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FUNDAMENTOS CIENTÍFICOS Y

PROFESIONALES DE LA
PSICOLOGÍA GENERAL SANITARIA
Prof. Dr. Francisco José Estupiñá Puig

Máster en Psicología General Sanitaria


2020-2021
1. LEGISLACIÓN Y FUNDAMENTACIÓN CIENTÍFICA DE LA PSICOLOGÍA
GENERAL SANITARIA

1.1. Definición de la figura de Psicólogo General Sanitario

Según la disposición adicional 7ª de la Ley 33/2011 de 4 de octubre de la Ley General de


Salud Pública, un Psicólogo General Sanitario (PGS) es aquel licenciado o graduado en Psicología
que desarrollan su actividad profesional por cuenta propia o ajena en el sector sanitario y que además
ostentan el título universitario oficial de Máster en Psicología General Sanitaria. Al PGS le
corresponde la realización de investigaciones, evaluaciones e intervenciones psicológicas sobre
aquellos aspectos del comportamiento y la actividad de las personas que influyen en la promoción y
mejora del estado general de su salud, siempre que dichas actividades no requieran una atención
especializada por parte de otros profesionales sanitarios. Sin embargo, no hay una definición de qué
áreas necesitan una intervención especializada.
¿La psicología clínica y la psicología sanitaria son lo mismo? En principio sólo se diferencian
en su regulación. En general, en los manuales no se habla de la se habla de la psicología clínica o bien
de psicoterapia, pero no se recoge la psicología sanitaria, no se encuentra una definición científica o
académica, ¿por qué?

1.2. Contexto legal-profesional en que surge la figura del Psicólogo General Sanitario
Con anterioridad a 1998, no había una titulación oficial de “Psicólogo Clínico”, los únicos
títulos oficiales que habilitaban para el ejercicio eran el de licenciado en psicología y el doctorado. Sin
embargo, la realización de títulos propios (no oficiales) en universidades y centros privados ofrecían
la formación y especialización en Psicología Clínica (PC).
Posteriormente, con el Real Decreto 2490/1998 se reconoce de manera oficial el título de
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica (PEPC o Psicólogo Clínico). Se crea la Comisión
Nacional de la Especialidad en Psicología Clínica como órgano consultivo de los Ministerios de
Educación y Cultura y Sanidad y Consumo, adscrita a este último. Para acceder a este título, se
establecen vías transitorias para los licenciados en Psicología que hubieran ejercido en el ámbito de la
PC con anterioridad a la entrada en vigor de la ley (antes del 1998). Por ejemplo, un licenciado tenía
derecho a acceder al título de PEPC por su reconocimiento, por la práctica clínica y la experiencia que
tiene. Sin embargo, las plazas para psicólogos ofertadas en el Sistema Nacional de Salud (SNS) deben
ser cubiertas por Psicólogos Especialistas en Psicología Clínica. Es decir, el título de PEPC solo vale
para ejercer en el SNS porque así está establecido en el real decreto. Actualmente, con la Orden
SAS/1620/2009 se aprueba y publica el programa formativo de la especialidad en PC, lo que

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conocemos como el PIR (Psicólogo Interno Residente) que, a día de hoy, es la única vía para
conseguir el título de PEPC.
En noviembre del 2003 la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias (LOPS) define la
Psicología como profesión sanitaria, pero sólo en el caso de los PEPC, es decir, sólo la PC es sanitaria
y la única manera de trabajar en un centro sanitario es ser PEPC. Esto crea una situación de
inseguridad jurídica para profesionales que ejercen en el ámbito privado y atienden a pacientes sin el
título oficial de especialista clínico, ya que un centro sanitario se considera un hospital, un centro de
salud, un centro de día, una consulta psicológica, un centro de psicotécnicos… Con esta ley también
se impone a los centros sanitarios la obligación de revisar al menos cada tres años que los
profesionales sanitarios de su plantilla tienen la especialidad.
Con el Real Decreto de Centros de octubre del 2003 se establecen las bases generales para la
autorización de centros sanitarios. Respecto a la PC dice: “Unidad asistencial en la que un PEPC es
responsable de realizar el diagnóstico, evaluación, tratamiento y rehabilitación de los trastornos
mentales, emocionales, relacionales y del comportamiento”.
Después, con el Real Decreto 654/2005 se abre un nuevo plazo para la homologación del
título de PEPC de profesionales en ejercicio, tal como se hizo en el 1998. Con esta medida se intenta
que más gente acceda a el título de PEPC, pero solo vale para aquellos que han estado ejerciendo
antes del 1998. Más tarde, con la Orden SCO/1741/2006 se permite que los psicólogos no
especialistas puedan inscribir sus consultas como centros sanitarios bajo la denominación “U.900
Otras unidades asistenciales”, con los requisitos de haber estudiado un itinerario vinculado al área
docente de Personalidad, Evaluación y Tratamiento o a la Psicología Clínica y de la Salud, o bien
tener mínimo 400 horas de formación complementaria de posgrado relativa a dichas áreas, con al
menos100 horas de prácticas tuteladas por un PEPC. Sin embargo, esta orden es recurrida por el
Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos y se suprime en septiembre de 2007 por sentencia
de la Audiencia Nacional (ratificada en 2019 por el Tribunal Supremo), impidiendo así que un
psicólogo no sanitario abra un centro sanitario.
Después de cinco años en esta situación, la Ley de Economía Social en marzo del 2011, en su
Disposición adicional sexta, y de manera provisional, permite a los Licenciados en Psicología no
especialistas en clínica desempeñar actividades sanitarias, con los mismos requisitos que en la Orden
SCO/1741/2006. Esta medida es provisional, hasta que entre en vigor una ley que regule la actividad
de la Psicología Sanitaria, que deberá proponerse en los 12 meses siguientes a la entrada en vigor de
la Ley de Economía Social.
En octubre de 2011, la Ley General de Salud Pública, en su disposición adicional séptima,
modifica la LOPS, creando la nueva profesión sanitaria de Psicólogo General Sanitario (PGS). El
título de Grado/Licenciado en Psicología no habilita, por sí mismo, para el ejercicio de la Psicología
Sanitaria, para ello, es preciso ostentar el título oficial de Máster en Psicología General Sanitaria
(MPGS). Para acceder al título de PGS, se requiere la superación de “al menos, 180 créditos ECTS de

