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Extractos del artículo de mi autoría: “Representaciones e intervenciones sobre la

pobreza en Salta (segunda mitad del siglo XX)” en el libro: Sonia Alvarez Leguizamón
(comp.) Poder y Salteñidad. Saberes, políticas y representaciones sociales. CEPHIA,
Universidad Nacional de Salta, 2010.

Salta, 22 de febrero de 2011


Siguiendo la línea de discusión planteada, luego de la afirmación del actual gobernador
Urtubey que las muertes por hambre acaecidas recientemente en la provincia son
debidas a problemas culturales, por que los Wichies dejarían morir a sus niños, afirmo
que esta manera de pensar es una vieja forma racista de colocar los problemas sociales
en las propias víctimas y que ha sido persistente como una de las problematizaciones
sociales mas importantes en Salta y que orientaron la intervención social con las
poblaciones percibidas como pertenecientes a “culturas” consideradas directa o
indirectamente “incivilizadas”. Estas problematizaciones y maneras de explicar estas
cuestiones no hacen más que actualizar la vieja dicotomía racistas de Sarmiento, entre
civilización y barbarie. De allí que el campo de las enfermedades llamadas sociales se
convirtió en formas de saber y hacer política, bajo la creencia de las elites, en la
inferioridad cultural de los grupos mas pobres cuyos estilos de vida, se cree, son la
causa de su propia pobreza y de las enfermedades o “males” que poseen. Reproduzco
aquí algunos elementos empíricos que abona esta hipótesis, para avanzar en el debate
planteado por el candidato Diego Saravia. (para las citas bibliográficas remitirse al
artículo mencionado en esta misma página web)

Representaciones y dispositivos de intervención social con la pobreza en Salta a


mediados del siglo XX

En Salta las transformaciones descriptas tienen un carácter local particular. La


victoria del peronismo, en 1946, tiene lugar por la fusión de los grupos peronistas con las
facciones irigoyenistas del radicalismo lideradas por Juan Carlos Cornejo Linares. Al igual
que el radicalismo, el peronismo, a pesar de su discurso fuertemente antioligárquico, llega
a Salta al poder también, con gobernadores pertenecientes a las familias de la oligarquía
local. Los cruces de casamientos entre estos linajes y entre miembros de los partidos
radical y conservador se materializan en el apellido de Cornejo Linares. Los Linares
formaban parte del partido de la Unión Provincial que funda, a principios de siglo XX,
Robustiano Patrón Costas (Hollander, 1976: 192). Los Cornejo eran radicales y también
propietarios y fundadores1 del primer trapiche para la producción de azúcar de la
Argentina, que más tarde se transforma en el Ingenio San Isidro (Anuario General Güemes
1947: 78), ubicado en Campo Santo, a 60 Km de la ciudad capital. Juan Carlos Cornejo
Linares era hermano del Dr. Lucio Cornejo quien fue electo como primer gobernador
peronista en Salta2. Consideramos que las problematizaciones sociales mas importantes
en Salta en esta etapa, que orientan la intervención social con las poblaciones percibidas
como amenaza tienen que ver con dos aspectos: el campo de las enfermedades llamadas
sociales y la creencia de las elites en la inferioridad cultural de los grupos mas pobres

