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1.

INTERPRETACIÓN DE LA SAGRADA ESCRITURA

1. Criterios hermenéuticos a partir de la naturaleza de la Sagrada Escritura 1


 La revelación divina se produce conforme a la lógica de la encarnación, es decir, la realidad de Dios se
comunica al hombre adaptándose a su realidad ontológica y cultural.
- «La Sagrada Escritura (S.E.) es la Palabra de Dios en cuanto se consigna por escrito bajo la inspiración del
Espíritu Santo» (DV 9). Ahora bien, siguiendo esta lógica de la encarnación, «en la redacción de los libros
sagrados, Dios eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias facultades y medios, de forma que
obrando Él en ellos y por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que Él quería» (DV 11).
- La S.E., pues, en analogía con el Verbo encarnado, es una realidad humano-divina en donde ambos aspectos
son inseparables entre sí. No se puede hacer una separación absoluta entre la interpretación de la S.E. como
libro meramente humano y como Palabra de Dios.
 Prescindir de la mediación humana nos llevaría a un fundamentalismo bíblico que hace una lectura literal
y descontextualizada de la Biblia. Esto correspondería en cristología a un monofisismo espiritualista.
 Prescindir de la autoría de Dios por la inspiración divina llevaría a un puro estudio crítico del lenguaje
humano de la Biblia. Esto correspondería en cristología a un nestorianismo racionalista.
Veamos los criterios hermenéuticos derivados de esta doble naturaleza humana y divina de la S.E. que,
aunque ahora analizamos por separado, no pueden nuca disociarse.
 Criterios hermenéuticos derivados de la mediación humana.
- No es posible acceder ordinariamente a la Palabra de Dios si no es a través del conocimiento de la palabra
humana de los autores bíblicos. Ellos escriben en el marco de una cultura determinada:
 Con una concepción científica particular (p. ej. en Gn 1).
 En un contexto histórico y geográfico.
 Con un lenguaje, unas categorías de pensamiento y unas costumbres sociales.
 Utilizando unos determinados géneros literarios, estilos y técnicas narrativas.
- Solamente investigando todos estos aspectos podremos dilucidar «qué pretendieron expresar realmente los
hagiógrafos y plugo a Dios manifestar con las palabras de ellos» (DV 12). Para ello:
 Es necesario aceptar todos los instrumentos y métodos de interpretación que se emplean para cualquier
obra humana de similares características: conocimiento de los géneros literarios, crítica textual y literaria,
métodos filológicos y lingüísticos, y los métodos histórico críticos.
 Puede también ser útil el recurso a métodos de interpretación provenientes de las ciencias humanas:
semiótica o análisis estructural, antropología cultural, psicología, sociología, economía, política, etc.
Sin embargo, es indispensable para el uso de estos instrumentos y métodos, el liberarlos de los principios
filosóficos, a veces conectados con ellos, que entran en contradicción con la naturaleza divina de la S.E.
 Criterios derivados de la inspiración divina
- El mismo Espíritu que ha dado a conocer la revelación de Dios a lo largo de toda la historia de la salvación
mediante hechos y palabras, bajo cuya acción ésta se puso por escrito y fue reconocida como Escritura
inspirada y normativa, es también el mismo Espíritu que habita en la Iglesia como palabra interna a ella, y
sigue dándole a conocer la palabra externa -que es la Escritura- haciendo posible su interpretación auténtica y
convirtiéndola en palabra eficaz en cada tiempo.
