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2do parcial - Construcción Conceptos Psicoanalíticos

Módulo 2

Prácticos

4. Defina y explique la reacción terapéutica negativa como resistencia del superyó.


¿Qué posición para el analista?

La reacción terapéutica negativa, como necesidad de castigo, supone un aferramiento


a un goce extraño, sufriente, como resistencia superyoica. La reacción terapéutica
negativa implica aferrarse a la enfermedad, donde el sujeto no quiere renunciar al
castigo de padecer, hallando su satisfacción en el sufrimiento y perpertuandose el
vinculo analitico. Freud entiende que la RTN es el obstáculo más reacio a la cura ya que
el analizante se quiere aferrar al tratamiento, rechazando cualquier mejoría en el
análisis. Lo que el analista debe hacer es no quedar en el lugar del superyó, salir del
lugar de Ideal para que no se refuerce la resistencia del superyó. Ejemplo con HDR que
pide castigo a Freud.

Modulo 3

Teóricos
Síntoma - Disfuncionamiento

1. Desarrolle la articulación síntoma - necesidad de castigo, teniendo en cuenta las


siguientes conceptualizaciones: la satisfacción pulsional como obstáculo en
la cura, el problema económico del masoquismo y la dimensión compulsiva
del síntoma. Utilice ejemplos clínicos.

Freud, después de 1920, postula que en el aparato psíquico existían dos tipos de
pulsiones: pulsión de muerte (tendiente a lo inorgánico) y pulsión de vida (unión de
pulsiones del yo y sexuales), dando como resultado que el aparato no está gobernado
por el principio de placer, sino que hay un más allá de este.

En “el problema económico del masoquismo” supone que, tras el origen de grandes
cantidades de pulsión de muerte que son arrojadas al exterior para evitar la destrucción,
una parte de ellas es conservada en el interior, la cual se enlazará con la pulsión de
vida, dando como resultado el masoquismo erógeno o primario (satisfacción en el
dolor). A su vez destaca dos modalidades más del masoquismo: femenino (referencia
a la meta pasiva, hacerse hacer, donde se ubican las resistencias del ello) y el moral
(padecer es lo que importa, donde, gracias a la desexualización del complejo de edipo
da como resultado una instancia moral, el superyó). Entonces, las mociones hacia las
figuras parentales son introyectadas en el yo, dando lugar a ese superyó. Este superyó
se impone sádicamente al yo por medio de la necesidad de castigo (resistencia del
superyó) la cual se observa en la clínica como reacción terapéutica negativa.

Por otro lado, el contenido manifiesto de las fantasías masoquistas se expresa a través
de un sentimiento de culpa cuando se supone que la persona afectada ha infringido algo
que debe expiarse mediante todos los procesos dolorosos y martirizadores de la
neurosis. Esto presenta un nexo con la masturbación infantil.
Entonces la articulación síntoma-necesidad de castigo se da porque, justamente,
mediante el síntoma neurótico, se satisface la necesidad de castigo impartida por el
superyó hacia el yo. Freud mencionaba que en el tratamiento se topaba con pacientes
que, frente a la posibilidad de la cura, se les podía atribuir un sentimiento de culpa
inconsciente, cuya satisfacción era uno de los obstáculos en la cura (padecer de la
neurosis como tendencia masoquista). Más adelante cambiaría el sentimiento de culpa
inconsciente por la necesidad de castigo. Entonces, dado que el superyó tiene la función
de la conciencia moral, este sentimiento de culpa es la expresión de tensión entre el yo
y el superyó. El yo reacciona con sentimientos de culpa ante la percepción de que no
está a la altura de los reclamos del superyó. Debemos recordar que el yo tiene la
inclinación a reconciliar las exigencias de las tres instancias a las que sirve (superyo,
ello y mundo exterior), como también que el superyó es el subrogado tanto del ello como
del mundo exterior.
Finalmente, en “el yo y el ello”, Freud dice: la reacción terapéutica negativa se trata
de un factor moral, un sentimiento de culpa que halla satisfacción en la enfermedad y
no quiere renunciar al castigo del padecer. El enfermo no se siente culpable, sino
enfermo, y se exterioriza como resistencia a la curación. También destaca la posibilidad
de que la conducta del superyó decide la gravedad de una neurosis, y que la represión
del yo hace que ese sentimiento de culpa sea inconsciente. El componente destructivo
del ello se ha depositado en el superyó y se ha vuelto hacia el yo (ello es pulsión de
muerte mayormente).

En 1920, con su “Más allá del principio del placer”, Freud hace un viraje fundamental en
su teoría: el aparato psíquico ya no se ve regido por el principio de placer, sino que hay
una pulsión aún más originaria que la pulsión de vida, con la cual se mezcla: la pulsión
de muerte. Así se inaugura un nuevo dualismo pulsional que explica el por qué de
fenómenos que vuelven sobre situaciones penosas, como el sueño traumático, la
repetición en análisis y el Fort Da.
En “El problema económico del masoquismo”, introduce el masoquismo como
erógeno y originario, ya no como vuelta del sadismo sobre la propia persona. Dirá Freud
que las cantidades hipertróficas de masoquismo que no han podido ligarse a la pulsión
de vida o expulsarse al exterior del aparato psíquico, se expresarán en una satisfacción
paradojal en el dolor. Este masoquismo erógeno será la base del masoquismo femenino
(en tanto meta pasiva, hacerse pegar y resistencia del Ello) y el masoquismo moral,
donde el padecer como tal es lo que importa y que se da gracias a la instancia
desexualizada que resulta del complejo de Edipo: el superyó. Al ser desexualizado, se
produce una desmezcla pulsional dejando cantidades hipertróficas de pulsión de muerte
desligada, proveniente del Ello. El superyó se impone sádicamente al yo por medio de
la necesidad de castigo (resistencia del superyó) la cual se observa en la clínica como
reacción terapéutica negativa (RTN). Aquellos sujetos que se acercan a la curación,
comienzan a su vez a desmejorar. El síntoma en el paciente genera una cuota de
satisfacción masoquista, basada en la necesidad de castigo, a la cual el sujeto pareciera
no querer renunciar. Lo continuo entonces, es la muerte, y lo discontinuo, lo que pone
un tope a esta tendencia a la inanimado es la vida misma.

