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Desde 1950, la OMS estableció el 7 de abril como el día mundial de la salud, y a partir de
entonces, elige anualmente un tema de salud prioritario para la población global.
Asimismo el 10 de octubre de cada año, se conmemora el día mundial de la salud mental,
dada la importancia que ésta ha cobrado a nivel mundial.
En 2017, la OMS eligió la depresión para conmemorar el día mundial de la salud, bajo el
eslogan “hablemos de la depresión”, y el 10 de octubre del mismo año, inició la
campaña anual con el tema “la salud mental en el lugar de trabajo”. Lo que se busca
con esto, es crear mayor consciencia y difusión respecto al tema, ya que la depresión
está considerada como uno de los principales problemas de salud mental del siglo
XXI.
A pesar de los avances de la ciencia, sigue sin conocerse cuál es el origen real de la
depresión como enfermedad, aunque algunas teorías señalan que puede ser el resultado
de factores genéticos, bioquímicos y psicológicos; no obstante, desconocerse el origen,
se sabe que existen factores que pueden ser detonantes para que aparezca; por ejemplo,
rechazo o abandono en la infancia, una experiencia traumática, violencia física o
emocional, relaciones destructivas, la muerte de un ser querido, padecer una enfermedad
crónica, divorcio o separación, desempleo, pérdida del estatus social o económico, abuso
sexual o violación, crisis de la edad, mala situación económica, menopausia, migración, el
nido vacío, soledad, jubilación, recibir el diagnóstico de un padecimiento grave, un duelo
complicado; estos son factores que pueden contribuir a que las personas lleguen a
padecer depresión en cualquier etapa de su vida.
Hay personas que nunca han experimentado lo que es la depresión, y también hay otros,
quienes dicen haber tenido depresión sólo una vez en su vida. Basándonos en las
estadísticas, quienes han padecido un episodio de depresión severa, son propensos a
sufrir una recaída o a presentar otro episodio depresivo en el futuro, sin que haya o no
algún factor detonante. La duración de la depresión es variable de una persona a otra,
aunque hay quienes se sienten mejor a los cuatro o seis meses, hay muchos casos en
que los síntomas persisten dos años o más. Esto generalmente ocurre por diferentes
motivos, ya sea que la persona no se atienda de manera oportuna, porque no reciba un
tratamiento adecuado, o debido a que decide suspender la medicación y/o psicoterapia
antes de ser dada de alta. En casos así, la depresión puede volverse crónica y los
episodios se manifiestan en forma recurrente a lo largo de la vida; para evitar esto, es
importante seguir las indicaciones del médico hasta concluir el tratamiento.
Todos hemos escuchado de gente que ha intentado quitarse la vida, y de algunos que
incluso lo han conseguido; no obstante, para muchas personas es difícil entender las
razones que llevan a alguien a cometer suicidio. Los motivos pueden diferir de un
individuo a otro; pese a ello, es importante tener en cuenta que cuando una persona pasa
por un severo estado de depresión, uno de los síntomas característicos es la falta de
claridad de pensamiento, y en un punto de máxima desesperación, pueden llegar a
considerar el suicidio como la única salida para acabar con su sufrimiento. Aunque lo
anterior no es una regla, sí es un foco de alerta que como familia y sociedad necesitamos
tener presente.
Para comprender mejor lo que sienten las personas que atraviesan por una depresión
severa, les comparto algunos testimonios:
Estela, una mujer de 50 años que padece depresión crónica menciona “es como un hoyo
negro inmenso en donde vas cayendo y lo único que quieres es perderte en esa
obscuridad y desaparecer, todo pierde sentido, te sientes sola y con un gran vac ío que
duele, que aplasta, y solamente quieres que todo termine”.
Ingrid tiene 20 años y perdió a su papá hace un año, y a la fecha, ella no logra
sobreponerse a esa pérdida tan dolorosa. “Es una tristeza profunda, una soledad y un
vacío tan grande, como si estuvieras bajo el agua a punto de ahogarte y la gente que te
rodea siguiera respirando sin darse cuenta de que tú te estás muriendo… pero ya nada te
importa, por eso tampoco sabes si quieres ser salvada”.
Por lo que se refiere a los hombres, culturamente se les ha enseñado a no expresar sus
emociones, son presionados desde muy jóvenes a ajustarse a un estereotipo masculino
caracterizado por la autoafirmación, la fuerza física, el gusto por los deportes y la nula
expresión de sentimientos de vulnerabilidad, entendiendo la depresión como un signo de
debilidad, lo que obstaculiza que pidan apoyo cuando se sienten deprimidos, y quienes lo
hacen, acuden con temor de ser juzgados y señalados. A diferencia de las mujeres que
expresan síntomas físicos y emocionales, los hombres deprimidos, por lo general sólo
hablan de síntomas físicos, como fatiga, irritabilidad, pérdida de interés en actividades que
antes disfrutaban, ciclos de sueño alterados y ansiedad.
Uno de los principales problemas para detectar la depresión en los varones, es que
tienden a enmascarar los síntomas realizando actividades que “socialmente están
permitidas o incluso bien vistas para su género” como por ejemplo, adicción al trabajo, al
deporte, al sexo, a la televisión, al internet, a los videojuegos, al alcohol o drogas y a
ponerse en situaciones de riesgo como conducir vehículos a muy alta velocidad, tener
sexo sin protección, entre otras; lo anterior, es un modo de reafirmar su hombría y evadir
la fragilidad que están sintiendo.
Siendo un tema de salud tan delicado, me gustaría exhortar a aquellas personas con
algún conocido o familiar enfermo de depresión, que le brinden su apoyo, le escuchen sin
emitir juicios, ya que quien padece depresión, no necesita ser moralizado o aconsejado
respecto a su estado, lo que requiere es apoyo y comprensión, pueden motivarlo pero sin
ejercer presión, háganle saber que es muy importante para ustedes. Recuerden que la
depresión es una enfermedad, y por ende, curarse no es un acto de voluntad, y por
más que le digan que “se tiene que levantar y echarle ganas”, “que tiene muchas cosas
por qué vivir” etc., esa persona debido a la depresión ve la realidad de manera
distorsionada, además por los propios síntomas de la enfermedad, es muy probable que
aunque quiera, no pueda hacer lo que se le pide, y eso contribuya a que se sienta todavía
peor, es como pedirle a un diabético o hipertenso que deje de serlo solamente porque
alguien más se lo pida.
Vivir con depresión es sumamente difícil y doloroso; por ello, es importante que hables
con alguien de tu confianza acerca de lo que estás sintiendo, rodéate de gente cálida y
positiva, mantén buenos hábitos de sueño y de alimentación y en la medida que tu
energía te lo permita realiza algún tipo de ejercicio.
Para finalizar, quiero decirte que si tú estás pasando por una etapa de depresión, busques
ayuda, no está solo(a), esta enfermedad requiere tratamiento como cualquier otra, pero
con apoyo y siguiendo un tratamiento bajo prescripción médica puedes salir adelante. Es
muy importante que seas constante y que sigas puntualmente las indicaciones del
médico, y aunque te sientas mejor no suspendas la medicación y/o psicoterapia sin
hablarlo antes con el doctor y terapeuta que te atienden.