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Los atentados del 11 de septiembre contra el Pentágono y las Torres Gemelas de Nueva
York, y sus posteriores consecuencias, han sido y son el centro de todos los periódicos,
revistas y boletines del mundo. Patria Hispanoamericana no podía permanecer al margen
del acontecimiento que sin duda ha marcado el verdadero comienzo del siglo XXI, y debía,
cuando menos, dedicar su editorial a este grave suceso. Cuando ya parece indiscutible la
autoría de los ataques -hasta hace poco todavía se podía albergar serias dudas al
respecto-, y los Estados Unidos junto a todos sus aliados de Occidente, y muchos que
hasta ahora se declaraban no alineados o, incluso, enemigos de los gringos, han
declarado una larga guerra (sic) contra el terrorismo islámico y de cualquier otro orden -o
al menos eso dicen-, parece un tanto arriesgado manifestar objeciones serias a la
legitimidad de las acciones emprendidas.
Para poder centrarnos en el tema que nos ocupa, no debemos olvidar ciertos
antecedentes históricos. Los Estados Unidos se enfrentan, una vez más, contra un
monstruo que han creado ellos mismos. No debe olvidarse que los talibanes y Al Queida,
la organización de Oshama Ben Laden, fueron armados, y en cierta forma creados, por los
Estados Unidos en tiempos de la guerra en Afganistán contra la Unión Soviética. Ese
grupo, como ahora, ya mostraba su verdadero rostro -al fundamentalismo islámico nunca
se le ha podido acusar de cicatero o de hipócrita a la hora de manifestarse- pero los
mismos que hoy le combaten no dudaron, incluso, en declararles "héroes de la libertad".
Esto no es un caso aislado; lo mismo les sucedió con Sadam Hussein, Mobutu Sese Seko,
Manuel Antonio Noriega o, en la actualidad, con Arabia Saudita, aliados estratégicos del
Occidente capitalista en Oriente Medio, pero donde se tortura y se ejecuta a los cristianos.
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En resumidas cuentas, no se puede hablar abiertamente de una guerra entre
civilizaciones, ya que los que se alinean en un bando no han dudado en ser aliados de
quienes hoy combaten, ya fuera por motivaciones estratégicas y, sobre todo, por intereses
económicos.
Según el dicho popular, quien siembra vientos recoge tempestades, y los Estados Unidos
habrían de haber pensado que, algún día, podían llegar a ser víctimas del mismo orden
internacional que ellos han creado. Desde finales del XIX, y en virtud del espíritu de la
enmienda Platt, los Estados Unidos han intervenido con todas las consecuencias en
aquellas naciones donde peligraran sus intereses políticos, militares o económicos.
Tampoco se pueden erigir como paradigma de las prácticas guerreras. Por no recordar
Vietnam, el bombardeo de Dresde y dos bombas atómicas, nunca han retirado el apoyo a
sus aliados cuando éstos atacaban objetivos civiles. Por supuesto que nosotros no
justificamos en ningún momento un acto de barbarie tal como el llevado a cabo el 11 de
septiembre, pero sí que deseamos dejar claro que colocar las etiquetas de víctima y
verdugo no es sencillo. Por otro lado, si es inconcebible la brutalidad necesaria para
ejecutar a casi siete mil personas en un instante, ¿cómo deberíamos considerar la
crueldad necesaria para permitir que un niño muera de hambre en el mundo cada dos
segundos? Si nadie en el "Occidente civilizado" discute que los responsables de Al Queida
merecen un castigo proporcional a sus actos, ¿qué tendríamos que hacer con los
responsables máximos de que en España sean ejecutados 60.000 niños anualmente -sin
contar con los miles que no se reflejarán en estadísticas gracias a las píldoras de Celia
Villalobos- en el vientre de sus madres? Tendríamos que introducir a quien firma las leyes -
y cuyo nombre no podemos mencionar para no enfrentarnos a penas de prisión-, a José
María Aznar y a todo el Parlamento, como mínimo, en la caldera de Pedro Botero.
