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Acción: Habeas Corpus de Segundo Nivel.

Accionante: Silvia Gette Ponce.


Radicado 08 001 31 18 001 2020 00.70-00.
Ponente: Dr. Jorge Eliécer Mola Capera.

Consejo Superior de la Judicatura


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla
Sala Cuarta de Decisión Penal

Magistrado Ponente:
JORGE ELIÉCER MOLA CAPERA.

Asunto: Habeas Corpus de Segundo Nivel.


Radicado 08 001 31 18 001 2020 00.70-00.
Accionante: Silvia Gette Ponce

Barranquilla D. E, catorce (14) de diciembre de dos mil veinte (2020).

1. OBJETO.

Resuelve la Sala la impugnación interpuesta por la parte accionante


Silvia Gette Ponce, contra el auto proferido el 10 de diciembre de
2020, por el Juzgado Primero Penal del Circuito para Adolecentes con
Función de Conocimiento de esta ciudad, mediante el cual declaró
improcedente la acción de habeas corpus por ella interpuesta en su
favor.

2. ANTECEDENTES.

Relató la parte activa que desde el 30 de abril del 2020, fecha en la


que se resolvió la segunda instancia del auto por medio del cual se
profirió Resolución de Acusación en contra de ella y se le impuso
medida de aseguramiento en establecimiento carcelario, han
transcurrido 217 días, lo cual quiere decir que han pasado más de los
seis meses establecidos en el numeral 5º del art. 365 de la ley 600 del
2000, por lo que actualmente se le viene prolongando, ilegalmente,
la privación de su libertad, y, hasta la fecha, no se ha realizado
ninguna de las etapas del juicio. Razón por la cual, el día 23 de
agosto del 2020, solicitó un Control de Legalidad; el 3 de septiembre
del 2020, requirió a la Fiscalía 190 Especializada de Bogotá, para que
le informara el estado actual de su proceso, y ésta misma solicitud se
la formuló a la Oficina Judicial de Barranquilla, el día 1 º de octubre

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del 2020, sin obtener respuesta alguna hasta la fecha de la


presentación de esta petición.

3. DETERMINACIÓN DEL JUEZ DE PRIMER NIVEL.

El Juez de primera instancia, negó el amparo solicitado,


argumentando que: en relación con la alegada prolongación ilícita,
conviene precisar que ello no es un asunto que se deba dirimir,
primeramente, en sede constitucional de Habeas Corpus, puesto que
tal asunto corresponde hacerlo es al juez o funcionario ordinario ante
el cual curse el proceso, agotando todos los recursos que la ley le
otorga a los procesados; y en atención a lo preceptuado, debe
precisarse, que el hecho de que no se hayan agotado las herramientas
procesales que a bien tiene la peticionaria ante la FISCALlA 190
ESPECIALIZADA DE BOGOTÁ, la libertad que la señora SILVIA GETTE
PEDRO ahora pretende de buenas a primeras en sede constitucional
es improcedente.

4. IMPUGNACIÓN.

Inconforme con la anterior decisión, la accionante la impugno, y para


ello argumentó que hizo acciones para obtener su libertad por los
medios legales, pero que las mismas resultaron infructuosas. Siendo
así, el único mecanismo que tenía para ejercer sus derechos
constitucionales y legales es la acción pública de Habeas Corpus,
después de haber agotado todos los medios ordinarios, como esta
probado y extrañamente desconocido por el Juez de primera
instancia.

Afirma que no es cierto que tenga otro mecanismo judicial, como mal
pretende el A QUO afirmar, soslayando lo probado en esta acción
constitucional. Pide que se le conceda la libertad por prolongación
ilícita de la misma, debido que está cumplido los presupuestos del
artículo 365, numeral 5to de la ley 600 del 2000. Dentro de la
investigación radicado número 9704 que cursa en la Fiscalía 190
Especializada de Bogotá, no tiene nada que ver con las otras
situaciones jurídicas que contra ella se sigue, ya que cada una de
ellas se llevan en cuerdas y estados procesales independientes y bajos
los ritos normativos de cada caso, en los cuales debe primar el debido
proceso bajo las mínimas garantías constitucionales y legales, lo cual
hoy reclama.

