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Definiciones de Gestión de Conocimiento.

“Es todo el conjunto de actividades realizadas con el fin de utilizar, compartir y

desarrollar los conocimientos de una organización y de los individuos que en ella

trabajan, encaminándolos a la mejor consecución de sus objetivos”.

(Iglesias y Bustelo, 2001)

“Son aquellos procesos por los cuales se busca transformar y capturar ese

conocimiento tácito que está en la mente de los sujetos en conocimiento explícito,

con el fin de compartirlo y diseminarlo a otros”.

(Lara, 2001)

“Es un proceso que incrementa y hace disponible el conocimiento creado por

los individuos por medio del desarrollo de nuevos productos, creación de alianzas

estratégicas, relaciones cercanas, entre otros…”.

(Bravo y Herrera, 2009)

“Es el factor que permite la ruptura de esquemas dentro de la educación

tradicional, principalmente la universitaria en el ámbito de la generación de nuevos

conocimientos y habilidades”.

(Larrea, S/F)

“Es el proceso de captura del conocimiento colectivo de una compañía, ya sea

que resida en papel, bases de datos o en la cabeza de las personas, con el fin de

obtener mayor comprensión y entendimiento del entorno y de los procesos desde

la propia experiencia en las personas y organizaciones”

(Chahab y Cesario, 2006)


“Es la planificación, organización, coordinación y control de actividades que

lleven a la captura, creación y difusión del conocimiento a la empresa u otro tipo

de organización de una manera eficiente”

(Rodríguez y otros, 2001)

“Es todo lo que nosotros tenemos, que nos ayuda a interpretar el entorno y,

como consecuencia, a actuar”

(Canals, 2003)

“Es aquella que obtiene y comparte bienes intelectuales, con el objetivo de

conseguir resultados óptimos en términos de productividad y capacidad de

innovación de las empresas. Es un proceso que engloba generar, recoger, asimilar

y aprovechar el conocimiento, con vistas a generar una empresa más inteligente y

competitiva”.

(Garvín, 1998)

“La Gestión del Conocimiento, refleja la dimensión creativa y operativa de la

forma de generar y difundir el conocimiento entre los miembros de la organización

y también con otros agentes relacionados”

(Sanguino, 2003)

“Es un proceso lógico, organizado y sistemático para producir, transferir y

aplicar en situaciones concretas una combinación armónica de saberes,

experiencias, valores, información contextual y apreciaciones expertas que

proporcionan un marco para su evaluación e incorporación de nuevas

experiencias e información."

(Davenport y Prusak, 2001)


“Es una disciplina cuyo objetivo se centra en generar, compartir y utilizar

conocimiento existente en un espacio determinado para contribuir a dar solución a

las necesidades de los individuos y el desarrollo de las comunidades”.

(Barragán, 2009)

“Es el proceso sistemático de detectar, seleccionar, organizar, filtrar, presentar

y usar la información por parte de los participantes de la organización, con el

objeto de explotar cooperativamente los recursos de conocimiento basados en el

capital intelectual propio de las organizaciones, orientados a potenciar las

competencias organizacionales y la generación de valor”.

(Pavez, 2000)

Considerando las distintas definiciones presentadas anteriormente, es útil y

necesario generar un concepto propio en relación a la Gestión del Conocimiento:

“Es un proceso metódico y ordenado de una serie de actividades en busca de

explorar, obtener, crear, compartir y transformar de manera colaborativa los bienes

intelectuales que posee cada uno de los miembros de una organización, con el fin

de lograr objetivos comunes, aprovechando al máximo experiencias, información,

valores, apreciaciones y acciones que permitan integrar el aprendizaje individual y

organizacional para generar organizaciones inteligentes y con competencias

sólidas y duraderas”

(Morales, 2012)
Gestión Estratégica Del Conocimiento

Son una serie de acciones que permiten enlazar la creación del conocimiento

de una organización con la estrategia empresarial, haciendo uso de la tecnología

de la comunicación y la información. Para ello, es importante explorar cómo

evoluciona o se desarrolla el conocimiento dentro de la estructura, es decir,

visualizar la forma de desplegarse, compartirse, socializarse y transformarse para

alcanzar objetivos organizacionales de una forma efectiva.

