Вы находитесь на странице: 1из 115

as causas de la crisis de 2001

Dr. Ricardo ARONSKIND

Antecedentes:

La crisis de 2001 quizás haya sido el peor derrumbe social de la historia argentina. No se trató,
desde ya, de una mera crisis económica, sino que se puso en juego la posibilidad de la
continuidad del Estado nacional como entidad con capacidad de autogobierno.

Hacia fines de aquel año, la disolución de los vínculos políticos, económicos y sociales llegó a
un punto tal que no podían garantizarse las condiciones para la supervivencia “normal” de
amplias franjas de la población. El colapso del aparato productivo, bancario y de las finanzas
públicas fue sólo la expresión económica del derrumbe de toda la sociedad. A diferencia de un
cataclismo, no fue un producto de la naturaleza, sino de la acumulación de políticas contrarias
a los intereses básicos de la Nación.

LO ROJO YA USADO

Por supuesto pueden encontrarse antecedentes de esta situación en los propios albores de la
Argentina, como por ejemplo su prematuro endeudamiento externo ya en 1824, la presencia de
fuertes intereses extranjeros en los propios centros de la decisión nacional hasta bien
avanzado el siglo XX, las dificultades del país para encontrar un lugar adecuado en la división
internacional del trabajo cuando avanzó en el proceso sustitutivo de importaciones.

Sin embargo, es posible afirmar que las condiciones materiales y sociales que desembocaron
en la crisis de 2001 comenzaron a gestarse un cuarto de siglo antes, en 1976. La dictadura
cívico militar que allí se inició dejó como principales legados una transformación en el poder
social a favor de los sectores más concentrados en los productivo y financiero, y en el terreno
económico un enorme endeudamiento externo que neutralizó las capacidades estatales para
continuar liderando el desarrollo económico. El cuadro de fuerte endeudamiento fue el que
favoreció la ingerencia permanente de la tecnocracia neoliberal del FMI sobre la definición de
las políticas públicas. Si bien el “Proceso de Reorganización Nacional” fracasó como proyecto
político, triunfó en su voluntad de reorganizar al país, a favor de las fracciones más parasitarias
del capital, tanto local como extranjero. El retroceso industrial y la precarización social se
prolongaron durante las dos décadas siguientes a la finalización de la dictadura, al debilitarse
sustancialmente la inversión productiva, la obra pública y la investigación y el desarrollo
tecnológico. El retroceso cultural y educativo acompañó al deterioro económico.

El período alfonsinista se mostró impotente para poder conciliar el crecimiento con el pago de
la deuda externa, y la presión de actores locales y externos sobre las menguadas finanzas
públicas crearon un escenario de inestabilidad macroeconómica recurrente.
La hiperinflación que concluyó con el gobierno radical creó un clima catastrófico propicio para
que los acreedores externos, aliados a fracciones empresarias locales, delinearan un profundo
programa de reformas estructurales, diseñado para maximizar ganancias privadas a costa del
patrimonio público y del ya debilitado proceso de acumulación local. Serán las reformas
estructurales de los ´90, acompañadas por el Plan de Convertibilidad lanzado en 1991, las
causas más próximas de la crisis de 2001.

Las causas inmediatas:

Se ha señalado al tipo de cambio artificialmente revaluado como la causa de los enormes


desequilibrios del período, ya que estimuló fuertemente la importaciones (destruyendo la
industria local), hizo perder competitividad a las exportaciones (reduciendo el margen de
ganancia, o haciéndolas desaparecer), propició las actividades especulativas y llevó a un
enorme endeudamiento público y privado que derivó en la incapacidad de la economía de
obtener los créditos necesarios para pagar sus compromisos externos. Pero la revaluación
cambiaria no fue más que una parte del conjunto de las políticas implementadas en ese
período de fundamentalismo neo-liberal.

Según esa visión ideológica, el Estado debía crear un “clima de negocios” que propiciara la
inversión privada. En la práctica, eso significó la total subordinación de las políticas públicas a
las necesidades y demandas de las diversas fracciones empresarias. Sin embargo, la
sumatoria de favores a diversos intereses particulares no constituye una política productiva.
Las políticas de apertura importadora, privatización a precio vil de las empresas públicas y la
desregulación a favor de intereses privados, no tuvo otra meta que la de otorgar rentas en
condiciones privilegiadas a determinados actores locales y extranjeros. El tipo de cambio
artificialmente sostenido con endeudamiento externo fue parte de esas medidas: favoreció la
concesión de una gran masa de créditos al país, muy útiles para los financistas internacionales
y los comisionistas locales que necesitaban colocar fondos en economías periféricas; favoreció
la importación de todo tipo de bienes de consumo, provenientes de firmas extranjeras, lo que le
proporcionó a la población la sensación (ficticia) de progreso y de “acceso” a la modernidad;
favoreció la remisión de utilidades mucho más elevadas en dólares de las firmas extranjeras a
sus casas matrices, ya que podían obtener muchos más dólares gracias a la baratura de los
mismos debido al “1 a 1”; favoreció la ilusión de estabilidad de precios, ya que la brutal
disrupción de la producción local y la enorme masa de desempleados que se fue acumulando a
lo largo de esos años, presionó hacia la baja el salario nominal.

El desempleo, que llegó al 18% -con un subempleo semejante- a mediados de la década, fue
un aspecto relevante del “modelo”, ya que permitía un fuerte disciplinamiento laboral, y fue un
antecedente social directo de las jornadas de diciembre de 2001. El movimiento piquetero
surgirá a todo lo largo del país como estrategia de auto defensa de diversos grupos
poblacionales frente a la destrucción masiva de puestos de trabajo públicos y privados que
propiciará la convertibilidad, y la total imposibilidad de insertarse en un aparato productivo en
constante achicamiento. Desde 1998 los indicadores económicos y sociales no dejaron
retroceder permanente: cayeron el nivel de actividad, el empleo, los ingresos, las finanzas
públicas. La fuga hacia delante de la gestión menemista (con Fernández) consistió en la venta
de valiosos activos públicos (YPF), mientras en la gestión delaruísta (con Machinea, López
Murphy y Cavallo), se insistió con el endeudamiento externo y los recortes presupuestarios
para liberar recursos para… poder pagar deuda.

La hegemonía ideológica del sector financiero sobre el resto de la sociedad fue de tal magnitud,
que a través del latiguillo del “riesgo país” logró que parte de la sociedad se solidarizara con
sus demandas de ajuste y deflación para garantizar sus cobranzas al Estado. La subordinación
de los principales partidos políticos a los financistas dejó prácticamente sin alternativas a la
población, que creyó ver en todos “los políticos” a sus enemigos, perdiendo de vista las
dimensiones socio-económicas del modelo. La larga recesión desde 1998 hasta 2001 fue
derrumbando las economías regionales, a los pequeños productores, a los comerciantes, a los
profesionales, además de a los desocupados. Florecieron los clubes de trueque, y las monedas
provinciales devaluadas. El intento final de salvar a los bancos de una corrida bancaria –
cuando finalmente los sectores medios se despertaron de la ensoñación de la convertibilidad e
intentaron sacar sus fondos de las entidades- mediante el “corralito”, llevó a un estado de
extrema asfixia a la actividad económica, acrecentando el estado de angustia que afectaba a
buena parte del país. El gesto irritante del presidente de la Rúa de declarar el estado de sitio
ante la generalización de los saqueos hizo que se unificaran los múltiples malestares, y
provocó el estallido del 20 de diciembre. Era el final de una larga época de decadencia
nacional.

