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Anastasio Somoza Debayle

En cada lugar...

algo especial....

Colección de Documentos Históricos

LUNES 18 DE SEPTIEMBRE DEL 2000 / La Prensa

Dictador se salvó de un primer bazukazo

Los días del dictador estaban contados desde mayo de 1980 cuando el
comando guerrillero lo ubicó en Asunción. Cuando Somoza fue localizado, los
guerrilleros alquilaron una casa en Avenida España a nombre del cantante español
Julio Iglesias. Los guerrilleros supuestamente compraron armamento en el
mercado negro del Paraguay y lo embuzonaron cerca de la frontera del lado
argentino. Entre las armas se encontraban una bazuka, un M-16 y un Ingram
Eduardo Marenco

La conspiración contra el dictador Anastasio Somoza Debayle surgió de una


conversación entre amigos que disfrutaban de cervezas y asados en el restaurante
capitalino Los Gauchos, donde Ramón, Santiago y Armando solían reunirse una
vez a la semana a recordar la época guerrillera.

ERAN ULTIMOS DIAS DEL '79

Según el testimonio que los guerrilleros argentinos brindaron a Claribel Alegría y


D.J. Flakoll, la posibilidad de que el dictador muriera de viejo en un exilio dorado
les provocaba asco.

“Da rabia pensar que ese criminal está gozando de sus millones en Paraguay”-
decía Armando-.
— “¡Ah no!, -añadió-, sería una vergüenza histórica permitir que ese asesino se
muera tranquilamente en su cama de tanto beber guaro”.

“Ramón”, “Armando”, “Francisco y “Santiago”, habían combatido con la guerrilla


sandinista en el Frente Sur “Benjamín Zeledón”, como integrantes de una columna
guerrillera de internacionalistas que se enfrentó a la Guardia Nacional en la zona
de Rivas y San Carlos, Río San Juan, durante la ofensiva militar contra el régimen
somocista.

Al ser derrocado Somoza, los guerrilleros argentinos se reencontraron en la recién


bautizada “Plaza de la Revolución” el 19 de julio, en medio del júbilo del pueblo
nicaragüense que celebraba el derrocamiento de la dictadura de los Somoza. Las
guerrilleras argentinas, Julia, Ana y Susana, llegaron en avión horas después,
reuniéndose con sus compañeros por pura casualidad en las cercanías del
Hospital Militar de Managua.

Cuando se decidieron a acabar con Somoza Debayle, durante una conversación


en Los Gauchos, los guerrilleros argentinos se dedicaron a prepararse militarmente
y obtener información de inteligencia sobre los pasos del dictador.

Tras huir de Nicaragua el 17 de julio de 1979, Somoza Debayle –quien se jactaba


de comunicarse mejor en inglés que en español–, apenas tuvo tiempo para
permanecer en Miami varias horas antes que el ex Presidente Jimmy Carter le
hiciera saber que era non grato en ese país. Inició así un peregrinaje que lo llevó a
Panamá y finalmente a Paraguay, donde el dictador Alfredo Stroessner le ofreció
asilo político.

SOMOZA CAMBIO DE DOMICILIO

Según el relato que los guerrilleros hicieron a Flakoll y Alegría, el “Capitán


Santiago” estableció las máximas de la operación: “entrar sin levantar sospechas”,
“hacer el trabajo sin que te agarren” y “salir sin dejar huella”.

Las dos últimas no le fue posible cumplirlas.

“Ramón”, seudónimo de Enrique Gorriarán Merlo, decidió que los integrantes del
comando serían además de él: Julia, Santiago, Susana, Armando y Ana. Julia
estaba embarazada de Ramón y así formó parte de la operación. Osvaldo era el
séptimo miembro del grupo.

Se dedicaron a obtener documentación falsa que les permitiera entrar a Paraguay


sin levantar sospechas, introducir las armas necesarias para la operación y a
especializarse en técnicas conspirativas. (Aprender a arreglar encuentros
clandestinos, pasar información y órdenes bajo secreto, detectar la vigilancia y
escaparse de ella sin levantar la más mínima sospecha, entre otras técnicas).

Establecieron Colombia como centro de entrenamiento, preparándose cada uno de


ellos en el uso de la bazuka. De inmediato, procedieron a localizar a Somoza en el
Paraguay.

Averiguaron en recortes periodísticos de la época que “Somoza vivía en la Avenida


Marisca López en Asunción y que cada vez que aparecía en la ciudad en un
limosina con chofer, lo acompañaba invariablemente un Ford Falcon rojo con
cuatro guardaespaldas adentro”.

Sin embargo, después confirmaron que Somoza había cambiado de domicilio.


Decidieron llamar “Eduardo” a Somoza, después que Susana y Francisco dieran –
tras seis días de exploración–, con la casa del dictador en Asunción, capital del
Paraguay.

Después que reubicaron la residencia de Somoza en la Avenida España, para los


primeros días de julio de 1980, habían logrado establecer un sistema de vigilancia
de la residencia, anotar los datos de las matrículas de los vehículos que usaba
Somoza y establecer el principal problema de la operación: Somoza tenía una
rutina completamente irregular.

COMPRAN KIOSKO DE REVISTAS PARA CHEQUEO

Somoza, quien vivía entonces con su amante Dinorah Sampson, tenía a su


disposición dos limosinas Mercedes Benz (una blanca y otra azul), un Falcon rojo
(para sus guardaespaldas) y un Cherokee Chief, de uso general.

Ramón narró a Alegría y Flakoll que la avenida donde vivía Somoza era muy
transitada, no había puestos naturales de observación, por lo que los chequeos
tuvieron que efectuarse desde un supermercado, dos estaciones de servicio y un
recorrido a pie de diez cuadras y de 45 minutos de duración.

Mientras los guerrilleros dirigidos por Ramón establecían el cerco de vigilancia


alrededor de Somoza, otro grupo integrado por los guerrilleros Pedro, Francisco y
Osvaldo, se encargaban de trasladar el buzón de armas desde la frontera
argentina, el cual después fue embuzonado en casas de seguridad utilizadas por
los guerrilleros.

El armamento para la operación incluía una bazuka, un M-16, un Ingram, entre


otros, que supuestamente habían sido comprados por los guerrilleros en el
mercado negro de armas del Paraguay y embuzonado cerca de la frontera del lado
argentino.

Después de cuarenta días de intentar ver a Somoza, Armando logra avistarlo


casualmente el 22 de julio de 1980. Como se tenía problemas con el “chequeo del
objetivo” Osvaldo ideó comprar un kiosco de venta de revistas a 250 metros de la
casa de Somoza, desde donde se mejoró la observación. Allí, Osvaldo vendía
revistas pornográficas a los policías con quienes hizo amistad sin que sospecharan
de él en lo absoluto.

Antes de que Armando viera a Somoza el 22 de julio, habían visto el Mercedes


blanco de Somoza y el Falcon rojo de sus guardaespaldas en varios restaurantes
de lujo en Asunción, por lo que estudiaron la posibilidad de efectuar el atentado en
dichos lugares. También pensaron alquilar un camión para vender verduras sobre
la Avenida España y esconder en el mismo las armas hasta que apareciera el
dictador.

Sin embargo, posteriormente descubrieron una entrada trasera a la casa de


Somoza por donde también salía su caravana. Pero el 21 de agosto de 1980,
Osvaldo no volvió a ver salir a Somoza de su casa desde su puesto de
observación en el kiosco de revistas.

EN LAS NARICES DEL EJERCITO PARAGUAYO

Cuando el grupo de guerrilleros se dio cuenta que los movimientos de Somoza


eran caprichosos por completo, descubrieron que uno de los pocos movimientos
previsibles era que “siempre salía de su casa en el Mercedes Benz, continuaba
recto por la Avenida España, en vez de doblar a un lado o al otro, en la
intersección donde estaban los semáforos”, narraron los guerrilleros a Alegría y
Flakoll.

Luego averiguaron que dos de las casas ubicadas sobre la Avenida estaban en
alquiler y rentaron una de ellas con la estratagema de que era para Julio Iglesias,
quien en su último disco había dedicado tres canciones al Paraguay. De ese modo
habían logrado establecer una base operativa sobre la ruta del dictador, rentada
por tres meses a $4,500 dólares.

Pero la Avenida España era un nido de víboras, según explicó Ramón a Claribel
Alegría y Bud Flakoll: “A 400 metros estaba el Estado Mayor del Ejército, a 300
metros la Embajada Norteamericana. Enfrente de la casa de Stroessner había una
custodia de seguridad permanente. Tuvimos que cuidar mucho de cada uno de
nuestros movimientos para no despertar la más mínima sospecha”.

SOMOZA REAPARECE EN ASUNCION

Después de 21 días de ausencia, Somoza reapareció en su Mercedes Benz azul,


escoltado una vez más por el Falcon rojo. Era el 10 de septiembre de 1980.

Los guerrilleros entonces decidieron los últimos detalles: compraron una camioneta
Chevrolet para la retirada –la cual no encendía bien cuando estaba fría–, que
permitía tener un amplio campo de fuego para quien iría en la tina.

Y para la mañana del 15 de septiembre, cada uno de los guerrilleros estaba listo
con sus respectivas armas: Armando con un Fal; Ramón con un rifle M-16 y 30
balas en el cargador, más una pistola Browning 9 milímetros. El arma del Capitán
Santiago era un RPG-2, la bazuka.

Según relataron los guerrilleros al matrimonio Flakoll y Alegría, la señal de Osvaldo


al ver la caravana de Somoza sería decir el color del auto en que vendría el
dictador, vía walkie-talkie. Luego, cada uno de los guerrilleros tendrían que salir de
la “Casa de Julio Iglesias” y apostarse en sus respectivos lugares en un lapso de
veinte segundos.

LLEGO LA "HORA CERO"

El miércoles 17 de septiembre de 1980, después de arreglar el problema de


comunicación de los walkie-talkie, ensayar la emboscada a Somoza y acordar
encender la camioneta cada hora para que funcionara al momento del escape, los
guerrilleros estaban en disposición de avanzar a sus posiciones en un lapso de
trece segundos, desde el interior de la “casa de Julio Iglesias”.

La “Hora Cero” llegó a las 10:35 de la mañana del 17 de septiembre de 1980,


cuando Osvaldo divisó su caravana desde el kiosco de revistas y transmitió la
señal convenida a los guerrilleros a través de los radio-comunicadores.

— “¡Blanco! ¡Blanco!”, dijo.

“Julio César Gallardo, antiguo chofer y guardaespaldas de Somoza, manejaba el


Mercedes. Atrás, junto al ex dictador iba Joseph Bainitin, su asesor económico de
nacionalidad norteamericana”, narran Alegría y Flakoll.

De acuerdo al plan convenido, Ramón se apostó con su M-16 en el jardín de la


“casa de Julio Iglesias”, mientras Armando salió con la camioneta Cherokee al
borde de la acera para estar listo a interceptar la caravana de Somoza. El
Mercedes Benz de Somoza estaba a unos cien metros detenido por el semáforo
en rojo, detrás de unos seis vehículos.
Cuando el semáforo dio luz verde, Armando calculó el tiempo para dejar pasar
unos tres vehículos e interceptar el Mercedes, mientras Ramón esperaba para dar
la señal de salir a Santiago con la bazuka.

En ese momento, ya no había marcha atrás.

FALLO PRIMER BAZUKAZO

Armando irrumpió en la calle con la Cherokee haciendo frenar una Volkswagen


Combi. “El Mercedes de Somoza frenó. Ramón escuchó un ruido detrás suyo, se
volvió y vio a Santiago luchando con la bazuka. Pensó que se había deslizado, que
se había caído; giró sobre sus talones, levantó el M-16 a la altura del hombro y
empezó a disparar”, narran Alegría y Flakoll.

El plan inicial señalaba que Santiago dispararía la bazuka primero por si el


Mercedes era blindado, pero se le atoró el proyectil y Ramón tuvo que abrir fuego.

Al fallar el primer tiro de la bazuka, Santiago se arrodilló, sacó el proyectil


defectuoso y la volvió a cargar, se puso de pie, tomó puntería de nuevo, pero no
disparó.

Según el relato de Claribel Alegría y Bud Flakoll, después de la primer ráfaga de


M-16, “la limosina de Somoza con el chofer ya muerto, se había ido a la deriva
hacia la casa operativa, deteniéndose junto a la cuneta, frente a Ramón, quien
metódicamente seguía disparándole al asiento trasero. La limosina no era blindada
y cada uno de los tiros entró a través de los cristales rotos de la ventanilla de atrás.
Ramón estaba tan cerca del Mercedes que un proyectil de bazuka en ese
momento lo hubiera matado”.

Según Ramón, en los siguientes instantes, la custodia de Somoza comenzó a


disparar, hasta que le dio la señal a Santiago para que disparara la bazuka.

“La explosión fue impresionante. (El techo y una puerta delantera del Mercedes
volaron en pedazos) Pudimos ver el auto totalmente destrozado y la custodia
escondida detrás de un murito de la casa de al lado. Ya no tiraban más”, recordó
Ramón.

