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César Vallejo

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César Vallejo

César Vallejo en el Parque de Versalles, verano de 1929.

Nombre César Abraham Vallejo Mendoza


16 de marzo de 1892
Nacimiento
 Perú, Santiago de Chuco

15 de abril de 1938, 46 años


Fallecimiento
 Francia, París

Nacionalidad peruano
Poeta, ensayista, narrador, periodista y
Ocupación
educador
Cónyuge Georgette Philippart de Vallejo

César Abraham Vallejo Mendoza (Santiago de Chuco, 16 de marzo de 1892 - París, 15


de abril de 1938), poeta y escritor[1] peruano considerado entre los más grandes innovadores
de la poesía del siglo XX. Fue, en opinión del crítico Thomas Merton, "el más grande poeta
universal después de Dante", palabras que no añaden nada al enorme legado del poeta del
"dolor humano", quien revolucionó la forma y el fondo de sentir y escribir poéticamente.
En Trujillo se asoció con la llamada “bohemia trujillana”, círculo de intelectuales que más
tarde sería conocido como el Grupo Norte. Este núcleo estuvo conformado por Antenor
Orrego, José Eulogio Garrido, Alcides Spelucín, Víctor Raúl Haya de la Torre, Juan Espejo
Asturrizaga, entre otros. En la capital Vallejo se vinculó con escritores e intelectuales como
Abraham Valdelomar y su grupo Colónida, José Carlos Mariátegui, Luis Alberto Sánchez,
Manuel González Prada, José María Eguren y Juan Parra del Riego. Fue en Lima donde
publicó sus dos primeros poemarios: Los heraldos negros (1918), que reúne poesías que si
bien en el aspecto formal son todavía de filiación modernista, constituyen a la vez el
comienzo de la búsqueda de una diferenciación expresiva; y Trilce (1922), obra que
significa ya la creación de un lenguaje poético muy personal, coincidiendo con la irrupción
del vanguardismo a nivel mundial. En 1923 dio a la prensa su primera obra narrativa:
Escalas melografiadas, colección de estampas y relatos, algunos ya vanguardistas. Ese
mismo año partió hacia Europa, para no volver más a su patria. Hasta su muerte residió
mayormente en París, con algunas breves estancias en Madrid y en otras ciudades europeas
en las que estuvo de paso. Vivió del periodismo[2] complementado con trabajos de
traducción y docencia. En esta última etapa de su vida no publicó libros de poesía, aunque
escribió una serie de poemas que serían publicados póstumamente. Publicó en cambio,
libros en prosa: la novela proletaria o indigenista El tungsteno (Madrid, 1931) y el libro de
crónicas Rusia en 1931 (Madrid, 1931). Por entonces escribió también su más famoso
cuento, "Paco Yunque", que fue publicado años después de su muerte. Sus poemas
póstumos fueron agrupados en dos poemarios: Poemas humanos y España, aparta de mí
este cáliz, publicados en 1939 gracias al empeño de su viuda, Georgette Vallejo. La poesía
reunida en estos últimos poemarios es de corte social, con esporádicas tomas de posición
ideológicas profundamente humana. Para muchos críticos, los “poemas humanos”
constituyen lo mejor de su producción poética, que lo han hecho merecedor del calificativo
de “poeta universal”.

Biografía
César Abraham Vallejo Mendoza nació en Santiago de Chuco, pueblo en una zona alta de
la región de La Libertad, en el Perú. Sus padres fueron Francisco de Paula Vallejo Benítez
y María de los Santos Mendoza Gurrionero. César fue el menor de once hermanos. Su
apariencia mestiza se debió a que sus abuelas fueron indias y sus abuelos sacerdotes
gallegos. Era un “hombre muy moreno, con nariz de boxeador y gomina en el pelo”, según
recordó César González Ruano, en una entrevista publicada en El Heraldo de Madrid, el 27
de enero de 1931.

Sus padres querían dedicarlo al sacerdocio, lo que él en su primera infancia aceptó de muy
buena gana; de ahí que existan tantas referencias bíblicas y litúrgicas en sus primeros
versos. Sus estudios primarios los realiza en el Centro Escolar No. 271 del mismo Santiago
de Chuco, pero desde abril de 1905 hasta 1909 estudia la secundaria en el Colegio Nacional
San Nicolás de Huamachuco.

En 1910 se matricula en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Trujillo, pero


debido a la carencia económica retorna a su pueblo, con el propósito de trabajar y ahorrar
para continuar luego sus estudios. Apoya a su padre en sus tareas administrativas de
gobernador y toma contacto con la realidad de los trabajadores de las minas de Quiruvilca,
cerca de Santiago de Chuco, lo que recordará más adelante en su novela El tungsteno.

En 1911 viaja a Lima para matricularse en la Facultad de Medicina de San Fernando, pero
nuevamente abandona el claustro universitario por razones económicas o tal vez por
desilusionarse de dicha carrera. Consigue un empleo de preceptor de los hijos de un rico
hacendado de Acobamba (Departamento de Junín, sierra central peruana), trabajo en el que
permanece durante siete meses. Luego regresa a Trujillo, y en 1912 consigue un modesto
empleo como ayudante de cajero en la hacienda azucarera “Roma”, en el valle de Chicama,
donde fue testigo de la cruel explotación de los peones indios.

En 1913 regresa a Trujillo con el propósito de retomar sus estudios universitarios en Letras.
A fin de costearse sus estudios, trabaja como maestro en el Centro Escolar de Varones Nº
241, y luego como profesor del primer año de primaria en el Colegio Nacional de San Juan,
donde tuvo como pequeño alumno a Ciro Alegría, que más tarde se convertiría en un gran
novelista.[3] El 22 de septiembre de 1915 se gradúa de bachiller en Letras con su tesis El
romanticismo en la poesía castellana.
La “bohemia trujillana”. 1916. Vallejo es el cuarto de los sentados, de izquierda a derecha. Atrás de él,
Antenor Orrego..

En 1916 frecuenta con la juventud intelectual de la época agrupada en la "bohemia


trujillana", conocida luego como el Grupo Norte, donde figuran Antenor Orrego, Alcides
Spelucín, José Eulogio Garrido, Juan Espejo Asturrizaga, Macedonio de la Torre y Víctor
Raúl Haya de la Torre. Publica sus primeros poemas en los diarios y revistas locales
(algunas de las cuales son recogidas por publicaciones de Lima) y se enamora de María
Rosa Sandoval, joven atractiva e inteligente, que fue la musa inspiradora de algunos de sus
poemas de Los heraldos negros.

