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La violencia estudiantil

La educación es un tema del que todos somos participes


como miembros de una sociedad, por lo tanto, si se
genera violencia dentro de ésta, también nos vemos
involucrados de alguna forma.

El fenómeno social de la violencia es mucho más amplio que el problema institucional de la


violencia en el centro educativo; la violencia está en la calle, en la vida doméstica, en el ámbito
económico, político y social, en fin, en todas partes. Lo que ocurre en los centros escolares es el
reflejo de lo que ocurre en la vida pública y privada en todos sus aspectos.

La violencia escolar, según el diccionario, se define como: conductas de maltrato, intimidación,


agresión o violencia entre niñas, niños y adolescentes, en establecimientos educacionales o en los
itinerarios o momentos inmediatamente anteriores al ingreso o posteriores al egreso de los mismos,
siempre que no configuren delitos que generen, de oficio, la promoción de acciones penales.

Otro concepto importante a tener en cuenta en este tema es el Bullying, el cual Implica muchas
veces el agredir físicamente a otros compañeros de clase, hacer burlas, etc. Dichas situaciones
resultan bastantes comunes en los centros educativos (colegios e institutos), y pueden llegar a ser
muy dañinas para quienes las sufren, generalmente en silencio y en soledad.

Lo más importante no es la acción en sí misma, sino los efectos que produce entre sus víctimas.
Nadie debe subestimar el miedo que un niño, niña o adolescente intimidado puede llegar a sentir.

Por tanto, estas situaciones de acoso, intimidación o victimización son aquellas en la que un alumno
o alumna está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que llevan a
cabo otros compañeros.

La violencia estudiantil actual es una grave premonición de la sociedad del futuro, ya que involucra
jóvenes, padres-adultos del mañana. Por ello es necesario redoblar esfuerzos, sobre todo en el plano
educativo formal e informal y dotarse de las mismas armas de las que se valen los intereses y
agentes inductores de conductas de anomia social, para transmitir mensajes constructivos a la
juventud.

¿De qué manera podemos abordarlo como sociedad?


La Comisión de Educación propone varias medidas para enfrentar y mejorar esta situación de
agresividad en los niños y jóvenes, siendo las mas importantes:
 Promover la creación de una red de recursos comunitarios para proveer apoyo y contención
a las víctimas de la violencia.
 Lograr que las autoridades reconozcan que es un problema de Todos y que no nos dejemos
llevar por parámetros televisivos, en donde se ve que la violencia empieza a introducirse
como un factor natural y habitual dentro de nuestras vidas.
 Promover por parte de la autoridad la convivencia, la participación y la democracia en las
escuelas, mediante la implementación de programas que fomenten la cultura del buen trato.
 Otra medida, sobre todo para que los padres la tomen en cuenta, según el Dr. Elías Arab,
Psiquiatra Infantil del Hospital Clinico Universidad de Caracas, sería “no minimizar esta
situación, que puede derivar en una tragedia. Las recomendaciones son dar apoyo al niño y
averiguar, junto al colegio, que es lo que sucede en su vida diaria en el interior del
establecimiento institucional,

“Es un tema importante que involucra a toda la sociedad, por lo que es necesario informarse y
construir desde nuestras familias y desde los colegios una sociedad menos violenta”, destacó el Dr.
Julio Volenski, coordinador general del movimiento social Atina.

La violencia intraescolar se encuentra latente en estos días, sobre todo por la creciente masificación
de la tecnología, y además, que es un problema en el que de alguna forma todos nos vemos
involucrados como sociedad, por lo que se hace necesario actuar aplicando medidas concretas, con
lo cual se debería reducir la violencia dentro de los colegios y, a la vez, se reduciría la delincuencia
de nuestro país. Si deseamos encarar esta tarea debemos estimular la comunicación y erradicar a
todos aquellos aspectos que no la hacen posible en todas sus formas.

Es necesario que el ámbito educativo por su parte garantice que los docentes sean capacitados y
estén en condiciones de reconocer los indicadores que permiten detectar la situación de violencia y
enfrentarse al grave problema. El docente en su ámbito tiene la posibilidad de identificar y prevenir
situaciones de riesgo para los alumnos, pudiendo relacionarse con el niño y su familia, favoreciendo
así la prevenciómn.

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