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PROFESIONALES DE LA
PSICOLOGÍA GENERAL SANITARIA
Prof. Dr. Francisco José Estupiñá Puig
1.2. Contexto legal-profesional en que surge la figura del Psicólogo General Sanitario
Con anterioridad a 1998, no había una titulación oficial de “Psicólogo Clínico”, los únicos
títulos oficiales que habilitaban para el ejercicio eran el de licenciado en psicología y el doctorado. Sin
embargo, la realización de títulos propios (no oficiales) en universidades y centros privados ofrecían
la formación y especialización en Psicología Clínica (PC).
Posteriormente, con el Real Decreto 2490/1998 se reconoce de manera oficial el título de
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica (PEPC o Psicólogo Clínico). Se crea la Comisión
Nacional de la Especialidad en Psicología Clínica como órgano consultivo de los Ministerios de
Educación y Cultura y Sanidad y Consumo, adscrita a este último. Para acceder a este título, se
establecen vías transitorias para los licenciados en Psicología que hubieran ejercido en el ámbito de la
PC con anterioridad a la entrada en vigor de la ley (antes del 1998). Por ejemplo, un licenciado tenía
derecho a acceder al título de PEPC por su reconocimiento, por la práctica clínica y la experiencia que
tiene. Sin embargo, las plazas para psicólogos ofertadas en el Sistema Nacional de Salud (SNS) deben
ser cubiertas por Psicólogos Especialistas en Psicología Clínica. Es decir, el título de PEPC solo vale
para ejercer en el SNS porque así está establecido en el real decreto. Actualmente, con la Orden
SAS/1620/2009 se aprueba y publica el programa formativo de la especialidad en PC, lo que
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conocemos como el PIR (Psicólogo Interno Residente) que, a día de hoy, es la única vía para
conseguir el título de PEPC.
En noviembre del 2003 la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias (LOPS) define la
Psicología como profesión sanitaria, pero sólo en el caso de los PEPC, es decir, sólo la PC es sanitaria
y la única manera de trabajar en un centro sanitario es ser PEPC. Esto crea una situación de
inseguridad jurídica para profesionales que ejercen en el ámbito privado y atienden a pacientes sin el
título oficial de especialista clínico, ya que un centro sanitario se considera un hospital, un centro de
salud, un centro de día, una consulta psicológica, un centro de psicotécnicos… Con esta ley también
se impone a los centros sanitarios la obligación de revisar al menos cada tres años que los
profesionales sanitarios de su plantilla tienen la especialidad.
Con el Real Decreto de Centros de octubre del 2003 se establecen las bases generales para la
autorización de centros sanitarios. Respecto a la PC dice: “Unidad asistencial en la que un PEPC es
responsable de realizar el diagnóstico, evaluación, tratamiento y rehabilitación de los trastornos
mentales, emocionales, relacionales y del comportamiento”.
Después, con el Real Decreto 654/2005 se abre un nuevo plazo para la homologación del
título de PEPC de profesionales en ejercicio, tal como se hizo en el 1998. Con esta medida se intenta
que más gente acceda a el título de PEPC, pero solo vale para aquellos que han estado ejerciendo
antes del 1998. Más tarde, con la Orden SCO/1741/2006 se permite que los psicólogos no
especialistas puedan inscribir sus consultas como centros sanitarios bajo la denominación “U.900
Otras unidades asistenciales”, con los requisitos de haber estudiado un itinerario vinculado al área
docente de Personalidad, Evaluación y Tratamiento o a la Psicología Clínica y de la Salud, o bien
tener mínimo 400 horas de formación complementaria de posgrado relativa a dichas áreas, con al
menos100 horas de prácticas tuteladas por un PEPC. Sin embargo, esta orden es recurrida por el
Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos y se suprime en septiembre de 2007 por sentencia
de la Audiencia Nacional (ratificada en 2019 por el Tribunal Supremo), impidiendo así que un
psicólogo no sanitario abra un centro sanitario.
Después de cinco años en esta situación, la Ley de Economía Social en marzo del 2011, en su
Disposición adicional sexta, y de manera provisional, permite a los Licenciados en Psicología no
especialistas en clínica desempeñar actividades sanitarias, con los mismos requisitos que en la Orden
SCO/1741/2006. Esta medida es provisional, hasta que entre en vigor una ley que regule la actividad
de la Psicología Sanitaria, que deberá proponerse en los 12 meses siguientes a la entrada en vigor de
la Ley de Economía Social.