Marco internacional de la crisis de 2001


Dra. Sandra COLOMBO

La situación internacional de 2001 es consecuencia directa de acontecimientos y procesos que


se produjeron en las últimas tres décadas del siglo XX. Sin lugar a dudas, en el ámbito político,
el suceso más trascendente fue la implosión y desintegración de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS) que dejó de existir formalmente en 1991. Este hecho ocasionó el
nacimiento de un nuevo orden mundial caracterizado, entre otras cuestiones, por la emergencia
de Estados Unidos como la potencia hegemónica, el primer poder verdaderamente mundial de
la historia, que en función de sus intereses económicos más concentrados, y sin importar que
el presidente fuera demócrata o republicano, impulsó la apertura de mercados a través de la
firma de tratados de libre comercio (TLCAN, ALCA), presionó para que los países
implementaran políticas neoliberales y reforzó su presencia militar en el mundo con el fin de
controlar los recursos naturales imprescindibles para mantener su estructura económica
-fundamentalmente energéticos-, que eran disputados por otras potencias como la Unión
Europea, Rusia o China. La Guerra del Golfo de 1990-91, la intervención militar en el conflicto
de la ex Yugoslavia en 1999, la multiplicación de bases militares en la zona del Gofo Pérsico y
Asía Central, la guerra contra Afganistán en 2001, entre otros acontecimientos, demostraban
una estrategia tendiente a incrementar la militarización y fortalecer una situación de
unipolaridad.

Los atentados del 11 de septiembre a las Torres Gemelas y al Pentágono acentuaron las
tendencias preexistentes. A partir de ese momento, la política internacional del presidente
George W. Bush (2001-2009) estuvo orientada a combatir a la gran amenaza global, el
terrorismo internacional, mediante la construcción de coaliciones flexibles y de ataques
militares preventivos. Esta mirada unilateral que reafirmaba el accionar preventivo y ofensivo
tendía a desestabilizar el sistema internacional con graves consecuencias para todos los
Estados, particularmente los más débiles, debido a la inobservancia de las premisas del
derecho internacional.

En este contexto de guerra global contra el terrorismo, América latina quedó fuera de las
prioridades de Washington, salvo las puntuales excepciones de México, Colombia y Cuba que
permanecieron siempre dentro de la agenda por razones de distinto orden. La lucha contra el
terrorismo y el narcotráfico en la región, se tradujo en el incremento de presupuesto para el
Plan Colombia, en la creación de la Iniciativa Andina Antidrogas y en las presiones para que se
aumentaran los controles “en conjunto” sobre la Triple Frontera, donde convergen Argentina,
Brasil y Paraguay, considerada por el Pentágono como una zona de peligro potencial.
En el ámbito económico la caída del bloque socialista a principios de la década de los noventa
intensificó la globalización del capitalismo. Los flujos de comercio de bienes y servicios y sobre
todo de capitales financieros, se incrementaron gracias a la difusión de las políticas de
liberalización y al desarrollo de las nuevas tecnologías -como la informática y las
telecomunicaciones- que permitieron realizar operaciones en tiempo real las 24 horas en
cualquier parte del mundo. De las operaciones en los mercados cambiarios, 95% correspondía
a movimientos financieros y sólo 5% a cancelación de transacciones reales de comercio de
bienes y servicios e inversiones privadas directas. El vertiginoso desarrollo de los mercados
financieros globales, aceleró a su vez los procesos de acumulación y concentración de
capitales, beneficiando a aquellos países, corporaciones y redes financieras que tenían
condiciones para trasladar sus capitales de acuerdo con su lógica de acumulación
(RAPOPORT, 2005). Esta primacía del capital financiero estuvo legitimada y alentada por el
Consenso de Washington (1989) quien instaló la idea de que los mercados liberados de la
injerencia del estado, optimizaban la asignación eficiente de los recursos.

Los movimientos especulativos de capital cada vez más disociados del sector productivo
gestaron una “economía virtual” que afectó especialmente a los países receptores de
inversiones y fondos especulativos como los latinoamericanos, en los que se instaló una
situación de volatilidad e inestabilidad crónicas que poco tenían que ver con el desarrollo
sustentable. La vulnerabilidad de las economías nacionales quedó en evidencia durante las
crisis financieras que sacudieron el sistema internacional en 1994 (México), 1997 (sudeste
asiático), 1998 (Rusia), 1999 (Brasil) y 2001 (Argentina), las cuales provocaron el re
direccionamiento de las inversiones extranjeras hacia destinos más seguros. Frente a esta
situación, los países latinoamericanos tuvieron que ajustarse a una mayor restricción financiera
ya que la caída en el ingreso de capitales se conjugó con la persistencia de importantes
transferencias al exterior en concepto de pagos del servicio de la deuda y remisión de
utilidades de inversiones.

La creciente turbulencia en el sistema financiero internacional, ocasionó que en el año 2001 se


registrara la primera declinación del volumen del comercio mundial de mercancías desde 1982
y la primera disminución de la producción mundial de mercancías desde 1991. El crecimiento
del PIB mundial fue de sólo el 1% como resultado de la excesiva disminución de los gastos en
productos de tecnología de la información, y de la inesperada gran reducción de la demanda en
Europa Occidental y en los Estados Unidos.

Con la intensión de evitar una mayor recesión, en noviembre se inició en Doha (Qatar) la cuarta
ronda comercial en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC) con el compromiso
de avanzar en la progresiva liberalización de los intercambios. A pesar de las expectativas, no
hubo avances en la liberalización del comercio agrícola, tema especialmente sensible para los
países menos desarrollados que trataban de obtener un acceso libre de obstáculos para sus
producciones de origen agrícola en los mercados de los países centrales. Los países
desarrollados se negaron a reducir la ayuda que daban a los productores y a las exportaciones
vía subsidios, y frenaron las negociaciones.

En el marco de la Ronda de Doha, en diciembre de 2001, y después de 15 años de


negociaciones, China ingresó a la OMC incorporándose plenamente al mercado mundial y
acelerando su participación en el intercambio de bienes y servicios. Este acontecimiento y el
inusitado crecimiento de su economía a una tasa media anual del 10%, convirtieron a China en
un actor crucial en la recuperación económica mundial en general, y en la latinoamericana, en
particular. Durante la primera década del siglo XXI, los países de América del Sur se
transformaron en importantes proveedores de productos primarios y de manufacturas basadas
en recursos naturales para ese mercado asiático, lo cual junto al aumento del precio de
las commodities, les permitió acumular un superávit creciente y sostener un importante
crecimiento económico.

