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mandamientos divinos, los profetas enseñan cómo se exponen en la vida cotidiana

y revelan la voluntad y la mente de Dios. Por su integridad, valor moral y calidad


de sus enseñanzas, los profetas israelitas auténticos sobrepasan con creces a los
sabios de otras naciones.

4. La profecía incluye la predicción de acontecimientos (Is. 5:11-13; 38:5,6;


39:6,7; Jer. 20:5,6; 25:11; 28:16; Am. 1:5; 7:9, 17; Mi. 4:10) La predicción
constituye un aspecto importante del ministerio del profeta, y contribuye a
acreditarlo, pero el hombre de Dios se ocupa aún más intensamente del presente
y del pasado, para procurar convertir al pueblo de Dios (Is. 41:26; 42:9).

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5. Etimología del término “profeta” en griego, el profeta es:

1) El que habla en lugar de otro: intérprete, heraldo.

2) Aquel que declara los acontecimientos futuros.

Esta doble acepción deriva del hecho de que la proposición “pro” significa “en
lugar de” y “antes”. El término heb. “nabi” traducido “profeta”, significa “aquel que
anuncia”. Esta expresión parece haber tenido al principio un sentido muy amplio. Los
términos egipcios y hebreos dan a Abraham el título de profeta (Gn. 20:7). Dios se
comunica directamente con él, se revela a él Gn. 15:1-18; 18:17). Abraham transmite
a sus descendientes el conocimiento del verdadero Dios (18:19), y su intercesión es
eficaz (vv.22, 32). Aarón el portavoz de Moisés, recibe el nombre de su “profeta”
(Ex.7:1; 4:16). Anteriormente hemos entregado el significado del término hebreo
nabi, “profeta”. En Dt. 18:18 se menciona que Dios reviste a este heraldo de dones
particulares, entre otros el de ser vidente (1 S.3:1). Este don es considerado como uno
de los más importantes, el término “vidente” fue usado para designar al profeta
durante largos períodos de la historia antigua de Israel.

6. Es el mismo Dios el que llama al profeta. (Am.7:15) Moisés estaba ante la zarza
ardiendo cuando le vino el llamamiento (Ex. 3:1–4:17). El niño Samuel recibió
revelaciones particulares (1 S. 3:1—15) que le prepararon para el ministerio profético.
Eliseo sabía de cuando databa su llamamiento, y no ignoraba que había recibido una
doble porción del Espíritu (1 R. 19:19, 20; 2 R. 2:13, 14). Algunos estudiosos
sostienen que Isaías coincide con su visión, en el año de la muerte del rey Uzias (Is.
6); pero es posible que recibiera su comisión mucho tempo antes. Jeremías,
plenamente consciente de su llamamiento, se resiste desde su mismo inicio (Jer.1:4-
10). Oseas, hace alusión a la Palabra que el Señor le dirigió por primera vez (Os. 1:1).
Cuando Dios llama no hay excusa que valga.

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