Volviendo al tema de la guerra contra Afganistán, los falangistas siempre nos hemos
decantado a favor de la violencia siempre que se cumplan las tres condiciones que marca
el Catecismo de la Iglesia Católica: causa justa, posibilidad de éxito y proporcionalidad de
medios, esto es, que los daños causados no excedan los que se quieran evitar. Asimismo,
en nuestro manifiesto de 1.977, propugnamos una actitud radical y coherente contra el
terrorismo, no permitiéndose que otros países sirvan de amparo a quienes realicen
acciones terroristas en nuestro territorio, tomándose todas las medidas diplomáticas y
contundentes que fueran necesarias. Resumiendo, es cierto que el derecho de
autodefensa de una nación sobrepasa los límites de las fronteras, pero hasta el momento
no se ha logrado terminar con Ben Laden -ni siquiera se sabe, a ciencia cierta, dónde
está-, y las víctimas civiles ya se cuentan a centenares. Conjuntamente, George W. Bush
ha manifestado que esta guerra contra el terrorismo afecta a todo el mundo, no
pudiéndose mantener la neutralidad. A España también le habría gustado recibir el mismo
apoyo internacional en los años setenta, cuando sus embajadas de medio mundo eran
destruidas por combatir, enérgicamente, al terrorismo. En cierta forma, en España
padecemos un caso similar al estadounidense: los etarras han sido presentados en el
extranjero como defensores de la libertad contra un régimen tiránico; han recibido dinero,
entrenamiento y apoyo logístico de ciertos países como Francia, y lo siguen recibiendo de
otros como Cuba. Siguiendo la misma lógica que se aplica para el caso estadounidense,
España habría estado legitimada para invadir o bombardear Francia en su día. Es más, en
la actualidad se podrían tomar acciones más contundentes que las "condenas
democráticas" y los minutos de silencio, contra aquellos que apoyan al terrorismo
compartiendo sus mismos fines. Por contra, aquí se comparte mesa y mantel, presupuesto
y poder, con P.N.V., Izquierda Unida y con los mismos que apoyaron a E.T.A. antes de
convertirse en uno más de sus objetivos en su lucha contra España. Y es que, en España,
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también hay talibanes, pero a nosotros no nos dejan combatirlos...
EXPLOTANDO EL ESPAÑOL
Quien más y quien menos habrá tenido constancia del fastuoso II Congreso Internacional
de la LENGUA ESPAÑOLA que, durante los días 16 al 19 de octubre, tuvo lugar en
Valladolid. Puesto que todos los medios de comunicación se han hecho eco de este
evento, al avezado lector lo que tal vez le resulte nuevo son los comentarios que desde
nuestro boletín los falangistas castellanos tenemos que aportar.
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repitiera su discurso por segunda o tercera vez, cosa que argumentó aduciendo que lo que
decía era importante y que valía la pena repetirlo. En ese discurso que no basta con
repetirlo sino que hay que entenderlo, el premio Nobel habló de rescatar el término
HISPANOAMERICANO por ser el más ajustado a la verdad (en detrimento de otras
posibilidades como Latinoamericano e Iberoamericano, más genéricas, imprecisas y,
muchas veces, tendenciosas). Pero para el prestigioso escritor no era eso lo que más le
importaba. En sus palabras se veía el profundo dolor que sentía ante un idioma que
parece estar destinado a ser exportado por doquier, sin prestarle "aquí dentro",
refiriéndose a España, la misma preocupación que en el extranjero. Por citar un último
ejemplo de los muchos que decoraron su intervención, señalar el llamamiento de Cela
para que no sólo no nos avergoncemos del español, sino que lo cultivemos y defendamos
todos los hispanohablantes, sin excepción, como patrimonio propio dentro de un contexto
lingüístico mucho más amplio. Además, el premio Nobel gallego defendió el uso del
término "español" frente al incorrecto y particularista "castellano". Las lenguas tienen como
objeto ser instrumento de comunicación; cuando se subvierte esta consideración la lengua
pasa a ser prescindible y, por tanto, mortal.