Para América Latina, el año 2001 fue un año difícil debido a la retracción de la economía y la
huida de capitales. La deuda externa, la extranjerización de sus economías, la redistribución
regresiva de los ingresos, la concentración económica y el incremento del desempleo y la
pobreza eran características que se venían acentuando en las últimas tres décadas producto
de la implementación de severos ajustes y reformas estructurales según lo estipulaban las
consignas del neoliberalismo, defendidas y difundidas por el bloque vencedor de la Guerra Fría
y las elites nacionales, con amplio respaldo de los organismos multilaterales de crédito.

La economía internacional y el endeudamiento externo existente desde la década de los 70,


habían posicionado al FMI y al Banco Mundial como protagonistas permanentes de la
formulación y gestión de la política económica de estos países. La política económica de los
países latinoamericanos, en mayor o menor medida, se formulaba, condicionaba o monitoreaba
desde el exterior limitando el rango de autonomía. Estas políticas atedian de forma preferente
-cuando no excluyente-, el pago de la deuda externa, sacrificando en función de ello, las
verdaderas políticas de desarrollo nacional.

Estos desequilibrios y dificultades internas se agudizaron o se pusieron al descubierto ante el


deterioro del marco externo. De este modo, América latina mostró un crecimiento del PBI de
apenas 1,2% en el año 2001 -cifra que equivale a una contracción del producto por habitante
de 1,1%-, un balance de bienes y servicios negativo (-237.329 millones de dólares), y un
decrecimiento acentuado de la inversión extranjera que se profundizará en el 2002. Como
consecuencia de la desaceleración de la economía, los países de la región sufrieron un
aumento de la pobreza (43,2%), de la indigencia (18,5%) y del desempleo que alcanzó una de
las mayores tasas observadas en los últimos diez años (17,4%).

Las desbastadoras consecuencias económicas y sociales que se venían evidenciando desde


fines de los noventa, y que se incrementarían en el contexto de la crisis económica financiera
internacional provocarían en los años siguientes una ola de protestas populares contra el
proceso de globalización y las políticas del Consenso de Washington que ocasionarían
profundas crisis económicas, sociales e institucionales. Para el año 2001 ya existían
expresiones contundentes de los movimientos sociales contra la globalización y la hegemonía
neoliberal, como las manifestaciones contra la Cumbre de la OMC en Seattle en 1999, la
realización del Foro Social Mundial en 2001, el posicionamiento del Partido dos Trabalhadores
(PT) en Brasil, el Movimiento al Socialismo (MAS) y las movilizaciones que desataron la
“Guerra del Agua” en Bolivia, el presidente venezolano Hugo Chávez que desde 1999
impulsaba una Revolución Bolivariana, y el movimiento indígena en Ecuador que había
provocado la destitución del presidente Jamil Mahuad en el año 2000.

Los procesos y acontecimientos presentados sintéticamente hasta aquí, demuestran que las
recurrentes crisis del sistema capitalista internacional potenciaron los desequilibrios y las
vulnerabilidades derivados de las reformas estructurales implementadas en la década del
noventa. Esta situación provocó que los países de la región presentaran un progresivo rechazo
al neoliberalismo y un creciente sentimiento “anti-norteamericano”, y posibilitó la emergencia de
nuevos gobiernos de carácter progresista que plantearían modelos de desarrollo alternativos.

Bibliografía

BOTTO, M., DELICH, V., & TUSSIE, D. (2003). “El nuevo escenario político regional y su
impacto en la integración”; en Nueva Sociedad, Vol. 186, 114-127.
BRIEGER, P. (2002). ATTAC Argentina. “Guerra y Globalización después del 11 de
septiembre” en www.argentina.attac.org.
CEPAL. (2002). “Estudio económico de América Latina y el Caribe” en www.eclac.org.
FÉLIX, D. (1998). “La globalización del capital financiero”. Revista de la CEPAL - Número
extraordinario, 50 años en www.eclac.org
FERRER, A. (1997). Hechos y Ficciones de la globalización, Argentina y el MERCOSUR en el
Sistema Internacional. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
RAPOPORT, M. (2005). Historia económica, política y social de la Argentina (1880-
2003). Buenos Aires: Planeta.
RUSSELL, R. (2004). El orden político internacional pos-Irak. En M. Hirst, C. Pérez Llana, R.
Russell, & J. G. Tokatlian, Imperio, Estados e Instituciones (págs. 15-53). Buenos Aires:
Altamira.
SEVARES, J. (2004). Extranjerización y pérdida de autonomía. Edición Cono Sur, N° 66.
STIGLITZ, J. (2003). El malestar en la globalización. Buenos Aires: Taurus.

© Todos los derechos reservados.


Dra. Sandra COLOMBO:
Centro de Estudios Interdisciplinarios en Problemáticas Internacionales y Locales (CEIPIL),
Facultad de Ciencias Humanas, 

CÓMO FUE LA CRISIS ARGENTINA EN


2001?
El actual cese de pagos tiene su origen en la crisis del país a principios de la década
pasada; la grave crisis de ese entonces llevó a que el país declarara la mayor moratoria
de su historia.

Jueves, 31 de julio de 2014 a las 12:18 PM

Argentina_pinta  (Foto: CNN)

CIUDAD DE MÉXICO (CNNExpansión) -


Argentina está de nuevo bajo los reflectores internacionales por su segundo
cese de pagos en 12 años.
“Patria o Buitres” es una de las consignas que se leen en estos días en las
calles del país en referencia a la disputa legal que tiene el Gobierno
con fondos que no aceptaron un acuerdo tras la moratoria (default o
cesación de pagos) de 2001, la más grande en la historia de la nación, y que
Buenos Aires califica de "Buitres".

A continuación los puntos clave para entender el origen del escenario en el


que actualmente está la administración de Cristina Fernández.

1. En 1999, la onda expansiva de la crisis financiera mundial —iniciada en


1997— afectó al país y lo empujó a una recesión.

Para responder a las exigencias del Fondo Monetario Internacional, el


Gobierno adoptó planes de austeridad y amplío los aumentos de
impuestos. Estas medidas desataron huelgas que sacudieron a la nación.

2. Para detener la corrida bancaria (el retiro masivo de depósitos ante la


desconfianza de la economía) e impedir la quiebra de los bancos, a
principios de 2001, el Gobierno de Fernando de la Rúa ordenó el
congelamiento de los depósitos: cerca de 70,000 millones de dólares.

En una medida desesperada tras el retiro de 22,000 millones de dólares en


menos de tres meses por parte de cuentahabientes, la autoridad decidió
que los retiros por semana no podían superar los 250 pesos. (En 1991 se
instauró la paridad peso-dólar, es decir, que ambas monedas valían lo
mismo).

Además, prohibió las transferencias al extranjero, salvo las


correspondientes a operaciones de comercio exterior, o al pago de gastos o
retiros que se realizaran en el exterior vía tarjetas de crédito o débito
emitidas en Argentina.

