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LITERATURA COMO EXPRESIÓN ARTÍSTICA

SEGUNDO CORTE

3° GRADOS

Tema 1: GÉNEROS LITERAROS


Tema 2: GÉNERO NARRATIVO

MATERIAL DE LECTURA

1
ÍNDICE
1. LOS GÉNEROS LITERARIOS pág. 3

2. GÉNERO NARRATIVO. pág. 4

2.1 ORÍGEN pág.4

2.2 DEFINICIÓN: pág.5

2.3 ESTRUCTURA Y ELEMENTOS pág.5

2.3.1 Estructura del Género Narrativo pág.5

2.3.2 Elementos del Género Narrativo pág.5-6

3. EL CUENTO. pág.6

3.1 El cuento Origen y desarrollo del cuento pág.6

3.2 Características del cuento. pág.7

3.3 Clasificación del cuento. pág.7

3.3.1 Cuento literario. pág.7-8

4. LA NOVELA pág.8-9

4.1 Origen. pág.9

4.2 Características de la novela. pág.9

4.3 Tipos de Novelas. pág.9-10

ADAS:

• ADA 7. PARTE 2.
CUENTO 1 Pág. 11
CUENTO 2 Pág. 13
CUENTO 3 Pág. 15

• ADA 8. PARTE 2.
FRAGMENTO 1 Pág. 17
FRAGMENTO 2 Pág. 18
FRAGMENTO 3 Pág. 19

2
1. LOS GÉNEROS LITERARIOS
Los textos literarios se dividen en géneros y subgéneros, principalmente en función de su contenido
y su forma. En general, los textos literarios presentan un lenguaje culto y los autores suelen recurrir a la
función poética y figuras retóricas con la finalidad de crear efectos y embellecer los textos. Se puede utilizar la
prosa, que es la forma natural de expresarse, o el verso, dotado de una métrica y un ritmo, y cuyo conjunto
forma estrofas. Los tres géneros literarios principales son: el género lírico, el género narrativo y el género
dramático. A continuación, presentaremos las características de cada género y sus subgéneros
correspondientes.
a) El género lírico

El género lírico tiene como función la expresión de los sentimientos del autor con respecto a un tema y
generalmente es escrito en verso. Este género presenta cinco subgéneros, que se distinguen esencialmente
según el tema tratado:
1. La canción. Es un poema que tiene como tema principal el amor.
2. La elegía es un poema que tiene como tema principal la muerte de un ser querido.
3. La oda Es un poema que presenta un tema serio o reflexivo, que invita a la exaltación de una persona o
cosa.
4. La sátira Es un poema mordaz cuya función es ridiculizar a una persona o cosa.
5. La égloga Por lo general, es un poema muy largo sobre el tema de la naturaleza y de la vida pastoril.

b) El género narrativo

Tiene como función presentar una historia, en la cual intervienen personajes en un tiempo y espacio
específicos. La historia es contada por un narrador, y presenta varias formas de elocución: la narración, la
descripción, la exposición o la argumentación. Los subgéneros narrativos son:

Subgéneros Mayores:
1. El cuento. En este subgénero narrativo, la historia gira en torno a un elemento y es muy corta. Las
acciones se desarrollan rápidamente y presenta pocos personajes. Presenta pocos detalles sobre el tiempo y
el espacio donde se desarrolla las acciones. Ejemplo: Los tesoros de la Alhambra, de Serafín Estébanez
Calderón.
2. La novela. Presenta una historia más larga y compleja, en la que intervienen numerosos personajes y en
un tiempo y espacio descritos minuciosamente. Ejemplo: El Tigre Juan, de Pérez de Ayala.

Subgéneros Menores
1. La fábula. Es una narración breve, concisa y ficticia en donde los personajes pueden ser personas,
animales o seres inanimados, que conlleva una intención moralizante. A través de sus acciones se reprueba o
enaltece la conducta de los hombres para ejemplo de los demás. Inicialmente, las fábulas eran escritas en
verso, en la actualidad se escriben en prosa. Parte importante dentro de la fábula es la moraleja, cuyo
propósito siempre es dejar una enseñanza (conclusión de la fábula). Por esta razón se le considera un género
didáctico.
2. La leyenda. Es un relato colectivo, considerado como la expresión misma de la cultura y el espíritu de un
pueblo, en el que lo maravilloso y lo extraordinario predomina sobre lo histórico y verdadero. Se transmite de
forma oral de una generación a otra sufriendo modificaciones, agregados, supresiones o adaptaciones locales
que se acumulan con el tiempo.
3. El poema épico. Su tema principal son las hazañas de un héroe o varios héroes, situadas en el contexto de
un territorio o patria que se desea exaltar. Su forma generalmente es el verso. Ejemplo: La Eneida, de
Virgilio.

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4. El cantar de gesta. Es un poema cuya función es exaltar a un héroe. Ejemplo: El cantar del mío Cid, autor
anónimo.
5. El romance. Es un poema épico-lírico, proveniente de la tradición oral, que cuenta las hazañas de un
caballero de la Edad Media. Ejemplo: Fábula de Píramo y Tisbe, Luis de Góngora.
6. El mito. Es una narración sagrada situada fuera del tiempo histórico, en donde intervienen fuerzas
naturales representadas por deidades. Sus protagonistas son dioses o seres sobrenaturales.
7. La Epopeya. La epopeya es un relato de gran extensión, generalmente escrito en verso largo o prosa, en
el que se conjugan acontecimientos históricos de importancia nacional o universal. Estas historias describen
batallas y otras modalidades de combate entre hombres, dioses y seres sobrenaturales. Es histórica y
legendaria, incluso algunos pasajes están basados en hechos reales. Sus protagonistas son héroes
superiores que representan las altas virtudes y, aunque existieron, posteriormente se les atribuyeron
características divinas

c) El género dramático
Este género está concebido para ser representado ante espectadores. No existe narrador y los
personajes actúan siguiendo indicaciones incluidas en el texto teatral, sobre los gestos, movimientos,
vestuario, ambiente, emociones, etc. Los diferentes subgéneros dramáticos son:
1. La comedia Presenta conflictos humorísticos o alegres, representados por personajes comunes y
corrientes. Ejemplo: El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina.
2. El drama En este subgénero dramático, los personajes principales se enfrentan a la adversidad, que surge
de una manera misteriosa e inevitable. La adversidad puede ser representada por otros personajes, por el
destino o por los dioses. Cuando presenta aspectos cómicos, se denomina tragicomedia. Ejemplo: El
caballero de Olmedo, de Lope de Vega.
3. La tragedia Presenta grandes conflictos entre personajes de una clase social alta o héroes que son
víctimas de sus pasiones. El final de la tragedia se caracteriza por la destrucción y la muerte. Ejemplo: El
tragaluz, de Antonio Buero Vallejo.

2. GÉNERO NARRATIVO.

2.1 ORÍGEN

En general, la narración es una parte esencial de la naturaleza humana. El género narrativo comenzó
con la tradición oral. Los primeros representantes de este género incluyen mitos, leyendas, fábulas,
anécdotas y baladas.
Estos fueron contados una y otra vez, logrando transmitirse de generación en generación. A través
de ellos se compartía el conocimiento y la sabiduría.