Un testigo, el doctor Julio César Troche dijo minutos después al diario paraguayo
ABC, que “escuchamos una fortísima explosión que hizo temblar toda nuestra casa
y nosotros aún no queríamos mirar por el riesgo de ser alcanzados por una de las
ráfagas que el sujeto enmascarado de la Chevrolet azul, a quien a cada momento
se la caía la capucha, repartía a diestra y siniestra. Tras la explosión siguió
nuevamente el tiroteo. Después vino el silencio”.

El Mercedes Benz quedó destrozado, los trozos del cadáver del chofer de Somoza
quedaron en el pavimento a treinta metros, mientras Somoza y Bainitin quedaron
muertos en el asiento de atrás.

Armando, Ramón, Osvaldo y Santiago, huyeron en la camioneta Chevrolet azul,


pero a pocas cuadras tuvieron que abandonarla, pues no caminó más.
Interceptaron un Mitsubishi-Lancer placas 61915 sobre la calle América, según
relató su dueño Julio Eduardo Carbone, al ABC.

La radio comenzó a dar la noticia: “Le dispararon una bomba a un Mercedes


Blanco”. Quince minutos después estaba identificada la víctima: Anastasio Somoza
Debayle.

Mientras, los guerrilleros huían por rutas alternas. Todos, menos el Capitán
Santiago.
¿autor intelectual?

19 DE JULIO DEL 2001 / La Prensa

El “ajusticiamiento” de Somoza

Ya en el poder, el Frente sandinista hizo varios envíos de armas a Colombia,


tanto para el M-19 como para las FARC. “Se trataba de fusilería y armamento de
infantería, mucho RPG”, asegura Massetti. Guerrilleros de ese país también se
entrenaron en Nicaragua, en una escuela cerca de la Laguna de Xiloá

Según Jorge Massetti, fue Borge quien aprobó la operación, avalada además por
la Dirección Nacional del FSLN, integrada por los nueve comandantes de la
revolución sandinista.

El entrenamiento de los guerrilleros argentinos que participaron en la operación


contra Somoza se realizó en una quinta ubicada en el kilómetro ocho y medio de la
Carretera Sur, donde después funcionó el “Taller Alvarado”, que servía de
cobertura para el embuzonamiento de armamento, dice Massetti.

Él profundiza sobre el papel de la inteligencia cubana en la revolución sandinista.

— Jorge, al producirse la división política interna por diferencias ideológicas y de


liderazgo en el grupo de guerrilleros argentinos que había sido incorporado a la
Dirección Quinta de la Seguridad del Estado, ¿quiénes se quedan en Nicaragua y
quiénes se van a Paraguay para participar en la operación contra Somoza?

Un grupo se incorpora efectivamente a la operación de Somoza. Entre ellos está


“El Gordo” Sánchez. En cambio, “El Vasco Manuel” no participa directamente, pero
es el que hace la primera exploración para ubicar el lugar donde vive Somoza en
Asunción. Sí, participa el “Capitán Santiago” (Hugo Irurzún), quien muere en la
operación, junto a otros seis compañeros que pasaron por la escuela del Taller
Alvarado (entre ellos Enrique Gorriarán Merlo, que ya ha participado en la
operación contra el “Comandante Bravo”). Yo me fui antes de la operación contra
Somoza.

Sin embargo, estuvimos al tanto de la operación contra Somoza porque cuando


nos concentran en la casa donde funcionó después el “Taller Alvarado”, hay un
grupo que sabemos que es para hacer la operación con Somoza. Al irme, yo me
mantengo al tanto por medio de un contacto lateral con Renán Montero.

Habría que decir, incluso, que inicialmente el objetivo era “El Chigüín” y no
Somoza (Debayle). Lo que pasa es que con “El Chigüín” la operación era mucho
más difícil porque había que hacerla en Estados Unidos. Entonces, al ser ubicado
Somoza en el Paraguay se decide por Somoza.

Es sabido que las armas llegan por valija diplomática al Paraguay, todos los
recursos son de la inteligencia sandinista. Tomás Borge, como ministro del Interior,
es quien autoriza la operación contra Somoza. Ya en ese momento Lenín Cerna es
jefe de la Dirección General de la Seguridad del Estado del Ministerio del Interior, o
sea, que Lenín Cerna está muy vinculado a esta operación.

“Yo recuerdo que para esta operación, como yo había hecho los cursos de
métodos conspirativos, me mandan a hacer un curso de piloto de avioneta en Los
Brasiles, a una escuela privada de cursos para fumigación, y recuerdo que quien
me daba el dinero para pagar esos cursos era directamente Lenín Cerna”.
— Cuando se da el bazukazo contra Somoza, estás en México… ¿Cómo te
enteraste de la participación de tus compañeros argentinos en la operación?

Me enteré por medio de los periódicos, a los tres días identifican al “Capitán
Santiago”, de modo que nos damos cuenta de que, efectivamente, eran ellos (los
argentinos bajo el mando de Gorriarán Merlo), y también identifican a una mujer
del comando. Siempre quedó la duda de qué había pasado allí, porque a Santiago
lo identifican muy rápido, y si bien sus características físicas llaman la atención en
Paraguay, no era para que lo hubieran identificado tan rápidamente. Todo el
equipo que participa en esta operación está en la casa del “Taller Alvarado”, todos
se entrenan allí y les preparan la documentación”.

— ¿Qué tipo de entrenamiento y preparación habrían recibido los miembros del


comando?

Se recibe un entrenamiento básico: “Primero, de métodos conspirativos que es una


formación de una suerte de agente clandestino. Es decir, planes para controlar
chequeo, realización a su vez de chequeo a terceros, planes para ubicar objetivos,
comunicaciones, buzones, pases rápidos, carga y descarga, escondrijos, también
se les entrenó en tiro. A “Santiago” se le puso a tirar muchos lanzacohetes RPG–7
y RPG–2 para que no fallara en eso”.

— ¿Por qué estás en México cuando se da esta operación?

Porque estaba buscando contacto con el EGP de Guatemala para irme a pelear
allá, había obtenido el contacto a través de la Embajada cubana, y el EGP me
había planteado el traslado a México, ya que por esa vía entraríamos.

La inteligencia cubana en Nicaragua

— ¿Cómo podríamos definir el papel de la inteligencia cubana en Nicaragua?

Teniendo en cuenta quién era Renán Montero, y además quiénes eran los
asesores, la Dirección General de la Seguridad del Estado cubano es la que hace
a la Dirección General de la Seguridad del Estado Sandinista. Sus oficiales son
formados en Cuba, además, que todos los altos jefes cuentan con asesoría
cubana y también algunos oficiales del MINT son entrenados en Bulgaria y
Alemania Democrática. Pero incluso, estos vínculos con Bulgaria y Alemania
Democrática se consiguen también a través de Cuba. Recordemos que es Cuba la
que tiene el vínculo más estrecho con el mundo socialista.

— ¿Cómo se desarrollaba la relación de los sandinistas con los grupos guerrilleros


latinoamericanos?

Allí también se daba una duplicidad parecida a la que se da en Cuba. Es decir, a


cargo de la relación política con estos grupos está el Departamento de Relaciones
Internacionales (DRI). En Cuba, por ejemplo, la relación política con los
movimientos guerrilleros latinoamericanos la llevaba el Departamento de América,
que dependía del Partido Comunista cubano. El jefe del Departamento de América
era Manuel Piñeiro. En general, los entrenamientos a la guerrilla latinoamericana
se realizaban en Cuba más que en Nicaragua”.

— ¿Qué grupos guerrilleros son los más beneficiados por el FSLN?

Hay relación con todos los grupos guatemaltecos, salvadoreños, con las FARC, el
M-19 y el ELN de Colombia, con el ERP y los montoneros de Argentina, yo diría
que con casi todos los grupos guerrilleros latinoamericanos. No me consta que
existiera relación con Sendero Luminoso, pero había lazos muy estrechos con el
MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru), incluso el MRTA colabora con la
Dirección Quinta de la Seguridad del Estado: con documentación para operar,
informes de situación operativa y tráfico de armamentos. Hacia Colombia se
hicieron varios envíos de armas tanto para el M-19 como para las FARC. Se
trataba de fusilería y armamento de infantería, muchos RPG. Hubo entrenamientos
en Nicaragua, había una escuela, por ejemplo, que tenía las tropas especiales
cerca de la Laguna de Xiloá. Pero en general, el entrenamiento más a fondo se
daba en Cuba. Llegaban a Nicaragua como brigadistas a los cortes de café, y
desde allá tomaban un vuelo regular para La Habana, donde no había control de
documentación ni nada para ellos.

— Lógicamente, los sandinistas proveían de documentación --pasaportes


nicaragüenses-- a la guerrilla latinoamericana.

Efectivamente, ahí se dio lo que después se llamó “la piñata de los pasaportes”.
Nicaragua, incluso, facilitó nacionalidad. Si ves, por ejemplo, los vascos que
estaban al frente del buzón de Santa Rosa estaban todos con documentación
otorgada por el gobierno sandinista nicaragüense. Igualmente se le dio facilidades
a la gente de ETA, la cual colaboró mucho con la Dirección Quinta, sobre todo en
documentación y cursos para la fabricación de explosivos, además de haber
participado activamente: uno de los primeros atentados a Edén Pastora lo intenta
hacer en San José, Costa Rica, un etarra al que llamaban “El Pistolas”. Ese
atentado fracasó. Fracasa después otro que le monta uno que estaba como
diplomático en Costa Rica. Y después, fracasó el de La Penca, donde Edén sale
herido y mueren cinco periodistas”.

MASSETTI Y "BARBARROJA"

- Jorge Massetti, de origen argentino, es hijo de Ricardo Massetti, un guerrillero y


periodista argentino que tuvo una profunda amistad con el “Che” Guevara. Massetti
padre, fundador de Prensa Latina, murió en Santa Argentina, como jefe de una
columna guerrillera, en 1964.

- Cuando su padre murió, Jorge tenía nueve años y residía en Cuba, donde su
padre había entablado amistad con el “Che” Guevara y Fidel Castro, al dar
cobertura periodística al triunfo de la revolución cubana, en la Sierra Maestra,
incluso.

- Fue Manuel Piñeiro, alias “Barbarroja”, quien dio a Massetti la noticia de la


muerte de su padre y luego se ocuparía de su educación, así como se ocupaba de
la de los otros hijos de guerrilleros muertos en América Latina.

- Piñeiro fue jefe del Departamento de América e introdujo a Massetti en los


trabajos de inteligencia que se desarrollaban en el mismo, era, además, encargado
de las relaciones políticas con las guerrillas latinoamericanas. Es en este contexto
que Massetti es preparado militarmente en Cuba, y luego viajó a Nicaragua como
parte de un grupo de seis guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP),
en mayo de 1979, para luchar junto a los guerrilleros argentinos, pero siempre
vinculado al Departamento de América.

- Más tarde, al romper con los servicios cubanos en 1989, cuando es fusilado su
suegro Antonio de la Guardia, se dedica a escribir sus memorias en el libro “El
furor y el delirio”, y a ejercer el periodismo. A la vez, su esposa, Ileana de la
Guardia, escribirá un libro sobre la vida de su padre, titulado “El nombre de mi
padre”.

MARTES 19 DE SEPTIEMBRE DEL 2000 / La Prensa


Comando guerrillero tuvo desenlace fatal
Quedaron marcados por una cruz trágica. Tres de ellos murieron: Hugo Irurzún,
Roberto Sánchez Nadal y “Susana”, mientras “Ramón”, Enrique Gorriarán Merlo,
está condenado a cadena perpetua en una prisión argentina de máxima
seguridad
Sólo tres están libres, pero viven virtuamente en la clandestinidad, ocultos en el
anonimato

Primer plano del Mercedes Benz con el techo desintegrado y las dos puertas
delanteras destruidas. LAPRENSA/HOYEXTRA del 17 de Septiembre de 1980.
Eduardo Marenco
SEGUNDA ENTREGA.- Veinte años después del atentado, el destino de los
guerrilleros del comando que puso fin a la vida del dictador Anastasio Somoza
Debayle, está marcado por la tragedia. Tres de ellos están muertos, uno en la
cárcel y, tres más se ocultan en el anonimato. Para estos últimos, la fuga aún no
termina.

Después del bazukazo mortal, registrado a las 10:35 de la mañana del 17 de


septiembre de 1980, en Asunción Paraguay, “Santiago”, “Armando” y “Ramón”
huyeron despavoridos en la vieja camioneta Chevrolet sin placas, a la cual no
pudieron borrarle el número del chasis para dificultar su identificación.

Pero a los treinta metros la camioneta se negó a caminar y tuvieron que bajar
rápidamente, detener un Mitsubishi Lancer y arrebatárselo a su dueño. Casi no
cabían en el vehículo.

Cerca del cementerio de Asunción hicieron la primera parada, para recoger un


vehículo escondido. Allí se bajó “Santiago” (Hugo Irurzún), a la espera de
“Osvaldo”, quien llegaría a ese punto de reunión tras abandonar el kiosko de
revistas desde donde anunció al comando la llegada del Mercedes blanco de
Somoza.