Freud comienza a ubicar ciertos fenómenos que le son paradójicos a su principio del
placer que rige el aparato psíquico hasta ese momento: la repetición, el Fort Da, y los
sueños en las neurosis traumáticas. Los tres tipos de fenómenos, no son otra cosa que
expresiones de lo que Freud llamaría “enigmáticas tendencias masoquistas del yo”.
Éstas son originarias (no resultado de la vuelta del sadismo contra el yo), tratándose del
masoquismo erógeno originario. Este masoquismo presenta para Freud una cuota de
satisfacción pulsional como resto de la operación de ligadura entre pulsión de vida y
pulsión de muerte, como un mínimo de ligadura, o mayor desmezcla pulsional. Esta
desmezcla pulsional, involucra unas cantidades hipertróficas de pulsión de muerte no
ligada, por ende, mayor padecimiento que a su vez, por estar aún ligada a la pulsión
erógena, involucra una cuota de paradójica satisfacción.
Esta satisfacción se encontrará en el núcleo del síntoma, generando una satisfacción
en el síntoma que hará las veces de obstáculo a la cura. Esto se explica a partir de la
segunda tópica que Freud plantea: yo-ello-superyó. En esta tópica el ello es lo no ligado
que se presenta como núcleo tanto del yo como del superyó; en este último, se puede
apreciar lo no ligado y la satisfacción paradójica en tanto lleva las marcas del Otro social
y en esa demanda de someterse a la Ley, se satisface y se exige aún más. La conciencia
moral por otro lado, da cuenta de cómo la conciencia puede ser erogeneizada, ya que
al defenderse contra la exigencia pulsional del ello, se fijan en el interior el yo esos
modos de defensa, y devienen rasgos de carácter, repitiéndose en cuanto aparece algo
de la situación originaria. Esto constituirá el infantilismo en el adulto, el cual se defenderá
de peligros que ya no existen, modificando la realidad exterior para justificar sus
mecanismos de defensa.
Estos modos fijados de defensa, forman la alteración del yo, que a su vez constituye la
inercia del psiquismo, en tanto da cuenta de la posición pasiva en la que queda el sujeto.
Freud dirá que estos mecanismos de defensa fijados en el orden de la satisfacción,
deberán ser sorteados y perturbados como obstáculos a la cura, ya que el sujeto nunca
renuncia de buena gana a aquello que le genera una cuota de satisfacción aunque ésta
se de en el dolor.

2. Desarrolle la problemática del fin de análisis desde la perspectiva del síntoma


como satisfacción. Articule con la presentificación del fantasma en transferencia y la
reacción terapéutica negativa como respuesta al empeño terapéutico.

Todo síntoma conlleva una cuota de satisfacción que puede obrar como obstáculo al
análisis. Para Freud satisfacción, para Lacan goce, ambos dirán que superar la
satisfacción del síntoma en el análisis será ir del poema (de la interpretación del
síntoma) al poeta, al estado de neocreación del analizante, donde éste será capaz de
construir. Entonces tanto Freud como Lacan al seguir sus pasos, se preguntarán por
esta satisfacción fuera de sentido que trabaja como resistencia al levantamiento de las
resistencias. Aquí Freud ubicará el trauma como estructural, ya que la pulsión nunca
será completamente satisfecha, y de ello el analizante nunca querrá saber. Ubicará dos
tipos de resistencias: las del ello y las del superyó.
Las resistencias del ello son las que vuelven necesaria la elaboración. Derivadas de la
compulsión a la repetición, no están dadas por la pulsión sino por la atracción que los
arquetipos ejercen sobre ella. Atracción entonces del fantasma desde una perspectiva
económica, lo definido como el masoquismo femenino. Se manifiestan en la
transferencia y será el deseo del analista el operador que mueva la transferencia para
que ésta no sea una vana repetición. Serían los mecanismos de defensa estereotipados,
que devienen un peligro para la terminación de la cura. Esto es lo que Lacan llama “la
fidelidad a la envoltura formal del síntoma”, ya que se trata de un goce fijado. Para estas
resistencias fantasmáticas, la elaboración ya no será la interpretación sino la
construcción. Esto se debe a que es imposible recordar aquello que obedece a lo
reprimido primordial, entonces la construcción en análisis viene a suplir la ausencia vía
una ficción; esto estará del lado del analizante, cuando pueda devenir poeta al dejar
atrás el partenaire del analista.
Las resistencias del superyó, desde lo económico, se refiere al masoquismo moral,
aferrándose a la necesidad de castigo, que se manifiesta como RTN, ligándose al
analista como aquel partenaire que dirige al analizante palabras crueles.
Freud ubica la resistencia del superyó en la fuerza que se aferra a la enfermedad y al
padecimiento, basada en la mezcla pulsional entre pulsiones de vida y de muerte, que
imposibilitan el principio del placer. Cuando el paciente estaba listo para salir de análisis,
se aferra a la figura del analista y empeora su padecer.
La satisfacción deja de ser un obstáculo cuando se llega a la agudeza, ratificación del
proceso represivo primario, agujero del sentido que afecta a la satisfacción como
obstáculo. El análisis no cura, sino que afecta al hiperpoder del factor cuantitativo de la
intensidad pulsional, satisfacción neurótica que intenta ligar, dar sentido, a lo imposible
de ligar. A ese imposible de ligar Freud lo llama: fragmento de agresión libre, fuera de
sentido e ineliminable. Es lo incurable en sí mismo. Es un estado de neocreación, un
nuevo encuentro con la no relación, es una relación diferente con la pulsión.

