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Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.° 3 - Págs. 393-415.

ISSN: 1135-0806

ARTÍCULOS

Simulación del dolor en el contexto


médico-legal
Malingered pain in the medioco-legal
setting
HÉCTOR GONZÁLEZ ORDI1
PILAR CAPILLA RAMÍREZ2
BLANCA MATALOBOS VEIGA3
Fecha de Recepción: Fecha de Aceptación:

RESUMEN

Se presenta una revisión del estado actual de la literatura científica en rela-


ción a la detección de la simulación del dolor crónico en el contexto médico-
legal. De acuerdo con los criterios diagnósticos propuestos por Bianchini,
Greve y Glynn (2005) sobre la simulación del dolor y discapacidad, se exponen
las diferentes estrategias médicas y psicológicas para la detección de simula-
ción dentro de un marco de actuación multidimensional, incluyendo la existen-
cia de beneficios externos y la evidencia convergente de los datos prevenien-
tes de la evaluación física (médica), neuropsicológica y mediante autoinforme
para establecer el diagnóstico de simulación.

ABSTRACT

This paper reviews the state-of-the-art of scientific literature on the detec-


tion of malingered pain in a medico-legal setting. Based on Bianchini, Greve &
Glynn (2005), criteria for detecting malingered pain-related disability, medical

1 Universidad Complutense de Madrid.


2 FREMAP Madrid II.
3 CIPSO, Centro Integral Psico-Somático, SLP.

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Simulación del dolor en el contexto médico-legal

and psychological assessment strategies and procedures within a multidimen-


sional framework are addressed, including evidence of external benefits and
physical (medical), neuropsychological, and self-report convergent data for the
diagnostic of malingering.

PALABRAS CLAVE

Simulación, Dolor, Discapacidad, Criterios diagnósticos, Evaluación.

KEY WORDS

Malingering, Pain, Disability, Diagnostic Criteria, Assessment.

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INTRODUCCIÓN un trastorno mental per se, zanjan-


do un viejo debate nosológico
El concepto de simulación se in- (Widows y Smith, 2005). No obstan-
corpora como entidad clínica diag- te, los criterios diagnósticos para
nóstica en la tercera edición del considerar sospecha de simulación
Manual Diagnóstico y Estadístico de propuestos resultaban demasiado
los Trastornos Mentales editado por limitados en su definición para ser
la Asociación Americana de Psiquia- considerados suficientemente fia-
tría en 1980, el DSM-III; actualmen- bles (Gerson, 2002). De hecho, el
te, en el DSM-IV-TR, se incluye den- empleo aislado de los criterios diag-
tro de la sección dedicada a “pro- nósticos DSM-IV puede llevar a
blemas adicionales que pueden ser incrementar el diagnóstico de falsos
objeto de atención clínica”. Así, se positivos por simulación hasta en un
entiende por simulación la produc- 80% (Rogers, 1990). Además, uno
ción intencional de síntomas físicos de los aspectos de mayor contro-
y/o psicológicos falsos o exagera- versia, la presencia de trastorno de
dos motivados por incentivos exter- personalidad antisocial como indi-
nos. La simulación implica la exis- cador potencial de simulación, no
tencia de recompensas externas ha recibido suficiente apoyo empíri-
(cobro de seguros e indemnizacio- co hasta el momento (Rogers, Gillis
nes, etc.), a diferencia de los trastor- y Bagby, 1990). En definitiva, los cri-
nos facticios, y se realiza consciente terios DSM-IV-TR son necesarios
y deliberadamente, a diferencia de pero no suficientes.
los trastornos somatomorfos (Ameri-
can Psychiatric Association, 2000). Como respuesta a las limitacio-
nes de los criterios DSM-IV en la
Adicionalmente, el DSM-IV-TR evaluación de la simulación, se han
sugiere que debe sospecharse de propuesto modelos alternativos que
simulación si existe alguna de las enfatizan específicamente el exa-
combinaciones presentes: (1) pre- men detallado de los datos de las
sentación en un contexto medicole- pruebas y la concurrencia de la
gal; (2) discrepancia acusada entre información antecedente disponible
el estrés o la alteración explicados (ver Rogers y Bender, 2003). La
por la persona y los datos objetivos simulación es un fenómeno multide-
de la exploración médica; (3) falta terminado y multidimensional por lo
de cooperación durante la valora- que requiere de más que una estra-
ción diagnóstica e incumplimiento tegia unidimensional para su detec-
del régimen de tratamiento prescrito ción (González Ordi y Gancedo Rojí,
y (4) presencia de trastorno antiso- 1999; Hutchinson, 2001). La detec-
cial de la personalidad. ción de la simulación se fundamenta
en la idea central de la convergencia
Los esfuerzos por operativizar el de los datos que provienen de dis-
concepto de simulación por parte tintas fuentes de información: entre-
del DSM contribuyeron clarificar que vista, historia clínica, pruebas médi-
la simulación no podía considerarse cas, pruebas psicológicas, evalua-

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Simulación del dolor en el contexto médico-legal

ción conductual, etc. La mejor prác- Respecto al campo de estudio o


tica clínica implica el uso de crite- ámbito de referencia, Mittenberg et
rios diagnósticos múltiples en opo- al. (2002), establecen las siguientes
sición a la utilización de un único tasas de incidencia: (1) lesiones per-
test (Slick, Sherman y Iverson, sonales un 29%; (2) discapacidad o
1999), así como la utilización de indemnización laboral entorno a un
enfoques evaluativos que incluyan 30%; (c) casos criminales en un
la combinación de tests especializa- 19%; y (d) casos procedentes de la
dos e indicadores de validez (Iver- medicina general o psiquiatría un
son, 2003). 8%.