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contenido específicamente sanitario en el conjunto de enseñanzas de Grado y Máster”. Por lo tanto,
las universidades deben prever en la formación de Grado, al menos, un itinerario específico vinculado
a la Psicología de la Salud para cumplir con esos 180 créditos sanitarios. Por otro lado, se prorroga
hasta septiembre de 2014 el procedimiento para que psicólogos no especialistas, y tampoco PGS,
ejerzan actividades sanitarias que establecía la Ley de Economía Social (queda pendiente establecer
un proceso de homologación para psicólogos que ya tengan experiencia en el ejercicio en el ámbito
sanitario). En cuanto a los psicólogos que trabajen en centros del Sistema Nacional de Salud, o
concertados, deberán seguir en posesión del título de PEPC.
En el 2013, con la Orden ECD/1070/2013, se establecen los requisitos para la verificación de
los títulos universitarios oficiales de MPGS que habilite para el ejercicio de la profesión titulada y
regulada de PGS. Es decir, todas las universidades que quieran ofrecer el MPGS deben cumplir con
los requisitos regulados de manera central por el ministerio (90 créditos y 80% de presencialidad).
Además, hay una orden que estable que los centros de prácticas del MPGS deben tener unas
características muy concretas (como por ejemplo el número de pacientes, número de profesionales,
instalaciones…). La Universidad Complutense de Madrid es la primera universidad en ofertar el
MPGS y se pone en marcha en el 2014.
La Ley 03/2014 para la defensa general de consumidores y usuarios, en su disposición final
octava, modifica la Ley de Economía Social 05/2011 y establece una prórroga indefinida a la
habilitación que establecía. Es decir, todos esos psicólogos no especialistas a los que se les estaba
permitiendo ejercer de manera provisional, ahora pueden hacerlo de manera indefinida. No obstante,
no son psicólogos sanitarios, solo tienen una habilitación para el ejercicio sanitario.
La Asociación Nacional de Psicólogos Internos Residentes (ANPIR) plantea un contencioso
administrativo contra la Orden ECD/1070/2013 que crea el MPGS. Pretenden excluir los términos
“trastornos y enfermedades mentales” y modificar los módulos centrados en su evaluación y
tratamiento del texto legal. Sin embargo, en 2016, el recurso fue desestimado por el tribunal. Segunda,
que los PEPC no son los únicos que están habilitados profesionalmente para realizar diagnósticos,
evaluaciones y tratamientos de la salud de las personas afectadas por trastornos cuyo examen
corresponden al psicólogo y no a otras ramas de la salud como pueden ser los médicos especialistas en
psiquiatría. Existe una regulación propia de ambas ramas de la Psicología Sanitaria que permite
reconocer que es válida la regulación examinada cuando establece que los conocimientos que deben
adquirir con el MPGS van dirigidos a procurar la salud de las personas lo que conlleva la posibilidad
de realizar diagnósticos y evaluaciones en los supuestos de enfermedad. Entre las habilidades
profesionales del PGS se encuentra la de atender patologías que afectan a la salud de las personas
desde un ámbito psicológico. Del examen de la normativa hasta ahora expuesta no se aprecia la
exclusividad que pretende la Asociación recurrente que se reconozca a los PEPC. La diferencia entre
ambas profesiones no afecta ni a la adquisición de conocimientos ni a su formación sino al lugar
donde unos y otros van a poder desarrollar sus competencias y conocimientos adquiridos. Únicamente

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hay diferencias en los ámbitos de actuación profesional. ANPIR argumenta que el fallo desestimatorio
no permite definir competencias profesionales.

1.3. Psicología Sanitaria y Psicología Clínica


La Psicología Sanitaria no es un ámbito de estudio, es solo un título para que los psicólogos
sin la especialidad clínica puedan ejercer en lugares sanitarios. El título de PGS se crea con la Ley
General de Salud Pública del 2011 desde la necesidad administrativa, para que todos los psicólogos
que están supuestamente en unas circunstancias de ilegalidad (por ejercer en lugares sanitarios sin ser
PEPC) puedan ejercer legalmente en centros sanitarios. Hay que tener cuidado con las titulaciones que
no son oficiales, por ejemplo, hay gente que se dice especialista en psicoterapia, pero realmente no es
válido, ya que no existe en España a día de hoy una titulación oficial de psicoterapia. De hecho, está
prohibido por la ley que la gente se ponga títulos que no están reconocidos de manera oficial.
También hay que tener en cuenta, que el COP puede dar certificados como el de neuropsicología
clínica, pero éste no tiene validez legal, porque no hay un título oficial de neuropsicólogo clínico, sin
embargo, de cara al mundo laboral tiene cierta validez por el prestigio de la institución.
En otro orden de cosas, el COP y la Conferencia de Decanos de Facultades de Psicología
habían propuesto, entre otros cambios, que se estableciera una carrera profesional sanitaria clara, de
manera que poseer el título de PGS fuera requisito para presentarse al examen de acceso a la
residencia PIR. Dicha enmienda finalmente no fue incluida en la Ley General de Salud Pública.