Tras la invención de la escritura, hubo un cambio de la narración oral a la escrita. Sin embargo, este
cambio no se dio de manera inmediata, pues solo las personas cultas sabían leer y escribir. Durante la
transición, ambos formatos coexistieron.
Por otro lado, el texto más antiguo del género narrativo que se conserva en la historia es la
Epopeya de Gilgamesh. Esta historia está relacionada con las hazañas de un famoso rey sumerio. Además, el
primer registro conocido en el origen de la narración se encuentra en Egipto, cuando los hijos de Keops
entretenían a su padre con historias.
En la antigua Grecia, cuna de la civilización occidental, las primeras inscripciones datan de 770 a 750
a. C. Expertos sugieren que La Ilíada de Homero es la obra más antigua que sobrevivió en lengua griega y
que se originó a partir de la tradición oral.
En 1440, la invención de la imprenta por parte de Gutenberg permitió que las masas tuvieran acceso
a la Biblia. Las narraciones bíblicas tienen el propósito principal de enseñar espiritualidad.

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Actualmente, el género narrativo es fundamental dentro de las expresiones literarias.

2.2 DEFINICIÓN:

Los textos narrativos. Un texto narrativo es una forma de expresión en la que se cuentan hechos o historias
ocurridos a personas, animales, cosas u objetos, en un determinado tiempo y espacio. Los textos narrativos
pueden ser reales, ficticios o combinados, pueden involucrar a personajes o hechos imaginarios, o hacer
referencia a personajes o situaciones reales que son creados a través del lenguaje, es decir, estas historias
finalmente “existen” en el mundo narrativo.

2.3 ESTRUCTURA Y ELEMENTOS

Un texto narrativo, en cuanto a su estructura, está compuesto por los siguientes elementos:
planteamiento, desarrollo y desenlace, los cuales conforman la trama.

2.3.1 Estructura del Género Narrativo

-PLANTEAMIENTO: Está al principio de todo cuento, en él se sitúa el lugar donde sucede la acción y se
presenta a los personajes protagonistas de la historia. Lo que se presenta en la introducción es lo que se
quiebra el nudo. La introducción sienta las bases para que el nudo tenga sentido.
-DESARROLLO O NUDO: Es la parte donde se presenta el conflicto o el problema de la historia, toma forma
y suceden los hechos. El nudo surge a partir de un quiebre o alteración de lo planteado en la introducción.
-DESENLACE O FINAL: Parte donde se suele dar el clímax, la solución a la historia y finaliza la narración.
Incluso en los textos con final abierto. Puede terminar en un final feliz o no. es donde se resuelve el conflicto
del cuento y la historia se acaba. Por lo general, el bien se impone al mal.

2.3.2 Elementos del Género Narrativo

En el Género Narrativo se conjugan varios elementos, cada uno de los cuales debe poseer ciertas
características propias: los personajes, el narrador, el ambiente, la atmósfera, el tiempo, la trama.

-Los personajes. Son las personas, los animales o los objetos que aparecen y participan en el cuento. En
general, el autor los presenta de forma directa o indirecta, apoyándose en la descripción de sus
características físicas y sicológicas o mediante su conducta y relaciones con los otros personajes.
Tipos de personajes del cuento
Ahora que ya conocemos cómo son los personajes, a continuación, te descubriremos los diferentes
tipos de personajes del Género Narrativo. Tradicionalmente, se han dividido estos elementos del Género
Narrativo en clasificaciones que tienen en cuenta aspectos distintos en el desarrollo de la narración.
Los personajes, del Género Narrativo según su protagonismo
Dependiendo de lo relevante que sea el personaje para el desarrollo de la trama, nos encontramos con
diferentes tipos:
• Principal o protagonista: es el personaje más importante de la historia, el que forma parte de la
trama en todo momento y al que se le da mayor atención. Estos personajes suelen ser los que experimentan
el argumento y la acción de la narración y, normalmente, viven una evolución.
• Secundarios: son los personajes que aparecen en el Género Narrativo pero que tienen una
importancia menor en la trama. Normalmente, influyen sobre el protagonista o realizan alguna acción que
cambie la trama. Son agentes de cambio que son imprescindibles para la trama pero que su importancia
como personaje no es tan relevante.
• Incidentales: Su participación en la historia es limitada pero significativa, ya que su actuación puede
cambiar los acontecimientos y ambientar algunos sucesos.

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• Antagonista: no siempre aparece, pero, cuando lo hace, es el personaje que va en contra del ideal
que simboliza el protagonista. Es la fuerza opositora del personaje principal y su influencia es vital para el
desarrollo de la trama.

-Tipos de narradores

+Narrador protagonista: Narra en primera persona. Es el mismo protagonista el que narra su propia historia.
+Narrador testigo: Habla en tercera persona, es capaz de narrar según lo que ve. Es ficticio.
+Narrador omnisciente: Está fuera de la historia y conoce los sucesos detalladamente

-El ambiente. Las circunstancias que rodean a los personajes de un cuento son importantes porque ayudan
a situar la historia en un lugar y en un momento determinado.
-El tiempo. Corresponde a la época en que se ambienta la historia y la duración del suceso narrado. Este
último elemento es variable.
- La atmósfera. Corresponde al mundo particular en que ocurren los hechos del cuento. La atmósfera debe
traducir la sensación o el estado emocional que prevalece en la historia. Debe irradiar, por ejemplo, misterio,
violencia, tranquilidad, angustia, etc.
-La trama. Es el conflicto que mueve la acción del relato. Es leitmotiv de la narración. El conflicto da lugar a
una acción que provoca tensión dramática. La trama generalmente se caracteriza por la oposición de fuerzas.
Ésta puede ser: externa, por ejemplo, la lucha del hombre con el hombre o la naturaleza; o interna, la lucha
del hombre consigo mismo.

3. EL CUENTO.

3.1 El cuento Origen y desarrollo del cuento.

Las primeras obras consideradas como cuentos, provienen de las civilizaciones de Oriente, y a pesar
de que desde la Antigüedad existieron un sinfín de narraciones con características diversas que pudieran ser
consideradas cuentos, el término cuento surgió en el siglo XIV.
Durante los siglos XV, XVI y XVII se dieron a conocer las obras de diferentes escritores, como Los
cuentos de Canterbury, de Chaucer; Contes, de La Fontaine; Cuentos de mi madre la gansa, de Perrault, y
Cándido, de Voltaire. A partir del siglo XVIII, el Romanticismo se inspiró en la creación del relato corto, y
escritores como Charles Nodier, en Francia; Hans Christian Andersen, en Dinamarca; Hoffmann, en
Alemania, Edgar Allan Poe, en Estados Unidos y Gustavo Adolfo Bécquer, en España, todos ellos
representativos de este periodo.
En la primera mitad del siglo XIX, durante la época realista, el relato costumbrista de aldea y el relato
de vida campesina adquirieron gran interés, siendo algunos de sus representantes Gottfried Séller, Gogol,
Bjornson, entre otros. Para la segunda mitad de este siglo, el cuento se populariza, estando entre sus
principales representantes Antón Chéjov, Gustavo Flaubert, Guy de Maupassant y Juan Valera.
El cuento moderno apareció a finales del siglo XIX, adquiriendo un auge sorprendente en
Hispanoamérica con grandes representantes como son Jorge Luis Borges, Carlos Fuentes, Julio Cortázar,
Gabriel García Márquez, entre otros.
Para el siglo XX, el cuento adquirió otra forma y contenido, considerando, entre otros aspectos, la
diversidad de tendencias, la ruptura del hilo narrativo, la dislocación en los planos temporales, un personaje
narrador (o narrador oculto y variable), la búsqueda de un nuevo significado del habla popular, casi siempre
de valor impactante y utilizado como lenguaje del narrador o de los personajes.

