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Gillo Dorfles
Existen tres sectores que condicionan cada vez más la vida del hombre de hoy y
determinan buena parte de sus actividades creativas y que, en cambio, continúan siendo
de escasa o marginal importancia comparados con las artes puras de las que tan a
menudo y tan excesivamente se habla. Estos tres sectores son, la arquitectura, el diseño
industrial y la publicidad.
Recientemente, y a lo largo de la historia se han hecho estudios en los importantes
campos de observación y de aplicación de una teoría de la comunicación y del consumo
aplicados a la arquitectura, al diseño y a la publicidad.
Antes de profundizar en estos estudios relacionados con la semántica arquitectónica es
interesante analizar un específico ejemplo de “lenguaje arquitectónico” limitado a una
determinada época. En particular, nos vamos a focalizar en la arquitectura de la edad
barroca.
Concretando un poco más, nos vamos a focalizar en Inglaterra durante el periodo que va
desde 1620 a 1780.
En Europa se produjo un movimiento barroco en todas las artes, poesía, teatro, etc,
excepto en la arquitectura inglesa, debido a sus ideologías religiosas distintas a la
continental. El anglicanismo presenta unos inicios de contraposición al catolicismo, aún
presente y vital.
El concepto de arquitectura barroca se encuentra ligado a la contrarreforma de la iglesia
católica, catolicismo romano y papista, de ahí que su florecimiento se produce en mayor
medida en los países puramente católicos.
La iglesia barroca es la expresión dramática de la búsqueda de una salvación individual,
debido a un retorno a la ortodoxia, la iglesia se acerca a los fieles mediante una
simplicidad y rapidez del ritual que permite al fiel un contacto más íntimo.
No obstante el no barroco en Inglaterra no se justifica por estos motivos confesionales,
ya que el barroco conlleva connotación de anti-clásico y anti-renacentista, chocando con
el paladianismo que denota clasicismo y renacimiento. En el continente la expresión
lingüística del renacimiento se había desgastado, lo que hizo al continente deslizarse
hacia el barroco. Cosa que no sucedió en el territorio insular ya que el paladianismo
actualizó y mantuvo legibles los valores lingüísticos clásicos.
Barroco catolicismo, Neoclasicismo protestante. Esto es un ejemplo claro para
determinar la posibilidad de admitir una “semántica tipológica” de determinadas
expresiones tipológicas según el “significado” simbólico-comunicativo que ellas
revisten dentro de los limites y los caracteres de una determinada época cultural.
La arquitectura al igual que otras artes debe ser considerada como un lenguaje, este arte
entra dentro de los cánones de una teoría informativa y comunicativa.
Esta semántica puede perderse debido sobre todo al paso del tiempo. Cuando esto
ocurre, solo nos queda un significado puramente estético.
Entre el diseño industrial y las artes “puras” existen similitudes como la búsqueda de la
estética, sin embargo, en el diseño industrial la novedad y la función (utilidad) cobra
una mayor importancia.
La época actual es totalmente consumista, por lo tanto las personas se cansan muy
rápidamente de los objetos, considerándolos viejos y necesitando comprar nuevos (junk
culture).
Los artistas actuales intentan rescatar estos objetos “desgastados” integrándolos en sus
nuevas obras, dándoles así un significado simbólico más que utilitario.
Gillo Dorfles destaca algunos temas característicos de la nueva pintura como los de
vacuidad, indeterminación, simplicidad, asimetría, o velocidad de expresión, como algo
demasiado lejos del pensamiento occidental mientras presiden buena parte del arte
influido por el zen. Y Dorfles también destaca la proximidad de la pintura sumiye con
las nuevas formas de creación, del arte informal y la abstracción pictórica. Estas
analogías explican también la influencia ejercida desde dentro por algunos artistas
japoneses que se trasladaron a Occidente.
Conclusión
“Sólo por una detención del excesivo desgaste comunicativo, sólo por un incremento y
una ampliación de nuestras facultades informativo- simbólicas, podemos esperar un
mejoramiento de las relaciones entre los hombres, entre pasado y futuro, entre futuro y
presente . Sólo una fraterna y universal voluntad de comunicación y de comunión,
podemos entrever para el futuro la creación de una era más comprensiva, más orgánica
y más formativa para la humanidad. Y sólo en esta ampliación de nuestro universo
discursivo intermonádico, podemos imaginar la verificación de nuestras exigencias y
manifestaciones artísticas, que no estén ligadas solamente al juego, al capricho o a la
moda, y cuyo desgaste, cuyo consumo, pueda, al menos parcialmente, moderarse y
disminuirse” Gillo Dorfles