- La Biblia no es la última norma de la Iglesia, sino Jesucristo resucitado que se hace presente en la
proclamación de la Escritura por la fuerza del Espíritu que el Señor dejó a su Iglesia. Por ello, sólo puede
leerse e interpretarse la S.E. de modo auténtico en la Iglesia, pues sólo en ella tenemos la garantía de que
sigue vivo el Espíritu que la hizo nacer (inspiración) y que se la dio a conocer (canon).
- En concreto, la lectura de la Escritura «en el Espíritu» exige:
 Atender al contenido y unidad de toda la Escritura, es decir, leerla e interpretarla en el contexto total de la
historia de salvación, cuyas etapas o «economías», orientadas hacia su plenitud en Cristo, son animadas
por el mismo Espíritu que hoy vivifica la Iglesia.
 Atender a la tradición viva de toda la Iglesia, que es la manifestación en ella de la acción del Espíritu, la
cual hace viva y actual en cada momento la letra muerta de la Escritura. Esto exige, objetivamente,
interpretar la S.E. en el contexto de la tradición apostólica tal y como es vivida en el interior de la Iglesia,
es decir, teniendo en cuenta el testimonio de los Padres y de la liturgia, el consentimiento universal del
pueblo de Dios en las cosas de fe y costumbres y las orientaciones del magisterio. Además exige,
subjetivamente, insertarse en la corriente viva de la tradición apostólica, donde es posible la apertura al
Espíritu Santo, que impulsa a profundizar la Escritura y a descubrir su sentido para el momento actual.
 Atender a la analogía de la fe, es decir, leer e interpretar la Escritura en el contexto del misterio total de la
revelación, teniendo en cuenta el nexo interno de los misterios de fe entre sí, cuya clave es Cristo.
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Me baso sobre todo en el cap. III de la DV: Inspiración divina de la Sagrada Escritura y su interpretación.
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2. Interpretación de la Biblia en la Iglesia: métodos y lecturas 2
 Método histórico crítico
Fue utilizado ya desde antiguo (Orígenes, Jerónimo, Agustín), pero se desarrolla y perfecciona a partir
del s. XVIII, impulsado por el nuevo espíritu crítico de la Ilustración. Estudia el texto diacrónicamente,
intentando seguir su génesis histórica. Incluye los siguientes análisis:
- Crítica textual: A partir de los manuscritos más antiguos que poseemos intenta reconstruir el texto original.
- Crítica literaria: Estudia el texto desde el punto de vista morfológico, sintáctico y semántico. A partir de este
estudio intenta discernir las distintas unidades textuales y verificar la coherencia interna de los textos.
- Crítica de las fuentes: Analiza estas unidades textuales intentando identificar las fuentes de donde proceden.
En el s. XIX la hipótesis documentaria intentó explicar la formación del Pentateuco a partir de las fuentes J, E,
D y P. La redacción de Lc y Mt se explica a partir de Mc, Q y otras fuentes propias.
- Crítica de las tradiciones: Junto a las fuentes, se intenta también identificar la tradición en que ha surgido
cada texto. En el AT: tradición sacerdotal, deuteronomista, sapiencial, apocalíptica, etc. En el NT: tradiciones
galileas, jerosolimitanas, antioquenas, helenistas, etc.
- Crítica de las formas o géneros literarios: Intenta identificar los géneros literarios de las distintas piezas que
componen los textos bíblicos y el Sitz im Leben en el que se han originado (liturgia, catequesis, predicación
del kerygma, etc.). En los evangelios, p. ej., tenemos parábolas, narraciones de milagros, sentencias