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3.2 Características del cuento.

Como vimos, el cuento es un relato de ficción, escrito en prosa y de corta extensión, que presenta
un argumento sencillo, por lo que los ambientes y los personajes son escasos y rara vez descritos. Se
caracteriza por su intensidad y dinamismo, que permiten que, a pesar de ser un subgénero de breve
narración, logre captar la atención del lector.

3.3 Clasificación del cuento.

Se han realizado muchos intentos por clasificar el cuento, tomando como base aspectos como el
tema, el contenido, los personajes, la época, los destinatarios, la técnica utilizada, entre otros. Esto ha dado
un resultado muy variado y difícil de generalizar, ya que son pocos los cuentos que se ajustan a un tipo en
específico. De entre toda las clasificaciones, existe una que no se puede obviar, y que da pie para establecer
la diferencia entre el cuento popular o tradicional, difundido principalmente a través de la transmisión oral;
basado en los mismos argumentos y tipos de personajes; y en el que predominan elementos fantásticos o
maravillosos; y la intención moralizante; y el cuento literario, basado en argumentos variados y, por lo tanto,
más originales, con personajes individualizados y con distintas características, con la presencia de elementos
fantásticos o maravillosos, pero con mayor presencia de lo real, y con una intención más recreativa y estética
que moralizante.

3.3.1 Cuento literario.

El cuento literario se encuentra fuertemente influido por las diferentes corrientes y movimientos
literarios, por lo que en esta clasificación podemos encontrar diversos estilos artísticos y una gran variedad de
temáticas.

A) Durante el romanticismo, desarrollado a finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX, se dio origen a dos
principales categorías de cuento: el infantil y el de suspenso.

1. El cuento infantil se caracteriza por estar enfocado en la revaloración de lo popular, por lo que recupera
los elementos de los cuentos tradicionales, en los que se vuelve a retomar la intención moralizante y se refleja
el antagonismo de los personajes, así como el triunfo del bien sobre el mal. La aparición de elementos
maravillosos se manifiesta tanto en los personajes (brujas, duendes, gigantes, ogros, hadas) como en las
situaciones rodeadas normalmente de magia y encantamiento. En esta categoría sobresalen autores como
Hans Christian Andersen, con El patito feo, El soldadito de plomo, La sirenita; los hermanos Grimm, con
Blancanieves, Caperucita Roja o El gato con botas, y posteriormente Oscar Wilde, con cuentos como El
gigante egoísta o El príncipe feliz. El cuento de suspenso se caracteriza por situar al lector en un estado de
tensión, expectación o incertidumbre, resultado de la atmósfera de misterio, oscuridad y desconocimiento.

2. El cuento de suspenso, es considerado el antecedente de corrientes popularizadas en el siglo XX, como


son el cuento de terror y el detectivesco. El estadounidense Edgar Allan Poe, es reconocido como el padre del
suspenso, cuya maestría en esta categoría se puede reflejar en obras como Los crímenes de la calle Morgue
o El corazón delator.

B) A inicios del siglo XIX, en el que se desarrolló la corriente literaria del realismo, el cuento realista tuvo un
gran auge. Se basa en la presentación de hechos reales o imitados de la realidad, con el fin de crear un
efecto de verosimilitud. El cuento realista surge de la observación directa del entorno y de la vida en sus
diversos aspectos: religioso, social, moral, histórico, etc., buscando reflejar de forma seria la realidad y brindar
un testimonio de ésta, tal y como es. El estilo de esta categoría se puede observar en obras como El pabellón
número seis o La dama del perrito, de Chéjov; Bola de sebo o La casa Tellier, de Guy de Maupassant.

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C) Durante el siglo XX, en la época contemporánea, se desarrollaron diversas categorías, como son el relato
indigenista, el relato urbano, la literatura fantástica y el realismo mágico –con un gran auge en
Hispanoamérica–, y los cuentos de terror, detectivescos y de ciencia ficción.

1. El relato indigenista, tiene como propósito exhibir las formas de vida de los distintos grupos étnicos de
América, reflejando sus problemáticas: marginación, abusos, entre otros. Destacan autores como Rómulo
Gallegos y Rosario Castellanos.

2. A diferencia del relato indigenista, el relato urbano busca representar el estilo de vida de las ciudades y
sus pobladores, lo que da pie a la generación de escenarios, temas y personajes. A inicios del siglo XX
destacan autores como Franz Kafka, Herman Hesse, Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald y William Faulkner;
a mitad del siglo, Truman Capote, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges; a finales del siglo XX y durante el siglo
XXI, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Isabel Allende, Laura Esquivel, entre otros.

3. La literatura fantástica y el realismo mágico tratan de ubicar al lector en situaciones reales, desde el
punto de vista geográfico, temporal y cultural, en los que suceden situaciones inexplicables que alteran la
realidad. Estas dos corrientes se diferencian en que la literatura fantástica busca crear angustia en el lector
ante la posibilidad de que lo que ocurre en la narración, pueda suceder en la vida real, lo que se observa
claramente en los relatos de Jorge Luis Borges en su libro Ficciones; mientras que el realismo mágico busca
mostrar lo extraño o inexplicable como algo cotidiano y común, lo cual se puede ver en relatos como La
hojarasca o Los funerales de la Mamá Grande, del autor que mejor representa esta corriente: Gabriel García
Márquez.

4. Los cuentos de terror, buscan producir el miedo psicológico, así como sus efectos físicos, a través del
planteamiento de sus situaciones y personajes. Destacan representantes como H.P. Lovecraft, Bram Stoker y,
más recientemente, Stephen King. Por su parte, los cuentos detectivescos buscan crear intriga y misterio con
base en hechos relacionados con crímenes o espionaje. Como las historias de Sherlock Holmes.

5. Los cuentos o relatos de ciencia ficción, se caracterizan por utilizar elementos propios de la ciencia y la
tecnología, y especular sobre las consecuencias que éstos pueden tener en el desarrollo futuro de la
humanidad. Un aspecto interesante de esta corriente es que los autores, al tener un conocimiento sobre la
ciencia, logran crear escenarios realmente creíbles y lógicos, por lo que, en muchos casos, han acertado en
las suposiciones del futuro plasmadas en sus obras. Representantes destacados de la ciencia ficción son H.
G. Wells, Arthur C. Clarke, Isaac Asimov y Ray Bradbury.

