciones de
Conocimiento en acta del 20 de marzo de 2015, cuando indicó
que, tras haber presentado sus alegatos de conclusión, el
Fiscal había solicitado sentido de fallo condenatorio, pues en
su criterio, se había acreditado la existencia del delito de
extorsión por el cual fue investigado y procesado Argelino
Pérez.

Tales elementos de convicción dejan entrever que, en


todo caso, Ricardo Emiro Galvis, luego de haber fracasado en
su solicitud de revocatoria de medida de aseguramiento,
nunca desplegó ninguna otra actividad tendiente a favorecer a
Argelino Pérez Pérez dentro de la actuación surtida en su
contra, evento que, como se anotó, crea un manto de duda
acerca de si realmente alguna vez existió algún tipo de
compromiso del referido servidor público, para favorecer al
ciudadano en mención.

Ahora bien, para la Sala tampoco es claro por qué razón,


si como lo sostienen la presunta víctima del ilícito acá
investigado y su abogado, ellos tenían la convicción de estar
actuando dentro del marco de la legalidad y, por ello,
accedieron a entregar el dinero que supuestamente les fue
solicitado por Ricardo Emiro Galvis a título de reparación
integral, nunca pusieron de presente ese suceso ante los
jueces que intervinieron en el proceso, pues era evidente que,
si se había cumplido con el pago de una indemnización, existía
la posibilidad de acceder a beneficios jurídicos en favor de
Argelino, luego tal silencio obliga a plantear de nuevo la

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

pregunta de si los ciudadanos en mención conocían la ilicitud


de su acto y, por ello, nunca manifestaron nada, o
sencillamente la tan mentada solicitud de dinero y su
consecuente pago, nunca existieron.

Y es que poco creíble se ofrece la explicación que sobre


ese punto ofreció el abogado Ramírez Rodríguez, quien en su
declaración dijo que no había puesto de presente ante los
jueces la existencia de dicho pago, porque era algo que le
concernía a al fiscal y no a la defensa, argumento este que
resulta no solo endeble sino absurdo, pues según las reglas de
la experiencia, una abogado defensor siempre está pendiente
de obtener los mejores escenarios para su representado, de
modo que si advierte que su contraparte no exhibe ante los
jueces elementos o actuaciones que redundan en beneficio de
su defendido, su proceder es el de sacar a relucir ese suceso
para de ese modo obtener la ventaja pretendida.

En consecuencia, si el abogado de Argelino Pérez nunca


advirtió ente los jueces que, por petición del Fiscal, su cliente
había efectuado el pago de 15 millones de pesos con el fin de
indemnizar a las víctimas y así obtener algún beneficio de ley,
es viable dudar acerca de la existencia de dicho pago e,
incluso, de la solicitud del mismo.

Finalmente, queda en entredicho la versión sobre la


exigencia económica y, su consiguiente pago, cuando el señor
Alirio Galvis, en su condición de víctima del delito de extorsión
por el cual fue juzgado Argelino Pérez, en entrevista rendida
ante el investigador del CTI Luis Enrique Galván, el 6 de mayo

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

de 2015 y declaración jurada del 25 de julio de 2016 entregada


al mismo servidor, sostuvo que, una vez terminado el juicio
oral, fue abordado por el defensor del mencionado ciudadano
para proponerle el pago de una indemnización, ofrecimiento
este que tuvo lugar en una cafetería en presencia del propio
Ricardo Emiro Galvis.

Para la Sala, es altamente cuestionable que, si ya se


había pagado 15 millones de pesos a título de reparación,
según exigencia del Fiscal, el mencionado profesional del
derecho hubiera tomado la iniciativa de abordar a las víctimas,
en presencia de quien supuestamente ya había solicitado y
recibido el pago del mencionado dinero, para plantearles la
posibilidad de negociar una indemnización, en lugar de
aprovechar dicha oportunidad para confrontar el referido
funcionario y solicitarle explicaciones sobre el destino que tuvo
la suma dineraria entregada para tal fin.

