La necesidad de articular políticamente el movimiento proletario
hizo que en las conclusiones de la Conferencia de Londres que dio origen a la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT, 1864) se aconsejara la creación de partidos políticos revolucionarios. Estos partidos serían los defensores de las ideas sostenidas por la Internacional, inspiradas prioritariamente en el pensamiento marxista, y se articularían como "vanguardia organizada de las fuerzas proletarias".
En la época de su fundación, todos estos partidos nacionales
tuvieron planteamientos ideológicos muy semejantes, inspirados en el triunfante marxismo, una vez expulsados los anarquistas de la II Internacional (1896). Inicialmente los partidos incluyeron socialistas revolucionarios como Rosa Luxemburgo y Lenin, moderados o centristas que defendía la ortodoxia o camino intermedio como Karl Kautsky y Jean Jaures y partidarios de una aproximación gradual y evolucionaria como Eduard Bernstein. Fue entonces cuando comenzó a denominarse socialdemócratas a los partidos o corrientes que seguían las tesis de Bernstein una ideología política que surgió a finales del siglo XIX y principios del XX, de la mano de marxistas que creían que la transición a una sociedad socialista podía lograrse mejor mediante una evolución democrática que por una revolución violenta. Abogaban por el desarrollo del socialismo a través de reformas graduales en contraste con los socialistas revolucionarios, que pretendían alcanzar el socialismo mediante una revolución obrera. aunque el concepto "socialismo" es más amplio, ya que en diferentes países pueden incluir a socialistas democráticos, marxistas, comunistas, socialistas libertarios y anarquistas
El triunfo de la revolución bolchevique hizo que el socialismo
internacional se dividiera definitivamente en dos grandes grupos; las facciones más radicales de los partidos socialistas y socialdemócratas se escindieron y acabaron conformando partidos comunistas, integrados en la III Internacional (Internacional Comunista o Comintern), que seguía las directrices del gobierno bolchevique en Moscú. La mayor parte de los partidos socialistas, opuestos a la línea revolucionaria y sobre todo a la concepción soviética, acabaron conformando una suerte de continuidad de la II Internacional -que había acabado muriendo con la guerra mundial-, y que tomó el nombre de Internacional Obrera y Socialista (Hamburgo, 1923). Estas internacionales dividieron al movimiento obrero organizado en 2 internacionales: una pro-revolución para llegar al socialismo y otra pro-reformas dentro del capitalismo.
Una de las características fundamentales de la historia rusa es la
lentitud de los cambios, la lenta evolución de las clases sociales y de la organización social. Desde el siglo XVII, por ejemplo, y hasta la víspera misma de la revolución del 1917, la agricultura apenas experimentó cambio alguno. En ese sentido, Rusia estaba constituida una sociedad feudal o semi-feudal en pleno siglo XX. Pero al mismo tiempo, desde los primeros años de este siglo, la industria rusa había alcanzado ya el nivel de los países más avanzados que incluso en muchos aspectos los superaba. Esta combinación de modernidad y atraso es el rasgo más original de la situación de la Rusia pre-revolucionaria y lo que explica, en parte, que en el país quizá más feudal de Europa se produjera la revolución más moderna del mundo: la primera revolución proletaria de la época contemporánea.
Rusia tiene una población muy estructurada: es decir, tiene clase
alta ( formada por nobles y clero que son los propietarios de las tierras y que ejercen las funciones administrativas del estado), clase media (formada por los campesinos enriquecidos, pequeños comerciantes e industriales... son pocos aunque tendrán bastante prestigio), y las clases bajas ( formadas por campesinos - agrupados en mir -, los obreros industriales - que trabajan para las fábricas-...). Rusia en 1870, contaba con 87 millones de habitantes. Posteriormente, en 1914, con 175 millones de habitantes. Es decir, aunque había una alta mortalidad la población crecía y crecía. Su economía, gira por completo, alrededor de la agricultura. Hay un aumento de producción, necesario para afrontar la deuda del país. Su industria es escasa y concentrada geográficamente y siempre de manos de capital extranjero.
