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HISPANOAMERICANA.12
Ya nos imaginamos que, en plena era de las modas, a algunos les tenemos que parecer
casi extraterrestres cuando hablamos de José Antonio o de la División Azul. Atravesamos
una época de verdadero fanatismo por lo contemporáneo, por lo último, por lo que se lleva
este verano, por el titular de hoy, por la candente y rabiosa actualidad... Y, por lo tanto,
reina un desprecio hacia todos los acontecimientos y manifestaciones culturales que
resulten más bien lejanos porque no se hayan vivido o simplemente porque “no suenen” o
no se entiendan. El hoy es lo único que vale y al ayer no se le mira ni de reojo; se avanza
a lo loco hacia el futuro sin ningún punto de referencia en estos años en que la gente -en
especial los jóvenes- se halla descontextualizada por completo y no se da cuenta de que
todo lo que pasa ahora viene de lo que pasó antes, y que lo que algunos creen haberse
inventado solos ya está pensado desde varios siglos antes de Cristo. Es una especie de
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“soberbia cronológica” que hace creerse a muchos listos que lo que ellos no han vivido -o
no han presenciado directamente- es como si no hubiera tenido lugar. Por supuesto, si
hablamos de política, la cosa se agrava peligrosamente, y ya hay quien se piensa que la
Humanidad comenzó con la Revolución Francesa o con las declaraciones
contemporáneas de “derechos”, o incluso con la intocable Transición Democrática
española, y todo lo anterior a estos hitos -o lo posterior que no gusta- forma parte poco
menos que de la oscura Prehistoria. Las épocas o períodos con valores que no cuadran en
la evolución liberal y “actual” de los tiempos se consideran puramente paleolíticos y es
mucho mejor imponer un paréntesis histórico y fingir que no han sucedido en todos los
libros de texto, programas de televisión, callejeros municipales o coleccionables de El
Mundo-Valladolid.
A nosotros, en cambio, nos gusta mirar atrás. Cuanto más buceamos en la historia o en
nuestras raíces, mejor comprendemos nuestro presente y más preparados nos sentimos
para afrontar un futuro que nos sería inafrontable sin esas miradas llenas de Fe hacia la
España exacta del siglo XVI o hacia el ejemplo de los camaradas más abnegados allá por
los años treinta. Si queremos un mañana falangista, es indispensable conocer y valorar la
historia difícil y generosa de nuestra Falange Española desde su fundación hasta nuestros
días, que ha discurrido por los senderos tortuosos de la persecución durante la II
República, por las rutas de la gloria en la guerra y en la gesta del Este y por el desierto
estéril de manipulación en un franquismo capitalista.
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SALVAD AL SOLDADO NUÑEZ
Sucedió el 1 de junio, Día de las Fuerzas Armadas. Por fin una voz discordante ponía los
puntos sobre las íes respecto a la actuación de los distintos gobiernos en el tema de la
promoción en los jóvenes de un sentimiento de identidad nacional. Esa voz , que
retumbaba sobre las conciencias adormecidas, era la del general jefe interino de la región
militar de Valladolid y Palencia, Luis Fernando Núñez, quien, incapaz de soportar el triste
devenir del otrora glorioso Ejército Español, alzó su voz y, con la fuerza de la verdad,
incidió sobre el edulcorado modelo profesional que desde el año 2002 tendrá
encomendada la defensa patria.
Suponemos que a estas alturas ninguno de nuestros lectores estará escandalizado ante lo
manifestado por el citado general. Todo ello se enmarca dentro de lo que podríamos
definir como una crítica lógica ante una situación ilógica. Sin embargo, hay algunos a los
que no les hizo ninguna gracia lo expuesto por Núñez; es más, desde las altas esferas del
ejército la respuesta fue fulgurante: un día después del Día de las Fuerzas Armadas, el
jefe de Estado Mayor del Ejército, Alfonso Pardo de Santayana, recriminó lo dicho por su
subordinado, quien fue fulminantemente relevado en una semana. Hasta tal punto (o
cargo) se ha encaramado la podredumbre en el ejército que el que más se escandaliza por
un discurso elogiando los valores militares es, precisamente, una de sus cabezas más
visibles.
Ignoramos si tal crítica se debe a servilismo político o, si por el contrario, responde a esa
nueva imagen de falta de vocación que ofrece el ejército español como en el caso de
delegar alguna de sus funciones (como la vigilancia de cuarteles) a empresas privadas
contratadas para tal fin.