3. La restricción, bautizada como “corralito”, desencadenó violentas


protestas que fueron reprimidas, dejando un saldo de 33 muertos. Los
supermercados fueron saqueados y la población expresó su cólera en los
barrios a través de los llamados “cacerolazos”.

4. Ante la agitación social, el 19 de diciembre de 2001 el presidente De la


Rúa decretó el estado de sitio. Al día siguiente, asediado por miles de
manifestantes que rodeaban la Casa Rosada (sede del Poder Ejecutivo), el
mandatario firmó su renuncia y abandonó el inmueble en helicóptero.

5. El día 23, el presidente interino Adolfo Rodríguez Saá declaró la mayor


moratoria de la historia: 100,000 millones de dólares incluyendo intereses.
Una semana después renunció al cargo.
Este default representó el 166% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
Hoy en día es menos del 40%. En 2001, casi la totalidad de la deuda estaba
nominada en dólares. Actualmente representa en billetes verdes sólo el 8%
del PIB.

6. Eduardo Duhalde, quinto presidente en casi dos semanas, anunció el 3


de febrero de 2002 la devaluación del peso (que llegó a perder 70%). La
medida puso fin a la paridad entre el peso y el dólar.

7. En 2002, la tasa de desempleo alcanzó un histórico 22.2%

8. En los años que siguen a la crisis, Argentina reanudó con trabajos el


crecimiento. El dinero de los ahorradores se redujo y el peso pasó a valer
un tercio de la moneda estadounidense.

9. Los acreedores de la deuda recibieron propuestas del Gobierno y


alcanzaron finalmente un acuerdo en 2005 que preveía una reducción de
cerca de dos tercios del monto adeudado.

10. Los mayores bancos de inversión, al igual que grupos de tenedores


individuales aceptaron un canje (swap) de bonos viejos en default por
nuevos. Entre 2005 y 2010 se adhirieron 93% de los tenedores de bonos
(bonistas), con rebajas de entre 45% y 70% de los adeudos.

Sin embargo, 7% de los acreedores no se sumaron al acuerdo, entre ellos,


fondos de inversión a los que Argentina denominó “buitres” y que
apostaron a recuperar el 100% de la deuda en efectivo a través de juicios.
Estos bonistas no prestaron dinero al país, compraron bonos después de la
moratoria y ganarán, si cobran, el 1,600%, según cifras del Gobierno
sudamericano.

11. Estos fondos obtuvieron un fallo favorable en una corte de Nueva York
en 2012, que fue refrendado por un tribunal de apelaciones. Argumentan
que hay evidencia de que Argentina puede sustentar los pagos en casos
presentados en cortes inferiores.

12. En junio de 2014, la Corte Suprema de Estados Unidos rechazó escuchar


una apelación de Argentina sobre la orden judicial que obliga al Gobierno a
pagar los 1,330 millones dólares que exigen los ganadores del juicio.

Con información de AFP, Reuters y el Ministerio de Economía de Argentina.


La Crisis Económica Mundial 1991-2001
Por Nick Beams
14 Mayo 2002

Utilice esta versión para imprimir | Envíe esta conexión por el email | Email el autor

Primera parte del discurso que Nick Beams, secretario nacional del Partido
Socialista por la Igualdad de Australia y miembro del comité de redacción
del World Socialist Web Site, presentara el 16 de enero de 2002 ante la
escuela internacional realizada en Sydney, Australia. En breve publicaremos
la segunda y tercera parte del discurso.

Hace diez año, luego del colapso de la Unión Soviética y los regímenes
estalinistas en Europa Oriental, el Comité Internacional de la Cuarta
Internacional (CICI) planteó la siguiente pregunta: ¿Ha creado la caída de
estos regímenes las condiciones para un equilibrio capitalista, o es ello la
expresión inicial de un proceso que está socavando la estabilidad de todo el
capitalismo mundial?

De la respuesta a esta pregunta surgen dos perspectivas políticas muy


diferentes. Si el colapso de la URSS significa que el capitalismo había
adquirido algo parecido a una nueva póliza de seguro de vida, entonces
tendríamos que admitir que, si el socialismo no había muerto, por lo menos la
perspectiva de la revolución socialista quedaba postergada para un lejano
futuro indefinido.

Nuestra respuesta, por el contrario, sostenía que la caída de la Unión Soviética


era la expresión política de enormes cambios en la economía mundial;
cambios que socavaban la estructura política en la cual se basaba la
estabilidad del gobierno de la burguesía. La mundialización de la producción,
la cual se vinculaba a vastos cambios tecnológicos basados en la computadora,
había dejado anticuada a la perspectiva económica nacionalista del
estalinismo; es decir, el “socialismo en un sólo país”.

Pero el colapso de los regímenes estalinistas fue solamente la expresión


inicial, una vez más, de las contradicciones entre el desarrollo económico
mundial—la expansión mundial de las fuerzas productivas propulsadas por el
capitalismo—y el sistema de estados-naciones en el cual se basaba el dominio
de éste. Insistimos que el resurgimiento de esta contradicción tenía vastas
consecuencias económicas y políticas.

La labor teórica y política del Comité Internacional durante la última década


se ha centrado en comprender las implicaciones de las consecuencias de este
nuevo desarrollo histórico del capitalismo, y, en base a dicho análisis, realizar
los cambios necesarios en nuestra propia práctica.
Desde el inicio reconocimos que la caída de los regímenes estalinistas—que
en conjunto eran la mayor y más poderosa burocracia obrera—tendría
enormes consecuencias para la evolución de las burocracias obreras de los
países capitalistas principales. Insistimos que la transformación de los
sindicatos y de los partidos socialdemócratas y laboristas no era simplemente
el resultado de la traición de esta o aquella dirigencia, sino el producto
orgánico de su propia estructura. Fue la reacción de las organizaciones
basadas en el estado-nación a la nueva situación producida por la
mundialización de la producción.

A su vez, la mundialización de la producción requería un análisis crítico y una


nueva elaboración de la perspectiva de la autodeterminación nacional. Si bien
esta exigencia había jugado un papel histórico progresista en el contexto de
una época anterior, en tanto que estaba dirigida contra el imperialismo, los
grandes cambios en la economía mundial la habían transformado. La
“autodeterminación” se había convertido en la reclamación de varios sectores
de la burguesía y pequeña-burguesía nacionales a medida que buscaban la
manera de establecer su propia relación con el capital internacional.

El análisis del Comité Internacional evolucionó en oposición a las varias


tendencias radicales pequeño-burguesas que insistían que la mundialización
no era nada más que propaganda de la élite dirigente. Los radicales sostenían
que el estado-nación seguía tan fuerte como siempre y que las perspectivas
políticas deberían de orientarse hacia éste. El ataque de la Liga Espartacista
contra nuestro análisis en 1994 resumió la postura política de todos aquellos
cuya perspectiva política se basa, a fin de cuentas, en ponerle presión al estado
nacional.