En ese sentido, es importante destacar que para generar una gestión

estratégica del conocimiento debe cumplirse un excelente mecanismo del mismo,

el cual sólo es posible cuando se da una serie de pasos o fases como: generación,

codificación y transferencia del conocimiento dentro de las organizaciones, donde

cada una de ellas se genera una seguida de la otra permitiendo la integración del

aprendizaje de cada uno de los miembros de la empresa y el organizacional.

Por consiguiente, al demostrar la importancia de la gestión del conocimiento

como una acción o misión estratégica a través de esas tres fases primordiales, las

cuales puntualizan (Davenport y Prusak, 1998), no se puede dejar de lado el

análisis de cada uno de los pasos que permitirán el mecanismo efectivo, firme y

seguro, por tal motivo, se describen a continuación para alcanzar una mayor

comprensión de los mismos:

a) Generación del conocimiento, ésta puede llevarse a cabo a través de una

serie de experiencias, información contextual y nuevas apreciaciones que


permitirán ampliar la calidad de la información ya existente en el almacén

de conocimiento de cada uno de los miembros de la organización.

b) Codificación del conocimiento, en esta fase se debe mostrar el

conocimiento de manera comprensible, clara, organizada y detallada, con la

finalidad que pueda ser descifrado con facilidad y rapidez, para que se le

pueda dar la aplicabilidad necesaria por cada uno de los integrantes de un

colectivo organizacional.

c) Transferencia del conocimiento, esta última fase consiste en el proceso

de compartir y transformar de manera cooperativa el conocimiento,

mediante conversaciones, interacciones, intercambios y otros medios o

elementos esenciales significativos que permitan mejorar el valor y la

calidad del aprendizaje que se extiende y solidifica en las organizaciones.

Sociedad de la Información y el Conocimiento.

Según diversas fuentes, se puede evidenciar que existen investigaciones

acerca de la sociedad del conocimiento y de la sociedad de la información, ambas

estrechamente relacionadas, mas sin embargo, cabe destacar que el flujo de

información actual es tan rápido que impacta tanto en las comunicaciones como

en el conocimiento, de esta manera, el libro español “la gestión del conocimiento

como ventaja competitiva”(1), especifica que la sociedad de la información se ha

desarrollado en forma vertiginosa fundamentado en la utilización de las nuevas

tecnologías de la comunicación y la información (NTCI).


De este modo, la sociedad de la información, es el sistema de organización

social y económica en el cual es posible adquirir, acumular, procesar y transmitir

información a un bajo coste, existen las tecnologías necesarias para hacerlo y

éstas son de utilización general. En base a lo anteriormente expuesto, debemos

comprender que nos encontramos en un mundo inmerso en el desarrollo de

sociedades de información y quienes logren desenvolverse con éxito ante el

manejo de las exigencias del mismo basado en la revolución digital existente,

lograrán ser altamente competitivos y productivos.

La sociedad de la información no es una estructura monolítica, por su

naturaleza es plural, policéntrica y en permanente transformación, lo cual significa

que actualmente y en el futuro surgirán nuevas sociedades de la información.

Al hablar de sociedad de la información, hay que establecer una distinción

entre tres elementos: los datos, la información y el conocimiento. La generación de

datos no estructurados no conduce automáticamente a la creación de información

y tampoco todas las informaciones pueden ser consideradas conocimiento. Para

llegar al conocimiento es necesario clasificar, analizar y procesar la información.

En otro orden de ideas, Ackoff, Russell (2) (1999), establece en su pirámide del

conocimiento cuatro elementos que son: datos, información, conocimiento y

agrega el entendimiento como factor que permite llegar a la sabiduría, siendo esta

la capacidad para percibir y evaluar las consecuencias en el largo plazo del

comportamiento.

En este sentido, las tecnologías de la información y la comunicación

desempeñan una tarea crucial en lo que se ha denominado la codificación del

conocimiento.
Por otra parte, el conocimiento, es la transformación de la información en un

activo que puede ser incorporado a nuevos bienes materiales, a mejorar la gestión

interna de las empresas o se puede transmitir con facilidad a través de las

infraestructuras de comunicación. El conocimiento es explícito cuando se puede

codificar y transmitir a través de las nuevas tecnologías de la información y es

tácito cuando esto resulta imposible.