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En fin, parece que las verdades escuecen y que el aperturismo del ejército no tolera el
elogio interno. Por todo ello, vaya por delante nuestra más sincera felicitación para Luis
Fernando Núñez. Es una pena que no cunda el ejemplo.
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de Treviño con título de condado a Diego Gómez Manrique, adelantado mayor de León.
En una palabra, podríamos definir el asunto como ridículo. ¿Cabría imaginarse a los
oscenses decidiendo si pasan a formar parte de Francia porque les resulta más
conveniente? ¿Y a los canarios si les resulta geográficamente más beneficioso formar
parte de Marruecos que de España? Esto que para nosotros, como falangistas, resulta un
disparate, no lo es para los valedores del sistema democrático, que no reconociendo más
autoridad que los votos, se escudarán detrás de las urnas para acatar dócilmente la
primera estupidez que dicten, en la que es la dictadura más cruel que ha conocido el
hombre: a los antiguos tiranos se les podía derrocar porque tenían existencia humana; a
los actuales no, porque están hechos de papeles introducidos en cajas de cristal. Solución,
está clara: aplicar a las urnas su destino más uténtico, es decir, la rotura.
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A finales de los años veinte, España se ve sacudida por los estertores de una agónica
monarquía, símbolo inequívoco de un régimen (el de la Restauración) que inhala sus
últimas bocanadas de aire. Ramiro se ve seducido por la política, alejándose
paulatinamente de su primitiva vocación filosófica.
En los primeros meses de 1931 surge, en torno a Ramiro, un grupo marginal (contaba con
una docena de miembros): La Conquista del Estado, que editará una publicación
homónima. Entre sus colaboradores se encontraban Giménez Caballero y Juan Aparicio.
El grupo presentaba un cierto confusionismo ideológico y estaba movido por la ilusión más
que por la razón y el sentido de la realidad. La fuerte personalidad de Ledesma era el
único aglutinante, lo que imprimió al boletín un fuerte tono protofascista y filonazi. La
Conquista del Estado se declaraba enérgicamente antiburguesa y reivindicaba, frente a la
caduca política demoliberal, un Estado fuerte y corporativo defendido por una juventud
nacional, con el sindicato y la comarca como ejes de participación. A esto se añadía una
clara vocación imperial y un verbo combativo que exaltaba, pese al confusionismo
señalado, una nueva forma de entender la política, alejada de las viejas fórmulas
caciquiles.
En octubre de 1931, La Conquista del Estado, tras pasar por duras dificultades
económicas, se une a las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica de Onésimo
Redondo, dando lugar a las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista. En cierto modo, las
J.O.N.-S. continuarán con la labor de los dos grupos primigenios, aunque, debido al fuerte
catolicismo militante de Onésimo, adoptan una posición un tanto más sensible hacia la
cuestión religiosa. Se enmarcarán dentro del amplio espectro de los nacionalismos
europeos de la época, no considerando el Estado como un instrumento de transformación,
sino como un fin en sí mismo, y concibiendo la Patria como una realidad consuetudinaria,
en sintonía con las tesis voluntaristas, y no como una Misión en la Historia.
La situación del nuevo grupo se hace más difícil cada día: detenciones, clausura de
locales, asesinatos...Tras el fallido Golpe de Estado de Asturias, muchos izquierdistas
sufrieron un desencanto con el marxismo, lo que incita a Ramiro a acentuar sus
estridencias de “revolucionario dinamitero” -en una línea casi trotskista o nacional-
bolchevique- con el fin de atraerlos. Por otra parte, con un panorama hostil a la Causa, con
el número de reclutamientos en regresión y una crisis económica propiciada por la
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deserción del marqués de la Eliseda, gran mecenas de la organización, Ramiro cree que la
“burguesa” Falange ha llegado a su fin. Piensa que el proyecto falangista ha fracasado y
decide reconstruir las J.O.N.-S. secundado por antiguos jonsistas. Quiso atraerse a
Manuel Mateo y a Onésimo y, si bien Mateo se mostró un tanto expectante, vergonzosa
resultó la decisión de Onésimo de condicionar su adhesión al apoyo de los falangistas de
Valladolid, que finalmente no se produjo.