Esto es tanto más cierto cuando Como puede apreciarse, el ámbi-


consideramos la evaluación de la to de actuación médico-legal, vin-
simulación en el dolor crónico, ya culado a la valoración de la disca-
que es comúnmente aceptado que pacidad y a los posibles beneficios
el dolor crónico es un fenómeno laborales y socioeconómicos deri-
complejo, multifacético y multidi- vados de la misma, es el que regis-
mensional, que requiere un aborda- tra una mayor tasa de incidencia de
je multidisciplinar de carácter emi- simulación, sin contar con que
nentemente biopsicosocial (Gat- muchos de los casos procedentes
chel, Peng, Peters, Fuchs y Turk, de otros ámbitos pueden implicar
2007; Melzack y Katz, 2006); por posteriormente bajas laborales, pro-
consiguiente, la detección de la cesos de rehabilitación prolongados
simulación en el dolor crónico y valoración de discapacidad con
debería ser necesariamente multi- implicaciones económicas.
dimensional (Bianchini, Greve y
Glynn, 2005; McDermott y Feld- Por patologías, Mittenberg et al.
man, 2007). (2002) informan de las siguientes
tasas de incidencias: traumatismo
craneoencefálico (TCE) leve un
INCIDENCIA DE LA SIMULACIÓN 38,5%, fibromialgia o fatiga crónica
EN DOLOR CRÓNICO un 34,7%, dolor o trastornos soma-
toformes alrededor de un 31,4%,
Diversos estudios han tratado de trastornos neurotóxicos un 26,5%,
determinar la incidencia de la simu- lesión por accidente con electrici-
lación del dolor crónico, aunque dad un 21,9%, trastornos por
ciertamente resulta difícil proporcio- depresión un 14,9%, trastornos de
nar datos precisos debido a que ansiedad 13,5%, trastornos disocia-
existe una gran variabilidad en fun- tivos un 10,5%, trastorno con base
ción del campo de estudio o la epiléptica un 9,3%, TCE moderado
patología que se aborda en cues- o severo un 8,8% y demencia vas-
tión. Uno de los estudios epidemio- cular un 2,4%.
lógicos más clásicos en el campo
médico-legal es el de Mittenberg, Como puede observarse, los tras-
Patton, Canyock y Condit, (2002). tornos asociados al dolor crónico

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(fibromialgia, fatiga crónica, dolor o DETECCIÓN MULTIDIMENSIONAL


trastornos somatoformes) se DE SIMULACIÓN EN DOLOR
encuentran a la cabeza de los índi- CRÓNICO
ces de incidencia y representan en
total más de la mitad de la inciden- Un principio fundamental en la
cia de simulación por patologías, detección de simulación es que
entorno al 66%; sin contar con que, cuantas más inconsistencias pre-
a menudo, los TCE cursan también sente un paciente a lo largo de la
con cervicalgia y omalgia. De realización de diferentes pruebas
hecho, otros estudios sugieren que relativamente independientes y en
la incidencia de simulación de dolor diferentes dimensiones, más plausi-
es significativamente alta, estimán- ble resultará pensar que su rendi-
dose los rangos de prevalencia miento refleja un esfuerzo delibera-
entre un 25% y un 30% tanto para do por dar una imagen falsa de sus
fibromialgia (Gervais, Russell, Green capacidades o sintomatología
et al., 2001) como para dolor cróni- (Bianchini, Greve y Glynn, 2005). De
co en general (Gervais, Green, Allen ahí que la convergencia de datos
et al., 2001). Hamilton y Feldman provenientes de diferentes fuentes
(2001) incluyen además la cervical- de información sea crucial para ase-
gia y el esguince cervical entre las gurar el diagnóstico de simulación.
patologías dolorosas más simula-
das. No en vano, el DSM-IV-TR Desde el momento en que el
(APA, 2000) advierte que un aspecto dolor es un fenómeno multidimen-
a considerar en el diagnóstico dife- sional complejo de difícil objetiva-
rencial del trastorno por dolor es ción (al no existir “dolorímetros”
que el síntoma o déficit no sea precisos y fiables que nos indiquen
simulado o producido intencional- “exactamente” cuánto dolor experi-
mente (p. 565). menta una persona, la fuente de
información principal sigue siendo
En general, los datos indican que el autoinforme), la simulación del
en el contexto médico-legal los dolor no se centra tanto en si existe
patrones de simulación están más o no dolor y cuánto dolor debería
relacionados con la exageración de experimentar una persona en un
síntomas, como el dolor, y la disca- momento determinado, sino cómo
pacidad relacionada con trastornos influye el dolor en la realización o
y enfermedades físicas con la posi- no de diferentes actividades de la
bilidad de obtener incentivos eco- vida cotidiana, incluyendo por
nómicos; mientras que, la simula- supuesto la actividad laboral. Así, el
ción de sintomatología psicopatoló- problema no es cuánto dolor expe-
gica sería más prevalente en con- rimenta la gente sino cuán incapa-
textos forense o criminales, con el citante resulta el dolor para las per-
fin de reducir o evitar el pago de sonas.
indemnizaciones, condenas y encar-
celamientos (McDermott y Feldman, En el contexto clínico y laboral, el
2007). tipo de simulación más frecuente es

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Simulación del dolor en el contexto médico-legal