Preguntas 1 y 2
En el texto “Análisis terminable e interminable”, Freud dice que en el final de la cura
aparece una resistencia al levantamiento de las resistencias, como un mecanismo de
defensa del síntoma que impone una resistencia a la curación, la cual es considerada
por el aparato como un nuevo peligro. Esto da lugar a la reacción terapéutica negativa
(RTN). Freud la define como una manera extrañísima de comportarse que presentan los
pacientes en el trabajo analítico, en donde una solución parcial que debería mejorar o
suspender los síntomas refuerza, en cambio, el padecimiento. Es una resistencia que
hace fracasar el análisis. Estas resistencias corresponden a las resistencias
estructurales, del Ello y del Superyó.
Freud dice que en esos casos, en los cuales se presenta la RTN, se produce una
conmoción de los lugares de fijación libidinal, en donde está sostenida la meta de la
pulsión. Es allí donde la cura se siente como un peligro, al intentar conmocionar esas
fijaciones pulsionales, de goce. Un ejemplo de esto podemos encontrarlo en el
testimonio de pase “saber hablar”, en donde Brodsky cuenta que su satisfacción
pulsional estaba en el “no contar”, lo vemos en su construcción fantasmática: “si hablo
me matan”; en cuanto se interpela algo de eso, algo del orden de lo pulsional se intenta
conmover y entonces surge la angustia. O en el caso Diario de O. Delgado, en donde él
no puede escuchar en su paciente ese significante de tanto peso, Di-ario, debido a que
allí había un goce personal, una fijación que, de hecho, iba en contra de la regla de
abstinencia.
Es decir que frente a una construcción que aporta verdad al paciente, este reacciona
con un empeoramiento de sus síntomas en transferencia. Esta reacción es frente a la
puesta en movimiento de la pulsión emergente de la fijación traumática. El paciente se
aferra al padecimiento, no quiere renunciar al castigo de padecer, lo cual habla del
beneficio primario del síntoma.
Respecto al texto “El problema económico del masoquismo”, Freud habla de la
necesidad de ser castigado, vinculada al deseo sexual (femenino) hacia el padre.
Plantea tres tipos de masoquismo: erógeno (condición a la que se sujeta la excitación
sexual), femenino (expresión de la naturaleza femenina) y moral (norma de la conducta
en la vida). El masoquismo femenino en las fantasías del neurótico el contenido es
siempre ser amordazado, atado, golpeado, azotado, sometido a obediencia, ensuciado,
etc. En el contenido manifiesto de las fantasías masoquistas se expresa un sentimiento
de culpa cuando se supone que la persona afectada ha infringido algo que debe
expiarse mediante esos procedimientos dolorosos. Es una racionalización superficial de
los contenidos masoquistas, pero detrás se esconde el nexo con la masturbación infantil.
Ese sentimiento Icc de culpa (en el cual el paciente no se siente culpable sino enfermo)
está la necesidad de castigo, la cual implica una desfiguración regresiva del anhelo del
amor del padre. Corresponde al 2do tiempo de la fantasía de Pegan a un niño (Ser
pegado por el padre) y tiene que ver con resistencias del Ello.
El masoquismo moral está relacionado con las resistencias del Superyó (como heredero
del CDE) que exige la satisfacción de la renuncia, cada vez mayor. Ambos tipos de
masoquismo suponen modos de satisfacción pulsional.
El fantasma como un “hacerse hacer” (“Ser pegado por el padre”), es masoquista. Se
presenta como una ficción neurótica que permite que el recorrido pulsional se realice en
relación al objeto en donde la pulsión quedó fijada. Hay una satisfacción en juego en el
fantasma “soy pegado por el padre” a la cual el paciente no quiere renunciar. Se repite
como resistencia estructural del Ello. La orientación de la cura apuntará al tratamiento
de esa satisfacción más allá del principio del placer.
El fantasma se presenta en la experiencia como lo no alcanzado por el representante
psíquico, por eso aparece como una resistencia en la cura, se manifiesta como una
inercia fundamental del sujeto. Ya que este conlleva una soldadura entre dos elementos
heterogéneos: el sujeto y el objeto de la pulsión. El fantasma es satisfacción autoerótica
pura, goce que resiste a lo simbólico. La culminación de un análisis precisa de una
vacilación fantasmática. En el caso diario estorbaba su fantasma.
En el momento de la RTN el analista pasa al lugar del Superyó y cae del semblante, el
superyó llama al goce, a la no castración. El analista irrumpe así como lo que quedó
vivo del padre de la horda, de tótem y tabú.
Dicho esto, podemos aclarar que lo que se opone a la cura es solidario de la 2da tópica,
es decir que lo que se opone remite a aquello que se satisface de una manera cerrada
en el síntoma, su núcleo de goce. La RTN da cuenta de la PM ligada al superyó.

Prácticos
La aptitud en Freud

1. A partir de los desarrollos de Osvaldo Delgado, como es posible leer el


término Aptitud en la obra de Freud. ¿Cuál es su relación con la pulsión?