Si, el estado nacional, como sostenían los radicales, no había sido socavado
por el desarrollo mundial de las fuerzas productivas, y si se mantenía, como
ellos insistían, en la entidad política y económica principal, entonces la
perspectiva marxista tenía que pasar al plano de un ideal ético y moral. La
perspectiva socialista—basada en la abolición del estado nacional y la
propiedad privada—simplemente se convertiría en una utopía.

Esta fue la cuestión política principal que surgiera de los movimientos de


protesta contra la mundialización. Después de la manifestación de Seattle en
1999, explicamos que tenía que haber una distinción entre la mundialización
de las fuerzas productivas—un desarrollo totalmente progresista que establece
las bases para el socialismo mundial—y el capitalismo mundial, sistema
reaccionario y anticuado, basado en la propiedad privada y el estado nacional,
que actuaba como freno contra el desarrollo de las fuerzas productivas. Esta
distinción formó la base de nuestra polémica con el profesor Michael
Chossudovsky hace dos años.
Basado en este análisis, el CICI ha emprendido grandes cambios: la
transformación, durante 1995-96, de nuestras ligas en partidos y en 1998 el
lanzamiento de nuestro portal en el Internet, el World Socialist Web Site.

Ahora podemos plantear la pregunta: ¿Ha pasado nuestra perspectiva la


prueba de los eventos históricos? En otras palabras, ¿le ha sido posible al
capitalismo establecer un nuevo equilibrio internacional en el cual se pueda
basar una expansión mundial mayor? ¿Apuntan en esta dirección las
tendencias de desarrollo actuales? ¿Significan las tormentas y crisis de los
últimos 10 años los dolores de parto de un nuevo orden mundial estable? O,
por el contrario, ¿no representan una profundización del desequilibrio que
inicialmente llevó a la URSS al colapso? Durante esta charla trataré de
enfocar y contestar estas preguntas..

Los Estados Unidos dirige tres guerras

La economía política de la década pasada tiene dos características mayores: la


erupción de tres guerras conducidas por el imperialismo norteamericano y la
creciente turbulencia en el sistema financiero mundial. La Guerra del Golfo de
1990-91 fue seguida por la guerra en Serbia en 1999 y ahora por la guerra
contra Afganistán, y Bush promete que el 2002 será un “año de guerra”. A
inicios del 2002 estamos viviendo la recesión mundial más seria del último
cuarto de siglo, y posiblemente de todo el período posguerra.

La casualidad de la Guerra del Golfo en 1990-91 y la desintegración final y


colapso de la Unión Soviética no fue un accidente. Se trata de dos aspectos del
mismo proceso: la destrucción del equilibrio de posguerra del capitalismo
mundial. En ese entonces indicamos que la postura de los EE.UU. era
extremadamente contradictoria. Al mismo tiempo que celebraba su victoria
sobre la URSS, los EE.UU. luchaba por mantener hegemonía mundial sobre
sus rivales. El manifiesto del CICI de 1991, Oponerse a la Guerra
Imperialista y al Colonialismo, notó, “el empuje del imperialismo
norteamericano para restaurar su dominio mundial constituye el elemento más
explosivo de la política mundial.” Mucho más importante que la “liberación”
de Kuwait es la oportunidad que le ofrece a los EE.UU. de demostrar su
poderío militar.

La declaración del CICI de mayo de 1999, Petróleo, oro y el poder mundial,


concluyó que las raíces de la guerra de los EE.UU. contra Yugoslavia estaban
en su lucha contra las principales potencias capitalistas para reintegrar los
territorios de la ex URSS y apropiarse de sus recursos.

“Las mayores reservas de petróleo que todavía no han sido explotadas yacen
en las ex repúblicas soviéticas fronterizas con el Mar Caspio (Azerbaiján,
Kazajstán, Turkmenistán). Hoy estos recursos se dividen entre las potencias
capitalistas principales. Esta es la fuente que nutre el nuevo militarismo y que
llevará a las potencias imperialistas a nuevas guerras de conquista contra la
oposición local, así como también a mayores conflictos entre los imperialistas
mismos.

“Esta es la clave para entender la belicosidad de la política exterior de los


EE.UU. durante la última década. El bombardeo de Yugoslavia es la última en
una serie de guerras de agresión que se ha extendido por todo el mundo. Si
bien tenían ciertas codicias regionalistas, estas guerras han sido la reacción de
los EE.UU. a las dificultades y oportunidades que han surgido a partir de la
desintegración de la URSS. Washington considera que su poderío militar es el
naipe triunfante que le permite vencer a sus rivales en las luchas por los
recursos.”

El análisis del CICI anticipó la guerra actual contra Afganistán, la cual venía
preparándose muchísimo antes que los eventos del 11 de septiembre de 2001.
Los ataques terroristas proporcionaron el pretexto para que el gobierno
estadounidense pusiera en acción sus planes militares.

La postura mundial de los EE.UU. ha sido el tema de muchos debates durante


la última década. En 1992, por ejemplo, cierta información filtrada del
Pentágono explicaba que la cuestión central de la política exterior
estadounidense era mantener su hegemonía mundial.

En 1997, el consejero de seguridad nacional del gobierno de Carter, Zbigniew


Brzezinski, explicó claramente este punto de vista:

“La última década del Siglo XX ha sido testigo de cambios teutónicos en los
asuntos mundiales... La derrota y el colapso de la Unión Soviética fue el paso
final en el rápido ascenso de una potencia del hemisferio occidental, los
Estados Unidos, como único, y, en realidad, primer poder verdaderamente
mundial.”

Pero el problema era como podía mantener su supremacía. De acuerdo a


Brzezinski “la cuestión de cómo los Estados Unidos, comprometido
mundialmente, se enfrentaría a las complejas relaciones de poder en Euro Asia
—y particularmente si ha de prevenir el surgimiento de un poder euroasiático
dominante y antagonista—es crucial para poder ejercer su dominio mundial ”
(Brzezinski, El Gran Tablero de Ajedrez, pp. xiii-xiv).

Brzezinski dedica un capítulo de su libro a lo que él llama los “Balcanes de


Euro Asia”, que comprende, en términos generales, los países que rodean al
Mar Caspio y sus vecinos.
“Los Balcanes tradicionales representaban un premio geopolítico potencial en
la lucha por la supremacía europea. Los Balcanes euroasiáticos, que cruzan la
naciente red de transporte que unirá directamente las riquezas de Euro Asia
con las potencias industriales del occidente y oriente, también tienen una
importancia geopolítica. Más aún, son importantes desde el punto de vista de
la seguridad y ambición histórica de por lo menos tres de sus vecinos más
poderosos: Rusia, Turquía e Irán. Y la China también ha indicado que la
región le interesa más y más desde el punto de vista político.. Pero los
Balcanes euroasiáticos son infinitamente más importantes como posible
premio económico: una enorme concentración de reservas de gas natural y
petróleo se encuentra en la región, además de minerales importantes,
incluyendo el oro” (p. 124)

Brzezinski señala que la búsqueda del poder mundial y la democracia interior


son incompatibles. “Los Estados Unidos es demasiado democrática en su
política interior para ser autocrática en los asuntos exteriores. Esto limita el
uso del poder estadounidense, especialmente a su capacidad para intimidar
con su poder militar. Pero la búsqueda del poder no es un objetivo que
despierta la pasión popular, excepto bajo condiciones de amenaza o peligro
inmediato al sentido de bienestar interno del público” (p. 36)

Sería difícil describir de manera más sucinta el conjunto de efectos producido


por los eventos del 11 de septiembre y los ataques contra los derechos
democráticos en el interior de los EE.UU.