En octubre de 2011, la Ley General de Salud Pública, en su disposición adicional séptima,
modifica la LOPS, creando la nueva profesión sanitaria de Psicólogo General Sanitario (PGS). El
título de Grado/Licenciado en Psicología no habilita, por sí mismo, para el ejercicio de la Psicología
Sanitaria, para ello, es preciso ostentar el título oficial de Máster en Psicología General Sanitaria
(MPGS). Para acceder al título de PGS, se requiere la superación de “al menos, 180 créditos ECTS de
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contenido específicamente sanitario en el conjunto de enseñanzas de Grado y Máster”. Por lo tanto,
las universidades deben prever en la formación de Grado, al menos, un itinerario específico vinculado
a la Psicología de la Salud para cumplir con esos 180 créditos sanitarios. Por otro lado, se prorroga
hasta septiembre de 2014 el procedimiento para que psicólogos no especialistas, y tampoco PGS,
ejerzan actividades sanitarias que establecía la Ley de Economía Social (queda pendiente establecer
un proceso de homologación para psicólogos que ya tengan experiencia en el ejercicio en el ámbito
sanitario). En cuanto a los psicólogos que trabajen en centros del Sistema Nacional de Salud, o
concertados, deberán seguir en posesión del título de PEPC.
En el 2013, con la Orden ECD/1070/2013, se establecen los requisitos para la verificación de
los títulos universitarios oficiales de MPGS que habilite para el ejercicio de la profesión titulada y
regulada de PGS. Es decir, todas las universidades que quieran ofrecer el MPGS deben cumplir con
los requisitos regulados de manera central por el ministerio (90 créditos y 80% de presencialidad).
Además, hay una orden que estable que los centros de prácticas del MPGS deben tener unas
características muy concretas (como por ejemplo el número de pacientes, número de profesionales,
instalaciones…). La Universidad Complutense de Madrid es la primera universidad en ofertar el
MPGS y se pone en marcha en el 2014.
La Ley 03/2014 para la defensa general de consumidores y usuarios, en su disposición final
octava, modifica la Ley de Economía Social 05/2011 y establece una prórroga indefinida a la
habilitación que establecía. Es decir, todos esos psicólogos no especialistas a los que se les estaba
permitiendo ejercer de manera provisional, ahora pueden hacerlo de manera indefinida. No obstante,
no son psicólogos sanitarios, solo tienen una habilitación para el ejercicio sanitario.
La Asociación Nacional de Psicólogos Internos Residentes (ANPIR) plantea un contencioso
administrativo contra la Orden ECD/1070/2013 que crea el MPGS. Pretenden excluir los términos
“trastornos y enfermedades mentales” y modificar los módulos centrados en su evaluación y
tratamiento del texto legal. Sin embargo, en 2016, el recurso fue desestimado por el tribunal. Segunda,
que los PEPC no son los únicos que están habilitados profesionalmente para realizar diagnósticos,
evaluaciones y tratamientos de la salud de las personas afectadas por trastornos cuyo examen
corresponden al psicólogo y no a otras ramas de la salud como pueden ser los médicos especialistas en
psiquiatría. Existe una regulación propia de ambas ramas de la Psicología Sanitaria que permite
reconocer que es válida la regulación examinada cuando establece que los conocimientos que deben
adquirir con el MPGS van dirigidos a procurar la salud de las personas lo que conlleva la posibilidad
de realizar diagnósticos y evaluaciones en los supuestos de enfermedad. Entre las habilidades
profesionales del PGS se encuentra la de atender patologías que afectan a la salud de las personas
desde un ámbito psicológico. Del examen de la normativa hasta ahora expuesta no se aprecia la
exclusividad que pretende la Asociación recurrente que se reconozca a los PEPC. La diferencia entre
ambas profesiones no afecta ni a la adquisición de conocimientos ni a su formación sino al lugar
donde unos y otros van a poder desarrollar sus competencias y conocimientos adquiridos. Únicamente
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hay diferencias en los ámbitos de actuación profesional. ANPIR argumenta que el fallo desestimatorio
no permite definir competencias profesionales.