sapienciales, sentencias proféticas, etc. Estos estudios fueron desarrollados a partir de Gunkel (para el AT) y
Bultmann y Dibelius (para el NT).
- Crítica de la redacción: Estudia la labor realizada por el redactor o redactores a partir de las fuentes y
tradiciones que han utilizado, intentando descubrir las modificaciones y reordenaciones que han introducido
movidos por unos intereses determinados (teológicos, pedagógicos, etc.).
 Nuevos métodos de análisis literario
Se han desarrollado en los últimos decenios. Estudian el texto de forma sincrónica, es decir,
prescindiendo de su proceso de formación, para verlo como una unidad literaria. Destacan:
- Análisis retóricos: La retórica es el arte de persuadir. Ésta tenía una importancia extraordinaria en la cultura
helenística. Los autores antiguos tendían a elaborar sus discursos siguiendo las pautas de los tratados de retórica
clásica. La consideración de este hecho ha dado ya grandes frutos por ejemplo en el estudio de San Pablo.
- Análisis narrativos: Fijándose en la trama de los relatos, en el modo se crear intriga, en los personajes, en el
punto de vista del narrador, etc., estudian la forma en que es contada una historia con el fin de comprometer
al lector en el «mundo de la narración» y su sistema de valores. Intentan llevar al «lector real» a identificarse
con el «lector implícito», aquel que el texto presupone y produce.
- Análisis semiótico-estructurales: Consideran un libro bíblico como una totalidad de significación donde los
diversos componentes han de iluminarse mutuamente, dentro de una especie de lógica de conjunto. El
análisis intenta establecer la red de relaciones existente entre los diferentes elementos del texto. Es un
método valioso pero a veces se ha vuelto algo críptico.
 Acercamientos o lecturas
Junto a los métodos descritos, podemos señalar modos de lectura que abordan los textos de la
Escritura destacando o considerando especialmente algún aspecto o actitud particular:
- Acercamientos basados en la TRADICIÓN.
Considera los textos dentro del conjunto de testimonios de una gran Tradición.
 Acercamiento canónico: Interpreta cada texto bíblico a la luz de todo el canon de la Escritura.
 Acercamiento a través de las tradiciones judías: El AT desemboca en el judaísmo a partir del s. V a.C.,
dentro del cual se origina el NT y la Iglesia naciente. Por ello, es evidente que puede ser de gran utilidad
el recurso a las fuentes judías: targums arameos, literatura intertestamentaria, Qumran, etc. También es
muy útil el conocimiento de los métodos judíos de exégesis (hagadá, halaká, pesher), que son utilizados
también en la propia Biblia (Crónicas, argumentos escriturísticos de San Pablo, etc.).
 Acercamiento desde la historia de los efectos del texto: La Iglesia, bajo la inspiración del Espíritu Santo,
ha leído los textos bíblicos desde la sensibilidad y preocupaciones de cada momento histórico. El Cantar
de los cantares, por ejemplo, ha sido leído por los Padres, en el medio monástico y por un místico como
San Juan de la Cruz. Estas lecturas permiten descubrir mejor todas las dimensiones de sentido del texto.
- Acercamientos basados en las CIENCIAS HUMANAS
 Acercamiento sociológico: La organización social, económica, política y religiosa de la comunidad en que
se escribe un texto queda reflejada en él y su conocimiento ayuda a comprenderlo.
 Acercamiento por la antropología cultural: A partir del conocimiento de aspectos como el arte, las
costumbres, la organización familiar o los valores sociales intenta comprender mejor los textos bíblicos.

