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humana?
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http://www.scribd.com/doc/49396944/LEY-SOBRE-FECUNDACION-IN-VITRO-17-900
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¿Y la masturbación masculina? ¿Y el uso del condón? El Vaticano condena estas prácticas, pero ¿Quién
le hace caso? ¿Los diputados y diputadas? ¿Las magistrados y magistrados? ¿Monseñor Barrantes acaso?
La segunda concepción –que ubico en el polo opuesto de la que recién vimos-
es la que podríamos llamar sociologista. Ésta postura –grosso modo- sostiene
que la persona humana es una construcción social3, o en otras palabras, que la
persona humana no nace, sino que se hace. Desde esta perspectiva, dios no
es ya el garante de la condición humana, sino la sociedad. La persona así
entendida se acerca más a la propia etimología de la palabra (Del latín
persōna: “máscara, personaje”). Está asociada al desarrollo de la personalidad
y de la conciencia individual vía socialización.
Los cigotos (células sexuales) de la especie homo sapiens poseen, tanto los de
la mujer como los del hombre, veintitrés cromosomas cada uno, al unirse
(fecundación) forman una nueva célula compuesta de cuarenta y seis
cromosomas llamada cigoto. Se sabe ahora –gracias a la ciencia- que las
células somáticas4 también tienen cuarenta y seis cromosomas; además, que
el código genético de los cromosomas de todas las células del cuerpo es el
mismo, y que ese código coincide con el de la que fue su primera célula, es
decir, con el cigoto. Esto quiere decir que desde la fecundación el cigoto cuenta
ya con la potencialidad –en virtud del código genético- de desarrollar tejidos,
órganos, sistemas, extremidades, ojos, etc... propios de las especie humana,
es decir, cuenta con lo necesario –a no ser que suceda algo en el camino que
lo impida- para desarrollarse, nacer, crecer, reproducirse (si quisiera) y morir, o
sea, para llegar a verse como usted o como yo.
Lo anterior es, para quienes parten de la idea del alma, prueba suficiente de
que la misma es infundada desde el momento de la fecundación, sobre todo
porque el cigoto posee un código distinto del de las células de sus padres,
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No sólo en tanto concepto, lo que resulta obvio; sino desde un plano ontológico. *Valga decir que estoy
–intencionalmente- caricaturizando un poco la postura sociologista, ésta es –generalmente- mucho más
compleja.
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Aquellas que forman el crecimiento de tejidos y órganos.
razón por la cual se le atribuye ya individualidad (particularidad, identidad, etc.).
¿Resuelve esto ya el problema de cuando se es persona humana? Pues no.
Traigo ahora a colación una diferenciación que apuntó el Dr. Antonio Marlasca,
durante una mesa redonda organizada el año pasado en la escuela de filosofía
de la UCR a propósito de la FIV, entre vida humana y persona humana. Según
Marlasca, el conocimiento producido desde la biología nos dice que el cigoto es
ya vida humana, mas de ello no se sigue que sea ya persona humana; no
obstante su potencialidad de llegar a serlo. Así Marlasca establece –siguiendo
a Aristóteles- una diferencia entre ser en potencia y ser en acto, en donde la
vida humana es la potencia de llegar a ser persona humana; sin embargo, su
actualidad –por ejemplo al momento de la fecundación- es la de ser un cigoto
propio de la especie humana. Por este motivo decía Marlasca que le
corresponde a la teología y a la filosofía –y no a la biología- aclarar lo que
efectivamente es la persona humana y a partir de cuándo se empieza a ser tal.
Sin embargo, considero que tampoco le corresponde –exclusivamente- a estos
dos quehaceres/saberes dirimir el problema, sino que deberían ser incluidas en
el debate diferentes visiones de mundo y formas de ser que tengan –o puedan
tener- alguna palabra al respecto, pienso, por ejemplo, en los grupos y
organizaciones que luchan por los derechos humanos, por reivindicaciones
sociales y culturales, pero también en las comunidades indígenas, o en
religiones marginadas o no dominantes, etc.
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En todo caso, la persona humana podría ser una figura intermedia entre la concepción animista y la
sociologista, una suerte de reconocimiento cultural de un momento muy valioso y específico de la vida
humana. Por ejemplo: el o la nacida CON vida. Aunque, de nuevo, sospecho de la capacidad de los y las
animistas para aceptar un “justo medio”.
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Como tampoco lo deben ser las morales rígidas (a priori). Una ética moderna debe tener en cuenta las
situaciones particulares y, por supuesto, la diversidad de valoraciones éticas –y modos de ser- que existen.