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Universidad de los Andes

Facultad de Ciencias Políticas y Jurídicas


Escuela de Derecho
Derecho Humanos

¿Qué Procedimientos Jurídicos podrían ser accionados por los venezolanos


para exigir el cumplimiento de esa protección Constitucional? y a ¿qué
Instancias recurrir a nivel nacional e internacionalmente?

Hebert Eduardo Izquierdo Valero.

Febrero 2019
Un discurso politizado en torno a la crisis venezolana ha desviado excesivamente
la atención de cuestiones críticas de derechos humanos para llevarla a un debate
político de demonización y enfrentamiento entre quienes apoyan al gobierno y sus
políticas y quienes se oponen a él, y estos problemas no son políticos, son
cuestiones que afectan de manera directa los derechos humanos, por tanto se
debe reconocer y abordar el amplio espectro de violaciones de derechos
humanos, que afectan, entre otros, a los derechos a la alimentación, a la salud, a
una vivienda adecuada, a la vida, a la libertad, a la integridad física, a no sufrir
tortura ni otros malos tratos y lo que es vital, al derecho a la verdad, la justicia y la
reparación de garantías en Venezuela.

Así pues, el espacio civil de Venezuela se ha ido reduciendo drásticamente en los


últimos años, y ya para el 2017, mediante restricciones indebidas a la libertad de
expresión, la libertad de prensa, y el derecho de reunión pacífica y a la
participación política, agravadas por un grado de inseguridad impresionante y un
nivel de vida dramático, las organizaciones de la sociedad civil comenzaron a
experimentar de forma acelerada, unas condiciones sumamente difíciles de vida.
Y bajo esta premisa algunas personas defensoras de los derechos humanos se
han visto obligadas a huir del país; otras han pasado largos periodos en la
clandestinidad, y otras tienen que hacer frente al hostigamiento, la intimidación y
otras amenazas a su seguridad, adicionado a esto, la crisis económica que afecta
al país ha añadido presión a unos recursos ya limitados y a una sociedad al borde
de la decadencia.

Debido a ello se ha podido observar la masiva salida de personas de Venezuela,


lo que se vuelve preocupante desde el punto de vista de las condiciones internas
que causan este éxodo, como también desde la perspectiva de las condiciones de
vulnerabilidad en las que se encuentran estas personas fuera del país y
corresponde a otro claro ejemplo más de cómo la carga de las violaciones de
derechos humanos en Venezuela es excesiva para muchas personas. La ausencia
de verdad, justicia y reparación de garantías sólo contribuirá a empeorar las
violaciones de los derechos humanos de todas las personas en Venezuela y no
ayudará en modo alguno a resolver la crisis que actualmente se vive.

¿Y qué hacer? ¿A dónde acudir ante tal situación?

En Venezuela, el artículo 23 de la Constitución de 1999 establece que: “Los


tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos, suscritos y
ratificados por Venezuela, tienen jerarquía constitucional y prevalecen en el orden
interno, en la medida en que contengan normas sobre su goce y ejercicio más
favorables a las establecidas por esta Constitución y la ley de la República, y son
de aplicación inmediata y directa por los tribunales y demás órganos del Poder
Público”.

Esto significa que en el ordenamiento jurídico venezolano los tratados en materia


de derechos humanos tienen el mismo rango del Texto Fundamental y, por tanto,
integran el Bloque de la Constitución. Por otro lado, en los casos que contengan
normas más favorables que la propia Constitución, prevalecen en el orden interno,
que vendría a ser la jerarquía supraconstitucional. Por último, los tratados relativos
a derechos humanos son autoejecutables en el orden interno, es decir, son de
aplicación directa e inmediata, sin que haga falta ninguna medida legislativa o de
otro carácter para que éstos obtengan plena eficacia en el ámbito nacional.