Los mecanismos de defensa como manifestación de la resistencia estructural del Ello,


da cuenta de una de las dificultades mayores para la conclusión de la cura: “y el hecho
decisivo es que los mecanismos de defensa frente a antiguos peligros, retornan en la
cura como resistencias al restablecimiento. La curación misma es tratada por el Yo como
un peligro nuevo.
Este obstáculo tiene consecuencias directas en la adquisición de la aptitud del analista.
Se trata de la relación entre la conclusión de la cura y el advenimiento de un nuevo
analista. Freud va a considerar este obstáculo de un modo específico en lo que se refiere
al analitico mismo. Freud ubica 2 condiciones: el análisis propio y un tiempo posterior
a este referido a una continuación de los procesos de recomposición del Yo. La
conclusión del análisis es condición necesaria pero no suficiente. Por lo tanto se designa
como de pertinencia conceptual a esos procesos de recomposición del Yo, en relación
con los mecanismos de defensa.
Freud utiliza dos palabras distintas para expresar el término aptitud y no son sinónimos:
Eignung: Es un sustantivo, que se traduce como aptitud, idoneidad, disposición, dotes.
Se refiere a lo que se adquiere en el análisis propio. Al ser sustantivo está en el ser.
Cuando considera el tiempo posterior, la recomposición del yo, Freud dice “ello en efecto
acontece y en la medida en que acontece la recomposición del Yo, otorga al analizado
aptitud de analista”, aquí utiliza el adjetivo Tauglich, que quiere decir capaz o hábil para
hacer algo, saber hacer algo. Al ser adjetivo es una cualidad del sujeto.
Más tempranamente en su obra, Freud sitúa el término aptitud en estrecha relación
conceptual con la exigencia pulsional y su alteración. Aptitud es el nombre de una
transmutación pulsional.
La aptitud como Tauglich en el advenimiento de un nuevo analista implica una
transmutación pulsional. Saber hacer con lo pulsional. Reelaborar de Freud.
Eignung no termina de tocar algo de la pulsión, el tauglich sí, explicar porqué. Capítulo
5 Delgado.
2. ¿Cuál es la experiencia de Freud en la Acrópolis? Relacione con la
adquisición de la Aptitud de analista.

En 1936 Freud escribe una carta a Romain Rolland relatando un episodio que vivió en
1904 con su hermano menor en Atenas (Acrópolis).
Iban de vacaciones via Trieste hacia la isla de Corfu. Un amigo lo desaconseja por el
calor y recomienda Atenas. Asedió a ambos hermanos un gran malhumor y solo podían
imaginar impedimentos y dificultades (falta de pasaportes, etc.). Ya ante la Acrópolis
tuvo un asombroso pensamiento: “entonces todo esto existe efectivamente tal como lo
aprendimos en la escuela”. Ante este pensamiento se produjo una escisión de la
personalidad: una parte de su personalidad tuvo ese pensamiento sorprendente y la otra
percibía sorprendida ese pensamiento sorprendente.
Lo primero que hace Freud es indicar que el malhumor y la desazón en Trieste y el
episodio de la Acrópolis está en íntima relación.
Lo segundo es la pregunta: ¿por qué tal incredulidad respecto de algo que promete un
gran placer? La respuesta está en la línea argumental de los que fracasan al triunfar,
aquellos que enferman y hasta llegan a perecer porque se les ha cumplido un deseo de
intensidad avasalladora, es decir, la irrupción de la conciencia moral, de la severidad
superyoica.
Lo tercero es situar lo que denomina “sentimiento de enajenación”: un fragmento de
la realidad es vivido como ajeno, y cuando lo ajeno es un fragmento del Yo, se presenta
como despersonalización.
Lo cuarto es el despejamiento sobre el trastorno del recuerdo “no es cierto que en mis
años de estudiante, dudara yo de la existencia real de Atenas. Solo dudé de que pudiera
llegar a Atenas, de que pudiera llegar tan lejos.”
Lo que empañaba el goce del viaje era una moción de piedad hacia el padre. “Parece
como si lo esencial en el éxito fuera haber llegar más lejos que el padre, y como si
continuara prohibido querer sobrepasar al padre”. En esta frase hay cuestiones de 2
niveles diferentes entre sí:
1. un nivel es de la función y refiere al operador estructural
2. y otro el de las figuras del padre y refiere a la construcción neurótica
Freud, sin embargo, se refiere a esa experiencia en Atenas como de carácter
alucinatorio. Hay una conmoción de la realidad que se expresa tanto en la división
subjetiva como en la manifestación de la mirada paterna. El padre se presenta como
figura de censura sobre el goce de la imagen acompañando el sentimiento de
irrealidad.

Adquisición de la aptitud de analista. Freud se advierte de sus propios puntos de


fijación, abstinencia, de su construcción neurótica del padre (Edipo).

3. Cuáles con las operaciones de reducción en un análisis, tal como las


trabaja Miller en el texto “El hueso de un análisis”. Ejemplifique con casos
clínicos.

La operación de reducción, en una cura analítica incide sobre el sujeto barrado, es la


reducción subjetiva que se coloca en un plano más allá de la rectificación subjetiva.
Los mecanismos de la operación son tres:
1. Repetición
Se le otorga al analizante la libertad de decir todo lo que quiere y se constata la
repetición de lo mismo. La repetición es a causa del obstáculo.
Caso: De Héctor y las 3 mujeres de las que no está seguro de su fidelidad. Y esa
duda es determinante de la condición de elección de objeto, de la condición de
amor.
La repetición conduce a una operación reducción que es una formalización, que
se puede escribir con la fórmula de la función proposicional f (x), en la que en
lugar de (x) se suceden diferentes personajes como variable de la misma
función. Saber operar esa reducción es tarea del analista, saber reducirla a una
constante, esto es la esencia de la construcción en análisis. El paso siguiente
sería encontrar el prototipo (personaje original) del cual derivan los otros
personajes variables.

