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AGRADECIMIENTO
AGRADECIMIENTO
En este mundo que nos ha tocado vivir, lleno de desagradecidos, resulta extraño que
nadie agradezca nada. Ni un mínimo gesto de gratitud hacia quien hace un pequeño
esfuerzo o un gran sacrificio, si miramos a nuestro alrededor, y observamos con la mirada
exquisita del naturalista, los pequeños detalles que nos rodean.
Asimismo, dejar claro nuestra consideración hacia los que distribuyen cada número que
sale a la calle, evitando que nuestra revista sea una hoja interna más del mundo de la
Falange, y que en no pocas ocasiones ven peligrar su integridad física
Y a todos los que, por su timidez, por su desidia, o por su falta de tiempo, no dan nunca
señales de vida, pero que sabemos que nos apoyan desde su escandaloso silencio. A
ellos también, “gracias, como corresponde al laconismo militar de nuestro estilo”
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SESENTA ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JOSÉ MIGUEL GUITARTE
Se cumplen sesenta años de la muerte de quien fuera II Jefe Nacional del SEU,
sucediendo a Alejandro Salazar. Es José Miguel Guitarte un ejemplo para la
Universidad española. He aquí, una breve semblanza de su vida.
Nace José Miguel Guitarte en ¿Madrid en 1913?. Durante su primera juventud, militó en
filas comunistas, durante los primeros años de la República. Afiliado al SEU a fines de
1933, cuando se gestaba el movimiento falangista, no tardó en despuntar en las acciones
de la Primera Línea de Madrid. Participa en enero de 1934 en el asalto a la FUE de
Medicina junto con Agustín Aznar, lo que le vale su procesamiento a finales de abril del
mismo año. Allí son absueltos por falta de pruebas Agustín, Guitarte y Joaquín
Cambronero.
Los meses siguientes tiene lugar el fatídico asesinato de Juanito Cuéllar, por lo que
Guitarte participa en la acción de respuesta hacia la muerte del joven camarada. Pronto
pasaría a la Cárcel: el 10 de julio de 1934 se produce un arbitrario registro en la sede
falangista de Marqués de Riscal 10. Se salda con Guitarte y otros camaradas presos.
HEROICO Y REVOLUCIONARIO
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Tras la guerra, muestra su independencia ideológica vinculada a la Falange. David Jato,
en La rebelión de los estudiantes recoge la contestación de Guitarte ante las palabras de
un camarada, que le había señalado que “siendo el Estado nacionalsindicalista y por tanto
nuestro, no veo ningún inconveniente ni peligro” a propósito de la cuestión de sindicación
obligatoria. Tajante, Guitarte respondió tajantemente que “este Estado no es
nacionalsindicalista, ni nuestro”.
El último capítulo de su vida merece la admiración de todos los estudiantes. Guitarte, que
es nombrado Secretario de la Comisión Nacional de Educación, deja su prometedor futuro
burocrático para alistarse en la División Azul. Grafenwört, Wolchov, las aguas frías del lago
Illmen... es el año 1943 y José Miguel Guitarte regresa a España, gravemente enfermo. El
9 de Noviembre de 1943 moría en Madrid, víctima de una enfermedad contraída en el
frente del Este. Un estudiante, que se hizo hombre entre trincheras, y que hoy, sesenta
años después, su nombre, José Miguel Guitarte, nos suena a trabajo, peligro, y falangismo.
¡PRESENTE!
“...y al ¿Alerta! Que nuestro Jefe Nacional ha lanzado en su mensaje de principio de año,
contestamos Alerta contra lo que propalan especies de anacrónicas dictaduras militares.
Alerta contra los que intentan hacer ambiente al sistema bi céfalo, tan culpble de la
espantosa decadencia y ruina de nuestra nación. Alerta contra los que quisieran que se
malograse nuestra revolución pendiente”.
Pese a que hoy en día se piensa que el española goza de buena salud, que bien pudiera
ser así en el contexto internacional, si nos paramos a hacer una reflexión nos daremos
cuenta de que esta afirmación ha de ser matizada con todos los argumentos a nuestro
alcance.
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lingüístico. La primera de ellas es la del miedo, encarnada por el nuevo gobernador del
estado de California, Swarzenegger, que basándose en la teoría del english only va a
prohibir el español en las escuelas, precisamente en un Estado donde más de cinco
millones de personas lo hablan. La segunda postura es la del estudioso James Crawford,
que afirma que el español será absorbido por el inglés según se vayan
norteamericanizando los hijos de los inmigrantes. La tercera es la de una fuerte
implantación los hispanos, que afirman que la influencia del español en los negocios, en la
cultura y en vida cotidiana de los Estados Unidos favorece una cooficialidad, hasta ahora
inexistente. El miedo a una posible secesión de los estados del sur (en los que más de 15
millones de hispanos viven) es el fantasma argüido por los anglosajones más
recalcitrantes.
El caso filipina roza la tragedia. Hacia 1898, más de un millón (de un total de nueve) de
filipinos nativos hablaban español. Esto se debe a que el impulso a nuestro idioma a raíz
de la promulgación de las Leyes de Instrucción Pública de 1863 llegaron tardíamente al
archipiélago. No es extraño, ya que el gran impulso que se dio en América no llegó hasta
el siglo XIX, a raíz de la política centralizadora de las nuevas Repúblicas. Ello era lógico.
