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PREAMBULO

Desde el inicio de los tiempos los seres humanos nos hemos caracterizado
por la necesidad de constituirnos en grupos sociales con el objeto de facilitar la
supervivencia, no solo cumpliendo diferentes roles dentro de estos grupos de
acuerdo con las características propias de cada uno sino en aprovechamiento de
éstas características, así vemos como en algunos grupos étnicos los hombres se
reúnen para encargarse de la caza o de la siembra por tratarse de tareas más
pesadas que requieren despegarse del núcleo familiar, mientras las mujeres,
igualmente agrupadas, permanecen en éstos para cumplir funciones propias del
hogar, así como el procesamiento de las semillas del campo o del producto de la
caza para convertirlo en alimento para sus hijos. Esta unión o agrupación facilita el
intercambio de conocimientos, técnicas y estrategias para el desempeño de sus
roles.

Este intercambio a través de la historia sufre modificaciones por la


necesidad de adaptación a cada período y a los modelos y modos de producción
que fueron sucediéndose a lo largo de la evolución del hombre. En este sentido,
comienza el trueque, ya entre distintos grupos o sociedades, para el beneficio
colectivo de los mismos, surgiendo el comercio de bienes y servicios, aún antes de
la aparición del instrumento de cambio común, la moneda.
La madurez que trajo consigo el comercio y las relaciones comerciales
propicio la evolución del derecho como instrumento para reglar o normar este tipo
de relación comercial, surgiendo en derecho civil, las llamadas OBLIGACIONES y
por ende la responsabilidad legal que conlleva.

El presente análisis contiene en forma lacónica y precisa conceptos


relativos a los Elementos de la Responsabilidad Civil, como lo son el DAÑO, la
CULPA y la RELACION DE CAUSALIDAD, en el entendimiento que todo acto
jurídico que suponga una obligación entre dos o mas partes, también encierra la
responsabilidad de cumplir con dicha obligación.
El Daño y la Culpa

En primer lugar, revisemos el fundamento legal que se encuentra en


nuestro ordenamiento jurídico positivo, y así encontramos que el artículo 1185 del
Código Civil venezolano consagra el principio de responsabilidad por culpa en
estos términos:

“el que con intención, o por negligencia, o por imprudencia,


ha causado un daño a otro, está obligado a repararlo”.

Del mismo se desprende que si una persona, por su culpa, causa un daño
a otra, evidentemente es razonable que sea obligado o condenado a repararlo.

La consecuencia de un comportamiento que suponga la comisión con culpa


(ya sea por negligencia, impericia, imprudencia) de un hecho que dañe a otro,
hace considerar dicho comportamiento a las luces del derecho como ILÍCITO, o
contrario a la ley, por lo que deberá acarrear la imposición del cumplimiento de la
obligación que surge de este acto y/o la reparación del mismo, de acuerdo con el
caso concreto.

Ahora bien, para que se ocasione un daño por incumplimiento, deberá


verificarse que la culpa proviene del agente del daño, comprendiendo tanto el dolo
o incumplimiento intencional como la culpa propiamente dicha, o incumplimiento
por simple imprudencia o negligencia.

No obstante, también prevé la ley daños culposos que se ocasionan sin


existencia de culpa.

Para ilustrar esta idea imaginemos que en una sociedad existan dos
comercios que se dediquen a la misma actividad, sucediendo que uno de ellos
ofrezca productos de mayor calidad que atraiga al consumidor y que le repercuta
en mayores ventas y reduzca las ventas del otro comerciante, ahí se le estaría
causando un daño patrimonial, pero no de forma culposa. Es decir, mientras el
comerciante favorecido actúe en consonancia con las disposiciones legales que
regulan el libre comercio, no puede considerarse que actúe de forma ilícita que le
acarree culpa en el daño que sufre el menos favorecido en las ventas.

Por otra parte en materia delictual se responde por toda clase de daño
causado, salvo el daño indirecto, en cuyo caso procede la llamada
“indemnización”, establecida en el artículo 1.275 del Código Civil, que
expresamente lo excluye:

¨Aunque la falta de cumplimiento de la obligación resulte


de dolo del deudor, los daños y perjuicios relativos a la
pérdida sufrida por el acreedor y a la utilidad de que se le
haya privado, no deben extenderse sino a los que son
consecuencia inmediata y directa de la falta de
cumplimiento de la obligación¨.

Es decir, que existen comportamientos que causan daños directos e


indirectos que adicionalmente a la responsabilidad inicial, también deben ser
indemnizados, por ser consecuencia directa de ésta.

Es así como en una sociedad contractual en la que una parte incumpla de


forma culposa con su obligación, no solo deberá responder con el cumplimiento
de la misma, sino que el agente del daño debe indemnizar los daños indirectos
que se acarreen a futuro. Como por ejemplo ocasionaría un socio a otro ante el
incumplimiento del contrato, cuando produzca pérdidas a futuro o ganancias
dejadas de percibir como consecuencia del acto culposo (Indemnización de daños
y perjuicios)
Otro claro ejemplo a titulo ilustrativo pero en materia laboral, resulta del
incumplimiento contractual cuando un empleador no cumple con las exigencias en
materia de seguridad industrial y se ocasione una lesión corporal a su trabajador,
en este caso procede tanto la penalización prevista en la ley por el daño directo
sufrido, como la indemnización de daños y perjuicios, por la consecuencia
indirecta que acarrea el déficit causado por la lesión a futuro (lucro cesante).

Pero para que pueda determinarse que el daño proviene de un acto


culposo debe existir otro elemento de la responsabilidad, como lo es la relación
de causalidad; por cuanto no basta con que exista un incumplimiento culposo
ilícito y un daño para que surja la obligación de reparar; se requiere además, que
el daño sea un efecto del incumplimiento culposo ilícito.

Es decir, que se trata de la necesidad de la existencia de una relación de


causa-efecto entre el incumplimiento culposo actuando como una causa y el daño
fungiendo como efecto; por cuanto, si se determina que el daño sufrido de la
victima no proviene del incumplimiento culposo del agente sino de otra causa
distinta, entonces no abría lugar a responsabilidad civil.

En este sentido, en derecho se conocen dos tipos de vínculo de


causalidad, observables por el legislador para determinar la responsabilidad civil:
 el vínculo o relación de causalidad física, y
 el vínculo o relación de causalidad jurídica.

En el primer caso, la relación de causalidad física, como su nombre lo


indica, es el vínculo natural de causa a efecto que el legislador exige en la
llamada responsabilidad ordinaria y que relaciona el incumplimiento culposo ilícito
de la gente material del daño y el daño sufrido por la victima.
El incumplimiento culposo del agente es la causa inmediata o directa del
daño sufrido por la victima.

Por otra parte, la relación de causalidad jurídica es empleada por el


legislador junto con la relación de causalidad física en las llamadas
responsabilidades especiales. Mediante ella se señala la culpa que se presume
sobre el civilmente responsable, como causa del daño futuro o indirecto
experimentado por la victima del daño.

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