De acuerdo a los testimonios de los miembros del comando que quedaron con
vida, recogidos en el libro “Somoza: Expediente cerrado”, los guerrilleros “Osvaldo”
y “Santiago” se reunieron y viajaron juntos hasta Italramada, zona fronteriza del
Paraguay, donde se despidieron. De ahí huyó “Osvaldo”, en una lanchita rumbo a
Argentina.

La segunda parada del Mitsubishi fue para dejar a “Ramón” (Enrique Gorriarán
Merlo) a una cuadra de un hotel donde lo esperaba “Julia”. En tanto “Susana” se
encontró con “Armando” (Roberto Sánchez Nadal) en el estacionamiento de un
centro comercial.

AUTORIDADES PARAGUAYAS IDENTIFICAN AL "CAPITAN SANTIAGO"

A fines de agosto, antes del operativo, “Ana” salió del Paraguay rumbo a Río de
Janeiro y regresó por vía aérea el 18 de septiembre, un día después del atentado,
para encontrarse con “Santiago”, de acuerdo a lo planificado. Sin embargo, en
Asunción se enteró que “Santiago” estaba plenamente identificado diez horas
después del atentado, es decir desde las ocho de la noche del día anterior.

“Yo sabía que él estaba en peligro. Pese a todos los planes que habíamos hecho,
nunca se nos ocurrió que al otro día iba a estar él tan quemado”, recordó “Ana,
durante la conversación con Claribel Alegría y Bud Flakoll, autores del libro
testimonial.

El “capitán Santiago” era alto y de barba rojiza, fácilmente identificable en


Paraguay, donde el ciudadano típico es bajo y de rasgos indígenas.

Cerca de las diez de la noche del 18 de septiembre, “Ana” escuchó en la radio que
en Lambaré (un residencial), las autoridades paraguayas se habían enfrentado a
tiros con “Santiago” y lo habían abatido de quince disparos. La guerrillera quedó
conmovida.

“Lo describen a él, describen cómo estaba vestido, filman la casa y muestran los
sillones donde estaban escondidas las armas, el pasaporte uruguayo, los cuatro
mil dólares y los sellos con que yo iba a arreglar el pasaporte de Santiago”, refiere
“Ana”.

“Santiago” fue acribillado en la casa de seguridad del comando guerrillero,


después que volviera a la misma. Nadie ha logrado explicar porqué todavía
permaneció ahí durante la noche del día siguiente.

Lo identificaron: Hugo Irurzún, del Ejército Guerrillero de los Pobres (ERP). Había
también un identikit bastante exacto de “Julia”, pero la Policía argentina se
equivocó y la identificó como a Silvia Mercedes Hodgers, una ex militante del ERP
que vivía en México en ese momento.

STROESSNER EMPRENDIO FEROZ CACERIA

Los identikis fueron publicados en los periódicos locales, ofreciendo una


recompensa de cuatro millones de guaraníes a quien diera información sobre ellos,
una cantidad inimaginable para ese entonces.

Alegría y Flakoll recuerdan en su libro testimonial, que “Susana y Armando pronto


se dieron cuenta de que el presidente Stroessner había lanzado la mayor caza de
hombres en la historia de Paraguay. Cerró totalmente las fronteras del país como
un barón feudal que le echa candado a las puertas de su castillo, para que nadie
entrara o saliera”.

Sin embargo, poco después lograron atravesar la frontera con Argentina. Luego,
accidentalmente, “Susana” y “Armando” (Roberto Sánchez Nadal), se reunieron
con “Osvaldo” en el mismo avión a Madrid, quien se sentó cuatro asientos adelante
de ellos.

Mientras tanto, a “Julia” y “Ramón” (Enrique Gorriarán Merlo) les registraron el auto
y tuvieron que pasar por tres retenes diferentes y se quedaron en un poblado cerca
de la frontera con Brasil, mientras la misma era abierta semanas después. Por su
parte, “Ana” también huyó a Brasil y luego se reunió en Madrid con los demás.

“Julia”, plenamente identificada por la Policía, se salvó por un pelo.

Veinte años después de aquella acción guerrillera, “Ana”, “Julia” y “Osvaldo” viven
bajo el anonimato (una manera de seguir huyendo), y “Ramón” permanece
encarcelado.

Según Claribel Alegría, “Susana” también murió en el ataque a La Tablada, junto a


“Armando”.

POLICIA PARAGUAYA DENUNCIO "CONEXION NICARAGUA"

Según el entonces Jefe de Investigaciones de la Policía del Paraguay, Pastor


Coronel, las armas utilizadas en el atentado al general Anastasio Somoza Debayle
provenían de Nicaragua y los guerrilleros habían sido entrenados en nuestro país.
Sin embargo en ese entonces, oficialmente, el gobierno de Nicaragua rechazó
cualquier involucramiento o nexo con el comando que perpetró la muerte de
Anastasio Somoza Debayle.

En una entrevista con el diario “Hoy”, Pastor Coronel sostuvo esta tesis.

Hoy: ¿Usted dice que los autores morales del atentado serían los sandinistas?
Pastor Coronel: “Que este hombre (Hugo Irurzún) vino de Nicaragua ya lo
sabemos; que las armas vinieron de Nicaragua ya lo sabemos. Es de suponer que
de allí vino todo para que esto se llevara a cabo”.

¿LUCHA POR LA HERENCIA DE SOMOZA DEBAYLE

Desde el 19 de septiembre de 1980, los diarios paraguayos comenzaron a informar


de la batalla legal que se avecinaba entre Dinorah Sampson y los hijos de Somoza
Debayle por la herencia del dictador.

Somoza había comprado más de 16,000 hectáreas de tierras en Paraguay, hacía


negocios en ese país por medio de la sociedad anónima “Inversora Paraguaya
S.R.L.” y tenía bienes transferidos a dos compañías: el Gran Caimán y Spectre
Limited, con sede en Las Bahamas.

Su capital se calculaba entonces en unos 80 millones de dólares.

Somoza tenía planeado iniciar el cultivo del algodón en Paraguay, usando un


sistema de irrigación artificial.

También con este artículo:

“Ramón” está condenado a cadena perpetua.

“Armando” murió en el asalto a “La Tablada”.

MARTES 19 DE SEPTIEMBRE DEL 2000 / La Prensa

“Ramón” está condenado a cadena perpetua

En los años ochenta, Gorriarán Merlo vivió en Managua, vinculado a los órganos
de inteligencia sandinistas, que jefeaba el Coronel cubano Renán Montero,
teniendo como domicilio fijo una casa en Villa Fontana, cerca de la rotonda
General Omar Torrijos Herrera, a pocos metros del domicilio de Jacinto Suárez, ex
jefe de inteligencia y actual diputado del Parlamento Centroamericano (Parlacén)

Vista del interior del Mercedes Benz de Somoza. El manubrio quedó totalmente
desbaratado. (Derecha) Enrique Gorriarán Merlo. LAPRENSA/ARCHIVO.

Eduardo Marenco
Veinte años después de comandar el atentado a Somoza, el ex guerrillero
argentino Enrique Gorriarán Merlo, se encuentra condenado a cadena perpetua en
su país natal, acusado de dirigir el asalto al cuartel militar “La Tablada”, en la
capital argentina, que dejó un saldo de 39 muertos, la mayoría de ellos
combatientes.
El asalto al cuartel “La Tablada”, en Buenos Aires, fue realizado por el grupo
guerrillero “Movimiento Todos por la Patria” (MTP), en enero de 1989, durante los
últimos días de la presidencia de Raúl Alfonsín.

En dicho asalto –entre otros— murieron “Susana” y “Armando” (Ver nota aparte),
dos guerrilleros argentinos que participaron en el atentado al dictador Anastasio
Somoza Debayle, perpetrado 20 años atrás en la capital paraguaya.

Gorriarán Merlo, de origen argentino, nació el 19 de octubre de 1941 en San


Nicolás, una de las últimas provincias de Buenos Aires. Estudió Ciencias
Económicas y llegó a ser miembro de la dirección del Partido Revolucionario de los
Trabajadores (PRT).

En 1971 cayó preso, siendo confinado hasta la Patagonia en el penal de Rawson.


Al salir en libertad, pasó a la clandestinidad y se unió a la guerrilla en Tucumán, en
la Compañía de Monte “Ramón Rosa Jiménez”, donde la mayoría fueron
exterminados por el ejército argentino.

Después viajó a Nicaragua, donde se integró al Frente Sur. Posteriormente se


integró a las fuerzas armadas y de inteligencia, donde entre otras acciones,
participó en la ejecución del “Comandante Bravo”, Pablo Emilio Salázar, en
Honduras. “Bravo” era el principal lugarteniente de Somoza.

En los ochenta fundó el Movimiento Todos por la Patria (MTP), que intentó tomar
por asalto el cuartel militar “La Tablada”. Murieron 39 personas, siendo ejecutados
varios guerrilleros por miembros del ejército argentino.

El 28 de octubre de 1995, mientras permanecía residiendo en México, la


inteligencia argentina lo detectó y lo detuvo en Tepostlán, México. Fue extraditado
a Argentina y guarda prisión desde entonces, condenado a cadena perpetua por el
asalto a “La Tablada”.

En los años ochenta, Gorriarán Merlo vivió en Managua, vinculado a los órganos
de inteligencia sandinistas, que jefeaba el Coronel cubano Renán Montero,
teniendo como domicilio fijo una casa en Villa Fontana, cerca de la rotonda
General Omar Torrijos Herrera, a pocos metros del domicilio de Jacinto Suárez, ex
jefe de inteligencia y actual diputado del Parlamento Centroamericano (Parlacén).

MENSAJE DE SOLIDARIDAD DE DANIEL ORTEGA

De acuerdo a testigos presenciales, Gorriarán Merlo permanece recluido bajo un


sistema de máximo cuidado, que lo mantiene aislado de los otros prisioneros, en
una celda donde dispone de ciertas condiciones y un pequeño patio para caminar.
Entre otras cosas mantiene una biblioteca, donde conserva libros como “El
Capital”, de Carlos Marx.

Desde su detención y condena, el Secretario General del FSLN, Daniel Ortega,


abogó ante el gobierno argentino por la libertad de Gorriarán Merlo, bajo la figura
de una amnistía política.

En la actualidad, Gorriarán Merlo y el resto de trece reos de “La Tablada”,


reanudaron una huelga de hambre la semana pasada demandando que el
Congreso argentino apruebe una ley que admita un recurso de revisión del
proceso judicial que los condenó a cadena perpetua hace once años, lo cual les
permitiría alcanzar la libertad.

Gorriarán Merlo no sería beneficiado por el proyecto de ley presentado por el


diputado aliancista Rafael Torres Molina, según reportes del diario El Clarín de
Argentina. Los favorecidos serían: Miguel Aguirre, Alberto Díaz, Roberto Felicetti,
Isabel Fernández de Mesutti, José Moreyra, Carlos Motto, Sergio Paz, Néstor
Rodríguez y Claudio Veiga.

Asimismo, el sacerdote Juan Antonio Puigjané, quien cumple una condena de


veinte años y actualmente sufre prisión domiciliaria, y los hermanos Ramos, que
cumplen su pena en España por tener nacionalidad española.

Los reos de “La Tablada” ya habían protagonizado este año una primera huelga de
hambre de 46 días, entre el 29 de mayo y el 13 de julio, la cual suspendieron luego
que un grupo de legisladores se comprometieran a discutir el proyecto ley en el
Congreso argentino.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de


Estados Americanos (OEA), ha insistido ante el gobierno argentino que los reos
tienen derecho a una instancia de apelación del juicio por el que fueron
condenados, en octubre de 1989.

De aprobarse la Ley en el Congreso, los presos dejarían de ser condenados para


convertirse en procesados con 11 años de proceso y esto permitiría su
excarcelación. Así estarían incluidos en el “2x1”, régimen que considera cada año
de prisión durante el proceso como el equivalente a dos años de condena
cumplida, explican los reportes de El Clarín.

El martes 12 de septiembre pasado, los familiares de los reos se reunieron con el


secretario privado del presidente Fernando de la Rúa, para reiterar su reclamo por
la nueva ley que permita a los acusados una revisión de sus condenas.

De la Rúa fue uno de los impulsores de la “Ley de Defensa de la Democracia”, la


cual fue aplicada a los condenados de “La Tablada”, sin derecho a apelación.

MARTES 19 DE SEPTIEMBRE DEL 2000 / La Prensa


“Armando” murió en el asalto a “La Tablada”

Sánchez Nadal, nacido en Francia, fue miembro de una generación que vivió “la
efervescencia de boinas negras y estrellas rojas”, recuerda su hermana, Aurora
Sánchez Nadal, periodista del extinto diario “Barricada”
De Francia partió a Nicaragua a apoyar la revolución sandinista porque el FSLN
había pedido ayuda a revolucionarios de otros países. Fue guerrillero del Frente
Sur y después uno de los fundadores de la Policía Sandinista

el Che Gordo, Roberto Sánchez Nadal.