1
Por medio del Coronel Juan Adrián Fernández Cornejo, en 1760.
2
Lucio Cornejo había nacido en 1903 y era hijo del radical Julio Cornejo. Había sido diputado
por el radicalismo en la legislatura salteña. En 1950 asumieron Oscar H. Costas y Carlos
Xamena como gobernador y vicegobernador de Salta. En 1951 renuncia Costas, que al igual
que Cornejo se ve obligado a dimitir, pero en este caso, a sólo un año y un mes de su gobierno.
Xamena se había desempeñado como enfermero del Hospital del Milagro. El corto paso de
Xamena por la gobernación es visto por los comentarios de la prensa local como un “quiebre
con la oligarquía de las elites” (Caro Figueroa, 1999: 41).
cuyos estilos de vida, se cree, son la causa de su propia pobreza y de las enfermedades o
“males” que poseen.
La caracterización de Salta como una provincia en la que prevalecían
enfermedades endémicas fortalece la importancia de acciones e instituciones orientadas a
erradicar lo que se denomina como “males” sociales. Estos males que los mismos
informes oficiales denuncian, se explican menos por la situación de postergación social y
desigualdad en la distribución de la riqueza y en el acceso a servicios sociales, que por la
creencia de las elites en la “incultura” e “inferioridad racial” de la “gente”.
En estudios anteriores (Alvarez Leguizamón, 2004), vinculados con la relación
entre pobreza e intervención social, en la primera mitad del siglo XX, hemos podido
comprobar, como las poblaciones del interior, sobre todo las del norte, eran representadas
por las elites del centro y el saber científico social que se comenzaba a constituir, como
poblaciones inferiores por poseer pautas culturales consideradas incivilizadas o poco
modernas (tendencia al clientelismo, hábitos alimentarios diferentes, cosmovisiones del
mundo “arcaicas”, etc.) mostrando síntomas de “atraso”, por la prevalencia de ciertas
enfermedades endémicas (tuberculosis, paludismo, bocio, entre otras) que se vinculaban a
estadios de desarrollo considerados inferiores e incivilizados. Esto se traducía en
representaciones estigmatizantes para las poblaciones pobres.
Uno de los males sociales que identificaban esos higienistas era el alcoholismo
asignado sólo a los sectores más pobres o grupos étnicos inferiorizados. El higienismo
neo-Lamarckiano consideraba al alcoholismo como un veneno racial y como una tara
propia de las clases que las elites consideraban inferiores, por lo que debía ser erradicado.
Como el estilo neo-Lamarckiano de la eugenesia guardaba abierta la posibilidad de
“regeneración” como la respuesta al temor de la “degeneración” racial, su cosmovisión
permitía la fusión del lenguaje moral y científico. Pobreza, enfermedades venéreas y el
alcoholismo podían luego ser interpretados como productos tanto de las condiciones
sociales como de comportamientos inmorales” (Leys Stepan, 1991: 91-92). Sin embargo
beber bebidas alcohólicas no era mal visto entre las clases altas, lo que se ve reflejado en
un anuncio de aspirina de la época que analizaremos más adelante.
El gobernador radical Adolfo Güemes en 1924, organiza una campaña
antialcohólica (Güemes, Adolfo, 1925); dentro de esta línea de pensamiento, la que es
aplaudida por el presidente del Departamento Nacional de Higiene. Este organismo crea,
en la misma fecha, una división para combatir el alcoholismo “sobre todo en las provincias
del norte”. Gregorio Araoz Alfaro, presidente de dicho departamento considera que el
alcoholismo es una “terrible endemia que envía anualmente a las cárceles, hospitales y
manicomios a un gran número de hombres” y que es el origen de las enfermedades
nerviosas y mentales. “Cuanto más estudio los problemas sanitarios nuestros”, dice “y
especialmente después de las giras hechas a las provincias del norte y Territorios
Nacionales, más me convenzo que este es uno de los problemas – sino el primordial – que
tenemos que resolver, sin lo cual no podremos abordar con fruto la profilaxis de la
tuberculosis ni las endemias de la zona subtropical y esto sin contar con que el
alcoholismo, por sí solo, es el origen de múltiples afecciones viscerales, el factor principal
de las enfermedades nerviosas y mentales, de la locura, del crimen y de la degeneración
de la raza” (cursivas añadidas). Araoz Alfaro no sólo considera al alcoholismo como un
veneno racial sino que, como venimos planteando, lo asocia a un “vicio” propio de las