En 1917 conoce a “Mirtho” (Zoila Rosa Cuadra), una muchacha de quince años con quien
sostiene un apasionado y corto romance. Al parecer, Vallejo intenta suicidarse a causa del
desengaño. Sea como fuese, es convencido por sus amigos para viajar a Lima a fin de
proseguir sus estudios en la Universidad de San Marcos y conseguir su doctorado en Letras
y Derecho. Se embarca en el vapor Ucayali, y llega a Lima el 30 de diciembre de 1917.
Conoce a lo más selecto de la intelectualidad limeña. Se encuentra con Clemente Palma,
que había sido un furibundo detractor de su obra poética (había calificado de mamarracho
su poema "El poeta a su amada"), pero quien esta vez le da muestras de respeto. Llega a
entrevistarse con José María Eguren y con Manuel González Prada, a quien los más jóvenes
consideraban entonces un maestro y guía. También conoce a Abraham Valdelomar y a José
Carlos Mariátegui, con quienes hace profunda amistad. Asimismo, publica algunos de sus
poemas en la Revista Suramérica del periodista Carlos Pérez Cánepa.

En 1918 entra a trabajar al colegio Barrós de Lima. Cuando en septiembre de ese año
muere el director y fundador de dicho colegio, Vallejo consigue la plaza de director del
plantel. Se enreda en otra tormentosa relación amorosa, esta vez con Otilia Villanueva, una
muchacha de 15 años, cuñada de uno de sus colegas. Debido a ello pierde su puesto de
docente. Otilia será la inspiradora de varios de sus poemas de "Trilce".

En 1919 consigue empleo como inspector disciplinario y profesor de Gramática Castellana


en el Colegio Guadalupe. Ese mismo año ve la luz su primer poemario Los heraldos
negros, que muestran aún las huellas del modernismo en su estructura, aunque ya se
vislumbran algunas características muy peculiares en el lenguaje poético. El poeta toca la
angustia existencial, la culpa personal y el dolor, como, por ejemplo, en los conocidos
versos "Hay golpes en la vida tan fuertes... ¡Yo no sé!" o "Yo nací un día / que Dios estuvo
enfermo". Circularon relativamente pocos ejemplares, pero el libro fue en general bien
recibido por la crítica.
Su madre había fallecido en 1918. La nostalgia familiar lo empuja, en mayo de 1920, a
retornar a Santiago de Chuco. El 1º de agosto ocurre el incendio y saqueo de una casa del
pueblo, perteneciente a la familia Santa María Calderón, arrieros negociantes de
mercaderias y alcohol desde la costa, suceso del que se le acusa injustamente como
participante y azuzador, por el Juez Quevedo Iturri. Se esconde pero es descubierto,
apresado y arrojado en un calabozo de Trujillo donde permanecerá durante 112 días (del 6
de noviembre de 1920 al 26 de febrero de 1921).

Tras salir en libertad condicional, se dirige nuevamente a Lima, donde su cuento "Más allá
de la vida y de la muerte" fue premiado en un concurso literario. El monto del premio lo
destina a financiar otras publicaciones literarias. En octubre de 1922 sale a la luz su
segundo poemario: Trilce, prologado por su amigo Antenor Orrego. Es recibido tibiamente
por la crítica, que no alcanzaba aún a comprender la literatura de vanguardia, salvo por el
propio Orrego, quien dijo de Vallejo: "a partir de este sembrador se inicia una nueva
época de la libertad, de la autonomía poética, de la vernácula articulación verbal".

Trilce anticipó gran parte del vanguardismo que se desarrollaría en los años 1920 y '30. En
este libro Vallejo lleva la lengua española a límites insospechados: inventa palabras, fuerza
la sintaxis, emplea la escritura automática y otras técnicas utilizadas por los movimientos
"dadá" y "surrealista". Se adelantó a la renovación del lenguaje literario que después
ensayaría Vicente Huidobro en su poemario Altazor (1931) y James Joyce en su relato
onírico Finnegans Wake (1939).

En marzo de 1923, Vallejo publica una corta edición de Escalas o Escalas melografiadas,
colección de relatos y cuentos, algunos ya vanguardistas. Otra narración suya, titulada
Fabla salvaje, fue publicada el 16 de mayo de 1923 en la serie “La novela peruana”
dirigida por Pedro Barrantes Castro.

Es admitido nuevamente como profesor en el Colegio Guadalupe, puesto en el cual no


durará mucho, tras ser declarado cesante. Hastiado de la mediocridad local, tenía ya sus
miras puestas en el Viejo Mundo. Con el dinero que le adeudaba el Ministerio de
Educación, se embarca rumbo a Europa, de donde no regresará más. Viaja en el vapor
Oroya el 17 de junio de 1923, con una moneda de quinientos soles. Arriba a París el 13 de
julio. Sus ingresos —siempre insuficientes— provenían del periodismo, si bien fungió
también de traductor. Escribía para el diario El Norte de Trujillo, y las revistas L'Amérique
Latine de París, España de Madrid y Alfar de La Coruña.

Sus dos primeros años en París fueron de mucha estrechez económica, al punto que muchas
veces tuvo que dormir a la intemperie. Inicia su amistad con el escritor español Juan Larrea
y con Vicente Huidobro; traba contacto con importantes intelectuales como Pablo Neruda y
Tristan Tzara.

A principios de 1924 recibe la noticia de la muerte de su padre. En octubre es hospitalizado


en un hospital de caridad pública, a consecuencia de una hemorragia intestinal. Fue operado
y pudo restablecerse.
En 1925 empieza a trabajar como secretario de la recién fundada Les Grands Journaux
IberoAméricains o Los Grandes Periódicos Iberoamericanos, una vasta organización
publicitaria. También empieza a colaborar para la revista limeña Mundial. Ese año el
gobierno español le concede una modesta beca para que pudiera continuar sus estudios
universitarios de Derecho en España. En los dos años siguientes visitará periódica y
brevemente Madrid a fin de cobrar a plazo fijo el monto de la beca, aunque sin estudiar; en
octubre de 1927 renunciará a dicha beca. Nunca se doctoró en Letras ni en Derecho.

En 1926 renuncia a su trabajo en Los Grandes Periódicos Iberoamericanos y conoce a su


primera compañera francesa, Henriette Maisse, con quien convivirá hasta octubre de 1928.
Con Juan Larrea funda la revista Favorables París Poema, y con Pablo Abril de Vivero el
semanario La semana parisién. Ambas publicaciones tuvieron vida efímera. Empieza a
enviar colaboraciones para la revista limeña Variedades.

