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CINENTENDER
Frontal Sonrisas en vez de
golpes
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TIEMPO DE
SOBREMESA VISTAZO
El periodismo hoy VENEZOLANO
en México
Manos que roban
Pag. 3 vidas
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GENERADOR Violencia
Es tiempo de
silencio neuronal
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México
Jugando Risk
¿violento?
sin Arriesgar
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Dirección Frontal
H emos sido testigos de la liberación de rehenes por parte de las FARC en
Colombia, seguimos atónitos el rescate de treinta y tres mineros chilenos,
ETA propuso una tregua, y el mundo entero se tranquilizó cuando cierto líder
de uno de los países más poderosos del globo terráqueo anunció el retiro de
sus tropas tras una guerra cruenta.
Los estudiosos del caso afirman que la agresión física, por ejemplo, es muy
alta en los primeros años de vida, y es por eso que tenemos la encomienda
como sociedad de erradicar ese mal que nos aqueja desde tiempos remotos.
Atentamente:
Colaboradores:
Alex García
Ana Gabriela Madrigal
Aureliano Castillo León
María Guadalupe Vila
Víctor Alvarado
Director General Mariana Marrufo Estrada
Alex García Isabel Ochoa
D esde el inicio, el propósito que cómo escritor me he planteado para llevar a ustedes
esta columna es tratar, desde mi trinchera, de revelar lo que sucede “tras bambali-
nas” en la televisión, la radio, la prensa y en la plataforma multimedia que es internet;
cómo es de conocimiento público, la situación para representantes de los medios de co-
municación no ha sido halagüeña y, teniendo en cuenta este entendido, creo justo com-
partir en esta ocasión mi visión acerca de temas que son de nuestra competencia por
el boom a nivel mediático que han tenido. Todo en los medios se da gracias al manejo
de historias dentro del marco actual, aunado a los datos duros que se informan durante
cierta emisión así como el valor agregado que cada tema tiene por sí mismo. Concuerdo
ampliamente con Mario Campos, conductor de “Antena Radio” y colaborador de Foro
Tv, cuando expone dentro de su blog en “El Universal” que hoy son los mismos medios
quienes se convierten en noticia.
Después de acontecimientos sórdidos en contra de periodistas, a quienes han privado de
su libertad el discurso que se plantea no es otro que un llamado a la unidad.
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Ciro Gómez Leyva planteaba que si no había condiciones para
una verdadera discusión a nivel mediático, con relación a los cri-
terios para cubrir un rubro importante en sí mismo cómo lo es la
seguridad, el asunto simple y sencillamente se olvidaría.
Actu-
almente en el gremio periodístico no hay cohesión; cada medio
de comunicación tendrá pautas propias para someter al escruti-
nio público los hechos que se consideran relevantes dentro de la
agenda pública, pero eso no quiere decir que las previsiones ante
cualquier eventualidad no estén a la orden del día.
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GENERADOR Es tiempo de silencio.
Francisco de Quevedo
He pasado mucho tiempo escondido tras el nebuloso panorama de la incertidumbre. He decidido también,
a pesar de ello, seguir y no estorbar en el plan, por ignoto, que me tiene destinado la vida. Sin embargo,
reconozco que de haber sabido que desde la adolescencia me vería involucrado en tantos asuntos de ín-
dole aparentemente jurídica, —derivados casi en su totalidad de actos de violencia y abuso—, y de saber
la cantidad de dinero perdido, habría seguramente, y de una vez por todas, abandonado el sinuoso pero
tremendamente satisfactorio sendero de las letras, para adentrarme, en definitiva, por el perplejo pero in-
falible universo de las leyes. Hago la siguiente relación con miras a ilustrar brevísimamente, algunos sucesos por
los que hube de transitar, —momentos difíciles sin lugar a dudas—, de los que a pesar de todo, —contando
cualquier afectación casi de muerte—, salí muy bien librado. No del todo lo comento para manifestar mi
errada suerte, por el contrario, acaso sirvan las palabras como prevención para aquel intrépido camarada.