En otro orden de ideas, según Larrea Abásolo (3), la sociedad del

conocimiento significa una precisión cualitativa a la sociedad de la información, por

lo que no es suficiente tener acceso o poseer información, es necesario saber

hacer uso adecuado de esa información, es decir, tener la capacidad de

transformar y transferir la información inicialmente obtenida. Es por ello, que la

sociedad de la información ha sido fuertemente criticada en el contexto de la

globalización, dado que está generando un bloque de cambios radicales con las

tecnologías de la información y la comunicación (TIC), en lo que respecta al

manejo de datos, permitiendo que mucha información pueda estar disponible con

relativa facilidad, pero que no garantiza que realmente se de la transferencia del

conocimiento.

Si por un lado las tecnologías de la información y la comunicación (TIC),

suponen la eliminación de muchas de las barreras de acceso a la información, por

otro lado, se ha pasado por alto el fondo de la cuestión educativa y el

conocimiento que tiene que ver con el logro de una comprensión útil sustentada en

información de calidad.

Según Wilke(4), puede hablarse de una sociedad sabia o una sociedad

basada en los conocimientos cuando las estructuras y procesos de la


reproducción material y simbólica de una sociedad estén tan imbuidos de

operaciones dependientes de los saberes, que la elaboración de la información, el

análisis simbólico y los sistemas expertos tengan preferencia frente a otros

factores de producción.

De otro modo, Peluffo y Salazar (5), argumentan que una economía basada

en el conocimiento y el aprendizaje es un sistema en el cual el motor de creación

de valor o beneficios es el conocimiento y la capacidad para construirlo por medio

del aprendizaje. El conocimiento siempre ha sido reconocido como factor clave en

la sociedad, lo que ha sucedido en los últimos años es que mientras se

encontraba disponible, y se podía funcionar con el stock de conocimiento

existente, este no pasó a tener un significado económico como lo tiene en la

actualidad.

Asimismo, el conocimiento y la velocidad e su actualización pasan a ser

factores dinamizadores de la sociedad en su conjunto. Es por ello, que mas que

contar con conocimientos o productos de innovación tecnológica, lo importantes es

poseer competencias claves como la capacidad de aprender, de incorporar

conocimiento nuevo y de dar nuevas respuestas, por ello algunos autores la han

llamado la “Sociedad del Aprendizaje del Conocimiento Social” (6)

Carrizo, manifiesta que la denominada sociedad del conocimiento, se

sostiene sobre la capacidad de apropiación social del conocimiento, con actores

capaces de orientar su uso pertinente en asuntos de interés común para la

producción y el desarrollo, no tan solo como receptores sino también como

generadores, adaptándolos a situaciones particulares y entornos locales. (7)

Tomado de:
(1) La Gestión del Conocimiento como ventaja competitiva. Madrid, 21

de Septiembre de 1999.

(2) Administración del Conocimiento. Americarum Universitas.

(3) LARREA, María. La Gestión del Conocimiento y la universidad del

futuro. Revista Faces. Volumen XVII. N° 1.

(4) KLAUS, North y ROQUE, Rivas. (2008). Gestión del conocimiento:

Una guía práctica hacia la empresa inteligente. Colección: Negocios,

Empresas y Economía. Libros en Red.

(5) PELUFFO, M. y CATALÁN, E. (2002). Introducción a la gestión del

conocimiento y su aplicación al sector público. Instituto Latinoamericano y

del caribe de planificación económica y social. ILPES. Santiago de Chile.

(6) DIDRIKSSON, Axel. (2000). “La Sociedad del Conocimiento desde la

perspectiva Latinoamericana”, Centro de Estudios sobre la Universidad

(CESU), Universidad Nacional Autónoma de México. Citado por Peluffo y

Catalán

(7) CARRIZO, Luis. Gestión Social del Conocimiento.

Estado del arte de la gestión del conocimiento.

El estado del arte, se concibe como una evaluación del conocimiento

adquirido, permitiendo establecer las líneas de trabajo por parte del Investigador,

dando posibilidad al desarrollo del objeto de estudio. Para Galeano (2004, p.141),
su objetivo es recuperar sistemáticamente ese conocimiento acumulado sobre un

objeto o tema central del estudio.

El presente apartado muestra el estado del arte sobre el objeto de estudio

concebido como la gestión de conocimiento, enmarcado en los antecedentes de

esta disciplina que ha sido de gran provecho dentro de las organizaciones, donde

toman el conocimiento como una ventaja competitiva y una herramienta para el

logro de sus metas.