En 1927 conoce en París a Georgette Marie Philippart Travers, una joven de 18 años que
vivía con su madre en un departamento situado al frente del hotel donde se hospedaba.
Profundiza sus estudios sobre el marxismo. Aparece una narración suya en Amauta, la
revista que fundara en Lima su amigo José Carlos Mariátegui y la que también reproduce
varias de sus crónicas periodísticas.

En abril de 1928 nuevamente enferma de gravedad, pero se recupera a los pocos meses.
Todavía le acompañaba Henriette. Empieza a interesarse con más ahínco por las cuestiones
político-sociales. Ese mismo año realiza su primer viaje a Rusia. Retorna a París y funda la
célula parisina del Partido Socialista del Perú que fundara a su vez su amigo José Carlos
Mariátegui en el Perú (después denominado Partido Comunista Peruano).

En 1929 empieza a convivir con Georgette (quien acababa de heredar el departamento y


bienes de su fallecida madre) y junto con ella realiza un segundo viaje a Rusia. Se detiene
en Colonia, Varsovia, Praga, Viena, Budapest, Moscú, Leningrado y varias ciudades
italianas, antes de retornar a París. Empieza a colaborar para el diario El Comercio, como
corresponsal oficial, y continua colaborando con las revistas Variedades y Mundial, labor
periodística que será forzosamente suspendida en 1930 a raíz de la crisis mundial, cuando
dichas revistas desaparezcan, al igual que el suplemento dominical del diario El Comercio
donde se publicaban sus artículos.

En esta primera parte de su estancia parisina, que va de 1923 a 1929, se sitúa la


composición de algunos cuantos poemas (después llamados Poemas en prosa), un libro o
recopilación de ensayos: Contra el secreto profesional y un proyecto de novela incaica:
Hacia el reino de los Sciris, todos los cuales serían publicados póstumamente, a excepción
de algunos ensayos y relatos sueltos. La razón de esta parquedad de creaciones literarias se
debía a que se hallaba más absorbido en producir artículos y crónicas para diarios y revistas
pane lucrando.

En 1930 viaja a Madrid a raíz de la publicación de su poemario Trilce, que señaló el


descubrimiento de su poesía en España, donde fue sometida a la crítica. Retorna a París
pero al poco tiempo es expulsado, acusado de hacer propaganda comunista. Junto con
Georgette vuelve a Madrid. Allí es testigo de la caída de la monarquía borbónica y la
proclamación de la Segunda República Española (1931); se relaciona también con grandes
literatos españoles como Miguel de Unamuno, Federico García Lorca, Rafael Alberti,
Gerardo Diego y José Bergamín. Publica también su novela proletaria El tungsteno, y su
libro de crónicas y ensayos Rusia en 1931, obra ésta que se convirtió en un best seller, al
tener tres ediciones en solo cuatro meses. Le niegan, en cambio, la publicación de su cuento
"Paco Yunque", por ser un relato “muy triste”.

En octubre de 1931 realiza un tercer y último viaje a Rusia para participar en el Congreso
Internacional de Escritores Solidarios con el Régimen Soviético. Retorna a Madrid y
continua con pasión su tarea literaria, pero los editores españoles se niegan a publicar sus
obras de teatro Lock-out y Moscú contra Moscú (conocida después como Entre las dos
orillas corre el río), así como su libro de crónicas: Rusia ante el segundo plan quinquenal
(continuación de Rusia en 1931), y su recopilación de ensayos: El arte y la revolución. La
razón principal: por ser obras de carácter marcadamente marxista y revolucionario. Por esta
época empieza también a escribir (hasta 1937) una serie de poemas que póstumamente
serían recopilados y publicados con el título de Poemas humanos.

En 1932 decide regresar a París, al ser levantada la anterior restricción de ingreso. Ese año
Georgette es hospitalizada por un mal causado por los continuos abortos provocados (según
testimonio de Juan Larrea, amigo y biógrafo de Vallejo); pero se recupera. En 1933 Vallejo
escribe un extenso artículo, publicado por entregas en el "Germinal" de París, titulado
“¿Qué pasa en el Perú?”, sobre la realidad peruana. Por ese tiempo deambula por pensiones
y hoteles parisinos en medio de una gran angustia económica.
César Vallejo en Niza, en 1929.

En 1934 se casa por lo civil con Georgette. Por entonces termina de escribir otra de sus
obras teatrales: Colacho Hermanos o presidentes de América, sátira contra los gobiernos
latinoamericanos sumisos al imperialismo yanqui, pero que ningún editor se animó a
publicar. También le rechazan otro libro de ensayos que quiso dar a la prensa: Contra el
secreto profesional. Entre 1935 y 1936 escribe diversos cuentos, titulados: "El niño del
carrizo", "Viaje alrededor del porvenir", "Los dos soras" y "El vencedor", bocetos
narrativos que serían publicados años después de su muerte.

En 1936, al estallar la Guerra Civil Española, colabora con mucho fervor en la fundación
del “Comité Iberoamericano para la Defensa de la República Española” y de su vocero, el
boletín Nueva España. Le acompaña en esa labor Pablo Neruda. En diciembre de dicho año
viaja por unos días a España, pasando por Barcelona y Madrid, preocupado por el
desarrollo de los acontecimientos. En julio de 1937 vuelve por última vez a España para
asistir al “Congreso Internacional de Escritores Antifascistas”. Visita Barcelona, Valencia,
Jaén y el frente en Madrid. De vuelta a París, es elegido secretario de la sección peruana de
la "Asociación Internacional de Escritores". Entre septiembre y noviembre de 1937 escribe
sus últimas composiciones líricas de Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz;
así como el drama de tema incaico La piedra cansada.

A inicios de 1938 se encuentra trabajando en París como profesor de Lengua y Literatura,


pero en marzo sufre de agotamiento físico. El día 24 de marzo es internado por una
enfermedad desconocida (después se supo que fue la reactivación de un antiguo paludismo
que sufrió de niño) y entra en crisis el 7 y el 8 de abril. Fallece el 15 de abril del '38, un
viernes santo con llovizna en París, pero no un jueves, como se cree que vaticinó en un
poema suyo ("Piedra negra sobre una piedra blanca"). Se le realiza un embalsamamiento.
Su elogio fúnebre estuvo a cargo del poeta francés Louis Aragon. El 19 de abril sus restos
son trasladados a la Mansión de la Cultura y más tarde al cementerio de Montrouge. El 3 de
abril de 1970, Georgette Vallejo, cumple uno de los sueños más caros del poeta y traslada
sus restos al cementerio de Montparnasse, escribiendo en su epitafio:

He nevado tanto para que duermas

Obra
Vallejo abarcó prácticamente todos los géneros literarios: poesía, narrativa (novelas y
cuentos), teatro y ensayo. Se debe también mencionar su copiosa labor periodística
(crónicas y artículos).

