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Tema 2: Fonética y fonología del Español y su didáctica

1. Fonología y Fonética

La Fonología es la disciplina lingüística que estudia la función de los


elementos fónicos de una lengua, pretendiendo conocer las diferencias de
significados motivadas por la oposición de sonidos y las reglas de
combinación para formar significantes.

La Fonética es la ciencia que estudia la realización concreta de los


elementos fónicos en el habla, describiendo sus cualidades físicas (el tono y
sus variaciones motivadas por el cambio en las vibraciones de las cuerdas
vocales; la intensidad con que se pronuncia un sonido; la cantidad o
duración de éste; y el timbre, que puede ser grave o agudo) y analizando el
proceso de producción de los sonidos mediante el estudio de los órganos
fónicos que intervienen en la fonación. A pesar de las diferencias existentes
entre ambas disciplinas, hay que señalar que su relación es muy estrecha.
De este modo, afirma Eugenio Coseriu en su Teoría del lenguaje y
lingüística general, que los estudios de ambas ciencias son
interdependientes, pues es totalmente imposible estudiar el conjunto de
reglas que ordenan una materia sonora, sin antes haber estudiado la materia
en cuestión.

2. Fonema y sonido

El fonema es la unidad mínima indivisible en unidades más pequeñas.


Carece de significado, pero puede distinguirlos.

El sonido es la realización concreta de un fonema. Por tanto, el fonema es


una abstracción, mientras que el sonido es algo material.
3. Aparato fonador

4. Sistema fonológico español

4.1. Subsistema vocálico

El español utiliza fonológicamente dos de las propiedades


articulatorias y acústicas que sirven para la distinción de los fonemas
vocálicos entre sí:

a) El grado de abertura, del que se distinguen en español tres fonemas


vocálicos:
- Abertura mínima: /i,u/
- Abertura media: /e,o/
- Abertura máxima: /a/

b) b) La configuración de la cavidad bucal, según la posición de la


lengua y los labios. En español se distinguen los siguientes fonemas
vocálicos:
- Posteriores o graves: /u,o/
- Media: /a/
- Anteriores o agudos: /e,i/

4.2 Subsistema consonántico

Los fonemas se pueden clasificar:

1º) Punto de articulación. El punto de articulación es la zona de la cavidad


bucal en la que dos órganos articulatorios se unen para producir un sonido.
De este modo se distinguen en español fonemas:

 Bilabiales. Unión de los labios que dejan una pequeña abertura por
la que sale el aire. Son bilabiales. Los fonemas: /b/ /p/ /m/

 Labio-dentales. Se producen cuando colocamos los dientes


superiores sobre el labio inferior. Fonema: /f/.
 Interdentales. Para realizar estos sonidos, la punta de la lengua se
sitúa entre los dientes superiores e inferiores. Fonema: /θ/

 Dentales. La punta de la lengua toca los bordes de los dientes


superiores. Fonemas /d/ /t/

 Alveolares. Tocamos, con la punta de la lengua, los alvéolos de los


dientes superiores. Fonemas: /l/ /r/ /ř/ /n/ /s/

 Palatales. Ahuecando levemente la lengua hacia arriba, tocamos con


ella el paladar duro. Fonemas: /y/, /ĉ/ /ļ/ /ņ/

 Velares. La lengua se retrasa hacia el velo del paladar (o paladar


blando). Fonemas: /g/ /k/ /x/.

2º) Modo de articulación. Es la forma en que sale el aire por los órganos
articulatorios. Cuando el aire sale rozando alguno de estos órganos como es
el caso de la /s/ hablamos de un sonido fricativo. Mientras que, en la
realización de la /k/ se produce una especie de explosión en la salida del
aire, se clasificaría, pues, como oclusivo. Por su modo de articulación o
forma de expulsar el aire, las consonantes se dividen en:

 Oclusivas. El aire sale de la boca de golpe, produciendo una especie


de pequeña explosión. /b/ /d/ /g/ /p/ /k/ /t/

 Fricativas. El aire sale rozando los órganos articulatorios,


produciendo un ruido continuo. Son fricativas /f/ /x/ /y/ / s/ /θ/

 Africadas. Se produce un primer momento de oclusión y un segundo


de fricación; pasando de uno a otro rápida y suavemente: /ĉ/

 Laterales. Llamamos laterales a las consonantes que articulamos


haciendo que el aire salga por los lados de la lengua. Son dos: /l/ y /ļ/

 Vibrantes. Es un modo de articulación que consiste en interrumpir la


salida del aire haciendo movimientos muy rápidos con la lengua.
Consonantes /r/ (vibrante simple, porque la lengua vibra una sola
vez) y /ř/ (vibrante múltiple, porque para pronunciarla la lengua vibra
varias veces)

3) La acción del velo del paladar. Dentro del modo de articulación


distinguimos a su vez entre fonemas:

 Nasales. El velo del paladar no cierra el paso del aire hacia la


cavidad nasal y este sale tanto por las fosas nasales como por la
boca. Fonemas /m/, /n/ y / ņ/.