el que Resnick (1997) denomina evolución habitual de los pacientes


“simulación parcial”; esto es, la exa- en relación a la patología diagnosti-
geración de sintomatología o disca- cada. Así mismo, la sospecha clíni-
pacidad preexistente o la referencia ca de simulación se establece de
al mantenimiento de síntomas que forma contextual, atendiendo otros
ya habían remitido. En otras pala- aspectos de carácter motivacional,
bras, el problema no es si los indivi- sintomatológico, personal y con-
duos presentan discapacidad ductual. Samuel y Mittenberg (2006)
genuina o simulada atribuible a las destacan aquellos aspectos que
causas que subyacen al dolor cróni- contribuyen a la sospecha de pre-
co, el problema es si las personas sencia de simulación en el contexto
que presentan lesiones o daños físi- médico-legal:
cos, y que experimentan dolor cró-
nico, además pueden y consiguen 1. Motivación y circunstancias:
exagerarlos para obtener un benefi- incentivos económicos, solu-
cio. ción a problemas socioeconó-
micos, conducta antisocial,
La discapacidad relacionada con insatisfacción profesional, con-
simulación de dolor (Malingered flictos laborales, situación cer-
Pain-Related Disability) es la exage- cana a la jubilación e historia
ración o fabricación intencional de previa de engaño, simulación o
síntomas cognitivos, emocionales, actos deshonestos.
conductuales o físicos disfunciona-
les, que son atribuidos al dolor con 2. Sintomatología: presencia de
el propósito de obtener un beneficio síntomas atípicos o inusuales,
económico, evitar el alta laboral u exageración de la sintomatolo-
obtener otro tipo de incentivos gía, resultados en los tests psi-
(Bianchini, Greve y Glynn, 2005). cológicos y sintomatología
incongruente con el curso nor-
mal de la enfermedad.
Criterios de sospecha clínica
3. Presentación ante la entrevista:
Identificar y determinar la existen- falta de cooperación con el
cia de simulación es el punto final evaluador y con la divulgación
de un largo proceso de evaluación y de la información y discrepan-
diagnóstico que se inicia con la cias entre los datos de la entre-
“sospecha clínica” por parte de los vista y la historia clínica o la
profesionales de la salud implicados documentación preexistente.
en el tratamiento y rehabilitación del
paciente. En buena medida, las sos- 4. Actividad/conducta fuera de la
pechas clínicas de simulación están entrevista: actividad laboral
fundamentadas en las discrepan- durante el período de reclama-
cias e inconsistencias entre el diag- ción, realización de actividades
nóstico previo y la evolución del lúdicas, no relacionadas con el
paciente, en comparación con la trabajo, buen funcionamiento

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excepto en aquello relacionado Criterios diagnósticos


con el desempeño de la activi-
dad laboral, falta de compromi- Recientemente, Bianchini, Greve
so con el tratamiento y estar y Glynn (2005) han propuesto una
bajo vigilancia. serie de estándares diagnósticos
referidos a la discapacidad relacio-
Adicionalmente, en la Tabla 1 pro- nada con simulación de dolor. Sin
ponemos algunos aspectos especí- duda, estos criterios contribuyen a
ficos o indicadores clínicos de sos- operativizar considerablemente la
pecha de simulación que se presen- detección de la simulación y lo
tan comúnmente en pacientes con hacen desde una perspectiva multi-
patologías que cursan con dolor dimensional, considerando un pro-
crónico en el contexto médico-legal. ceso de evaluación multimétodo/
Cuantos más indicadores clínicos multisistema.
presente el caso en cuestión, más
relevante resultará realizar una eva- Criterio A. Evidencia de incentivos
luación pormenorizada para detec- externos significativos contingentes
tar simulación. con un patrón de exageración o

Tabla 1. Indicadores clínicos de sospecha de simulación

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Simulación del dolor en el contexto médico-legal

fabricación de síntomas (estatus de de la discapacidad cognitiva. Este


litigancia, pensión por discapaci- criterio se operativiza en: (1) rendi-
dad, indemnizaciones por parte de miento por debajo del azar en prue-
aseguradoras, prolongación de bas de elección forzada que evalú-
bajas laborales, obtención de más an funciones cognitivas o percepti-
medicación psicoactiva, etc). vas; (2) rendimiento consistente con
la exageración de la discapacidad
Criterio B. Evidencia procedente en pruebas que evalúan funciona-
de la evaluación física. Evidencia de miento cognitivo o perceptivo; (3)
que las habilidades, capacidades discrepancias entre los resultados
y/o limitaciones demostradas a lo de las pruebas neuropsicológicas y
largo de una evaluación física formal el conocimiento existente del fun-
son consistentes con la exageración cionamiento cerebral; (4) discrepan-
de las quejas y síntomas somáticos cias entre los resultados de las
y la disminución exagerada de la pruebas neuropsicológicas y la con-
capacidad física. Este aspecto ducta observable y objetivable del
puede operativizarse mediante la paciente.
detección de: (1) sesgos en el rendi-
miento físico: realización de pruebas Criterio D. Evidencia procedente
de rendimiento que evidencian la de la evaluación mediante autoinfor-
existencia de una disminución de la me. Evidencia que los síntomas,
capacidad física que no resulta con- quejas y limitaciones autoinformadas
cordante con la patología diagnosti- por el paciente son consistentes con
cada; (2) discrepancia entre la valo- un patrón de exageración de sínto-
ración subjetiva de dolor (v.g. EVA) y mas y discapacidad a nivel físico,
la reactividad psicofisiológica con- cognitivo y/o emocional. Este criterio
comitante; (3) los síntomas o las que- puede operativizarse a través de: (1)
jas informadas por el paciente son la discrepancia de la conducta del
sustancialmente divergentes con la paciente cuando es formalmente
evidencia patofisiológica existente; y evaluado versus cuando no sabe
(4) discrepancia entre la actividad que está siendo evaluado; (2) las
física mostrada por el paciente du- quejas autoinformadas no son con-
rante la evaluación formal con la sistentes con la evolución de la his-
actividad física demostrada cuando toria clínica del paciente; (3) los sín-
el individuo no sabe que está siendo tomas autoinformados por el pacien-
evaluado. te son discrepantes con los patrones
conocidos de funcionamiento fisioló-
Criterio C. Evidencia procedente gico y neurológico del dolor y la dis-
de la evaluación neuropsicológica. capacidad referida a la patología en
Evidencia de que los déficits neuro- cuestión; (4) los síntomas autoinfor-
cognitivos (v.g. capacidad de con- mados por el paciente son discre-
centración, percepción, memoria, pantes con la conducta observable y
etc) demostrados a lo largo de una objetivable; (5) presentación de un
evaluación formal son consistentes patrón de exageración de síntomas
con la exageración o el falseamiento en pruebas de personalidad de am-