4. LA NOVELA

4.1 Origen.

De mayor extensión que el cuento, la novela es un arte moderno; entendida como “un relato en prosa
impreso en forma de libro, cuyos diversos elementos constitutivos… por mucho que varíen de una a otra,
conforman un género distinto a cualquier tipo de manifestación narrativa existente con anterioridad”
(Goytisolo, 2013).
Su historia tiene alrededor de cuatro siglos; y es que, aunque el relato existía desde tiempos
remotos, no fue sino hasta hace cuatrocientos años que la narración fue cobrando formas distintas, hasta
constituirse en la novela. Ésta, en lo fundamental, conserva la estructura del género al que pertenece, la
narrativa: que es un acto comunicativo en el que el emisor (autor) envía un mensaje (el texto de la novela) a
un lector a través de un mediador interno (narrador), como has visto en los bloques anteriores.
La novela surge de la épica y así se mantiene durante la Antigüedad y en la Edad Media; a esta
segunda época pertenecen particularmente las historias de caballerías. Vendría después el Renacimiento, el

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periodo artístico que dejaría atrás la oscuridad de los siglos VI al XV. Coexisten el idealismo en las
narraciones pastoriles y el realismo de la novela picaresca. Pero llegó Miguel de Cervantes que, con El
ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, fundió magistralmente idealismo y realismo: ésta es la novela
por excelencia en la lengua castellana; es la piedra angular del subgénero en su forma moderna en nuestro
idioma, en el que como afirma Goytisolo (2013), el relato en prosa deja definitivamente de ser una mera
sucesión de actos, hechos y palabras. Cuanto aquí se dice y hace parece cobrar vida propia, arropado por un
paisaje circundante y un transcurso temporal acorde con el desarrollo de los acontecimientos.
En general, el origen de la novela moderna se sitúa en el Occidente europeo, cuando se forja la
distancia con los textos narrativos clásicos, con una obra que, no obstante su carácter religioso, marcó el
inicio de la relación lector-obra con significados diferentes a aquél: la Biblia. Si Sócrates consideraba que la
literatura no podía ser arte porque era una mentira, cuya finalidad era entretener, la traducción de la Biblia a
diversas lenguas modernas, parecía confirmar el supuesto del pensador griego. Pero lo que ocurrió fue más
allá del deleite: la difusión impresa de los textos sagrados despertó en los lectores “la sensación de
proximidad que experimenta el lector ante los hechos relatados, lo familiar que le resulta el comportamiento
de sus protagonistas” (Goytisolo, 2013). Eso no ocurría con los relatos clásicos que, no obstante, se
reprodujeron de forma reducida, permitieron que una minoría ilustrada influyera en la evolución del
pensamiento. Ese acercamiento lector-relato con los textos bíblicos fue el punto de quiebre de la redefinición
de la novela como subgénero. La Real Academia Española recoge dicha condición: la novela es una “obra
literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en parte, y cuyo fin es causar placer estético
a los lectores con la descripción o pintura de sucesos o lances interesantes, de caracteres, de pasiones y de
costumbres”.

4.2 Características de la novela.

Si bien la novela es el subgénero hermano del cuento, tiene características que la diferencian de
éste; la más evidente es la extensión. La novela se prolonga temporalmente, el cuento es breve en este
sentido. Existen otras cualidades que identifican la novela, como la inclusión de un número de personajes tan
amplio como lo requiera la trama, además de que la caracterización de éstos es mucho más detallada y
profunda que en el cuento. La trama, por su parte, puede derivar en otras de menor intensidad, pero que
permiten desarrollar de forma minuciosa y más descriptiva las historias de los personajes, lo mismo que la
representación de escenarios pequeños que conforman la historia general. La novela moderna también se
define por su redacción en prosa.

4.3 Tipos de Novelas.

Es importante considerar que si una novela se clasifica en un tipo u otro, no necesariamente es


ajena a tomar alguna otra clasificación en la construcción de la historia. La categorización que se ha hecho de
la novela contempla los siguientes tipos:
• Aventuras: su característica principal es la acción. Enfatizan su argumento en los viajes, el riesgo,
el misterio o el peligro. Tiene el propósito de entretener, y se basa en la ficción. Entre las obras que se
incluyen en este tipo están La Ilíada, La Odisea, Satiricón. Otras posteriores son El Conde de Montecristo y
Robinson Crusoe.
• Caballerías: su propósito es exaltar los valores del honor y la justicia.
• Pastoril: se centra en narrar historias de pastores y sus amoríos. Miguel de Cervantes escribió La
Galatea por ejemplo.
• Picaresca: refleja las costumbres y la vida de la época, y su origen es hispánico. La obra más
representativa es El lazarillo de Tormes, de autor anónimo.
• Didáctica o moralizante: tiene como intención ofrecer al lector una enseñanza, que puede ser de
manera divertida. Entre los ejemplos más conocidos está El periquillo sarniento, de José Joaquín Fernández
de Lizardi.

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• Gótica: la primera novela de este tipo fue El castillo de Otranto (1765). Entre las características que
tiene están los castillos medievales, los ruidos, los bosques, entre otros. Tienen un tono romántico. Otras
obras, aunque ya del siglo XIX que se incluyen en este subgénero son: Drácula (Bram Stroker), Frankenstein
(Mary Shelley), Otra vuelta de tuerca (Henry James).
• De costumbres: narra la vida de una sociedad en una época determinada.
• Policiaca: generalmente con un detective a la cabeza, la novela policíaca presenta casos sin
resolver, crímenes en los que se centra la atención de la historia. Entre los autores del género están Agatha
Christie, Henning Mankel y John Updike, entre muchos otros.
• Histórica: aprovecha un espacio o época, incluso un personaje real, para construir alrededor lo que
pudo suceder.
• Ideológica o de tesis: considera una postura ideológica como hilo fundamental de la historia.
• Psicológica: aunque este tipo de novela se caracteriza por centrarse en los personajes, en su vida
interior, sus motivaciones, etc., la realidad es que estas condiciones están presentes en otros tipos de novela.
• Social: su intención es contar los problemas sociales de una época o de una clase social.
• Ciencia-ficción: presenta acontecimientos con base científica, proyectados a futuro. Entre los
autores emblemáticos de la ciencia-ficción están Julio Verne y Ray Bradbury

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ADA 7. PARTE 2. CUENTOS

CUENTO 1.

Aceite de perro
Ambrose Bierce

Me llamo Boffer Bings. Nací de padres honestos en uno de los más humildes caminos de la vida: mi
padre era fabricante de aceite de perro y mí madre poseía un pequeño estudio, a la sombra de la iglesia del
pueblo, donde se ocupaba de los no deseados. En la infancia me inculcaron hábitos industriosos; no
solamente ayudaba a mi padre a procurar perros para sus cubas, sino que con frecuencia era empleado por
mi madre para eliminar los restos de su trabajo en el estudio. Para cumplir este deber necesitaba a veces
toda mi natural inteligencia, porque todos los agentes de ley de los alrededores se oponían al negocio de mi
madre. No eran elegidos con el mandato de oposición, ni el asunto había sido debatido nunca políticamente:
simplemente era así. La ocupación de mi padre -hacer aceite de perro- era naturalmente menos impopular,
aunque los dueños de perros desaparecidos lo miraban a veces con sospechas que se reflejaban, hasta
cierto punto, en mí. Mi padre tenía, como socios silenciosos, a dos de los médicos del pueblo, que rara vez
escribían una receta sin agregar lo que les gustaba designar Lata de Óleo. Es realmente la medicina más
valiosa que se conoce; pero la mayoría de las personas es reacia a realizar sacrificios personales para los
que sufren, y era evidente que muchos de los perros más gordos del pueblo tenían prohibido jugar conmigo,
hecho que afligió mi joven sensibilidad y en una ocasión estuvo a punto de hacer de mí un pirata.
A veces, al evocar aquellos días, no puedo sino lamentar que, al conducir indirectamente a mis queridos
padres a su muerte, fui el autor de desgracias que afectaron profundamente mi futuro.
Una noche, al pasar por la fábrica de aceite de mi padre con el cuerpo de un niño rumbo al estudio de mi
madre, vi a un policía que parecía vigilar atentamente mis movimientos. Joven como era, yo había aprendido
que los actos de un policía, cualquiera sea su carácter aparente, son provocados por los motivos más
reprensibles, y lo eludí metiéndome en la aceitería por una puerta lateral casualmente entreabierta. Cerré en
seguida y quedé a solas con mi muerto. Mi padre ya se había retirado. La única luz del lugar venía de la
hornalla, que ardía con un rojo rico y profundo bajo uno de los calderos, arrojando rubicundos reflejos sobre
las paredes. Dentro del caldero el aceite giraba todavía en indolente ebullición y empujaba ocasionalmente a
la superficie un trozo de perro. Me senté a esperar que el policía se fuera, el cuerpo desnudo del niño en mis
rodillas, y le acaricié tiernamente el pelo corto y sedoso. ¡Ah, qué guapo era! Ya a esa temprana edad me
gustaban apasionadamente los niños, y mientras miraba al querubín, casi deseaba en mi corazón que la
pequeña herida roja de su pecho -la obra de mi querida madre- no hubiese sido mortal.
Era mi costumbre arrojar los niños al río que la naturaleza había provisto sabiamente para ese fin, pero esa
noche no me atreví a salir de la aceitería por temor al agente. “Después de todo”, me dije, “no puede importar
mucho que lo ponga en el caldero. Mi padre nunca distinguiría sus huesos de los de un cachorro, y las pocas
muertes que pudiera causar el reemplazo de la incomparable Lata de Óleo por otra especie de aceite no
tendrán mayor incidencia en una población que crece tan rápidamente”. En resumen, di el primer paso en el
crimen y atraje sobre mí indecibles penurias arrojando el niño al caldero.
Al día siguiente, un poco para mi sorpresa, mi padre, frotándose las manos con satisfacción, nos informó a mí
y a mi madre que había obtenido un aceite de una calidad nunca vista por los médicos a quienes había
llevado muestras. Agregó que no tenía conocimiento de cómo se había logrado ese resultado: los perros
habían sido tratados en forma absolutamente usual, y eran de razas ordinarias. Consideré mi obligación