La sociedad esta inmersa en una constaste presencia de información sobre

diversos temas, y es el individuo a través de sus procesos mentales, experiencias

previas y acumuladas, quien decide tomar esta información y asimilarla para

convertirla en conocimiento y emplearla en los diferentes aspectos de su vida

personal, profesional y social.

Ahora bien para que exista un aprovechamiento del conocimiento se debe

apropiar de la nueva disciplina llamada Gestión del Conocimiento, si se ubica esta

dentro de una organización según Molina y Marsal, (2002) se necesita una serie

de elemento claves para llegar al éxito, estableciendo estrategias, objetivos, un

sistema de comunicación interna, cultura organizacional propia, entre otros.

Aunque todos ellos eran considerados una condición suficiente, actualmente es

necesaria, ya que además amerita garantizar un ritmo de aprendizaje superior al

requerido por el mercado, sociedad o comunidad para lograr con ello la innovación

y por ende el éxito de la organización.

Entonces la gestión del conocimiento, para Molina y Marsal (2002) busca

aprovechar al máximo la experiencia acumulada de las personas, quienes

aprendiendo a una gran velocidad, están en condiciones de disponer de nuevas


experiencias, y se convierta en conocimiento. Asimismo es importante para que

se lleve a cabo dicho proceso, la promoción de una cultura organizativa que

permita compartir conocimientos, y aprovechar al máximo las herramientas

tecnológicas.

Tomando lo anterior explicado, según Barceló (2001) la gestión de

conocimiento durante su desarrollo toma técnicas de la gestión empresarial como

gestión de calidad, por competencias o del cambio, lo que implica un

enriquecimiento a esas disciplinas, aprovechando lo mejor de algunas de ellas o

las complementa en otros. Asimismo, la gestión de conocimiento “debe su estado

actual a los primeros modelos y experiencias de medición del capital intelectual”

(p.45), lo que permite renovar diversos proyectos en una organización. Para la

autora, los modelos de gestión del conocimiento tienen su base en el capital

intelectual de la organización, es decir, en los activos intangibles estratégicos.

Es por ello que las empresas, a principios de los años 90; entendieron que su

valor en el mercado no solo estaba compuesto por el capital financiero, si no que

existían unos activos intangibles que aportaban a ello; las ventajas competitivas

para enfrentarse a las exigencias del mundo actual residían en la capacidad de

gestionar la información y el conocimiento, por lo que es necesario conocer la

historia del conocimiento, tomando como autor principal a Valhondo, 2003

Conocimiento Occidental.

En la Grecia Clásica, surge el idealismo fundamentado por Platón, donde

existía un predominio de las ideas, el mundo ideal y dialéctico de la lógica y el

pensamiento, sobre la realidad y la experiencia. Para platón el conocimiento era

un contraste entre lo real y la apariencia, diferenciando dos niveles: la opinión


(observaciones y proposiciones de la ciencia; pero no pueden ser tomadas como

conocimiento verdadero) y el conocimiento (concierne la razón en vez de la

experiencia, que constituye la sustancia del mundo real).

Por otra parte, se encuentra el empirismo epistemológico, donde consideraba

la experiencia como pilar fundamental del conocimiento, así como la percepción, y

los sentidos. El exponente de esta corriente es Aristóteles, y distingue varios tipos

de conocimientos como la experiencia, el conocimiento de las cosas concretas; la

ciencia, el conocimiento de las causas y principios de las cosas; y la inteligencia,

conocimiento de los primeros principios, indemostrables e imposibles de obtener a

través de a experiencia.

En la Edad Media, San Agustín tomas las ideas de Platón, ya que considera

como único medio para conocer la verdad en las verdades matemáticas, al afirmar

que sus proposiciones son de vigencia universal para cualquiera que tenga la

razón tales como reglas, ideas y normas donde el hombre es capaz de registrar,

leer lo sensible, estimar y rectificar.

Luego las ideas de santo Tomás de Aquino, específicamente con la

Escolástica, el cual es un sistema de ideas y creencias influenciado por

Aristóteles; donde toma la razón y la experiencia combinando métodos racionales

y la fe en un sistema unificado de creencias.