De nuevo hay que hacerse eco de que el único referente válido es el Fundador, pues
como Jefe Nacional de la Falange, cuando se posicionaba sobre cualquier materia no sólo
estaba dando su opinión personal, sino proclamando la doctrina de Falange Española de
las J.O.N.-S. Onésimo tampoco resulta referente exclusivo, debido a ciertas incoherencias
(autodefinirse como nacionalista o justificar constantemente la violencia como instrumento
político) que hacen que su obra sea asumible en un porcentaje limitado -aunque no tanto
como en el caso de Ramiro- por los falangistas rigurosos.
Con motivo de la candidatura de Mayor Oreja para la presidencia del Gobierno Vasco y los
consiguientes movimientos en las ocupaciones de carteras ministeriales, hace unos pocos
meses, Juan José Lucas dejó el cargo de presidente de la Junta de Castilla y León para
pasar a formar parte del Gobierno de José María Aznar, ostentando el flamante cargo de
Ministro de la Presidencia. Para demostrar a todos, incluido el mismo Gobierno, que el
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Ministerio de la Presidencia tiene alguna atribución, los últimos días del mes de Mayo,
coincidiendo con la clausura en Madrid de la V Cumbre Mundial de maestros masones,
Juan José Lucas recibió en Moncloa a una representación oficial de la masonería regular
española, encabezada por su Gran Maestre, Tomás Sarobe Piñeiro. Es la primera vez que
un gobierno de España recibe oficialmente a los representantes de una obediencia
masónica. José I, Amadeo I, Alcalá-Galiano, Riego, Espartero, Azaña, Casares Quiroga,
Jerónimo Saavedra --el invertido ministro del P.S.O.E. escapado de un armario cuya llave
debió ser arrojada al más profundo de los mares-, Sagasta, Martínez Barrio y un largo
etcétera han pertenecido a la masonería en alguna de sus obediencias. Estos dos últimos
fueron, incluso, grandes maestres del Gran Oriente de España, pero ninguno cometió la
desfachatez de recibir oficialmente a representantes de ninguna logia en nombre del
Gobierno. Parece ser que el Partido Popular, cansado de recibir constantes críticas de la
jerarquía eclesiástica por su hipocresía a la hora de solicitar el voto católico para ganar
unas elecciones y, posteriormente, gobernar en materia moral como si de un partido
maoísta se tratara, ha optado por una postura más propia del «centro reformista»,
convirtiéndose en el vocero de una secta. Juan José Lucas ha apadrinado la sarta de
mentiras escupidas por Sarobe Piñeiro, que llegó a decir que, durante la Guerra Civil y la
posterior represión, más de 12.000 masones fueron ajusticiados, cuando, en realidad, en
1.936 el número de masones en España rondaba los 5.000. Es más, la ley para la
represión de la francmasonería de 1.940 no contemplaba la pena de muerte para los
culpables, y apenas 924 de los 3.699 informes redactados sobre posibles masones
resultaron ser ciertos. Pero ahí no acaba la cosa: Sarobe Piñeiro ha denunciado en varias
ocasiones una especie de conspiración fascisto-católica para acabar con una asociación
de hombres buenos, libres y honrados, empeñados en realizar una labor de construcción
que edifique una sociedad basada en la fraternidad, la tolerancia y la armonía (sic). Para
acabar, ha solicitado la devolución del patrimonio enajenado durante la Guerra Civil -la
masonería es, legal y actualmente, una asociación cultural, pero es dudoso que una
sociedad secreta tuviese personalidad jurídica en 1.936 como para reclamar algún tipo de
propiedad- y recibir subvenciones estatales como si, literalmente, de una O.N.G. se tratase.
Y Lucas riéndole la gracia: ¡qué desfachatez! La masonería cumple todos los requisitos
para ser considerada una secta: su secretismo; su violencia, amenazando en sus rituales
de iniciación con temibles castigos y torturas, con resultado de muerte, a los que desvelen
alguno de los secretos de la Orden o a los que abjuren; su afición por la conspiración,
sobre todo para derrocar gobiernos y acabar con la Iglesia Católica; su deísmo,
sincretismo y oscurantismo, representado en la veneración al principio creador o Gran
Arquitecto del Universo (G:.A:.D:.U) en las obediencias “corrientes” y a su dios secreto, JA-
BUL-ON, en la suprema obediencia del Arco Real.
Éste es el tipo de gente con el que no sólo anhela mantener buenas relaciones el
Gobierno del Partido Popular, sino a quien también promocionará con subvenciones y
apariciones en los medios de comunicación públicos con el fin de que puedan resurgir en
España y lavar la imagen que de ellos se tiene tras cuarenta años de persecución y
desenmascaramiento.