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explicarlo, y lo hice, aunque mi lengua se habría paralizado si hubiera previsto las consecuencias.
Lamentando su antigua ignorancia sobre las ventaja de una fusión de sus industrias, mis padres tomaron de
inmediato medidas para reparar el error. Mi madre trasladó su estudio a un ala del edificio de la fábrica y
cesaron mis deberes en relación con sus negocios: ya no me necesitaban para eliminar los cuerpos de los
pequeños superfluos, ni había por qué conducir perros a su destino: mi padre los desechó por completo,
aunque conservaron un lugar destacado en el nombre del aceite. Tan bruscamente impulsado al ocio, se
podría haber esperado naturalmente que me volviera ocioso y disoluto, pero no fue así. La sagrada influencia
de mi querida madre siempre me protegió de las tentaciones que acechan a la juventud, y mi padre era
diácono de la iglesia. ¡Ay, que personas tan estimables llegaran por mi culpa a tan desgraciado fin!
Al encontrar un doble provecho para su negocio, mi madre se dedicó a él con renovada asiduidad. No se
limitó a suprimir a pedido niños inoportunos: salía a las calles y a los caminos a recoger niños más crecidos y
hasta aquellos adultos que podía atraer a la aceitería. Mi padre, enamorado también de la calidad superior del
producto, llenaba sus cubas con celo y diligencia. En pocas palabras, la conversión de sus vecinos en aceite
de perro llegó a convertirse en la única pasión de sus vidas. Una ambición absorbente y arrolladora se
apoderó de sus almas y reemplazó en parte la esperanza en el Cielo que también los inspiraba.
Tan emprendedores eran ahora, que se realizó una asamblea pública en la que se aprobaron resoluciones
que los censuraban severamente. Su presidente manifestó que todo nuevo ataque contra la población sería
enfrentado con espíritu hostil. Mis pobres padres salieron de la reunión desanimados, con el corazón
destrozado y creo que no del todo cuerdos. De cualquier manera, consideré prudente no ir con ellos a la
aceitería esa noche y me fui a dormir al establo.
A eso de la medianoche, algún impulso misterioso me hizo levantar y atisbar por una ventana de la habitación
del horno, donde sabía que mi padre pasaba la noche. El fuego ardía tan vivamente como si se esperara una
abundante cosecha para mañana. Uno de los enormes calderos burbujeaba lentamente, con un misterioso
aire contenido, como tomándose su tiempo para dejar suelta toda su energía. Mi padre no estaba acostado:
se había levantado en ropas de dormir y estaba haciendo un nudo en una fuerte soga. Por las miradas que
echaba a la puerta del dormitorio de mi madre, deduje con sobrado acierto sus propósitos. Inmóvil y sin habla
por el terror, nada pude hacer para evitar o advertir. De pronto se abrió la puerta del cuarto de mi madre,
silenciosamente, y los dos, aparentemente sorprendidos, se enfrentaron. También ella estaba en ropas de
noche, y tenía en la mano derecha la herramienta de su oficio, una aguja de hoja alargada.
Tampoco ella había sido capaz de negarse el último lucro que le permitían la poca amistosa actitud de los
vecinos y mi ausencia. Por un instante se miraron con furia a los ojos y luego saltaron juntos con ira
indescriptible. Luchaban alrededor de la habitación, maldiciendo el hombre, la mujer chillando, ambos
peleando como demonios, ella para herirlo con la aguja, él para ahorcarla con sus grandes manos desnudas.
No sé cuánto tiempo tuve la desgracia de observar ese desagradable ejemplo de infelicidad doméstica, pero
por fin, después de un forcejeo particularmente vigoroso, los combatientes se separaron repentinamente.
El pecho de mi padre y el arma de mi madre mostraban pruebas de contacto. Por un momento se
contemplaron con hostilidad, luego, mi pobre padre, malherido, sintiendo la mano de la muerte, avanzó, tomó
a mi querida madre en los brazos desdeñando su resistencia, la arrastró junto al caldero hirviente, reunió
todas sus últimas energías ¡y saltó adentro con ella! En un instante ambos desaparecieron, sumando su
aceite al de la comisión de ciudadanos que había traído el día anterior la invitación para la asamblea pública.
Convencido de que estos infortunados acontecimientos me cerraban todas las vías hacia una carrera
honorable en ese pueblo, me trasladé a la famosa ciudad de Otumwee, donde se han escrito estas memorias,
con el corazón lleno de remordimiento por el acto de insensatez que provocó un desastre comercial tan
terrible.