Entre los invitados a esta inauguración estaban varios presidentes. Además del de México,
Argentina y Colombia, había un siniestro personajillo de Guinea como es Obiang, autor de
una de las políticas más represivas que se conocen sobre todo aquello que rezume a
español, amén de un sinfín de tropelías (genocidas) que, suponemos, son las que le han
permitido acceder al Congreso por la puerta grande. España siempre dando ejemplo de
generosidad ante sus enemigos a diferencia del resto de países.
Pero dejando todo esto a un lado, el Congreso en sí nos ponía sobre la tarima a más de
300 expertos para analizar la salud actual del español por el medio mundo en que se
habla. Muchas ponencias para únicamente tres días habilitados para tal fin. Así circularon
por las distintas sedes periodistas, presentadores, políticos, responsables de turismo,
cineastas, abogados, economistas, científicos...
Desde luego, visto el panorama, fue obvio que el español no iba a ser recordado por su
labor evangelizadora, ni como instrumento de hermanamiento entre pueblos y culturas, ni
tampoco como vehículo de cultura común y tendencia universal geográfica y temporal. No,
la tónica general durante las jornadas fue la de presentar al español como fuente de
ingresos, como mercancía altamente lucrativa y, a fin de cuentas, como mero elemento
económico. Esperemos que dentro de poco nuestra depauperada educación infantil no
incluya, junto al trigo y las naranjas, al español como materia prima exportable. El español,
una lengua que hablan 400 millones de personas no parecía importar a los ponentes sino
como producto, como inversión, como beneficio capitalista.
Hubo momentos por tanto en que el idioma dio paso a la mercancía. Así, editores decían
que el español está muy bien porque venden más libros, empresarios alababan sus
innumerables virtudes, promotores de turismo por razones evidentes, publicistas y otros
muchos se sumaban al carro y daban a entender que el español se debe extender no para
estrechar lazos mutuos, no para entendernos y expresarnos con todos; no, lo que daban a
entender es que, cuantos más hispanohablantes hubiera, se venderían más libros, habría
más turismo, se exportaría más y, en consecuencia, el español seguiría sirviendo para el
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fin materialista en que lo habían situado. Sólo atendiendo a ese fin se podían entender los
más de 700 millones de presupuesto de un evento en el que la cultura perdió la batalla
frente al vil metal.
Con todo hay que señalar que hubo conferencias de enorme valor tanto por el ponente
como por el contenido pero, lamentablemente, no eran sino oasis en un desierto
inabarcable. También rescatables fueron algunos momentos tan brillantes como
silenciados. Como ejemplo uno en el que un espectador preguntó que cómo se podía
hablar de la buena salud del idioma cuando en Cataluña (ese fue el ejemplo que puso) se
traba física y socialmente su aprendizaje y utilización. Como única respuesta, un ponente
(catedrático catalán) dijo que eso era falso; ahí quedó el asunto y es que, lógicamente, un
Congreso de la Lengua, no es el marco ideal para hablar de problemas lingüísticos.
Con temor uno escuchaba, días después de terminado el Congreso, la teórica aparición de
un "Espíritu de Valladolid" que condensara lo allí expuesto. Después de ver la utilidad de
otros "espíritus" como el de Ermua, podemos estar tranquilos, pero la simple formulación
de algo así ya ofende.
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UN POCO DE HISTORIA.
En la primera mitad del XIX, durante la vigencia de la Constitución de 1812, tuvo lugar en
España el auge del más puro liberalismo. Partidos liberales de las alas conservadora y
progresista se alternaban catastróficamente en el poder haciendo y deshaciendo reformas
y contrarreformas agrarias y fiscales. Una sola nota común a todos los gobiernos que se
iban sucediendo era el más rígido centralismo territorial -al más puro estilo borbónico- y,
sobre todo, la tendencia a la unidad de mercado, con el lógico menoscabo de los usos
forales periféricos. El centralismo y la supresión de aranceles internos resultaban nocivos
para los intereses de la gran burguesía, especialmente en Cataluña, por lo que las clases
más poderosas no tardan en promover la crítica a la administración centralizada,
formándose los primeros partidos separatistas, que camuflaban sus verdaderas
motivaciones financieras con una exaltación de los valores étnicos, culturales o lingüísticos
regionales.