poblaciones nativas del norte. En estas provincias - dice el médico que comanda las
políticas higienistas del país, con una clara ideología racista paternalista aplaudiendo la
campaña del gobernador Adolfo Güemes – “predomina la población de origen autóctono,
que por muchas razones debemos proteger y salvar no solo del alcoholismo lento y
crónico sino de la embriaguez brutal casi cotidiana” (cursivas añadidas)3.
El Estado provincial paulatinamente se va ocupando de generar instituciones
especializadas que se constituyen como públicas, entre otras cobran importancias las
temáticas de medicina social4 que comienzan a llamarse de higiene social y Asistencia
3
“El problema del alcoholismo en el Norte. Actitud del Departamento Nacional de Higiene.
Clara visión de nuestro gobernante”, Diario La Provincia, 2 de Junio de 1924.
4
Durante la gestión del gobernador del Dr. Ernesto M. Araóz, en 1943 ya se planteaban esta
concepción de medicina social asociada a la prevención y a la higiene social. Dice el
Social. El gobierno pasa a supervisar y luego a estatizar las intervenciones en el área de lo
que se denomina medicina curativa, la que se encontraba bajo el control de
organizaciones benéficas como la Sociedad de Beneficencia. Por otra parte, las formas de
disciplinamiento sobre la relación madre/niño/pobre y poblaciones consideradas inferiores,
se realiza por medio de la transformación de la institución del patronato que pasan
paulatinamente de ser ejercida por instituciones privadas benéficas, a comisiones
profesionales de notables y, finalmente, al ámbito de la tutela judicial o administrativa
asistencial, a partir de la protección a la infancia y el control gubernamental sobre las
instituciones de encierro ya existentes. Hasta ese momento, las organizaciones de
beneficencia se hacían cargo de intervenciones curativas – por medio de la fundación y
administración de hospitales- y, de intervenciones caritativas, moralizantes y disciplinares
– a través de instituciones de encierro, patronato y tutela.
La transformación institucional y política más importante, de las modalidades de
intervención social que se produce en Salta, en este período, se lleva a cabo durante la
gestión del gobernador Cornejo, aunque ya comenzaba a delinearse en la intervención de
Arturo Fassio y en la gestión del gobernador y médico Ernesto M. Aráoz que precedió a
este último. Fassio había impulsado la política que Perón llevaba a cabo desde la
Secretaría de Trabajo y Previsión. Fassio, con un grupo de colaboradores, se había
interiorizado de la situación social de la provincia y comienza a promover investigaciones
sanitarias en las zonas rurales. En los informes de los resultados del trabajo que realiza,
se comprueba que se pagaban bajísimos salarios en zonas como Palermo Oeste,
Luracatao, Angastaco, Pozo Bravo, Iruya, San Andrés 5. Se señalaban en este informe, la
predominancia del trabajo a destajo y los descuentos de proveeduría. Lo que demostraba
que la Ley Güemes que había sido legislada por el gobernador Joaquín Castellanos, en
1921 (Castellanos, J., 1921) que pretendía eliminar el conchabo, no se aplicaba, y que las
relaciones laborales mantenían condiciones semiserviles Decía el informe que los hogares
campesinos vivían en medio del “dolor y la miseria, golpeados constantemente por los
flagelos de enfermedades endémicas”. Revelaba también la extensión de la zona
endémica del paludismo, la enfermedad de Chagas, las parasitosis intestinales y la
tuberculosis que, según el documento, “ningún término superlativo resultaría exagerado
para calificar la verdadera magnitud de este flagelo” (Caro Figueroa, 1970: 157-58). Fassio
denunciaba el sistema de comedimiento y de obligaciones6, que la Ley Güemes había
intentado erradicar. “Mientras no desaparezca del noroeste argentino el vituperable
sistema de los comedimientos y las obligaciones que nos remontan a la época de los
encomenderos y del feudalismo, nada podrá hacerse en materia de salarios. No es posible
que a pocos kilómetros de la ciudad capital de la provincia, se arrienden parcelas de
serranías selváticas a cuarenta pesos anuales y la obligación de trabajar un mes gratuito
para el patrón. Tampoco habrá de tolerarse que en el norte de los Valles Calchaqueños el
hombre de la montaña perciba la miserable paga de treinta centavos diarios por sus
labores de sol a sol” (Fassio; citado por Caro Figueroa, 1970: 157).