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plio espectro y pruebas de screening rar la convergencia de distintas


de simulación de síntomas. fuentes de información, ya que los
hallazgos patológicos encontrados
Criterio E. Los criterios menciona- no tienen por qué ser los responsa-
dos no se explican mejor por facto- bles de la sintomatología, lo que en
res psicopatológicos, neurológicos el caso de exageración de síntomas
o evolutivos. La simulación se y en especial, en el contexto médi-
entiende como un patrón de con- co-legal, complica aún más la situa-
ductas de carácter intencional y diri- ción. Así mismo, actualmente la
gido a la obtención de un beneficio resonancia magnética funcional
externo, generalmente de tipo eco- (fMRI) aporta información interesan-
nómico. te sobre las estructuras implicadas
en el procesamiento del dolor, como
A continuación, procederemos a el cortex cingulado anterior (Davis,
describir brevemente las diversas Taylor, Crawley, Wood y Mikulis, 1997;
pruebas, instrumentos y tests dis- Bantick, Wisw, Ploghaus, Clare,
ponibles para la evaluación de las Smith y Tracey, 2002), y su conside-
distintas dimensiones o criterios de ración puede resultar ilustrativa en
evaluación física, neuropsicológica y el caso de que el paciente refiera
de autoinforme. experimentar dolor pero no se en-
cuentre evidencia neurofisiológica
concomitante.
Evaluación física (médica)
La realización de analíticas espe-
La falta de convergencia entre la cíficas o de rutina de diferentes
sintomatología referida y los signos marcadores bioquímicos puede
clínicos dificulta el diagnóstico de resultar de utilidad en aquellas pato-
certeza, obligándonos en la práctica logías que cursen con cansancio
clínica diaria, a realizar pruebas crónico (como la fibromialgia o el
complementarias con el fin de reali- síndrome de fatiga crónica) y que
zar un correcto diagnóstico diferen- nos descartaran la existencia de
cial con entidades nosológicas poco estados carenciales, tumorales,
frecuentes antes de plantearnos la infecciosos, etc.
existencia de exageración de sínto-
mas. Entre las pruebas de imagen Para la evaluación de posibles
más utilizadas se encuentran las trastornos funcionales es recomen-
radiografías o la resonancia magné- dable la consideración de los signos
tica nuclear, que es actualmente la de Waddel (Waddel, McCullogh,
prueba de imagen por excelencia Kummel y Venner, 1980). Los signos
(Jensen, Brant-Zawadzki y Obu- de Waddel son sensibles a la simu-
chowski, 1994). En cualquier caso, lación de dolor lumbar, especial-
la interpretación de la imagen y del mente si se aprecian al menos tres
informe radiológico debería ser rea- de los 5 signos siguientes: (1) dolor
lizada siempre por el clínico que a la palpación difusa superficial y no
trata al paciente con el fin de asegu- congruente anatómicamente; (2) test

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Simulación del dolor en el contexto médico-legal

de simulación positivo (sobrecarga siguientes patrones en las alteracio-


axial y rotación); (3) test distracto- nes del equilibrio (Barona de Guz-
rios positivos; (4) alteraciones regio- mán, 2003): (1) patrón vestibular; (2)
nales diferentes a las distribuciones patrón visual; (3) patrón somatosen-
neurológicas; y (5) hiperreacción o sorial; (4) patrón de disfunción multi-
“conducta de dolor”. sensorial, que es una combinación
de los anteriores; (5) patrón afisioló-
Para aquellos casos en que el gico, que es un patrón poco consis-
paciente refiere pérdida de fuerza, tente con la existencia de lesión
podemos utilizar los tests isocineti- orgánica, en el que el sujeto presen-
cos (Hislop y Perrine, 1967) que ta mejor equilibrio en situaciones
constituyen un modo más preciso y más complejas y que suele aparecer
objetivo de valoración funcional de en casos de simulación o estados
la fuerza realizada tanto articular de ansiedad severa; y (6) patrón de
como en un movimiento complejo normoequilibrio.
que implique a varias articulaciones,
respecto a la valoración clásica de La electromiografía de inserción
función que se realizaba con las (aguja) y la electromiografía de
pruebas isométricas. Esta prueba superficie son técnicas útiles para
está admitida como sistema de evaluar la respuesta global del mús-
valoración en simulación de pérdida culo y grupos musculares, propor-
de fuerza, si bien en patología de cionando datos objetivables sobre
columna su fiabilidad es menor que la funcionalidad, la carga de trabajo
en el resto del organismo (Huesa, y en relación con diferentes niveles de
Carabias,1999). esfuerzo, la fatigabilidad muscular,
etc (De Luca, 1997). El EMG permite
A menudo, la simulación de dis- valorar la existencia de lesiones
capacidad provocada por una pato- musculares o no asociadas a la pre-
logía dolorosa suele conllevar que el sentación de dolor intenso y disca-
paciente informe de la existencia pacidad, por lo que son útiles en
vértigos, mareos o alteraciones del patologías susceptibles de simula-
equilibrio (v.g. cervicalgia y esguince ción de dolor crónico como cefaleas
cervical), que le incapacitan para tensionales, migrañas, síndrome del
desarrollar una vida cotidiana activa. túnel carpiano, síndrome cervico-
La posturografía dinámica (Bowman braquial y ciatalgias.
y Mangham, 1989) es una prueba
que nos permite objetivar más pre- Finalmente, el estudio con poten-
cisamente esta sintomatología. Utili- ciales evocados acústicos, visuales
za una plataforma dinamométrica y somatosensoriales puede propor-
montada sobre un soporte capaz de cionarnos información sobre las dis-
trasladarse horizontalmente, incli- crepancias entre el procesamiento
narse adelante o atrás, y/o rotar neurofisiológico de la información y
alrededor de un eje alineado con los la valoración autoinformada del
tobillos. El estudio mediante postu- paciente, ya que existe evidencia de
rografía dinámica proporciona los que el estudio de la amplitud de la

