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Signos de los tiempos

Por una cultura de la memoria:


teología y política

Antonio García Santesmases *

La obra publicada de REYES MATE recomendaría comenzar la lectura de


abarca más de treinta años, desde que estos dos libros de Reyes por el trabajo
aparecieron sus primeros libros allá por de homenaje a Comín que se incluye en
1972. A pesar de ser una obra tan dila- el segundo de los volúmenes que co-
tada en el tiempo me atrevo a decir que mentamos: En contra de las ideas polí-
estamos ante el trabajo más importan- ticamente correctas. En ese trabajo se
te de su larga vida como escritor1. Re- respira una nostalgia por una política
yes Mate comienza a publicar a principio cargada de idealismo, de heroicidad, de
de los años setenta al adentrarse en la mesianismo, que también aparece al
crítica marxista de la religión. Sus pri- rendir homenaje a otro compañero de
meros libros fueron El ateísmo como luchas y esperanzas de aquellos años,
problema político2 y las antologías de miembro como Reyes de los inicios de
textos de K. Marx, F. Engels y los mar- Cristianos por el socialismo. Nos referi-
xistas clásicos acerca de la religión3. mos a Julio Lois4.
Eran los años setenta y todavía no se Toda la filosofía de Reyes no se pue-
había producido la transición política en de entender sin conectarla con la aven-
España. Reyes apuesta en aquellos mo- tura de una generación. Una generación
mentos por una implicación política de que vive intensamente la utopía socia-
la religión; una implicación fundada en lista –alentada por la escatología cristia-
un socialismo de inspiración marxista. na– y se encuentra desconcertada en la
Fueron años en los que la posición de época de una modernización tecnológi-
Reyes Mate era ampliamente comparti- ca sin alma, en esa época donde todas
da por Alfredo Fierro entre los teólogos aquellas utopías van quedando como
jóvenes y por José María Díez Alegría y residuos de un pasado ideológico que
Juan García Nieto entre los maduros. El hay que enterrar. Durante los años
gran compañero de Reyes en aquellas ochenta Reyes colabora con la adminis-
andanzas fue Alfonso Carlos Comín. Yo tración socialista y sufre los ataques de

1 M. Reyes Mate, Medianoche en la historia, Trotta, Madrid 2006 y A contraluz


de las ideas políticamente correctas, Antrophos, Barcelona 2005.
2 M. Reyes Mate, El ateísmo como problema político, Sígueme, Salamanca 1972.
3 M. Reyes Mate (ed), K. Marx y F. Engels. Sobre la religión, Sígueme, Sala-
manca 1974; y VVAA, Escritos sobre religión, Sígueme, Salamanca 1975.
4 En VVAA, El grito de los excluidos. Homenaje a Julio Lois, Evd, Pamplona
2006. El trabajo de Reyes Mate “El don de la proj(x)imidad”, pags 41-47.

* Universidad Complutense. Madrid.

