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Sociedad más solidaria y fraterna para evitar dramas como el de los pequeños gitanos calcinados en Roma
Discurso del Papa a la Fraternidad sacerdotal de los misioneros de San Carlos Borromeo
Sacerdocio, renovación
continua irrenunciable
«Como toda la Iglesia, también el sacerdocio necesita y tomen conciencia siem-
renovarse continuamente, encontrar de nuevo en la pre de nuevo de ello»
vida de Jesús las formas más esenciales de su ser». (Luz del mundo, Herder,
Así lo recalcó Benedicto XVI a los participantes de la Barcelona 2010, 157-158).
asamblea general de la Fraternidad sacerdotal de los Tenemos ante nuestros
misioneros de San Carlos Borromeo, a quienes recibió ojos las urgencias de este
en audiencia el sábado 12 de febrero en la sala momento. Pienso, por
Clementina del palacio apostólico. ejemplo, en la carencia
de sacerdotes. La vida
Queridos hermanos y amigos: común no es, ante todo,
una estrategia para res-
Me alegra verdaderamente vivir este encuentro ponder a estas necesida-
con vosotros, sacerdotes y seminaristas de la Fra- des. Tampoco es, de por
ternidad de San Carlos, aquí reunidos con oca- sí, sólo una forma de
sión del 25° aniversario de su nacimiento. Saludo ayuda frente a la soledad y a la debilidad del cular modo de los Padres de la Iglesia, sin una vi-
y doy las gracias al fundador y superior general, hombre. Ciertamente, todo esto puede existir, pe- da sacramental vivida con fidelidad. Si no se en-
monseñor Massimo Camisasca, a su consejo y a ro sólo si se concibe y se vive la vida fraterna co- tra en el diálogo eterno que el Hijo mantiene con
todos vosotros, familiares y amigos, que colmáis mo camino para sumergirse en la realidad de la el Padre en el Espíritu Santo no es posible ningu-
de atenciones a la comunidad. En particular, salu- comunión. De hecho, la vida común es expresión na vida común auténtica. Hay que estar con Jesús
do al arzobispo de la Madre de Dios de Moscú, del don de Cristo que es la Iglesia, y está prefigu-
monseñor Paolo Pezzi, y a don Julián Carrón, para poder estar con los demás. Este es el cora-
rada en la comunidad apostólica, que dio lugar a zón de la misión. En la compañía de Cristo y de
presidente de la Fraternidad de Comunión y Li- los presbíteros. De hecho, ningún sacerdote admi-
beración, que expresan simbólicamente los frutos los hermanos cada sacerdote puede encontrar las
nistra algo que le es propio, sino que participa energías necesarias para hacerse cargo de los
y la raíz de la obra de la Fraternidad San Carlos. con los demás hermanos en un don sacramental
Este momento evoca en mi memoria la larga hombres, para hacerse cargo de las necesidades
que viene directamente de Jesús.
amistad con monseñor Luigi Giussani y testimo- espirituales y materiales que encuentra, para ense-
Por eso, la vida común expresa una ayuda que ñar con palabras siempre nuevas, dictadas por el
nia la fecundidad de su carisma. Cristo da a nuestra existencia, llamándonos, a tra-
En esta ocasión, quiero responder a dos pre- amor, las verdades eternas de la fe de las que tie-
vés de la presencia de los hermanos, a una confi- nen sed también nuestros contemporáneos.
guntas que nuestro encuentro me sugiere: ¿cuál es guración cada vez más profunda a su persona. Vi-
el lugar del sacerdocio ordenado en la vida de la vir con otros significa aceptar la necesidad de la Queridos hermanos y amigos, ¡seguid yendo
Iglesia? ¿Cuál es el lugar de la vida común en la propia continua conversión y sobre todo descu- por todo el mundo para llevar a todos la comu-
experiencia sacerdotal? brir la belleza de ese camino, la alegría de la hu- nión que nace del corazón de Cristo! Que la ex-
Haber nacido del movimiento de Comunión y mildad, de la penitencia, pero también de la con- periencia de los Apóstoles con Jesús sea siempre
Liberación y vuestra referencia vital a la experien- versación, del perdón recíproco, del mutuo apo- el faro que ilumine vuestra vida sacerdotal. Alen-
cia eclesial que este representa, ponen ante nues- yo. Ecce quam bonum et quam iucundum habitare tándoos a seguir por el camino trazado en estos
tros ojos una verdad que se ha ido reafirmando fratres in unum (Sal 133, 1). años, imparto de buen grado mi bendición a to-
con especial claridad desde el siglo XIX en adelan- Nadie puede asumir la fuerza regeneradora de dos los sacerdotes y seminaristas de la Fraterni-
te y que ha encontrado una significativa expresión la vida común sin la oración, sin mirar a la expe- dad San Carlos, a las Misioneras de San Carlos, y
en la teología del concilio Vaticano II. Me refiero riencia y a las enseñanzas de los santos, en parti- a sus familiares y amigos.