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onda P300 ante diferentes estímulos medir el impacto del síndrome fibro-
parece discriminar entre pacientes miálgico en la capacidad funcional y
con déficits genuinos y simulados calidad de vida. El FIQ además pre-
(Rosenfeld, Ellwanger, Nolan, Wu, senta una alta correlación con el
Bermann y Sweet, 1999). SF-36, considerando que ambos
cuestionarios presentan formatos
Junto con estas técnicas y prue- de respuesta diferente, lo que resul-
bas clínicas, la utilización de dife- ta útil para evaluar la inconsistencia
rentes autoinformes específicos de de respuestas a través de diferentes
medida de salud, calidad de vida e medidas, que suele presentarse en
incapacidad nos permite valorar la los sujetos simuladores.
utilidad de los tratamientos, y con-
trastar con los signos clínicos obje- La Escala de Severidad de Fatiga
tivables. Los autoinformes son utili- (Krupp et al., 1989) es un instrumen-
dad en el caso de exageración de to creado en neurología y su aplica-
síntomas/simulación, ya que cuan- ción más extensa es en Esclerosis
do los administramos en diferentes Múltiple y Lupus Eritematoso Sisté-
estadios de la patología dolorosa, mico. Consta de 9 items valorados
sería esperable una convergencia de 0 a 7 puntos. Todos ellos hacen
con los datos clínicos; por otra referencia expresa a la fatiga. Se
parte, diferentes estudios demues- obtienen los valores medios de las
tran que hay instrumentos que puntuaciones. Se consideran pun-
correlacionan entre sí, por lo que tuaciones normales en adulto sano
datos divergentes entre pruebas 2,3+/-0,7 puntos. Conociendo las
que correlacionan nos debe hacer puntuaciones en patologías como la
sospechar de la existencia de false- Esclerosis Múltiple en fases avanza-
amiento y profundizar en su estu- das (con una clara severidad de fati-
dio. ga objetivable), podemos sospechar
la existencia de simulación/exagera-
Entre ellos, destacamos el Cues- ción de síntomas cuando las pun-
tionario de Salud SF-36 (Alonso, tuaciones en esta escala se aproxi-
Prieto y Anto, 1995) es uno de los man a estas puntuaciones y se ale-
instrumentos más usados a nivel jan de la normalidad, en patologías
nacional tanto como medida des- mucho más banales.
criptiva del impacto de la enferme-
dad sobre la calidad de vida, como El Neck Pain Questionnaire - NPQ
instrumento de evaluación de dife- (González, Balsa et al, 1999) es un
rentes procedimientos terapéuticos cuestionario dirigido de forma espe-
y como referencia para validar nue- cífica a evaluar cómo afecta el dolor
vos instrumentos de medición. cervical a las actividades de la vida
cotidiana, consta de 10 items, con 5
El Cuestionario sobre el Impacto opciones de respuesta, puntuándo-
de la Fibromialgia – FIQ (Monterde se de 0-4 de menor a mayor intensi-
et al., 2004) que es, hasta ahora, el dad y gravedad. Es muy utilizado en
único instrumento específico para esguince cervical como medida

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Simulación del dolor en el contexto médico-legal

repetida para evaluar la eficacia del nes altas en índices de incapacidad,


tratamiento; en este sentido, la pun- peor calidad de vida y peor estado
tuación en el NPQ debería ir dismi- de salud. Por otra parte, veremos
nuyendo a medida que el paciente que las puntuaciones de los diferen-
presenta una mejor movilidad de tes instrumentos varían poco con
columna cervical y menos contrac- los diferentes tratamientos aplica-
turas, ya que este cuestionario valo- dos, no correlacionan con los datos
ra específicamente aspectos para clínicos objetivables ni con otros
los cuales es preciso una buena instrumentos que valoran aspectos
movilidad del cuello. Si esto no ocu- similares. El conjunto de pruebas, la
rre debe hacernos pensar en un pa- divergencia entre ellas, la normali-
trón de exageración de síntomas y dad de las mismas o patrones que
mantenimiento intencional de la dis- no se encuadran en lo esperado
capacidad. desde el punto de vista fisiológico
es lo que, junto a la exploración físi-
El Índice de Discapacidad de ca y los datos obtenidos en los ins-
Oswestry - IDO (Fairbank y cols, trumentos de evaluación de calidad
1980) permite evaluar el impacto del de vida e incapacidad, nos orientará
dolor lumbar en las actividades de hacia la sospecha de exageración
la vida cotidiana. Esta es una prue- de síntomas.
ba que proporciona valores en por-
centajes de incapacidad. En este
sentido, valores iguales o mayores Evaluación neuropsicológica
al 80% sugieren la posibilidad de
exageración de síntomas, lo que La patología dolorosa cronificada
exige una valoración más pormeno- y la discapacidad asociada (v.g.
rizada de la existencia de simula- esguince cervical y cervicalgia) a
ción. menudo cursa con déficits neuro-
cognitivos relacionados con dificul-
Finalmente, el Índice de Discapa- tades en concentración, percepción
cidad Cronica de Waddel (Waddel y y memoria. Este aspecto debe
cols., 1984) evalúa si una actividad tenerse en cuenta de forma relevan-
cotidiana concreta se ha visto redu- te porque los simuladores suelen
cida, si se evita o si se necesita exagerar la presentación del dete-
ayuda como consecuencia del dolor rioro neurocognitivo con el fin de
lumbar. El IDC de Waddel correla- mantener la imagen de discapaci-
ciona con el IDO, lo que puede re- dad. No obstante, hemos de señalar
sultar útil para valorar la inconsis- que la evaluación neuropsicológica
tencia de respuestas del paciente se ha considerado en la detección
simulador a través de pruebas dife- de simulación en dolor crónico de
rentes. forma mucho menos extensiva que
en otras patologías como el trauma-
En general, los sujetos simulado- tismo craneoencefálico, donde na-
res presentarán en las pruebas de turalmente resulta la estrategia eva-
autoinforme comentadas puntuacio- luativa de elección.

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H. González, P. Capilla y B. Matalobos

El rendimiento neurocognitivo en cos que se más utilizan en la detec-


pruebas de evaluación neuropsico- ción de simulación se basan en el
lógica de los sujetos simuladores se denominado “efecto suelo”; esto es,
caracteriza, entre otros patrones de pruebas sencillas pero que presen-
ejecución, por presentar un menor tan una validez aparente de mayor
porcentaje de respuestas correctas complejidad, lo que lleva a los simu-
en los ítems fáciles o simples que ladores a sobrestimar su nivel de difi-
en los ítems medios o difíciles (ren- cultad y a obtener un rendimiento
dimiento subóptimo), por debajo del inferior al de personas con una dis-
nivel esperado por azar (comproba- función cerebral más grave (Muñoz
ción de validez de síntomas o SVT), Céspedes y Paúl Lapedriza, 2001).
y significativamente menor que los
sujetos comprometidos honesta- De hecho, en una encuesta reali-
mente con la realización de la prue- zada a neuropsicólogos expertos en
ba, presentado además un nivel de evaluación de la simulación en el
deterioro más severo que los pa- contexto médicolegal, Slick, Tan,
cientes con deterioro neuropsicoló- Strauss y Hultsch (2004) encontra-
gico genuino moderado o grave, tal ron que, aunque eran partidarios de
y como puede apreciarse en la Figu- usar baterias neuropsicológicas de
ra 1 (Frederick, 2003). forma flexible, los instrumentos
específicos más comúnmente utili-
Es por ello que, aunque existen zados para detectar rendimiento
diversas estrategias para detectar el subóptimo eran el Test of Memory
engaño en pruebas neuropsicológi- Malingering – TOMM (Tombaugh,
cas (ver Bender y Rogers, 2004), el 1996) y el test de los 15 items de Rey
tipo de instrumentos neuropsicológi- (Lezak, 1995).