1.4. Funciones del Psicólogo General Sanitario


“Corresponde al PGS, la realización de investigaciones, evaluaciones e intervenciones
psicológicas sobre aquellos aspectos del comportamiento y la actividad de las personas que influyen
en la promoción y mejora de estado general de su salud, siempre que dichas actividades no requieran
una atención especializada por parte de otros profesionales sanitarios”:
“…investigaciones, evaluaciones e intervenciones psicológicas…”. Para la participación en
trabajos y proyectos de investigación, el PGS deberá tener conocimiento de la metodología de
investigación y el análisis de datos. Para realizar evaluaciones e intervenciones psicológicas deberá
conocer y manejar los instrumentos de evaluación relevantes, así como la entrevista de evaluación
psicológica (anamnesis, análisis de la demanda de atención, detección de pautas-problema, análisis
funcional, devolución de información…) y el conocimiento de modelos psicológicos y técnicas para
poder operar un cambio ante la demanda de atención que se plantea. En cuanto al diagnóstico de
trastornos mentales, la legislación no recoge esta función entre las del PGS.
“…aspectos del comportamiento y actividad…”, el comportamiento y actividad humanos es
el objeto de estudio de la Psicología, entendiendo el comportamiento de manera amplia, incluyendo a
cogniciones y emociones, que, por formar parte de la actividad humana, son objetos legítimos de

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estudio. En última instancia, es la conducta manifiesta (lo que se hace o se deja de hacer) lo que
“impacta” en nuestro contexto, lo que “deja huella” en nuestra vida, lo que tiene consecuencias. Con
relación a otros profesionales que intervienen o estudian fenómenos afines (médicos, psiquiatras,
trabajadores sociales, neurocientíficos…), el psicólogo es el que más debe conocer acerca del
comportamiento.
“…promoción y mejora del estado general de salud…”. En cuanto a la salud física, funciones
de establecimiento de hábitos saludables, adherencia a prescripciones médicas, prevención de
conductas de riesgo, afrontamiento eficaz de enfermedades… En cuanto a la salud mental (como
“patología de la infelicidad”), intervención en situaciones generales de malestar emocional ante
dificultades vitales para las que se carecen de habilidades de afrontamiento adecuadas; y sustitución
por la Mejora de Calidad de Vida (no tanto el tratamiento de trastornos mentales). Se entiende el
ejercicio del PGS como servicio al individuo y a la sociedad en general, una vocación humanista.
“…siempre que dichas actividades no requieran una atención especializada por parte de
otros profesionales sanitarios…”. El ejercicio de la PGS no debe invadir el de profesionales
sanitarios especialistas, como puede ser el de psiquiatras o PEPC. Se debe tener en cuenta la
posibilidad de derivación a especialistas cuando un caso supere las competencias del PGS, o ante la
detección y diagnóstico de trastornos mentales. Esto atiende a la autorregulación del profesional. Sin
embargo, hay unos criterios para diferenciar si la atención requiere de un especialista (Echeburúa,
Salaberría, de Corral y Cruz-Sáez, 2012):
- Tipo de problema psicológico y su gravedad.
- Intensidad, duración y frecuencia de los síntomas o dificultades.
- Grado de interferencia en la vida cotidiana, y número de áreas afectadas (académica, laboral,
familiar, social).
- Historia de dificultades previas y tratamientos recibidos.
- Nivel de desarrollo evolutivo.
- Grado de vulnerabilidad personal y psicosocial, factores de protección y de riesgo.

1.5. Psicología General Sanitaria y diferencias con otros profesionales


En resumen, las diferencias entre un PGS y un PEPC son las siguientes:

PGS PEPC

Itinerario de formación Grado (con itinerario específico de Grado + Residencia PIR (por medio
Psicología de la Salud) + Máster PGS del examen de acceso)

Lugar de formación Universidad Sistema Nacional de Salud

Duración de la formación 2 años 4 años

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Carácter de la formación Habilitación profesional Formación sanitaria especializada

Carácter del título Generalista Facultativo Especialista de Área

Ámbito de trabajo Privado Público (SNS), concertado y privado

Respecto a otros profesionales, el campo de la atención a otras personas puede resultar


confuso, en tanto que la actividad y metodología de otras profesiones y disciplinas tiene puntos de
solapamiento con las labores del PGS. Como, por ejemplo, profesiones sanitarias (psiquiatría,
neurología, atención primaria, pediatría, enfermería y terapia ocupacional) y también profesiones de
lo social (trabajo social o educación social).
La medicina, es una ciencia dedicada al estudio de la vida, la salud, las enfermedades y la
muerte del ser humano, e implica el arte de ejercer tal conocimiento técnico para el mantenimiento y
recuperación de la salud, aplicándolo al diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades.
El Médico de Atención Primaria (o Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria)
atiende enfermedades agudas y crónicas, así como realiza labores de prevención y provee de
educación para la salud a sus pacientes. Su labor no se limita a sistemas u órganos concretos del
cuerpo, y están especialmente capacitados para atender a gente con múltiples problemas de salud.
Además, su abordaje es holístico, tomando en consideración los ambientes biológico, psicológico y
social que el paciente vive.
El Psiquiatra es el médico especialista en el estudio de los trastornos mentales con el objetivo
de prevenir, evaluar, diagnosticar, tratar y rehabilitar a las personas con trastornos mentales y asegurar
la autonomía y la adaptación del individuo a las condiciones de su existencia. Hay gran variabilidad
en el tipo de formación y filosofía de intervención, si bien existe una importante proporción de
médicos psiquiatras con formación en algún tipo de psicoterapia.
El Neurólogo es el médico especialista que trata los trastornos del sistema nervioso.
Específicamente se ocupa de la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de todas las
enfermedades que involucran al SNC, el SN periférico y el SN autónomo, incluyendo sus envolturas
(hueso), vasos sanguíneos y tejidos como los músculos. Desde algunos sectores de la Neurología y de
la Psiquiatría, se considera que la separación entre ambas especialidades es artificial, pues entienden
que los intereses y métodos de ambas acaban convergiendo en el campo de las neurociencias. Cuadros
anteriormente entendidos como psiquiátricos han acabado siendo definidos como neurológicos (como
las demencias, por ejemplo).
La Enfermería abarca los cuidados, autónomos y en colaboración, que se prestan a las
personas de todas las edades, familias, grupos y comunidades, enfermos o sanos, en todos los