gobernador en su mensaje a la Asamblea Legislativa: “La evolución de la medicina moderna y


los múltiples adelantos científicos han modificado substancialmente antiguas concepciones
relacionadas con la salud pública y su conservación, agregando así una nueva rama a estas
ciencias: la medicina preventiva é higiene social, vale decir, que el arte de curar se va
orientando no ya tan solo a combatir las enfermedades sino a prevenir su aparición.” (Aráoz,
1943: 51).
5
Palermo Oeste y Luracatao son dos fincas localizadas en los Valles Calchaquíes al igual que
la localidad de Angastaco. La primera tiene como origen una encomienda y relaciones
semiserviles destacadas en el imaginario local. La finca Luracatao era de propiedad de los
dueños del Ingenio San Martín del Tabacal y sus peones conchabados eran llevados
anualmente para la cosecha a Orán. Iruya y San Andrés están localizadas en los valles
precordilleranos del noreste de la provincia y sus campesinos también emigraban
estacionalmente para la zafra del ingenio San Martín del Tabacal. San Andrés es una
comunidad autodenominada coya cuyos campesinos eran coaccionados para trabajar en el
Ingenio y que todavía continúa con litigios por la propiedad comunal de sus tierras.
6
Diferentes formas de trabajo forzado que debían realizar los trabajadores rurales a los dueños
de las fincas.
El Estatuto del Peón7 fue una de las primeras medidas que Perón llevó a cabo para
modificar las relaciones semiserviles que todavía existían en las zonas rurales. Esta
produjo consecuencias sociales y políticas fundamentales, sobre todo en zonas del país
como Salta donde todavía el proceso de asalarización no estaba completado y las
relaciones semiserviles se mantenían en diferentes formas. Aparentemente esta normativa
no resultaba muy revolucionaria comparada con la legislación laboral de otros países
europeos, sin embargo modificaba substancialmente las relaciones de patronazgo servil en
el campo, base del poder de las oligarquías locales. Es interesante señalar la línea de
influencia que tuvo el Estatuto del Peón, con el Fuero Gaucho promulgado por Güemes en
Salta8. La Ley Güemes estaba vigente formalmente, sin embargo no se aplicaba. La gran
modificación en el ámbito local del Estatuto del Peón, fue la eliminación de formas de
sujeción, además de la fijación de salarios muy por encima de lo que se pagaban en Salta,
así como la existencia - a partir de ese momento- de una garantía del Estado nacional
sobre las relaciones laborales locales. El Estado provincial que estaba en manos de las
oligarquía local no había puesto en práctica la Ley Güemes ni tenía interés de que el
Estado, que ellos mismos manejaban, se entrometiera en las relaciones patronales de la
finca o en los vínculos sociales en que se basaba el sistema de “hacienda”. El poder de
garante del gobierno nacional se comienza recién a ejercer, por encima de los gobiernos
provinciales, por medio de delegaciones del Ministerio de Trabajo. En un estudio realizado
por Marcelo Rodríguez (2010) sobre los efectos de su promulgación en Salta, el 17 de
Octubre de 1944, se muestra como su aplicación fue resistida por la Sociedad Rural
Salteña que concentraba a los terratenientes locales. La resistencia se hizo efectiva, por
medio de nuevas afiliaciones que en su presentación manifestaban preocupación por la
nueva legislación laboral, como por la intención de resistirse a su cumplimiento
argumentando las peculiaridades de la zona, amenazando con el despido de peones y,
más tarde, proponiendo otra legislación alternativa a partir de una Federación Rural con
participación patronal y de la iglesia que fijaría la política salarial 9. En la propuesta se
realizaban consideraciones morales sobre el “campesinado” que se consideraba era
menester supervisar, dada “la degradación de sus costumbres” y sus características
“genéticas inferiores respecto a los obreros del sur del país”. Reapareciendo la
representación racista vinculada al alcoholismo cuando se decía que “será un capítulo
especial de las actividades liguistas la intemperancia antialcohólica, problema de enormes
proyecciones para el futuro de la paz y de la provincia”10.
Los discursos del gobernador Lucio A. Cornejo a las cámaras, explicando su plan
de gobierno, acorde con las transformaciones propiciadas por el peronismo en el ámbito
nacional, muestran las características del discurso oficial y su progresiva materialización a
partir de normas, leyes, instituciones y prácticas vinculadas con las transformaciones en la
intervención social y en la representación de la pobreza en Salta.
Decía el gobernador, que la ideología llamada “justicialista” promueve la mejora de
la calidad de vida de los trabajadores, a partir de la socialización y redistribución de los
recursos públicos, es parte de lo que se considera un concepto revolucionario. Esto lleva,
por otra parte, al interés gubernamental por conocer los aspectos sociales característicos
de Salta, que impiden esta transformación11. Lucio Cornejo señalaba esta concepción