Poesía
Portada de la edición príncipe de Los heraldos negros.

Es comúnmente aceptado que la lírica es en donde Vallejo alcanza su verdadera expresión y


sus más altas cotas. Consta de tres etapas:

 Etapa modernista.
 Etapa vanguardista.
 Etapa revolucionaria.

Etapa modernista

Artículo principal: Los heraldos negros

Comprende el libro de poemas Los heraldos negros (Lima, 1919). Constituye el comienzo
de la búsqueda del poeta por una diferenciación expresiva, la cual se irá consolidando a lo
largo de toda su obra. Para Vallejo era necesario fundar un lenguaje poético diferente a lo
tradicional.

Según Mariátegui “en estos versos principia la poesía peruana, en el sentido indigenista”.
Efectivamente, el poeta nos habla de lo nativo. Allí están las profundas vivencias de los
sucesos cotidianos, la vida familiar y aldeana, el paisaje tierno y eglógico, pero expresados
todavía con el gusto modernista y las formas métricas y estróficas de la poesía clásica.

También encontramos temas más elevados como la protesta contra el destino del hombre, la
muerte, el dolor, la conciencia de orfandad, el absurdo, todos ellos tratados por el poeta con
un acento muy personal.

En efecto, el poeta despliega en el poemario características que lo convierten en un libro


único: la exhibición impúdica de sentimientos, la muestra descarnada del sufrimiento, la
radical desnudez de la palabra.

El primer poema de la serie da título al libro y se refiere a los momentos en que la muerte, o
el simple paso del tiempo, nos dan una señal angustiosa, cual sacudida. "...son las
crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema." Esta imagen, en
realidad tan fundada como innovadora, fue objeto de burla de Miguel de Unamuno, ya que
el anquilosamiento retórico en que se hallaba la poesía y la literatura española por aquellos
tiempos, aún no podía permitir entender que se pudiera extraer lo profundo de lo cotidiano,
incluso de lo doméstico.

Etapa vanguardista

Artículo principal: Trilce


Cubierta de la primera edición de Trilce, con el retrato del poeta.

Comprende el poemario Trilce (Lima, 1922), uno de los mayores libros de poesía de la
vanguardia posbélica a nivel mundial. El poemario nace en un contexto muy especial para
el poeta. Su perplejidad ante el mundo se había acrecentado: la muerte de su madre, sus
fracasos amorosos, la experiencia de no ser aceptado totalmente en Lima y su estadía en
una lóbrega cárcel de Trujillo, son los principales acontecimientos que marcaron el
profundo sentimiento de exclusión del poeta. Estas experiencias forjaron en él ese
sentimiento de ser humano preso de la existencia o de la sociedad y fueron el origen del
desgarramiento del poeta, del dolor infinito que encierra cada poema, y de su densidad y
hermetismo.

El nombre del poemario es un neologismo inventado por Vallejo, cuyo significado hasta
ahora es incierto. De acuerdo a la versión más extendida, derivaría de “tres”, pues el
cambio del nombre del libro (originalmente Vallejo le puso el título de “Cráneos de
bronce”) fue cotizado por el impresor en tres libras (treinta soles oro).

Al momento de aparecer cayó en el mayor vacío, pues la gente todavía estaba


acostumbrada a los versos románticos y modernistas. El mismo Vallejo lo explica en carta
dirigida a Antenor Orrego, y defiende a la vez su posición:

"El libro ha nacido en el mayor vacío. Soy responsable de el. Asumo toda la
responsabilidad de su estética. Hoy más que nunca quizá, siento gravitar sobre mí, una
hasta ahora desconocida obligación sacratísima, de hombre y de artista. ¡La de ser Libre! Si
no he de ser libre hoy, no lo seré jamás. Siento que gana el arco de mi frente su más
imperativa fuerza de heroicidad. Me doy en la forma mas libre que puedo y ésta es mi
mejor cosecha artística”. (...) ¡Dios sabe cuánto he sufrido para que el ritmo no traspasara
esa libertad y cayera en libertinaje! ¡Dios sabe hasta qué bordes espeluznantes me he
asomado, colmado de miedo, temeroso de que todo se vaya a morir a fondo para que mi
pobre ánima viva!"[4]

Fue calificado como “disparate”. Críticos como Luis Alberto Sánchez se preguntaron
extrañados por qué Vallejo había escrito un poemario de esas características. Trilce
significó la creación de un lenguaje muy personal, lo que ya en sí implicaba una hazaña
descomunal. Fue una ruptura con la tendencia del pasado literario y con respecto a las
normas expresivas tradicionales. El libro refleja la poética personal de Vallejo, tal como él
mismo lo explica: “La gramática, como norma colectiva en poesía, carece de razón de ser.
Cada poeta forja su gramática personal e intransferible, su sintaxis, su ortografía, su
analogía, su prosodia, su semántica. Le basta no salir de los fueros básicos del idioma. El
poeta puede hasta cambiar, en cierto modo, la estructura literal y fonética de una misma
palabra según los casos.” (El arte y la revolución).

Trilce es un libro revolucionario porque pulverizó las normas estéticas y retóricas:

 Usa vulgarismos, cultismos, regionalismos, tecnicismos, neologismos, arcaísmos.


 Transita por todos los niveles del lenguaje.
 Tiene altos grados de agramaticalidad.
 Violenta la representación gráfica de las palabras.
 Usa paradojas, prosopopeyas, animismo, hipérboles numéricas, sinestesias,
onomatopeyas, pleonasmos y antítesis.

Etapa revolucionaria

Artículo principal: Poemas humanos


Artículo principal: España, aparta de mí este cáliz

Los poemarios de esta etapa son de publicación póstuma, labor que realizó la viuda del
poeta, englobando los textos bajo el título común de Poemas humanos (París, julio de
1939). Aunque hay que señalar que el poemario España, aparta de mí este cáliz, ya había
sido ordenado por el mismo Vallejo en forma de libro individual y fue publicado meses
antes, en enero de 1939, en España.