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contextos, e incluye la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad, y los cuidados de los
enfermos, discapacitados, y personas moribundas. Puede suplir o complementar el cuidado de los
pacientes desde los puntos de vista biopsicosocial y holístico. La London School of Economics, en su
informe de 2006 sobre el gasto sanitario que suponía la atención a problemas de depresión y ansiedad
en la sanidad pública, propone el entrenamiento de personal de enfermería en la aplicación de terapias
psicológicas protocolizadas.
La Terapia Ocupacional, es un conjunto de técnicas, métodos y actuaciones que, a través de
actividades aplicadas con fines terapéuticos, previene y mantiene la salud, favorece la restauración de
la función, suple los déficits invalidantes y valora los supuestos comportamentales y su significación
profunda para conseguir las mayores independencia y reinserción posibles del individuo en todos sus
aspectos: laboral, mental, físico y social. En España, su desarrollo profesional ha ido muy ligado a la
rehabilitación psicosocial de personas con enfermedad mental grave y crónica.
Trabajo Social es una profesión que promueve “el cambio social, la resolución de problemas
en las relaciones humanas, y el fortalecimiento y la liberación del pueblo, para incrementar el
bienestar. Mediante la utilización de teorías sobre comportamiento humano y los sistemas sociales, el
trabajo social interviene en los puntos en los que las personas interactúan con su entorno. Los
principios de los Derechos Humanos y la Justicia Social son fundamentales para el Trabajo Social”
(Federación Internacional de Trabajadores Sociales). Un importante número de trabajadores sociales
tienen formación y aplican terapia familiar.
La Educación Social, es una profesión pedagógica que promueve la incorporación del
educando a la diversidad de las redes sociales para el desarrollo de la sociabilidad y la circulación
social y la promoción cultural y social del mismo a través de la adquisición de bienes culturales, que
le permitan ampliar sus perspectivas educativas, laborales, de ocio y de participación social. Entre
otros ámbitos de intervención, trabajan en casos de necesidades educativas especiales, rehabilitación
psicosocial de personas con enfermedad mental grave y crónica y drogodependencias.
En el amplio campo de las profesiones de la ayuda, lo que aporta el PGS es precisamente su
conocimiento de las leyes del comportamiento, y de los modelos e intervenciones efectivas derivados
de ellas.

2. EL MODELO BIOPSICOSOCIAL

2.1. Definición y características del modelo médico


El modelo biomédico es un modelo de comprensión de la enfermedad y de la práctica de la
Medicina que surge a finales del siglo XIX y se extiende hasta nuestros días. Tiene su origen en la
tradición médica, donde el síntoma es señal de un funcionamiento patológico en algún sistema
orgánico. La enfermedad es una desviación del funcionamiento orgánico normal, con consecuencias

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no deseadas para el individuo. Cada patología tiene una causa identificable a nivel biológico y el
diagnóstico permite encontrar la causa orgánica subyacente, y tratarla. Por tanto, existe una
correspondencia entre disfunción orgánica y trastorno. Se considera que la salud es la ausencia de
enfermedad.
Entre las características básicas del modelo biomédico, se definen las siguientes:
- A través de los signos (indicadores objetivos) y síntomas (indicadores subjetivos), el profesional médico
debe llegar a un diagnóstico que identifique cuál es la patología física subyacente dentro del individuo.
- El tratamiento debería dirigirse, en la medida de lo posible, a esta patología subyacente. Para poder elegir y
aplicar un tratamiento eficaz, es imprescindible un adecuado diagnóstico que identifique la dolencia.
- Se entiende al organismo como un mecanismo muy complejo, compuesto de partes que interactúan entre sí y
cuyo buen o mal funcionamiento produce la salud o la enfermedad.
- Los métodos de este modelo son los siguientes: recogida de la queja del paciente, historia-anamnesis,
examen físico, pruebas adicionales, diagnóstico, tratamiento y pronóstico con y sin tratamiento.
- El médico como figura de autoridad, “el que sabe”, y el “buen paciente” que debe acatar su criterio.