2. Convergencia
La cura hace aparecer que los enunciados del sujeto convergen en un enunciado
esencial. Es la lógica con la que se construye el Fantasma. El Fantasma se
construye en frases (“Pegan a un niño”). El axioma del Fantasma es la reducción
máxima a la que se puede aspirar.
Pueden presentarse 2 casos:
A. Que el enunciado esencial se destaque en el propio discurso de
analizante y que se hable de alguna cosa que nunca se olvidó, algo que
fue dicho y se inscribió para siempre, determinando los percances de su
existencia.
El analizante a veces conoce este enunciado desde su entrada en
análisis y de a poco descubre hasta qué punto ese es el enunciado más
verdadero que puede saber. Puede ser un enunciado de los personajes
que encarnaron el gran Otro para él (“tú debes”, “tú siempre serás eso”).
Caso clínico: el hombre de las ratas
B. El enunciado sobre el que el discurso converge no es producido por el
analizante, sino que es el analista quien debe producirlo como
interpretación. Este se inscribe en el mismo lugar que el enunciado
primordial. Es el caso de una interpretación inolvidable, a veces única y
que el analizante conserva de su cura analítica. Ese enunciado de
convergencia es el significante Amo del destino del sujeto.

3. Evitación
Movimiento propio de la neurosis, señalarlo por el analista y que quede de
relieve. Es el trabajo de la propia neurosis, haciendo de la contingencia una
regla. Está repitiendo un patrón en términos de significación.
Hay elementos que no aparecen, cuya evitación se repiten. En un análisis esto
aparece bajo la forma de la asociación libre, pues existe también la repetición de
la ausencia, de la evitación, de aquello con lo que el sujeto se tropieza.

Repetición y Convergencia designan en la experiencia analítica la reducción en lo


Simbólico, la reducción del discurso del paciente, aleatorio, confuso, abundante, a
formas simbólicas elementales. Por otro lado, la Evitación que no está en la presencia,
pero que introduce otra reducción se llamará reducción a lo Real.

Módulo 4
Teóricos

Síntoma como funcionamiento - El sinthome

1. Desarrolle desde la última enseñanza de Lacan los conceptos de goce,


cuerpo y síntoma.
“No hay relación sexual”, en el campo conceptual lacaniano es el nombre de lo
imposible, lo que no cesa de no escribirse, un modo de nombrar lo real a lo que no se
accede mediante lo simbólico; la no complementariedad de los sexos. No hay fórmula
para escribir la no relación sexual.

Dando cuenta del anudamiento entre síntoma y pulsión. A partir de este recorte del
campo teórico freudiano, podemos decir que, allí donde no hay satisfacción plena para
la pulsión, ni
objeto predeterminado para el deseo, hay síntomas y en ellos satisfacción sustitutiva.

En su última enseñanza Lacan realiza un movimiento inverso respecto de su primera


enseñanza. Su punto de partida había sido el lenguaje -el Inconciente estructurado
como un lenguaje- y la palabra dirigida al Otro. Otro como batería de los significantes y
lugar desde donde el sujeto puede obtener efectos de significación y significado.
Síntomas como metáfora en relación al encuentro con el Otro y como respuesta a la
castración del Otro, al deseo del A.
La subordinación del goce al primado del lenguaje, de su estructura.[vi] El movimiento
en el último Lacan es partir de hay el goce, relación originaria al goce, donde el lenguaje
no sería sino secundario y derivado de lalengua, la subordinación del lenguaje, de su
estructura
al goce[vii] Lalengua es la palabra antes de su ordenamiento gramatical y lexicográico.
Palabra no como comunicación sino como goce, disyuntiva de la estructura del lenguaje.
Es preestructural, es un enjambre de S1. Dependencia originaria entre goce - palabra -
lalengua que se traduce para Lacan como el goce del bla bla blá.
El lenguaje es una elucubración de saber sobre lalengua, una elucubración sobre este
enjambre de S1, un ordenamiento simbólico.[viii] El inconciente es un saber hacer con
lalengua.
El síntoma es resaltado como modalidad de goce a partir de un elemento extraído del
inconciente, una letra. Letra como núcleo del síntoma a diferencia del pathos del
lenguaje. Extracción que permite el pasaje de lo simbólico a lo real, elemento extraído
cargado de goce, el goce está inserto- infiltrado en ella, se trata de un goce fuera de
sentido. No hay programación para el goce, dimensión de la contingencia, lo que cesa
de no escribirse, en el ser humano lo que se relaciona con su goce está abierto al
encuentro, al traumatismo reducido a la contingencia, a la experiencia de goce

Hay Goce, como propiedad de un cuerpo viviente y que habla “un cuerpo es algo que
se goza”[ix] hay goce del cuerpo. No hay relación entre goce y Otro (otro sexo). Hay
goce del Uno, goce idiota y solitario, uno solo separado del Otro, goce sin el Otro,
(encore, en-corps) en el cuerpo, prescinde del Otro.
El goce uno. Es real, asexuado, responde al régimen del Uno, del Todo, es homo. Es
por lo cual Lacan dice: El goce no conviene a la relación sexual.[x] El goce que hace
falta que no haya, porque no establece relación al Otro.

Los que llegan a consultar, cuentan de su relación con la droga como “una experiencia
de goce que aplasta la dimensión subjetiva”[xiii], acceso al goce sin relación a la falta,
experiencia vacía. Lacan nos orienta con esta definición “no hay ninguna otra definición
de la droga que ésta: es lo que permite romper el casamiento con la cosita de hacer
pipí.”[xiv] Esto nos permite ubicar a las toxicomanías como una de las figuras del goce
Uno, el lugar
del goce es el propio cuerpo que goza a través del medio que sea, goce autista que no
se dirige a nadie, goce cínico que no pasa por el Otro, el consumo como solución tiene
en sí algo de cinismo.

El goce tiene que ver con una marca de lalengua en el cuerpo.


Parlêtre → Ser hablante. El cuerpo está tocado por la palabra. Es el goce del cuerpo
con la palabra.
Pulsión → (definición de Lacan) Es el eco en el cuerpo de que hay un decir, siempre
que el cuerpo sea sensible a eso y deje que la palabra resuene.
Cuerpo → infiltrado por la palabra. Lacan introduce el neologismo la lalengua → un
sinsentido, un S1 sin S2 que le ponga sentido. Produce goce, el cuerpo goza con la
palabra. Caso Brodsky: “Fiesta” S1 fuera de sentido, con el mecanismo de defensa
luego se resignifica, “la que arruina la fiesta”.
Síntoma → como acontecimiento del cuerpo, convoca ese primer encuentro del cuerpo
con la palabra, está ligado a la contingencia (lo que cesa de no escribirse), es el goce
del bla bla bla.
El lenguaje mortifica a la cosa. Lalengua es la materialidad, tiene un efecto en el cuerpo
que es vivificante.

