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Bueno, mi nombre es Ivon Parra. Soy la madre de Guillermo José Ruieda Parra, de 20
añitos.
Yo nunca pensé estar en esta situación, pero lamentablemente soy una víctima más de
los millones de madres que han tenido que pasar por lo que yo estoy pasando. Un 12 de
diciembre de 2017, se presentó un grupo de dos femeninas y dos masculinos en casa.
Tocaron tempranito en la mañana, mi hijo estaba durmiendo, yo estaba despierta
montando un café, porque me iba a llevar a buscar una insulina para un sobrino que tengo
en Barquisimeto.
Mi casa tiene ventana panorámica, veo que viene alguien armado, me asomo y me dice
“hey, hey”. Yo me asomo y le digo, ajá, que desea, y me dice: “ estamos haciendo un
operativo en la comunidad, ¿me abre la puerta? Y yo le digo, ¿pero usted tiene alguna
orden para entrar a la vivienda? “La orden que tengo es pásame la pata de cabra, ahí”.
Y le dice al otro compañero, que le dicen “matraca”, porque después escuche cómo le
decían, pásame la orden de allanamiento ahí, y el otro fue y le pasó una pata de cabra
rosada, y me iban a romper la reja, nunca se me olvida.
Y yo le dije, pero ¿por qué? Va porque la señora se está oponiendo al operativo, dijeron.
Entonces yo abrí la reja, y abrí la casa, mi hijo seguía durmiendo.
Yo tenía una casa, pero prácticamente la regalé. Era muy difícil para mi seguir viviendo
ahí, porque yo vivía con mi hijo. Vivíamos ahí solos. Había una parte de arriba, y un tipo
estudio independiente. La parte del medio era donde nosotros vivíamos
Yo le expliqué todo. ¿Quién vive aquí, quién vive aquí? Las femeninas me dijeron.
Revisaron el cuarto, despertaron a mi hijo, los tipos, y lo mandaron a vestir. Él estaba
sentadito en la cama, colaborando igual que yo. Luego de haber pasado, que ellos
revisaron y no encontraron nada, vienen las mujeres. Estoy segura de que no tienen hijos,
y estoy segura de que ellas van a tener unos delincuentes, porque ellas son unas
delincuentes, mi hijo no.
Lo que me mantiene así es que mi hijo no es un delincuente. Yo crié un buen hijo, las que
criaron esos malos hijos, son las madres de ellos. Las madres de esos tipos, de esas
mujeres que se metieron en mi casa y mataron a un muchachito de 20 años, que no lo
conocía sin un prontuario, sin un antecedente penal, que le pudieran decir tú mataste, tú
no; nada. Dispararon primero y averiguaron después.
Continúo. Me dicen que en vista de que ellos no encontraron nada dentro de la casa,
que si yo era capaz de acompañarlos a la zona dos para que se hiciera un informe de
que ellos no se llevaron nada, que no encontraron nada, pero que tampoco se
llevaron nada. Yo estuve de acuerdo con eso, cómo no. No me pareció mal,
realmente.
Yo estaba en paño, me vestí. Y le digo, ¿vamos con mi hijo? y me dicen, sí, móntese
usted en esta patrulla, que él ya se va a montar. Ciertamente que me montan en la
patrulla y me llevan para la zona dos y me dejan afuera. Yo pregunto, ¿dónde viene
mi hijo? Llaman y dicen, no, lo que pasa es que la patrulla donde venía tu hijo se
accidentó, ya los vamos a ir a auxiliar. En vista de que no venía mi hijo, yo agarré un
mototaxi. No tenía plata, porque ellos se quedaron hasta con mi teléfono. Yo dejé mi
teléfono y todo en la casa. Entonces, cuando bajo, encuentro mi casa completamente
rodeada, que yo no podía entrar, y que ya a mi hijo lo habían llevado, y yo le dije, pero
¿por qué?, ¿para qué? Bueno, ya me habían matado mi hijo. Ellos se burlaron de mí,
me dijeron, ¿qué haces aquí?, tú hijo debe estar por allá preocupado por ti, y ya me
habían matado a mi hijo.
Eso fue como a las seis y algo de la mañana, y a la una fue que me dijeron que me
habían matado a mi hijo. Y yo les dije que por qué, y ellos me dijeron que él también
había matado, y que yo había pagado cuatro veces vacuna por mi hijo a la PT (Cuerpo
Técnico de Policía Judicial)y que otras madres han llorado también como yo estaba
llorando. Yo le dije que no era así, y que cómo íbamos a hacer ahora que me mataron
mi hijo, que no era así. Y me dijeron así, “iremos presos”.
Ellos llegaron un día, cuando les dio la gana, por las razones que ellos saben, y yo las
sé, y le falta a la fiscalía y al tribunal terminar de investigarlas. Pero simple y
llanamente lo único que es cierto es que este gobierno, no estoy hablando de política,
pero, ha adoptado una política de Estado de exterminio, de penas de muerte. Está
existiendo estado de hecho y no de derecho. Este relato que yo estoy diciendo, que
he visto, lo han vivido muchas madres, les ha pasado lo mismo que a mí, y
lamentablemente no sé sí decir “lamentablemente”, pero, no soy la única, habemos
millones.
Yo me pongo a pensar a veces, cómo es posible que yo escucho que tenemos
problemas con la alimentación, ciertamente, se están muriendo los niños, los
ancianos, los que no son ancianos, por falta de comida, por falta de medicamentos,
por falta de hasta electricidad, pero no escucho que impacte esta masacre de la que
estamos siendo víctimas, de la que están siendo víctimas los jóvenes de nuestro país.
No se escucha.