Eduardo Marenco
Roberto “El Gordo” Sánchez Nadal, quien usó el seudónimo “Armando” durante la
conspiración para matar al dictador Anastasio Somoza Debayle, murió nueve años
después en enero de 1989, durante el fallido asalto al cuartel militar “La Tablada”,
ubicado en Buenos Aires.
“Armando” fue el encargado de bloquear, con la vieja camioneta Chevrolet, el paso
del Mercedes Benz blanco de Somoza para que “Ramón” y “Santiago” atacaran la
caravana con la ametralladora M-16 y una bazuka, respectivamente.

Sánchez Nadal, nacido en Francia, fue miembro de una generación que vivió “la
efervescencia de boinas negras y estrellas rojas”, recuerda su hermana, Aurora
Sánchez Nadal, periodista del extinto diario “Barricada”.

“Llegó un momento que en Argentina fue una moda usar barbas, boinas y
estrellas. Después se dieron cuenta que la moda les costaba la vida”, comenta.

“Armando” ingresó a la guerrilla a principios de los setenta, cuando los


movimientos guerrilleros en América Latina se reprodujeron bajo la influencia de la
revolución cubana, la vida y martirio del Che Guevara y las ideas de su libro
“Guerra de Guerrillas”.

Sánchez Nadal se vinculó al Ejército Guerrillero del Pueblo (ERP), el brazo armado
del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), de Argentina, y fue
encarcelado en el país sudamericano durante tres años y medio.

SE DESPIDIO EN 1988

“El era radical. Le golpeó la miseria del norte de Argentina donde trabajaba de
camionero, conoció la niñez prostituida y los infantes cuya última gota de leche que
tomaron fue de la teta de la madre porque no pudieron probarla más. Ingresó al
ERP sin pasar antes por ningún adoctrinamiento ideológico”, dice Sánchez Nadal.

Al ser encarcelado fue “torturado salvajemente”por las autoridades argentinas.

Después de tres años y medio de encarcelamiento, fue liberado a solicitud del


gobierno francés que reclamaba al gobierno argentino la desaparición de tres
monjas francesas.

“El gobierno argentino no les podía dar las monjas porque estaban muertas. De
manera que los dos gobiernos acordaron liberar a cuatro presos vinculados a
Francia. Mi hermano nació en Francia y mi mamá era francesa. El gobierno los
atendió muy bien, les dio todo lo que necesitaban, pero él me decía a mí que no
moriría de viejo mirando televisor a colores”.

De Francia partió a Nicaragua a apoyar la revolución sandinista porque el FSLN


había pedido ayuda a revolucionarios de otros países. Fue guerrillero del Frente
Sur y después uno de los fundadores de la Policía Sandinista.

NO SE VANAGLORIABA

Aquel septiembre de 1980 será inolvidable para Aurora Sánchez.

“Me encontraba en Barcelona cuando se escuchó por la radio que habían


ajusticiado a Somoza. Yo no sabía quiénes estaban allí pero me alteré y me alteré
más al día siguiente, cuando dijeron que estaban involucrados argentinos”, refiere.

“Después lo vi en Nicaragua a donde solía regresar por sus amistades sandinistas.


No le gustaba hablar de lo de Somoza. Ni se vanagloriaba de ello. Me decía que
era necesario hacerlo y punto. Me decía: “Tampoco lo hice por dinero”. La prueba
está que murió como había vivido, sin nada, sin casa siquiera”.

En agosto de 1988, fue la última vez que lo vio antes del asalto a “La Tablada” de
enero de 1989.

— “¿Cuándo nos volveremos a ver?”, le dijo.


— “Vos sabés cómo es mi oficio. Puede ser la semana que viene, como nunca
más. Lo único que te pido es que no hagás la locura de acarrear huesos míos en
un avión, yo en avión viajo vivo”.

“Ahora que posiblemente reconozcan sus restos, no sé que hacer con ellos”, se
lamenta Sánchez.

¿DONDE QUEDARON SUS CADAVERES?

Aurora Sánchez perdió a su hijo y a su hermano durante el asalto al Cuartel “La


Tablada” en enero de 1989. Su hijo, Iván Ruiz Sánchez, fue aprehendido durante
el asalto y después fusilado, a los veinte años de edad. Sus restos fueron
identificados hace pocas semanas, once años después.

- “Para mí La Tablada fue una pesadilla y sigue siendo una pesadilla. Fue algo
inexplicable, a mí se me llevó a mis dos hombres: a mi hermano y a mi hijo: La
Tablada, aparte de ser la tumba para muchos, la cárcel para otros, fue una ilusión
perdida”, dice Aurora Sánchez.

- Ella describió el drama de su familia en el libro “Los Indalos: Viajeros a la


eternidad”, publicado en agosto de 1998.

- En la actualidad, los restos de su hermano están a punto de ser identificados,


para lo cual viajó a Argentina a dar muestras de sangre para que los antropólogos
identificaran el ADN.

- “Mi hermano se reía de todo. Por eso puse en el libro que él disfruta ahora de las
manos de la antropóloga cuando le acarician el fémur y la tibia. El se hubiera reído
de eso. Era de esas personas que se comían la vida. Amaba Nicaragua”.

- Mientras, en Buenos Aires, donde fue el cuartel militar La Tablada, se está


construyendo un supermercado.

MIéRCOLES 20 DE SEPTIEMBRE DEL 2000 / La Prensa


Atentado a Somoza puso en aprietos a Carter

Cinco días antes, el 12 de septiembre de 1980, el Presidente de Estados Unidos


había asegurado al Congreso que el directorio sandinista no colaboraba ni
apoyaba a terroristas. El bazukazo en Paraguay obligó a la Administración
demócrata a redefinir la ayuda bilateral a Nicaragua, según documentos
desclasificados en poder de LA PRENSA

El Presidente Jimmy Carter se vio en apuros en septiembre de 1980, ya que cinco


días atrás había certificado que las autoridades nicaragüenses no estaban
involucradas en actos terroristas. LA PRENSA/ARCHIVO.

Eduardo Marenco

TERCERA Y ULTIMA ENTREGA.- El 12 de septiembre de 1980, cinco días antes


del atentado contra Anastasio Somoza Debayle en Asunción, el Presidente de
Estados Unidos, Jimmy Carter, certificó al Congreso de su país que el gobierno de
Nicaragua no se involucraba en “actividades terroristas”.

La certificación presidencial permitió que el Congreso apoyara el desembolso de


45 millones de dólares en ayuda exterior a Nicaragua.

Sin embargo, horas después del atentado a Somoza, llovieron reportes al


Departamento de Estado de un posible involucramiento del directorio sandinista,
provocando que los asesores de Carter le sugirieran al mandatario demócrata re-
evaluar la certificación a Nicaragua.

“El asesinato de Somoza ha hecho crecer las preguntas acerca de la necesidad de


re-examinar la certificación del presidente del 12 de septiembre, de que Nicaragua
no está envuelta en actividades de terrorismo”, dice un memorándum enviado por
William Bowdler Asistente para Asuntos Interamericanos, al Secretario de Estado,
Warren Christopher.

El memo de Bowdler forma parte de un paquete de documentos del Departamento


de Estado y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), considerados “Secretos” y
“Confidenciales”, a los cuales tuvo acceso LA PRENSA. Sin embargo, sobre el
asesinato de Somoza Debayle solamente se han desclasificado dos.

MEMO DE BOWDLER

Un primer documento es el Memo de William G. Bowdler al Secretario de Estado,


en el cual señala que “el asesinato de Somoza ha hecho crecer las preguntas
acerca de la necesidad de re-examinar la certificación del Presidente del 12 de
septiembre de que Nicaragua no está envuelta en actividades de terrorismo”.

Bowdler, Asistente para Asuntos Interamericanos, sostuvo en el documento que


aún cuando las autoridades del Paraguay advertían de un posible vínculo entre el
gobierno de Nicaragua y el atentado a Somoza, las evidencias no eran suficientes
ni conclusivas para señalar a la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional
(JGRN) de apoyar actividades terroristas.

Por tanto, recomendó llegar a un acuerdo de préstamo financiero con el gobierno


de Nicaragua en base a la certificación otorgada por el presidente Carter, mientras
el gobierno de Estados Unidos continuaba recabando posibles evidencias de
vínculos terroristas.

“Si aumentan las evidencias conclusivas alrededor del involucramiento de la Junta


de Gobierno en conexión con investigaciones adicionales sobre el asesinato (de
Somoza), el Presidente debería (estaría obligado a) finalizar la asistencia en ese
momento”, sugirió Bowdler.

De acuerdo a los archivos del Departamento de Estado, Bowdler, un oficial de


carrera del Servicio Exterior Norteamericano, asumió el cargo de Asistente del
Secretario de Estado para Asuntos Interamericanos el 17 de diciembre de 1979 y
concluyó el 16 de enero de 1981, ya que para esa posición fue nombrado Thomas
Enders.

OTRO MEMO EN DICIEMBRE

El segundo documento “Secreto” desclasificado es el No. 82 DOS01047A RSA, en


el cual se recomendó analizar y evaluar las posibles evidencias de que la Junta de
Gobierno apoyara actividades terroristas, así como la posibilidad de que estuvieran
supliendo de armas y de entrenamiento a la guerrilla salvadoreña.

El documento de dos páginas, de carácter “Secreto”, es un anexo de un


memorándum dirigido al embajador Neumann de parte de Anthony C.E. Quainton,
con fecha del 9 de diciembre de 1980. Está respaldado con el membrete del
Departamento de Estado.

Al respecto, cabe señalar que de acuerdo a la legislación de asistencia exterior


norteamericana, aprobada en 1961, se establece que para otorgar ayuda a otro
país, el Presidente de Estados Unidos tiene que emitir un certificado al Congreso
de Estados, planteando que ese país objeto de colaboración bilateral, no coopera
ni brinda refugio a alguna organización terrorista internacional. Menos aún, que
apoyara actos de terrorismo en otros países.

En el caso de Nicaragua, el Presidente Carter hizo la certificación el 12 de


septiembre de 1980, cinco días antes del atentado, en base a la Sección 536 (g)
del “Foreign Assitance Act” de 1961.

Los asesores del presidente Carter le propusieron vigilar cuidadosamente que el


gobierno de Nicaragua cumpliera con lo acordado –no apoyar actividades
terroristas- ya que de lo contrario la ayuda debería ser cancelada.

EXONERADOS POR FALTA DE EVIDENCIAS

“Basados en la falta de evidencia que demuestre lo contrario, los Estados Unidos


concluyen que la Junta de Gobierno no ha apoyado directamente actividades
terroristas. El 12 de septiembre el presidente Carter envió al Congreso la
certificación requerida. Esta certificación permite al Congreso desembolsar los
primeros 45 millones de dólares de ayuda a Nicaragua de un paquete de US$75
millones”, señala el documento.

Agrega, sin embargo, “que indicativos del apoyo sandinista a actos de violencia y
terrorismo continúan saliendo a luz, como es el caso del asesinato del ex
presidente Anastasio Somoza. Mientras reportes recibidos vinculan a la Junta de
Gobierno de Reconstrucción Nacional con el asesinato, la evidencia presentada no
ha sido suficientemente conclusiva para demostrar un involucramiento directo de
parte del gobierno de Nicaragua. Al mismo tiempo que los reportes del apoyo de la
Junta de Gobierno a actividades terroristas incrementan, la posibilidad de que sean
una “cortina de humo” también se incrementan”.

CARTER DESEMBOLSO US$45 MILLONES

Sin embargo, a pesar de los indicios de un posible involucramiento del directorio


sandinista en el atentado, los asesores del presidente Jimmy Carter no
recomendaron revocar la certificación presidencial ante el Congreso para
desembolsar los primeros 45 millones de dólares de ayuda a Nicaragua,
amparándose en la versión oficial de las autoridades policiales del Paraguay. Pero,
sí recomendaron condicionar la ayuda exterior a Nicaragua, sujeta a un constante
monitoreo.

Cuando asumió la presidencia el republicano Ronald Reagan, el paquete de ayuda


a Nicaragua fue suspendido. El gobierno de Estados Unidos no ha desclasificado
ningún documento que señale evidencias concretas del involucramiento de la
Dirección Nacional del FSLN o de la Junta de Gobierno en el asesinato de
Somoza.

Operación Reptil: el ocaso de Somoza.

Publicado el 28 enero, 2016 por primeraxlinea


Somoza fué un dictador apoyado y financiado por EEUU, que sometió a Nicaragua a oscuros años de
dictadura y corrupción, provocando miles de muertos hasta su derrocamiento por el Frente Sandinista de
Liberación Nacional, con la llegada de la revolución huyó del país en dirección a Miami, después se
establecería en Bahamas y finalmente en Paraguay, donde un grupo de guerrilleros seguiría sus pasos para
darle caza en la denominada Operación Reptil.

Según el testimonio que los guerrilleros argentinos brindaron a Claribel Alegría y D.J. Flakoll, la posibilidad
de que el dictador muriera de viejo en un exilio dorado les provocaba asco.

“Da rabia pensar que ese criminal está gozando de sus millones en Paraguay”- decía Armando-.