7
Se establece a nivel nacional por decreto 28.169/44 un salario mínimo, condiciones mínimas
de alimentación y de vivienda y se precisan también las obligaciones de las partes en materia
de horarios de trabajo, indemnizaciones por despido y asistencia médica, estableciendo
también la obligatoriedad del descanso dominical y de las vacaciones pagas, prohibiendo toda
forma de trabajo obligatorio y de sujeción del trabajador al empleador.
8
Según Caro Figueroa (1970:166), el Estatuto del Peón fue una idea sugerida a Perón por
Arturo Jauretche, quien le detalló sus experiencias en las provincias del norte que recogían los
antecedentes que sobre el Fuero Gaucho le había transmitido el Dr. Luis Güemes.
9
Ver las Actas de la Sociedad Rural Salteña (SRS) del 31 de octubre, 7 y 9 de noviembre de
1944 y 7 y 10 de Agosto del mismo año para la propuesta, en Rodríguez (2010).
10
Actas de la SRS del 21 y el 31 de Agosto de 1944 en Rodríguez (2010).
11
Siguiendo estos objetivos, en el ‘46, se crea la Dirección de Higiene y Asistencia Social para
diferenciar las funciones de la Dirección Provincial de Sanidad que ya existía. Conjuntamente
con las transformaciones que se venían produciendo a nivel nacional, la Ley Orgánica del
como fruto de “un nuevo concepto revolucionario, recogido y realizado en la política social
de nuestro movimiento”, donde el hombre se considera sujeto de una función que interesa
a la sociedad. “Por lo tanto, para que pueda cumplir con ella, es la sociedad la que debe
proveerle de los elementos espirituales y materiales necesarios; de ahí, la urgencia de
estudiar metódica e integralmente todas las circunstancias ambientales de orden
económico y social en que se desenvuelve la vida del hombre moderno” (Cornejo, 1948:
265). La necesidad de aplicar el conocimiento científico a aspectos socio ambientales para
intervenir sobre “los problemas sociales”, surge asociado a la estatización de las
necesidades sociales cuya resolución se considera un deber social y moral (espiritual).
(….)
La higiene que venia circunscribiéndose a controles sobre condiciones
ambientales, pasa a conformar “normas de política higiénico-social”. Todas estas
transformaciones muestran la manera como se consolidan las políticas de la vida o
biopolítica en la Argentina12 y los procesos de la biologización de la vida por medio del
control gubernamental13. En este discurso la Asistencia Social no se asocia a una acción
únicamente moralizadora. Se vincula básicamente a una responsabilidad estatal sobre la
vida, lo que se denomina el elemento humano.
Cuando se habla, por ejemplo, de la inspección de establecimientos industriales y
de las condiciones de vida de los trabajadores - presentes también en la legislación
laboral del momento - para cumplir con las normas de higiene; se está hablando
específicamente, de los establecimientos industriales más importantes de la época que
son los ingenios azucareros. Uno de estos ingenios, el San Isidro, era propiedad del
gobernador Cornejo y, el otro, el San Martín del Tabacal, de Robustiano Patrón Costas. En
ambos, los zafrareros - nominación que se da a los trabajadores que cosechan la caña de
azúcar -, vivían en pequeños lotes sin las más mínimas condiciones de habitabilidad 14.