En las Vascongadas de los años 60, el comunismo había manipulado con acierto la pasión
nacionalista para incitar a las masas obreras a luchar contra Franco. Tras salir de la cárcel
por su implicación en el mundo abertzale, la hermana de Txiqui Benegas aterriza en FASA-
Valladolid dispuesta a organizar la oposición clandestina a un régimen que agonizaba.
Conocía bien el marxismo y estaba rodeada de obreros exaltados; sólo le faltaba
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inventarse un nacionalismo, lo más radical posible, para repetir la experiencia vasca. Pero
Castilla no era su Euskadi. Se puso al frente del MOVIMIENTO COMUNISTA -una
escisión de ETA a escala nacional- y, aprovechando las huelgas de la fábrica, se dedicó a
apadrinar fanáticamente todas las causas sociales, algunas de ellas legítimas, que daban
al traste sin remedio en cuanto ella metía baza. Según CC.OO., "Doris Benegas
sacrificaba a los trabajadores en provecho de sus planteamientos ideológicos". Muy pronto
fundó la UNIDAD POPULAR CASTELLANA (UPC) y JUVENTUDES CASTELLANAS
REVOLUCIONARIAS (JCR), organizaciones miméticas a la entonces Herri Batasuna, por
la que siempre ha hecho campaña en Castilla en las elecciones europeas.
Por todo ello, y pese a ser sólo un grupúsculo obsesionado por salir en la prensa, la IZCA
ha conseguido cierto poder de convocatoria en las manifestaciones que organiza junto a la
CNT, el PCPE y demás ultraizquierdistas que la policía vigila muy de cerca.
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LOS CASTELLANISTAS BUENOS.
UN RECTOR PLUSMARQUISTA.
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cuando todavía hoy recordamos el revuelo montado cuando autor o autores desconocidos
bloquearon la puerta de una sala de la misma facultad para impedir que se proyectara una
película proabortista.
De aquí viene la oposición a la nueva ley. Muchos personajes, que se han convertido en
auténticos parásitos que viven de la sangre de la institución académica, ven peligrar sus
privilegios ganados a golpe de amigocracia. Hasta ahora, un profesor pasaba a ser titular
en un departamento gracias a una prueba que consistía en defender alguna parte del
temario, elegida por el examinado, delante de un tribunal formado por profesores del
mismo departamento, lo cual ponía en serio peligro la limpieza del proceso. Los métodos
para obtener un doctorado o una cátedra eran similares, comprendiéndose, de esta forma,
la total falta de preparación, vocación y entrega de algunos seres que hacían cierto aquel
tópico que afirma que a la Universidad se dedica el que no sirve para otra cosa.
Es cierto que la nueva ley tiene muchas lagunas y deficiencias, como esas pruebas
discrecionales de selección que podrá realizar cada Universidad; pero lo que
verdaderamente causa rechazo no es eso sino el posible final de ciertas prácticas de corte
mafioso, como las expuestas, que se venían realizando con total normalidad. Lo que más
teme ese gran pozo de desidia y corrupción en que -salvo honrosas y contadas
excepciones- se ha convertido la Universidad de Valladolid es, lógicamente, la limpieza.
Mientras, el grupo claustral más influyente en la Universidad de Valladolid, la marxista
Alternativa Universitaria, seguirá convocando inútiles manifestaciones y protestas estériles,
siguiendo el juego a las jerarquías académicas que tantos y tan buenos beneficios le
conceden. Quizás también se apunten, para conseguir propaganda gratuita en un año de
elecciones al claustro, los otros grupos claustrales, eso sí, siguiendo estrictamente las
órdenes del partido político al que obedezcan y, por supuesto, del rector, que ya ha hecho
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méritos suficientes para llegar a ostentar el record de despropósitos cometidos por un
cargo de la Universidad. Tenemos un rector plusmarquista.