Durante el Renacimiento se produce un avance desde una concepción

medieval teocéntrica hasta una visión del mundo antropocéntrica, en la que el

hombre es el autor de su propio destino por medio del trabajo. A filosofía moderna

se caracteriza entonces por la vuelta al sujeto como ser sensible (empirismo) y

como ser racional (racionalismo).


En relación al Empirismo, supone una pérdida de confianza en la razón,

tomando la percepción sensorial y el conocimiento sensible como único

conocimiento válido. Sir Francis Bacon, exponente empirista propuso la

experiencia metódica, la cual consistía en observar los hechos para verificarlos

como producto de la experiencia; clasificarlos y razonar pasando de lo particular a

lo general. Junto a Bacon otros autores como Tomas Hobbes, John Locke, George

Berkeley, David Hume, fueron grandes defensores de esta corriente tomando

como elementos fundamentales para la creación del conocimiento en el hombre: la

experiencia, los sentidos, las ideas, la reflexión, entre otros.

Por otra parte el Racionalismo, entendido como la vuelta a la razón

desvirtuando la fuerza de la sensibilidad. Su mayor exponente fue Descartes ya

que con su famosa frase “pienso, luego existo”, deduce que la percepción clara y

distinta de los primeros principios e ideas del conocimiento se realiza de un modo

puramente racional; donde la razón había recibido de Dios esas ideas y verdades

innatas.

Ahora bien, el empirismo y racionalismo, fueron la base de la Ilustración, que

se entiende como el movimiento cultural e intelectual que pretende dominar con la

razón el conjunto de problemas que conciernen al hombre. De igual manera,

percibe la extensión de la crítica a toda creencia o conocimiento, sin excepción; la

realización de un conocimiento que, basado en la crítica, incluya y organice los

instrumentos para la propia corrección; finalmente, el uso efectivo, en todos los

campos, del conocimiento logrado de esta manera, para mejora la vida individual y

social de los hombres. En esta corriente, Enmanuel Kant, muestra que en el


conocimiento sensible y el no sensible, es decir, el espiritual, se condicionan

mutuamente y constituyen el conocimiento humano.

Consecutivamente, las corrientes empíricas influyeron en diferentes

paradigmas como el positivismo clásico, donde todo conocimiento es material,

rechazando todo lo que no sea sensible – material, siendo exclusiva la ciencia

empírica particular. De igual forma el neopositivismo, el cual reconstruye el

sistema de las ciencias con elementos vivenciales empíricos sensibles y sus

conexiones lógicas formales. Posteriormente el pragmatismo mantiene que el

conocimiento es un instrumento de acción y que todas las creencias tenían que

ser juzgadas por su utilidad como reglas para predecir las experiencias.

En relación a las Corrientes Idealistas, George Hegel, caracteriza su filosofía

en el método dialectico; y explicaba que sólo un conocimiento que sepa de la

totalidad de un modo absoluto merece el nombre de un verdadero conocimiento o

un conocimiento absoluto; porque llega a saber la totalidad de lo real y sabe cada

realidad particular en relación al todo y como formando un momento del todo.

Seguidamente, Bertrand Russel, desarrolla su teoría del conocimiento basada

en las creencias, explica que estas son características del comportamiento

humano y por ende si la creencia es falsa el comportamiento también; asimismo,

las palabras es el medio que se utiliza para materializar las creencias.

En relación al Pensamiento Científico, Karl Popper afirma que una teoría

porque resista las pruebas más rigurosas durante largos períodos de tiempo, no

debe considerarse como verificada, sino que habría que reconocer su alto grado

de corroboración y ser considerada como la mejor teoría disponible en ese

momento, hasta que sea superada por otra teoría mejor.


Bibliografía.

Barceló, M. (2001). Hacia una economía del conocimiento. Madrid: Editorial ESIC

Galeano, M. (2004). Estrategias de Investiación Social Cualitativa. El giro de la


mirada. Medellín: La Carreta, Editores E.U.

Molina y Marsal (2002). La Gestión del Conocimiento en las Organizaciones.


Colección Negocios, Empresa y Economía.

North, K. y Rivas, R. (2008). Gestión empresarial orientada al conocimiento.


Creación del valor mediante el conocimiento. Buenos Aires: Dunken

Valhondo, D. (2003). Gestión del Conocimiento. Del Mito a la Realidad. Madrid:


Ediciones Díaz de Santos.

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