2.2. Propuesta de una alternativa: el modelo biopsicosocial


George Engel (1913-1999), un médico estadounidense internista y psiquiatra con formación
psicoanalítica, con interés en el campo de lo psicosomático, plantea en 1977 el modelo biopsicosocial
como alternativa al modelo biomédico.
El modelo biopsicosocial entiende que la salud y la enfermedad son consecuencias de la
interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales. Es un modelo holístico, pues tiene en
cuenta todas las dimensiones del paciente como ser humano, no sólo su dimensión biológica como
enfermo. Además, este modelo tiene un impacto general en la práctica y en la enseñanza de la
Medicina, no sólo en la Psiquiatría o en la Psicología de la Salud.
Engel (1997) plantea que, para el modelo biomédico, la enfermedad debe tratarse como una
entidad independiente del comportamiento social y que la conducta anormal debe ser explicada sobre
la base de algún trastorno orgánico (bioquímico o neurofisiológico). Se caracteriza además por ser
reduccionista, pues los fenómenos complejos (la enfermedad, pero también la percepción subjetiva
del malestar, la búsqueda de atención médica y la adopción del papel de enfermo) pueden explicarse
en base a la suma de procesos primarios más simples (procesos bioquímicos). También se caracteriza
por ser dualista ya que el cuerpo y la mente son entidades distintas. Lo psicológico es, o bien negado
(no existe o puede ser explicado en base a lo biológico), o bien excluido como objeto de estudio y de
atención médica.
A raíz de esto, Engel hace varias críticas al modelo biomédico (Borrell-Carrió y col., 2004):
1) Una alteración bioquímica no se traduce directamente en una enfermedad. Ésta resulta de diversos
factores causales, incluyendo aquellos a niveles molecular, individual y social. De manera

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complementaria, alteraciones psicológicas pueden, en determinadas circunstancias, manifestarse como
enfermedades o formas de sufrimiento que constituyen problemas de salud, incluyendo en ocasiones
correlatos bioquímicos.
2) La presencia de un daño biológico no arroja luz acerca del significado que tienen el síntoma para el
paciente, ni ofrece información sobre la actitud y habilidades que el médico debe poner en marcha
para recoger información y procesarla bien.
3) Las variables psicosociales tienen más importancia como determinantes de la susceptibilidad,
gravedad y curso de la enfermedad que lo que previamente les había concedido la visión de la
enfermedad del modelo biomédico.
4) Adoptar un rol de enfermo no necesariamente se relaciona con la presencia de un daño biológico.
5) El éxito de los tratamientos biológicos también está influido por factores psicosociales (por ejemplo,
el efecto placebo).
6) La relación médico-paciente influye en el resultado médico, incluso sólo por su influencia en la
adherencia del paciente al tratamiento elegido.
7) Los pacientes objeto de estudio están influidos por la manera en que son estudiados, de la misma
manera que los científicos que los estudian están influidos por los sujetos a los que estudian.

2.3. Teoría General de Sistema


Engel se inspira en la Teoría General de Sistemas, que habían desarrollado Weiss
(1969) y Von Bertalanffy (1968) en Biología, que dice que la naturaleza se ordena de
manera jerárquica en un continuo, con las unidades más grandes y complejas
supraordinadas a unidades más pequeñas y simples.
Plantea dos representaciones posibles, como jerarquía línea o como sistema de
anillos. Cada nivel representa un sistema, un todo dinámico organizado, con suficiente
entidad en sí mismo. Cada sistema tiene características y dinámicas propias de ese nivel
de organización, por lo que cada sistema requiere criterios propios de estudio y
explicación propios de ese nivel. A su vez, cada sistema es componente de un sistema de
mayor nivel y está influido por éste del que es parte. Esto es justo lo contrario del
reduccionismo, que busca la explicación de todo en los elementos más pequeños. Habría

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dos jerarquías, organísmica y social: el individuo, la persona, es el nivel más alto de la jerarquía
organísmica y, a la vez, la unidad más pequeña de la jerarquía social.

2.4. Aplicación del modelo biopsicosocial


En “The Clinical Application of the Biopsychosocial Model” (Engel, G.L. 1980), Engel hace
una aplicación del modelo biopsicosocial. Pone el ejemplo de Mr. Glover, un hombre de 55 años,
casado y con dos hijos que se dedica a la venta de inmuebles. A las 11:30 acude a urgencias desde su
oficina con malestar general, presión en el pecho y dolor en el brazo izquierdo. Llevaba sintiendo
estos síntomas desde las 10:00 y seis meses antes había tenido ya un infarto de miocardio. A partir de
aquí, se detalla una secuencia de acontecimientos:
- Con anterioridad a las 10:00. Obstrucción progresiva de la arteria coronaria; se disminuye el
aporte de sangre y de oxígeno; un fragmento del miocardio deja de funcionar. Alteraciones en los
niveles de tejido, célula, molécula, órgano y sistema orgánico (circulatorio y neurológico).
- 10:00. Mr. Glover comienza a notar síntomas. Empieza a preguntarse por lo que pasa, y si puede
ser algo grave que requiera atención. El nivel de la persona queda afectado.
- De 10:00 a 11:30. Mr. Glover oscila entre la alarma y la negación. A pesar del infarto 6 meses
antes, achaca inicialmente su malestar al cansancio o la tensión emocional. Se sienta a esperar que
se le pase, o da paseos por su oficina. Al no remitir el malestar, se plantea terminar tareas
pendientes en el trabajo antes de acudir a Urgencias. Mantiene la imagen de competencia y
responsabilidad, mientras se sobreesfuerza más aún. Su estilo de afrontamiento ante el malestar y
la incertidumbre (nivel de la persona) sobrecarga más todavía los niveles de tejido, célula,
molécula, órgano y sistema orgánico.
- De 11:30 a 12:20. Su jefa detecta que está enfermo, e interviene para convencerle de que acuda a
Urgencias. Detecta lo importante que es para él “ser responsable” y le asegura que ha dejado ya
todo en orden para que otros puedan seguir y le señala que tiene una responsabilidad mayor de
cara a la empresa y a su familia, que pasa por cuidarse. Restaura de esta manera su percepción de
control. Cuando Mr. Glover llega a Urgencias, está descansado y no siente dolor. Esta interacción
tiene lugar en el nivel “dos personas”, y tiene efectos sobre los niveles inferiores (Mr. Glover se
tranquiliza, limita su actividad y, de esta manera, deja de sobrecargar el sistema circulatorio) y
superiores (se movilizan recursos sanitarios).
- De 12:20 a 12:30. Siguiendo el protocolo cardiológico, le ponen en observación. Dos enfermeros
tienen dificultades al hacerle una extracción de sangre, y salen a buscar ayuda (nivel “dos
personas”). Mr. Glover pierde confianza en la capacidad de los profesionales; sin embargo, no
expresa el malestar ni pide ayuda (de nuevo). Se angustia (nivel de la persona). Pierde el
conocimiento a consecuencia de un paro cardíaco (nivel de sistemas orgánicos) lo cual es

