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Otros altares son realizados según la tradición, donde se establece que el altar debe
de constar de 7 niveles o escalones que representan los 7 niveles que tiene que pasar
el alma de un muerto para poder descansar. Estos altares se realizan generalmente en
lugares donde exista un espacio grande donde pueda caber todo el altar, el cual debe
ser barrido el cuarto con hierbas aromáticas hacia los cuatro vientos un día antes del
día de muertos. Primero se construye o fabrica el esqueleto del altar ya sea con cajas
de cartón, madera o lo que se encuentre a fin de que queden bien cimentados los 7
niveles, de los cuales el séptimo debe de estar casi a la altura del suelo y sobre él se
pone el segundo nivel que es un poco más chico que el primero y así sucesivamente
hasta llegar al primer nivel, cada escalón es forrado con tela negra y blanca. Cada
escalón tiene un significado y debe contener ciertos objetos en específico:
Las ofrendas que se ponen dentro del altar son las siguientes:
2. Doce cirios. Aunque pueden ser menos, tienen que ser en pares, y ojalá de color morado con
coronas y flores de cera.
3. Dos calaveras grandes de azúcar. Y otras 12, o menos pero en pares, medianas.
9. Jarra y vaso, preferiblemente de vidrio transparente para que se pueda apreciar el contenido
que será de agua natural.
12. Botella de licor, vaso 'caballito' (para tequila), un salero y un platito con un limón partido.
15. Papel de china que sea morado o rosa oscuro y tantos pliegos como superficie se pretenda
cubrir.
El retrato del recordado, sugiere el ánima que los visitará la noche del 2 de noviembre. La
imagen de las ánimas del purgatorio sirve para obtener la salida del purgatorio del alma de
nuestro difunto por si acaso se encontrara ahí.
Las calaveras de azúcar, medianas en el nivel superior, son alusión a la muerte, siempre
presente.
Los cuatro cirios en cruz, representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima
pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa.
Las tres calaveras pequeñas y en un nivel bajo, son dedicadas a la Santísima Trinidad, y la
grande en el mismo nivel, al Padre Eterno.
El aguamanil, jabón y toalla se colocan por si el ánima necesita lavarse las manos después del
largo viaje.
El agua en la jarra es para que se moje los labios resecos por el largo viaje desde el más allá.
El licor, tequila preferiblemente, es para que recuerde los grandes acontecimientos agradables
durante su vida y decida visitar a los vivos.
El copal sirve para que su humo limpie el lugar de malos espíritus y así pueda entrar el ánima a
su casa sin ningún peligro.
La comida tiene por objeto deleitar al ánima que nos visita.
La cruz grande de ceniza sirve para que al llegar el ánima hasta el altar pueda expiar sus culpas
pendientes.
Las flores sirven para adornar y aromatizar el lugar durante el tiempo que esté presente el
ánima.
EL PAPEL PICADO
En cada centímetro de papel, doblez tras doblez, las manos del artesano acarician el suave
material. Sin mucha presión, con golpes firmes muy finos, concentrado en la armonía que deben
tener sus manos con el pliego de color, va tomando forma, se expande y salta a la vista la figura
en el papel picado, una tradición milenaria mexicana.
El papel es una manifestación artesanal que perdura en la actualidad con gran relevancia en la
mayoría de las tradiciones y festividades de México. Su uso ha permanecido desde la época de
las antiguas civilizaciones del país, llegando a consolidarse y diversificarse en su producción, a
través de diferentes técnicas para su elaboración.
Como ejemplo, los aztecas hacían adornos y vestimentas sagradas con papel sagrado que les
permitía dar la forma deseada, decorarlo, teñirlo y representar las imágenes de sus dioses,
pintando figuras y símbolos sobre el papel con ulli (hule) derretido. Sin embargo, con la llegada
de los españoles hubo influencias hacia las formas culturales, involucrándose también, con el
paso del tiempo, otras culturas como la oriental. Así la producción artesanal tomó otras
variantes.
Para El Día de Muertos, los mexicanos utilizan esta técnica para armar enormes festones de
colores que, con figuras de esqueletos o flores decorarán la celebración.
RIMAS POPULARES
Al fin que para morir nacimos.
Al vivo todo le falta y al muerto todo le sobra.
Amigos hasta morir, pero de prestarte nada hay que decir.
A mí las calaveras me pelan los dientes.
Anda como el diablo en el panteón.
A quien Dios quiere para sí, poco tiempo lo tiene aquí.
Asustar con el petate del muerto.
A ver a un velorio y a divertirse a un fandango.
¡Ay muerte, no te me acerques, que estoy temblando de miedo!
Caite cadáver.
Cansado de velar cadáveres y no puros muertos con cabezas de cerillo.
Cargar con el muerto.
Cayendo el muerto y soltando el llanto.
Como el burro del aguador, cargado de agua y muerto de sed.
Como la muerte de Apango: ni chupa, ni bebe, ni va al fandango.
Como ya me he muerto, sé lo que es la eternidad.
Consejos y ejemplos que obligan, los que los muertos nos digan.
Cuando el tecolote canta, el indio muere... No es cierto, pero sucede.
Cuando estés muerto, todos dirán que fuiste bueno.
¡Cuánto me gusta lo negro, aunque me espante el difunto!
Al diablo la muerte, mientras la vida nos dure.
Dar el muertazo.