El imperio español nunca tuvo la unidad lingüística que los rojos esgrimen cuando nos
recuerdan aquella poco lúcida frase de “habla la lengua del imperio”. Los súbditos del rey
hablaban en muchas lenguas: flamenco, portugués, catalán, napolitano, quechua o nahuatl.
Algo que siempre han esgrimido los filipinos, es el genocidio que padecieron durante la
Segunda Guerra Mundial, primero por japoneses, y después por estadounidenses. El
bombardeo en alfombra que los segundos llevaron a cabo sobre la zona española de
Manila (de dudoso interés estratégico), fue conducente a borrar cualquier vestigio de
españolidad, como medio de facilitar las labores de anglosajonización del territorio.
En el caso saharaui, donde es lengua oficial junto con el árabe, el español es claramente
una lengua de resistencia. De resistencia frente a los intentos franco-marroquíes de
implantar el francés en una zona de importante influencia gala (no olvidemos que el
Sáhara limita con Argel y Mauritania). Es en estos lugares donde el español debe
implantarse con más fuerza, aún si cabe.
LA PROMOCIÓN ECUATOGUINEANA
Dos guineanos, Antonio Quilis y Celia Casado, han subrayado en un estudio publicado
hace dos años la utilidad del español en Guinea Ecuatorial. En el país africano, donde el
dictador comunista Macias instauró su política antiespañola, se ha recuperado el español
como idioma oficial. Allí resulta útil porque sirve de unidad lingüística administrativa frente
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a lenguas nativas menores, y con menor capacidad de difusión y de implantación general.
Además del enorme mercado mundial receptivo a los productos guineanos.
¿Y EL SEFARDÍ?
Algunos enclaves Egipto, Turquía y sobre todo Israel y Palestina, encontramos con restos
del antiguo español hablado en el siglo XV. Es el sefaradí, hablado por los españoles
judíos emigrados a estas regiones en 1492. Esta variante tiene en su antigüedad y
sonoridad, una gran belleza. El holocausto de la Segunda Guerra Mundial contra los
judíos, que diezmó las comunidades sefardíes, en Europa, y la adopción del hebreo tras la
proclamación del Estado de Israel en 1948, hizo que el judeo-español quedara relegado al
ámbito íntimo y oral de las tradiciones, cuentos y leyendas.
A pesar de que hoy en día este español tardomedieval no tiene mucha repercusión, a
principios de siglo contaba con más de 300 diarios editados. Todo un potencial que,
desgraciadamente, España no supo ayudar a conservar.
Pero no confundamos términos. No somos nosotros los que estemos en contra del uso de
las lenguas llamadas cooficiales, pero sí de su exclusividad. España tienen una gran
riqueza cultural en la existencia de estas otras lenguas, y en su respeto y promoción. Nos
viene a la memoria aquella anécdota que protagonizó Dionisio Ridruejo, desde su cargo de
Jefe Nacional de Propaganda, al editar un millón de octavillas en catalán y en español, que
iban a ser voladas desde un avión tras la toma de Barcelona. Una orden directa de Franco
lo prohibió. Quizá, si esa orden no hubiera llegado, hoy los hispanohablantes de Cataluña,
no pedirían nuestra ayuda. Lecciones da la historia.
Desde el punto de vista lógico del español medio (tan poco dado a elucubraciones
mentales y por el contrario, muy práctico en todo) piensa que ha de ser el Ejército, que
para eso está, el que ponga rumbo hacia la zona en peligro de desmembración, o de
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invasión, dependiendo de si el enemigo se halla dentro, o allende nuestras fronteras.
Siguiendo esta escala, los siguientes en ser movilizados serían los reservistas, que
también están para eso, con lo cual gran parte del español medio antes aludido, iría a
defender no ya la Patria, sino a su mujer, sus hijos, sus amigos, o la ya tan de moda
expresión estilo de vida occidental-mediterráneo.
Los falangistas, que siempre hemos pecado de inocentes, pensábamos que en este turno
de participación establecido por Marte, sería la juventud la que lideraría el movimiento de
resistencia. Para ello, ejemplos no faltan. Desde los batallones literarios que resistían al
francés en 1808, hasta las escuadras del SEU que se alistaban al unísono en los
banderines de enganche que se abrían en las universidades durante la Guerra Civil, por
no citar los ejemplos de aquellos que, por su tierna edad, no hicieron la guerra española, y
se armaron de valor para alistarse en la División Azul de Muñoz Grandes, apenas
acabados los exámenes de Junio de 1941. Eran otros tiempos.
Hoy, la vanguardia que lucharía contra los elementos disolventes del Plan Ibarreche, no
somos la juventud. Ni tampoco los estudiantes liderarían un movimiento patriótico de
resistencia ante quien osara cometer el crimen más horrendo que hay contra la Patria.
Serían, y así lo ha dejado claro el presidente de la CEOE, el señor Cuevas, los
empresarios.
A los militantes del FES nos da la risa cuando, en un ejercicio de imaginación, vemos a
esos señores bajitos, gordos y barrigudos, fumando puros con chistera, formando para
pasar revista antes de empuñar los fusiles con los que, ilusos ellos, recuperarían el honor
patrio perdido.
O a lo mejor pensaban en una estrategia económica, de ver si, entre todos ellos, y a golpe
de talonario, acabarían con la pataleta secesionista. No obstante, la duda asalta las
cabezas de estos humildes falangistas. Señor Cuevas: si no pueden ustedes frenar una
huelga general, injusta, con la ley de su parte, ¿Cómo van a poder evitar la secesión de
toda una región española?