El título de Poemas humanos fue impuesto a sugerencia de Georgette Vallejo, quien afirmó
haber leído en una libreta de apuntes de Vallejo que éste tenía planificado un libro de
"poemas humanos", aunque sin mayor especificación. La ambigüedad de esta afirmación ha
llevado a diversos críticos y editores a considerar arbitraria dicha imposición.
Posteriormente, Georgette Vallejo dividió los llamados Poemas humanos en dos bloques
titulados "Poemas en prosa" (19 poemas) y "Poemas humanos" propiamente dichos (76
poemas). Así aparecieron en la Obra poética completa, Francisco Moncloa Editores S.A.,
1968. Según Georgette, los Poemas en prosa fueron escritos entre 1923 y 1929, y los
Poemas humanos entre 1931 y 1937. Otros editores no han estado de acuerdo con esta
división y han preferido mantener en un solo cuerpo todos los poemas póstumos de Vallejo,
a excepción de España, aparta de mí este cáliz.

Aunque estos poemas tratan algunos temas recurrentes del autor, muestran claras
diferencias respecto a su obra poética anterior. Lo primero que se nota, en el plano formal,
es su retorno a los ritmos conocidos, al menos en buena parte de los poemas, así como el
abandono de la experimentación del lenguaje, que había sido la nota predominante en
Trilce. En esta nueva fase de su poética su lenguaje es pues más accesible para el lector
común. El poeta buscaba precisamente acercarse más al pueblo.

Se considera que uno de los factores que más influyó en este cambio de rumbo de su poesía
fue su adhesión al marxismo, pensamiento que coincidía con algunas de las preocupaciones
que lo habían acompañado a lo largo de su vida.

Si bien la nota reiterativa en estos poemas sigue siendo la insatisfacción del poeta ante la
vida y el pertinaz dolor de vivir; sin embargo, esta vez trae consigo una nota de esperanza.
Ella radicaría en su fe en la unidad de todos los hombres. En Poemas humanos el poeta se
abandona con seriedad o patetismo exacerbado al dolor humano y nos obliga a pensar en
las angustias y esperanzas de todos aquellos que con el estomago vacío no tienen ni
siquiera una piedra en que sentarse. La obra está llena de paralelismos y oposiciones. Usa el
lenguaje de la conversación cotidiana, por eso parece que el yo poético conversa con un
amigo o un obrero. Hay fuertes exclamaciones en la estructura lingüística, quiere
dramatizar su poesía. Presenta un humanismo esencial, literatura social y revolucionaria.

España, aparta de mí este cáliz, escrito en 1937 y publicados, como ya dijimos, en 1939,
compendia los versos más intensos y hondos que escritor alguno haya llevado a cabo sobre
la Guerra Civil Española. La visión de España combatiente había conmovido a Vallejo, por
lo que su poética estuvo al servicio de la causa. Consta de 15 poesías y se considera el
testamento poético de Vallejo.

En el poema que da nombre al poemario, se manifiesta una prueba premonitoria de su amor


por España y su miedo por la derrota de la que consideraba la causa justa.

[editar] Narrativa

En la narrativa de Vallejo también se aprecia su progresión ideológica.

 Escalas melografiadas (Lima, 1923) es un libro que agrupa doce relatos, divididos
en dos secciones: seis estampas lírico-narrativas (Cuneiformes) y seis relatos o
cuentos psicopatológicos (Coro de vientos). Algunos de ellos son de un
sorprendente vanguardismo, poco cultivado entonces.
 Fabla salvaje (Lima, 1923) es una novela corta de carácter psicológico que aborda
la locura de un campesino de los Andes. Cercano al género fantástico.
 Hacia el reino de los Sciris (terminado en 1928, se publicó póstumamente) es una
nouvelle histórica de tema incaico, todavía ligado al modernismo.
Hacia 1930, influenciado por el marxismo, empezó a escribir relatos más imbuidos de la
problemática social y circunscritos en el llamado "realismo socialista".

 El Tungsteno (Madrid, 1931) es una novela desigual sobre un conflicto en una mina
de los Andes. Es una novela "proletaria" que ataca no solamente a los "gringos",
sino también a los "arribistas" que imitan a los extranjeros y explotan a los pobres,
los indios, y los "conscriptos" del ejército. Publicada en España, fue muy popular en
la década de 1930, la de la depresión económica mundial.
 "Paco Yunque" (escrito en 1931), un tierno cuento infantil de denuncia social que
fue rechazado por muchos editores. Finalmente fue publicado en 1951. Ahora en el
Perú, "Paco Yunque" es lectura obligatoria durante la enseñanza primaria.

Se debe mencionar también otros cuentos y relatos escritos entre 1935 y 1936, pero que
dejó inconclusos:

 "El niño del carrizo"


 "Viaje alrededor del porvenir"
 "Los dos soras"
 "El vencedor"

Su obra narrativa completa fue publicada en 1967, bajo el título de César Vallejo. Novelas
y cuentos completos (Lima, Francisco Moncloa Editores, edición supervisada por Georgette
Vallejo).

Teatro

De Vallejo se conservan cuatro piezas teatrales, ninguna de las cuales fue estrenada o
publicada durante su vida, aunque también se conservan los fragmentos de un drama suyo,
Mampar, pero en su versión en francés y bajo el título de Les taupes (escrita entre 1929 y
1930), del que también se hacen referencias en una carta crítica del productor Louis Jouvet.
Dicho drama trata del conflicto de un esposo con su suegra y se supone que el autor
destruyó el original.

Las cuatro piezas teatrales que se conservan íntegramente y que fueron publicadas
póstumamente (Teatro completo, Lima, Fondo Editorial PUCP, 1979, editado y prologado
por Enrique Ballón Aguirre) son las siguientes:

 Lock-out (1930), drama escrito en francés; el propio Vallejo hizo una traducción al
castellano que no se conserva. Trata de un conflicto obrero en una fábrica
metalúrgica.
 Entre las dos orillas corre el río (años 1930), drama que fue el producto de un largo
y difícil proceso. Entre los títulos de versiones anteriores se encuentran Varona
Polianova, Moscú contra Moscú, El juego del amor, del odio y de la muerte y varias
permutaciones de este último.
 Colacho Hermanos o presidentes de América (1934). Una sátira que expone la
democracia peruana como farsa burguesa bajo presiones diplomáticas y de empresas
transnacionales.
 La piedra cansada (1937), drama de tono poético ambientada en la época incaica e
influida por las tragedias griegas.

Ensayo

Vallejo publicó un libro de crónicas titulado Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin
(Madrid, 1931) y preparó para las prensas otro similar titulado Rusia ante el segundo plan
quinquenal (terminado en 1932 pero que fue publicado tiempo después, en 1965).