Tanto el nombre de nuestro boletín como varios de sus artículos hasta ahora publicados
se refieren de una o de otra manera a la acción evangelizadora de España en América, a
la emancipación de las Provincias de Ultramar, o simplemente al carácter panhispánico de
la Falange. Se hacía necesario, pues, un ensayo más profundo en el que puntualizar una
serie de cuestiones y aclarar algunos conceptos utilizados indiscriminadamente por la
progresía mediática. Sirva pues este artículo para desterrar falsos mitos y encuadrar la
acción de España en América en su justa medida histórica.
La renombrada Leyenda Negra echó leña al ardiente fuego de las supuestas atrocidades
españolas cometidas en América. Curiosamente, Holanda, Francia e Inglaterra se limitaron
en ocasiones a hacer de portavoces de un minúsculo grupo de españoles , como Las
Casas, o traidores y asesinos como Antonio Pérez. Esta apologética contra España se
originaba en el siglo XIV contra la política expansionista mediterránea de Aragón, y con el
tiempo fue aumentando, contra Castilla primero, y contra toda España después, sufragada
por las potencias enemigas durante mucho tiempo, o por las logias masónicas y
sociedades liberales desde el siglo XVIII, atacando la labor misionera de España o la obra
religiosa y depuradora del Santo Oficio, por poner dos ejemplos clarificadores.
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actualmente se conoce como Derecho Internacional. El Padre Vitoria no admitía la guerra
contra los indios para obligarles a aceptar la Fe, sino que ésta debía venir de la mano del
convencimiento. Ünicamente , y tras la predicación del Evangelio y el inicio de la
conversión, era legítima la guerra, en caso de peligro de esta evangelización.
Hay un sector historiográfico que no se avergüenza en afirmar que España fue una
potencia colonizadora en la Edad Moderna. Si se analiza con rigor el término colonización,
se verá una serie de características asociadas a él: la presencia de una élite dominadora
frente a una ingente masa indígena esclavizada total o parcialmente; el desarrollo de un
sistema económico de tipo colonial (los territorios colonizados exportarían a la metrópoli
materias primas e importarian manufacturas, produciéndose un desequilibrio en la balanza
de pagos y la condena al subdesarrollo perpetuo); independencia cultural como forma
aséptica de preservar la idiosincrasia de los colonizadores (el apartheid). Si aplicamos
todas características al caso hispanoamericano, se verá que, en la época de la conquista
(1492-1550) no habrían emigrado a América más de 8000 personas, entre las que había
más de 300 universitarios, 200 sacerdotes, médicos, artesanos...y soldados. ¿Cómo
podrían 8000 personas en cincuenta años llevar a cabo un genocidio contra una población
estimada entre 13 y 20 millones de indígenas? Pues ésta es una de las bases de la
Leyenda Negra. En cuanto al sistema económico, España nunca empleó el colonial, sino
que integró los nuevos dominios en su dinámica económica y administrativa, de forma que
el supuesto expolio perpetrado por los españoles sería ilusorio (no habría más que ver las
grandes obras artísticas de este periodo para disfrute de todos los hispanoamericanos). Y
en la administración tenían cabida tanto funcionarios peninsulares como americanos de
origen, tanto blancos como mestizos. Este mestizaje fecundo se dio en todos los estratos
sociales, de forma biológica y cultural, originando un elemento nuevo: el elemento
hispanoamericano.
Tal vez quepa la pregunta ¿por qué aplicar en las Indias un modelo administrativo como el
de Castilla y Aragón, completamente desconocido por los foráneos? En estos momentos,
España es el primer Estado Moderno de la Historia y el más avanzado, y fue lógico
implantar en las nuevas poblaciones su avanzada estructura jurídico-política, y no un
modelo anquilosado en los viejos usos feudales como hicieron ingleses y franceses en sus
áreas de influencia..