5. CONSIDERACIONES.

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Compete al suscrito magistrado desatar la impugnación interpuesta


contra la providencia del 10 de Diciembre hogaño, conforme lo
dispone el artículo 7º de la Ley 1095 de 2006, pues dicha norma
establece que, cuando el superior jerárquico del a quo es un juez
plural, el recurso lo debe sustanciar y decidir uno de los magistrados
integrantes de la respectiva corporación, quien para tales efectos
actúa como juez individual.

Ahora bien, como lo ha precisado la jurisprudencia de la Corte, el


artículo 30 de la Constitución Política consagra el derecho
fundamental de hábeas corpus, acción reconocida en varios
instrumentos internacionales, tales como la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y
Políticos, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre.

Así, entonces, el habeas corpus, según el artículo 27.2 de la


Convención Americana de Derechos Humanos y el 4° de la Ley 137 de
1994 (Estatutaria sobre Estados de Excepción), es un derecho
intangible y de aplicación inmediata consagrado en la Constitución
Política y reconocido como tal en los tratados internacionales que
forman parte del denominado bloque de constitucionalidad.

En síntesis, se trata de la garantía más importante para la protección


del derecho a la libertad, contemplado en el artículo 28 de la Carta
Política, el cual reconoce en forma expresa que toda persona es libre,
que nadie puede ser molestado en su persona o familia, ni reducido a
prisión o arresto, ni detenido, ni su domicilio registrado, sino en
virtud de mandamiento escrito de autoridad judicial competente, con
las formalidades legales y por motivo previamente definido en la ley.
Es así como la Constitución Política asigna a la ley la función de
regular la garantía fundamental, esto es, fijar las condiciones dentro
de las cuales aquella puede ser restringida.

Se sigue de lo anterior que el derecho a la libertad, pese a su


indiscutible consagración constitucional, no es un derecho absoluto
según se desprende de lo previsto en el citado artículo 28 de la
Constitución, pues aún cuando es cierto que el hábeas corpus es el
medio por excelencia para su protección, también lo es que su
aplicación está sujeta al debido proceso, también
constitucionalmente consagrado y desarrollado en la ley.

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Teniendo en cuenta las anteriores precisiones, cabe también recordar


que el habeas corpus, como lo establece la Constitución Política y lo
desarrolla la Ley 1095 de 2006, es un derecho constitucional
fundamental que tutela la libertad personal en los siguientes casos
concretos:

a) Cuando la aprehensión de una persona se lleva a cabo por fuera de


las formas constitucional y legalmente previstas para ello, como
sucede con la orden judicial previa (artículos 28 de la Constitución
Política, 2° y 297 de la Ley 906 de 2004), la flagrancia (artículos 345
de la Ley 600 de 2000 y 301 de la Ley 906 de 2004), la captura
públicamente requerida (artículo 348 de la Ley 600 de 2000 y la
captura excepcional (artículo 21 de la Ley 1142 de 2007).

b) Cuando, obtenida legalmente la captura, la privación de la libertad


se prolonga más allá de los términos previstos en la Constitución y en
la ley. En tal supuesto, la acción de habeas corpus tiene por objeto
que el servidor público: i) lleve a cabo la actividad a que está
obligado (por ejemplo: escuchar en indagatoria, dejar a disposición
judicial el capturado, hacer efectiva la libertad ordenada, etc.) o
bien, ii) adopte la decisión correspondiente al caso (definir su
situación jurídica dentro del término legal, ordenar la libertad frente
a la captura ilegal, entre otras hipótesis posibles).

De otra parte, se hace imperioso reiterar que una vez dirigida la


acción constitucional a proteger a la persona de la privación ilegal de
la libertad o de su indebida prolongación, al juez constitucional, en el
examen puesto a su consideración, le está vedado incursionar en
terrenos extraños a este específico tema, so pena de invadir órbitas
que son propias de la competencia del juez natural al que la ley le ha
asignado su conocimiento, pues de lo contrario desbordaría la
naturaleza de su función constitucional destinada a la protección de
los derechos fundamentales.

En otros términos, como de manera reiterada lo ha indicado la


jurisprudencia de la Corte, la procedencia de esta acción se
encuentra supeditada a que el afectado con la privación ilegal de la
libertad, o con su ilícita prolongación, haya acudido primero a los
medios previstos en el ordenamiento legal dentro del proceso que se
le adelanta, pues, se reitera, lo contrario conllevaría a una injerencia
indebida sobre las facultades que son propias del juez que conoce de
la causa.