Un artículo publicado en el Sydney Morning Herald el 7 de enero, que fuera


reimpreso del LA Times y Reuters, señala el aumento de fuerzas
estadounidenses durante la última década:

“Detrás del velo de acuerdos secretos, los EE.UU. está creando y expandiendo
una red de bases militares que rodean a Afganistán y aumenta su capacidad
para atacar a cualquier región del mundo musulmán. Desde el 11 de
septiembre, según fuentes del Pentágono, ciudades militares compuestas de
tiendas de campaña han aparecido en 13 localidades ubicadas en nueve países
vecinos a Afganistán, aumentando sustancialmente así la red de bases en la
región. De Bulgaria y Uzbekistán a Turquía y Kuwait, más de 60,000
miembros del personal militar se encuentran estacionados en dichas bases.”

Después de la guerra contra Irak, el artículo nota, los EE.UU. construyó una
red de instalaciones militares en seis países del Golfo Pérsico. Desde el 11 de
septiembre, los EE.UU. ha llegado a nuevos acuerdos para establecer fuerzas
militares en Kirguizstán, Pakistán y Uzbekistán.
Si bien los eventos del 11 de septiembre, que aceleraron grandes cambios en
la situación política, no hubiesen ocurrido, la guerra contra Afganistán habría
ocurrido en otra oportunidad favorable.

Un ciclo peculiar de desarrollo de 10 años de duración

En cuanto a la situación económica, la recesión de los EE.UU. y mundial ya


estaba en camino antes del 11 de septiembre. E igual como los eventos
militares, ésta fue consecuencia de procesos que venían desarrollándose
durante toda la década.

En noviembre del año pasado, el Ministerio Nacional de Investigación


Económica (NBER) anunció, en base a una serie de estadísticas, incluyendo
datos acerca del empleo, que la economía estadounidense había entrado en
recesión. De acuerdo a la NBER, la recesión se había iniciado durante los tres
primeros meses del año, exactamente 10 años después de la última recesión
durante 1990-91.

Vale la pena analizar más detalladamente este ciclo. En primer lugar,


representa el período de expansión de mayor duración sin recesión en la
economía estadounidense. Ni siquiera durante la prosperidad de la postguerra
en los años 50 y 60 hubo un período de crecimiento constante tan prolongado.
Pero las características de estos últimos 10 años han sido muy peculiares.

Tal como notara el Financial Times del 1ro de noviembre, el ciclo de los 90,
lejos de representar el inicio de una “economía nueva”, se compara
desfavorablemente con períodos anteriores. No obstante la tasa de crecimiento
general haya sido 3.1% al año, la tasa per cápita fue menos del 1%.

“Históricamente, el último ciclo de ningún modo fue excepcional. La tasa de


crecimiento de los 90 apenas excedió la de los últimos años de los 70, que
fueron muy sosos : durante el ciclo económico de 1973 a 1980, el crecimiento
promedio de los EE.UU. fue 2.9%. El crecimiento en los 90 fue más lento que
el de los 80. Y comparado con el crecimiento promedio de 4.4% de los años
60, la cifras recientes han sido decepcionantes. La idea convencional que los
90 fueron años de crecimiento excepcional se debe a que la manera en que el
crecimiento se dio fue distinto al de los ciclos anteriores. El crecimiento fue
mayor durante la segunda mitad del ciclo. Recientemente se olvida con
frecuencia que la primera mitad de los 90 se caracterizado por una ‘expansión
sin creación de empleos'".. " ( Financial Times, 1ro de Noviembre, 2001).

Otro estudio del ciclo de los 90 nota: “Hasta el análisis más superficial y
precipitado de los datos indica que la ‘economía nueva' fue, más que nada,
propaganda hiperbólica. Si al ciclo se le considera en su totalidad, el
crecimiento promedio del PBI de 3.1% fue mucho menor que el de los 50 y 60
y apenas menor que el de los 70” (Dean Baker, The New Economy Goes Bust:
What the Record Shows, publicación del Centro de Investigación de
Economía Política).

¿Y qué de la economía mundial en general? Si analizamos los países del


grupo G7, encontraremos que sólo los EE.UU. y la Gran Bretaña tuvieron
tasas de mayor crecimiento durante el período 1993-98 en comparación al
período 1983-93. Y todos los países del grupo G7 tuvieron un crecimiento
muy por debajo del período 1964-73.

Crecimiento de los G7

Crecimiento anual los G7

   1964-73  1983-93  1993-98

Canadá  5.6  2.8  2.5

Francia  5.3  2.3  1.7

Alemania  4.5  2.9  1.5

Italia  5.0  2.4  1.3

Japón   9.6  4.0  0.8

Reino Unido  3.3  2.3  2.7

EE.UU.  4.0  2.9  3.0

(Tabla de Eatwell y Taylor, Global Finance at Risk, Polity Press, 2000, p.


107)

¿Y qué de los niveles de vida?

El 20% más rico del mundo recibe el 86% del producto nacional bruto
mundial. El 20% más pobre recibe sólo el 1%, y el 60% del medio sólo el
13%. Las 200 personas más ricas del mundo doblaron sus ingresos entre 1994
y 1998 a más de $1 trillón. La tres personas más ricas del mundo tienen
activos que sobrepasan la producción total de los 48 países más pobres. De
acuerdo al World Development Report [ Informe sobre el desarrollo mundial]
de 1999 de la ONU, $40 billones harían posible la salud y nutrición básicas, la
capacitación académica básica, el agua potable, la salud reproductiva y la
plantificación de familia a toda la población mundial. Una contribución anual
de 1% por parte de las 200 personas más ricas (aproximadamente $7 billones)
sería suficiente para garantizar la educación primaria y una contribución de
5% garantizaría todos los servicios sociales básicos.
Un estudio reciente nota lo siguiente: “En 1998-99, con la producción bruta
per cápita mundial crece a una tasa de 1.5%-1.8%, más de 80 países tienen
ingresos per cápita inferiores a los que tenían hace una década, y por lo menos
55 países han sufrido el declive de sus ingresos per cápita. La brecha de
ingresos que existe entre el quinto de la población mundial que vive en los
países más ricos y el quinto de los más pobres fue de 74 a 1, mayor que el de
60 a 1 de 1990 y del 30 a 1 de 1960. La desigualdad de ingresos también ha
aumentado dramáticamente en los países más ricos—particularmente en los
EE.UU. y la Gran Bretaña— y los pobres del mundo son hoy tan pobres o más
que en los 1820” (Heikki Patomaki, Democratising Globalisation, Zed Books,
2001, p. 100).

