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11 de septiembre de 2010
Quiero comenzar mis palabras recordando con gratitud y admiración los valiosos aportes
a este Colegio, a la profesión y al pueblo de Puerto Rico del eminente abogado y gran patriota
puertorriqueño Don Juan Mari Bras. Vaya para su familia mi solidaridad personal más profunda.
trascendencia pública.
Es la primera asamblea ordinaria que se celebra después de aprobada la ley que abolió la
contundente a ese burdo intento de silenciar su voz. A esta fecha cerca de 9,000 compañeros y
social de una organización como ésta. Ahora más que nunca el país necesita a nuestro colegio,
como institución vigorosa, como voz sensata, comprometida y solidaria, para contribuir a
enfrentar las crisis serias por las que atraviesa nuestro pueblo. Como bien ha señalado el
1
distinguido economista puertorriqueño, el buen amigo Francisco Catalá, la crisis que padece el
Puerto Rico de hoy es, en gran medida, una crisis de sus instituciones.1 Templar la
pendientes de todos los que buscamos una salida a la coyuntura actual del país. Los 170 años de
historia de este colegio, de quehacer relevante para sí y para la comunidad en la que está inserto,
nuestra actividad profesional y del descargue de nuestra responsabilidad social como miembros
que llamamos Puerto Rico. No tengo dudas de que nuestra profesión, organizada a través de su
Una segunda circunstancia que no debemos pasar por alto en el día de hoy es que esta
asamblea tiene lugar un 11 de septiembre. Fecha que asociamos con por lo menos dos sucesos
York, ocurrido en el año 2001, y el golpe de estado contra el gobierno del presidente socialista
meritoria. Pero quiero, además, resaltar su pertinencia, como veremos, para el tema que he
escogido para este mensaje, que he titulado: “Las crisis, los derechos y el espacio público”.
No cabe duda de que vivimos en tiempos de crisis, como quiera que se defina ese
dicho, también de carácter institucional Es además una crisis axiológica en la medida que afecta
1
Francisco A. Catalá Oliveras, “Encapsulamiento ceremonial: ni crecimiento ni desarrollo”, Presentación en
Asamblea de la Asociación de Economistas, 27 de agosto de 2010 (manuscrito), a la pág. 11.
2
valores constitucionales que creíamos arraigados en nuestra conciencia colectiva y que hoy se
económico establecido a mediados de los años cincuenta del siglo pasado, en la caída dramática
succionado toda la atención de las políticas económicas actuales en detrimento del cuidado que
La crisis política se hace evidente en la falta de poderes para timonear nuestro desarrollo
y proteger nuestros recursos naturales; en la incapacidad crónica de dar con una respuesta
consensuada al asunto de la condición política del país y su relación con los Estados Unidos y el
resto del mundo; en la mediocridad endémica de buena parte de nuestra clase política, atrapada
en los confines de sus escasos horizontes, y, finalmente, como ha señalado el Dr. Catalá, en la
debilidad relativa de nuestros movimientos sociales,3 que no han podido liderar la salida de la
crisis más allá de la denuncia y la protesta, ambas necesarias, pero insuficientes para realizar las
transformaciones indispensables.
sociales de todos los niveles bajo las garras del narcotráfico; tasas de criminalidad abrumadoras;
una escalada incontenible de la violencia contra las mujeres, los niños y las niñas, incluidos los
infantes; una estampida de jóvenes capacitados y valiosos que abandonan el país buscando
2
Sobre este particular, véase Catalá Oliveras, supra nota 1, a la pág. 2.
3
Id., a la pág. 11.
3
horizontes mejores; en fin, la situación social más preocupante que hemos vivido en los últimos
cuarenta años.