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estudio. En última instancia, es la conducta manifiesta (lo que se hace o se deja de hacer) lo que
“impacta” en nuestro contexto, lo que “deja huella” en nuestra vida, lo que tiene consecuencias. Con
relación a otros profesionales que intervienen o estudian fenómenos afines (médicos, psiquiatras,
trabajadores sociales, neurocientíficos…), el psicólogo es el que más debe conocer acerca del
comportamiento.
“…promoción y mejora del estado general de salud…”. En cuanto a la salud física, funciones
de establecimiento de hábitos saludables, adherencia a prescripciones médicas, prevención de
conductas de riesgo, afrontamiento eficaz de enfermedades… En cuanto a la salud mental (como
“patología de la infelicidad”), intervención en situaciones generales de malestar emocional ante
dificultades vitales para las que se carecen de habilidades de afrontamiento adecuadas; y sustitución
por la Mejora de Calidad de Vida (no tanto el tratamiento de trastornos mentales). Se entiende el
ejercicio del PGS como servicio al individuo y a la sociedad en general, una vocación humanista.
“…siempre que dichas actividades no requieran una atención especializada por parte de
otros profesionales sanitarios…”. El ejercicio de la PGS no debe invadir el de profesionales
sanitarios especialistas, como puede ser el de psiquiatras o PEPC. Se debe tener en cuenta la
posibilidad de derivación a especialistas cuando un caso supere las competencias del PGS, o ante la
detección y diagnóstico de trastornos mentales. Esto atiende a la autorregulación del profesional. Sin
embargo, hay unos criterios para diferenciar si la atención requiere de un especialista (Echeburúa,
Salaberría, de Corral y Cruz-Sáez, 2012):
- Tipo de problema psicológico y su gravedad.
- Intensidad, duración y frecuencia de los síntomas o dificultades.
- Grado de interferencia en la vida cotidiana, y número de áreas afectadas (académica, laboral,
familiar, social).
- Historia de dificultades previas y tratamientos recibidos.
- Nivel de desarrollo evolutivo.
- Grado de vulnerabilidad personal y psicosocial, factores de protección y de riesgo.
PGS PEPC
Itinerario de formación Grado (con itinerario específico de Grado + Residencia PIR (por medio
Psicología de la Salud) + Máster PGS del examen de acceso)
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Carácter de la formación Habilitación profesional Formación sanitaria especializada
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contextos, e incluye la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad, y los cuidados de los
enfermos, discapacitados, y personas moribundas. Puede suplir o complementar el cuidado de los
pacientes desde los puntos de vista biopsicosocial y holístico. La London School of Economics, en su
informe de 2006 sobre el gasto sanitario que suponía la atención a problemas de depresión y ansiedad
en la sanidad pública, propone el entrenamiento de personal de enfermería en la aplicación de terapias
psicológicas protocolizadas.
La Terapia Ocupacional, es un conjunto de técnicas, métodos y actuaciones que, a través de
actividades aplicadas con fines terapéuticos, previene y mantiene la salud, favorece la restauración de
la función, suple los déficits invalidantes y valora los supuestos comportamentales y su significación
profunda para conseguir las mayores independencia y reinserción posibles del individuo en todos sus
aspectos: laboral, mental, físico y social. En España, su desarrollo profesional ha ido muy ligado a la
rehabilitación psicosocial de personas con enfermedad mental grave y crónica.
Trabajo Social es una profesión que promueve “el cambio social, la resolución de problemas
en las relaciones humanas, y el fortalecimiento y la liberación del pueblo, para incrementar el
bienestar. Mediante la utilización de teorías sobre comportamiento humano y los sistemas sociales, el
trabajo social interviene en los puntos en los que las personas interactúan con su entorno. Los
principios de los Derechos Humanos y la Justicia Social son fundamentales para el Trabajo Social”
(Federación Internacional de Trabajadores Sociales). Un importante número de trabajadores sociales
tienen formación y aplican terapia familiar.
La Educación Social, es una profesión pedagógica que promueve la incorporación del
educando a la diversidad de las redes sociales para el desarrollo de la sociabilidad y la circulación
social y la promoción cultural y social del mismo a través de la adquisición de bienes culturales, que
le permitan ampliar sus perspectivas educativas, laborales, de ocio y de participación social. Entre
otros ámbitos de intervención, trabajan en casos de necesidades educativas especiales, rehabilitación
psicosocial de personas con enfermedad mental grave y crónica y drogodependencias.