En cuanto a la economía estadounidense, hay una esfera en que la década de


los 90 sobrepasó a todas las décadas anteriores: el aumento de la deuda, en
particular de la deuda externa.

A fines del 2000, la deuda neta de los EE.UU. con el resto del mundo era de
$2.19 trillones. A fines del 2001, la deuda había ascendido a $2.60 trillones.
Ésta representa 22% del PBI, por encima del 16.4% en 1999 y 9% mayor que
el nivel de 1997. Esto significa que los EE.UU. absorbe aproximadamente dos
tercios de los ahorros mundiales. En otras palabras, los EE.UU. se ha
convertido en una enorme aspiradora financiera, aspirándole capital al resto
del mundo. Esta situación debe crear enormes tensiones económicas, porque
el capital invertido en los EE.UU. no puede usarse en otras regiones del
mundo para el desarrollo económico.

Estas cifras son verdaderamente extraordinarias en vista de los desarrollos


históricos del capitalismo. Los EE.UU. pasó a ser una nación deudora por
primera vez en 1917, cuando los británicos liquidaron sus inversiones para
pagar la guerra contra Alemania, y los bancos y casas financieras de los
EE.UU. se enriquecieron de la deuda de guerra asumida por los países
europeos. Los EE.UU. continuó como nación acreedora hasta fines de los
1980. Ahora, en poco más de más de una década, se ha convertido en la mayor
nación deudora del mundo. Revisemos algunos de los índices de esta
transformación. De 1983 a 1990, la deuda total del sector no-financiero dobló
de $5.36 a $10.85 trillones. En los años 90, ésta creció 62%, de $11.31
trillones en 1991 a $18.26 trillones a fines del 2000. Durante cada año desde
1992, los ingresos de inversión extranjera a los EE.UU. han contribuido más
del 10% de la totalidad de fondos suministrados al mercado crediticio
estadounidense.

La deuda interna también va aumentando. De acuerdo a los datos sobre la


corriente de fondos del Banco Federal de Reservas, la proporción de la deuda
pendiente al ingreso disponible aumentó de 87% en 1990 a más de 101% a
fines del 2000. El pago total a los servicios de deuda alcanzó la cifra récord de
14% del ingreso disponible. El impacto del crecimiento del endeudamiento se
puede notar en las cifras de gasto de consumo de la economía estadounidense.
El porcentaje del PBI que el consumo representa subió 2.6% entre 1989 y el
2000. Esto tomó lugar respecto a un declive en la tasa de ahorros de
aproximadamente 7% en relación al nivel de 1989. La tasa de ahorros ha
mostrado cifras negativas en los últimos cinco años.

El último período también se ha caracterizado por el aumento de la deuda


comercial estadounidense, que hoy alcanza 4% del PBI. Al presente, los
EE.UU. necesita importar diariamente $1 billón de fuentes externas para
financiar su déficit en la balanza de pagos.

El nivel de las finanzas internacionales también ha aumentado con la misma


rapidez durante la última década y media. El mercado de bonos era de $1
trillón en 1970. Para 1980 había doblado a $2 trillones. Luego se dio el
enorme crecimiento: saltó a $12 trillones en 1990 a más de $20 trillones en
1995 y llegó a casi los $25 trillones en 1998.

A fines de los 90, el volumen de comercio en moneda extranjera era más de


$1 trillón diario, o sea, ocho veces mayor que la cifra de 1986. En contraste, el
volumen mundial de exportaciones para 1997 era $6.6 trillones, o $25 billones
diarios.

Los fondos de inversión también han aumentado de manera similar. Para


mediados de los 90, las mutuales y fondos de pensiones alcanzaban los $20
trillones. Esto representaba diez veces la cifra de los 80. Asimismo, ha habido
un enorme aumento en el volumen de fondos de inversión durante los 90. De
acuerdo a las cifras reunidas por la Organización de Cooperación y Desarrollo
Económico (OECD), el valor de los activos financieros en manos de
instituciones financieras en los países miembros, que incluye compañías de
seguros, fondos de pensión y compañías de inversiones, aumentó $9.8
trillones o un 75% entre 1990 y 1995. El crecimiento anual de $1.96 trillones
era aproximadamente igual a 10% del ingreso agregado nacional de los países
de la OECD.

Si comparamos el crecimiento del capital financiero a las cifras referentes al


desarrollo económico para los EE.UU. y el resto de la economía capitalista
mundial, podremos ver una de las características más importantes del ciclo
económico de los 90. Ésta es la divergencia creciente entre el capital ficticio
por una parte y el crecimiento del PBI por otra.

El significado de esta divergencia se encuentra en el hecho que el capital


ficticio representa un reclamo sobre la plusvalía extraída de la clase obrera.
Por supuesto, sectores del capital financiero pueden asegurar ganancias
extraídas de actividades puramente financieras, proceso que puede
prolongarse por un período bastante largo, siempre y cuando mayores
inversiones sigan penetrando el mercado. Pero siempre llega el momento en
que el capital financiero tiene que apropiar una porción de la plusvalía creada
por la clase obrera. En otras palabras, para asegurar la estabilidad del sistema,
la verdadera economía debe expandirse lo suficientemente rápido para
satisfacer los reclamos del capital ficticio.

Sin embargo, lo que sucede es lo contrario. En vez del crecimiento de la


economía real crear suficientes ganancias para satisfacer los reclamos futuros
del capital ficticio, vemos que las corporaciones dependen cada día más de sus
actividades financieras para mantener sus ganancias.

Como nota un estudio de este proceso: “una porción creciente del rendimiento
total de las inversiones desde el inicio de los 80 ha resultado de ganancias
capitales (la apreciación del valor de los títulos en el mercado) y no de
ingresos (dividendos o intereses adicionales a las ganancias reinvertidas), con
las ganancias representando has un máximo 75% del rendimiento total en los
EE.UU. y la Gran Bretaña, lo cual se compara a un promedio de menos de
50% durante el período 1900-79. Esto evidentemente sugiere que el aumento
del valor ha sido propulsado más por el aumento de fondos en el mercado y la
especulación de que los precios continuarán subiendo—si se presume la
continuación (o restauración) de condiciones económicas favorables—que del
ingreso verdadero producido por los títulos” (Harry Shutt, The Trouble With
Capitalism,p. 124).

La estructura financiera del capitalismo mundial durante los 90 más y más se


parece a una pirámide invertida: una cantidad creciente de capital ficticio que
basada en una masa de plusvalía de proporción menor. Como toda pirámide
invertida, tal estructura financiera es intrínsecamente inestable.

En este caso, sin embargo, no es la fuerza de la gravedad que causa que esta
estructura trate de equilibrarse más de lo debido, sino las ganancias que
exigen que los fondos de inversiones cambien de mercado rápidamente. Es ahí
donde se originan las causas de las tormentas en los mercados financieros que
han caracterizado la economía mundial durante la última década.