Esas crisis se deben a factores nacionales y globales. No hay que olvidar, sin embargo,
que las crisis económicas, políticas y sociales no sólo responden a corrientes históricas profundas
que se van concatenando sigilosamente. Son el resultado también de decisiones de agentes muy
determinados. Las dificultades económicas de hoy le deben mucho a las decisiones de los
mundiales y a las determinaciones de gobiernos en todas partes del planeta, especialmente en los
países más ricos, empeñados en devolvernos a la época del laissez faire económico mediante la
surgido a partir de mediados del Siglo 20 en muchas regiones del mundo. Hay que añadir
también las acciones corruptas de funcionarios públicos y privados que malbarataron la riqueza
interesa destacar aquí sus efectos jurídicos y los retos que le plantean al sistema constitucional, a
solución de conflictos instaurados por el estado. Así, por ejemplo, el Informe Anual de la Rama
Judicial de Puerto Rico para el año fiscal 2008-09 destaca que, aunque no ha habido un aumento
sustancial en el número de casos presentados en las diversas instancias del sistema judicial, sí se
4
ha registrado un cambio notable en el tipo de asuntos recibidos. Entre el 2000 y el 2009 hubo un
incremento del 12% en las acciones por cobro de dinero. Dentro de ese grupo, las ejecuciones de
desahucio subieron de 7028 a 9952, es decir un alza de 41%. El informe concluye que las
los ciudadanos y ciudadanas y en los asuntos que se ventilan en los tribunales.4 Por otro lado,
todos sabemos que la canalización de esos y otros conflictos a través de los mecanismos de
administración de la justicia cuesta. A veces mucho dinero. De modo que no sólo aumenta el
costo de vida, sino también el de allegarse los recursos necesarios para vindicar los derechos y
Ustedes y yo sabemos que las decisiones que se toman en estos contextos de crisis
terminan afectando a las personas más vulnerables. Ahí están los despidos masivos en el
servicio público ocasionados por la Ley 7 de 9 de marzo de 2009, que ha descargado el impacto
comenzaron a tener efectos directos en la población estudiantil que estudia a base de becas y
exenciones de matrícula, lo que motivó la huelga que recién concluyó, y ya muchos empleados
de nivel intermedio en la estructura universitaria así como empleados docentes por contrato han
fricciones que se escenifican a diario en las agencias públicas. La falta de maestros y otros
4
Informe de la Rama Judicial 2008-2009, consultado en
http://www.ramajudicial.pr/orientación/informes/rama/informe-anual-2008-2009.pdf.
5
servidores públicos en el Departamento de Educación ha afectado más severamente que a nadie a
comienza a disminuirse el apoyo a los programas de servicios legales a todos los niveles,
incluidos los que prestan las organizaciones no gubernamentales, como la Sociedad para la
Legales de Washington, titulado Documenting the Justice Gap in America, se concluye que más
del ochenta por ciento de las necesidades legales en materia civil de las personas pobres en los
Estados Unidos se quedan sin satisfacer.5 Se estima que en nuestro país el cuadro es similar. El
disponibles para los programas de asistencia legal gratuita ocasionarán que más y más personas
Tan importantes como las crisis mismas, pues, son las respuestas que suscitan. Esas
respuestas tienen efectos a corto y largo plazo. Una reacción común de los gobiernos es
Puerto Rico es ejemplo claro de ello. En ese renglón caen la Ley 7 de 9 de marzo de 2009, que
decreta una emergencia fiscal con el fin de dejar sin efecto numerosas disposiciones legales
relativas al empleo público, y la Orden Ejecutiva 2010-034, que declara una emergencia en el
procedimiento expedito para todo proyecto nuevo relacionado con la generación y conversión a
gas natural y otros proyectos de energía de modo que no tengan que cumplir con las
5
Legal Services Corporation, Documenting the Justice Gap in America, consultado en
http://www.lsc.gov/pdfs/documenting_the_justice_gap_in_america_2009.pdf.
6
disposiciones de las leyes orgánicas de la Junta de Planificación y ARPE, la Ley de Municipios
una serie de situaciones diversas que asumen nombres como “estado de emergencia”, “estado de
más extrema de todas, el “estado de guerra”. El mecanismo no es nuevo. Se remonta a los días
de las dictaduras de la República Romana.6 Con el surgimiento del estado moderno se intentó
revestir la institución de la excepción con ropaje democrático. Según nos recuerda el jurista
colombiano Antonio Barreto Rozo, el estado de excepción moderno “fue una creación de la
distinguió por primera vez entre el estado de paz, el estado de guerra y el estado de sitio.7
“Desde entonces,” nos dice Barreto, “lo „excepcional‟ ha intentado por todos los medios hablar
de tales estados de excepción. Si bien, por un lado, el propósito ha sido permitirlos, pues
ciertamente hay situaciones que lo ameritan, como las catástrofes naturales, por el otro, se ha
6
Véanse, William Vázquez Irizarry, “Excepción y necesidad: la posibilidad de una teoría general de la emergencia”,
próximo a publicarse en SELA, La inseguridad, la democracia y el derecho (2010); Lautaro Ríos Álvarez, “Los
estados de excepción constitucional en Chile,” en Ius et Praxis, 8(1): 251-282, 2002, Versión On-Line ISSN 0718-
0012, consultado en http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=s0718-00122002000100014&script=sci_arttext.