Poder Ejecutivo, instituye el Ministerio de Acción Social y Salud Pública, y asume el 30 del abril
de 1947, el Dr. José T. Solá Torino como ministro del área.
12
Dr. Ernesto M. Aráoz, quien gobernaba Salta en 1943 sintetizaba las ideas higienistas de
aumento de la productividad del trabajo de la siguiente manera. “Los Estados modernos que
han llegado a comprender que su riqueza y prosperidad están íntimamente relacionadas con su
capacidad de trabajo y que ésta se encuentra condicionada a la salud de sus pueblos. Se ha
dado en llamar a la presente época “el siglo de la máquina” pero es indudable que ésta no ha
podido desplazar aún a la “máquina humana” y su conservación no puede dejarse librada a la
acción del individuo ni de la familia. La higiene social de las masas debe realizarla el Estado sin
hacer diferencias entre ricos y pobres. Dicho en otra forma, la higiene social deberá atender a
que la organización del Estado otorgue las mismas condiciones higiénicas a todas las clases
sociales” (Aráoz, 1943: 51).
13
Dice el gobernador, “con criterio moderno y realista, se ha creado la Dirección Provincial de
Higiene y Asistencia Social, separándose de esta manera la atención de los problemas de
asistencia meramente curativa, de los problemas de asistencia preventiva y readaptativa”
(Cornejo, 1947: 289).
14
Los zafreros es la palabra que se utiliza para nominar a trabajadores estacionales que venían
de distintos lugares de la provincia. Estos se encontraban insertos bajo economías de
subsistencia o eran peones de otras fincas que poseían sus propietarios, o eran también
denominados “indios” de comunidades de la región chaqueña. Se los trasladaba para la época
de la zafra bajo diversas formas de sujeción con el patrón o con los contratistas. Estos últimos,
personas pagadas por los ingenios para movilizar gente para la zafra y con los que se
subcontrataba la mano de obra. Los contratistas generalmente eran dueños de comercios de
los poblados donde vivía la gente y por medio de deudas los obligaban a trabajar para ellos. Ya
en 1906, Bialet Massé en su informe, en lo que respecta a los indios, denuncia los modos de
reclutamiento de gente de los ingenios del norte como el Ledesma que si bien está emplazado
en territorio Jujeño, ocupaba gente del norte de los territorios salteños, práctica que se
mantiene hasta muy entrado el siglo XX. Dice Bialet Maseé “el modo que tienen de reclutar la
gente los ingenios del Norte, consiste en mandar intermediarios con mercaderías y que traten
con los caciques”. Señala también el sistema de granjería que la Compañía Nacional de Obras
Públicas, que construye el ramal de Perico a Ledesma practica sobre el trabajo del indio, a
pesar de estar reprimida por la legislación de la época. Este consiste en que la empresa “pide a
los indios al ingenio” y le paga la mitad que paga a los “obreros cristianos”. Luego dice “no me
Esta situación no había cambiado durante esta etapa y es reconocida tiempo después
inclusive, en los informes gubernamentales posteriores al golpe del ‘55.
Se promueven estudios de las “poblaciones” para intervenir socialmente por medio
de la acción que se comienza a denominar social o de asistencia social, para “los más
necesitados e ignorados”, y con una visión claramente racista, dirigida a aquellos grupos
“con mayores posibilidades étnicos sociales de mejoramiento” (Cornejo, 1948: 304). La
intención del gobierno de Cornejo de realizar un inventario socio-étnico de la población no
tiene mucho éxito, se dice, por falta de “espacio físico”. Este fichero de familias
necesitadas de “atención social”, contenía información de poblaciones cuyas
representaciones eran fuertemente moralizantes y estigmatizadoras. Debía contener
elementos de su “constitución, moralidad, unidad y dignidad de vida” (Cornejo, 1949: 154-
56). El progresivo requerimiento de un saber metódico y sistemático sobre las poblaciones
pobres consideradas inferiores, hace surgir como necesidad, la profesionalización del área
de asistencia social. Ante esta demanda de especialistas para las prácticas de
intervención, el gobernador propone la creación, durante 1947, de “una Escuela de
Asistencia Social destinada a formar el personal idóneo que será indispensable para llevar
a cabo con corrección y acierto la obra de Asistencia Social que tanto necesita la
provincia” (Cornejo, 1949: 53)15.
(….)
Los hábitos, usos y costumbres considerados tradicionales de la población salteña,
en cuanto a vivienda, alimentación y cuidado de la salud eran concebidos, desde una
mirada cientificista, como una traba para el desarrollo de la Salud Pública. Esta
representación se puede visualizar en los diagnósticos de la época, que intentaban
tipologizar racialmente a la población. Las clasificaciones se establecían, según la
posesión de atributos o elementos “indirectos” que se consideraba incidían sobre la salud
como: mala vivienda, miseria, falta de educación y poca adecuación de los “patrones
culturales locales” a los standars de progreso y civilización. La caracterización que hace
Fassio de las poblaciones pobres muestra una fuerte representación racista eugenésica
que vincula los vicios, que según él estos poseen, a una condición racial particular y, por
otro, la complementa con una idea moralizante de sus hábitos de vida, junto a una fuerte
sensación de amenaza de sus “males”, bajo la creencia que estos son portadores de
enfermedades que se expanden por la provincia. Dice el gobernador, “lo salarios exiguos,
sin relación con el esfuerzo, una alimentación unilateral, una vivienda precaria sin el más
elemental abrigo a las inclemencia del tiempo y los vicios arraigados, coca y alcohol, que
en simbiosis marcan secuelas imborrables en el sistema nervioso. La migración de
grandes masas de obreros que todos los años acuden a los centros fabriles en busca de
trabajo (Ingenios azucareros, Minas, etc.) y que son alojados en el más franco
hacinamiento, contrayendo enfermedades que posteriormente siembran en sus lugares de
orígenes vírgenes e indefensos. Todos estos factores influyen en forma continuada,
trayéndonos como resultado, la gran mortalidad infantil, los porcentajes elevados de
inútiles al servicio militar, la producción inusitada de locos, dementes, idiotas, el
acrecentamiento de los inválidos, el aumento de los delincuentes, la muerte prematura con
la consiguiente destrucción de los hogares, y la plétora de enfermos; en fin, una
disminución progresiva de la potencialidad racial y el valor humano” (Fassio, 1944: 105,
cursivas añadidas).
Para el gobernador Cornejo (1948: 143) también los problemas de la pobreza
tienen un componente étnico, racial y moral. Para él los indígenas son semisalvajes.
Además, junto a ello, posee una visión neoLamarkiana 16 de las influencias del ambiente

