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Semiología y pronunciación
Moloch es un disfemismo del epíteto aplicado a varios
dioses: mlk, "rey", que puede datarse en la época del
Segundo Templo. Numerosos dioses cananeos eran
designados con este epíteto, y por ello asociados luego
con Moloch, Malkam o Milcom (מל ְכ ָּם ַ ), dios de los
amonitas y Melkart dios de Tiro.
Por otra parte, se le suele confundir con Baal, en semítico cananeo [baʕal],
«amo» o «señor»; en hebreo, [ בָּﬠַלBáʿal]; en árabe, [ ﺑﻌﻞBa,al]) que es una antigua
divinidad de varios pueblos situados en Asia Menor y su área influencia: babilonios,
caldeos, cartagineses, fenicios (asociado a Melkart), filisteos, israelitas y sidonios.
Era el dios de la lluvia, el trueno y la fertilidad.
Representación y sacrificios
Generalmente, Moloch es representado como una figura humana con cabeza de
carnero o becerro, sentado en un trono y con una corona u otro distintivo de realeza,
como un báculo.
Según la historiografía clásica y de siglo XIX, los sacrificios preferidos por Moloch
eran los niños (véase rito molk), especialmente los bebés, por ser los seres más
impregnados de materia. Historiadores de la Antigüedad como Plutarco, Diodoro
Sículo, Simónides de Cea, Teodoro o Clitarco de Alejandría relatan de manera casi
propagandística grotescas imágenes para denigrar a sus enemigos acusándolos de
tales abominaciones, debido a que Cartago era la principal potencia que rivalizaba
con Roma, siendo tradicionales enemigos. Al igual, los fenicios eran los principales
rivales comerciales de los griegos. Esto se acentuará en el siglo XIX de nuestro
tiempo con un creciente antisemitismo que aprovechará la que por entonces se tenía
por ''historiografía impecable'', es decir, la historiografía clásica para un
aprovechamiento contra las poblaciones semitas.
En base a la mencionada historiografía, en los templos en
los que se rendía culto a Moloch, se encontraba una
enorme estatua de bronce del dios. Dicha estatua estaba
hueca y la figura de Moloch tenía la boca abierta y los
brazos extendidos, con las manos juntas y las palmas
hacia arriba, dispuesto a recibir el holocausto. Dentro de
la estatua, se encendía un fuego que se alimentaba
continuamente durante el holocausto. En ocasiones, los
brazos estaban articulados, de manera que los niños que
servían de sacrificio se depositaban en las manos de la
estatua, que por medio de unas cadenas se levantaban
hasta la boca, introduciendo a la víctima dentro del
vientre incandescente del dios, análogo a la historia
grecorromana de Cronos/Saturno cuando se tragaba a
sus hijos (que posteriormente serían conocidos como los
dioses olímpicos).
Había en la ciudad una imagen de bronce de Cronos con las manos extendidas, las
palmas hacia arriba y cada niño que era colocado en ellas era subido y caía por la
boca abierta dentro del fuego.
Teodoro también relata que los familiares tenían prohibido llorar, y que cuando
Agatocles derrotó a Cartago, los nobles cartagineses creyeron que habían disgustado
a Moloch, así que sustituyeron a los niños recién nacidos por sus propios hijos para
el sacrificio. Intentaron compensar al dios realizando el holocausto con 200 niños de
las mejores familias ininterrumpidamente, llegando a sacrificar 300 en total. La
gigantesca estatua de bronce estaba al rojo, y las tropas que sitiaban la ciudad
asistían al espectáculo desde las murallas exteriores que ya habían conquistado.
''Y no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de
tu Dios. Yo Jehová.''
Vemos que se habla de ''ofrecerlo por fuego a Moloc'' . Ofrecer por fuego o pasar por
él es sinónimo de purificación en el Mundo Antiguo. Ejemplo de ello son la
purificación de Epiménides en el Crimen de los Alcmeónidas atenienses, el fuego de
Vesta en Roma, o las Hogueras de San Juan a día de hoy. Es pues que existía un culto
en el pueblo hebreo consagrado a Moloch.
''Dirás asimismo a los hijos de Israel: Cualquier varón de los hijos de Israel, o de los
extranjeros que moran en Israel, que ofreciere alguno de sus hijos a Moloc, de
seguro morirá; el pueblo de la tierra lo apedreará.''
Deuteronomio 12.31:
''No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece,
hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a
sus dioses.''
La parte final de la frase, '';pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a
sus dioses.'' es una adición posterior probablemente debida a la falta de
entendimiento del pasaje. Esto significa que el culto a Moloch era un culto
ciertamente normal entre el pueblo hebreo.
2 Reyes 16.3:
''Antes anduvo en el camino de los reyes de Israel (Rey Acaz), y aun hizo pasar por
fuego a su hijo, según las prácticas abominables de las naciones que Jehová echó de
delante de los hijos de Israel.''
Cuando un rey se inicia o cambia de religión, o en este caso, inicia a su hijo, quiere
decir que hay una gran parte de la población que sigue ese culto y por ende es de un
buen uso político. Ejemplo similares podemos ver con el Edicto de Milán del 313 a.C,
donde se promulga la tolerancia de culto en Roma con Constantino, o el Edicto de
Tesalónica del 380 a.C con Teodosio, donde se convierte el cristianismo en la religión
oficial del estado romano.