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CUENTO 2.
EL HUÉSPED
Amparo Dávila

Nunca olvidaré el día en que vino a vivir con nosotros. Mi marido lo trajo al regreso de un viaje.
Llevábamos entonces cerca de tres años de matrimonio, teníamos dos niños y yo no era feliz. Representaba
para mi marido algo así como un mueble, que se acostumbra uno a ver en determinado sitio, pero que no
causa la menor impresión. Vivíamos en un pueblo pequeño, incomunicado y distante de la ciudad. Un pueblo
casi muerto o a punto de desaparecer. No pude reprimir un grito de horror, cuando lo vi por primera vez. Era
lúgubre, siniestro. Con grandes ojos amarillentos, casi redondos y sin parpadeo, que parecían penetrar a
través de las cosas y de las personas. Mi vida desdichada se convirtió en un infierno. La misma noche de su
llegada supliqué a mi marido que no me condenara a la tortura de su compañía. No podía resistirlo; me
inspiraba desconfianza y horror. “Es completamente inofensivo” —dijo mi marido mirándome con marcada
indiferencia. “Te acostumbrarás a su compañía y, si no lo consigues...” No hubo manera de convencerlo de
que se lo llevara. Se quedó en nuestra casa. No fui la única en sufrir con su presencia. Todos los de la casa
—mis niños, la mujer que me ayudaba en los quehaceres, su hijito— sentíamos pavor de él. Sólo mi marido
gozaba teniéndolo allí. Desde el primer día mi marido le asignó el cuarto de la esquina. Era ésta una pieza
grande, pero húmeda y oscura. Por esos inconvenientes yo nunca la ocupaba. Sin embargo él pareció
sentirse contento con la habitación. Como era bastante oscura, se acomodaba a sus necesidades. Dormía
hasta el oscurecer y nunca supe a qué hora se acostaba. Perdí la poca paz de que gozaba en la casona.
Durante el día, todo marchaba con aparente normalidad. Yo me levantaba siempre muy temprano, vestía a
los niños que ya estaban despiertos, les daba el desayuno 7 y los entretenía mientras Guadalupe arreglaba la
casa y salía a comprar el mandado. La casa era muy grande, con un jardín en el centro y los cuartos
distribuidos a su alrededor. Entre las piezas y el jardín había corredores que protegían las habitaciones del
rigor de las lluvias y del viento que eran frecuentes. Tener arreglada una casa tan grande y cuidado el jardín,
mi diaria ocupación de la mañana, era tarea dura. Pero yo amaba mi jardín. Los corredores estaban cubiertos
por enredaderas que floreaban casi todo el año. Recuerdo cuánto me gustaba, por las tardes, sentarme en
uno de aquellos corredores a coser la ropa de los niños, entre el perfume de las madreselvas y de las
buganvilias. En el jardín cultivaba crisantemos, pensamientos, violetas de los Alpes, begonias y heliotropos.
Mientras yo regaba las plantas, los niños se entretenían buscando gusanos entre las hojas. A veces pasaban
horas, callados y muy atentos, tratando de coger las gotas de agua que se escapaban de la vieja manguera.
Yo no podía dejar de mirar, de vez en cuando, hacia el cuarto de la esquina. Aunque pasaba todo el día
durmiendo no podía confiarme. Hubo veces que, cuando estaba preparando la comida, veía de pronto su
sombra proyectándose sobre la estufa de leña. Lo sentía detrás de mí... yo arrojaba al suelo lo que tenía en
las manos y salía de la cocina corriendo y gritando como una loca. Él volvía nuevamente a su cuarto, como si
nada hubiera pasado. Creo que ignoraba por completo a Guadalupe, nunca se acercaba a ella ni la
perseguía. No así a los niños y a mí. A ellos los odiaba y a mí me acechaba siempre. Cuando salía de su
cuarto comenzaba la más terrible pesadilla que alguien pueda vivir. Se situaba siempre en un pequeño
cenador, enfrente de la puerta de mi cuarto. Yo no salía más. Algunas veces, pensando que aún dormía, yo
iba hacia la cocina por la merienda de los niños, de pronto lo descubría en algún oscuro rincón del corredor,
bajo las enredaderas. “¡Allí está ya, Guadalupe!”, gritaba desesperada. 8 Guadalupe y yo nunca lo
nombrábamos, nos parecía que al hacerlo cobraba realidad aquel ser tenebroso. Siempre decíamos: —allí
está, ya salió, está durmiendo, él, él, él... Solamente hacía dos comidas, una cuando se levantaba al

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anochecer y otra, tal vez, en la madrugada antes de acostarse. Guadalupe era la encargada de llevarle la
bandeja, puedo asegurar que la arrojaba dentro del cuarto pues la pobre mujer sufría el mismo terror que yo.
Toda su alimentación se reducía a carne, no probaba nada más. Cuando los niños se dormían, Guadalupe
me llevaba la cena al cuarto. Yo no podía dejarlos solos, sabiendo que se había levantado o estaba por
hacerlo. Una vez terminadas sus tareas, Guadalupe se iba con su pequeño a dormir y yo me quedaba sola,
contemplando el sueño de mis hijos. Como la puerta de mi cuarto quedaba siempre abierta, no me atrevía a
acostarme, temiendo que en cualquier momento pudiera entrar y atacarnos. Y no era posible cerrarla; mi
marido llegaba siempre tarde y al no encontrarla abierta habría pensado… Y llegaba bien tarde. Que tenía
mucho trabajo, dijo alguna vez. Pienso que otras cosas también lo entretenían... Una noche estuve despierta
hasta cerca de las dos de la mañana, oyéndolo afuera... Cuando desperté, lo vi junto a mi cama, mirándome
con su mirada fija, penetrante... Salté de la cama y le arrojé la lámpara de gasolina que dejaba encendida
toda la noche. No había luz eléctrica en aquel pueblo y no hubiera soportado quedarme a oscuras, sabiendo
que en cualquier momento... Él se libró del golpe y salió de la pieza. La lámpara se estrelló en el piso de
ladrillo y la gasolina se inflamó rápidamente. De no haber sido por Guadalupe que acudió a mis gritos, habría
ardido toda la casa. Mi marido no tenía tiempo para escucharme ni le importaba lo que sucediera en la casa.
Sólo hablábamos lo indispensable. Entre nosotros, desde hacía tiempo el afecto y las palabras se habían
agotado. 9 Vuelvo a sentirme enferma cuando recuerdo... Guadalupe había salido a la compra y dejó al
pequeño Martín dormido en un cajón donde lo acostaba durante el día. Fui a verlo varias veces, dormía
tranquilo. Era cerca del mediodía. Estaba peinando a mis niños cuando oí el llanto del pequeño mezclado con
extraños gritos. Cuando llegué al cuarto lo encontré golpeando cruelmente al niño. Aún no sabría explicar
cómo le quité al pequeño y cómo me lancé contra él con una tranca que encontré a la mano, y lo ataqué con
toda la furia contenida por tanto tiempo. No sé si llegué a causarle mucho daño, pues caí sin sentido. Cuando
Guadalupe volvió del mandado, me encontró desmayada y a su pequeño lleno de golpes y de araños que
sangraban. El dolor y el coraje que sintió fueron terribles. Afortunadamente el niño no murió y se recuperó
pronto. Temí que Guadalupe se fuera y me dejara sola. Si no lo hizo, fue porque era una mujer noble y
valiente que sentía gran afecto por los niños y por mí. Pero ese día nació en ella un odio que clamaba
venganza. Cuando conté lo que había pasado a mi marido, le exigí que se lo llevara, alegando que podía
matar a nuestros niños como trató de hacerlo con el pequeño Martín. “Cada día estás más histérica, es
realmente doloroso y deprimente contemplarte así... te he explicado mil veces que es un ser inofensivo.”
Pensé entonces en huir de aquella casa, de mi marido, de él... Pero no tenía dinero y los medios de
comunicación eran difíciles. Sin amigos ni parientes a quienes recurrir, me sentía tan sola como un huérfano.
Mis niños estaban atemorizados, ya no querían jugar en el jardín y no se separaban de mi lado. Cuando
Guadalupe salía al mercado, me encerraba con ellos en mi cuarto. —Esta situación no puede continuar —le
dije un día a Guadalupe. —Tendremos que hacer algo y pronto —me contestó. 10 — ¿Pero qué podemos
hacer las dos solas? —Solas, es verdad, pero con un odio... Sus ojos tenían un brillo extraño. Sentí miedo y
alegría. La oportunidad llegó cuando menos la esperábamos. Mi marido partió para la ciudad a arreglar unos
negocios. Tardaría en regresar, según me dijo, unos veinte días. No sé si él se enteró de que mi marido se
había marchado, pero ese día despertó antes de lo acostumbrado y se situó frente a mi cuarto. Guadalupe y
su niño durmieron en mi cuarto y por primera vez pude cerrar la puerta. Guadalupe y yo pasamos casi toda la
noche haciendo planes. Los niños dormían tranquilamente. De cuando en cuando oíamos que llegaba hasta
la puerta del cuarto y la golpeaba con furia... Al día siguiente dimos de desayunar a los tres niños y, para estar
tranquilas y que no nos estorbaran en nuestros planes, los encerramos en mi cuarto. Guadalupe y yo
teníamos muchas cosas por hacer y tanta prisa en realizarlas que no podíamos perder tiempo ni en comer.
Guadalupe cortó varias tablas, grandes y resistentes, mientras yo buscaba martillo y clavos. Cuando todo