En el amplio campo de las profesiones de la ayuda, lo que aporta el PGS es precisamente su
conocimiento de las leyes del comportamiento, y de los modelos e intervenciones efectivas derivados
de ellas.
2. EL MODELO BIOPSICOSOCIAL
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no deseadas para el individuo. Cada patología tiene una causa identificable a nivel biológico y el
diagnóstico permite encontrar la causa orgánica subyacente, y tratarla. Por tanto, existe una
correspondencia entre disfunción orgánica y trastorno. Se considera que la salud es la ausencia de
enfermedad.
Entre las características básicas del modelo biomédico, se definen las siguientes:
- A través de los signos (indicadores objetivos) y síntomas (indicadores subjetivos), el profesional médico
debe llegar a un diagnóstico que identifique cuál es la patología física subyacente dentro del individuo.
- El tratamiento debería dirigirse, en la medida de lo posible, a esta patología subyacente. Para poder elegir y
aplicar un tratamiento eficaz, es imprescindible un adecuado diagnóstico que identifique la dolencia.
- Se entiende al organismo como un mecanismo muy complejo, compuesto de partes que interactúan entre sí y
cuyo buen o mal funcionamiento produce la salud o la enfermedad.
- Los métodos de este modelo son los siguientes: recogida de la queja del paciente, historia-anamnesis,
examen físico, pruebas adicionales, diagnóstico, tratamiento y pronóstico con y sin tratamiento.
- El médico como figura de autoridad, “el que sabe”, y el “buen paciente” que debe acatar su criterio.
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complementaria, alteraciones psicológicas pueden, en determinadas circunstancias, manifestarse como
enfermedades o formas de sufrimiento que constituyen problemas de salud, incluyendo en ocasiones
correlatos bioquímicos.
2) La presencia de un daño biológico no arroja luz acerca del significado que tienen el síntoma para el
paciente, ni ofrece información sobre la actitud y habilidades que el médico debe poner en marcha
para recoger información y procesarla bien.
3) Las variables psicosociales tienen más importancia como determinantes de la susceptibilidad,
gravedad y curso de la enfermedad que lo que previamente les había concedido la visión de la
enfermedad del modelo biomédico.
4) Adoptar un rol de enfermo no necesariamente se relaciona con la presencia de un daño biológico.
5) El éxito de los tratamientos biológicos también está influido por factores psicosociales (por ejemplo,
el efecto placebo).
6) La relación médico-paciente influye en el resultado médico, incluso sólo por su influencia en la
adherencia del paciente al tratamiento elegido.
7) Los pacientes objeto de estudio están influidos por la manera en que son estudiados, de la misma
manera que los científicos que los estudian están influidos por los sujetos a los que estudian.
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dos jerarquías, organísmica y social: el individuo, la persona, es el nivel más alto de la jerarquía
organísmica y, a la vez, la unidad más pequeña de la jerarquía social.
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interpretado únicamente como el proceso natural de su condición cardíaca, cuando lo cierto es que
es el resultado de todas las interacciones anteriores.
Un abordaje puramente biomédico pierde de vista variables no orgánicas, relativas a los
repertorios de personalidad y afrontamiento de la persona (lo psicológico) como del contexto
interpersonal y comunitario (lo social) en que se encuentra.
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En Salud Mental, el uso de clasificadores categoriales tiene ventajas, por ejemplo,
incrementan las tasas de acuerdo entre observadores y facilitan la comunicación entre profesionales.
También permiten el desarrollo de intervenciones específicas para diferentes cuadros. Así mismo,
permiten justificar una intervención profesional en determinados sistemas de atención (p.ej., cuando el
tratamiento está financiado por una aseguradora) y permiten el acceso a determinadas prestaciones
sociales (valoración de grado de discapacidad). Sin embargo, tienen una gran desventaja, ya que
posibilitan la confusión de la etiqueta diagnóstica con una entidad natural subyacente que tenga valor
explicativo sobre el comportamiento (falacia de reificación).