— “¡Ah no!, -añadió-, sería una vergüenza histórica permitir que ese asesino se muera tranquilamente en su
cama de tanto beber guaro”.

“Ramón”, “Armando”, “Francisco y “Santiago”, habían combatido con la guerrilla sandinista en el Frente Sur
“Benjamín Zeledón”, como integrantes de una columna guerrillera de internacionalistas que se enfrentó a la
Guardia Nacional en la zona de Rivas y San Carlos, Río San Juan, durante la ofensiva militar contra el
régimen somocista. Al ser derrocado Somoza, los guerrilleros argentinos se reencontraron en la recién
bautizada “Plaza de la Revolución” el 19 de julio, en medio del júbilo del pueblo nicaragüense que celebraba
el derrocamiento de la dictadura de los Somoza. Las guerrilleras argentinas, Julia, Ana y Susana, llegaron
en avión horas después, reuniéndose con sus compañeros por pura casualidad en las cercanías del
Hospital Militar de Managua, cuando se decidieron a acabar con Somoza Debayle, durante una
conversación en Los Gauchos, los guerrilleros argentinos se dedicaron a prepararse militarmente y obtener
información de inteligencia sobre los pasos del dictador. Tras huir de Nicaragua el 17 de julio de 1979,
Somoza Debayle –quien se jactaba de comunicarse mejor en inglés que en español–, apenas tuvo tiempo
para permanecer en Miami varias horas antes que el ex Presidente Jimmy Carter le hiciera saber que era
non grato en ese país. Inició así un peregrinaje que lo llevó a Panamá y finalmente a Paraguay, donde el
dictador Alfredo Stroessner le ofreció asilo político.

SOMOZA CAMBIO DE DOMICILIO

Según el relato que los guerrilleros hicieron a Flakoll y Alegría, el “Capitán Santiago” estableció las máximas
de la operación: “entrar sin levantar sospechas”, “hacer el trabajo sin que te agarren” y “salir sin dejar
huella”.

Las dos últimas no le fue posible cumplirlas.

“Ramón”, seudónimo de Enrique Gorriarán Merlo, decidió que los integrantes del comando serían además
de él: Julia, Santiago, Susana, Armando y Ana. Julia estaba embarazada de Ramón y así formó parte de la
operación. Osvaldo era el séptimo miembro del grupo. Se dedicaron a obtener documentación falsa que les
permitiera entrar a Paraguay sin levantar sospechas, introducir las armas necesarias para la operación y a
especializarse en técnicas conspirativas. (Aprender a arreglar encuentros clandestinos, pasar información y
órdenes bajo secreto, detectar la vigilancia y escaparse de ella sin levantar la más mínima sospecha, entre
otras técnicas). Establecieron Colombia como centro de entrenamiento, preparándose cada uno de ellos en
el uso de la bazuka. De inmediato, procedieron a localizar a Somoza en el Paraguay. Averiguaron en
recortes periodísticos de la época que “Somoza vivía en la Avenida Marisca López en Asunción y que cada
vez que aparecía en la ciudad en un limusina con chofer, lo acompañaba invariablemente un Ford Falcon
rojo con cuatro guardaespaldas adentro”. Sin embargo, después confirmaron que Somoza había cambiado
de domicilio. Decidieron llamar “Eduardo” a Somoza, después que Susana y Francisco dieran –tras seis
días de exploración–, con la casa del dictador en Asunción, capital del Paraguay. Después que reubicaron
la residencia de Somoza en la Avenida España, para los primeros días de julio de 1980, habían logrado
establecer un sistema de vigilancia de la residencia, anotar los datos de las matrículas de los vehículos que
usaba Somoza y establecer el principal problema de la operación: Somoza tenía una rutina completamente
irregular.
COMPRAN KIOSKO DE REVISTAS PARA CHEQUEO

Somoza, quien vivía entonces con su amante Dinorah Sampson, tenía a su disposición dos limusinas
Mercedes Benz (una blanca y otra azul), un Falcon rojo (para sus guardaespaldas) y un Cherokee Chief, de
uso general. Ramón narró a Alegría y Flakoll que la avenida donde vivía Somoza era muy transitada, no
había puestos naturales de observación, por lo que los chequeos tuvieron que efectuarse desde un
supermercado, dos estaciones de servicio y un recorrido a pie de diez cuadras y de 45 minutos de
duración. Mientras los guerrilleros dirigidos por Ramón establecían el cerco de vigilancia alrededor de
Somoza, otro grupo integrado por los guerrilleros Pedro, Francisco y Osvaldo, se encargaban de trasladar el
buzón de armas desde la frontera argentina, el cual después fue embuzonado en casas de seguridad
utilizadas por los guerrilleros. El armamento para la operación incluía una bazuka, un M-16, un Ingram,
entre otros, que supuestamente habían sido comprados por los guerrilleros en el mercado negro de armas
del Paraguay y embuzonado cerca de la frontera del lado argentino. Después de cuarenta días de intentar
ver a Somoza, Armando logra avistarlo casualmente el 22 de julio de 1980. Como se tenía problemas con el
“chequeo del objetivo” Osvaldo ideó comprar un kiosco de venta de revistas a 250 metros de la casa de
Somoza, desde donde se mejoró la observación. Allí, Osvaldo vendía revistas pornográficas a los policías
con quienes hizo amistad sin que sospecharan de él en lo absoluto.

Antes de que Armando viera a Somoza el 22 de julio, habían visto el Mercedes blanco de Somoza y el
Falcon rojo de sus guardaespaldas en varios restaurantes de lujo en Asunción, por lo que estudiaron la
posibilidad de efectuar el atentado en dichos lugares. También pensaron alquilar un camión para vender
verduras sobre la Avenida España y esconder en el mismo las armas hasta que apareciera el dictador. Sin
embargo, posteriormente descubrieron una entrada trasera a la casa de Somoza por donde también salía
su caravana. Pero el 21 de agosto de 1980, Osvaldo no volvió a ver salir a Somoza de su casa desde su
puesto de observación en el kiosco de revistas.

EN LAS NARICES DEL EJERCITO PARAGUAYO

Cuando el grupo de guerrilleros se dio cuenta que los movimientos de Somoza eran caprichosos por
completo, descubrieron que uno de los pocos movimientos previsibles era que “siempre salía de su casa en
el Mercedes Benz, continuaba recto por la Avenida España, en vez de doblar a un lado o al otro, en la
intersección donde estaban los semáforos”, narraron los guerrilleros a Alegría y Flakoll. Luego averiguaron
que dos de las casas ubicadas sobre la Avenida estaban en alquiler y rentaron una de ellas con la
estratagema de que era para Julio Iglesias, quien en su último disco había dedicado tres canciones al
Paraguay. De ese modo habían logrado establecer una base operativa sobre la ruta del dictador, rentada
por tres meses a $4,500 dólares. Pero la Avenida España era un nido de víboras, según explicó Ramón a
Claribel Alegría y Bud Flakoll: “A 400 metros estaba el Estado Mayor del Ejército, a 300 metros la Embajada
Norteamericana. Enfrente de la casa de Stroessner había una custodia de seguridad permanente. Tuvimos
que cuidar mucho de cada uno de nuestros movimientos para no despertar la más mínima sospecha”.

SOMOZA REAPARECE EN ASUNCION

Después de 21 días de ausencia, Somoza reapareció en su Mercedes Benz azul, escoltado una vez más
por el Falcon rojo. Era el 10 de septiembre de 1980. Los guerrilleros entonces decidieron los últimos
detalles: compraron una camioneta Chevrolet para la retirada –la cual no encendía bien cuando estaba fría–
, que permitía tener un amplio campo de fuego para quien iría en la tina. Y para la mañana del 15 de
septiembre, cada uno de los guerrilleros estaba listo con sus respectivas armas: Armando con un Fal;
Ramón con un rifle M-16 y 30 balas en el cargador, más una pistola Browning 9 milímetros. El arma del
Capitán Santiago era un RPG-2, la bazuka. Según relataron los guerrilleros al matrimonio Flakoll y Alegría,
la señal de Osvaldo al ver la caravana de Somoza sería decir el color del auto en que vendría el dictador,
vía walkie-talkie. Luego, cada uno de los guerrilleros tendría que salir de la “Casa de Julio Iglesias” y
apostarse en sus respectivos lugares en un lapso de veinte segundos.

LLEGA LA “HORA CERO”

El miércoles 17 de septiembre de 1980, después de arreglar el problema de comunicación de los walkie-


talkie, ensayar la emboscada a Somoza y acordar encender la camioneta cada hora para que funcionara al
momento del escape, los guerrilleros estaban en disposición de avanzar a sus posiciones en un lapso de
trece segundos, desde el interior de la “casa de Julio Iglesias”. La “Hora Cero” llegó a las 10:35 de la
mañana del 17 de septiembre de 1980, cuando Osvaldo divisó su caravana desde el kiosco de revistas y
transmitió la señal convenida a los guerrilleros a través de los radio-comunicadores.

— “¡Blanco! ¡Blanco!”, dijo.

“Julio César Gallardo, antiguo chofer y guardaespaldas de Somoza, manejaba el Mercedes. Atrás, junto al
ex dictador iba Joseph Bainitin, su asesor económico de nacionalidad norteamericana”, narran Alegría y
Flakoll. De acuerdo al plan convenido, Ramón se apostó con su M-16 en el jardín de la “casa de Julio
Iglesias”, mientras Armando salió con la camioneta Cherokee al borde de la acera para estar listo a
interceptar la caravana de Somoza. El Mercedes Benz de Somoza estaba a unos cien metros detenido por
el semáforo en rojo, detrás de unos seis vehículos. Cuando el semáforo dio luz verde, Armando calculó el
tiempo para dejar pasar unos tres vehículos e interceptar el Mercedes, mientras Ramón esperaba para dar
la señal de salir a Santiago con la bazuka. En ese momento, ya no había marcha atrás.
FALLA PRIMER BAZUKAZO

Armando irrumpió en la calle con la Cherokee haciendo frenar una Volkswagen Combi. “El Mercedes de
Somoza frenó. Ramón escuchó un ruido detrás suyo, se volvió y vio a Santiago luchando con la bazuka.
Pensó que se había deslizado, que se había caído; giró sobre sus talones, levantó el M-16 a la altura del
hombro y empezó a disparar”, narran Alegría y Flakoll. El plan inicial señalaba que Santiago dispararía la
bazuka primero por si el Mercedes era blindado, pero se le atoró el proyectil y Ramón tuvo que abrir
fuego. Al fallar el primer tiro de la bazuka, Santiago se arrodilló, sacó el proyectil defectuoso y la volvió a
cargar, se puso de pie, tomó puntería de nuevo, pero no disparó. Según el relato de Claribel Alegría y Bud
Flakoll, después de la primera ráfaga de M-16, “la limusina de Somoza con el chófer ya muerto, se había ido
a la deriva hacia la casa operativa, deteniéndose junto a la cuneta, frente a Ramón, quien metódicamente
seguía disparándole al asiento trasero.

La limusina no era blindada y cada uno de los tiros entró a través de los cristales rotos de la ventanilla de
atrás. Ramón estaba tan cerca del Mercedes que un proyectil de bazuka en ese momento lo hubiera
matado”. Según Ramón, en los siguientes instantes, la custodia de Somoza comenzó a disparar, hasta que
le dio la señal a Santiago para que disparara la bazuka. “La explosión fue impresionante. (El techo y una
puerta delantera del Mercedes volaron en pedazos) Pudimos ver el auto totalmente destrozado y la custodia
escondida detrás de un murito de la casa de al lado. Ya no tiraban más”, recordó Ramón. Un testigo, el
doctor Julio César Troche dijo minutos después al diario paraguayo ABC, que “escuchamos una fortísima
explosión que hizo temblar toda nuestra casa y nosotros aún no queríamos mirar por el riesgo de ser
alcanzados por una de las ráfagas que el sujeto enmascarado de la Chevrolet azul, a quien a cada
momento se la caía la capucha, repartía a diestra y siniestra. Tras la explosión siguió nuevamente el tiroteo.
Después vino el silencio”. El Mercedes Benz quedó destrozado, los trozos del cadáver del chófer de
Somoza quedaron en el pavimento a treinta metros, mientras Somoza y Bainitin quedaron muertos en el
asiento de atrás. Armando, Ramón, Osvaldo y Santiago, huyeron en la camioneta Chevrolet azul, pero a
pocas cuadras tuvieron que abandonarla, pues no caminó más. Interceptaron un Mitsubishi-Lancer placas
61915 sobre la calle América, según relató su dueño Julio Eduardo Carbone, al ABC. La radio comenzó a
dar la noticia: “Le dispararon una bomba a un Mercedes Blanco”. Quince minutos después estaba
identificada la víctima: Anastasio Somoza Debayle.

Mientras, los guerrilleros huían por rutas alternas. Todos, menos el Capitán Santiago. El “capitán Santiago”
era alto y de barba rojiza, fácilmente identificable en Paraguay, donde el ciudadano típico es bajo y de
rasgos indígenas.