he ocupado del Ingenio Ledesma, porque aparte de que ocupan los indios y menos cristianos,
lo que hace al trabajo es casi idéntico en ambos; ni tampoco diré nada de otro ingenio del
Norte, que tiene una pésima reputación entre los indios, al que ningún quiere ir ni va sino
forzado por el hambre..” (Bialet Massé [1904]: 97).
15
La escuela de Asistencia Social de la Provincia funciona hasta aproximadamente finales de la
década del ‘60. A comienzos de los ‘70, se funda la Universidad Católica de Salta, que ofrece
la de Trabajador Social, denominación que pretende eliminar la connotación asistencial de esta
profesión.
16
Los Lamarckianos desarrollaron una teoría particular de cómo la herencia funciona. A
sobre los hábitos culturales. Su discurso si bien está fuertemente influenciado por las
ideas higienistas, por ejemplo, la creencia que la ilegitimidad de las uniones maritales son
la causa de la mortalidad infantil, muestra la aparición de una nueva representación que
substituye a la idea de venenos raciales pero que mantiene fuertemente una visión
determinista del ambiente sobre los “habitos culturales”. Estos comienzan a equipararse
ahora con los factores llamados indirectos de las enfermedades denominados “medico
sociales”, vinculados con el estudio de ciertos hábitos culturales, como el de mascar coca,
y que pasan a denominarse “patologías regionales”, o vicios que dejarían secuelas en el
sistema nervioso y, cómo todo mal, deben ser extirpados. Según las palabras del
gobernador “Salta es, posiblemente, la provincia donde la salud pública necesitaba una
acción más pronta y vigorosa. Esta afirmación resulta comprensible si se reflexiona acerca
de todos los problemas de orden geográfico, étnico y moral que configuran sus
condiciones de salubridad. Existencia de múltiples zonas distintas unas de otras, con la
consiguiente multiplicación de las patologías regionales; largas fronteras internacionales,
que exigen constante vigilancia dada la posibilidad (...) de avance de peligrosas epidemias;
población indígena en estado semisalvaje, con todas las secuelas que se derivan del
estado de miseria y abandono en que hasta hoy vivieron; inmensas zonas como la Puna,
el Chaco, los Valles Calchaquíes, etc. sumamente alejados de los centros hospitalarios y
con poblaciones pastoriles diseminadas en enormes extensiones; debilidad orgánica
general, originada por la endemia palúdica, el alcoholismo y cocaísmo, las diferencias de
alimentación, etc.; pronunciada mortalidad infantil, favorecida por el problema moral de la
ilegitimidad, que afecta a más del 40 por ciento de los nacimientos producidos en la
provincia”. Todo ello produce: mortalidad infantil, locos, discapacitados, inválidos,
delincuentes y disminución progresiva del “potencial racial” (Cursivas añadidas). Esta
mirada racista neo-Lamarckiana se basa en la idea de una relación estrecha entre
geografía y medio ambiente, etnicidad y moral, vistas como las causas de los problemas
de salubridad, lo que explica y tipologiza espacios que producen diversas “patologías
regionales”17.
Una publicación que tenía como fin vender a Salta como lugar turístico, en esa
época, denominada “Anuario General Güemes, estudio económico, social y turístico, guía
general”, se hace eco y reproduce casi textualmente parte del mensaje del gobernador a
las cámaras en 1948. El gobernador manifestaba que, en la provincia de Salta, “el pueblo
carente de cultura sanitaria e higiénica, eludía hasta último momento el examen clínico,
cuando no se abandonaba a los engaños criminales del curanderismo, que en las
provincias del norte, sobre todo, había llegado a crecer en forma alarmante” 18. Haciendo
referencia al esfuerzo que el gobierno venía realizando en esta materia, la misma guía