¿Cuál será el próximo esperpento con el que nos sorprenderá José María Aznar?
¿Promociones para la secta Moon, espacios publicitarios gratuitos para la Iglesia
Californiana de Satanás,…? Hasta entonces, que no nos sorprenda si, a imitación del Día
de la Banderita, vemos colocar mesas petitorias a favor de JA-BU-LON sin Fronteras, o
algo similar, a las bellas y lozanas mozas de Nuevas (de)Generaciones amadrinadas por
Norma Duval e Isabel Tocino.
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UN NUEVO 4 DE MARZO.
Durante algo más de una hora los tres ponentes hicieron un pormenorizado recorrido de
distintos asuntos referentes a la Falange y a la sociedad. Así se habló del 4 de marzo
original, de lo que significó entonces y de lo que significa ahora, de la juventud española
que, carente de objetivos y metas nobles, se ha vuelto acomodaticia en el Estado del
bienestar y, por último, del poético mensaje de José Antonio, del sacrificio y de los tiempos
difíciles.
EL MAQUIS EN EL VÍDEO-FORO.
Con la excusa de la proyección del documental “La invasión del valle de Arán”, el 1 de abril
tuvo lugar en la sede de FEI Valladolid un interesante debate sobre los guerrilleros
antifranquistas que, en las montañas pirenaicas, leonesas y asturianas tuvieron en jaque a
las autoridades durante más de una década .
A pesar de que el documental giraba en torno a una posible invasión de España urdida
desde el exterior, lo que sin duda provocó mayor interés fue la presencia del maquis en
estos hechos que, tras fracasar, se convirtieron en poco más que una escaramuza
descabezada.
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presentaban como mártires no sólo rehabilitables sino recurrentes a la hora de hablar de
nuestra transición, nuestra Constitución y, por último, de nuestra democracia.
Flaco favor es el que nos hacen cuando se eleva a escala de héroe nacional a un
movimiento que, como carta de presentación, pone sobre la mesa cerca de 4000 atracos,
más de 600 secuestros, casi 400 sabotajes y un número de muertos civiles superior al
producido por ETA.
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exclusivamente a la venta de preservativos de diversas formas, colores y sabores.
Homosexualidad autoconsentida y sexo desenfrenado son casi sinónimos, por mucho que
le pese al líder de los sarasas.
Por nuestra parte, todo está clarísimo: si el señor Catalina no tiene inconveniente,
seguiremos denunciando y combatiendo el proselitismo del vicio y los constantes insultos
a la familia tradicional que llevan a cabo las organizaciones del estilo a la suya. Sólo
tenemos como límite el respeto a la dignidad humana -los maricas también la tienen- y al
principio de proporcionalidad.
Tan noble acción de censura fue criticada por Mario Bedera, vicerrector de Extensión
Universitaria y fundador, en los años setenta, del Partido Social Demócrata Español.
Según su opinión, “este tipo de hechos nos hacen recordar otros tiempos”. “Tiempos” en
los que, por cierto, él tenía la boca bien cerrada, algo que echamos en falta sinceramente.
Además, para variar, el grupo municipal de Izquierda Unida expresó su indignación e invitó
a la Comisión Especial de la Mujer del Ayuntamiento a solidarizarse con el Rector en
contra del “atentado”, muy similar al que se produjo hace un año contra la tristemente
famosa exposición itinerante sobre el SIDA.
Parece que las fuerzas vivas del rojerío universitario se muestran inquietas ante la
posibilidad de que se produzcan nuevos “vandalismos”, algo que no nos extrañaría, pues,
por lo que parece, aún quedan cristianos conscientes y comprometidos que no podrían
vencer la tentación si la Universidad persiste en promover actos “culturales” gravemente
lesivos para la salud moral.
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A SANTANDER Y A SANTIAGO.
La segunda de nuestras citas fue el tradicional acto que todos los años y con motivo de la
celebración del 25 de julio, día del patrón de España, se celebra en la capital
compostelana. Por décimo año consecutivo FALANGE ESPAÑOLA INDEPENDIENTE se
mostraba a los compostelanos como la única manifestación patriótica que conmemorase
tan importante efemérides y, para ello, se celebró un acto público en la plaza de la
Universidad ante un público entusiasta en unos casos y estupefacto en otros.
A diferencia del año anterior esta vez no hubo que lamentar incidentes con la extrema
izquierda, está visto que si se les planta cara una vez no vuelven a hacer acto de
presencia, mejor que mejor.
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