Lalengua (última enseñanza Lacan) Lenguaje (enseñanza clásica)

Goce

S1 S1 → S2

Parlêtre S/ a

Síntoma como modo de goce / Como Síntoma como metáfora / Atravesamiento


acontecimiento de cuerpo del Fantasma

Cuerpo vivificado por el goce Cuerpo mortificado

Pregunta 1 - Módulo 4 - Teórico:

Desde la última enseñanza de Lacan resuena la frase no hay relación sexual, la cual
hace referencia a la no-complementariedad, a lo imposible, a aquello que no se inscribe
en lo simbólico. Es lo que en Freud leemos como lo anobjetal de la pulsión, no hay objeto
adecuado para la pulsión ya que este está perdido de entrada (experiencia de la vivencia
de satisfacción). Freud definía a la pulsión como un concepto fronterizo entre lo anímico
y lo somático, lo corporal. Lo que implica un cuerpo recortado por la palabra, en donde
el instinto “natural” queda perdido. Freud daba cuenta de la incidencia de la palabra en
el cuerpo en los síntomas de conversión de la histeria, allí donde el cuerpo es tomado
por la palabra. Lacan, por su parte, refiere a lalengua, un neologismo, como la palabra
antes de su ordenamiento gramatical. Palabra no como comunicación sino como goce,
por fuera de la estructura del lenguaje, como un enjambre de s1. Lacan lo llama el goce
del blá blá blá. El lenguaje, es un hacer sobre lalengua, es decir que el Icc es un saber-
hacer-con lalengua. El núcleo del síntoma es una letra que se diferencia del pathos del
lenguaje. Un núcleo real, inefable, cargado de goce. Un goce sin-sentido, autista, goce
idiota. Por lo tanto hay goce como propiedad de un cuerpo viviente, un goce propio del
cuerpo, lo que Freud describe como el autoerotismo. Un goce solitario que prescinde
del Otro: goce Uno. Pero ese goce, con la irrupción del significante, de la batería de
significantes del Otro, es trastornado. Sus consecuencias se advierten en el síntoma, el
cual da testimonio de que hubo un acontecimiento de cuerpo después del cual el goce
“natural” se transformó y se desvió.
2. Ubique el quehacer del analista a partir del texto de Miller “Leer un
síntoma”. Teniendo en cuenta el saber leer, los restos sintomáticos y el fuera de
sentido.

El saber leer completa el bien decir. El bien decir propio al psicoanálisis se funda sobre
el saber leer. Ambos están del lado del analista y en el curso de la experiencia se trata
que bien decir y saber leer se transfieran al analizante.
En el campo del lenguaje, sin duda, el PSA toma su punto de partida de la función de la
palabra pero la refiere a la escritura.
Lacan llama formaciones del inconciente a los sueños, el lapsus, el acto fallido, el
chiste. son seres instantáneos, a los que les damos en el PSA un sentido de verdad
pero que se eclipsan inmediatamente. Entre estas formaciones del inconciente está el
síntoma, a este síntoma freudiano le damos un sentido de verdad, lo interpretamos. Pero
se distingue de los otras formaciones del ICC por su permanencia. Cuando el sueño es
repetitivo implicamos un trauma, el acto fallido cuando se repite se vuelve sintomático.
En ese sentido el síntoma es lo que nos da al PSA como lo más real.
El síntoma tiene dos caras: una real y una de verdad. Un síntoma se interpreta en
función de un deseo que es un efecto de verdad. Pero hay un segundo tiempo, la
persistencia del síntoma despues de la interpretación. Hay una x que resta más allá de
la interpretación freudiana. Freud se aproximó a esto poniendo en juego la RTN, la
pulsión de muerte y amplió la perspectiva hasta decir que el final del análisis como tal
deja siempre subsistir lo que llamaba restos sintomáticos.
Freud decía que siempre hay un resto y por lo tanto siempre hay un recomenzar el
análisis, despues de un corto tiempo, al menos para el analista. Nuestra práctica se
prolonga más allá del punto en el que Freud consideraba que hay final de análisis. En
nuestra práctica asistimos a la confrontación del sujeto con los restos sintomáticos,
pasando por el momento del desciframiento de la verdad del síntoma, pero llegamos a
los restos sintomáticos y allí no se frena el quehacer del analista.
Bajo el nombre de restos sintomáticos Freud chocó con lo real del síntoma, con lo que
en el síntoma es fuera de sentido.
Hay una metáfora del goce del cuerpo, la cual produce un acontecimiento al que Freud
llama la fijación. El goce del síntoma testimonia que hubo un acontecimiento de cuerpo.
Eso supone la acción del significante (como toda metáfora), pero un significante que
opera fuera de sentido. Y luego de la metáfora del goce está la metonimia del goce, es
decir su dialéctica. En ese momento se dota de significación.

Leer un síntoma consiste en privar al síntoma del sentido. Lacan sustituye al aparato de
interpretar de Freud (ternario edípico) por un ternario que no produce sentido: Real,
Simbólico e Imaginario. Al desplazar la interpretación del marco edípico hacia el marco
borromeo, el funcionamiento mismo de la interpretación cambia y pasa de la escucha
del sentido a la lectura del fuera de sentido.
La interpretación como saber leer apunta a reducir el síntoma a su fórmula inicial, es
decir al encuentro material de un significante y del cuerpo, es decir al choque puro del
lenguaje sobre el cuerpo.