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interpretado únicamente como el proceso natural de su condición cardíaca, cuando lo cierto es que
es el resultado de todas las interacciones anteriores.
Un abordaje puramente biomédico pierde de vista variables no orgánicas, relativas a los
repertorios de personalidad y afrontamiento de la persona (lo psicológico) como del contexto
interpersonal y comunitario (lo social) en que se encuentra.

2.5. Críticas al modelo biomédico aplicado a Salud mental (Deacon, 2013)


1) No ha conseguido identificar las bases biológicas de los trastornos mentales. Es cierto que
los avances en neurociencias han descubierto importantes correlatos neurológicos y genéticos con
trastornos mentales, pero no existen hoy por hoy pruebas diagnósticas biológicas de ningún trastorno
mental (a diferencia de otros tipos de patologías).
2) Ha promovido la idea del desequilibrio químico, que no tiene apoyo empírico. Cuando los
fármacos Inhibidores Selectivos de Recaptación de Serotonina (ISRS) mejoraban los síntomas de
depresión, se postuló un déficit de serotonina como etiología de la depresión. Lo cierto es que no se
ha conseguido demostrar que las personas deprimidas presenten dicho déficit de serotonina.
3) Ha fracasado en la reducción del estigma. A pesar de haber mejorado el conocimiento de la
población general acerca de los trastornos mentales, la actitud de la sociedad hacia las personas
diagnosticadas no ha mejorado.
4) Los resultados a largo plazo de los psicofármacos son pobres. Los nuevos fármacos no son
más eficaces que los surgidos hace 50 años.
5) La gravedad y cronicidad de los trastornos mentales ha aumentado. A pesar de haber más
gente diagnosticada y tratada con medicación que hace años, las tasas de discapacidad por trastornos
mentales son mayores.

2.6. Críticas al modelo biopsicosocial


Niall McLaren (1998) dice que no es un modelo en sí mismo, es más bien una declaración de
intenciones y no descubre realmente nada que no se supiera. Por otro lado, Sadler y Hulgus (1992)
dicen que la presentación original de Engel se queda corta a la hora de ofrecer un modelo razonado de
toma de decisiones en la asistencia a pacientes.

2.7. Clasificación categorial


La clasificación categorial es un sistema de ordenación de individuos en diferentes grupos
(categorías), con límites claros entre uno y otro, en virtud de la presencia de determinados signos y
síntomas. En Salud Mental, los sistemas diagnósticos DSM y CIE articulan la práctica de la atención a
pacientes, así como la investigación y la formación de futuros profesionales.

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En Salud Mental, el uso de clasificadores categoriales tiene ventajas, por ejemplo,
incrementan las tasas de acuerdo entre observadores y facilitan la comunicación entre profesionales.
También permiten el desarrollo de intervenciones específicas para diferentes cuadros. Así mismo,
permiten justificar una intervención profesional en determinados sistemas de atención (p.ej., cuando el
tratamiento está financiado por una aseguradora) y permiten el acceso a determinadas prestaciones
sociales (valoración de grado de discapacidad). Sin embargo, tienen una gran desventaja, ya que
posibilitan la confusión de la etiqueta diagnóstica con una entidad natural subyacente que tenga valor
explicativo sobre el comportamiento (falacia de reificación).
A continuación, se expone un ejemplo de cómo sucede la reificación: El señor Pérez se
presenta en consulta con los siguientes síntomas, que tienen una duración de casi 4 meses: Está triste
la mayor parte del día, todos los días llora. Ha abandonado aficiones que hacía antes como salir con
amigos, lectura, correr… Dice que ya no disfruta haciendo nada de eso. En el último mes ha
engordado cerca de 5 kg., al aumentar su sedentarismo y descuidar su alimentación. Frecuentemente
se siente inútil y culpable por el deterioro que está experimentando su vida y sus relaciones; se ha
distanciado de sus amigos y su pareja le hace frecuentes reproches. Piensa cada vez con más
frecuencia que la vida que está viviendo no merece la pena, y que quizás sería mejor si falleciese. No
hay problemática orgánica que explique los síntomas (p. ej., hipotiroidismo) ni ha habido con
anterioridad en su vida ningún episodio maníaco o hipomaníaco. El señor Pérez cumple los criterios
DSM-IV-TR para el diagnóstico de un Trastorno Depresivo Mayor, episodio único. Esa etiqueta se le
pone en virtud del comportamiento que está teniendo el señor Pérez y los síntomas que refiere. En
otras palabras, decimos que tiene “depresión” porque está triste la mayor parte del día, ya no tiene
interés en lo que antes le gustaba… La etiqueta “depresión” cumple aquí una función meramente
descriptiva. “Depresión” es una palabra que resume toda la serie de conductas que emite el señor
Pérez y síntomas que refiere. Una vez puesta la etiqueta, el entorno del Sr. Pérez, los profesionales y
hasta él mismo pueden darle poder explicativo a esa etiqueta sobre el comportamiento. Entonces, ante
la pregunta ¿Por qué el Sr. Pérez está triste, ya no siente interés por las cosas, se ha aislado y
descuidado, y piensa que es un inútil? la respuesta que se da es porque está deprimido.
Por tanto, el problema de las etiquetas categoriales es que al final se da un razonamiento
circular o tautológico (una cosa es igual a sí misma), pues a un conjunto de síntomas se le resume bajo
el nombre general de “depresión” y la entidad subyacente de la depresión acaba dando explicación
(ficticia) al conjunto de síntomas que muestra el paciente. Las etiquetas diagnósticas corren el peligro
de adquirir ante nuestros ojos (y los del paciente) entidad real. Se les entiende entonces como agente
causal del cuadro que describen. Aunque el DSM es pretendidamente ateórico, una vez que se
cumplen criterios diagnósticos se tiende a pensar que existe una base biológica. Es cierto que existen
correlatos biológicos de condiciones consideradas “trastornos mentales”, y que la medicación
psicofarmacológica es importante en muchos casos, pero aún no se ha conseguido aislar la causa
biológica de ningún “trastorno mental” (a diferencia de las enfermedades orgánicas). Una vez que se