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Significa lo anterior que si bien es cierto que el habeas corpus no


necesariamente es residual y subsidiario, también lo es que cuando
existe un proceso judicial en trámite no puede utilizarse con ninguna
de las siguientes finalidades: i) sustituir los procedimientos judiciales
comunes dentro de los cuales deben formularse las peticiones de
libertad; ii) reemplazar los recursos ordinarios de reposición y
apelación establecidos como mecanismos legales idóneos para
impugnar las decisiones que interfieren el derecho a la libertad
personal; iii) desplazar al funcionario judicial competente; y iv)
obtener una opinión diversa –a manera de instancia adicional- de la
autoridad llamada a resolver lo atinente a la libertad de las
personas1.

Por lo tanto, puede decirse que, en principio, a partir del momento


en que se impone la medida de aseguramiento, todas las peticiones
que tengan relación con la libertad del procesado deben elevarse al
interior del proceso penal, no a través del mecanismo constitucional
de habeas corpus, pues, se reitera, esta acción no está llamada a
sustituir el trámite del proceso penal ordinario.

Como se aprecia, la anterior postura, que fue la adoptada en primera


instancia, bien puede catalogarse como la tesis general en cuanto a la
procedencia del habeas corpus. No obstante, en la jurisprudencia de
la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia también es
posible identificar unos presupuestos excepcionales que abren paso a
la intervención del juez constitucional bajo ese mismo carácter, esto
es, cuando aparezca configurada una auténtica vía de hecho judicial
en la providencia que ordena la privación de la libertad o en
decisiones posteriores que impiden el acceso a la misma, como podría
ser el caso de una medida de aseguramiento privativa de la libertad
sin motivación suficiente, o cuando existiendo otros medios para
obtener la libertad, estos resulten nugatorios o inanes para dicho fin,
evento en el cual es procedente el habeas corpus como mecanismo de
protección del derecho a la libertad personal.

Por lo antes dicho, no es de recibo que en un trámite de hábeas corpus


se afirme llana y sencillamente que la acción constitucional es
improcedente porque la persona se encuentra privada de la libertad por
cuenta de una actuación procesal o que dentro del proceso existen
recursos para debatir la situación tildada de lesiva del derecho a la
libertad personal. Es necesario que los jueces examinen a profundidad
el caso concreto para determinar si se presenta una vía de hecho, la

1 Ver, entre otros, auto de hábeas corpus del 26 de junio de 2008, radicado No. 30.066

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que eventualmente puede surgir, por ejemplo, cuando habiéndose


edificado las circunstancias fácticas y legales que hacen procedente la
libertad ésta es negada sin fundamento legal o razonable; o si las vías
ordinarias para obtener la libertad por alguna razón resulten ineficaces
o inanes para ese fin.

Ahora bien, adentrándonos en el caso concreto, tenemos que a través


de la providencia impugnada se declaró la improcedencia del habeas
corpus formulado en beneficio de la señora Silvia Guette Ponce, con
apoyo en que dicho mecanismo no podía sustituir la competencia del
juez natural para resolver sobre la petición de libertad, aspecto que
fue cuestionado por la parte recurrente, al considerar que el sustento
de la acción era la imposibilidad de acudir a ese juez natural, dado
que el expediente no reposa en poder de ningún juez en la ciudad, lo
que, a su juicio, negaba el legítimo acceso a la justicia por la dilación
injustificada para resolver sobre la petición de libertad bajo el
supuesto consagrado en el artículo 365-5 del Código de Procedimiento
Penal.

En el asunto examinado, es notorio que existe un problema de


salubridad, como es la pandemia Covid19, que está matando a muchas
personas en el planeta y por eso la Organización Mundial de la Salud
hizo un pronunciamiento en tal sentido, y el Gobierno Nacional,
declaró en cuarentena al País, suspendiéndose la actividad laboral
presencial en la mayoría de las empresas, por supuesto, el Consejo
Superior de la Judicatura, también ordenó el cierre de los despachos
judiciales, para trabajar en forma virtual señalando el trabajo en casa
para cada servidor judicial, situación que dificulta a los usuarios de la
Justicia, para acceder a peticionar y solicitar información en los
despachos judiciales.