De aquí a cien años, todos seremos pelones.
De limpios y tragones están llenos los panteones.
De tonto me muero este año.
¿De qué mueren los quemados?
Deténganme que lo mato...
De un jalón hasta el panteón.
Donde lloran está el muerto.
El asno sólo en la muerte halla descanso.
El estreñido muere de cursos.
El muerto a la sepultura y el vivo a la travesura.
El muerto y el arrimado a los tres días apestan.
El que ha de morir a oscuras, aunque muera en velería.
El que por su gusto muere hasta la muerte le sabe.
Entre todos lo mataron y él solito se murió.
Era más grande el difunto.
Hay muertos que no hacen ruido y es más grande su pena.
Huyes de la mortaja y te abrazas del difunto.
La gratitud no es a perpetuidad como los sepulcros.
La muerte es flaca y no ha de poder conmigo.
Las penas no matan, pero ayudan a morir.
Levantar muertos.
Mala yerba nunca muere . . . y si muere, ni hace falta.
Mátame a garnuchos.
Matar pulgas a balazos.
Morir en la raya.
Muerta Jacinta, que se mueran los guajolotes.
Muerto el ahijado, se terminó el compadrazgo.
Muerto el perico, ¿para qué quiero la jaula?
Muerto el perro se acabó la rabia.
Muertos los piojos por hacer columpio.
Mujeres juntas, sólo difuntas.
No es mala la muerte cuando se lleva a quien debe.
No le pido pan al hambre, ni chocolate a la muerte.
No vas a morir de parto ni de cornada de burro.
Piojos que en España mueren, en México resucitan.
Poco veneno no mata, ni mucho si no es activo.
Primero muerto que cadáver.
Primero muertos que fuera del horario.
Se hace pesado el muerto cuando siente que lo cargan.
Sólo el que carga el cajón sabe lo que pesa el muerto
Sólo los guajolotes mueren en la víspera.
Son de los que muriendo matan.
Te asustas de la mortaja y te abrazas al difunto.
Todos nacemos llorando y nadie se muere riendo.
Vale más un cobarde en casa, que un valiente en la cárcel o en el cementerio.
Vámonos muriendo todos que están enterrando de gorra.
Vamos a ver de qué tumba salen más muertos.
Velo y mortaja del cielo bajan.
Ya ni en la paz de los sepulcros creo.
Y la muerte dijo: flaca, pero no de hambre.
Yerba mala nunca muere y si muere no hace falta.
EN NAYARIT
La tradición de día de muertos debe ser rescatada por los jóvenes ya que contiene
una rica variedad de celebraciones y todo reside en conservar los pequeños
grandes detalles que hacen crecer la tradición como lo son; llevar flores a las
tumbas de los difuntos, rezar oraciones por ellos, preparar exquisitos platillos que
gustaban los difuntos y por que no, burlarse de la propia muerte mediante
calaveritas o disfraces que nos hace enriquecer nuestra identidad cultural.
Otra clave para revivir de una mejor manera la tradición que consiste en acercarse
a las personas mayores para escuchar como se realizaban antes estas
festividades y que leyendas eran escuchadas.
Existen diversas formas de realizar altares a los fieles difuntos, la más sencilla es
la que realizan las personas dentro de sus casas ya que sobre una mesa cubierta
con un mantel de papel picado se pone una fotografía de la persona a la que se
dedica el altar, y se adorna con flores y algunos recuerdos.
Los altares que son preparados según la tradición, establecen que el altar debe de
constar de 7 niveles que representan los 7 niveles que tiene que pasar el alma de
un muerto para poder descansar. Estos altares se realizan en lugares donde
exista un espacio grande donde pueda caber todo el altar, el cual debe ser barrido
el cuarto con hierbas aromáticas hacia los cuatro vientos un día antes del día de
muertos.
El primer paso consiste en fabricar el esqueleto del altar en los 7 niveles ya sea
con cajas de cartón, madera, de los cuales el séptimo debe de estar casi a la
altura del suelo y sobre él se pone el segundo nivel un poco más chico que el
primero y así sucesivamente hasta llegar al primer nivel, cada escalón es forrado
con tela negra y blanca.
Algunas de las ofrendas que se ponen dentro del altar son cuatro velas formando
una cruz orientada a los cuatro puntos cardinales, al lado del altar, se pone una
olla de barro sobre un anafre con hierbas aromáticas: albahaca, laurel, romero,
manzanilla entre otras.
- La Escuela de Bachilleres
solicita secretaria
llegaron muchas mujeres
¡y la muerte estrafalaria!
No me enseñes el escote
debes ser más recatada,
se ve que te encanta el trote
¡calaca desvergonzada!
No me mandes al ******
Te ofrezco un buen reventón
Para que me des trabajo
Licenciado santurrón
En el centro deportivo
Tras algunas deportistas
La muerte busca en las canchas,
La muerte busca en las pistas.
Si aquéllos te perdonaron
Falsificar documentos,
Conmigo será difícil
A otros con tus inventos.
Se quedó paralizada
Sólo un soplido bastó
Así perdió el equilibrio
Y la pesa la aplastó.
Precisamente corría
La rapidísima atleta
Y la vida perdería
Montada en su bicicleta.
Si la llevaba a la fuerza
Podría ser muy complicado
Con los conejos de Anita
Muy fácil se habría zafado.
y nosotros ya la hicimos