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la derecha católica más brutal que nun- en el mundo de las comunidades popu-
ca ahorró adjetivos para descalificarle; lares un refugio frente al gobierno so-
siempre le tuvo como un traidor; un cialista de los años ochenta y frente a la
traidor representativo de una quinta co- involución que vive la Iglesia católica en
lumna del socialismo dentro de la Igle- la era de Juan Pablo II.
sia católica. Son estos los años en los que Reyes
Tampoco el socialismo histórico aca- abandona la administración socialista y
bó nunca de aceptar la perspectiva de se va centrando en una labor de organi-
Reyes. Los más viejos por el recuerdo zación del Instituto de Filosofía del CSIC.
del papel de la Iglesia católica en la his- No abandona, sin embargo, ni su
toria de la España del siglo veinte. Los militancia política de base, ni su cone-
más jóvenes por considerar que el me- xión con los medios de comunicación
jor destino de la religión era encerrarla pero su obra teórica sufre un cambio
en el ámbito de lo privado. significativo. Desde aquella militancia
El gran mérito de Reyes es haber so- cristiano-socialista se va pasando a una
brevivido a la intolerancia de los unos y reconstrucción teórica de la cultura po-
a la condescendiente indiferencia de los lítica del socialismo a partir de sus libros
otros. Siempre ha luchado por posibili- La razón de los vencidos y Memoria de
tar una lectura alternativa de la religión Occidente6.
que impida que ésta quede enfeudada En esta nueva época curiosamente
en esas manos clericales autoritarias, o le siguen acompañando los mismos au-
devaluada en manos pragmáticas. tores. El mismo filósofo que aparecía ya
El primer Reyes realiza esa labor en su interés por la teoría crítica de la
desde la apuesta por una implicación en sociedad (W. Benjamin) y el mismo teó-
las mediaciones económico-políticas. Es logo (J.B. Metz) que había estado pre-
la época de Comín cuando hablaba de sente desde su primer libro de teología
ser cristianos en el partido y comunistas política.
en la Iglesia. Es época también de bus- En este nuevo y definitivo libro los
car alternativas al mundo de la econo- dos aparecen luchando dentro del pen-
mía desde la perspectiva de la autoges- samiento del propio Reyes. Aparece na-
tión socialista5. turalmente W. Benjamin y se recuerda
Vendrán después los años de los la vida terrible del exiliado en París que
Congresos de Teología que sustituirán huye de los nazis, que lleva un mamo-
aquella perspectiva basada en la lucha treto que no quiere perder, donde ha ido
de clases, fundada en un socialismo clá- recogiendo una reflexión en la que es-
sico, por un discurso donde va a impe- tán pergeñados sus apuntes sobre una
rar el problema de la pobreza, de la ex- nueva filosofía de la historia. Una filoso-
clusión social, de la solidaridad con los fía que permite comprender de una for-
pueblos del tercer mundo y especial- ma distinta el pasado. Para la izquierda
mente con la recepción en Europa de la la confianza en el progreso y la espe-
teología de la liberación. Se va articu- ranza en el futuro siempre ha sido la ca-
lando así una izquierda alternativa a la tegoría central. Para Benjamín no; para
socialdemocracia liberal que encuentra Benjamín la fuerza revolucionaria no

5 M. Reyes Mate, El desafío socialista, Sígueme, Salamanca 1975.


6 M. Reyes Mate, La razón de los vencidos, Anthropos, Barcelona 1991 y Me-
moria de Occidente, Anthropos, Barcelona 1997. Es importante su trabajo
“Marxismo y religión veinte años después“ en el volumen colectivo Cristia-
nismo y Eurorizquierda, Instituto Fe y Secularidad, Madrid 1991.

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viene de pensar en la felicidad de los ¿Podemos pensar la transición polí-


nietos sino en los agravios y las injusti- tica española y la reivindicación actual
cias sufridos por los abuelos. de la memoria histórica sin tener en
Las injusticias sufridas remiten a cuenta este choque entre el esfuerzo
una pregunta cada vez más actual. por echar al olvido los agravios y la de-
Cuando se hablaba de esos temas hace manda de las nuevas generaciones del
años parecía que se trataba simplemen- esclarecimiento de todos los crímenes
te de establecer una división del traba- cometidos para que no queden impu-
jo entre la teología para la muerte y la nes? ¿Podemos pensar en la crisis ac-
política para el marxismo. tual del republicanismo en Francia sin
Yo mismo he vivido esa complemen- tener en cuenta esta reivindicación de
tación como algo necesario y difícil de una memoria que habla de la barbarie
superar. Me sigue pareciendo que en el cometida en nombre de la civilización,
fondo el problema sigue estando ahí y de la república, de la laicidad, de la ciu-
por ello la perspectiva de Reyes me re- dadanía y de las luces? ¿Podemos pen-
sulta escasa como teología y excesiva sar en la recepción de los nuevos inmi-
como política. Volveré al final sobre este grantes sin tener en cuenta la cultura de
tema. aquellos que fuimos colonizadores, de
Sigamos ahora con el pensamiento aquellos que somos herederos de Se-
de Reyes. Para él ese recuerdo peligro- púlveda y no de Las Casas?
so del pasado no nos remite necesaria- ¿Cómo cargar con estas injusticias y
mente a una compensación escatológica hacer política en el presente?; ¿cómo
cuya verificación no podemos asegurar hacer justicia a las víctimas y evitar que
y a la que sólo aporéticamente nos po- haya nuevas víctimas?; ¿permitimos la
demos acercar. Esa memoria de las in- impunidad de los verdugos para no re-
justicias nos remite a una consideración mover el pasado?; ¿cubrimos con un
distinta del presente y de la moral. Un manto de silencio el pasado para hacer
presente que no podemos pensar sólo posible el presente?
desde la perspectiva de los vivos que Son muchas las interrogantes que se
pueden llegar a buscar cooperativamen- agolpan sobre la mesa. El planteamien-
te la verdad sino desde los agravios co- to de Reyes Mate no cabe duda que
metidos que siguen pesando como una hace mucho más difícil la política porque
losa sobre el presente. plantea que no es posible un nosotros
¿Están destinados todos estos sufri- sin tener en cuenta la construcción de
mientos al olvido o se pueden recoger ese nosotros; todo “nosotros” se ha
de cara a una política que cargue con la producido limpiando la propia identidad
memoria? La memoria, dice Reyes, es de elementos que se consideraban ex-
imparable y algo de eso hay cuando la traños.
memoria ha vuelto al hablar del recuer- Soy el primero al que ha costado en-
do de los procesos de transición y del tender este planteamiento que me pa-
peligro de dejar caer en el olvido todos rece que puede ser peligroso según
los problemas de una justicia pendiente. quien maneje las políticas de la memo-
El debate de Reyes con los historia- ria. La memoria de los Estados, de los
dores remite a este drama. Al analizar partidos, de las iglesias, de las naciones
los procesos de transición de la dictadu- suelen ser selectivas y sirven para legi-
ra a la democracia en distintos países; timar a los que tienen el mando en el
al plantear el problema de la visibilidad presente.
de las víctimas en el proceso de erradi- Lo ocurrido con el recuerdo del ho-
cación del terrorismo y al recordar las locausto para legitimar el terrorismo de
experiencias de colonización. ¿Podemos Estado desarrollado por el Estado de Is-
simplemente echar al olvido? rael; lo ocurrido con la memoria de las