Igualmente, el Juzgado 34 Penal del Circuito con Función de


Conocimiento de Bogotá, nos informa que el 24 de agosto de 2015,
emitió sentencia de carácter condenatoria contra Silvia Beatriz Gette
Ponce, al declararla penalmente responsable de la comisión del delito
de soborno, imponiéndole una pena de setenta y ocho (78) meses de
prisión y concediéndole el mecanismo de la prisión domiciliaria.

Asimismo, debe destacarse que la Fiscal 190 Especializada, en el


informe que rindió dentro del presente trámite constitucional adujo
que “el día 15 de septiembre de 2020, el Juzgado Once Penal del
Circuito Penal de Conocimiento, informaron a la Fiscalía 190
Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos, la
llegada del proceso, por lo que se realizaría una revisión minuciosa

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y detallada de cada uno de los cuadernos enviados por parte de


este Despacho, a efectos de su posterior recepción física e ingreso
a las instalaciones del Juzgado Once Penal del Circuito de
Barranquilla, lo anterior debido a lo voluminoso del proceso penal
en cuestión”.

También agregó la Fiscal que “el día 24 de noviembre de los


corrientes, el asistente del Despacho señor PABLO ANDRÈS PORRAS
ESPEJO, se comunicó telefónicamente al número 3117218321,
contestando el señor CARLOS CASTAÑEDA PEREZ, en su calidad de
Citador del Juzgado Once Penal del Circuito de Barranquilla, quien le
informó que dicho proceso ya estaba en las instalaciones del
mencionado juzgado, aclarando que no ha sido avocado el
conocimiento de la presente actuación”.

En cuanto a lo comunicado por la Fiscalía 190 Especializada de


Bogotá, se establece que el 30 de abril de 2020, revocó la preclusión
de la investigación a favor de la procesada Silvia Gette Ponce y dictó
resolución de acusación, contra la misma por el delito de homicidio
agravado en la persona del que fuera víctima Fernando cepeda
Vargas. Profiriéndole también, medida de aseguramiento consistente
en detención intramural en establecimiento carcelario y sin beneficio
de excarcelación.

Por otra parte, en el Despacho presidido por el doctor Luis Felipe


Colmenares Russo, de este Tribunal, cursan dos procesos contra la
mencionada y frente a ello, nos dieron la siguiente información:

“…Dando alcance al auto de mejor proveer dictado dentro del asunto de la


referencia, allegado a través de correo electrónico, el día de hoy, a las
9:15am, en el que se solicitan unas informaciones, se hace saber que: (i)
Por reparto, al suscrito, le correspondió conocer de dos procesos que se
siguen en contra de la procesada de marras, con los radicados P-2020-127-
CR y P-2019-115-CR; (ii) Dentro del proceso con Rad. P-2019-115-CR, el 28
de Mayo de 2020, cuando se resolvieron las solicitudes del apoderado de la
encausada referidas a la prisión domiciliaria transitoria por la pandemia, la
domiciliaria por su presunta condición de madre cabeza de familia, se
negaron tales peticiones y, se concedió la sustitución de la privación de la
libertad intramural, por prisión domiciliaria en forma transitoria, por
tratarse de una persona mayor de 65 años, conforme a los artículos 362,
471 y demás normas concordantes de la Ley 600/200. En cuanto al proceso
con Rad. N° P-2020-127-CR no se tiene certeza de la situación jurídica, ya
que no aparecen las preliminares o al menos en el espacio que se nos dio
para responder no logramos constatar la información; (iii) Entréguese, en
calidad de préstamo, las carpetas de la referencia, las cuales constan de
ocho (08) cuadernos que hacen parte del proceso con Rad. N° P-2020-127-

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CR y veintitrés (23) cuadernos que se refieren a la causa con Rad. N° P-


2019-115-CR….”.