Pero es que España, además, llevó a cabo una profunda obra social en América, a costa
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de padecer las infamias de paises extranjeros sostenedores de la Leyenda Negra, que
afirmaban que España exterminaba sistemáticamente a los indígenas, llevaban a cabo
toda clase de atrocidades, y no respetaban a mujeres ni a niños.Tristemente famosos son
los grabados del francés De Bry, en los que aparecen ahorcamientos en masa, torturas
diversas y mutilaciones, supuestamente llevados a cabo por los españoles. En lo que a la
esclavitud se refiere, España no tuvo esclavos, y mucho menos en el régimen de las
encomiendas, que buscaban tutelar a los indios para instruirlos. No obstante, España si
tuvo prisioneros de guerra, obligados a realizar trabajos duros, pero pertenecientes a tribus
guerreras muy feroces y belicosas, como los araucanos contra los que luchó Alonso de
Ercilla. La figura del prisionero de guerra ha estado presente en todas las épocas, incluso
en la actualidad. Por otro lado, los españoles, en defensa del Derecho Natural Cristiano,
se vieron obligados a reprimir prácticas aberrantes, como los veinte mil sacrificios
humanos anuales a su llegada o la antropofagia.
practicada por las tribus caníbales de Ecuador.
En cuanto a la labor más puramente social , España fue la primera que puso en práctica
una serie de mecanismos de protección a los indios. Las leyes de Burgos de 1512 y sus
complementarias de 1513 ya ordenaban la construcción de viviendas y parcelas para los
indios, fijaban su dotación de ganado estabulado y regulaban la protección laboral a
mujeres y menores de 14 años...Las leyes Nuevas de Indias prohibían la esclavitud de los
indigenas. Se crearon instituciones y cargos como los arbitrajes paritarios, una comisión
española y otra indígena para solucionar problemas de tipo laboral, o la figura del protector
Universal de Indios, creado por Cisneros. A pesar de ello, los yanquis y franceses siguen
vendiéndonos su Declaración de Virginia y la de 1789 como primeros antecedentes de los
Derechos Humanos.
Los siglos XVI y XVII ofrecen, pues, una inmejorable muestra del ser de España. Proliferan
hospitales, universidades, escuelas, periódicos, focos industriales, dirigidos sin
discriminación a castellanos, aragoneses, mexicanos, peruanos, dominicanos, argentinos...
La igualdad ante la ley es un hecho constatable desde el reinado de los Reyes Católicos, y
que fue continuado por Carlos I, Felipe II y sus desafortunados sucesores. Pero llega el
siglo XVIII y nuevos tambores de guerra se ciernen sobre una crítica España. La lucha por
el Poder, el trono Hispánico, enfrenta a Europa entera debatida entre dos concepciones
distintas de entender el gobierno: Austrias y Borbones entran en pugna sin vocación de
servicio, movidos por afán de lucro. Comenzará entonces el principio del fin, anunciado
años antes por la abulia de los gobernantes. Los Borbones, dinastía triunfante, impondrán
su nueva concepción del Mundo, del Poder y de la Política. El Liberalismo, heredero de la
Ilustración, hará el resto. El siglo XIX comenzará con la guerra de nuevo en España. Los
intentos de penetración del Liberalismo en 1808 triunfarán en 1812, materializados en la
Constitución de Cádiz. En América no podía ocurrir de otro modo. Enmarcadas, por el
contagio extranjero y liberalizante, en el "Proceso Revolucionario Atlántico", en el que se
circunscriben la Revolución Francesa de 1789, o la de Estados Unidos en 1776, las
Provincias Hispanoamericanas hacen lo propio. En 1811 se independiza Paraguay; el
Congreso de Tucumán de 1816 declara la independencia de Argentina; En 1817, tras la
Batalla de Chacabuco, se declara la independencia de Chile; Bolivar vencerá en Boyacá y
proclamará la Gran Colombia; en 1821 San Martín proclama la independencia de Perú en
Lima, e Iturbide crea el imperio Mexicano, coronándose él mismo emperador...así hasta
llegar a 1898, en que, tras una guerra mal planteada, peor ejecutada y fatalmente resuelta,
España deja en manos extrañas la Joya de la Corona, la Isla de Cuba, y Puerto Rico,
abandonados a su suerte. Una administación que se debate entre las opiniones de
grupúsculos de liberales y de conservadores salda un Imperio que había costado sangre,
sudor y lágrimas a más de 20 generaciones de españoles.