Aparece por primera vez la palabra ''Tofet'' que después será atribuida erróneamente
a los fenicios. Habla de que Josías ''desacraliza'' o ''profana'' Tofet en el valle de Ben
Hinom; esto indica que previamente era sagrado, por ende, que el culto seguía
siendo normal entre el pueblo hebreo.
Jeremías 7, 31-32:
''Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom,
para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en
mi corazón.''
''Por tanto, he aquí vendrán días, ha dicho Jehová, en que no se diga más, Tofet, ni
valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza; y serán enterrados en Tofet, por no
haber lugar.''
Los lugares altos son lugares sagrados en las religiones semíticas, véase donde
recibe Moisés la Tabla de los Diez Mandamientos o donde Abraham pretendía
sacrificar a su hijo. Habla de nuevo de ''fuego'' ahora asociado a este lugar, Tofet.
Cabe mencionar que el Tofet se ha encontrado cerca de Jerusalén; no hay restos de
sacrificios en él. Podemos ver que existe un castigo profético en el segundo
versículo. Indica de nuevo que el culto se seguía realizando.
''Y edificaron lugares altos a Baal, para quemar con fuego a sus hijos en holocaustos
al mismo Baal; cosa que no les mandé, ni hablé, ni me vino al pensamiento.''
''Por tanto, he aquí vienen días, dice Jehová, que este lugar no se llamará más Tofet,
ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza.''
Por primera vez se menciona realmente una deidad fenicia, ''Baal''. Es aquí cuando
se produce la asociación Moloch-Baal, pues en estos momentos, siglo X a.C
aproximadamente, las potencias fenicias se estaban expandiendo. Ejemplo de ello es
cuando Jezabel, hija de Itobaal I de Tiro casa con Acab, hijo del rey israelita Omri,
potenciando el culto a Baal en Israel. Es pues que este último pasaje confiere una
condena a la nueva deidad popular, Baal, como antes hizo con Moloch.
La religión Hebrea entró en conflicto con el culto de los moloquitas, si bien fue la
expansión del Imperio Romano la que propició la caída del culto a Moloch (a pesar
de que generalmente incluían en sus panteones los dioses de las culturas
conquistadas o asimiladas), aunque algunas corrientes ven la pervivencia de algunos
rasgos en los ritos mitraicos.
Como muchas otras deidades que aparecen en la Biblia, Moloch encontró un lugar en
la demonología medieval europea. En ella aparecía como un demonio que encontraba
placer en provocar el llanto de las madres a las que robaba sus hijos. Según las
tradiciones demonológicas, su fuerza era especialmente poderosa en el mes de
diciembre[cita requerida].
Apariciones
Biblia
Literatura
Aparece en el poema épico "Paraíso perdido" de John Milton y en la novela de Jeff
Lindsay "Dexter en la Oscuridad", así como el "El Abismo de Maracot" de Arthur
Conan Doyle , en "El Aullido" (Howl y otros poemas) de Allen Ginsberg, en el ensayo
"Los demonios de Loudun" de Aldous Huxley y su nombre lo toma como suyo el
personaje antagónico de la novela "El Símbolo Perdido" de Dan Brown. También
aparece en el poema "los motivos del lobo" del poeta nicaragüense Rubén Darío. Es
figura destacada en la novela cartaginesa "Salambó" de Gustave Flaubert. Se hace
una breve mención, con el nombre de Baal, en la novela de Anne Rice "La reina de
los condenados". Aparece también en una breve descripción de lo que significa el
estado burgués retratado por Herman Hesse en "El lobo estepario". Moloch hace una
aparición en la serie de novelas gráficas de Mike Mignola Hellboy, en la historia
corta llamada “En la Capilla de Molloch", al ser resucitado por un pintor obsesionado
con Francisco de Goya al sur de Portugal. El nombre de Moloch también aparece en
la conjuracion de los siete genios del Sabio Salomón, muy utilizada por los gnósticos
modernos. En El Anticristo del filósofo alemán Friederich Nietzsche se hace una
referencia a Moloch en los aforismos iniciales. También el poeta Bertolt Brecht
menciona a Baal en su poema Coral del Gran Baal perteneciente al libro Hauspostille
de 1927.
Filmografía
En la serie "Sleepy Hollow" (2013), Moloch es quien despierta al Jinete Sin Cabeza,
llamando así al resto de los Jinetes del apocalipsis.
Véase también
Rito Molk
Referencias
1. D.D. Hughes, Human Sacrifice in Ancient Greece, London: 1991, S. 115 ff.
2. Llidó i Herrero, 1999, p. 255 (http://books.google.es/books?id=hcV1OGp_IY4C&lpg=
PP1&pg=PA255#v=onepage&q&f=false)
Bibliografía
Llidó i Herrero, Joan (1999). Huellas del espíritu en la prehistoria castellonense (htt
p://books.google.es/books?id=hcV1OGp_IY4C&printsec=frontcover&source=gbs_at
b#v=onepage&q&f=false). Universitat Jaume I. ISBN 9788480212632.
Liverani, Mario (1988). El Antiguo Oriente. Pg, 693-713. Colezione Storica, Bari
Laterza, ISBN 88-420-3266-2.
S.F. Bondi', M. Botto, G. Garbati, I. Oggiano, Fenici e Cartaginesi. Una civiltà
mediterranea, Libreria dello Stato. Istituto Poligrafico e Zecca dello Stato, Roma,
2009. AA.VV. ISBN 9788824013284
Mozia, Roma 1989 (Istituto Poligrafico e Zecca dello Stato, Itinerari, IV). AA.VV.
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