diferencia de Darwin en el “Origen de las especies”, en su teoría sobre las variaciones al azar,
la lucha por la vida y la selección natural, los Lamarckianos contrapusieron una evolución lenta
y una adaptación decidida a cambios del ambiente. A principios del siglo XX, limitaron aún más
su visión luego del redescubrimiento de las leyes de la herencia de Mendel en 1900. (Leys
Stepan, Nancy, 1991: 76-80, traducción nuestra)
17
La idea de patologías regionales tiene su origen en el desarrollo de un campo de saber
médico denominado topografías médicas. Esta disciplina se desarrolla en Europa en el siglo
XVIII y se incluyen allí, desde aspectos meteorológicos a un complejo conjunto de
acontecimientos naturales: cualidades del suelo, climas, estaciones, lluvia, sequedad, centros
pestilentes. Esta corriente es promovida por Sydenham, dando origen a una corriente higienista
que prestará una singular atención al medio natural y su posible relación con los problemas
patológicos) Al superar la medicina el estudio del cuerpo humano, como lugar privilegiado de
enfermedad, se enfrenta a un espacio mucho más amplio, que primero será sólo físico, para
devenir finalmente en social. Los médicos se convertirán en una de las primeras comunidades
científicas que elaboran estudios de espacios concretos, localizados, regiones, lo que da lugar
posteriormente a un campo de conocimiento, a una movida de saber para hacer, denominado
Patologías Regionales (Urteaga, Luis; 1980). Más tarde, este campo de saber se vincula con
las ideas Neo-Lamarkianas desarrolladas en el siglo XIX y XX, con fuerte influencia en
América Latina, dando prioriodad a la influencia del medio ambiente geográfico en la
construcción de biotipos sociales y en la identificación de “venenos raciales” (Leys Stepan, ,
1991, para la influencia de estas ideas en las políticas higienistas en Salta a principios del siglo
XX, ver Alvarez L., 2004)
afirma que, “las cuestiones sanitarias y de higiene social han sido encaradas últimamente
con energía y amplitud con el propósito de extender a toda la Provincia la acción
profiláctica, la educación sanitaria y la medicina asistencial” (Anuario General Güemes,
1948: 130). El gobernador planteaba así la realidad paradójica de Salta, con habitantes
que vivían bajo la persistente amenaza de enfermedades, “en un país de abundancia”.

(….)

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“El pueblo, careciente de cultura sanitaria e higiénica, eludía hasta último momento el
examen clínico, cuando no se abandonaba a los engaños criminales del curanderismo, que en
las provincias del norte, sobre todo, había llegado a crecer en forma alarmante” (Cornejo, 1948:
288).

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