Además, organizó dos libros de prosa ensayística y de reflexión: Contra el secreto


profesional (escrito, según Georgette, entre 1923 y 1929), y El arte y la revolución (escrito
entre 1929 y 1931), que reúnen diversos artículos, algunos de los cuales fueron publicados
en revistas y periódicos en vida del autor. Ninguna editorial en España quiso publicar estos
libros por su carácter marxista y revolucionario. Serían publicados en 1973 (Lima, Editorial
Mosca Azul).

Véase también
 Literatura del Perú

Referencias
1. ↑ Escribano, Pedro (17 de enero de 2005). «"César Vallejo fue uno de los creadores
del cuento-ensayo"» (en español). La República. Consultado el 23 de abril de 2009.
2. ↑ Orrillo, Winston. «César Vallejo: Periodista Paradigmático» (en español). Sistema
de Bibliotecas, Fondo editorial UNMSM, 1998. Consultado el 23 de abril de 2009.
3. ↑ Alegría, Ciro: El César Vallejo que yo conocí. Publicado originalmente en
Cuadernos Hispanoamericanos (México, año III, vol. XVIII, núm. 6, noviembre-
diciembre de 1944).
4. ↑ Carta de Vallejo a Antenor Orrego citada por José Carlos Mariátegui en: 7
ensayos de interpretación de la realidad peruana. "El proceso de la literatura".
Lima, 1928.

Bibliografía
 Basadre, Jorge: Historia de la República del Perú. 1822 - 1933, Octava Edición,
corregida y aumentada. Tomo 14. Editada por el Diario "La República" de Lima y
la Universidad "Ricardo Palma". 1998.
 Cornejo Polar, Antonio: Historia de la literatura del Perú republicano. Incluida en
“Historia del Perú, Tomo VIII. Perú Republicano”. Lima, Editorial Mejía Baca,
1981.
 Coyné, André: Medio siglo con Vallejo. Lima, Fondo Editorial PUCP, 2000.
 Espejo Asturrizaga, Juan: César Vallejo. Itinerario del hombre. 1892-1923, Librería
Editorial Juan Mejía Baca, Lima, 1965.
 Mariátegui, José Carlos: 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. En:
“El proceso de la literatura”. Lima, Ediciones Cultura Peruana, 2004.
 Mateo de Paz, César Vallejo, el poeta de los pobres. Madrid: El Rompecabezas,
2008. Biografía literaria destinada al público infantil.
 Monguió, Luis: César Vallejo, vida y obra. Lima, Editora Perú Nuevo, 1952.
 Tamayo Vargas, Augusto: Literatura Peruana. Lima, PEISA, 1992.
 Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo
17, VAC-ZUZ. Lima, PEISA, 2001. ISBN 9972-40-166-9
 Vallejo Mendoza, César:
o Desde Europa - Crónicas y artículos (1923–1938), recopilación, prólogo,
notas y documentación por Jorge Puccinelli, Lima, Ediciones Fuente de la
Cultura Peruana, 1987.
o Novelas y cuentos completos. Lima, Francisco Moncloa Editores, 1967,
(edición supervisada por Georgette de Vallejo).
o Poesía Completa. Edición, prólogo y notas de Ricardo Silva-Santisteban.
Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú. 1997.
o Teatro completo, Lima, Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del
Perú, 1979. Editado y prologado por Enrique Ballón Aguirre y Georgette de
Vallejo.
 Verani, Hugo. Las vanguardias literarias en Hispanoamérica. Manifiestos,
proclamas y otros escritos. Roma: Bulzoni Editore. 1986
 Favorables París Poema. N° 1. Julio de 1926. N° 2. Agosto de 1926.
 Grandes Forjadores del Perú. Lima, Lexus Editores, 2001. ISBN 9972-625-50-8

POEMAS

LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... ¡Yo no sé!


Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas obscuras


en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán talvez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,


de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como


cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!

LOS DADOS ETERNOS

Para Manuel Gonzales Prada, esta


emoción bravía y selecta, una de las
que, con más entusiasmo, me ha aplau-
dido el gran maestro.

Dios mío, estoy llorando el sér que vivo;


me pesa haber tomádote tu pan;
pero este pobre barro pensativo
no es costra fermentada en tu costado:
¡tú no tienes Marías que se van!

Dios mío, si tú hubieras sido hombre,


hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación.
¡Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!

Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,


como en un condenado,
Dios mío, prenderás todas tus velas,
y jugaremos con el viejo dado.
Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte
del universo todo,
surgirán las ojeras de la Muerte,
como dos ases fúnebres de lodo.

Dios míos, y esta noche sorda, obscura,


ya no podrás jugar, porque la Tierra
es un dado roído y ya redondo
a fuerza de rodar a la aventura,
que no puede parar sino en un hueco,
en el hueco de inmensa sepultura.
DESHOJACION SAGRADA

Luna! Corona de una testa inmensa,


que te vas deshojando en sombras gualdas!
Roja corona de un Jesús que piensa
trágicamente dulce de esmeraldas!

Luna! Alocado corazón celeste


¿por qué bogas así, dentro de copa
llena de vino azul, hacia el oeste,
cual derrotada y dolorida popa?

Luna! Y a fuerza de volar en vano,


te holocaustas en ópalos dispersos:
tú eres talvez mi corazón gitano
que vaga en el azul llorando versos!...

BORDAS DE HIELO

Vengo a verte pasar todos los días,


vaporcito encantado siempre lejos...
Tus ojos son dos rubios capitanes;
tu labio es un brevísimo pañuelo
rojo que ondea en un adiós de sangre!

Vengo a verte pasar; hasta que un día,


embriagada de tiempo y de crueldad,
vaporcito encantado siempre lejos,
la estrella de la tarde partirá!

Las jarcias; vientos que traicionan; vientos


de mujer que pasó!
Tus fríos capitanes darán orden;
y quien habrá partido seré yo...

PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA


Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso


estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban


todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos


los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...

EPISTOLA A LOS TRANSEUNTES

REANUDO mi día de conejo


mi noche de elefante en descanso.

Y, entre mi, digo:


ésta es mi inmensidad en bruto, a cántaros
éste es mi grato peso,
que me buscará abajo para pájaro
éste es mi brazo
que por su cuenta rehusó ser ala,
éstas son mis sagradas escrituras,
éstos mis alarmados campeñones.

Lúgubre isla me alumbrará continental,


mientras el capitolio se apoye en mi íntimo derrumbe
y la asamblea en lanzas clausure mi desfile.

Pero cuando yo muera


de vida y no de tiempo,
cuando lleguen a dos mis dos maletas,
éste ha de ser mi estómago en que cupo mi lámpara en pedazos,
ésta aquella cabeza que expió los tormentos del círculo en mis pasos,
éstos esos gusanos que el corazón contó por unidades,
éste ha de ser mi cuerpo solidario
por el que vela el alma individual; éste ha de ser
mi hombligo en que maté mis piojos natos,
ésta mi cosa cosa, mi cosa tremebunda.