7
Antonio Barreto Rozo, “Normalidad y excepcionalidad: la indescifrable regularidad contemporánea de la
excepción,” en SELA, Poder Ejecutivo, Editores del Puerto, 2007, a la pág. 325.
8
Id.
7
procurado también regularlos de modo que se limiten las facultades del gobierno al ejercer esas
prerrogativas.
humanos que se refieren a la materia y de la doctrina elaborada por los comentaristas surgen
varios principios básicos diseñados para orientar tales ejercicios de poder. En primer lugar, los
tienden a definir con relativa precisión en qué consisten las circunstancias excepcionales que los
necesidad de las medidas tomadas. Suelen indicarse también de antemano qué derechos estarán
sujetos a restricción y cuáles no. A su vez, las medidas adoptadas han de ceñirse al principio de
temporalidad, es decir, deben ser realmente transitorias. Así, por ejemplo, al amparo de las
en las tres regiones más afectadas por el terremoto acaecido en Chile el 27 de febrero de 2010
sólo duró treinta días. La presidenta saliente Michele Bachelet lo decretó por ese limitado
periodo y el nuevo Presidente Sebastián Piñera no quiso extenderlo, por entender cumplido el
propósito de la declaración. Compárese ese proceder prudente, ante un hecho catastrófico como
dos años de toda la legislación laboral relativa al empleo público y de todos los convenios
colectivos firmados por el gobierno con los sindicatos que representan a los empleados
8
Finalmente, las facultades del ejecutivo y del legislativo para declarar estados de
excepción, incluidos los de emergencia, suelen estar sujetas al control judicial. En algunos casos
los requisitos formales de la norma constitucional aplicable. En otros, la revisión judicial puede
ir más allá y, si bien no pretende sustituir el criterio de los poderes ejecutivos y legislativos, sí les
exige que por lo menos justifiquen su decisión ante el público y ante los tribunales con la
evidencia pertinente para acreditar tal justificación.9 Pero aun en otros casos, la fiscalización
judicial puede ser plenamente de fondo, en otras palabras, los tribunales pueden declarar
inconstitucional el decreto de emergencia por entender que los hechos que lo motivaron, según el
gobierno, realmente son insuficientes. Este último es el criterio adoptado por el Tribunal
Cifuentes Muñoz, hoy decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Los Andes. Según
el tribunal, la única forma de darle vigencia al principio de que el Ejecutivo y el Legislativo están
declaración del estado de emergencia tanto en su forma como en su fondo.10 Esa actitud
fiscalizadora del tribunal colombiano contrasta con la total deferencia demostrada por el Tribunal
Supremo de Puerto Rico al juicio legislativo sobre la necesidad de las medidas de emergencia
9
Ese es un criterio similar al adoptado por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos en la jurisprudencia
relacionada con las actuaciones que menoscaban las obligaciones contractuales del estado cuando éste es parte en
los contratos afectados. Véase United States Trust Co. V. New Jersey, 431 U.S. 1 (1977) y su progenie. Véase
también a Vázquez Irizarry, supra nota 6, donde se sugiere que se adopte este tipo de escrutinio cuando el estado
es el responsable de la crisis que motiva la declaración de emergencia.
10
Sentencia No. C-004/92 del Tribunal Constitucional de Colombia.
9
Es importante señalar que, a pesar de ese conjunto de principios que se han desarrollado
para limitar las facultades de excepción de los gobiernos, el recurso a los estados de emergencia
arbitrarias de los gobiernos. Si bien en un momento dado los estados de excepción se pensaron
lugares las autoridades han sucumbido a la tentación de utilizarlos para todo lo contrario, es
concluir lo siguiente: Las respuestas a las crisis, incluidas las amparadas en estados de
respuestas a las crisis nunca pueden verse como simples medidas pasajeras, sin efectos a largo
plazo. Por el contrario, pueden tener, y con frecuencia tienen, efectos tan duraderos que
Y es que las pretendidas medidas temporeras albergan una vocación profunda de permanencia.
11
Véase Luis Carlos Alzate Ríos, “Derechos humanos y estados de excepción”, consultado en
http://www.monografías.com/trabajos13/ddhhy/ddhhy.shtml.