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estuvo listo, llegamos sin hacer ruido hasta el cuarto de la esquina. Las hojas de la puerta estaban
entornadas. Conteniendo la respiración, bajamos los pasadores, después cerramos la puerta con llave y
comenzamos a clavar las tablas hasta clausurarla totalmente. Mientras trabajábamos, gruesas gotas de sudor
nos corrían por la frente. No hizo entonces ruido, parecía que estaba durmiendo profundamente. Cuando todo
estuvo terminado, Guadalupe y yo nos abrazamos llorando. Los días que siguieron fueron espantosos. Vivió
muchos días sin aire, sin luz, sin alimento... Al principio golpeaba la puerta, tirándose contra ella, gritaba
desesperado, arañaba... Ni Guadalupe ni yo podíamos co- 11 mer ni dormir, ¡eran terribles los gritos...! A
veces pensábamos que mi marido regresaría antes de que hubiera muerto. ¡Si lo encontrara así...! Su
resistencia fue mucha, creo que vivió cerca de dos semanas... Un día ya no se oyó ningún ruido. Ni un
lamento... Sin embargo, esperamos dos días más, antes de abrir el cuarto. Cuando mi marido regresó, lo
recibimos con la noticia de su muerte repentina y desconcertante.

CUENTO 3.

El Gordito
Etgar Keret

¿Sorprendido? Pues claro que estaba sorprendido. Sales con una chica. Una primera cita, una
segunda cita, un restaurante por aquí, una película por allá, siempre en sesiones matinales, exclusivamente.
Empezáis a acostaros, los polvos son una pasada y después llega también el sentimiento. Cuando de pronto,
un buen día, viene a ti llorando, tú la abrazas y le dices que se tranquilice, que no pasa nada, y ella te
contesta que ya no puede más, que tiene un secreto, pero no un secreto cualquiera, que se trata de algo
tenebroso, de una maldición, un asunto que ha querido revelarte todo este tiempo pero no ha tenido valor
para hacerlo. Porque se trata de algo que la oprime constantemente como si de un par de toneladas de
ladrillos se tratara. Algo que te tiene que contar, porque es que tiene que hacerlo, aunque también sabe que
desde el momento en que te lo revele la vas a dejar, y con razón. Y al momento vuelve a echarse a llorar. –No
te voy a dejar –le dices–, yo no, yo te quiero. Puede que parezca que estés algo emocionado, pero no, y si lo
estás es porque ella sigue llorando, no por el secreto en sí. La experiencia te ha enseñado que esos secretos
que repetidamente llevan a las mujeres a hacerse ElHombresinCabeza.indd 13 14/03/11 12:11 14 trizas son
la mayoría de las veces algo de la importancia de haberse echado un polvo con un animal, con un familiar o
con alguien que les dio dinero a cambio. –Soy una puta– acaban diciendo siempre. –No, que no –insistes tú
abrazándolas, o–: Shshshsh –si siguen llorando. –De verdad que es algo muy gordo –insiste ella, como si
hubiera descubierto esa pachorra tuya que tanto has intentado ocultar. –Puede que dentro de ti suene
espantoso –le dices–, pero es por la acústica. Ya verás como, en cuanto lo saques fuera, de repente te
parecerá mucho menos grave. Ella casi se lo cree y tras dudar un instante dice: –¿Si te dijera que por las
noches me convierto en un hombre peludo y enano, sin cuello y con un anillo de oro en el meñique, entonces
también seguirías queriéndome? Y tú le dices que por supuesto, porque qué vas a decirle, ¿que no? Lo único
que está intentando es ponerte a prueba para ver si la quieres incondicionalmente, y tú siempre has estado
soberbio ante cualquier prueba. Además, la verdad es que en cuanto se lo dices ella se derrite y ya estáis
follando, así, en el salón. Después os quedáis abrazados y ella llora, porque se siente aliviada, y tú también
lloras, anda a saber por qué. Pero a diferencia de otras veces ella no se marcha. Se queda a dormir contigo.
Y tú te quedas despierto en la cama, mirando su hermoso cuerpo, el sol que se está poniendo ahí afuera, la
luna, que aparece de repente como de la nada, la luz plateada que le toca el cuerpo acariciándole el vello de
la espalda. Y en menos de cinco minutos te encuentras con que a tu lado, en la cama, tienes a un hombre
bajito y regordete. El hombre en cuestión se ElHombresinCabeza.indd 14 14/03/11 12:11 15 levanta, te sonríe

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y se viste algo turbado. Sale del dormitorio, y tú tras él, hipnotizado. Ahora ya está en el salón, pulsando con
sus rollizos dedos los botones del mando de la tele, dispuesto a ver los deportes. Fútbol, un partido de la Liga
de Campeones. Cuando fallan el tiro maldice y con los goles se levanta y hace la ola. Después del partido te
dice que tiene la garganta seca y el estómago vacío. Que le apetecen unos pinchos, a ser posible de pollo,
aunque también se apañaría si fueran de vacuno. Así que te subes con él en el coche y lo llevas a un
restaurante cercano que conoce. La nueva situación te tiene preocupado, muy preocupado, pero no sabes
muy bien qué hacer porque tus redes neuronales están bloqueadas. Tu mano, como la de un robot, cambia
las marchas mientras bajáis hacia Ayalon y él, en el asiento de al lado, tamborilea en el salpicadero con el
anillo de oro que lleva en el meñique, cuando en el semáforo que hay junto al cruce de Beit Dagon baja la
ventanilla electrónica, te guiña un ojo y le grita a una soldado que está haciendo autoestop: –Chata, ¿quieres
que te subamos atrás como una cabra? Después, en Azor, te pones a comer carne con él hasta reventar
mientras lo ves disfrutar de cada bocado y reírse como un niño. Y todo el rato te dices a ti mismo que no es
más que un sueño, un sueño extraño, es verdad, pero de esos de los que enseguida te vas a despertar. A la
vuelta le preguntas dónde se quiere bajar, pero él se hace el sordo y pone cara de víctima. Así que te ves
volviendo a tu casa con él. Son casi las tres de la mañana. –Me voy a dormir –le comunicas, y él te dice adiós
ElHombresinCabeza.indd 15 14/03/11 12:11 16 con la mano desde el puf y sigue con la mirada clavada en el
canal de la moda. Por la mañana te despiertas cansado, con un poco de dolor de estómago, y la encuentras
en el salón, todavía dormitando. Pero en cuanto has terminado de ducharte se levanta, te abraza con cierto
aire de culpabilidad y tú te sientes demasiado confuso como para decirle nada. El tiempo pasa y seguís
juntos. Los polvos no hacen más que mejorar de día en día. Ella ya no es tan joven, ni tú tampoco, así que un
buen día te encuentras hablando de tener un hijo. Por la noche cuando salís, tu gordito y tú os lo pasáis en
grande como nunca te lo habías pasado en la vida. Te lleva a restaurantes y a bares de los que antes no te
sonaba ni el nombre, bailáis juntos encima de las mesas y rompéis platos y más platos como si el mañana no
existiera. El gordito es muy majo, pero un poco grosero, sobre todo con las mujeres. A veces hace unas
observaciones que tú no sabes dónde meterte. Pero, aparte de eso, la verdad es que es una pasada estar
con él. Cuando os conocisteis, a ti el fútbol no te interesaba demasiado, mientras que ahora ya te conoces a
todos los equipos y cada vez que el equipo del que sois hinchas gana te sientes como si hubieras pedido un
deseo y éste se hubiera cumplido, un sentimiento muy poco frecuente, especialmente en alguien como tú, que
normalmente no sabe ni lo que quiere. Y así, todas las noches, te duermes con él cansado viendo los partidos
de la liga argentina y por la mañana vuelves a despertarte al lado de una mujer guapa y comprensiva a la que
también amas a rabiar.