En tanto, convulsiva, ásperamente


convalece mi freno,
sufriendo como sufro del lenguaje directo del león;
y, puesto que he existido entre dos potestades de ladrillo,
convalesco yo mismo, sonriendo de mis labios.

LA RUEDA DEL HAMBRIENTO

POR entre mis propios dientes salgo humeando,


dando voces, pujando,
bajándome los pantalones...
Váca mi estómago, váca mi yeyuno,
la miseria me saca por entre mis propios dientes,
cogido con un palito por el puño de la camisa.

Una piedra en que sentarme


¿no habrá ahora para mi?
Aún aquella piedra en que tropieza la mujer que ha dado a luz,
la madre del cordero, la causa, la raiz,
¿ésa no habrá ahora para mi?
¡Siquiera aquella otra,
que ha pasado agachándose por mi alma!
Siquiera
la calcárida o la mala (humilde océano)
o la que ya no sirve ni para ser tirada contra el hombre
ésa dádmela ahora para mí!

Siquiera la que hallaren atravesada y sola en un insulto,


ésa dádmela ahora para mí!
Siquiera la torcida y coronada, en que resuena
solamente una vez el andar de las rectas conciencias,
o, al menos, esa otra, que arrojada en digna curva,
va a caer por sí misma,
en profesión de entraña verdadera,
¡ésa dádmela ahora para mí!

Un pedazo de pan, tampoco habrá para mí?


Ya no más he de ser lo que siempre he de ser,
pero dadme
una piedra en que sentarme,
pero dadme,
por favor, un pedazo de pan en que sentarme,
pero dadme
en español
algo, en fin, de beber, de comer, de vivir, de reposarse
y después me iré...
Halló una extraña forma, está muy rota
y sucia mi camisa
y ya no tengo nada, esto es horrendo.

ESPAÑA, APARTA DE MI ESTE CALIZ

Niños del mundo,


si cae España -digo, es un decir-
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos láminas terrestres;
niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!
¡qué temprano en el sol lo que os decía!
¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!

¡Niños del mundo, está


la madre España con su vientre a cuestas;
está nuestra maestra con sus férulas,
está madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura,
vértigo y división y suma, niños;
está con ella, padres procesales!

Si cae -digo, es un decir- si cae


España, de la tierra para abajo,
niños, ¡cómo vais a cesar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!

Niños,
hijos de los guerreros, entre tanto,
bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo
la energía entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
¡Bajad la voz, que esta
con su rigor, que es grande, sin saber
qué hacer, y está en su mano
la calavera hablando y habla y habla,
la calavera, aquélla de la trenza,
la calavera , aquélla de la vida!

¡Bajad la voz, os digo;


bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto
de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aún
el de las sienes que andan con dos piedras!
¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los lápices sin punta, si la madre
España cae -digo, es un decir-
salid, niños del mundo; id a buscarla!...

HIMNO A LOS VOLUNTARIOS DE LA REPUBLICA

Voluntario de España, miliciano


de huesos fidedignos, cuando marcha a morir tu corazón,
cuando marcha a matar con su agonía
mundial, no sé verdaderamente
qué hacer, dónde ponerme; corro, escribo, aplaudo,
lloro, atisbo, destrozo, apagan, digo
a mi pecho que acabe, al que bien, que venga,
y quiero desgraciarme;
descúbrome la frente impersonal hasta tocar
el vaso de la sangre, me detengo,
detienen mi tamaño esas famosas caídas de arquitecto
con las que se honra el animal que me honra;
refluyen mis instintos a sus sogas,
humea ante mi tumba la alegría
y, otra vez, sin saber qué hacer, sin nada, déjame,
desde mi piedra en blanco, déjame,
solo,
cuadrumano, más acá, mucho más lejos,
al no caber entre mis manos tu largo rato extático,
quiebro con tu rapidez de doble filo
mi pequeñez en traje de grandeza!

Un día diurno, claro, atento, fértil


¡oh bienio, el de los lóbregos semestres suplicantes,
por el que iba la pólvora mordiéndose los codos!
¡oh dura pena y más duros pedernales!
!oh frenos los tascados por el pueblo!
Un día prendió el pueblo su fósforo cautivo, oró de cólera
y soberanamente pleno, circular,
cerró su natalicio con manos electivas;
arrastraban candado ya los déspotas
y en el candado, sus bacterias muertas...

¿Batallas? ¡No! Pasiones. Y pasiones precedidas


de dolores con rejas de esperanzas,
de dolores de pueblos con esperanzas de hombres!
¡Muerte y pasión de paz, las populares!

¡Muerte y pasión guerreras entre olivos, entendámosnos!


Tal en tu aliento cambian de agujas atmosféricas los vientos
y de llave las tumbas en tu pecho,
tu frontal elevándose a primera potencia de martirio.

El mundo exclama: "¡Cosas de españoles!" Y es verdad.


Consideremos,
durante una balanza, a quema ropa,
a Calderon, dormido sobre la cola de un anfibio muerto
o a Cervantes, diciendo: "Mi reino es de este mundo, pero
también del otro": ¡punta y filo en dos papeles!
Contemplemos a Goya, de hinojos y rezando ante un espejo,
a Coll, el paladín en cuyo asalto cartesiano
tuvo un sudor de nube el paso llano
o a Quevedo, ese abuelo instantáneo de los dinamiteros
o a Cajal, devorado por su pequeño infinito, o todavía
a Teresa, mujer que muere porque no muere
o a Lina Odena, en pugna en más de un punto con Teresa...
(Todo acto o voz genial viene del pueblo
y va hacia él, de frente o transmitidos
por incesantes briznas, por el humo rosado
de amargas contraseñas sin fortuna)
Así tu criatura, miliciano, así tu exangüe criatura,
agitada por una piedra inmóvil,
se sacrifica, apártase,
decae para arriba y por su llama incombustible sube,
sube hasta los débiles,
distribuyendo españas a los toros,
toros a las palomas...

Proletario que mueres de universo, ¡en qué frenética armonía


acabará tu grandeza, tu miseria, tu vorágine impelente,
tu violencia metódica, tu caos teórico y práctico, tu gana
dantesca, españolísima, de amar, aunque sea a traición,
a tu enemigo!