Es más, estima la Corte que resulta inverosímil que el


defensor hubiera efectuado un ofrecimiento de tales
características cuando, se supone, él mismo se había
encargado de entregar el dinero exigido para ese propósito
indemnizatorio, de modo que, de haber existido el primer pago
y estar convencido de su legalidad, no es lógico que plantee la
posibilidad de pagar de nuevo por el mismo concepto, en lugar
de reclamar por la efectividad del aludido acto de
resarcimiento.

Así mismo, tampoco es lógico que, si el pacto incluía


acciones por parte de Ricardo Emiro Galvis para convencer a

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

las víctimas de desistir de cualquier acción que perjudicara a


Pérez Pérez, el abogado se hubiera resignado a salir de la
cafetería sin que éstas aceptaran su ofrecimiento, máxime
cuando en su presencia el Fiscal se abstuvo de opinar frente a
la aceptación o no del ofrecimiento en mención, evento
claramente contrario al acuerdo que se dice fue celebrado
entre Argelino Pérez y el acá procesado.

En ese sentido, puede asegurar la Sala que, hasta el


momento, las pruebas aportadas por la Fiscalía para
demostrar la responsabilidad penal de Ricardo Emiro Galvis
Manosalva en los hechos que acá se le endilgan, no ofrecen el
convencimiento que requiere el Juez de conocimiento para
proferir una decisión condenatoria, pues como viene de verse,
las mismas dejan dudas, perplejidad e incertidumbre acerca
de la ocurrencia de los sucesos investigados, interrogantes
que, como se sabe, deben ser absueltos en favor del procesado.

6. De la duda procesal.

De acuerdo con el artículo 381 de la Ley 906 de 2004,


“para condenar se requiere el conocimiento más allá de toda duda, acerca
del delito y de la responsabilidad penal del acusado, fundado en las
pruebas debatidas en el juicio.”

Por su parte, el artículo 7 de la misma legislación señala


que, cuando en el marco de una actuación penal y, luego de
practicadas las pruebas en el juicio oral, el Juez de
conocimiento tenga duda acerca de la responsabilidad penal
que le asiste al procesado, la misma debe resolverse en favor
de éste, mandato que constituye un claro acatamiento al

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

derecho de presunción de inocencia que le asiste a todo ser


humano.

Sobre el particular, la Sala de Casación Penal de la Corte


Suprema de Justicia ha señalado:

«La otra derivación la constituye el in dubio pro reo (en duda a favor
del procesado), principio que tiene aplicación exclusivamente al momento
de realizar valoraciones probatorias, para determinar que en caso de que
exista una duda razonable sobre la concurrencia de los elementos del tipo
penal siempre debe inclinarse la balanza en favor del procesado.”
(AP2157-2020)

“De conformidad con el artículo 381 de la Ley 906 de 2004, “Para


condenar se requiere el conocimiento más allá de toda duda, acerca del
delito y de la responsabilidad penal del acusado, fundado en las pruebas
debatidas en el juicio”, lo cual debe traducirse en la comprobación del tipo
penal objetivo y del subjetivo, que conforman la conducta delictiva objeto
de juzgamiento, ello también en consonancia con el artículo 9 del Código
Penal.” (SP3672-2020)

Pues bien, de acuerdo con la valoración probatoria antes


efectuada, para la Sala queda latente la duda acerca de si en
verdad, en el presente caso, existió una petición económica por
parte del Fiscal Ricardo Emiro Galvis Manosalva hacia
Argelino Pérez pérez, cuyo objetivo fuera favorecerlo de manera
ilegal, al interior del proceso penal que aquél adelantaba en su
contra, pues como ya se anotó, la Fiscalía no pudo demostrar
que tal acto en realidad existió.

En efecto, se reitera, tal como se adujo en el acápite


anterior, el Ente Investigador no logró acreditar, más allá de
toda duda, que el acá procesado efectivamente abordó a Pérez
Pérez para solicitarle la suma de 20 millones de pesos como
medio para resarcir a sus víctimas y, a partir de ello, lograr

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

una serie de beneficios, tales como lograr la concesión de su


libertad por parte de un juez, o impedir que al juicio acudieran
las víctimas y, a partir de ello, desvirtuar la existencia del
punible de extorsión por el que era procesado, de hecho no se
alcanzó a demostrar que, como mínimo, entre la presunta
víctima y el acusado existió algún tipo de reunión, pues la
defensa pudo probar que, al menos en tres de la cuatro
posibles fechas de encuentro, Ricardo Emiro Galvis Manosalva
estaba fuera de la ciudad de Cúcuta, en tanto que el único día
que sí pudieron haber coincidido en la sede del GAULA de la
capital nortesantandereana, Pérez Pérez se hallaba bajo unas
estrictas medidas de seguridad que impedían lograr un
encuentro clandestino como el que describió ésta persona.