 Orales. El aire sale solo por la cavidad bucal. Todos los fonemas
vocálicos y el resto de consonánticos excepto, claro, los nasales.

4) La intervención de las cuerdas vocales. Según se produzca o no


vibración en las cuerdas vocales diferenciamos entre:

 Sordas. No vibran las cuerdas vocales. Fonemas: /f/, /x/, /p/, /t/, /k/,
/s/, /θ/, /l/, /ĉ/.

 Sonoras. Vibran las cuerdas vocales. Todos los fonemas vocálicos y


el resto de consonánticos.

5. El caso andaluz

Las hablas andaluzas están entre las más y mejor estudiadas de las
variedades del español. Sin embargo, la abundantísima bibliografía
existente no ha tenido repercusión en el conocimiento que el andaluz
medio, el no especialista, posee de su propia forma de hablar. El análisis
detallado y exhaustivo, las reflexiones teóricas y la fijación de las zonas
lingüísticas andaluzas han permanecido casi exclusivamente en el ámbito
de la investigación, sin que haya habido después, en la sociedad en su
conjunto -salvo raras excepciones- un reflejo adecuado de lo que hoy se
sabe sobre el habla andaluza.

De ahí la presencia entre los hablantes de numerosos tópicos


infundados, de prejuicios o complejos basados en la ignorancia y de
verdades a medias sobre el habla andaluza, muchas veces teñidas de
emotividad, o basadas en un presunto agravio comparativo, que, aireados
no pocas veces en los medios de comunicación, han contribuido a la
desinformación y, lo que es peor, a los juicios de valor (tanto negativos
como exacerbadamente defensivos), carentes de fundamento. De ahí
también un cierto complejo lingüístico que parece confiar la identidad de
los andaluces a la posesión en exclusiva de alguna seña de identidad
lingüística, como si la cultura de Andalucía no fuera lo suficientemente rica
como para necesitar de refuerzos.

Es conocida la facilidad con que se identifica a los andaluces por su


forma de hablar, por lo que se suele llamar el acento o deje: la idea de que
en Andalucía se habla de una forma diferente está muy extendida incluso
entre quienes no son especialistas en el estudio de las lenguas. La
experiencia diaria lo muestra constantemente: chistes, narraciones de
equívocos o malentendidos (la puerta der só/zó, que igualaría la Puerta del
Sol y la puerta del Zoo, o tantas otras de este jaez), frases como los
andaluces hablan (/ hablamos) de una forma muy graciosa / simpática...,
en Andalucía se habla muy mal, los andaluces hablamos así, etc., por muy
equivocadas o desenfocadas que nos parezcan (y en general lo son),
constituyen un indicio evidente de ese reconocimiento.

El andaluz, como otras variedades de español, es una forma de


hablar el español, una variedad oral. Si nos fijamos en un escrito de
hablantes de español, en la mayoría de los casos no podremos averiguar su
procedencia, salvo en los casos en que hayan utilizado palabras propias o
exclusivas de su zona. Cualquier andaluz sabe que si se comunica por
escrito será un usuario más del español, sin acentos ni dejes diferenciados.
Como ocurre en todos los idiomas, las variedades del español no son
compartimentos estancos, sino que se producen con una gradación
geográfica que los lingüistas consideran un continuum, es decir, algo sin
cortes bruscos ni límites tajantes. En nuestro caso, los fenómenos que
caracterizan y distinguen al andaluz no son exclusivos de él sino que
reaparecen, aislados o en bloque, en otras zonas del mundo hispánico (en
España o en América). En realidad, el habla andaluza forma parte de un
conjunto mucho más amplio:

 El llamado español meridional, que ocupa buena parte del sur


peninsular (la mayor parte de Extremadura, de Castilla-La Mancha y
Murcia, además de Andalucía)

 El español atlántico, que comprende el andaluz e incluye el español


de Canarias y de América.