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Entonces América caminará, al igual que España, sin rumbo. En el siglo XX caerá en
manos de la demagogia marxista, de las guerrillas narcotraficantes o de poderosos
multimillonarios que hacen fortuna a costa de las paupérrimas economías de las nuevas
repúblicas. En España, tras una guerra fratricida y un largo régimen, incomprendido
primero, e incomprensible después, se abrirá paso una triste y corrupta democracia,
valedora del crimen y en la que tan sólo prima la ley del más fuerte, del más rico y del más
poderoso.
Una nueva misión de Destino en lo Universal se hace necesaria para fundir a dos mundos
unidos naturalmente, y separados artificialmente. La esperanza de volver a ser guía
espiritual del mundo y de liderar un nuevo Orden Mundial bajo las directrices de Justicia y
Verdad hace que merezca la pena llevar a cabo el sueño de la Causa Nacionalsindicalista.
Cerca está el momento en que la mal llamada Latinoamérica por los gringos ávidos de
dólares vuelva a ser, para siempre, nuestra Patria Hispanoamericana.
Parece mentira que, hoy por hoy, un personaje tan relevante como Onésimo Redondo
permanezca sumido, prácticamente, en el más absoluto de los anonimatos literaria y
políticamente hablando.
Pocos son hasta ahora los estudios biográficos en los que se profundice en las vivencias
del de Quintanilla. Es por eso por lo que analizamos, en esta ocasión, una pequeña obra
publicada a mediados de los años ochenta por la Caja de Ahorros Popular de Valladolid.
Este monográfico sobre el fundador de las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica era
uno de los números de la colección "Vallisoletanos".
En este opúsculo, el autor, José Luis Mínguez Goyanes, extractaba los aspectos más
destacados de su tesis (también publicada) "Onésimo Redondo 1905-1936. Precursor
sindicalista". Nuestra elección de la obra menor en detrimento de su predecesora viene
dada porque este pequeño trabajo se convirtió en libro de cabecera del falangismo
vallisoletano de hace dos décadas.
Pese a tratarse, por tanto, de un resumen de los aspectos más destacados del libro
anterior, el cuadernillo sobre Onésimo Redondo ofrece un primer acercamiento a la figura
del "Caudillo de Castilla" de enorme valor ya que, pese a su brevedad, en él se hayan
compendiados todos los aspectos centrales de su vida y de su obra.
Puesto que se trata de una obra biográfica, la personalidad política que se deriva de los
discursos de Redondo no está tratada, pero sí muchas de las circunstancias que influyeron
en su pensamiento, y no sólo referido al político, sino también al social, al económico o
religioso entre otros.
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También son analizados sus pasos dentro de las JON-S y, posteriormente, dentro de la
incipiente falange. Todo ello sin olvidar sus desviaciones respecto a la ortodoxia falangista
o su fidelidad a la Falange tras la expulsión de Ramiro Ledesma.
Pese al enorme mérito que en nuestra opinión nos merece todo aquél que se acerca a
Onésimo Redondo de forma tan honrada y documentada, hay algunos elementos que no
terminan de gustarnos, como ejemplo la obsesiva manía de llamar al movimiento
falangista como partido (denominación que utiliza hasta la saciedad). También criticables
son ciertas presunciones u omisiones por parte del autor respecto a algunos hechos que,
por considerarlos obvios, dejan parte del contenido un poco en el aire a menos que el
lector ya posea los conocimientos necesarios sobre el tema en cuestión. Tampoco es
aceptable la consideración de que las Juntas de Onésimo y las JON-S de Ramiro se
unieron principalmente por motivos económicos.
Nuestra valoración es, con todo lo expuesto, francamente positiva. Resulta gratificante ver
la integridad con la que es retratado uno de nuestros fundadores, lejos de interpretaciones
maniqueas que acusan a Onésimo de "señorito" (F. Umbral), "asesino" (la prensa local) y
demás atenciones con las que decora la "progresía" española la memoria de un hombre
que, sin ser perfecto, merece ser rescatado del olvido por sus virtudes y no por sus errores
(más aún si estos en muchas ocasiones son inventados).