Tambien es importante destacar que basta que exista providencia que


profiera medida de detención preventiva intramural in que sea
necesaria privación material como lo ense;a el libro de El Proceso
Penal de los doctores Jaime Bernal Cuellar y Eduardo Montealegre
Lynett

“Algunos sostienen que para gozar de la libertad con fundamento en


cualquiera de las causales mencionadas en la Ley es indispensable la
privación física de la libertad, por considerar que la expresión
excarcelar equivale a la acción material de suspensión del estado de
encarcelamiento. Este criterio confunde la aprehensión física
(captura) con la detención jurídica que implica decisión motivada
(resolución de detención)”

En estas condiciones, el supuesto fáctico anotado enmarca el


problema jurídico a resolver dentro del segundo postulado previsto
para la procedencia de la acción de habeas corpus, es decir, en la
“prolongación ilícita de la privación de la libertad”, sobre la cual la
Corte Constitucional al hacer el control previo a la Ley Estatutaria
1095 de 2006

De conformidad con lo expuesto en la petición de habeas corpus, se


pretende que en esta oportunidad el juez constitucional releve de sus
funciones al juez del proceso y resuelva una solicitud de libertad por
vencimiento de términos, trámite que, según se alega, tampoco se ha
llevado a cabo en sede ordinaria, en vista, de que el proceso no
aparece en ningún juzgado de esta capital y por tanto no hay un juez
ante el cual acudir. Para establecer si esto es viable analicemos el
panorama procesal para establecer si el habeas corpus es viable en
este caso a pesar de que la accionante cuenta con la posibilidad de
acudir a su juez natural.

En ello tenemos que el presente asunto se tiene que la solicitud de


libertad por vencimiento de términos, tratándose de un proceso
regido por la egida de la ley 600 de 2000, debe ser conocida por el
juez de conocimiento, que para este caso se trata de un juez penal
del circuito de Barranquilla. No obstante esa solicitud no se ha podido
formular en la medida en que el proceso de marras no se le ha dado
tramite al asunto pese a que fue repartido y como dice la Fiscalía 190

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Especializada de Bogotá, el Juez aún no ha avocado conocimiento por


la revisión minuciosa que solicito el Funcionario, con lo que se hace
imposible acudir al juez natural, ya que ni siquiera las partes han
recibido una notificación por parte del Juzgado aquí vinculado.

En estas especiales condiciones no puede válidamente argumentarse,


como ocurrió en la providencia que es materia de estudio en esta
instancia, que los actores tenían que agotar el mecanismo previsto en
el ordenamiento jurídico para obtener la libertad al interior del
proceso penal, pues, como queda visto, el mismo a más de ser
imposible, de alguna forma si fue cumplido por la actora cuando
intentó infructuosamente de ubicar en que juzgado estaba su proceso
para solicitar su libertad , sin que esa imposibilidad pueda atribuírsele
a la interesada.

Corolario de lo anterior, advierte el despacho que ante esta situación


se deja en claro, que no es posible acudir a la vías ordinarias y que
estas en consecuencia son completamente ineficaces para obtener el
derecho reclamado; lo que habilita, por vía excepcional, la
intervención del juez constitucional a través del mecanismo
de habeas corpus, pues como ha sido reconocido por la jurisprudencia
nacional, cuando los otros mecanismos legales ordinarios son inanes,
es viable el habeas corpus.

En este punto vale traer a colación lo expuesto por la Sala de


Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, cuando se pronunció
respecto de un caso que guarda cierta identidad fáctica con el
presente. Dijo la Corte:

“Al respecto valga destacar que en un caso similar como


el aquí estudiado, en el que no se realizó la audiencia
preliminar de libertad por vencimiento de términos por
ausencia del Fiscal, la Corte, en decisión de 10 de agosto
de 2010 (Radicación 34.737), al cuestionarse acerca de
las consecuencias que puede originar una petición de esa
naturaleza no resuelta oportunamente, concluyó:
‘Estando de por medio el derecho fundamental a la
libertad, en casos excepcionales, el procedimiento arriba
señalado [vía común] resulta nugatorio porque los otros
mecanismos legales ordinarios son inanes, en la medida en
que al no existir decisión tampoco se pueda hacer uso de los
recursos.

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De ese modo cuando los medios dejan de ser idóneos para


la protección del derecho que ampara la acción
constitucional del habeas corpus, sin duda, a los
interesados no puede obligarse a esperar o insistir en lo
que de suyo se muestra ineficaz, por falta de una
respuesta oportuna a la posible vulneración del derecho
a la libertad por causa atribuible a los funcionarios
judiciales que imposibilitan o impiden su resolución’.
Auto de 19 de octubre de 2012, radicado 40175.

El anterior precedente jurisprudencial fue reiterado en las


decisiones del 14 y 22 de septiembre de 2011, adoptadas en los
radicados 34.412 y 37499, respectivamente. (Se destaca).