A continuación, se expone un ejemplo de cómo sucede la reificación: El señor Pérez se
presenta en consulta con los siguientes síntomas, que tienen una duración de casi 4 meses: Está triste
la mayor parte del día, todos los días llora. Ha abandonado aficiones que hacía antes como salir con
amigos, lectura, correr… Dice que ya no disfruta haciendo nada de eso. En el último mes ha
engordado cerca de 5 kg., al aumentar su sedentarismo y descuidar su alimentación. Frecuentemente
se siente inútil y culpable por el deterioro que está experimentando su vida y sus relaciones; se ha
distanciado de sus amigos y su pareja le hace frecuentes reproches. Piensa cada vez con más
frecuencia que la vida que está viviendo no merece la pena, y que quizás sería mejor si falleciese. No
hay problemática orgánica que explique los síntomas (p. ej., hipotiroidismo) ni ha habido con
anterioridad en su vida ningún episodio maníaco o hipomaníaco. El señor Pérez cumple los criterios
DSM-IV-TR para el diagnóstico de un Trastorno Depresivo Mayor, episodio único. Esa etiqueta se le
pone en virtud del comportamiento que está teniendo el señor Pérez y los síntomas que refiere. En
otras palabras, decimos que tiene “depresión” porque está triste la mayor parte del día, ya no tiene
interés en lo que antes le gustaba… La etiqueta “depresión” cumple aquí una función meramente
descriptiva. “Depresión” es una palabra que resume toda la serie de conductas que emite el señor
Pérez y síntomas que refiere. Una vez puesta la etiqueta, el entorno del Sr. Pérez, los profesionales y
hasta él mismo pueden darle poder explicativo a esa etiqueta sobre el comportamiento. Entonces, ante
la pregunta ¿Por qué el Sr. Pérez está triste, ya no siente interés por las cosas, se ha aislado y
descuidado, y piensa que es un inútil? la respuesta que se da es porque está deprimido.
Por tanto, el problema de las etiquetas categoriales es que al final se da un razonamiento
circular o tautológico (una cosa es igual a sí misma), pues a un conjunto de síntomas se le resume bajo
el nombre general de “depresión” y la entidad subyacente de la depresión acaba dando explicación
(ficticia) al conjunto de síntomas que muestra el paciente. Las etiquetas diagnósticas corren el peligro
de adquirir ante nuestros ojos (y los del paciente) entidad real. Se les entiende entonces como agente
causal del cuadro que describen. Aunque el DSM es pretendidamente ateórico, una vez que se
cumplen criterios diagnósticos se tiende a pensar que existe una base biológica. Es cierto que existen
correlatos biológicos de condiciones consideradas “trastornos mentales”, y que la medicación
psicofarmacológica es importante en muchos casos, pero aún no se ha conseguido aislar la causa
biológica de ningún “trastorno mental” (a diferencia de las enfermedades orgánicas). Una vez que se
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cuenta con una entidad diagnóstica que explica un cuadro sindrómico, se pierden de vista los
determinantes contextuales y biográficos que han dado lugar al cuadro y sobre los que habría que
intervenir para resolverlo, con el consiguiente riesgo de cronificación del caso.
El DMS-V, antes de su publicación en mayo del 2013 por la APA, ya suscitó críticas por parte
de diversos sectores, como el Comité Internacional de Respuesta al DSM-V (carta suscrita por el
Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos).
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nivel ambulatorio y los sistemas de hospitalización parcial y atención a domicilio, que reduzcan al
máximo posible la necesidad de hospitalización. Además, expone lo siguiente:
1) La atención a los problemas de salud mental de la población se realizará en el ámbito comunitario,
potenciando los recursos asistenciales a nivel ambulatorio y los sistemas de hospitalización
parcial y atención a domicilio, que reduzcan al máximo posible la necesidad de hospitalización.
Se considerarán de modo especial aquellos problemas referentes a la psiquiatría infantil y
psicogeriatría.
2) La hospitalización de los pacientes por procesos que así lo requieran se realizará en las unidades
psiquiátricas de los hospitales generales.
3) Se desarrollarán los servicios de rehabilitación y reinserción social necesarios para una adecuada
atención integral de los problemas del enfermo mental, buscando la necesaria coordinación con
los servicios sociales.
4) Los servicios de salud mental y de atención psiquiátrica del sistema sanitario general cubrirán,
asimismo, en coordinación con los servicios sociales, los aspectos de prevención primaria y la
atención a los problemas psicosociales que acompañan a la pérdida de salud en general.