A las diez de la noche del 18 de septiembre, la radio notificaba que en Lambaré (un barrio residencial), las
autoridades paraguayas se habían enfrentado a tiros con “Santiago” y lo habían abatido de quince
disparos. Lo identificaron: Hugo Irurzún, del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
El Asesinato de Tachito (Op. Reptíl)
Nace el Plan
Eran los últimos días de 1979...

“Ramón”, “Armando”, “Francisco y “Santiago”, habían combatido con la guerrilla sandinista en el Frente
Sur “Benjamín Zeledón”, como integrantes de una columna guerrillera de internacionalistas que se
enfrentó a la Guardia Nacional en la zona de Rivas y San Carlos, Río San Juan, durante la ofensiva militar
contra el régimen somocista. Luego de la huída de Somoza de Nicaragua el 17 de julio del '79, los antiguos
camaradas se reunieron en el restaurant "Los Gauchos":

“Da rabia pensar que ese criminal está gozando de sus millones en Paraguay”- decía Armando-.

— “¡Ah no!, -añadió-, sería una vergüenza histórica permitir que ese asesino se muera tranquilamente en
su cama de tanto beber guaro”.

La suerte del "Último Marine Norteamericano en Nicaragua" estaba echada...


La Operación Reptíl

"Armando"

Cuando se decidieron a acabar con Somoza Debayle, durante una conversación en Los Gauchos, los
guerrilleros argentinos se dedicaron a prepararse militarmente y obtener información de inteligencia sobre
los pasos del dictador.

Tras huir de Nicaragua, Somoza Debayle –quien se jactaba de comunicarse mejor en inglés que en español–
, apenas tuvo tiempo para permanecer en Miami varias horas antes que el ex Presidente Jimmy Carter le
hiciera saber que era non grato en ese país. Inició así un peregrinaje que lo llevó a Panamá y finalmente
a Paraguay, donde el dictador Alfredo Stroessner le ofreció asilo político.

El “Capitán Santiago” estableció las máximas de la operación: “entrar sin levantar sospechas”, “hacer el
trabajo sin que te agarren” y “salir sin dejar huella”.

Las dos últimas no le fue posible cumplirlas...

“Ramón”, seudónimo de Enrique Gorriarán Merlo, decidió que los integrantes del comando serían además
de él: Julia, Santiago, Susana, Armando y Ana. Julia estaba embarazada de Ramón y así formó parte de la
operación. Osvaldo era el séptimo miembro del grupo.

Se dedicaron a obtener documentación falsa que les permitiera entrar a Paraguay sin levantar sospechas,
introducir las armas necesarias para la operación y a especializarse en técnicas conspirativas. (Aprender a
arreglar encuentros clandestinos, pasar información y órdenes bajo secreto, detectar la vigilancia y
escaparse de ella sin levantar la más mínima sospecha, entre otras técnicas).

Establecieron Colombia como centro de entrenamiento, preparándose cada uno de ellos en el uso de la
bazuka. De inmediato, procedieron a localizar a Somoza en el Paraguay.
¿Dónde está Somoza?

Averiguaron en recortes periodísticos que “Somoza vivía en la Avenida Marisca López en Asunción y que
cada vez que aparecía en la ciudad en un limosina con chofer, lo acompañaba invariablemente un Ford
Falcon rojo con cuatro guardaespaldas adentro”.

Sin embargo, después confirmaron que Somoza había cambiado de domicilio. Decidieron llamar “Eduardo”
a Somoza, después que Susana y Francisco dieran –tras seis días de exploración–, con la casa del dictador
en Asunción, capital del Paraguay.

Después que reubicaron la residencia de Somoza en la Avenida España, para los primeros días de julio de
1980, habían logrado establecer un sistema de vigilancia de la residencia, anotar los datos de las matrículas
de los vehículos que usaba Somoza y establecer el principal problema de la operación: Somoza tenía una
rutina completamente irregular.

La avenida donde vivía Somoza era muy transitada, no había puestos naturales de observación, por lo que
los chequeos tuvieron que efectuarse desde un supermercado, dos estaciones de servicio y un recorrido a
pie de diez cuadras y de 45 minutos de duración.

Mientras los guerrilleros dirigidos por Ramón establecían el cerco de vigilancia alrededor de Somoza, otro
grupo integrado por los guerrilleros Pedro, Francisco y Osvaldo, se encargaban de trasladar el buzón de
armas desde la frontera argentina, el cual después fue "embuzonado" en casas de seguridad utilizadas por
los guerrilleros.

Sub-ametralladora INGRAM

Lanzagranadas Anti-tanque RPG2

El armamento para la operación incluía una bazuka, un M-16, un Ingram, entre otros, que supuestamente
habían sido comprados por los guerrilleros en el mercado negro de armas del Paraguay.
Después de cuarenta días de intentar ver a Somoza, Armando logra avistarlo casualmente el 22 de julio de
1980. Como se tenía problemas con el “chequeo del objetivo” Osvaldo ideó comprar un kiosco de venta de
revistas a 250 metros de la casa de Somoza, desde donde se mejoró la observación. Allí, Osvaldo vendía
revistas pornográficas a los policías con quienes hizo amistad sin que sospecharan de él en lo absoluto.

Antes de que Armando viera a Somoza el 22 de julio, habían visto el Mercedes blanco de Somoza y el
Falcon rojo de sus guardaespaldas en varios restaurantes de lujo en Asunción, por lo que estudiaron la
posibilidad de efectuar el atentado en dichos lugares. También pensaron alquilar un camión para vender
verduras sobre la Avenida España y esconder en el mismo las armas hasta que apareciera el dictador.

Sin embargo, posteriormente descubrieron una entrada trasera a la casa de Somoza por donde también
salía su caravana. Pero el 21 de agosto de 1980, Osvaldo no volvió a ver salir a Somoza de su casa desde su
puesto de observación en el kiosco de revistas.

Cuando el grupo de guerrilleros se dio cuenta que los movimientos de Somoza eran caprichosos por
completo, descubrieron que uno de los pocos movimientos previsibles era que “siempre salía de su casa en
el Mercedes Benz, continuaba recto por la Avenida España, en vez de doblar a un lado o al otro, en la
intersección donde estaban los semáforos”.

Luego averiguaron que dos de las casas ubicadas sobre la Avenida estaban en alquiler y rentaron una de
ellas con la estratagema de que era para Julio Iglesias, quien en su último disco había dedicado tres
canciones al Paraguay. De ese modo habían logrado establecer una base operativa sobre la ruta del
dictador, rentada por tres meses a $4,500 dólares.

Después de 21 días de ausencia, Somoza reapareció en su Mercedes Benz azul, escoltado una vez más por
el Falcon rojo. Era el 10 de septiembre de 1980.

Los guerrilleros entonces decidieron los últimos detalles: compraron una camioneta Chevrolet para la
retirada –la cual no encendía bien cuando estaba fría–, que permitía tener un amplio campo de fuego para
quien iría en la caja.
La Hora Cero

"Ramón"

Para la mañana del 15 de septiembre, cada uno de los guerrilleros estaba listo con sus respectivas armas:
Armando con un Fal; Ramón con un rifle M-16 y 30 balas en el cargador, más una pistola Browning 9
milímetros. El arma del Capitán Santiago era un RPG-2, la bazuka.

La señal de Osvaldo al ver la caravana de Somoza sería decir el color del auto en que vendría el dictador, vía
walkie-talkie. Luego, cada uno de los guerrilleros tendrían que salir de la “Casa de Julio Iglesias” y apostarse
en sus respectivos lugares en un lapso de veinte segundos.

El miércoles 17 de septiembre de 1980, después de arreglar el problema de comunicación de los walkie-


talkie, ensayar la emboscada a Somoza y acordar encender la camioneta cada hora para que funcionara al
momento del escape, los guerrilleros estaban en disposición de avanzar a sus posiciones en un lapso de
trece segundos, desde el interior de la “casa de Julio Iglesias”.

La “Hora Cero” llegó a las 10:35 de la mañana del 17 de septiembre de 1980, cuando Osvaldo divisó su
caravana desde el kiosco de revistas y transmitió la señal convenida a los guerrilleros a través de los radio-
comunicadores.
— “¡Blanco! ¡Blanco!”, dijo.

Julio César Gallardo, antiguo chofer y guardaespaldas de Somoza, manejaba el Mercedes. Atrás, junto al ex
dictador iba Joseph Bainitin, su asesor económico de nacionalidad norteamericana.

De acuerdo al plan convenido, Ramón se apostó con su M-16 en el jardín de la “casa de Julio Iglesias”,
mientras Armando salió con la camioneta Cherokee al borde de la acera para estar listo a interceptar la
caravana de Somoza. El Mercedes Benz de Somoza estaba a unos cien metros detenido por el semáforo en
rojo, detrás de unos seis vehículos.

Cuando el semáforo dio luz verde, Armando calculó el tiempo para dejar pasar unos tres vehículos e
interceptar el Mercedes, mientras Ramón esperaba para dar la señal de salir a Santiago con la bazuka.

En ese momento, ya no había marcha atrás.

Armando irrumpió en la calle con la Cherokee haciendo frenar una Volkswagen Combi. El Mercedes de
Somoza frenó. Ramón escuchó un ruido detrás suyo, se volvió y vio a Santiago luchando con la bazuka.
Pensó que se había deslizado, que se había caído; giró sobre sus talones, levantó el M-16 a la altura del
hombro y empezó a disparar.

El plan inicial señalaba que Santiago dispararía la bazuka primero por si el Mercedes era blindado, pero se
le atoró el proyectil y Ramón tuvo que abrir fuego.

Al fallar el primer tiro de la bazuka, Santiago se arrodilló, sacó el proyectil defectuoso y la volvió a cargar, se
puso de pie, tomó puntería de nuevo, pero no disparó...

Después de la primer ráfaga de M-16, la limosina de Somoza con el chofer ya muerto, se había ido a la
deriva hacia la casa operativa, deteniéndose junto a la cuneta, frente a Ramón, quien metódicamente
seguía disparándole al asiento trasero. La limosina no era blindada y cada uno de los tiros entró a través de
los cristales rotos de la ventanilla de atrás. Ramón estaba tan cerca del Mercedes que un proyectil de
bazuka en ese momento lo hubiera matado.

Según Ramón, en los siguientes instantes, la custodia de Somoza comenzó a disparar, hasta que le dio la
señal a Santiago para que disparara la bazuka.

La explosión fue impresionante, el techo y una puerta delantera del Mercedes volaron en pedazos.

Un testigo, el doctor Julio César Troche dijo minutos después al diario paraguayo ABC, que “escuchamos
una fortísima explosión que hizo temblar toda nuestra casa y nosotros aún no queríamos mirar por el
riesgo de ser alcanzados por una de las ráfagas que el sujeto enmascarado de la Chevrolet azul, a quien a
cada momento se la caía la capucha, repartía a diestra y siniestra. Tras la explosión siguió nuevamente el
tiroteo. Después vino el silencio”.
"Este Tipo no Jode más"

El Mercedes Benz destrozado, los trozos del cadáver del chofer de Somoza quedaron en el pavimento a
treinta metros, los cuerpos de Somoza y Bainitin quedaron mezclados con vidrios y hierros retorcidos.

Armando le gritó a Ramón: ¡Lo hicimos! Y Santiago responde: “este tipo no jode más”.

Armando, Ramón, Osvaldo y Santiago, huyeron en la camioneta Chevrolet azul, pero a pocas cuadras
tuvieron que abandonarla, pues no caminó más. Interceptaron un Mitsubishi-Lancer placas 61915 sobre la
calle América, según relató su dueño Julio Eduardo Carbone, al ABC.

La radio comenzó a dar la noticia: “Le dispararon una bomba a un Mercedes Blanco”. Quince minutos
después estaba identificada la víctima: Anastasio Somoza Debayle.

Mientras, los guerrilleros huían por rutas alternas. Todos, menos el Capitán Santiago.
La Suerte del Capitán Santiago

El “capitán Santiago” era alto y de barba rojiza, fácilmente identificable en Paraguay, donde el ciudadano
típico es bajo y de rasgos indígenas.

A las diez de la noche del 18 de septiembre, la radio notificaba que en Lambaré (un barrio residencial), las
autoridades paraguayas se habían enfrentado a tiros con “Santiago” y lo habían abatido de quince
disparos.

Lo identificaron: Hugo Irurzún, del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

Mientras tanto el presidente Stroessner había lanzado la mayor caza de hombres en la historia
de Paraguay. Cerró totalmente las fronteras del país como un barón feudal que le echa candado a las
puertas de su castillo, para que nadie entrara o saliera”.

Sin embargo, poco después lograron atravesar la frontera con Argentina. Luego, accidentalmente, “Susana”
y “Armando” (Roberto Sánchez Nadal), se reunieron con “Osvaldo” en el mismo avión a Madrid, quien se
sentó cuatro asientos adelante de ellos.

Mientras tanto, a “Julia” y “Ramón” (Enrique Gorriarán Merlo) les registraron el auto y tuvieron que pasar
por tres retenes diferentes y se quedaron en un poblado cerca de la frontera con Brasil, mientras la misma
era abierta semanas después. Por su parte, “Ana” también huyó a Brasil y luego se reunió en Madrid con
los demás.

