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Ensayo Ecología de comunidades y ecosistemas

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DE OBSERVADOR A ECÓLOGO

El hombre, a lo largo de su corta existencia sobre la tierra, se ha convertido en el


observador por excelencia (por lo menos observador consiente) de los hechos y
procesos que en la naturaleza ocurren, documentándolos he incluso llegando a
especular acerca de aquellos que no fue testigo pero sobre los que puede
argumentar, por evidencias de diferentes tipos que dan cuenta de su existencia
(ya sean hechos o entidades biológicas).

En ese afán por conocer su naturaleza y explicar su entorno, es que


paulatinamente se fueron creando mitos y transmitiendo creencias, algunas
fundamentadas en códigos sagrados, muchas veces falsos (por no decir que
siempre), encaminados a la supervivencia de los hombres ante aquel monstruo
que podía representar la naturaleza. Más adelante en la historia se fueron
formalizando diferentes estudios de la naturaleza por parte del hombre y se les ha
nombrado o categorizado como “ciencia”. Las primeras ciencias que contempló el
hombre podían estudiar acontecimientos aislados de la intervención de
organismos vivos, eran formulaciones teóricas de interacciones entre objetos
inertes, que sólo requerían de la presencia de vida (los científicos) para poder ser
estudiados.

Con el tiempo se desarrollaron las ciencias biológicas, pero no con mucha fuerza,
ya que no se le daba en aquel entonces la relevancia que merecían estudios y
teorías que tuvieran que ver con los organismos vivos, sus procesos e
interacciones naturales. Se prefirió por mucho tiempo la abstracción de la realidad
con la Filosofía y la reducción del mundo a ecuaciones, números y términos
matemáticos, que la apreciación directa de la realidad cambiante en la que se
habitaba.

Luego de un largo periodo en la historia de la ciencia, la parte relacionada con los


organismos vivos a lo que se llamó Ciencias Biológicas cobró gran importancia y
con ellas se fue desarrollando una, que pretendía estudiar y describir los procesos
que se suceden en las interacciones entre organismos y a su vez entre éstos y el
medio que los rodea.

Es así como nace la Ecología, en un principio formulada por el zoólogo alemán


Ernest Haeckel, pero encaminada al estudio de su área de trabajo, la zoología.
Más tarde se vio la necesidad de crear una ciencia robusta y multidisciplinaria, que
integrara una cantidad de áreas relacionadas, para poder trabajar conjuntamente
en el estudio de las relaciones ya mencionadas.

La definición de Ecología ha sido objeto de diversas interpretaciones, que difieren


según las preferencias hacia un área específica del científico que la redefine. Por
esta razón, desde comienzos del siglo XIX han existido problemas a la hora de
encontrar el elemento de estudio de la ecología y parece que hoy en día las ideas
aún siguen dispersas. Especies individuales, poblaciones, comunidades, no se
sabe, lo que interesa es que se estudien las relaciones al interior del sistema o
unidad de estudio, y como éstas y la interacción con el medio, afectan y
determinan la distribución, abundancia, número y organización de los organismos.
Lo ideal sería que existiera una integración y una retroalimentación en las
diferentes esferas, en el estudio por niveles de organización para que no haya
pérdida de información y los estudios sean apropiados.

Teniendo claro lo anterior, es como Tansley propone el concepto de “Ecosistema”,


que tiempo después fue desarrollado por Lindeman (1941), quien lo concibió
desde los intercambios energéticos, ligando a los diferentes organismos a sus
ambientes físicos. Luego, se puede entender por ecosistema, a aquella entidad
formada por muchas plantas y muchos animales de las mismas o de diferentes
especies, que actúan y reaccionan unos con otros, al interior de un ambiente físico
y cuyas características se pueden definir. Este concepto entró pisando fuerte entre
los ecólogos y es en ese momento, cuando la Ecología logra transformarse
realmente en una ciencia de síntesis e integración, escapándose de los ámbitos
puramente biológicos, entrelazándose con otras áreas científicas.

Como es el hombre el creador de la Ecología y su estudioso, y resulta para El tan


difícil poder comprender su mundo y explicarlo, era muy fácil caer en otra
disyuntiva. Esta se da por la aparición de dos tendencias en los estudios
ecológicos. La primera, se trata de una visión muy analítica de los fenómenos, el
deseo de reducirlo todo a medidas y cifras, dando enfoques muy precisos a los
estudios, pero abarcando un área muy pequeña. Por el contrario, también existe la
tendencia a buscar regularidades muy amplias y construir modelos o teorías para
explicarlas. En este aspecto pueden presentarse contradicciones metodológicas
entre ecólogos, pero analizando la situación, lo que se debe encontrar es un
balance entre las dos, ya que mientas una deja escapar muchos detalles, la otra
los agrupa todos y mientras una rebaja –por decirlo de alguna manera- la realidad
natural a números, la otra la exalta mostrando lo evidente.

En tiempos recientes –y tal vez con justa razón- la Ecología ha tomado una fuerza
impresionante, cobrando cada vez más adeptos y más interesados en su estudio.
El hecho que explica este auge inesperado no es precisamente la vocación de
ecólogo que estaba dormida en nosotros mujeres y hombres, la humanidad, sino
que es un intento por tratar de remediar todo el mal que le hemos hecho a nuestro
propio hogar, nuestro OIKOS. Por esta razón es válido escuchar dos términos
similares pero de diferente significación, ecólogo y ecologista. El primero se refiere
al estudioso, a la persona que analiza las relaciones entre organismos para tratar
de entender las dinámicas del medio natural, sin pretender cambiar el mundo, sino
explicar la “realidad”. De otra parte, se encuentran los ecologistas, que hacen
parte de un movimiento político, social y global que promueve la defensa,
protección y exaltación del medio ambiente, como una forma de satisfacer una
necesidad humana, reconociendo que el hombre hace parte de la naturaleza
(aunque no lo hizo mientras la destruía), y que hoy puede mediante gestiones
políticas, reformas legales y concientización social, lograr remediar en algo el daño
que ha hecho a la naturaleza. Aunque no podemos desligar al movimiento
ecologista de la Ecología, aquí entran a jugar distintos intereses políticos y de
poder que a la Ecología no interesan.

Sea cual sea el termino que se use, el hombre tiene por habilidad innata y por
necesidad salvaje la observación de su ambiente, natural o no, y siempre va a
procurar el estudio de su entorno y las relaciones que en el ocurren, sin importar
los métodos o la definición de términos. Es por esta capacidad de observador que
posee, que el hombre ha creído siempre que el mundo le pertenece y que tiene
que estar rendido a sus pies y de una u otra manera, se puede decir que ha
conseguido que así sea, y es ahora cuando voltea a ver atrás y se da cuenta que
utilizó mal su facultad e intenta arrepentirse, ojala no sea demasiado tarde para
todos y que la Ecología no se vuelva un negocio de intereses políticos, sino que
retome de nuevo esa necesidad innata de observar.

BIBLIOGRAFÍA

MARGALEF R., Ecología, Ed. Planeta Colombiana S.A., Edición revisada, Bogotá,
Colombia, 1993.

Biblioteca Virtual del Banco de la República: Historia de la Ecología, Definición de


Ecología.

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