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https://pixabay.com/en/bee-nature-insect-pollination-3369933/
El presente artículo tiene como objetivo dar a conocer la importancia de las abejas para la
producción agrícola y animal, al igual que una breve descripción del sistema de producción
apícola.
La especies de abeja más utilizada en la apicultura son las del género Apis, el cual agrupa a
cuatro especies que son:
Dorsata,
Florea,
Melífera y
Cerana.
Las dos primeras pueden sobrevivir sólo en las regiones cálidas, mientras que las otras dos
especies tienen una mejor adaptación a climas cálidos y fríos, así como también su capacidad
de almacenamiento de miel que les permite sobrepasar una temporada de escasez de
alimentos.
Un aspecto importante a la hora de escoger la especie de abeja para establecer este sistema
productivo es evaluar las condiciones climáticas de la zona en la que se va desarrollar y
escoger la especie más adaptada a esas condiciones.
La miel:
Es el resultado del proceso de transformación del néctar que las abejas extraen de las flores,
el cual es transformado y dejado madurar en los paneles de la colmena, para que adquiera las
características propias y organolépticas de la esta sustancia.
La jalea real:
El propóleo:
Esta sustancia es recolectada por las abejas de las secreciones resinosas de algunos árboles,
la cual es utilizada por ellas para cubrir las grietas de la colmena y momificar a los pequeños
animales muertos dentro de esta; esta sustancia tiene uso medicinal, terapéutico e industrial.
Los núcleos:
Como su nombre lo indica son familias o núcleos de abejas los cuales sirven para iniciar
nuevas colmenas, son utilizados para expandir el sistema productivo o venderlos a otros
apicultores.
El polen:
Aunque este no es producido directamente por las abejas, si es recolectado por ellas de las
flores masculinas y utilizado como fuente de alimentación de las crías.
Subproductos:
De la miel se pueden derivar productos como vino de miel o hidromiel, vinagre de miel, dulces,
caramelos, productos de reposterías, belleza, entre otros.
Como se puede analizar, detrás de la apicultura hay toda una industria, que además de
ofrecer beneficios económicos para el productor, también contribuye a la conservación de
infinidad de especies vegetales de producción agrícola y silvestre.
Apicultura Ecológica
En la actualidad no es un secreto que las abejas, principales polinizadores silvestres se están
viendo amenazados a nivel mundial, con lo que la labor que llevan a cabo los apicultores
manteniendo sus colonias de abejas se hace aún más necesaria.
Los enjambres silvestres que poblaban de forma habitual los ecosistemas, hoy en día no
existirían sin las colmenas domésticas de las que proceden.
Muchos productores, están viendo la necesidad de implementar este sistema productivo como
complemento a la producción principal, ya que la apicultura además de ayudar a la
polinización, también les genera ingresos adicionales por la venta de los productos y
subproductos apícolas.
Sin embargo nace la necesidad de hacerlo de manera ecológica, ya que los agroquímicos que
se le adicionan a los cultivos agrícolas están generando un descenso en la población de las
abejas.
Esto también depende del manejo durante la extracción, elaboración y almacenamiento de los
productos apícolas.
Las plantas utilizadas para producción de las abejas deberán ser cultivadas de manera limpia
sin el uso de químicos, mejorando así la calidad de la miel y protegiendo a estos insectos de
una intoxicación o envenenamiento.
Las colmenas deberán estar ubicadas cerca de fuentes naturales de néctar, miel y polen para
las abejas, así como acceso al agua; estas fuentes preferiblemente deberán ser de cultivos
producidos agroecológicamente en combinación con especies vegetales silvestres.
Los materiales en los que se fabriquen los colmenas, deberán ser naturales y que no
representen ningún tipo de peligro de contaminación del medio ambiente ni para los productos
de la apicultura, dentro de las colmenas será necesario usar sustancias naturales, como el
propóleo, la cera y los aceites vegetales, así como los productos ecológicamente autorizados
para el tratamiento de las enfermedades como lo son los productos fitoterapéuticos y
homeopáticos, siempre que sus efectos resulten efectivos.
En todos los aspectos se debe buscar el bienestar de la colmena como núcleo de producción,
proporcionarles las condiciones necesarias para su correcto desarrollo mejorando así su
productividad, favoreciendo las condiciones ambientales y de conservación de las zonas
aledañas a donde están ubicadas las colmenas.
Referencias Bibliográficas