“Julia”, plenamente identificada por la Policía, se salvó por un pelo.


El Destino de los Demás

“Ana”, “Julia” y “Osvaldo” viven bajo el anonimato (una manera de seguir huyendo).

“Ramón”, luego de pasar unos años encarcelado fue indultado en el 2003 por el Eduardo Duhalde, falleció
el 22 de septiembre de 2006 a causa de una complicación cardíaca.

“Susana” murió en el ataque al Regimiento de La Tablada, junto a “Armando”.


Fuentes consultadas

http://www.cooperativa.cl/p4_noticias/site/artic/20060922/pags/20060922173411.html

http://www.manfut.org/cronologia/tachohijo.html

http://www.trinchera.com.ni/archivo/2006/septiembre/septiembre_18/cortas.html
Los últimos días de Somoza son recreados en una
novela histórica por un nicaragüense
Managua, 5 oct (EFE).- Los días finales del dictador Anastasio Somoza Debayle, el último de esa dinastía
familiar que gobernó por 42 años Nicaragua, es recreado en una novela histórica-ficticia por el escritor
nicaragüense Álvaro Porta Bermúdez.

Fotografía del escritor nicaragüense Álvaro Porta Bermúdez en una entrevista en Managua. EFE

"Somoza, Cuenta Regresiva" presenta un recorrido desde que Somoza huye de Nicaragua el 17 de julio de
1979, asediado por guerrilleros sandinistas, sin apoyo de Estados Unidos ni la OEA, hasta su fugaz estadía por
Miami (EE.UU.), Bahamas, Guatemala y su destino final y mortal: Paraguay.
La trama principal se desarrolla en Asunción, donde Somoza recibió asilo del dictador y presidente paraguayo
Alfredo Stroessner (1954-1989), junto a Dinorah Sampson, la mujer que compartió los últimos años de vida
con quien fuera el "hombre fuerte" de Nicaragua.
En su obra, el autor presenta su visión de la vida íntima de Somoza en sus últimas horas, la activa vida sexual
de su amante y pone incluso en duda el aparente desconocimiento de la inteligencia paraguaya y del mismo
Stroessner del atentado que acabó con la vida del dictador nicaragüense.
También revela que irónicamente en Paraguay, donde el último de los Somoza halló la muerte el 17 de
septiembre de 1980 a manos de un comando guerrillero argentino, también descubría la felicidad que
implicaba llevar una vida alejada del poder, la política y la conspiración, y más bien de familia y discreta,
combinada con sus negocios y sus millones.
"La novela es una narración histórica lo más disciplinada posible, cercana a la realidad, que ocurrió en
Paraguay en 1980 estando Somoza (Debayle), con su mujer y sus hijos, exiliado en Paraguay", dijo en
entrevista con Efe Porta Bermúdez (Masaya, Nicaragua, 1933).
"Casi todo lo que está (escrito) en el libro es desconocido para la mayoría de los nicaragüenses", afirma el
escritor, que recreó su novela basado en años de investigación a través de libros, revistas, periódicos, visitas
a Asunción y conversaciones con protagonistas de los hechos.
El libro cuenta cómo y por qué Somoza Debayle cayó en desgracia con su otrora gran aliado, Washington, y,
sobre todo, con el presidente estadounidense de entonces, Jimmy Carter, abanderado en la lucha por los
derechos humanos.
"Por todos los desmanes que hacía", sentencia Porta Bermúdez, para quien "ese es el error que tienen
algunos dictadores, de repetir esos" desaciertos.
También narra el rechazo a la solicitud de asilo que recibió de dos presidentes suramericanos que
consideraba sus amigos: el militar chileno Augusto Pinochet (1973-1990) y el dictador argentino Jorge Videla
(1976-1981). También la Junta Militar que gobernaba Bolivia le dio un no.
"Nadie lo quería tener porque Estados Unidos no lo quería", rememora.
El libro además ofrece detalles del atentado que acabó con la vida de Somoza, su chofer César Gallardo,
también nicaragüense, y su asesor económico José Baittiner, colombiano-estadounidense.
En Asunción, los guerrilleros argentinos Enrique Gorriarán Merlo y Hugo Irurzún, junto a media docena de
colaboradores, atentaron contra Somoza, quien murió dentro de su automóvil por la explosión de un
proyectil de bazuka y disparos de ametralladoras.
"La muerte de Somoza demuestra que (Paraguay) era un país vulnerable a la voluntad de un grupo muy
inteligentes de guerrilleros latinoamericanos", señala el autor, para quien la denominada "Operación Reptil"
fue una "obra maestra" de los argentinos, desde su planificación, ejecución y fuga.
"Todo se ejecutó a la perfección: seis a ocho guerrilleros, distribuidos en diferentes partes de Asunción, y
cuando se iban, uno de ellos comete una imprudencia por razones supuestamente amorosas, regresa a
despedirse de su novia y es capturado por la Policía y lo matan", cuenta.
Basado en entrevistas en Paraguay, a Porta Bermúdez le resulta poco creíble que las Fuerzas de Seguridad
de Stroessner no hayan advertido ese atentado.
"Es imposible que en seis u ocho meses, entrando y saliendo de Paraguay los guerrilleros (argentinos) en
pareja, alquilando casas, alquilando carros, paseando por aquí y por allá, no se hayan dado cuenta las
autoridades", razona.
La Paraguay de Stroessner estaba llena de informantes entonces, alega.
"Me resisto mucho a creer que no haya habido participación activa del Gobierno del presidente Stroessner
en el asesinato de Somoza", apunta el escritor, que plantea esa duda como hipótesis en su libro.
Esta novela, la primera del autor, será presentada el próximo viernes en el Centro Cultural "Pablo Antonio
Cuadra", en la librería Hispamer, en Managua.
Luis Felipe Palacios

Nicaragua: El ajusticiamiento de Anastasio Somoza Debayle

Pasaron 34 años del atentado en el que murió el dictador nicaragüense Anastasio Somoza en Asunción, a
manos de un comando guerrillero argentino, que el 17 de septiembre de 1980 puso a Paraguay en las
portadas del mundo y ridiculizó a la seguridad stronista.

Pasadas las 10:35 AM del 17 de septiembre, un escuadrón guerrillero urbano, interceptó el Mercedes Benz
blanco que trasportaba a Somoza, a su asesor financiero estadounidense Joseph Baittiner y finalmente, al
chofer del último dictador nicaragüense, César Gallardo, quien manejaba por la avenida España, (antes
conocida como 'Generalísimo Franco', en honor al dictador español) a la altura de las calles América y
Venezuela., lugar donde fueron el blanco del grupo armado.

Los utensilios utilizados por el comando para ejecutar dicho golpe mortal, fueron una ametralladora M-16,
una bazuka y siete personas que hicieron el trabajo de inteligencia (tres mujeres y cuatro hombres), todos
ellos encabezados por el guerrillero Enrique Gorriarán Merlo alias 'Ramón', que militaba en las filas del
Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores,
que combatía en la Argentina durante los años 70, hasta que se dio la muerte de su líder, Mario Roberto
Santucho, durante un enfrentamiento con un grupo de tareas de la Dictadura Militar Argentina, en julio de
1976.

Este hecho hizo retroceder a los del ERP, quienes huyeron de su país al exilio (los que pudieron) y uno de
ellos era Gorriarán Merlo, quien fue a Nicaragua, donde se estaba por gestar la Revolución Sandinista, que
lograría vencer a la Guardia Nacional y así tumbaba al último dictador de la dinastía Somoza, que duró de
1937 a 1979.

La saga de la famila somoza en nicaragua

La dictadura somocista comenzaba a finales de los años treinta, pero la maniobra comenzaba mucho antes,
mediante el General Anastasio Somoza García, cabeza de la familia que se sentaría en el trono dorado del
poder, por encima de su pueblo y por más de 40 años.

El mismo comenzó su carrera política siendo Cónsul de Nicaragua en Costa Rica, Ministro de Relaciones
Exteriores y ejerciendo el control sobre la Guardia Nacional, asesinando así al revolucionario nicaragüense
Augusto Sandino, pese a la negativa del entonces presidente Juan Bautista Sacasa, el mismo 'padrino
político' que designó a Somoza García los mencionados cargos y quien sería derrocado por éste, mediante
un golpe de Estado en 1937, a base de pura traición y apoyo de los EE.UU, quienes crearon la Guardia
Nacional, para defender a las tropas norteamericanas que comenzaban a ocupar territorio nicaraguense, a
finales de los años veinte, situación a la que Sandino y sus seguidores se oponían.

"Puede ser que Somoza sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta"— CORDER HULL, SECRETARIO
DE GOBIERNO DE THEODORE ROOSEVELT

'Tacho' Somoza, como le decían sus familiares, gobernó durante los periodos 1937 a 1947 y por segunda
vez de 1950 a 1956, siendo del Partido Liberal Nacionalista.

En los años que no ocupó la presidencia, lo hacían gobiernos títeres y manejados por él, salvo algunos que
se desviaban de su discurso y así recibían un Golpe de Estado, para que otro títere vista la banda
presidencial.

Pero lo que no varió en esos gobiernos es la represión, tortura y pobreza sobre su gente, mientras que la
fortuna de su familia, Somoza, iba ascendiendo puestos en los rankings de revistas sobre los más
millonarios del mundo.

Finalmente, el hombre fuerte de Nicaragua (el primero de ellos), sería herido de muerte el 21 de
septiembre de 1956, cuando participaba en una fiesta de su partido, que lo volvía a candidatar como
presidente. El mismo se encontraba en una mesa con su esposa Salvadora Debayle, cuando un joven poeta
y militante del partido opositor 'Liberal Independiente', llamado Rigoberto López Pérez, disparó cinco tiros
sobre el dictador, siendo cuatro de ellos efectivos.

La ráfaga de balas de todos los presentes no se tardó y el joven de 27 años moría al instante, mientras que
al herido 'Tacho', lo subieron en un avión, puesto por el presidente americano de ese entonces, Dwight
Eisenhower, rumbo a un hospital del Canal de Panamá, donde los médicos le colocaron, erróneamente,
anestesia general y no local, puesto que no les informaron que Somoza sufría de diabetes y que había
consumido mucho alcohol esa misma noche.

La anestesia le produjo un coma irreversible y moría el 29 de septiembre de ese mismo mes, quedando su
hijo mayor, Luis Somoza Debayle, como heredero de la presidencia de Nicaragua y de una fortuna de mil
millones de dólares, que su padre había recaudado con tanta cleptocracia.

Luis y Anastasio (jr) y una nefasta tradición

Luis, el hijo mayor del primer ajusticiado del clan Somoza, desde muy joven siguió los pasos de su padre,
estando al frente de la Guardia Nacional y posteriormente siendo presidente del Congreso, cargo que lo
habilitaba para asumir la presidencia y así terminar le periodo de su padre, hasta 1963.

Una vez alejado de la política, pero nunca del poder, Luís sufría un ataque al corazón y fallecía en 1967, un
mes después de que su hermano menor, Anastasio, asumiera la presidencia, para continuar el nepotismo
en el mando, el baño de sangre y la escandalosa corrupción en Nicaragua.

'Tachito', era un disminutivo al apodo de su padre, que portaba Anastasio Somoza Jr. durante su régimen,
que comenzó en 1967. El mismo vivió en los EE.UU durante toda su juventud y contrajo matrimonio con su
prima (sí, su prima), norteamericana llamada Hope Portocarreto Debayle, con quien residía en Nueva York,
hasta que su padre lo llamó cuando éste iba a gobernar el país por segunda y última vez, en los años 50.

Tras varios gobiernos funcionales a la agenda política y económica de los EE.UU, fue durante el gobierno de
'Tachito' que finalmente los gringos dan el golpe maestro, instalando en Nicaragua importantes entidades
norteamericanas, como el Citigroup, Bank of América, Chase Manhattan Bank, así como centros
comerciales y casinos al estilo de Las Vegas, donde Anastasio era propietario de uno. Los dolares
empezaban a llover sobre unos pocos en Nicaragua, entre ellos, políticos, militares y empresarios afines con
la dictadura somocista.

Por otra parte, también se estaba desarrollando un movimiento armado insurgente, denominado 'Frente
Sandinista de Liberación Nacional', en memoria de aquel revolucionario asesinado por el padre del
flamante presidente.

Anastasio (hijo) entregaba el poder en 1972, a la llamada 'Junta Nacional de Gobierno', integrada por el
Partido Liberal Nacionalista y el Partido Conservador, quienes habían firmado un pacto de alianza un año
antes, que permitía la reelección. Jugada astuta de Debayle, quien se presentaba nuevamente y lograba
también su segundo mandato al frente de Nicaragua.

El fantasma de sandino, pesadilla de los somoza

Un terremoto que azotó a Managua, capital de Nicaragua, cuya ayuda monetaria internacional destinada
para ayudar a los afectados, fue directo a parar a las cuentas bancarias de los Somoza, más el asesinato del
periodista Pedro Joaquín Chamorro, director del diario opositor, 'La Prensa' y las políticas anti dictatoriales
y pro DD.HH del nuevo presidente de los EE.UU, Jimmy Carter, colocaron los cimientos para un verdadero
estallido social y de la única forma que se podía dar, tomando las armas y enfrentando a ese gobierno
déspota.