Figura 1. Curva hipotética de rendimiento en pruebas de rendimiento


neurocognitivo (Frederick 2003)

Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3 405


Simulación del dolor en el contexto médico-legal

El Test of Memory Malingering – Validity Test, el Validity Indicador


TOMM (Tombaugh, 1996) es una Profile o el Pórtland Digit Recogni-
prueba de screening diseñada tion Test, entre otros (ver Slick et al.,
específicamente para detección de 2004).
simulación neurocognitiva y consta
de dos series o ensayos con 50 Finalmente, algunos estudios han
dibujos/estímulos más 50 paneles informado del empleo de diversas
de reconocimiento donde el sujeto pruebas neuropsicológicas combi-
debe identificar visualmente (no nadas para incrementar la validez
nombrar) los dibujos previamente predictiva a la hora de discriminar
presentados versus un dibujo dis- entre pacientes simuladores y no
tractor. Quince minutos después se simuladores. Meyers y Volbrecht
administran 50 paneles de reconoci- (2003) utilizaron nueve instrumentos
miento sobre los dibujos presenta- de evaluación neuropsicológica,
dos previamente (ensayo de reten- obteniendo un 83% de sensibilidad
ción). Los simuladores presentan un y un 100% de especificidad, con
porcentaje de identificación correcta una tasa igual a cero de falsos posi-
de dibujos significativamente menor tivos, en una muestra de 796 suje-
en la segunda serie/ensayo y en el tos litigantes. Aunque esta es una
ensayo de retención que los sujetos estrategia interesante, incrementa
controles y los pacientes con dete- considerablemente el tiempo dedi-
rioro cerebral genuino (Rees, 1996; cado a la evaluación de la detección
Rees y Tombaugh, 1996); igualmen- de simulación.
te los pacientes litigantes con dete-
rioro cerebral traumático presentan
un peor rendimiento, por debajo del Evaluación mediante autoinforme
azar, que los pacientes no litigantes
(Gansler, Tombaugh, Moczynski y En la investigación clínica sobre
Rees, 1995). El TOMM ha resultado detección de simulación utilizando
ser eficaz en la clasificación correc- pruebas de autoinforme suelen con-
ta de pacientes con dolor crónico siderarse cuatro tipos de grupos de
que exageran deliberadamente défi- investigación: (1) grupo control, for-
cits neurocognitivos (Etherton, Bian- mado por sujetos sin patología pre-
chini, Greve y Ciota, 2005; Greif- via diagnosticada, generalmente
fenstein, Greve, Bianchini y Baker, equiparados en edad y sexo, nos
2008). permiten observar cuál sería la res-
puesta honesta de sujetos que no
Otros instrumentos que se han evidencian la patología objeto de
utilizado eficazmente en la detec- investigación y nos proporciona el
ción de simulación de deterioro “suelo” teórico en el rango hipotéti-
neurocognitivo en pacientes con co de la respuesta de exageración
dolor crónico son el Índice de de síntomas para dicha prueba o
Memoria de Trabajo del WAIS-III cuestionario; (2) grupo clínico-
(Etherton, Bianchini, Ciota, Heinly y honesto, formado por pacientes clí-
Greve, 2006), el Victoria Symptom nicos que manifiestan la patología

406 Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3


H. González, P. Capilla y B. Matalobos

investigada pero que no se encuen- tético de la respuesta de exagera-


tran en situación litigante, por lo que ción de síntomas para la prueba o
es esperable que respondan hones- cuestionario objeto de la investiga-
tamente al test; (3) grupo clínico- ción. En la Figura 2 puede verse una
simulador, formado por pacientes representación gráfica teórica de la
clínicos que manifiestan la patología distribución de la respuesta de exa-
investigada y se encuentran en geración de síntomas para cada uno
situación litigante, por lo que es de los grupos comentados.
esperable que exageren o fabriquen
sintomatología para reflejar “la peor Aunque no siempre suele ser así,
imagen posible”, en nuestro caso, lo deseable es que la investigación
incremento del dolor y de la disca- clínica sobre la capacidad de discri-
pacidad; (4) grupo simulador-análo- minación de un instrumento psico-
go, grupo de sujetos que no presen- lógico en el rango de la respuesta
tan patología alguna pero se les ins- de exageración de síntomas incluya
truye específicamente para que los cuatro grupos de forma compa-
simulen la patología investigada; rativa (Rogers y Bender, 2003).
aunque no suele ser un grupo clíni-
co real, nos permite controlar expe- En cualquier caso, cualquier
rimentalmente la conducta de exa- prueba o cuestionario que pretenda
geración de síntomas porque sabe- detectar simulación, deberá mostrar
mos a ciencia cierta que están una buena capacidad predictiva y
“mintiendo”; generalmente este exactitud (área bajo la curva), clasifi-
grupo sirve también para establecer cando correctamente al mayor por-
el “techo” teórico en el rango hipo- centaje de clínico-simuladores posi-