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cuenta con una entidad diagnóstica que explica un cuadro sindrómico, se pierden de vista los
determinantes contextuales y biográficos que han dado lugar al cuadro y sobre los que habría que
intervenir para resolverlo, con el consiguiente riesgo de cronificación del caso.
El DMS-V, antes de su publicación en mayo del 2013 por la APA, ya suscitó críticas por parte
de diversos sectores, como el Comité Internacional de Respuesta al DSM-V (carta suscrita por el
Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos).

2.8. Modelos teóricos derivados del modelo biopsicosocial


El modelo biopsicosocial no es un modelo en sí mismo, sino más bien un marco general que
ha dado lugar a investigación. Entre los modelos derivados del marco biopsicosocial se encuentran los
siguientes:
- Modelo de la creencia de salud (Janz y Becker, 1984).
- Teoría de la motivación de protección (Rogers, 1983).
- Teoría cognitivo social aplicada a salud (Bandura, 1986).
- Teoría de la acción razonada (Fishbein y Ajzen, 1975).
- La intención de implementación (Gollwitzer, 1993).
- Teoría de meta (Bagozzi, 1992, 1993).
- Aproximación del proceso de la acción de salud (Schwarzer, 1992).
- Modelo Rubicon (Heckhausen, 1991).
- Teoría del control de la acción (Kuhl, 1981, 1985).
- Modelo transteórico de cambio (Prochaska y DiClemente, 1984).
- Proceso de adopción de precauciones (Weinstein, 1988).

2.9. Salud Mental Comunitaria


La Salud Mental Comunitaria es un movimiento que comienza a extenderse en EEUU en los
años 60, y que entiende que la prevención, el tratamiento y la rehabilitación de los trastornos mentales
debe considerarse como una responsabilidad comunitaria, y no como un problema privado que sólo
afecta a los pacientes, sus familias y al personal que lo trata. Se busca pasar de un modelo de atención
psiquiátrica basada en la separación de los enfermos mentales del resto de la sociedad (manicomios) a
un modelo basado en una red de dispositivos que actúe no sólo sobre las personas que ya sufren un
trastorno, sino sobre toda la comunidad en su conjunto, consiguiendo así la cercanía de la atención al
lugar donde se produce el problema y la implicación de la comunidad entera como factor terapéutico.
En España, la Ley General de Sanidad 14/1986, capítulo III Artículo 20, habla sobre la base
de la plena integración de las actuaciones relativas a la salud mental en el sistema sanitario general y
de la total equiparación del enfermo mental a las demás personas que emplean recursos asistenciales a

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nivel ambulatorio y los sistemas de hospitalización parcial y atención a domicilio, que reduzcan al
máximo posible la necesidad de hospitalización. Además, expone lo siguiente:
1) La atención a los problemas de salud mental de la población se realizará en el ámbito comunitario,
potenciando los recursos asistenciales a nivel ambulatorio y los sistemas de hospitalización
parcial y atención a domicilio, que reduzcan al máximo posible la necesidad de hospitalización.
Se considerarán de modo especial aquellos problemas referentes a la psiquiatría infantil y
psicogeriatría.
2) La hospitalización de los pacientes por procesos que así lo requieran se realizará en las unidades
psiquiátricas de los hospitales generales.
3) Se desarrollarán los servicios de rehabilitación y reinserción social necesarios para una adecuada
atención integral de los problemas del enfermo mental, buscando la necesaria coordinación con
los servicios sociales.
4) Los servicios de salud mental y de atención psiquiátrica del sistema sanitario general cubrirán,
asimismo, en coordinación con los servicios sociales, los aspectos de prevención primaria y la
atención a los problemas psicosociales que acompañan a la pérdida de salud en general.
Gerald Caplan, psiquiatra dedicado a desarrollar la psiquiatría comunitaria, fue importante por
desarrollar el concepto de “niveles de prevención”. A pesar del término “psiquiatría preventiva”,
entiende que es una labor que deben desarrollar de manera coordinada diferentes tipos de
profesionales. Otras aportaciones de Caplan son el desarrollo de la asesoría profesional de salud
mental y la intervención en crisis.