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ADA 8. PARTE 2
NOVELA 1.

Capítulo IX de la novela Adiós a las armas de Ernest Hemingway.


Posteriormente, responde las preguntas.

Adiós a las armas (fragmento)

La carretera estaba obstruida y a ambos lados había esteras y cortinas, hechas con rastrojos de
maíz y con un techo de paja, de tal forma que parecía la entrada de un circo o de un pueblo africano.
Lentamente cruzamos este túnel de paja y salimos a un lugar arrasado, en donde, anteriormente, había
estado la estación. En este punto, el camino estaba más bajo que el nivel del río, y a lo largo de él, la
infantería ocupaba unas trincheras abiertas en su declive. El sol se ponía, y al levantar los ojos por encima del
terraplén, vi al otro lado, sobre la colina, negros bajo el sol, los coches austriacos. Aparcamos las
ambulancias bajo un cobertizo de ladrillos. Los hornos y los grandes pozos se habían convertido en puestos
de socorro. Conocía a tres de los médicos que había allí. Hablé con el comandante y me enteré de que a
partir del principio de la ofensiva, tendríamos que conducir nuestras ambulancias, llenas, por el camino
cubierto, hasta la cima, siguiendo la carretera.
En lo alto de la colina encontraríamos un puesto y varias ambulancias para evaluar. Confiaba que el
camino no estuviera interceptado. Sólo se disponía de uno para esta operación. El camino se había cubierto
para esta operación, ya que desde el otro lado del río, estaba bajo el fuego enemigo. Aquí, en la ladrillería, el
terraplén del río nos protegía del fuego de las ametralladoras. Un puente casi derrumbado cruzaba el río.
Cuando empezó el bombardeo se tenía la intención de construir otro, pero ahora las tropas tenían que pasar
los vados, ascendiendo por el recodo del río. El comandante era de corta estatura y llevaba un gran bigote
muy retorcido. Había participado en la guerra de Libia y mostraba dos condecoraciones por sus heridas.

1. El tema del texto es:


El pasado ( ) La guerra ( ) Las dificultades de un soldado ( )

2. El ambiente descrito por el autor es:


Despreocupado ( ) Divertido ( ) Desalentador ( )

3. ¿Cuántos personajes aparecen en el fragmento?


Uno ( ) Dos ( ) Cinco ( ) No se precisa ( )
4. Describe el espacio en que se sitúan los hechos.
5. Conforme a lo que leíste, ¿cuál es la esfera de acción que se identifica en el texto?
6. ¿Qué crees que el escritor quiere decir con su texto?

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NOVELA 2.

El sueño del celta de Mario Vargas Llosa.


Al finalizar, responde las preguntas.

El sueño del celta (fragmento)

Cuando abrieron la puerta de la celda, con el chorro de luz y un golpe de viento, entró
también el ruido de la calle que los muros de piedra apagaban y Roger se despertó asustado,
pestañeando, confuso todavía, luchando por serenarse, divisó, recostado en el vano de la puerta,
la silueta del sheriff. Su cara flácida, de rubios bigotes y ojillos maledicentes, los contemplaba con
la antipatía que nunca había tratado de disimular. He aquí alguien que sufriría si el Gobierno inglés
le concedía el pedido de clemencia.
– Visita – murmuró el sheriff, sin quitarle los ojos de encima.
Se puso de pie, frotándose los brazos. ¿Cuánto había dormido? Uno de los suplicios de
Pentonville Prison era no saber la hora. En la cárcel de Brixton y en la Torre de Londres escuchaba
las campanadas que marcaban las medias horas y las horas; aquí, las espesas paredes no dejaban
llegar al interior de la prisión el revuelo de las campanas de las iglesias de Caledonian Road ni el
bullicio del mercado de Islington y los guardias apostados en la puerta cumplían estrictamente la
orden de no dirigirle la palabra. El sheriff le puso las esposas y le indicó que saliera delante de él.
¿Le traería su abogado alguna buena noticia? ¿Se habría reunido el gabinete y tomado una
decisión? Acaso la mirada del sheriff, más cargada que nunca del disgusto que le inspiraba, se
debía a que le habían conmutado la pena.

1. ¿Cuántos personajes hay en este fragmento de la novela de Mario Vargas Llosa?


2. ¿Qué trama principal identificas?
3. ¿Encuentras alguna subtrama?
4. Describe, con tus propias palabras, el entorno en que se desarrolla la historia.
5. ¿A qué periodo de desarrollo de la novela, como subgénero, pertenece El sueño del
celta?

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NOVELA 3.

Fragmento de la primera parte de Los miserables, de Víctor Hugo.


Posteriormente responde las preguntas que se te presentan.

Los miserables (fragmento)

En 1815, era obispo de Digne el ilustrísimo Carlos Francisco Bienvenido Myriel, un anciano de unos
setenta y cinco años, que ocupaba esa sede desde 1806. Quizás no será inútil indicar aquí los rumores y las
habladurías que habían circulado acerca de su persona cuando llegó por primera vez a su diócesis.

Lo que de los hombres se dice, verdadero o falso, ocupa tanto lugar en su destino, y sobre todo en
su vida, como lo hacen. El señor Myriel era hijo de un consejero del Parlamento de Aix, nobleza de toga. Se
decía que su padre, pensando que heredara su puesto, lo había casado muy joven, y este matrimonio, había
dado mucho de qué hablar. Era de buena presencia, aunque de estatura pequeña, elegante e inteligente; y se
decía que toda la primera parte de su vida la habían ocupado el mundo y la galantería.

Sobrevino la Revolución; se precipitaron los sucesos; las familias ligadas al antiguo régimen,
perseguidas, acosadas, se dispersaron, y Carlos Myriel emigró a Italia. Su mujer murió allí de tisis. No habían
tenido hijos. ¿Qué pasó después en los destinos del señor Myriel?

1. ¿De qué trata el fragmento que leíste? Describe el argumento.


2. ¿En qué época histórica crees que se sitúa?
3. Tipo de Narrador.
4. Personajes que aparecen.

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