Cada vez que escucho a los medios decir “se están muriendo por esto, por esto”, no
es menos cierto, pero tampoco es menos el caos causado porque estén asesinado de
tal manera a los jóvenes. Yo les hago un llamado, no sé si me harán caso, lo verán, o
les importara esta pobre señora pobre de un barrio, les digo que el único delito de mi
hijo fue el vivir en un barrio, no ser un muchacho rico. Yo no pude nunca darle otra
vida. Pobremente vivíamos de lo que yo le pude dar y lo crie bien. Un muchacho
cariñoso, respetuoso, querido por su comunidad, de hecho, hay 5000 firmas que
reposan en la fiscalía, y firmadas por el consejo comunal, donde dieron fe de la actitud
de mi hijo, que lo llevé chiquito a ese barrio. No nació ahí, pero lo llevé chiquito, y
todos lo conocen, lo conocían, como colaborador, amoroso, respetuoso.
Pero que averigüen, si esa es su política de estado, acabar con la delincuencia con
grupos de exterminio como la OLP y ahora el FAES, háganlo público de una vez,
ponga las leyes de las penas de muerte, de una vez de derecho, no de hecho, porque
así como lo están haciendo son violaciones de los derechos humanos, son crímenes
de lesa humanidad, y mientras que yo esté viva voy a continuar hasta que se haga
justicia por mi príncipe, porque nos destruyó la vida, no solo a él, nosotros estamos
vivos porque comemos, caminamos, pero es terrible. Mi hijo no era un delincuente, y a
veces pienso que ojalá lo hubiese sido, un malandro, para que entonces yo poder
decirle, hijo, te pasó eso porque eras eso, pero de verdad que no tengo ni siquiera ese
consuelo.
Reitero el llamado, a los organismos responsables de hacer justicia, no solo para mí,
sino para la cantidad de familias que han enlutado en nuestro país. Vuelvo y repito,
haga eco de lo que usted dice, que los derechos humanos no son violados en nuestro
país, hago eco de eso, que paguen, que paguen esa parranda de delincuentes que
están con chapa, protegidos por el gobierno. Usted no sea político, usted no tiene que
ser revolucionario chavista, imperialista, usted tiene que hacer valer los derechos, la
justicia. Hágalos valer, hágalos valer por nosotros, haga esto aunque sea lo último
que haga en su vida. Que se haga justicia por nosotras, las madres, por las familias.
No sé si tiene hijos, ni cuántos hijos tiene, pero usted no tiene idea de lo que es parir
un hijo, criarlo, criarlo bien, y que después de un momento a otro se lo arranquen. Eso
no se lo deseo a nadie, le destruyen la vida a uno. Así que vuelvo y repito, no sé si
estoy pidiéndole ayuda y justicia a un verdugo, espero que no, porque no tengo a más
nadie a quien pedirle, tengo que agarrarme de la justicia, lo único que tengo en mi
país.
-Me mataron a mi hijo solito ahí en su casa, y ellos todos metidos ahí. Se metieron en
mi casa como les dio la gana. ¿De qué democracia, de qué derechos estamos
hablando cuando tú no puedes estar tranquilo ni en tu casa? En tu casa te salvas de
los malandros, pero de los policías no. En tu casa no te va a buscar un malandro, pero
a mi hijo no me lo mató un malandro, me lo mataron los que me lo tenían que cuidar.
Sólo espero que revisen esos cuerpos policiales que tienen, que no sigan destruyendo
tantas familias, nosotros no nos lo merecemos. Si ese es el plan que ustedes tienen
para acabar con la delincuencia, tienen que saber que no funciona, que no les
funciona con esto. Pónganse las manos en el corazón los que tienen la
responsabilidad de armar a esos malandros. Es que están armando a unas personas
que están poniendo en riesgo a cantidades de personas, a cantidades de muchachos;
a todo el mundo lo están poniendo en riesgo. Ellos son unos sicarios, ellos son malos,
ellos no tienen educación, no tienen preparación, nada. Ellos son malandros.
Nunca dejó de vivir conmigo hasta que ellos lo mataron, sin condolerse de nada, sin
conocerlo, ni nada. Ellos no conocían a mi hijo, ellos solamente se portaban por un
chisme, se dejaron llevar por algo que les dijeron, se dejaron llevar por chisme. No
maten a nadie por chisme, no destruyan esas vidas.
Mi hijo hacía feliz a mucha gente, él hacía parte de la vida de mucha gente, y ustedes
en un solo momento se la quitaron, porque sí se la quitaron, y nos la quitaron también
a un poco de gente, dejaron a una bebecita de él de 5 mes, y es hermosa, que no va
a tener su papá. Ustedes sí pueden abrazar y besar a sus hijas, a sus hijos, y él no
puede. Mi nietica no tiene su papá, y él la amaba. Él amaba a su hija, mi hijo no era
callejero, mi hijo era de su casa, mi hijo me ayudaba. Todos los que conocen a mi hijo
saben que es así, y lo que yo estoy diciendo es verdad. Y solamente ahora le pido a
Dios y a mi hijo que me ayuden para poder seguir, hasta que me toque.
Yo no quiero, yo pensé muchas cosas, de irme con él de una vez, pero no. Yo quedé
por un propósito. Yo recuerdo a una señora a la que le mataron a su hijo en una
guarimba, ella seguía, seguía para adelante porque ella quería justicia. Ella mandó a
meter preso al policía que le mató a su hijo. Y se suicidó. Era una enfermera, pero
después de que se dio cuenta de que el policía estaba fuera de la cárcel, que ya él no
estaba preso, que él no duró nada preso, ella de la impotencia, el dolor, no sé qué se
le metió a ella en su mente, se suicidó. Se suicidó cuando estaba cumpliendo un año
de muerto su hijo.