Figura 2. Rango hipotético de la respuesta de exageración de síntomas


en autoinformes

Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3 407


Simulación del dolor en el contexto médico-legal

ble (sensibilidad) y, en especial, en particular (Arbisi y Butcher, 2004;


excluyendo correctamente al mayor Butcher y Ben-Porath, 2004). Entre
porcentaje de clínico-honestos posi- los indicadores de validez del
ble (especificidad), con el fin de MMPI-2 más utilizados y contras-
reducir en lo posible el porcentaje tados empíricamente para la detec-
de falsos positivos. ción de exageración de síntomas
se encuentran las escalas de Infre-
En su mayoría, estos instrumen- cuencia F y Fb, la escala F-psicopa-
tos pretenden detectar con mayor o tológica o Fp, el índice F-K de
menor precisión patrones de “mala Gough, la Fake Bad Scale o FBS
imagen” o estilos de respuesta y la escala de disimulación revisa-
sobredimensionados, o bien patro- da o DsR (para una revisión deta-
nes sintomatológicos infrecuentes o llada de estas escalas consultar
excepcionales, improbables y biza- González Ordi e Iruarrizaga Díez,
rros; en otras palabras, detectar la 2005).
tendencia del sujeto a crear la
impresión deliberada de sufrir algu- Recientemente, Aguerrevere, Gre-
na alteración o deterioro mediante la ve, Bianchini y Meyers (2008) han
exageración o fabricación de sínto- informado de un índice discriminan-
mas y problemas, maximizando las te (Índice Abreviado de Meyers,
características negativas de si IAM) para la detección de simula-
mismo (Baer, Rinaldo y Berry, 2003). ción basado en la combinación de
pesos específicos en función de las
Entre los instrumentos de evalua- puntuaciones obtenidas en las
ción objetiva de la personalidad pre- escalas de validez del MMPI-2 F,
sentan índices de validez que han Fp, F-K, FBS, DsR, O-S y la escala
demostrado ser útiles en la detec- suplementaria del MMPI-2 Es (Fuer-
ción de la simulación en dolor cróni- za del Yo). Basado en estudios ante-
co, destacamos el MMPI-2, el Pain riores con dichas escalas del MMPI-
Patient Profile, el SCL-90-R y el 2 (Meyers, Millis y Volkert, 2002), el
Modified Somatic Perception Ques- IAM presenta un número más redu-
tionnaire. Sin embargo, otros como cido de escalas (F-K, F, FBS, Fp y
el Inventario Clínico Multiaxial de Es), más fáciles de computar para el
Millon III han demostrado resultados evaluador, pero manteniendo su
menos prometedores (McDermott y capacidad predictiva para discrimi-
Feldman, 2007). nar entre simuladores y no simula-
dores. En concreto, en pacientes
El Inventario Multifásico de Perso- con dolor crónico, el Índice Abrevia-
nalidad de Minnesota 2 (Butcher, do de Meyers presenta una sensibi-
Dahlstrom, Graham, Tellegen y lidad del 50%, una especificidad del
Kaemmer, 1999) es uno de los cues- 95% y una exactitud predictiva
tionarios más ampliamente utiliza- (AUC) de .923, a la hora de discrimi-
dos para evaluar alteraciones psico- nar entre pacientes simuladores y
patológicas en el ámbito clínico en no simuladores (Aguerrevere et al.,
general y en el ámbito medicolegal 2008).

408 Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3


H. González, P. Capilla y B. Matalobos

El Pain Patient Profile o P3 (Tolli- El SCL-90-R (Derogatis, 2002) se


son y Langley, 1995) es un cuestio- ha utilizado para discriminar simula-
nario que evalúa emocionalidad ción en pacientes con esguince
negativa asociada al dolor y propor- cervical litigantes y no litigantes. En
ciona información sobre el grado a concreto, Wallis y Bogduk (1996)
o nivel de depresión, ansiedad y encontraron que los pacientes liti-
somatización autoinformada por gantes puntuaban significativamen-
paciente de dolor crónico, además te más alto en todas las escalas
de incluir una escala de validez. El que los no litigantes, mostrando un
P3 se ha utilizado para discriminar claro patrón de exageración de sín-
entre pacientes simuladores y no tomas o perfil clínico sobredimen-
simuladores con resultados prome- sionado.
tedores. McGuire y Shores (2001),
comparando las puntuaciones en el Finalmente, el Modified Somatic
P3 entre un grupo clínico de dolor Perception Questionnaire (Main,
crónico y un grupo de simuladores 1983) se ha utilizado también para
análogos encontraron unos valores discriminar entre pacientes simula-
de sensibilidad del 70%, el 65% y dores y no simuladores con una
el 60% para las escalas de depre- sensibilidad y especificidad del
sión, ansiedad y somatización, res- 90%.
pectivamente, siendo los valores de
especificidad correspondientes del No obstante, a pesar de que
85%, 72% y 87%. McGuire, Harvey tanto los instrumentos de evalua-
y Shores (2001) en un estudio simi- ción objetiva de la personalidad
lar, pero incluyendo un grupo de como los instrumentos de evalua-
dolor crónico honesto, un grupo de ción neuropsicológica pueden resul-
dolor crónico simulador y un grupo tar eficaces en la detección de la
general en rehabilitación, encontra- simulación, existen ciertas limitacio-
ron valores predictivos muy intere- nes también respecto a su utiliza-
santes especialmente entre los gru- ción: (a) su administración conlleva
pos de dolor honesto y simulador; mucho tiempo, (b) es necesario un
así, respecto a la sensibilidad, los entrenamiento especializado para
valores fueron del 77%, 69% y 85% su administración y (c) a menudo
para depresión, ansiedad y somati- son pruebas complejas de interpre-
zación, respectivamente; los valo- tar (Schinka y Borum, 1993).
res de especificidad correspondie-
ron en ese mismo orden de escalas Razón por la cual, en los últimos
al 77%, 73% y 87%, con un índice años, se han desarrollado un cierto
de exactitud global de la prueba número de instrumentos de scree-
(AUC) de .81, .79 y .89, respectiva- ning, rápidos y sencillos en su admi-
mente. En ambos estudios, los nistración, corrección e interpreta-
simuladores puntuaban significati- ción, para detectar simulación.
vamente más alto en todas las Entre ellos, es especialmente desta-
escalas clínicas que los restantes cable el Inventario Estructurado de
grupos. Simulación de Síntomas – SIMS.

Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3 409


Simulación del dolor en el contexto médico-legal

El Inventario Estructurado de Si- González Ordi y Santamaría Fer-


mulación de Síntomas - SIMS (Wi- nández (2008) señalan que los resul-
dows y Smith, 2005 y 2009) es un tados de los estudios de la adapta-
instrumento de evaluación mediante ción española resultan prometedo-
autoinforme que pretende detectar res, ya que el SIMS presenta una
patrones de exageración de sínto- aceptable consistencia interna (α de
mas de carácter psicopatológico y Cronbach para la escala total de .94,
neuropsicológico. Su aplicación n=934) y una adecuada validez pre-
puede resultar útil, administran- dictiva para discriminar entre simula-
do como medida de screening o dores y no simuladores, con un
formando parte de una batería de 94,8% de sensibilidad, un 94,5% de
evaluación más completa y porme- especificidad y un índice de exacti-
norizada, tanto en contextos clíni- tud global de la prueba (AUC) de .97.
cos como médico-legales o foren-
ses. A su vez, los resultados del SIMS
son concordantes con las escalas de
Permite obtener una puntuación validez del MMPI-2 que son sensi-
total que se refiere al perfil de simu- bles a la exageración de síntomas (F,
lación general que presenta el suje- Fb, Fp, F-K, FBS y DsR) y están
to y cinco escalas específicas referi- inversamente relacionados con las
das a la simulación de síntomas de escalas de defensividad (escala K),
distintos trastornos psicopatológi- proporcionando una adecuada evi-
cos y neuropsicológicos: (1) Psico- dencia de validez convergente (Gon-
sis: evalúa el grado en que el sujeto zález Ordi y Santamaría Fernández,
presenta síntomas psicóticos 2008). Además, el SIMS presenta
inusuales o extravagantes que no correlaciones positivas y significati-
son típicos de la patología psicótica vas con indicadores de exageración
real; (2) Deterioro Neurológico: eva- de síntomas o “mala imagen” de
lúa el grado en que el sujeto pre- otras pruebas objetivas de personali-
senta síntomas de tipo neurológico dad, como es el caso de la Escala Z
ilógicos o muy atípicos; (3) Trastor- (mala imagen) del Inventario Clínico
nos Amnésicos: evalúa el grado en Multiaxial de Millon II y III (González
que el sujeto presenta síntomas Ordi y Santamaría Fernández, 2008)
relacionados con trastornos de y el Índice Global de Gravedad o
memoria que son inconsistentes Índice Sintomático General (GSI) del
con los patrones de deterioro pro- SCL-90-R (Edens, Otto y Dwyer,
ducidos por disfunción o daño 1999). En este sentido, el SIMS es un
cerebral real; (4) Baja Inteligencia: instrumento de screening que puede
evalúa el grado en que el sujeto resultar muy útil a la hora de propor-
exagera su déficit intelectual al cionar información que favorezca la
fallar preguntas sencillas de conoci- convergencia de los datos para
miento general; y (5) Trastornos determinar simulación.
Afectivos: evalúa el grado en que el
sujeto informa de síntomas atípicos Recientemente, Capilla Ramírez,
de depresión y ansiedad. González Ordi y Santamaría Fernán-

410 Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3


H. González, P. Capilla y B. Matalobos

dez (2008) han presentado un estu- los datos provenientes de distintas


dio utilizando el SIMS como herra- fuentes de información, a partir de
mienta para discriminar entre la sospecha clínica, para poder
pacientes con dolor crónico litigan- determinar con la mayor seguridad
tes y no litigantes. En concreto, se posible el diagnóstico de simula-
administró esta prueba a cuatro ción.
grupos distintos: un grupo control
(sin patología dolorosa diagnostica- Parafraseando a DeClue (2002),
da), dolor crónico de espalda no liti- “ninguna puntuación aislada o com-
gante, dolor crónico de espalda liti- binación de puntuaciones en un
gante y fibromialgia litigante, encon- test” puede determinar por sí misma
trando que los grupos litigantes la presencia de simulación” (p.724);
puntuaban significativamente más es la exploración e investigación clí-
alto en el SIMS que el grupo no liti- nica cuidadosa, la detección de
gante y el grupo control, y que entre inconsistencias del paciente en
estos dos últimos, no existían dife- diversas pruebas psicológicas y físi-
rencias significativas; el SIMS fue cas, o de la observación de su con-
capaz de discriminar entre litigantes ducta en distintos ámbitos médico,
y no litigantes con una sensibilidad psicológico, fisioterapéutico y reha-
del 80%, una especificidad del bilitador y la convergencia de los
100% y un índice de exactitud glo- datos disponibles, lo que al final
bal de .987. Los pacientes litigantes contribuye a la determinación de
presentaron un patrón de exagera- simulación.
ción de síntomas con el fin de refle-
jar “su peor imagen posible”, mucho Como acertadamente señala
más deteriorada que los individuos Ruano Hernández (2009), identificar
que presentan una patología similar el fraude contribuye a su vez a
pero que responden honestamente, defender los derechos justos de
siguiendo el principio de “cuanto quienes de verdad sufren la adversi-
más, mejor” (Rogers, Gillis y Bagby, dad de una enfermedad o de un
1990). accidente, o bien de otros proble-
mas que afectan a la calidad de
A lo largo de este artículo hemos vida de las personas.
presentado una concepción multidi-
mensional de la detección de la Lo deseable es que, tal y como
simulación en dolor crónico, centra- parece deducirse de la producción
da en la evaluación pormenorizada científica existente en los últimos
multimétodo/multisistema en tres años en el campo de la detección
grandes dimensiones: física (médi- de la simulación, se vayan generan-
ca), neuropsicológica y mediante do instrumentos cada vez más pre-
autoinforme. Hemos hecho mención cisos y fiables, con buena capaci-
a algunos instrumentos, pruebas, dad predictiva, que ayuden a los
estrategias más utilizadas en el profesionales de la salud a determi-
campo y hemos hecho hincapié en nar objetivamente sus sospechas
la necesidad de la convergencia de clínicas de simulación.

Clínica y Salud, 2008, vol. 19 n.º 3 411


Simulación del dolor en el contexto médico-legal

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