12
Efrén Rivera Ramos, “Comentario”, en SELA, Poder Ejecutivo, Ediciones del Puerto, 2007, a la pág. 355.
13
Id.
10
Pinochet, constituido como estado de excepción, fue configurando un nuevo orden constitucional
cuyos efectos perduran hasta hoy.14 De hecho, la constitución chilena actual, con múltiples
contenidos originales de esa constitución del 1980 han condicionado durante muchos años el
desarrollo constitucional chileno. Se trata de un caso extremo, lo sé. Pero como he dicho en otra
ocasión, a veces el relato de lo extremo puede servir para recordarnos que la vigilancia nunca
está de más.
En nuestro caso no debe abrigarse duda alguna de que, por más que el texto de la Ley 7
prescriba que algunas de sus medidas más drásticas tendrán una duración de sólo dos años, las
consecuencias de los despidos efectuados a su amparo tendrán efectos longevos en las familias
de los trabajadores despedidos, en los usuarios de los servicios disminuidos del gobierno y en la
economía toda del país. De mayor calado todavía, la subversión que ese estatuto ha operado en
principios jurídicos que se pensaban asentados en nuestra cultural laboral, como el principio del
mérito, habrá de perdurar más allá de la vigencia de la ley. Ésta ha socavado ya la confianza de
dar por bueno que el principio del mérito se lesione cuando la Asamblea Legislativa lo estime
políticamente conveniente.
Esto nos lleva al segundo aspecto de la tesis que he formulado: lo que se adopta o tolera
como excepcional, se va convirtiendo poco a poco en lo normal. Ello está ocurriendo en los
Estados Unidos, y por carambola en nuestro país, con las medidas draconianas incorporadas en el
Patriot Act y otros estatutos adoptados como secuela del ataque a las Torres Gemelas, cuyo
noveno aniversario recordamos hoy. Los enormes poderes conferidos al FBI, a los empleados de
14
Fernando Atria, “Sobre la soberanía y lo político”, en SELA, Poder Ejecutivo, Editores del Puerto, 2007, 299-320.
11
las aduanas y a los funcionarios de inmigración, entre otros agentes del orden público en los
Estados Unidos, como reacción a lo que se percibió como una crisis de seguridad nacional, se
han convertido en el modus operandi ordinario de esos cuerpos a lo largo y lo ancho de todo ese
país y sus territorios, por más lejos que se encuentre ya el momento de aquel ataque y por más
tenue que sean las sospechas de que alguien pueda estar relacionado con algún grupo
considerado terrorista.
Esta cualidad de las respuestas a las crisis la ha explicado muy bien el premio Nobel de
Economía Paul Krugman. Analizando la reacción a las crecientes tasas de desempleo en los
Estados Unidos, Krugman advierte el peligro de que lo que solía considerarse una tasa de
nueva normalidad del mercado laboral. Y lo que es peor, que a nadie en los sectores gobernantes
is life”.
Con lo dicho hasta aquí creo que hemos hecho embocadura suficiente para entrar al
segundo tema de este mensaje: el de los derechos y su relación con las crisis.
En los países donde han prevalecido las tendencias neo-liberales, los recortes económicos
han solido venir acompañados de una reducción de derechos. Ello es explicable. Los derechos,
sobre todo los civiles y políticos, como los de expresión y asociación, que sirven para canalizar
la protesta, constituyen una molestia para quienes interesan despacharse el bizcocho económico
con la cuchara grande. De ahí la proliferación de prácticas y medidas represivas de toda índole.
También se ven menoscabados los derechos sociales y económicos, como el derecho al trabajo, a
15
Paul Krugman, “Defining Prosperity Down”, The New York Times (New York edition), 2 de agosto de 2010, a la
pág. A17.
12
la salud y a la educación, que son los instrumentos normativos necesarios para articular los
tomadas de la mano.
Cuando la crisis es política la tentación de constreñir los derechos es todavía más patente,
pues de lo que se trata es, bien de defender a toda costa el estado de cosas vigente, o, por el
contrario, de desmantelar las instituciones y garantías existentes con el fin de instaurar una nueva
pueden, por otra parte, constituir la excusa perfecta para proponer, a veces con respaldo popular,
el abandono de derechos personales y colectivos que son el fruto de esforzadas luchas del
pasado.