Prácticos
La adquisición de la aptitud de analista

1. ¿Qué nos enseña el testimonio de Kuky Mildiner, “Saber Hablar”, sobre la


construcción y atravesamiento del fantasma?

CONVERGENCIA A FRASES QUE HACEN AL FANTASMA. VER HUESO DEL


ANÁLISIS.
Kuky Mildiner en el relato de su testimonio se basa en 3 análisis.
Al primer análisis llegó a partir de la maternidad. De este mismo se recortan 2
interpretaciones:
I.El objeto del fantasma comienza a delinearse. “Tu mamá te tiene como en una cajita de
cristal”. Estar en una cajita de cristal, encerrada, ajustada y sobre todo de afuera me ven
(objeto mirada). Inversión lógica: “Si es de cristal se ve de afuera hacia adentro, pero
también de adentro hacia afuera”. Eso trajo alivio descentrando mi ser de mirada
(femenino - cuerpo).
II.Apuntaba al padre. Hombre de pocas palabras, sumamente celoso, que le prohibió a la
madre ver a su familia por causas económicas. Visitas a escondidas, eje de la historia
infantil. “Y usted nunca pensó que al prohibirle a su madre ver a la hermana, también se
la prohibía a él?”. Apareció allí una dimensión diferente del padre, el de la horda.
Había elegido a mi marido enamorada de rasgos muy claros, le gustaba
hablar siempre tenía opiniones fundadas, yo era tímida y estudiosa. “Él
me representaba, con él conseguía tranquilidad y podía seguir en
silencio”. Era una pareja complemento, pero fuente de una gran
insatisfacción (un partenaire que hablaba por ella). “Algo nuevo en mi
femineidad e identificada a un padre supuestamente deseante de todas
las mujeres, me sentía incómoda desde la moral que pretendía sostener.
Entonces comencé el doloroso camino de la separación y la búsqueda
de otro partenaire que me hiciera más feliz.” El analista supervisor
intervino “no más ese análisis, no más esa pareja”.

El análisis
De las 3 entrevistas, hay 2 interpretaciones:
I.La mentira constructiva: este sintagma reunía un sentido de mi relato con una falla en
mi decir. El sentido se refiere al momento que descubre una mentira del abuelo materno.
Al referirse al trabajo de su padre como constructor, trastabilla en el decir. El analista en
la última entrevista exclamó “¡muy interesante su mentira constructiva!. Con esa frase
volvió a poner al padre en su lugar.
II.“¿Con quién se va a analizar ahora dado que ud no es de esos analistas snob que se
van a analizar a París? No lo había dicho, pero él lo había escuchado, refiriéndose a
mis prejuicios”. Tras un email sobre la mentira constructiva, retoma la relación durante
13 años. Con el sintagma de la mentira constructiva el análisis tomó el rumbo del
padre en el armado del fantasma.

La niña del secreto


Así llamé al goce que había aportado desde aquella época. Cerrar la boca. Anorexia.
Hacer silencio. Hacerse la muda. Serie de equívocos (en francés) a lo largo del análisis.
Quedaba así marcada mi actividad pulsional: “Con el callada, me hacía la muda”
Satisfacción objeto voz. “No se lo digas a nadie” fue la frase de la madre.
Buscaba la lengua del otro en los libros, confidente de las amigas. A los objetos
fantasmáticos más marcados, se sumó la mirada y lo oral junto a la voz. Pintar un
cuadro “la niña del secreto” aportó la construcción del fantasma.

La construcción del fantasma


“Mis padres se casan, a los 2 meses muere mi abuela, me conciben a los 2 meses”.
Nace en el duelo de la madre. Abuelo duelo ornamentoso, coloca flores y velas. Una
placa que dice “Berta, llevo tu nombre con orgullo”.
En una sesión dice que tenía miedo que el padre la viera yendo a la casa de Muñecas.
“Si hablo, me matan” o “si me ven me matan”. Axioma fantasmático, parcial
atravesamiento del fantasma. “La mirada que mata” dijo el analista, “esa mirada que
calla, esa mirada superyoica que exige.”
La analidad estaba presente, sueño con la caca. “Eso que ud. guarda en reserva es una
mierda bajo la prenda”. Luego de un tiempo, ella le da importancia “mi reserva es esa
mierda, yo la guardaba, no la quería dejar”. Nudo fantasmático: que hable otro por
ella.
El fantasma había sido construído “si hablo, me matan”. Logra finalmente terminar la
relación con su pareja. Ese hombre le disputaba su síntoma.
Otro sueño: CLANDESTINE escrito en la arena. El icc transferencial respondía con el
S1 del goce sintomático, en la lengua del analista. En el camino a la casa de Muñecas,
siendo mirada “había gozado siendo clandestina”.

El trauma
Una vez construído el fantasma, lo que a ella le daba placer antes armando las clases,
hablando la lengua del otro, perdía su satisfacción. Se desarmaba esa relación del
saber. Vuelve la angustia, sensación de pulmones llenos. Aparece un recuerdo de
bronquitis infantil, interpretado por el analista como trauma. La falta de aire, los
pulmones llenos, habían sido la respuesta ante el impacto de la desesperación materna.
Sobre este trauma fundamental estaba construído el fantasma y su mascarada.

El analista trauma
Sensación de los pulmones llenos se había reducido: “dejar de llevar la otra muerte
encima”. Siguiente sesión se siente ignorada por el analista, ve un analista que se
duerme. Aparece allí la figura de alguien a quien se le descompone el cuerpo. Presencia
de lo traumático, de la muerte temprana de mi abuela de la que llevo el nombre y con el
que he cargado al modo del ideal de la mujer eterna para un hombre”. El analista
representaba el acontecimiento corporal, semblante del traumatismo.