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Y yo preocupado porque no pue-
do terminar un ensayo literario de
final de curso y un fulero discurso
del día internacional de no sé qué
demonios para el trabajo, deja-
dos a medias en la computa-
dora, y por venir a cumplir
con un deber que va más allá
de la relación patronal-emplea-
do, digamos mejor, movido por
coraje interno en espera alguna A mí no me gusta andar en estos menesteres y menos suelo involucrarme,
de reacción nunca vista de auto- sin embargo, haciendo este rápido balance y confirmando las primeras
ridad competente o en solidari- líneas, visito con cierta frecuencia, según soy defraudado alevosamente
dad acaso al compañero sumido por amigo incondicional de toda la vida; despojado por primera vez del
en la desgracia, quien debido a total de mis pocas pertenencias, conseguidas tras meses y largas jorna-
su enclenque constitución óseo- das, resguardadas en mi hogar con zaguán de acero, cadena de dos
muscular y escaso peso adquirido pulgadas, doble cerrojo inviolable garantizado de por vida; o saqueado
por deficiente dieta característi- en segunda ocasión el mismo año, tal vez con la misma pericia, tal vez no,
ca de pobladores vecinos, según ahora en departamento protegido con cancela de precaución atranca-
informe de reciente encuesta ofi- da de polines de pino de primera, puerta blindada, cuatro cerraduras re-
cial, no pudo más que tirarse al sistencia suprema, pero con ventanilla a la terraza de veinticinco por cin-
suelo a recibir certeros porrazos cuenta, espacio exacto para colarse aquel ganzúa malparido; asaltado
y patadas bien calculadas me- en camión foráneo antes del amanecer, por tres sospechosos de capu-
diante técnica ya dominada por cha con camisetitas blancas sin mangas cubiertos de tatuajes coloridos,
aquella bestia llena de ira y vein- y fuertemente armados; robado en propia oficina por alguno de los tres
ticinco centímetros más alta; a solicitantes de apoyo económico trabajosamente obtenido y entregado
decir por comentarios del chofer a los mismos para dudosos fines; atracado por drogadictos inquietos en
repartidor y una testigo que no vio vía pública, paseo por bicicleta, uno delante dos por detrás, bájate rá-
los hechos pero si al musculoso de pido un zape. Da la cartera otro zape. Mira mi navaja un zape más. Toma
barriga enorme, quien además no me golpees otro zape de frente y de nuca. Ve la pared y no voltees
detentaba reconocida trayectoria porque te mueres, zape de despedida. Chocado y agredido en automóvil
pandilleril y peculiares habilidades particular o de compañero por macaco estresado de mala intención e
boxísticas aprendidas posiblemente insolente manejador de colectivo con destino desconocido a comunidad
en academias no certificadas o aledaña atestada de casitas, edificaciones diseñadas por albañiles ex-
callejuelas citadinas. pertos o vecindades aglutinadas repletas de personas fastidiadas por mal
día, poco salario y viaje de vuelta a casa muy largo e interrumpido por la
osadía de ese macaco.
Por fortuna traje una réplica impresa aunque no engargolada de una de
mis novelas favoritas. Y entonces a esperar. Es la enésima vez que piso
lugar parecido y nada pasa. Nada en absoluto. Horas y días esperando
resolución y nada. Aguardando que manden agentes investigadores bien
capacitados en academias dirigidas por israelitas contratados expertos
en tácticas de guerra, terrorismo, secuestro y narcomenudeo y nada. No
pasa nada. Nada de nada, nada en absoluto. Y el remedio es aguan-
tarse y esperar. Seguir esperando que nada pase. Ni un milagro, ni
nada de nada, nada. Y yo triste, angustiado y preocupado cada
vez que llego a lugar semejante a sentarme y esperar que pase
nada, nada de nada. Nada. Aun así tendré paciencia, tal vez
pronto se resuelva alguno de los casos; sólo uno. Mientras, a
leer y esperar. Supe, por comentarios de amigos y notas peri-
odísticas del pequeño porcentaje de denuncias que
son resueltas con éxito. Por eso he decidido con-
tinuar con estas no tan inútiles visitas. Ni modo, es
hoy tiempo de silencio, y tiempo de esperar a que
en algún momento aparezca la justicia.
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CREATIVIDAD Jugando Risk sin Arriesgar.
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CINENTENDER
Sonrisas en vez de Golpes
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VISTAZO VENEZOLANO
Manos que roban vidas
Es algo que todos tenemos en común… que todos compartimos y poseemos por igual. Es tan importante
para ti, como para mí. Su esencia nos llena, nos magnifica y engrandece, se nos dio como un regalo y
usarla no es nada fácil, pero tampoco es imposible. Bajo mi percepción se define como una búsqueda
constante para encontrarse a sí mismo. Podemos pasarnos años sin usarla, y al darnos cuenta ésta se
vendrá a concentrar en un solo instante, no importa cuántos años te tardes en conquistar el verdadero
significado de ella, al final, lo que importa son aquellos momentos que te elevan tanto que logran robarte
el aliento; esa es LA VIDA.
Teniendo este “tesoro” tan preciado, es inquietante el hecho de pensar que un día, tal vez mañana o
en 30 años más, te será quitada. ¿Quién decide esto?, Dios, tal vez el destino, el karma acaso?, nadie lo
sabe. Por ahí dicen algo que es muy cierto: “Lo único seguro en esta vida es la muerte”: es una ley divina
que la muerte llega para renovar, para desechar lo viejo y abrir paso a lo nuevo, pero ¿qué pasa cuando
llega alguien, otro mortal como tú y como yo, a ponerle fecha y hora al día en que se culmine tu vida?
