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En el artículo I del Título Preliminar del nuevo Código Procesal Penal se consagra el
principio de la Justicia Penal imparcial, lo cual implica un Juez, un verdadero tercero,
que no esté involucrado en el conflicto intersubjetivo. Este conflicto en el ámbito penal
tiene un ingrediente adicional: no sólo es relevante para las partes afectadas (imputado –
agraviado), sino que, al subvertir valores esenciales para la vida individual y colectiva,
tiene relevancia pública; de allí la intervención de un órgano estatal, titular de la
pretensión punitiva: el Ministerio Público. Las fuerzas entonces se inclinan hacía la
persecución y la sanción. ¿Qué hacer para que este poder sea limitado? Si el Juez suma
esfuerzos para alcanzar dicho fin, quiebra la imparcialidad, cualidad que le permite ser
garantía de equilibrio y justicia. Como bien se señala: “No hay proceso cuando el
tercero (Juez) se coloca al lado de uno de los interesados para combatir frente a otro: en
rigor la figura muestra dos personas, ya que el Juez pierde objetividad propia de su
imparcialidad (por ejemplo, el llamado proceso penal inquisitivo)”1.
∗
Docente del Curso de Derecho Procesal Penal de EGACAL.
1
ALVARADO VELLOSO, Adolfo. Introducción al Estudio del Derecho Procesal, Buenos Aires,
Rubinzal – Culzoni Editores, Buenos Aires, 2004, pág. 49.
1
Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Garantista 2006
El mandato contenido en la norma que acabamos de citar, para un país como el nuestro,
que ha vivido bajo un modelo predominantemente inquisitivo, debería ser de
abstención: El Juez debe dejar de realizar actos procesales que de manera directa o
indirecta afecten o beneficien algún interés del proceso, ya que estos romperían la
relación equidistante del Juez con las partes. Esta abstención va a garantizar
transparencia en la administración de justicia y, desde el punto de vista de las partes, la
tranquilidad de que los resultados dependerán de la actividad que ellas mismas
desarrollan en el proceso, y no de motivos subalternos.
2
LOPEZ GUERRA, Luís. El Poder Judicial en el Estado Constitucional, Palestra Editores, Lima, 2001,
pp. 45 y 46.
2
Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Garantista 2006
El Juzgamiento se convierte en la etapa estelar del proceso; por ello se deben desarrollar
habilidades y competencias propias de la litigación oral, que en el Perú no han sido
practicadas.
3
Se ofrece al Tribunal un punto de vista, una hoja de ruta para el caso y la prueba, de tal manera que no
se estará confiando en la fortuna de que se pueda obtener de la prueba todo lo que es posible de obtener
de ella, y nada más que eso; y por sobre todo, la fortuna de que el Juez se aproxime al Juicio y la prueba
desde la “teoría del caso” de nuestra contraparte. DUCE, Mauricio, BAYTELMAN, Andrés. Litigación
penal, juicio oral y prueba penal. Instituto de Ciencia Procesal. Lima, 2005.