5.1. Las eses andaluzas

La S castellana se pronuncia apoyando la punta o ápice de la lengua,


colocada en posición cóncava (curvada hacia arriba), contra los alvéolos
superiores; por ello los especialistas la llaman ápicoalveolar cóncava. Esta
S es absolutamente minoritaria en la comunidad. Casi ningún hablante
andaluz la pronuncia así, sino con la lengua en posición más plana, o
incluso convexa (curvada hacia abajo), de modo que el punto de apoyo no
son los alvéolos sino los dientes, y lo que se apoya en ellos no es el ápice
(que queda más bien en posición de reposo, hacia abajo), sino el dorso de la
lengua, el predorso -su parte más delantera- o los bordes. Todas estas
formas de pronunciar la S nos permiten decir que la S andaluza es una S no
apical, o también, que esuna S dental.
Este rasgo, en apariencia tan poco relevante, y del que muy pocos
hablantes se dan cuenta, es el que diferencia de forma más clara a casi
todos los andaluces del resto de hablantes peninsulares. Por ello, su límite
geográfico con la S castellana (la apical) se ha utilizado para delimitar la
frontera del andaluz. La S dental es también la propia de Canarias y
América.
Esta S dental, o no apical, tiene una gran variedad de realizaciones,
que se suelen articular con la lengua más plana, no siempre en la misma
posición. Por ejemplo, la S llamada sevillana es claramente predorsal, la S
cordobesa es coronal plana (es decir, algo más retrasada), etc. Basta
comparar la S de Córdoba o la de Lucena, con la de Sevilla o la de Cádiz, o
estas dos con la de Almería o la de Jaén, para comprobar que cuando
hablamos de S no apical en ningún caso se trata de una sola S, sino que tal
denominación abarca todas sus articulaciones no apicales, todas las S
andaluzas diferentes a la castellana.
5.2 Rasgos del andaluz

a) Fónicos

- Yeísmo: Consiste en la pronunciación de "ll" como "y": /aniyo/


por /anillo/.
- Relajación y pérdida de -d- intervocálica: /sentao/ por /sentado/.
- Seseo: Pronunciación de la "c" ("z") como "s": /sapato/ por
/zapato/.
- Aspiración de la "j" (o "g"): /empuhón/ por /empujón/.
- Aspiración y/o pérdida de la -s en posición final de sílaba: /mih
amigo/ por /mis amigos/.
- Reducción y asimilación de grupos consonánticos: /prátticamente/
por /prácticamente/; /dinnamente/ por /dignamente/.
- Relajación y pérdida de determinadas consonantes finales: /papé/
por /papel/, /verdá/ por /verdad/.
- Abertura de vocales, especialmente la /e/. Este fenómeno está
extendido en toda Andalucía Oriental y se hace especialmente
patente en las palabras que están en plural, compensando así la
pérdida de la /-s/: /loh papele/ por /los papeles/.
- Ceceo: pronunciación de la "s" como "z": /aciento/ por /asiento/.
En algunos casos, el ceceo se convierte en "heheo", cuando la -s-
intervocálica se aspira: /nohotro/ por /nosotros/. Este fenómeno
tiene una consideración muy baja entre hablantes cultos.
- Neutralización de r/l en posición final de sílaba: /mi arma/ por /mi
alma/.
- Reducciones del tipo /mu/ (/muy/), /pa/ (/para/), /ca/ (/casa/).
- Pronunciación africada de la "ch": /mushasho/ por /muchacho/).

b) Morfosintácticos

- Sustitución del pronombre "vosotros" por "ustedes" (que pierde el


valor de tratamiento de respeto): "Ustedes tenéis la palabra" en
lugar de "Vosotros tenéis la palabra". Así, cuando el hablante
andaluz dice "¿Ustedes queréis?", conjuga el verbo en 2ª persona
del plural (en español se usa la 3ª: "¿Ustedes quieren?"). En estos
casos, el pronombre "ustedes" pierde el valor de tratamiento de
respeto que tiene en singular y que, en otras zonas de España,
mantiene también en plural. Esta peculiaridad provoca
inestabilidad en la modalidad lingüística andaluza cuando el
verbo se conjuga con pronombre, pues a la forma "ustedes" puede
acompañar tanto "os" como "se" (según las zonas).
- Cambios de género de algunas palabras: la calor, la mar…
- Existencia de arcaísmos como “habemos” y “haiga”
- Formación frecuente del diminutivo en –illo /iyo/, sobre todo en
el nivel coloquial.

c) Léxico
- Tendencia innovadora.
- Gran expresividad.
- Presencia de arcaísmos.
- Mayor presencia de vocablos árabes y mozárabes. Muy presentes
en la agricultura, los utensilios caseros y los nombres de frutas,
verduras y pescados.
- Mayor presencia de términos procedentes del caló.

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