¡Liberador ceñido de grilletes,


sin cuyo esfuerzo hasta hoy continuaría sin asas la extensión,
vagarían acéfalos los clavos,
antiguo, lento, colorado, el día,
nuestros amados cascos, insepultos!
¡Campesino caído con tu verde follaje por el hombre,
con la inflexión social de tu meñique,
con tu buey que se queda, con tu física,
también con tu palabra atada a un palo
y tu cielo arrendado
y con la arcilla inserta en tu cansancio
y la que estaba en tu uña, caminando!
¡Constructores
agrícolas, civiles y guerreros,
de la activa, hormigueante eternidad: estaba escrito
que vosotros haríais la luz, entornando
con la muerte vuestros ojos;
que, a la caída cruel de vuestras bocas,
vendrá en siete bandejas la abundancia, todo
en el mundo será de oro súbito
y el oro,
fabulosos mendigos de vuestra propia secreción de sangre,
y el oro mismo será entonces de oro!

¡Se amarán todos los hombres


y comerán tomados de las puntas de vuestros pañuelos tristes
y beberan en nombre
de vuestras gargantas infaustas!
Descansarán andando al pie de esta carrera,
sollozarán pensando en vuestras órbitas, venturosos
serán y al son
de vuestro atroz retorno, florecido, innato,
ajustarán mañana sus quehaceres, sus figuras soñadas y cantadas!

¡Unos mismos zapatos irán bien al que asciende


sin vías a su cuerpo
y al que baja hasta la forma de su alma!
¡Entrelazándose hablarán los mudos, los tullidos andarán!
¡Verán, ya de regreso, los ciegos
y palpitando escucharán los sordos!
¡Sabrán los ignorantes, ignorarán los sabios!
¡Serán dados los besos que no pudisteis dar!
¡Sólo la muerte morirá! ¡La hormiga
traerá pedacitos de pan al elefante encadenado
a su brutal delicadeza; volverán
los niños abortados a nacer perfectos, espaciales
y trabajarán todos los hombres,
engendrarán todos los hombres,
comprenderán todos los hombres!

¡Obrero, salvador, redentor nuestro,


perdónanos, hermano, nuestras deudas!
Como dice un tambor al redoblar, en sus adagios:
qué jamás tan efímero, tu espalda!
qué siempre tan cambiante, tu perfil!

¡Voluntario italiano, entre cuyos animales de batalla


un león abisinio va cojeando!
¡Voluntario soviético, marchando a la cabeza de tu pecho universal!
¡Voluntarios del sur, del norte, del oriente
y tú, el occidental, cerrando el canto fúnebre del alba!
¡Soldado conocido, cuyo nombre
desfila en el sonido de un abrazo!
¡Combatiente que la tierra criara, armándote
de polvo,
calzándote de imanes positivos,
vigentes tus creencias personales,
distinto de carácter, íntima tu férula,
el cutis inmediato,
andándote tu idioma por los hombros
y el alma coronada de guijarros!
¡Voluntario fajado de tu zona fría,
templada o tórrida,
héroes a la redonda,
víctima en columna de vencedores:
en España, en Madrid, están llamando
a matar, voluntarios de la vida!

¡Porque en España matan, otros matan


al niño, a su juguete que se pára,
a la madre Rosenda esplendorosa,
al viejo Adán que hablaba en alta voz con su caballo
y al perro que dormía en la escalera.
Matan al libro, tiran a sus verbos auxiliares,
a su indefensa página primera!
Matan el caso exacto de la estatua,
al sabio, a su bastón, a su colega,
al barbero de al lado -me cortó posiblemente,
pero buen hombre y, luego, infortunado;
al mendigo que ayer cantaba enfrente,
a la enfermera que hoy pasó llorando,
al sacerdote a cuestas con la altura tenaz de sus rodillas...

¡Voluntarios,
por la vida, por los buenos, matad
a la muerte, matad a los malos!
¡Hacedlo por la libertad de todos,
del explotado, del explotador,
por la paz indolora -la sospecho
cuando duermo al pie de mi frente
y más cuando circulo dando voces-
y hacedlo, voy diciendo,
por el analfabeto a quien escribo,
por el genio descalzo y su cordero,
por los camaradas caídos,
sus cenizas abrazadas al cadáver de un camino!
Para que vosotros,
voluntarios de España y del mundo, vinierais,
soñé que era yo bueno, y era para ver
vuestra sangre, voluntarios...
De esto hace mucho pecho, muchas ansias,
muchos camellos en edad de orar.
Marcha hoy de vuestra parte el bien ardiendo,
os siguen con cariño los reptiles de pestaña inmanente
y, a dos pasos, a uno,
la dirección del agua que corre a ver su límite antes que arda.

TRILCE

Hay un lugar que yo me sé


en este mundo, nada menos,
adonde nunca llegaremos.

Donde, aún sin nuestro pie


llegase a dar por un instante
será, en verdad, como no estarse.

Es ese un sitio que se ve


a cada rato en esta vida,
andando, andando de uno en fila.

Más acá de mí mismo y de


mi par de yemas, lo he entrevisto
siempre lejos de los destinos.

Ya podéis iros a pie


o a puro sentimiento en pelo,
que a él no arriban ni los sellos.

El horizonte color té
se muere por colonizarle
para su gran Cualquieraparte.

Mas el lugar que yo me sé,


en este mundo, nada menos,
hombreado va con los reversos.

-Cerrad aquella puerta que


está entreabierta en las entrañas
de ese espejo. -¿Esta? - No; su hermana.
-No se puede cerrar. No se
puede llegar nunca a aquel sitio
-do van en rama los pestillos.

Tal es el lugar que yo me sé.

Quién hace tánta bulla, y ni deja


testar las islas que van quedando.

Un poco más de consideración


en cuanto será tarde, temprano
y se aquilatará mejor
el guano, la simple calabrina tesórea
que brinda sin querer,
en el insular corazón,
salobre alcatraz, a cada hialóidea

grupada.

Un poco más de consideración,


y el mantillo líquido, seís de la tarde
DE LOS MAS SOBERBIOS BEMOLES

Y la península párase
por la espalda, abozaleada, impertérrita
en la línea mortal del equilibrio.

II

Tiempo Tiempo.

Mediodía estancado entre relentes.


Bomba aburrida del cuartel achica
tiempo tiempo tiempo tiempo.

Era Era.

Gallos cancionan escarbando en vano.


Boca del claro día que conjuga
era era era era.

Mañana Mañana.
El reposo caliente aun de ser.
Piensa el presente guárdame para
mañana mañana mañana mañana.

Nombre Nombre.

¿Qué se llama cuanto heriza nos?


Se llama Lomismo que padece
nombre nombre nombre nombre.

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