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Me baso sobre todo en el documento La interpretación de la Biblia en la Iglesia (1993) de la Pontificia Comisión Bíblica.
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 Acercamiento psicológico y psicoanalítico: Trata de interpretar el sentido de la experiencia religiosa, el
lenguaje simbólico y resortes dramáticos como las visiones y audiciones apocalípticas.
- Acercamientos CONTEXTUALES
Son aquellos que se hacen fuertemente condicionados por una mentalidad y preocupación determinadas:
 Acercamiento liberacionista: Lee la Escritura para iluminar la realidad social y para transformarla por
medio de la justicia y del amor.
 Acercamiento feminista: Utiliza una hermenéutica de la sospecha: la historia ha sido escrita por el sexo
dominante y para sostener ese dominio. Denuncia interpretaciones que tratan de justificar el
androcentrismo.

3. La Biblia en la vida de la Iglesia


 Biblia y liturgia
- La liturgia es el ámbito natural a la Escritura:
 En ella ha nacido o adquirido su reconocimiento.
 En su proclamación litúrgica la Palabra bíblica se manifiesta como Palabra dialogal, donde Dios se dirige a
su Pueblo, que la escucha, la acoge como palabra viva e interpelante y responde a ella (salmos y cánticos).
 La proclamación litúrgica de la Palabra bíblica tiene una eficacia privilegiada, pues es el mismo Cristo
resucitado «quien habla cuando en la Iglesia se lee la Escritura» (SC 7). DV 21 la presenta como pan de
vida y alimento en estricto paralelo con la mesa eucarística. El Vat. II ha hecho una importante reforma
del Leccionario para que la proclamación litúrgica de la Escritura sea un verdadero alimento de los fieles.
- En estrecha conexión con la proclamación bíblica de la Escritura está la homilía, que es parte de la acción
litúrgica y tiene como función actualizar la palabra proclamada para unos oyentes y circunstancias determinados.
 Biblia y teología
- La relación entre Biblia y teología no ha seguido siempre el mismo modelo. Distinguimos dos modelos básicos:
 Modelo patrístico y medieval antiguo (teología bíblica): No había una teología dogmática desligada de la
interpretación de la Biblia. Ciertamente algunos Padres elaboraron tratados sistemáticos (De Principiis,
De Trinitate, etc.), pero en su conjunto, la teología consistía en el estudio de los textos bíblicos desde sus
diversas perspectivas: la exégesis literal establecía con precisión el significado inmediato del texto, la
exégesis alegórica buscaba su referencia profunda a Cristo y a la Iglesia, la exégesis moral o tropológica
sacaba las consecuencias para la vida cristiana y la exégesis anagógica abría al conocimiento de las
realidades escatológicas suscitando la esperanza.
 Modelo escolástico: A partir del s. XIII se inicia una elaboración general de la teología en tratados
sistemáticos. Los teólogos acudían a la Biblia sólo para buscar un apoyo autorizado a sus afirmaciones
dogmáticas. Interpretación bíblica y reflexión teológica llegan a constituir dos formas de reflexión y estudio
prácticamente paralelas y en gran parte desconectadas. Esta situación llegará hasta principios del s. XX.
- DV 24 constituye una invitación a retornar al modelo patrístico, incluyendo, naturalmente, las aportaciones de
la escolástica: «La Teología se apoya, como en cimiento perdurable, en la palabra de Dios escrita, junto con
la Tradición. Así se mantiene firme y se rejuvenece constantemente [...]. La Sagrada Escritura ha de ser como
el alma de la Teología».
 Biblia y ministerio de la Palabra
Tanto la predicación como la catequesis han de fundamentarse en la Escritura y remitirse a ella (cf. DV 24).
- La palabra escrita tiene un dinamismo que le viene del Espíritu por el cual «necesita difundirse,
expansionarse, actualizarse; así ella misma, desde dentro, engendra la predicación» (Schökel)
- Siguiendo un camino paralelo a la teología, la catequesis se separa de la Escritura a partir del final de la Edad
Media. En España, p. ej., se publican por separado los catecismos populares de Astete y Ripalda (basados en
el catecismo tridentino de San Pío V) y las historias sagradas. Mientras los primeros adolecen de lenguaje
bíblico y casi no aluden a la Escritura, las segundas narran los acontecimientos bíblicos de forma totalmente
historificada creando la mentalidad de que en la Escritura todo es histórico. El movimiento catequético del s. XX
ha recuperado las raíces tradicionales de la catequesis y el lugar de la S.E. en ella.
 La lectura de la Biblia
La lectura de la Biblia es una tarea integral de la Iglesia, que ha crecido y sigue creciendo en la escucha de la Palabra.
Hasta la invención de la imprenta, la Biblia llega al pueblo cristiano principalmente a través de la liturgia y de
la predicación y mediante representaciones artísticas de inspiración bíblica en retablos, vidrieras, etc. En la
Edad Media la Biblia es leída, sobre todo en los monasterios, en la lectio divina (lectio, meditatio, oratio,
contemplatio). La aparición de la imprenta fue seguida por la Reforma, que condujo a la Iglesia católica a
imponer muy severas restricciones a la lectura individual de la Escritura. Pero, aunque a partir del s. XVIII se
autoriza la lectura de la Biblia en lengua vulgar, ésta sigue siendo motivo de sospecha. El giro se produce a
principios del s. XX con el movimiento bíblico, impulsado más tarde por la encíclica Divino afflante Spiritu de
Pío XII (1943). El espaldarazo definitivo lo dio la DV que recomienda «con insistencia y con ardor a todos los

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fieles» la lectura frecuente de la S.E. acompañada de la oración (DV 25) y anima a facilitar esta tarea con
buenas traducciones (DV 22).

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