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Otro concepto importante a tener en cuenta en este tema es el Bullying, el cual Implica muchas
veces el agredir físicamente a otros compañeros de clase, hacer burlas, etc. Dichas situaciones
resultan bastantes comunes en los centros educativos (colegios e institutos), y pueden llegar a ser
muy dañinas para quienes las sufren, generalmente en silencio y en soledad.
Lo más importante no es la acción en sí misma, sino los efectos que produce entre sus víctimas.
Nadie debe subestimar el miedo que un niño, niña o adolescente intimidado puede llegar a sentir.
Por tanto, estas situaciones de acoso, intimidación o victimización son aquellas en la que un alumno
o alumna está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que llevan a
cabo otros compañeros.
La violencia estudiantil actual es una grave premonición de la sociedad del futuro, ya que involucra
jóvenes, padres-adultos del mañana. Por ello es necesario redoblar esfuerzos, sobre todo en el plano
educativo formal e informal y dotarse de las mismas armas de las que se valen los intereses y
agentes inductores de conductas de anomia social, para transmitir mensajes constructivos a la
juventud.
“Es un tema importante que involucra a toda la sociedad, por lo que es necesario informarse y
construir desde nuestras familias y desde los colegios una sociedad menos violenta”, destacó el Dr.
Julio Volenski, coordinador general del movimiento social Atina.
La violencia intraescolar se encuentra latente en estos días, sobre todo por la creciente masificación
de la tecnología, y además, que es un problema en el que de alguna forma todos nos vemos
involucrados como sociedad, por lo que se hace necesario actuar aplicando medidas concretas, con
lo cual se debería reducir la violencia dentro de los colegios y, a la vez, se reduciría la delincuencia
de nuestro país. Si deseamos encarar esta tarea debemos estimular la comunicación y erradicar a
todos aquellos aspectos que no la hacen posible en todas sus formas.
Es necesario que el ámbito educativo por su parte garantice que los docentes sean capacitados y
estén en condiciones de reconocer los indicadores que permiten detectar la situación de violencia y
enfrentarse al grave problema. El docente en su ámbito tiene la posibilidad de identificar y prevenir
situaciones de riesgo para los alumnos, pudiendo relacionarse con el niño y su familia, favoreciendo
así la prevenciómn.