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HOMICIDIO
1
José Sánchez-Arcilla, “El homicidio”, Emma Montanos y José Sánchez-Arcilla, Estudios de Historia del
Derecho Criminal, Madrid, Dykinson, 1990, pp.197 y ss.
2
Ver el interesante trabajo de Víctor Tau, Casuismo y sistema. Indagación histórica sobre el espíritu del
Derecho Indiano, Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Históricos del Derecho, 1992.
para Gandino, la voluntariedad de la acción [animus], ya sea dolosa o culposa. Sin
embargo, debe existir además un nexo entre la acción y el evento, una relación de
3
causalidad....
3
Sánchez-Arcilla, 1990, pp.240-241.
4
Sánchez-Arcilla, 1990, pp.242-246.
demás ramas del derecho hasta ese momento existentes en el pensamiento
jurídico de la época, es decir, derecho civil, penal, procesal civil y penal, mercantil
y administrativo principalmente. No obstante que su destino estuvo ligado en
cierta forma al de la trayectoria constitucional, esas materias guardaron su propia
lógica de desarrollo. El derecho laboral y agrario se perfilarían con claridad hasta
los albores del siglo XX.
5
Ver Mario Téllez, “Un proyecto de reforma de la administración de justicia en el Estado de México: las
discusiones previas a la codificación (1825-1830)”, Anuario Mexicano de Historia del Derecho, XIII, UNAM,
México, 2002.
6
Francisco López Estrada y María Teresa López, Introducción, Las Siete Partidas. Antología, Madrid,
Odres Nuevos, 1992, p.9. Por su parte, R. A. Macdonald señala que “las Siete Partidas representan una
enciclopédica y sistemática integración de definiciones, prescripciones, explanaciones y amplificación de
materiales procedentes de muy diversas fuentes -clásicas y contemporáneas, canónicas y seculares, romanas y
castellanas, legales y literarias- en diferentes lenguas”, citado en ídem, p.36.
de la Audiencia de Nueva España, solo por mencionar dos de los cuerpos
legislativos más representativos de su tiempo, sumada a obras doctrinarias como
el Febrero, el Sala, la Curia Filípica, la Práctica Criminal de España de Marcos
Gutiérrez, el Diccionario razonado de legislación de Joaquín Escriche, las
Pandectas Hispano-megicanas, entre otras tantas, facilitaron que el conocimiento
jurídico posterior a las Partidas fuera “recibido” también en la doctrina y
legislación mexicanas.
7
Ma. de Refugio González señala que “entre tanto, y en ausencia de cuerpos jurídicos breves, claros y
precisos en los que se encontrara el derecho aplicable, dividido en ramas, los hombres de la época recurrieron a
diversos auxiliares para el conocimiento del orden jurídico”, entre los que señala al menos cinco; ídem, “estudio
introductorio”, Pandectas Hispano-megicanas, México, Librería de J. F. Rosa, 1852, (edición facsimilar), tomos I,
10
“Como puede apreciarse, en estas órdenes de prelación [se refiere a dos órdenes de prelación
proporcionados previamente] las Partidas ocupaban el último lugar, sin embargo, fue éste uno de los textos más
utilizados en la práctica, además de que todas las obras doctrinarias se sustentan en él”; Ma. del Refugio
González, Historia del Derecho Mexicano, México, Mc Graw Hill – UNAM, 1998, pp.45-46.
Las Siete Partidas fue un texto dividido en siete grandes apartados, de allí
su nombre, y cada una de ellos a su vez, se dividió en títulos y éstos en leyes. De
las dieciséis leyes de que constaba la séptima Partida, el título 8 estaba dedicado
por completo a los homicidios, o “De los Omezillos” como rezaba su encabezado.
En la introducción del título se adelantaba de forma sumaria su contenido: los
homicidios injustos o con derecho, la definición de homicidio, las clases de este
delito que había, quién podía denunciarlo, ante quién, de qué manera y las penas
correspondientes.11
En las leyes subsecuentes del título 8 se describen los casos en que debía
aplicarse la pena de muerte por la comisión de ese delito; y aunque era aplicada
en numerables ocasiones, bajo ciertas circunstancias imponían otros castigos o
simplemente no imponían ninguno, por ejemplo cuando se trataba de la legítima
defensa, la defensa del honor, la muerte del ladrón nocturno, del salteador de
caminos y en otros supuestos más (leyes 2 a 5); supuestos que en su mayoría
habían sido reconocidos desde la tradición románica. En otras leyes del mismo
título se hace referencia al parricidio y al uxoricidio (ley 12); al aborto y a lo que
ahora se denomina negligencia médica, ambos equiparados al homicidio (leyes 6
y 7) porque su comisión se penaba con la muerte.
11
Las Siete Partidas, Edición facsímil numerada de mil seiscientos ejemplares, hecha sobre la impresión
realizada en Sevilla con las adiciones del Dr. Montalvo, por Meynardo Ungut Alamano y Lacalao Plo en el año
1491, Valladolid, Lex Nova, 1988; Partidas, 1992, pp.382-385; Rodríguez de San Miguel, 1991, t. III, p.383 y ss.
12
Partidas, 1988; Rodríguez de San Miguel, 1991, t. III, p.384; Sánchez-Arcilla, 1990, p.233.
13
“Como, aquel que mata a otro por ocasion que nasce por culpa del mismo, meresce porende pena.
[sic] Ocasiones acaescen a las vegadas, de que nascen muertes de omes; de que son en culpa, e merescen pena
porende, aquellos por quien vienen; porque non pusieron y tan gran guarda como deuieran, o fizieron cosas en
ante, porque viniera la ocasión....”, (subrayado nuestro) P 7, 8, 5; Partidas, 1988; Rodríguez de San Miguel, 1991,
t. III, p.384.
redactores del mencionado cuerpo legal siguen fielmente el legado romano al tener
en cuenta la condición social del autor; si el matador fuere cauallero, u otro fidalgo la
pena es la de destierro indefinido en una isla y confiscación de sus bienes sino
tuviera parientes.... Pero si el autor fuera de vil lugar se le sanciona con la pena
14
capital.
14
Sánchez-Arcilla, 1990, p.235.