La relación transferencial.
Saber y verdad que estaban anudados en un principio en su estructura, como portadora
de un saber sobre una verdad que no podía contar, se habían separado. El silencio se
había vaciado de la mirada ya no angustiaba. Vuelve a sentir placer dando clases. “Ya
no era la palabra del otro detrás de la que me escondía, estaba en mi lugar”.
De la sensación de pulmones llenos quedó una tos, como resto que permanece en el
cuerpo de lo que fue la angustia, que acompañó al secreto de la clandestina en su
respirar agitado.
Nuevo sueño en el final de análisis, la lengua del analista le resulta extraña. Interpreta
la maniobra del analista, no era su lengua la que tenía que escribir, sino la propia. Viajes
Bs As - Paris reproducen el recorrido a la casa de Muñecas.
Un cartel que dice CIMINO, ella interpreta la de decir “sí a mi no”, muchas veces
silenciado. Fin del análisis.

2. ¿Qué nos enseña el testimonio de Graciela Brodsky “Apres coup” sobre el


final de análisis, y el saber hacer del analista, el concepto de trauma en dos
tiempos, y el trauma como acontecimiento?

El análisis terminó 2 veces con 5 años de diferencia. El primero fue una interrupción
y el segundo un verdadero final.
La primera fue bajo el signo de la impotencia: no le encontraba la vuelta a la relación
con su partenaire. Lo último que le dijo a su analista fue “solo volveré si tengo algo nuevo
para decir”. No me retuvo ni me invitó a volver. Saber hacer del analista. Abstinencia
al final del primer tratamiento.
El segundo final estuvo del lado de la imposibilidad y de lo que no pudo decirse. En el
final lo que surgió como la palabra inexistente es S(A/). Eso hizo vano todo intento de
seguir hablando, interpretando, buscando. Caída de la suposición de saber, límite de la
interpretación. Final del análisis.
Primer final: Límite sentido - sinsentido. El analista no cae.
Segundo final: Límite fuera de sentido.

La palabra inexistente estuvo en mi caso desde el inicio y marcó mi encuentro traumático


con el Otro y con lalengua. La escena es una fiesta, de regreso a casa mis padres me
alzan, ríen y me sientan arriba de un armario. El clima era gozoso pero ella todavía no
disponía del lenguaje y esas risas incomprensibles provocaron un grito y un llanto. No
soportar el exceso de goce en el Otro. Fue un acontecimiento traumático. Pequeños
detalles que dejan marcas indelebles en un sujeto y de los que se ocupa el
psicoanálisis.
Para Freud el trauma es siempre en 2 tiempos. El plus de excitación que el aparato
psíquico no logra tramitar (la risa de los padres) y el acontecimiento fortuito, contingente,
que reaviva la fijación (su analista bailando en la fiesta).
El tiempo 1 (S1) solo adquiere significación de trauma a posteriori. Hace falta para eso
un S2. La escena del armario (escena primitiva), que siempre recordó, esperó muchos
años antes de devenir en acontecimiento traumático. Para eso fue necesaria otra fiesta,
la que inició el tramo final del análisis. Esta escena de la fiesta, enteramente
transferencial, ya que quien bailaba era su analista, desencadenó la angustia y la instaló
nuevamente en análisis, 5 años después de terminado el primero. Entre la escena
primitiva y la escena de la fiesta, lo único en común es el nombre: fiesta.
La escena del armario, el tiempo 1 del trauma (la fijación), no fue otra cosa que la
confluencia de la risa, del excedente de sexualidad, con la falta de palabras de la niña
para nombrarlo. Si se lo mira del lado de la risa: exceso, si se lo mira del lado de la falta
de palabras: el agujero.
La fiesta estaba en el discurso del Otro, la historia que su madre le contaba sobre un
padre fiestero, que fue un rasgo de su elección. Así que para nombrar lo innombrable
se valió de su padre. No de su ley, sino de su pere-version, de un padre jugador,
trasnochador. Elección del padre del goce y no de la castración.
De la nominación del goce como fiesta, a convertirse en la que quiere arruinarle la fiesta
al Otro solo hubo un paso: el paso del sentido, que pone al alcance del sujeto todas las
ficciones del fantasma y las astucias de la neurosis. Al arruinarle la fiesta al Otro, el daño
colateral era arruinárselo a ella misma. Y ese daño colateral se concentró en sus
relaciones amorosas.
Fantasía adolescente: novio muerto, pene en formol. Por un lado, el cuerpo vaciado de
goce, por el otro el falo imposible de negativizar (no encontrarse con sus propia
castración).
En la fiesta del tiempo 2, el analista aparece por primera vez vivo ante sus ojos, habitado
no solo por el saber que siempre le atribuyó, sino animado por un goce, como el reverso
de la escena fantaseada de la adolescencia. Es por eso que la fiesta tuvo ese poder de
desencadenamiento de la angustia, el analista no encarnaba ahí el cuerpo muerto del
significante, sino el cuerpo deseante, gozoso; donde reunía lo que la estrategia
neurótica se había encargado de mantener separado.
La construcción de la neurosis y el sostén que le dio el fantasma de “ser la que arruina
la fiesta del Otro” fue la solución que encontró, apoyada en la nominación “fiesta”, pero
fue una solución fallida al intentar acotar el goce con la nominación y por otro al empeño
de hacer entrar ese plus en la norma fálica, de atrapar el goce incomprensible e
incomprendido (frasco con formol). Ese exceso, ese innombrable, ese goce que resiste
a la nominación, Lacan lo denomina goce femenino.
El goce que excede a la norma fálica, el que excede al núcleo elaborable del goce, ese
es el trauma del parlêtre.

3. Ubicar en los testimonios las interpretaciones y sus efectos. Articular con


la adquisición de la aptitud del analista.
Interpretaciones que tengan efectos en la conmoción pulsional. Caso Kuky tiene
intervenciones.

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