~ NIVELES DE PREVENCIÓN ~

 PREVENCIÓN PRIMARIA: disminución de la proporción de nuevos casos de trastornos mentales en una


población durante un cierto periodo, contrarrestando las circunstancias perniciosas antes de que tengan
ocasión de producir la enfermedad. No se trata de evitar que enferme un individuo en concreto, sino de
reducir el riesgo de toda la población, de manera que, aunque algunos puedan enfermarse, su número sea
reducido.
 Trabajo con población general: establecimiento de hábitos alimentarios sanos; prevención de
tabaquismo y del abuso de drogas; desarrollo de habilidades sociales, estrategias de
afrontamiento, control de impulsos y mejora de la autoestima.
 Trabajo con poblaciones vulnerables: inmigrantes sin redes de apoyo social, familiares de
enfermos mentales o adictos, familiares de enfermos dependientes.
 PREVENCIÓN SECUNDARIA: reducir la duración de un número significativo de los trastornos que se
presentan, a través del diagnóstico y tratamiento precoz de los mismos.
 Prestar apoyo psicológico a pacientes que experimentan malestar emocional que no saben cómo
resolver y aún no han desarrollado un trastorno mental. Por ejemplo, mediante la actuación sobre

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crisis de ansiedad antes de que se conviertan en trastorno de pánico; actuación sobre el consumo
excesivo de alcohol o drogas; intervención en crisis ante pérdida afectiva o suceso traumático, y
apoyo ante conflicto o ruptura de pareja y situación de divorcio difícil.
 En general, prestar apoyo a personas que se sienten sobrepasadas en sus recursos psicológicos
para hacer frente a diferentes conflictos (laborales, la educación de los hijos, el cambio de valores
culturales…).
 Promover y crear la motivación necesaria para acudir a un tratamiento especializado: actuar sobre
la negación, conciencia de enfermedad, proporcionar psicoeducación y fomentar habilidades de
solución de problemas.
 Intervención sobre pautas de comportamiento en el caso de enfermedades médicas con
implicaciones psicológicas: obesidad, epilepsia, migrañas, enfermedades reumáticas, diabetes o
hipertensión, establecimiento de hábitos de vida sanos en enfermos crónicos.

 PREVENCIÓN TERCIARIA: reducir el deterioro que pudiera resultar de aquellos trastornos, facilitar la
rehabilitación; se actuaría aquí no sobre las causas del trastorno, sino sobre sus consecuencias en términos
de deterioro psíquico y social.
 Programas de rehabilitación psicológica cardiovascular en pacientes con crisis cardiaca.
 Apoyo psicológico en personas con problemas médicos: infertilidad, cáncer, trasplantes,
complicaciones médicas, largas convalecencias…
 Rehabilitación psicosocial de personas con enfermedad mental grave y crónica.

 PREVENCIÓN CUATERNARIA: término propuesto por el médico Marc Jamoulle en 1986. Se define
como aquella intervención que evita o atenúa las consecuencias de la actividad innecesaria o excesiva del
sistema sanitario. Pretende que la actividad sanitaria no sea un factor patógeno mediante diagnósticos o
intervenciones prematuras o innecesarias, evitando así la iatrogenia.
 Iatrogenia: estado, enfermedad o afección causado o provocado por los médicos, tratamientos
médicos o medicamentos. Este estado puede también ser el resultado de tratamientos de otros
profesionales vinculados a las ciencias de la salud, como por ejemplo terapeutas, psicólogos,
farmacéuticos, enfermeras, dentistas, etc.
 Evitar la etiquetación de supuestas nuevas enfermedades, el sobrediagnóstico de trastornos
establecidos o el sobretratamiento de personas con dificultades adaptativas (por ejemplo, duelo).

3. PSICOLOGÍA CLÍNICA Y SANITARIA BASADA EN LA EVIDENCIA


3.1. ¿Funcionan los tratamientos psicológicos?

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3.2. La necesidad de validación empírica del tratamiento psicológico
3.3. Tratamientos empíricamente apoyados
3.4. Práctica clínica basada en la evidencia
3.5. Práctica clínica supervisada
3.6. Formación continuada y acreditación

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TEMA 6. ASPECTOS PROFESIONALES, CIENTÍFICOS Y EMPRESARIALES EN EL ÁMBITO DE LA
PSICOLOGÍA CLÍNICA Y SANITARIA.
(13/01)
4. Protección de datos.
Protección de datos de carácter personal, este elemento es clave, porque el dato nos individualiza, permiten
que nos reconocen, o se vinculan con nosotros o puden hacer que otros datos lleguen a vincularse con
nosotros. En Europa, el marco legal cambió en el 2018.
La LOPD-GDD
Cual es la ppal diferencia entre la legislación vigente y la anterior? La ppal diferencia tiene que ver con que la
protección de datos se ha convertido en un eje central en cualquier diseño de política de recogida de datos, de
manera muy rigurosa, teniendo en cuenta los riesgos. Hay que comprender que existen riesgos y hay que
tomar medidas para satisfacerlos, hay que tener en cuenta que hay gente que pueda tener interés en grabar las
sesiones, robar datos… EL ppal riesgo que hay siempre para la seguridad no acaba siendo tanto la tecnología,
como el error humano
Análisis de riesgos: más allá de lo que tenemos en los documentos y demás, es más pensar
*Psypocket es una app que han desarrollado para hacer consultas telemáticas seguras, se pueden hacer
videoconferencias encriptadas.

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