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Benabdelouahed Saïd. José Lezama Lima, Antología de la poesía cubana. In: Caravelle, n°81, 2003. pp. 338-343;
https://www.persee.fr/doc/carav_1147-6753_2003_num_81_1_1455_t1_0338_0000_2
En esta obra, Lezama Lima efectúa una lectura selectiva de la poesía cubana
haciendo al mismo tiempo una interpretación original de la cultura cubana de
los siglos XVII, XVII y XIX. El autor comenta los textos, emite juicios sobre su
cubanía y selecciona a los poetas que, cumpliendo ciertos criterios lezámicos,
figuran en su Antología de la poesía cubana. De este modo, la introducción
general a esta obra o las introducciones parciales de carácter biográfico y crítico
dedicados a cada poeta seleccionado constituyen un conjunto de juicios y
criterios lezamianos de lo cubano y lo criollo. En efecto, Lezama Lima insiste en
el tema recurrente de la cubanía. En cada poeta, de Silvestre de Balboa a José
Martí, el autor subraya rasgos típicamente cubanos. Los signos de esta cubanía
difieren de un poeta para otro pero, en general, se pueden resumir en tres
condiciones: el criollismo, la asimilación de elementos exógenos y la
independencia progresiva de la influencia española.
En primer lugar, la expresión de la naturaleza es un elemento esencial en la
cubanía de muchos poetas seleccionados. Lezama Lima observa que esto es un
constituyente primordial en el Diario de navegación de Cristóbal Colón quien, al
describir la flora y la fauna de la Isla, destaca los primeros elementos telúricos de
la cubanía. En Espejo de Paciencia (1608) de Silvestre de Balboa (1563-1649),
además de las descripciones telúricas, se insiste en la criolledad de los personajes
que ya dejan patente su diferencia del español en este primer texto de la
literatura cubana. Por otra parte, la exploración geográfica de la Isla y el estudio
de sus especificidades naturales en el siglo XIX permiten al cubano un mejor
conocimiento de su medio. Lezama Lima cita el ejemplo del poeta y naturalista
Felipe Poey (1799-1891), cuyos estudios ictiológicos sobre los mares de Cuba se
reflejan en su poema «El arroyo», donde se nota una mezcla del mundo acuático
y animal (tomo 2, p. 458-463). La naturaleza y las frutas tropicales, como la pina
o la pitahaya, constituyen el tema de la poesía de Manuel Zequeira y Arango
(1767-1864) y Manuel Justo Rubalcava (1769-1805). Por su voluptuosidad
criolla, Ignacio Valdés de Monchuca (1800-1851) se identifica con los poetas
románticos preocupados por la búsqueda de temas cubanos. Su manera de
acercarse a la naturaleza es tan americana como cubana. De toda la poesía de
Francisco Iturrondo (1800-1868) Lezama Lima piensa que «Rasgos descriptivos
de la naturaleza cubana» es el poema que puede interesar al lector de hoy. Según
Lezama Lima, hay que buscar los antecedentes de este poema en la obra de
Andrés Bello {Silva a la agricultura de la zona tórrida), Zequeira y Rubalcava. En
la misma posición coloca «La vuelta al campo» de Federico García Copley
(1832-1894). En este sentido, lo que distingue El Cucalambé de los demás
poetas populares y siboneyistas no es, a juicio de Lezama Lima, el tratamiento de
temas indios o guajiros, sino la expresión de la naturaleza.
Por otro lado, para los poetas que conocen la amarga experiencia del exilio, la
naturaleza es un pretexto literario para evocar la dulzura y la belleza de la patria
abandonada. A este propósito, la poesía de José María de Heredia y Heredia,
José Martí o Juan Clemente Zenea ofrece, según Lezama Lima, rasgos «muy
cubanos» no sólo a través de figuraciones externas —frutos, paisaje y sensualidad-
sino también a través de una delicadeza espiritual, la lejanía. Este sentimiento
eleva la dolorosa experiencia del exilio a una circunstancia arquetípica. Lezama
Lima piensa que este sentimiento universal, provocado por la nostalgia y la
distancia, es profudamente cubano.
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Rodríguez o la poesía del exilio a través de figuras como José Kozer u Octavio
Armand, o voces más jóvenes como Antonio J. Ponte o Norge Espinosa.
Se nota que los antólogos han recogido con gran interés y mucha
generosidad la mayoría de los poetas del entorno lezamiano. En cierta medida,
todos los poetas origenistas están ampliamente representados, lo mismo que los
poetas oficiales del régimen revolucionario cubano o los llamados poetas del
exilio cubano, tanto los residentes en Estados Unidos como en España u otras
partes del mundo. A este respecto, los antólogos declaran que han trabajado en
esta obra guiados por los valores literarios y no por el color político de las figuras
representadas:
En esta antología que presentamos, nuestro propósito ha sido dar una muestra
amplia de los mejores ejemplos y los autores capaces de desempeñar una función
representativa y de calidad en el horizonte de la poesía cubana, cualquiera sea su
filiación política o su lugar de residencia. Únicamente nos hemos dejado guiar
por criterios estéticos, (p. XLVI)
En conclusión, la Antología de la poesía cubana a la que se agrega hoy con
responsabilidad y generosidad este cuarto volumen es, sin lugar a dudas, una
obra de referencia imprescindible no sólo por su amplia selección o por el valor
histórico y cultural de los comentarios y juicios literarios de Lezama Lima, sino
también por la necesidad de dar cuenta de la evolución estética y temática que ha
experimentado la prolífica y diversificada poesía cubana desde las primeras
vanguardias posmodernistas hasta hoy.
Said BENABDELOUAHED
Universidad Hassan II, CASABLANCA