Gerald Caplan, psiquiatra dedicado a desarrollar la psiquiatría comunitaria, fue importante por
desarrollar el concepto de “niveles de prevención”. A pesar del término “psiquiatría preventiva”,
entiende que es una labor que deben desarrollar de manera coordinada diferentes tipos de
profesionales. Otras aportaciones de Caplan son el desarrollo de la asesoría profesional de salud
mental y la intervención en crisis.
~ NIVELES DE PREVENCIÓN ~
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crisis de ansiedad antes de que se conviertan en trastorno de pánico; actuación sobre el consumo
excesivo de alcohol o drogas; intervención en crisis ante pérdida afectiva o suceso traumático, y
apoyo ante conflicto o ruptura de pareja y situación de divorcio difícil.
En general, prestar apoyo a personas que se sienten sobrepasadas en sus recursos psicológicos
para hacer frente a diferentes conflictos (laborales, la educación de los hijos, el cambio de valores
culturales…).
Promover y crear la motivación necesaria para acudir a un tratamiento especializado: actuar sobre
la negación, conciencia de enfermedad, proporcionar psicoeducación y fomentar habilidades de
solución de problemas.
Intervención sobre pautas de comportamiento en el caso de enfermedades médicas con
implicaciones psicológicas: obesidad, epilepsia, migrañas, enfermedades reumáticas, diabetes o
hipertensión, establecimiento de hábitos de vida sanos en enfermos crónicos.
PREVENCIÓN TERCIARIA: reducir el deterioro que pudiera resultar de aquellos trastornos, facilitar la
rehabilitación; se actuaría aquí no sobre las causas del trastorno, sino sobre sus consecuencias en términos
de deterioro psíquico y social.
Programas de rehabilitación psicológica cardiovascular en pacientes con crisis cardiaca.
Apoyo psicológico en personas con problemas médicos: infertilidad, cáncer, trasplantes,
complicaciones médicas, largas convalecencias…
Rehabilitación psicosocial de personas con enfermedad mental grave y crónica.
PREVENCIÓN CUATERNARIA: término propuesto por el médico Marc Jamoulle en 1986. Se define
como aquella intervención que evita o atenúa las consecuencias de la actividad innecesaria o excesiva del
sistema sanitario. Pretende que la actividad sanitaria no sea un factor patógeno mediante diagnósticos o
intervenciones prematuras o innecesarias, evitando así la iatrogenia.
Iatrogenia: estado, enfermedad o afección causado o provocado por los médicos, tratamientos
médicos o medicamentos. Este estado puede también ser el resultado de tratamientos de otros
profesionales vinculados a las ciencias de la salud, como por ejemplo terapeutas, psicólogos,
farmacéuticos, enfermeras, dentistas, etc.
Evitar la etiquetación de supuestas nuevas enfermedades, el sobrediagnóstico de trastornos
establecidos o el sobretratamiento de personas con dificultades adaptativas (por ejemplo, duelo).
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3.2. La necesidad de validación empírica del tratamiento psicológico
3.3. Tratamientos empíricamente apoyados
3.4. Práctica clínica basada en la evidencia
3.5. Práctica clínica supervisada
3.6. Formación continuada y acreditación
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TEMA 6. ASPECTOS PROFESIONALES, CIENTÍFICOS Y EMPRESARIALES EN EL ÁMBITO DE LA
PSICOLOGÍA CLÍNICA Y SANITARIA.
(13/01)
4. Protección de datos.
Protección de datos de carácter personal, este elemento es clave, porque el dato nos individualiza, permiten
que nos reconocen, o se vinculan con nosotros o puden hacer que otros datos lleguen a vincularse con
nosotros. En Europa, el marco legal cambió en el 2018.
La LOPD-GDD
Cual es la ppal diferencia entre la legislación vigente y la anterior? La ppal diferencia tiene que ver con que la
protección de datos se ha convertido en un eje central en cualquier diseño de política de recogida de datos, de
manera muy rigurosa, teniendo en cuenta los riesgos. Hay que comprender que existen riesgos y hay que
tomar medidas para satisfacerlos, hay que tener en cuenta que hay gente que pueda tener interés en grabar las
sesiones, robar datos… EL ppal riesgo que hay siempre para la seguridad no acaba siendo tanto la tecnología,
como el error humano
Análisis de riesgos: más allá de lo que tenemos en los documentos y demás, es más pensar
*Psypocket es una app que han desarrollado para hacer consultas telemáticas seguras, se pueden hacer
videoconferencias encriptadas.
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