Adicionalmente, el cambio de versión que efectuó


Argelino Pérez en el marco del juicio oral, quien pasó de decir
que la petición económica la recibió encontrándose a solas con
el Fiscal Galvis, para luego sostener que la misma se había
efectuado en presencia de su apoderado, crea un manto de
dudas acerca de si en verdad existió tal requerimiento
económico.

Así mismo, el esfuerzo de la Fiscalía por crear un hecho


indicador acerca de la existencia de la ilegal petición, a partir
de asegurar que de la misma se había derivado dos pagos que
sumaron 15 millones de pesos, también se ofrece insuficiente
y aumenta la duda del juzgador, en la medida que tal suceso
no fue acreditado, como tampoco lo fue que, producto de esa
entrega de dinero, Galvis Manosalva solicitó ante Juez de
Control de Garantías el levantamiento de la medida de

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

aseguramiento que afectaba a Argelino Pérez desde el mes de


octubre de 2012.

En este punto debe la Sala recalcar que, si bien el


fundamento usado por Ricardo Emiro Galvis en esa diligencia,
para lograr la libertad de Argelino Pérez, resulta extraño dada
su manifiesta improcedencia, lo cierto es que la Fiscalía no
logró demostrar la existencia de un vínculo entre esa
actuación y los hechos narrados por el ciudadano en mención,
luego no se puede predicar que tal actuación constituye un
hecho indicador que de cuenta de la existencia de un acuerdo
ilegal previo entre Fiscal y procesado.

Así las cosas, dado que la Fiscalía no logró desvirtuar la


presunción de inocencia del procesado y, por lo tanto, no pudo
llevar a la Corte a un estado de convencimiento más allá de
toda duda razonable, lo que implica la subsistencia de varios
interrogantes de orden probatorio y procesal, la Sala se
encuentra en la obligación de resolver dichas dudas en favor
del procesado, lo que implica revocar la sentencia
condenatoria proferida en primera instancia por la Sala Penal
del Tribunal Superior de Cúcuta para, en su lugar, proferir un
fallo de carácter absolutorio.

De otra parte y, dado que la Sala Penal del Tribunal


Superior de Cúcuta, amparado en las disposiciones
consignadas en el artículo 450 de la Ley 906 de 2004, dispuso
la captura de Ricardo Emiro Galvis Manosalva luego de la
audiencia de anuncio de sentido del fallo, la Sala, como
consecuencia de la revocatoria de la decisión de primer grado,
procederá a ordenar su libertad inmediata, ello siempre y

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Ricardo Emiro Galvis Manosalva

cuando no exista requerimiento judicial por parte de otra


autoridad y en el marco de otra actuación judicial adelantada
en su contra.

Por lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de


Casación Penal, administrando justicia en nombre de la
República de Colombia y por autoridad de la Ley,

RESUELVE

Primero-. REVOCAR la decisión objeto de apelación y,


en su lugar, ABSOLVER por duda a Ricardo Emiro Galvis
Manosalva, en su condición de Fiscal Tercero Especializado
destacado ante le GAULA de Cúcuta, del delito de concusión,
por el que fue acusado.

Segundo-. ORDENAR la libertad inmediata de Ricardo


Emiro Galvis Manosalva, identificado con Cédula de
Ciudadanía No. 88.000.442, la que se hará efectiva siempre y
cuando no exista requerimiento alguno por cuenta de otra
autoridad judicial.

Contra esta decisión no procede recurso alguno.

Devuélvase al Tribunal de origen.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE.

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EXCUSA JUSTIFICADA
EYDER PATIÑO CABRERA

Nubia Yolanda Nova García


Secretaria

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