La primera acción contundente y que se ganó el apoyo masivo a la guerrilla Sandinista, fue la de asaltar el
Congreso de ese país, en agosto del año 1978, por 25 miembros del FSLN, quienes tomaron de rehenes a
diputados, embajadores y parientes de Somoza, que se encontraban allí.

La guerrilla exigía la liberación de todos detenidos entre sus filas, medio millón de dólares y dos aviones
para ir a Venezuela y Panamá. Dicha demanda, se cumplió luego de 48 horas de tensión en todo el país.
No era el mejor momento para Anastasio Debayle, que en esa época también se estaba divorciando de su
prima/esposa, luego de que ésta le descubriera una amante, la ex reina de belleza, Dinorah Sampsom, de
nacionalidad estadounidense.

Desde septiembre de 1978, hasta el 17 de julio de 1979, se dio una guerra de guerrillas. Por un lado, los
militantes del Frente Sandinista, aliados con estudiantes, obreros y esa gran masa de gente de escasos
recursos provenientes de barrios marginados, quienes también tomaron las armas contra la Guardia
Nacional, servicial a la dictadura.

En la contienda murieron unos 30 mil civiles, entre ellos, un periodista norteamericano, en manos de la
Guardia Nacional, hecho que fue filmado y mostrado en todo el mundo, perdiendo así Somoza, el apoyo
definitivo, de su último aliado, los EE.UU.

Finalmente, los Sandinistas lograron sacar al último Somoza que quedaba en el poder y Nicaragua por fin
comenzaría a vivir un verdadero cambio, tras casi 45 años de ser gobernados por una familia y sus títeres,
que manejaron el país a su antojo, causando mucho daño a esos dos millones de habitantes (en aquel
entonces).

Exilio de somoza en paraguay, el más generoso del mundo

Paraguay durante la dictadura stronista, recibía el apodo de 'Basurero del Mundo', por parte de la prensa
internacional, debido a la cantidad de personajes nefastos en la historia reciente, que recibieron asilo y
resguardo por estas tierras, durante el régimen de Alfredo Stroessner.

Los casos más sonados son el de los criminales nazis como 'El Ángel de la Muerte', Josef Mengele o 'El
Carnicero' Edward Roschmann, ni que decir narcotraficantes y estafadores que encontraron refugio y
libertad absoluta en este país.

Es así que el asilo político a Anastasio Somoza Debayle en Asunción, no sorprendía a nadie.

Para Somoza, el Paraguay sería el casino más grande que haya conocido y donde también jugaría sus
últimas fichas.

"Para Somoza, el Paraguay sería el casino más grande que haya conocido y donde también jugaría sus
últimas fichas"

— Orlando Salerno

El ex dictador venía al Paraguay acompañado de su nueva pareja sentimental, Dinorah Sampsom, desde
Miami, ya que el presidente de los EE.UU, Jimmy Carter, le hizo saber que era persona non grata en ese país
y fue así que no tuvo otra que elegir al país de su amigo Stroessner, con quien compartía cosas como el anti
comunismo recalcitrante, el terrorismo de Estado y los mandatos eternos; el Paraguay de la dictadura era
lo mejor que le podía pasar a Somoza.

El General, siempre era muy hospitalario con sus invitados, ofreciéndoles mujeres, bebidas, organizándoles
fiestas y de paso, venderle a un bajo costo, unas 8 mil hectáreas de tierras, destinadas a la reforma agraria,
precisamente en San Cosme y Damián, según los informes de la 'Comisión Verdad y Justicia', algo insólito
que se da entre un país y su asilado político.

Con un ego inmenso, más la cuota de alcohol, cocaína, despilfarro en apuestas y siempre deseando a la
mujer de su prójimo, Somoza tuvo varios altercados con otros millonarios en algunos pasajes nocturnos,
durante su estadía en Asunción.
Contaba con una mansión con salida a dos calles y siempre andaba custodiado, algo que sabían muy bien,
aquellos jóvenes argentinos que seguían sus pasos hace varios meses y quienes no iban a dejar el país,
hasta acabar con él.

Comienza la operación 'reptil'

En los últimos días de 1979, los guerrilleros argentinos que pelearon en Nicaragua junto a los Sandinistas,
disfrutaban de unas cervezas en Managua cuando comenzaron la conspiración contra el dictador recién
caído.

Ellos eran 'Ramón', 'Santiago', 'Armando' y 'Osvaldo', todos apodos de guerra, quienes con tres mujeres
más, decidieron venir al Paraguay en mayo del 80, para localizar a Somoza. La consigna era entrar al país sin
sospechas y sin dejar huellas.

Se guiaron por recortes de periódicos que decían que Somoza vivía sobre la Avda. Mcal. López y que viajaba
en una limusina con chofer y lo custodiaba un Ford Falcon rojo con cuatro guardaespaldas. Luego
descubren que Somoza se había mudado a una mansión ubicada en la Avda.

España (antes Generalísimo Franco), todo esto gracias a una viveza de los guerrilleros y una ayudita de la
Policía stronista, que inocentemente brindó la dirección exacta a una mujer ('Julia' una de las guerrilleras)
que subió a un taxi y preguntó por 'una peluquería que dicen que esta en la esquina de la casa de un tal
Somoza'.

Ante el desconocimiento de dicha dirección por parte del taxista, este se detienen frente a una comisaría y
pregunta a un policía, donde vivía el ex dictador, cuya referencia servía a la mujer. 'Julia' entró en pánico
pensando que el taxista la había descubierto y que la estaba entregando, ya que la misma fue advertida
que muchos taxistas eran 'soplones', 'buchones' o'pyragues' (como se les decía acá), pero ese no era el
caso.

Un policía le dice al taxista donde quedaba la casa y éste la deja en la esquina como se lo pidió, ya tenían a
su blanco y solo faltaba estudiar sus movimientos, que comentan, era una rutina muy irregular.

Para una mejor observación, 'Osvaldo' compra un kiosko de revistas a 200 metros de la casa, ahí vendía
revistas pornográficas a policías, con quienes tuvo 'buena onda' y no sospechaban nada. Finalmente,
averiguan que había dos casas sobre España que estaban en alquiler y ahí montan su Puesto Comando,
diciendo a los propietarios: 'somos productores del cantante Julio Iglesias, quien está por filmar una
película en Paraguay', todo era mentira,pero tenían que tener mucho cuidado ya que a 400 metros estaba
el Estado Mayor del Ejército, a 300 metros la Embajada de EE.UU y enfrente a la casa de Stroessner, había
custodia permanente.

Ya con el blanco estudiado, los argentinos compraron un auto Cherokee azul y armas, que consiguieron en
el mercado negro. Una M-16, que sería utilizado por 'Ramón' (Gorriarán Merlo), la bazuka de 'Santiago'
(Hugo Irurzun) y un FAL para 'Armando', mientras que 'Osvaldo' se hizo de un 'walkie-talkie' que
interceptaba la radio del Mercedes blanco.

Llegó el día 'D' y la hora 'H'

Luego de ensayar la emboscada y solucionar los problemas técnicos del walkie-talkie y del auto Cherokee,
los guerrilleros estaban listos para acabar con todo y fue así que el día 17 de septiembre de 1980, a las
10:35 de la mañana, 'Osvaldo' divisó la caravana de Somoza desde su kiosko y avisó a sus compañeros por
el walkie-talkie diciendo: ¡BLANCO!, ¡BLANCO!.

'Armando' intercepta el auto de Somoza que se detiene frente a 'la casa de Julio Iglesias', donde Gorriarán
Merlo (Ramón) se encontraba en el jardín, apuntando con su M-16, esperando el bazukazo de 'Santiago',
que fallaría en un principio, fue así que Ramón no tuvo otra que abrir fuego al auto, sin saber si éste era
blindado o no, finalmente no lo fue y descargó su fusil, llenando de agujeros al auto, posteriormente,
Santiago prueba por segunda vez su bazuka, ya con éxito, para hacer volar el auto con un sonido que
retumbó en gran parte de Asunción.

Los involucrados huyeron en la Cherokee, antes que llegue la prensa, las autoridades y los familiares del
finado dictador nicaragüense.

Rastrillaje stronista y la policía de la no inteligencia

Con este atentado caía el mito de que Paraguay era el país más seguro gracias a Stroessner, que a la policía
no se le escapaba nada y que eran impenetrables.

En cierta medida lo era, pero solo para oprimir a sus compatriotas, vigilarlos, apresarlos y torturarlos,
mientras que extranjeros como un Anastasio Somoza o sus mismos verdugos argentinos, se pasaron
ridiculizando a las autoridades stronistas. Para 1980, el Partido Comunista Paraguayo estaba diezmado con
el asesinato de Derliz Villagra, Miguel Ángel Soler (ambos en 1975) y Antonio Maidana (1980), mientras que
la OPM (Organización Politico-Militar) fue aniquilada antes de su primer tiro en 1976 y en marzo del año 80,
ocurría 'La Masacre de Caaguazú' que exterminó un intento de levantamiento armado de campesinos de
Acaray, que tenían el apoyo de la Iglesia Católica.

Tras el ajusticiamiento a Somoza, el régimen de Stroessner organiza un cruel rastrillaje por toda Asunción y
alrededores, Sabino Augusto Montanaro, el Ministro del Interior, ofrecía a la ciudadanía la recompensa de
5 millones de guaraníes (muchísimo en esa época), para encontrar a los guerrilleros, mientras que sus
policías buscaban 'conexiones' y escusas para apresar opositores y así, muchos paraguayos se vieron
obligados a quemar o enterrar libros 'subversivos' antes que llegue la policía en sus casas, así también
discos de vinilo de cantantes de protesta, que muchos conseguían del exterior, precisamente, de la
Argentina.

Hubo muchos inocentes detenidos y torturados, sin ser 'interrogados' siquiera por el caso Somoza.

También fue la oportunidad de encerrar a cualquier turista y robarles. Un caso en particular el del
periodista chileno llamado Alejandro Mella LaTorre, que trabajaba en el ya extinto diario 'Hoy', propiedad
de Humberto Dominguez Dibb y quien antes había sido corresponsal de la Revolución Sandinista, para un
medio de Chile.

El mismo pasó ocho años en la Comisaría 5ta de la Chacarita y pasó todo tipo de penurias, hasta febrero de
1989.

Por su parte, el único caído del comando sandinista/erpiano fue 'Santiago', de nombre Hugo Irurzun, quien
volvía al domicilio del barrio San Vicente, para retirar armas y unos 4 mil dólares, ahí fue interceptado,
herido de bala y llevado a Investigaciones, donde murió en tortura. El cuerpo sin vida fue mostrado a la
prensa, con un Pastor Coronel (Jefe del Departamento de Investigaciones) que informaba a periodistas que
había muerto en un fuego cruzado, mientras éste presentaba claros rastros de tormentos en el torax y en la
cabeza.

Los mitos y razones del atentado

Mucho se habló de la forma tan alevosa en que los guerrilleros lograron dicho golpe en un país tan vigilado
y pequeño como el Paraguay.

El periodista argentino Julián Mandriotti, se entrevistó con Somoza un mes antes de su ejecución y en el
2004 lanzó el libro 'La última muerte de Somoza' que investiga el caso en clave literaria, donde menciona
que Humberto Dominguez Dibb (HDD, ex yerno de Stroessner), había contratado al espía chileno de la
DINA, el mencionado periodista Alejandro Mella LaTorre, para que organice el atentado y contrate a unos
guerrilleros argentinos que conoció en Nicaragua, todo esto, debido a un ataque de celos por parte de
HDD, contra Somoza, a quien acusaba de querer cortejar a su supuesta amante, la reina de belleza, María
Ángela Martínez.

Así quedó el vehículo en el que viajaba Somoza. AFP

El documento del 'Archivo del Terror' menciona a Mella LaTorre como un doble agente
Pinochetista/Castrista, mientras que éste se defendió diciendo que fue victima de un chivo expiatorio, ya
que la policía quedó en ridículo ante el mundo entero y necesitaban culpables.

Por su parte, Gorriarán Merlo, escribía sus memorias donde aclara que el atentado a Somoza no fue una
venganza de los Sandinistas, sino más bien, una orden del flamante gobierno revolucionario, que sostenía
que 'Tachito', encabezaba una contra revolución.

Varias versiones, visiones y muchas especulaciones siguen rondando respecto a este caso muy poco
hablado en nuestro país, inclusive en democracia, donde la apertura a la información sobre los bienes de
Somoza, las tierras que compró, donde fueron a parar y si se ejecutó para la reforma agraria, son negados.

Éstas cuestiones y más, también se plantean en el libro 'Somoza en Paraguay', lanzado el pasado mes de
Agosto y que fue escrita por la joven Nicaraguense, criada en Paraguay, Monica Zub Centeno, que estudió
en la Universidad de Misiones, cuya tesis fue sobre éste caso, para obtener su título de Comunicadora
Social.

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