Como se puede observar surge evidente que la peticionaria no ha


buscado sustituir el proceso penal ordinario, ya que, fracasado el
trámite ante el juez natural, como es el juez del circuito, ( al que no
se puede acudir pues no se tiene conocimiento de que algún juez del
circuito haya asumido dicha causa ) a la fecha, no tienen otro camino
diferente al juez constitucional para solicitar su libertad por
vencimiento de términos, , dada la ineficacia de los medios
ordinarios, y como dice la Corte no puede exigírsele insistir en lo que
se sabe es ineficaz.

Ahora bien, es del caso precisar que la vía de hecho que se ha puesto
de presente no conlleva de manera obligada la prosperidad del habeas
corpus formulado, habida cuenta que resulta menester entrar a
verificar si la alegada prolongación ilegal de la privación de la libertad
de la accionante tiene ocurrencia o no, aspecto de fondo que se
analiza en virtud de la procedencia del presente mecanismo en el
caso concreto como una garantía inmediata del derecho a la libertad.

En desarrollo de lo anterior, y de acuerdo con la información que obra


en el expediente, se tiene que el juicio comienza con la ejecutoria
de la resolución de acusación, y que las providencias de segunda
instancia quedan ejecutoriadas cuando son suscritas por el funcionario
que las profiere, de tal suerte que en el proceso que se le sigue a la
actora la resolución de acusación quedó ejecutoriada el día 30 de
abril hogaño cuando la misma fue firmada por el fiscal que en segunda
instancia la profirió, y desde esa data comenzó la etapa del juicio o
causa, la cual debía ser asumida por un juez del circuito de la ciudad
de Barranquilla donde ocurrieron los hechos investigados; sin embargo
a la fecha habiendo transcurrido más de 200 días de comenzado el
juicio, el expediente no ha sido asumido por ningún juez de la ciudad

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y por ende ninguna de las audiencias de esta etapa se ha llevado a


cabo; luego es indiscutible que la causal de libertad provisional
consagrada en el numeral 5º del art.365 de la ley 600 del 2000, se ha
estructurado en favor de la señora Silvia Guette, y no hay posibilidad
de que ella solicite su libertad ante el juez de conocimiento, dado
que este no ha asumido el conocimiento del proceso, por razones que
solo son atribuibles al Estado.

Así las cosas, aparece evidente la prolongación ilegal de la privación


de la libertad de la señora Silvia Gette Ponce, como quiera que los
más de 180 días o 6 meses como literalmente el legislador señala en
la norma han transcurrido, sin que se haya iniciado la audiencia de
juzgamiento han sido superados ampliamente.

En conclusión, dentro del proceso número 9704 que cursa en la


Fiscalía 190 Especializada de Bogotá, la señora Silvia Gette Ponce
tiene derecho a la libertad provisional con fundamento en el numeral
5º del art 365 de la ley 600 del 2000, en la medida en que en dicha
actuación ya han transcurrido más de seis (6) meses (180 días),
exactamente, siete (7) meses y catorce (14) días, contados a partir de
la ejecutoria de la resolución de acusación, (30 de abril de 2020) sin
que se haya celebrado la correspondiente audiencia pública.

Esta libertad en principio debe ser solicitada ante el juez de


conocimiento que tenga el proceso; no obstante, esta opción resulta
ineficaz, e inane en la medida en que no se conoce de ningún juez
que tenga dicho proceso, a pesar de que la Fiscalía dice haberlo
remitido a esta capital, en los despachos de la ciudad, en especial la
oficina encargada (oficina judicial rama judicial de Barranquilla) no
dan cuenta del mismo.

Dada la ineficacia de los medios ordinarios, según reiterada


jurisprudencia de la Corte, se habilita la acción de habeas corpus en
procura de defender el derecho a la libertad.

En consecuencia, como está demostrada la existencia de una vía de


hecho por violación del plazo razonable durante el cual puede estar
privada de la libertad una persona dentro del proceso penal, en tanto
se omitió iniciar la audiencia de juicio dentro de los términos
previstos en la Ley 600 de 2000, se revocará lo resuelto por el juez de
primera instancia para en su lugar declarar la procedencia del habeas
corpus y la consiguiente orden de libertad para la acusada en el caso
en particular.

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