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Un ingrediente fundamental en cualquiera de los barrios de Caracas, y
demás ciudades, son las bandas callejeras; ellos se dedican a azotar a la
comunidad, así como también a hacer trabajos de secuestro y sicariato
(bajo órdenes pagadas, claro está). Estos dos últimos, “encargos” muy co-
munes no solo en éste, si no en todos los países. En entrevistas hechas a los
propios Jefes de Pandillas, ellos comentan que no solo se dedican a la delin-
cuencia, si no que también defienden a “su gente”; ellos explican que no
arremeten en contra de los habitantes de su zona, al contrario, los defien-
den de las bandas de barrios vecinos que quieran entrar en su territorio. Así
cómo aquí lo leen, se estructura el funcionamiento de estos grupos, esa es la
mentalidad que ellos venden, así mismo, crean sus leyes; son una especie de
gobernantes dentro de ese “País” a menor escala que es su barrio. Así cómo
existen bandas callejeras, hay bandas o pandillas organizadas con un poco
mas de premeditación, o con mas colocación. Mayormente se encargan
de los “peces gordos”, tanto en secuestros cómo en sicariatos y atentados.
Claro está que resultaría una tarea de héroes acabar con este tipo de prác-
ticas, que son de las mayores generadoras de muertes en el mundo; sería
idílico el hecho de que la violencia pasara a un plano decadente en nues-
tra sociedad y el primer plano fuera ocupado por la vida, pero lamenta-
blemente la violencia no es solo un aspecto social si no una condición, un
cáncer incurable para todo el que cree en ella y la practica.
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Violencia neuronal
D esde que tengo memoria, mi madre se sienta en su sillón a leer libros; en oca-
siones tienen hojas que parecen haber salido de una maquina del tiempo,
y están a punto de volverse polvo por lo viejas, mientras que otros se encuentran
tan nuevos que hasta cuesta trabajo pasar las páginas, sin embargo esa visión, y
ese hábito de mi madre, fue lo que me impulso a querer conocer cosas más allá
de lo que mis ojos ven a simple vista, o lo que una persona me explica cómo una
verdad absoluta.
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¿Cómo queremos que nuestro país deje de ser conformista,
paternalista y mediocre cuando lo único que hacemos es
venderle a las nuevas generaciones la idea de que soñar con
algo mejor tiene que ir ligado siempre a la alabanza general,
así como al ingreso económico desproporcionado? Los niños
ahora ya no buscan divertirse usando su imaginación, ahora
solo prenden el PSP, o el XBox… los papás ya no quieren ser
padres, pues dicen que no pueden vivir sin “Discovery Kids”;
todo lo que rodea nuestra vida, sueños y personalidad está
moldeado por los medios de comunicación... a quienes en
realidad lo único que les interesa es tener ingresos económi-
cos, no importándoles si la gente pierde o gana con lo que
les muestran, mientras puedan seguir teniendo un mercado
amplio y necesitado de esta “información”. Mi mente no
comprende como nuestros programas con mayor rating son
aquellos donde se habla de cosas sensacionalistas, o inclu-
so donde la gente cree que se esta educando ya que “100
mexicanos dijieron” lo mismo que ellos.
¿Y todo eso nos da derecho a quejarnos de que tengamos
gente en el gobierno que prefiere hacer una iniciativa de ley
para alabar la belleza en vez de educar a la gente?.
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México ¿violento?
Esta ocasión me ha resultado particularmente difícil escribir; supongo que las palabras violencia
y muerte generan cierto bloqueo que me impide expresar con claridad lo que quisiera decir.
Definitivamente, el tema resulta un tanto escabroso, al grado que muchas personas prefieren
evitarlo. Cómo si, al no escuchar, leer o escribir al respecto, el asunto quedara olvidado.
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Respondiendo a una de las preguntas iniciales: cuando un asesino dispara a más de 50 personas que
no le han hecho absolutamente nada, seguramente lo que piensa es en lo que va a cenar al día
siguiente, o si su auto tiene suficiente gasolina, es decir, no le importa en lo más mínimo lo que sucede
con los que están enfrente de él, porque en realidad, ellos han pasado de ser humanos a ser objetos
materiales, que están ahí para cumplir un fin que le va a otorgar ciertos, o grandes, beneficios.
Cristopher Ballinas*, en un texto publicado en el periódico La Jornada, explica muchas de las razones
que él considera causas de la violencia en México en los últimos tiempos. Él insiste en que no es única-
mente culpa de un gobierno fallido o decisiones equivocadas en un sexenio, sino que se trata de una
serie de factores, desde políticos, económicos, geográficos e incluso históricos, que nos han llevado a
la situación actual.
Irreversiblemente Ballinas tiene razón, aunque yo agregaría el aspecto personal a la situación y diría
que el problema de la violencia en el país, y en el mundo, radica en gran medida en que el interés por
el poder, riqueza, información, territorio, etc. ha sobrepasado los límites humanos. Más allá de pensar
en todas las personas que habitan un país cómo individuos con necesidades y derechos, se nos ve
cómo objetos: para ganar votos, para poblar una zona, para comprar mercancía, para consumir…
nunca, o casi nunca, simplemente para vivir. ¿No es ese también otro tipo de violencia?
*Cristopher Ballinas, Las razones de la Violencia en México. La Jornada, Michoacán. Enero 2010
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