Cuando la crisis tiene como base la debilidad de las instituciones, el ataque contra los
derechos se torna más ominoso aún, pues su garantía ya no puede contar con instituciones fuertes
a las cuales puedan acudir las personas afectadas por los atropellos.
cierne sobre la idea misma de los derechos. Es decir, la desvalorización del concepto de los
que pueden resultar más seductores, por convenientes, como sería, por ejemplo, el culto supremo
a la voluntad electoral de las mayorías. Esa actitud es una realidad latente que merece toda
13
contemporáneo y la emergencia de aspiraciones éticas globales como el respeto a los derechos
concebir la democracia desvinculada de la noción misma de los derechos. Uno de los pensadores
actuales que mejor ha articulado la cuestión es el filósofo Jürgen Habermas, para quien los
derechos son consustanciales con la democracia moderna.16 A los derechos hay que verlos, dice
reglas del juego democrático, la más fundamental de ellas, el respeto a los derechos de todos y
civiles y políticos, sin la realización efectiva de los derechos económicos, sociales y culturales, y
sin las garantías de los derechos colectivos como el derecho a la paz, a un medio-ambiente sano
comunidad democrática, no puede haber voluntad mayoritaria que valga. En nuestros días los
inclusive a la soberanía, que por mucho tiempo se consideró que, por definición, no tenía límites.
De ahí que Habermas considere a la desobediencia civil como una “piedra de toque” del orden
una minoría, o un individuo aislado, llame a la conciencia de la mayoría para que retorne a las
coordenadas del orden político legítimo cuando esa mayoría se ha desviado de las reglas del
16
Jürgen Habermas, Facticidad y validez, Editorial Trotta, 1998.
17
Jürgen Habermas, “La desobediencia civil. Piedra de toque del Estado democrático de Derecho”, en Ensayos
políticos , 1988, a las págs. 51-71.
14
juego operando injusticias profundas contra sectores de la población. Por supuesto, la situación
es peor cuando, tomando como excusa un mandato electoral, una minoría entronizada en el poder
verdadera mayoría.
mejor contribución que una organización como este Colegio de Abogados y Abogadas puede
abogados son los derechos de las personas. Si nosotros no hacemos de esa defensa nuestro
defensa de los derechos es nuestra respuesta ante situaciones en las que la violación de los
derechos de otras personas proviene de los “nuestros”, es decir, de nuestro país, de los gobiernos
con los que simpatizamos, de los partidos a los que pertenecemos, de la clase social en la que nos
desenvolvemos, de las iglesias a las que asistimos, de las agrupaciones en las que militamos, de
los jueces a quienes respetamos, de los compañeros y compañeras con quienes trabajamos, de los
amigos que más queremos, de los familiares a quienes más amamos. Si miramos para el otro
lado cuando el atropello de los derechos viene de esos ámbitos, tendremos que cuestionarnos si
en verdad creemos en los derechos de las personas, sobre todo cuando hablamos de los derechos
Si hoy estuviera en el poder el Partido Popular Democrático, yo les diría a los abogados y
abogadas populares que su deber no es mirar para el otro lado cuando el gobierno al mando de su
partido violente los derechos de los demás. Si mañana un partido independentista nos gobernara,
yo les diría a los abogados y abogadas independentistas que no podrían hacerse de la vista larga
15
si tal gobierno incurriera en la violación de los derechos de otros sectores del pueblo. Si pasado
mañana el gobierno pasara a manos de un gobierno socialista, yo les diría a los abogados y
abogadas socialistas que no permitieran que su gobierno socavara los derechos de la población.
Hoy gobierna el país un gobierno novoprogresista. Yo les digo a los abogados y abogadas
novoprogresistas que su obligación también es alzar la voz en defensa de todos y todas aquellas
cuyos derechos se ven violados por algunas de las acciones del gobierno en el poder. Esa es la
Un aporte adicional que puede seguir haciendo esta organización es luchar sin cesar
porque se instauren las condiciones necesarias y suficientes que garanticen la efectividad de los
institucionales que los hagan efectivos son, en el mejor de los casos, meras aspiraciones, y en el
peor, abstracciones a las que se acude retóricamente para encubrir la carencia de su disfrute real.