Por su parte, no sólo se reconocen los derechos humanos consagrados en dichos


tratados, sino también los órganos y mecanismos que los mismos instituyen para
la garantía internacional de tales derechos, cuando las violaciones a los mismos
no son reparadas efectivamente a nivel interno, y esto significa que el Estado
venezolano está obligado a adoptar las medidas legislativas o de cualquier otro
carácter para hacer efectivas las recomendaciones y fallos de los organismos
internacionales de protección.
En el caso de Venezuela no hay lugar a dudas de esta obligación, por cuanto el
Artículo 31 de la Constitución de 1999 consagra lo siguiente: “Toda persona tiene
derecho, en los términos establecidos por los tratados, pactos y convenciones
sobre derechos humanos ratificados por la República, a dirigir peticiones o quejas
ante los órganos internacionales creados para tales fines, con el objeto de solicitar
el amparo a sus derechos humanos. El Estado adoptará, conforme a
procedimientos establecidos en esta Constitución y en la ley, las medidas que
sean necesarias para dar cumplimiento a las decisiones emanadas de los órganos
internacionales previstos en este artículo”.

Sin embargo seria menester hacer un cuestionamiento más, ¿El estado


Venezolano a través de su Gobierno está en la disposición de acatar dichas
normas?

Ya que se ha podido observar durante los últimos días, que Nicolás Maduro se ha
dedicado a recorrer las guarniciones militares de Venezuela dando a los soldados
una dosis de patriotismo, de heroísmo y de exaltación de la herencia heroica del
Padre de la Patria, para así intentar mantenerse en el poder con la única fuerza de
apoyo que aún lo sostiene, el sector militar.

Así vemos a un aislado jefe de Estado, que aparece vestido con ropas de
campaña, un día a bordo de una tanqueta, al otro día trotando con el Alto Mando
Militar, luego en un anfibio alzando el puño izquierdo y más tarde en campo
abierto anima con palmadas a una tropa no muy bien alimentada, quienes
sentados sobre la arena al unísono repiten las consignas que les imponen sus
jefes.

Vemos también un ministro de la defensa, comprimido en un traje de campaña,


chaleco antibalas y casco de combate, quien se identifica como un soldado
bolivariano, convencido de seguir construyendo la patria socialista, diciendo que
las fuerzas armadas tienen las armas listas para defender la patria con espíritu
libertario.
Ambas expresiones resumen la temperatura con la que mira el Gobierno la
presión internacional que lo ha confinado a un reducido espacio.

El profesor Michael Penfold, colaborador del Programa Latinoamericano del


Centro Woodrow Wilson. Opina que “el cambio político es posible, sin embargo las
presiones serán enormes para buscar alguna salida negociada, sobre todo si las
sanciones internacionales petroleras terminan de escalar. Pero ese proceso
dependerá de una dinámica compleja en un país que va a quedar cada vez más
aislado y en el que muchos grupos de diversos orígenes buscarán cooperar para
tratar de salir de la situación en la que se encuentra Venezuela”.

Por su parte Luis Vicente León, director de la firma Datanálisis; subraya que “La
crisis política que vive el país no se resuelve en el plano constitucional sino en el
plano político”, y que, “La oposición necesita dos elementos fundamentales para
poder tener éxito: 1) elevar al máximo los costos de la violación democrática; y 2)
reducir los costos de salida del gobierno. Generar la máxima presión interna y
externa, consolidar un liderazgo sólido, creíble y con poder de negociación en la
mano, para así negociar hasta la justicia transicional”.

Referencias

Nohelia Margarita Terán Suárez "Violación de Derechos Humanos en Venezuela"


[en línea] https://www.zonaeconomica.com/venezuela/violacion-derechos-
humanos (Consultado el 10 de Feb de 2019)

Naciones Unidas (1948): Declaración Universal de los Derechos Humanos.


Adoptada proclamada por la Asamblea General en su Resolución 217 A (iii), de 10
de diciembre de 1948.
“Nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. Archivado desde
el original el 6 de marzo de 2000. Consultado el 5 de septiembre de 2017.

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