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víctimas del bando insurrecto durante considerar que en ocasiones es impres-


la guerra civil para legitimar durante cindible poseer mala memoria?7.
años el Estado franquista; la instru- Tenemos pues a un nuevo y no sé si
mentalización que vemos en el país definitivo Reyes Mate que no parte de
vasco de la memoria de los horrores del una verdad sustantiva de la religión que
franquismo para legitimar la violencia insufla ánimo a la política; permane-
criminal de Eta. Todo esto ha ocurrido y ciendo aporético en el campo de la
sigue ocurriendo, pero Reyes tiene ra- creencia anima a la política a hacerse
zón al pensar que la memoria es impa- cargo de las víctimas del pasado, exige
rable. Y para demostrarlo ahí están los a la política hacerse cargo de esa me-
otros procesos que también han ocurri- moria imparable.
do: la memoria que vuelve en Chile tras ¿Puede la política cargar con ese
años de silencio; el debate en Alemania pasado o necesita algún soplo de espe-
sobre las culpas del pasado; la relevan- ranza? Metz lo plantea de otro modo y
cia en el país vasco de las víctimas de quizás tenga razón: o hay salvación es-
Eta. Uno de los últimos trabajos de Re- catológica o no hay memoria reparado-
yes Mate, posterior a estos dos libros, ra8. Mientras tanto pedir tanto a la po-
versa justamente sobre esta cuestión. lítica puede ser contraproducente,
No tenemos aquí espacio para entrar en máxime si a esa pretensión va unida
este dramático tema, agudizado tras la una devaluación a mi juicio excesiva
ruptura del proceso de paz en el país del legado ilustrado. Pero eso ya es en-
vasco, pero de nuevo las preguntas se trar en otro debate, en los límites de la
agolpan. ¿Cómo podemos construir el racionalidad política y en la escisión
relato para hacer justicia a las víctimas –me temo que inevitable– entre realis-
y no poner en peligro el equilibrio que mo político y escatología compensato-
significa lograr la transición? ¿Podemos ria; sería entrar en un debate en el que
pensar en una reconciliación o habría Reyes Mate y yo llevamos más de
que ser más modestos? ¿Es momento treinta años. Quede aquí sólo apunta-
de pensar en la paz o simplemente en do.

7 M. Reyes Mate, Memoria, justicia y reconciliación, Fundación Alternativas,


Madrid 2006.
8 J. B. Metz, Por una cultura de la memoria, Anthropos, Barcelona 1999.

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