En 1905, Rusia se encuentra en guerra con Japón. Empiezan a subir
los precios de mercado, la vida se encarece más y más..., las levas forzosas llevan a la población al frente y la gente empieza a pasarlo mal y a protestar.
En poco tiempo, todas estas protestas son generalizadas - sólo en las
ciudades -. Estas huelgas y manifestaciones están organizadas y controladas por los soviets (asambleas formadas por los obreros sublevados). El más importante es el soviet de San Petesburgo (controlado por Trosky, teórico del bolcheviquismo), es el que manda por encima de los demás.
Toda esta situación de desorden, de huelga y manifestaciones va a
durar hasta octubre del mismo año, en la que el Zar se ve obligado a ceder y crear una Duma nacional (un parlamento nacional). Llega la Primera Guerra Mundial, y con ella la caída del régimen. La sitiación es que Nicolas I se niega a dejar pasar la oportunidad de buscar un hueco en el mundo europeo de la guerra, por lo que mete por completo a Rusia en la guerra. No obstante, el país está completamente en contra de la guerra y no se consiguen más que derrotas. Económicamente la guerra está siendo un desastre, por lo que el Zar decide aumentar los impuestos creando un profundo malestar manifestado a través de huelgas, tumultos...
Este profundo malestar, provoca que Rusia salga de la guerra y que
en tan sólo 9 meses se de un gran cambio (revolución del 17). En febrero de 1917, empiezan las huelgas y manifestaciones que son reprimidas a base de fuerza y violencia; aunque con un problema: el ejercito se niega a disparar, es más se une a los manifestantes, confraternizando con ellos: nacen los "soviets de obreros y soldados”. Con esta situación Nicolás I, que se siente muy presionado, abdica en su hermano quien también abdica. El 2 de marzo 1917, no hay zar y los soviets van tomando más y más poder. No obstante, va a haber un problema: la Rusia del gobierno provisional no es la misma que la Rusia de los soviets. El primer gobierno provisional cae en abril de 1917. El segundo gobierno provisional sigue estando formado por los mismos del primero, aunque esta vez se apoyen en mencheviques y en los social- revolucionarios. Nada de esto sirve y el segundo gobierno cae al aplicar las mismas políticas. Kerensky se convierte en el hombre fuerte del tercer gobierno provisional. Se continúa con la idea de mantenerse en la guerra y de hacer una política anti-bolchevique. Por otro lado está la Rusia de los soviets, cada vez mas distantes del Gobierno Provisional.
Lenin, es el gran ideólogo del bolcheviquismo, es el héroe que dirige
al país entero, todo ello tras Pronunciar las Tesis de Abril donde fundamenta su política en: -el fin de la guerra, -el poder para los trabajadores,- ningún apoyo al gobierno provisional, -aparición de la república. El 9 de octubre, consigue Lenin convocar al comité central del poder bolchevique coordinando las acciones. Lenin propone actuar para conseguir el poder, asaltar el poder. Dicha vía de asalto pasa por la insurrección armada. Con esta última medida todo está en manos de los bolcheviques los cual empiezan a poner medidas para controlar esta situación: Rusia abandona la Guerra Mundial, se abre un proceso constituyente, se toman medidas para reabastecer a la ciudades, se pasan los poderes a los soviets…Una de las primeras medidas del gobierno revolucionario es, también, la expropiación de los grandes territorios de los terratenientes, también se expropian las industrias pasando todo a las manos de los soviets que también controlan la Banca, hecho que provoca el miedo de los demás países europeos, hasta ahora aliados, que se plantear invadir URSS para mantener abierto el frente occidental de la guerra y recuperar sus capitales invertidos en Rusia. Así se consuma la revolución y se asienta la URSS en los siguientes años, siendo el foco de comunismo que conseguirá controlar la Europa oriental con numerosos estados satélites y la única potencia mundial capaz de enfrentarse al capitalismo americano.