materiales, sociales, políticas y culturales que permiten a los jueces y juezas cumplir con sus
mejor entendimiento del derecho y la justicia, sin presiones indebidas. En ello le va la vida a
garantizar que se realicen los contenidos de los mandatos electorales. Para ello los gobernantes
el aparato ejecutivo, además del control del presupuesto y el manejo de numerosas técnicas de
gobierno y comunicación con el público. La función de ese tribunal y de los tribunales todos,
16
según la concepción que hemos esbozado, es asegurar que se cumplan las pre-condiciones de
participación en el juego democrático, es decir, que se respeten los derechos de todas las
personas. La suya es, pues, una tarea de árbitro activo y sigiloso en la protección de los
derechos, sobre todo de las minorías – nacionales, étnicas, políticas, religiosas, sexuales y
raciales -- que muchas veces no tienen otro recurso institucional para proteger sus derechos que
justicia deben poder contar, y han contado, con el apoyo más decidido de este Colegio y de cada
saltarse los procedimientos establecidos, utilizando la propia legalidad para suspenderlos, y con
ello disminuir numerosos derechos. Los tribunales no deben renunciar a su capacidad de evaluar
con rigurosidad los decretos de emergencia del gobierno pues, como se ha dicho muchas veces,
en un sistema constitucional no puede haber poder sin control. Hay una diferencia conceptual
muy importante entre un gobierno autoritario y un gobierno ético. El gobierno autoritario opera
como si no tuviera límites. El gobierno ético sabe limitar su propio poder y para ello se aferra al
Permítanme pasar ahora a considerar brevemente las repercusiones que tienen ciertas
respuestas a las crisis para eso que llamamos el espacio público. La crisis económica de los años
treinta del siglo pasado en los Estados Unidos y en otros lugares, incluido Puerto Rico, fue
enfrentada con una intervención activa del estado en los procesos económicos y sociales. Ello
tuvo como consecuencia un enriquecimiento físico del espacio público mediante la construcción
17
parques y plazas, transporte colectivo, en fin, una verdadera inversión social que aumentó la
riqueza común y amplió su disfrute. Hubo también una intensificación de la actividad pública
nuevos agentes políticos. En fin, pese a todas sus deficiencias, la respuesta a aquella crisis
Las respuestas de corte neo-liberal a las crisis económicas de los años ochenta del Siglo
XX y las primeras décadas del XXI han tenido el efecto contrario. Han ocasionado un
escuelas, medios de transporte colectivo, centros comunales, parques y otros lugares de disfrute
común. Durante el gobierno de la Primera Ministra Margaret Thatcher los analistas británicos
lugar, los recortes dramáticos de presupuesto, con su secuela de despidos, han traído consigo una
contracción en el renglón de los servicios que ha terminado afectando a los más necesitados. Ese
dramáticas en los intentos por reducir los ámbitos de deliberación sobre los problemas comunes.
18
Para un análisis reciente del empobrecimiento de esta dimensión del espacio público en Puerto Rico, véase,
Francisco A. Catalá Oliveras, “Salida y voz: Entre el espacio privado y el espacio público”, Lección Magistral,
Universidad de Puerto Rico, Recinto de Bayamón, 29 de octubre de 2009 (manuscrito).
18
Esos esfuerzos incluyen el bloqueo del acceso a los lugares donde ha de ocurrir la deliberación, a
la información necesaria para deliberar, a la palabra o a la voz como medio para participar en el
En todas las épocas Puerto Rico ha experimentado intentos más o menos burdos, más o
destacar los obstáculos más recientes al derecho de acceso a la información. El Centro para el
Periodismo Investigativo de Puerto Rico ha presentado durante el último año y medio cinco
eminentemente pública que le ha sido denegada. Hay numerosas solicitudes adicionales que no
organismo gubernamental, cuyo director ha sido destituido en días recientes, también tuvo que
acudir a los tribunales para que le suministraran información vital para el desempeño de su
encomienda. La negativa a honrar ese tipo de pedido es una sustracción ilegítima de información
que el público debe tener a la mano para poder enjuiciar a su gobierno y participar
inteligentemente en el debate público. A ello hay que añadir numerosas instancias conocidas de
intervención policiaca con militantes feministas mientras pintaban un mural contra la violencia
doméstica en un puente de San Juan, la caracterización de quienes protestan con epítetos como
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de Educación, el ataque contra este Colegio de Abogados y la congelación de las operaciones de
Por todo lo dicho, se torna evidente la relación estrecha de las crisis, sean económicas,
asamblea histórica, renueve públicamente su compromiso con la garantía de los derechos cuyo
ejercicio pleno deben respetar las respuestas de nuestros gobiernos a las crisis del presente.
esfera de deliberación pública en la que ha participado siempre con voz propia y con vocación de
hacer la diferencia. Esa es la exhortación, queridos y queridas colegas, que nos hago a todas y a
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