NOTICIAS
¡ARRIBA LA HISPANIDAD!.
Como ya es habitual cada año, la Falange de Valladolid instaló el 12 de Octubre, en plena
calle de Santiago, un puesto de propaganda muy especial para reivindicar los valores
hispánicos. Junto a él se colocó un gran mural de papel con la consigna "¡Viva
Hispanoamérica! ¡Arriba España!". Por desgracia, los vallisoletanos tuvieron que sufrir esa
misma mañana los graznidos contra la Patria de un rebaño de comunistas que se
manifestaron sin autorización. Según ellos, "españolismo es fascismo" porque España se
ha dedicado en la historia a esclavizar pueblos y a arrasar culturas. ¿Hablamos de
españas distintas o es que les encanta el género de la historia-ficción? Tendremos que
organizar cursillos obligatorios de lectura para estos chicos...
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de los lectores. Animamos a todos a que nos escriban abordando cualquier tema. Sólo
rogamos brevedad, para incluir el mayor número de cartas.
Esperamos tener pronto material suficiente para que el Patria sea un poco más de todos y
para todos.
En definitiva, una jornada inolvidable que tuvo su colofón con el canto de "Montañas
nevadas" por parte de los cientos de asistentes que elogiaron tanto la iniciativa como el
resultado final. Numerosos miembros de FALANGE ESPAÑOLA INDEPENDIENTE de
Castilla-La Vieja se desplazaron hasta el cine Callao de Madrid, el día 22 de abril, con
motivo de la proyección de la Película “Galubaya Divisia. Crónica de la División Azul”, que
rinde homenaje a la heroica gesta contra el comunismo de la División Española de
Voluntarios.
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Además, el curso se complementa con la proyección de vídeos sociales y patrióticos y con
el V Ciclo de Charlas Onésimo Redondo. Los interesados en asistir a estas actividades,
deben solicitar información por los cauces habituales.
TRABAJADORES SINDICALISTAS.
Un viejo proyecto de FALANGE ESPAÑOLA INDEPENDIENTE está comenzando a ver la
luz. Se trata del FRENTE DE TRABAJADORES SINDICALISTAS (F.T.S.), que impulsado
inicialmente por F.E.I.-Andalucía, quiere constituirse como una amplia comisión de análisis
y debate, desde la óptica nacional-sindicalista, de las cuestiones relacionadas con el
mundo del trabajo (políticas de contratación, desempleo, reformas laborales, sindicación,
Fondo Social Europeo...).
El objetivo a largo plazo es hacer realidad una plataforma sindical para operar en los
centros de trabajo, como respuesta a la política servil y contrarrevolucionaria de CC.OO.,
U.G.T. y demás nidos de liberados y de gentuza de los que ya han sido víctimas más de
una vez varios de nuestros camaradas.
Desde el pasado mes de septiembre, se ha llevado a cabo una campaña de adhesivos del
F.T.S. en Sevilla, Madrid, Valencia, Valladolid, Palencia y Barcelona. Para más
información, dirigirse a la Secretaría Nacional del nuevo sindicato falangista (apartado
4189-41080 Sevilla).
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Algo así se permitió el periódico "El día de Valladolid" el pasado mes de mayo. En un
artículo firmado por Helena Madico se hacía un amplio recorrido por los monumentos y los
nombres de calles de la provincia que seguían teniendo "la huella de Franco". Toda la
fauna de lumbreras del sistema, del estilo del catedrático Almuiña, fueron entrevistados
para dejar bien claro que es cuestión de vida y muerte hacer borrón y cuenta nueva con el
callejero. Pero el concejal Jesús Anta, de I.U., se emocionó más de la cuenta y calificó al
conjunto escultórico del Cerro de San Cristóbal de "banda de pandilleros armados".
FALANGE ESPAÑOLA INDEPENDIENTE remitió una nota al director protestando
airadamente por el insulto, explicando el simbolismo de las estatuas y recordándole a Anta
que los marxistas no son los más indicados para llamar pistolero a nadie. La carta no fue
publicada.
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