al hecho de que el sacerdocio cristiano no es un
fin en sí mismo. Lo quiso Jesús en función del
nacimiento y de la vida de la Iglesia. Todo sacer-
dote, por tanto, puede decir a los fieles, parafra-
seando a san Agustín: Vobiscum christianus, pro vo-
bis sacerdos. La gloria y el gozo del sacerdocio es
servir a Cristo y su Cuerpo místico. Representa
una vocación sumamente hermosa y singular en el
seno de la Iglesia, que hace presente a Cristo,
porque participa del único y eterno sacerdocio de
Cristo. La presencia de vocaciones sacerdotales es
un signo seguro de la verdad y de la vitalidad de
una comunidad cristiana. Dios, en efecto, llama
siempre, también al sacerdocio; no existe creci-
miento verdadero y fecundo en la Iglesia sin una
auténtica presencia sacerdotal que lo sostenga y lo
alimente. Por esto, estoy agradecido a todos aque-
llos que dedican sus energías a la formación de
los sacerdotes y a la reforma de la vida sacerdotal.
104 sacerdotes y 40 seminaristas en 16 países
En efecto, como toda la Iglesia, también el sacer- Veinticinco casas en dieciséis países del mundo, cia de don Luigi Giussani, en particular en «su
docio necesita renovarse continuamente, encontrar
con ciento cuatro sacerdotes y cuarenta semina- sabiduría cristiana» y en «su amor por Cristo y
de nuevo en la vida de Jesús las formas más esen-
ristas comprometidos principalmente en la mi- por el hombre, indestructiblemente unidos». Vi-
ciales de su ser.
sión parroquial y en la enseñanza, en las escue- va desde hace cinco lustros «también por el im-
Los distintos caminos posibles para esta reno- las superiores y en las universidades. Es la reali- pulso misionero que dio al movimiento su vene-
vación no pueden olvidar algunos elementos irre- dad de la Fraternidad sacerdotal de los misione- rable predecesor Juan Pablo II» —prosiguió ante
nunciables. Ante todo, una educación profunda a ros de San Carlos Borromeo —nacida hace vein- Benedicto XVI—, los sacerdotes y seminaristas de
la meditación y a la oración, vividas como diálogo
ticinco años del movimiento Comunión y Libe- la Fraternidad viven en común en pequeñas ca-
con el Señor resucitado presente en su Iglesia. En
ración— que presentó a Benedicto XVI, al inicio sas. «La experiencia de la comunión, de la que
segundo lugar, un estudio de la teología que per-
mita encontrar las verdades cristianas en la forma de la audiencia, el fundador y superior general don Giussani fue para nosotros un maestro, nos
de una síntesis vinculada a la vida de la persona y don Massimo Camisasca. llevó, desde el principio, a elegir la vida común
de la comunidad: de hecho, sólo una mirada sa- «Al término de nuestra XI asamblea general y por ello la casa como lugar de irradiación de
piencial puede valorar la fuerza que la fe posee todos hemos sentido la urgencia interior de ve- la fe».
para iluminar la vida y el mundo, llevando conti- nir aquí, a la casa del Padre, para poner a sus «Percibimos en vuestro magisterio —aseguró al
nuamente a Cristo, Creador y Salvador. pies estos veinticinco años de vida —expresó en Pontífice— un punto de referencia esencial para
La Fraternidad San Carlos ha subrayado, a lo su saludo al Papa—. Trayendo al vicario de Cris- nuestra vida y nuestra misión. En especial vues-
largo de su breve pero intensa historia, el valor de to nuestras vidas, nuestras esperanzas, nuestros tra llamada al valor afectivo de la fe, la liturgia
la vida común. También yo he hablado de ello deseos más profundos, nuestras experiencias mi- como experiencia que nos introduce en la forma
varias veces en mis intervenciones antes y después sioneras, las personas a quienes hemos encontra- definitiva de la vida, la necesidad de centrar
de mi llamada al solio de Pedro. «Es importante do, renovamos nuestra relación con el Señor y nuestra existencia eclesial sobre lo que es esen-
que los sacerdotes no vivan aislados en alguna repetimos, con las mismas palabras de Pedro: cial, sobre la confianza en Dios que guía nues-
parte, sino que convivan en pequeñas comunida- “¿A quién iremos? Sólo tú tienes palabras de vi- tras existencias y no sobre las lógicas mundanas
des, que se sostengan mutuamente y que, de ese da eterna”». que conllevan siempre el peligro de introducir
modo, experimenten la unión en su servicio por Recalcó don Massimo Camisasca que las raí- en nosotros esperanzas engañosas y, finalmente,
Cristo y en su renuncia por el reino de los cielos, ces de la Fraternidad se hunden en la experien- desilusión».
página 4 - domingo 20 de febrero de 2011 L’OSSERVATORE ROMANO edición en lengua española - número 8
La antena de la emisora en la
torre del edificio León XIII en los
Jardines vaticanos
El Papa dedica la audiencia general del miércoles 16 de febrero a san Juan de la Cruz