Cronología de la Crisis del 2001


Cronología de la Crisis del 2001: El
estallido social
 

ARGENTINA ►Depués de la hiperfinlación que sufrió Argentina a fines de


la década del 80. Se inició Un modelo económico basado en un tipo de
cambio fijo (uno a uno), mercados con poca regulacion estatal,
privatizaciones de empresas publicas y liberalizacion del sistema
financiero. La economía logro estabilizarse pero los problemas empezarian
a agravarse a partir de 1995, el modelo convertible  muestra sus
deficiencias: crece el desemplo y se amplia la brecha entre ricos y pobres.
Se inicia asi un proceso de modernización excluyente con rasgos
financieros que terminarian implosionando a fines del 2001: una
devaluación agresiva, conflictos sociales, depositos incautados y muertes
por la represión*

A partir del 2001 Argentina vivió una crisis económica, política


y social de enorme envergadura y de imprevisibles
consecuencias.

Ésta se originó por diversas causas, siendo las principales la aplicación de una
deficiente política económica, tener un gigantesco aparato estatal y una inestabilidad
política que, durante décadas, han afectado al país y lo han arrastrado al caos
económico en que se encontraba en ese momento.. El país soportó cinco años de
recesión y carga con una deuda pública de 132.000 millones de dólares, que lo llevó a
la cesación de pagos (default). 

Argentina ostenta un récord nada de envidiable. Es la única nación en la historia


reciente que ha pasado de ser una nación rica (en el año 1913 estaba dentro de las
diez naciones más ricas del planeta) a una pobre (ocupaba el puesto 36 en el año
1998). 

Cronología del estallido de la Crisis 

2001 

4 de marzo: Ricardo López Murphy es nombrado ministro de Economía, mientras el


presidente Fernando De la Rúa asegura que se cumplirán las metas pactadas con el
Fondo Monetario Internacional (FMI) y reafirma el sistema de cambio fijo que desde
1991 ata el peso al dólar en paridad uno a uno. 
Fernando de la Rúa 

 
16 de marzo: El Gobierno anuncia un nuevo plan económico que prevé un recorte en el
gasto público por 1.962 millones de dólares en 2001 y por 2.485 millones en 2002,
para combatir un abultado déficit fiscal. Tres ministros y seis funcionarios del Frepaso
presentan su dimisión. 

20 de marzo: Domingo Cavallo, ex ministro de Menem, acepta la cartera de Economía,


tras la dimisión de López Murphy. Nueve días después, el Congreso otorga "superpoderes"
a Cavallo para restablecer la economía. 

2 de abril: Argentina supera en 1.000 millones de dólares la meta de déficit fiscal para el
primer trimestre, acordada en 2.100 millones. 

16 de abril: El Gobierno anuncia que planea un recorte de 300 millones de dólares en


el gasto para cumplir un déficit fiscal anual acordado con el FMI en 6.500
millones. Dos días después, anuncia que planea emitir bonos a dos años por un total de
760 millones de dólares. 

27 de abril: El FMI dice que Argentina no debería modificar su sistema de cambio y


rebaja, desde el 2%, las previsiones de crecimiento para 2001 a entre 1,0 y 1,5%. 
10 de julio: Cavallo anuncia que llevará a cero el déficit público mediante recortes en
el gasto. 

30 de julio: El Senado aprueba un recorte de 13% en salarios y pensiones públicas que


superen los 500 pesos (dólares). 

30 de octubre: De la Rúa advierte que la participación en una reestructuración de la


deuda será "voluntaria". 

16-17 de octubre: Standard & Poor's y Moody's advierten que podrían calificar a


Argentina en situación de suspensión de pagos técnica si los tenedores de bonos
pierden dinero en el canje de deuda voluntario planeado por el Gobierno. 

Domingo Cavallo 
19 de noviembre: El Gobierno inicia la masiva reestructuración de su deuda pública.
El riesgo-país roza los 3.000 puntos. Dos días después, Economía decide prorrogar una
semana el plazo de los tenedores locales de títulos para presentarse al canje de deuda, y
unos días más tarde, retrasa de nuevo el plazo hasta el 7 de diciembre para que los
inversores "minoristas" puedan participar plenamente. 

3 de diciembre: El Gobierno limita a 250 dólares la cantidad semanal que podrá


retirar cada ciudadano de su cuenta bancaria para frenar la fuga de capitales, medida
que se populariza con el nombre de 'corralito' financiero. 

5 de diciembre: El FMI decide no conceder un préstamo de 1.260 millones de dólares


ante la falta de cumplimiento de las metas fiscales de Argentina. El Banco Mundial
(BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) congelan préstamos de 1.230 millones
de euros. Cavallo amplía a 1.000 pesos a la semana la cantidad de efectivo que pueden
sacar los argentinos y a 10.000, el máximo que pueden sacar del país. Al día siguiente, el
superministro admite que el país ha entrado en una "virtual" suspensión de pagos y se
traslada urgentemente a Washington para negociar con el Fondo Monetario
Internacional la concesión del préstamo. No lo consigue. 

13 de diciembre: Huelga general en Argentina contra las impopulares restricciones


bancarias. Al día siguiente, dimite "por motivos personales" el viceministro de
Economía, Daniel Marx. Mientras, Argentina cancela los 700 millones de dólares en
obligaciones y evita la suspensión de pagos. El FMI exige al Gobierno un Presupuesto
2002 "creíble" y prevé un retroceso del PIB en torno al 1,4%. 

18 de diciembre: Estalla una violenta ola de saqueos a supermercados y violentas


protestas. El Gobierno declara el estado de sitio. Al día siguiente, Domingo Cavallo
presenta la dimisión junto con la del resto del gabinete. 

 
20 de diciembre: De la Rúa dimite, tras un ineficaz intento de lograr un Gobierno de
coalición con los peronistas. Pocas horas antes, los dos sectores de la Confederación
General del Trabajo habían convocado una huelga general por tiempo indeterminado
hasta lograr su renuncia. Quedan derogadas las leyes de restricción bancaria vigentes
desde principios de diciembre. 

23 de diciembre: Rodríguez Saá, ungido como presidente, declara la mayor


suspensión de pagos de la historia económica internacional. Este peronista es
investido nuevo presidente provisional y anuncia un programa populista que no
convence a los expertos, en el que promete la creación de un millón de empleos y
ayudas a los más desfavorecidos. 

29 de diciembre: Rodríguez Saá y su flamante gobierno presentan la dimisión ante las


protestas populares generalizadas. 
2002 

2 de enero: El peronista Eduardo Duhalde asume la Presidencia, cargo para el que es


elegido por la Asamblea Legislativa para un período de dos años. De esta manera,
Duhalde cumplirá lo que resta del mandato, que concluye el 10 de diciembre de
2003. 
1 de febrero: El Supremo argentino declara inconstitucional el decreto firmado por el
ex presidente De la Rúa que impuso, desde el 3 de diciembre, severas restricciones a
la retirada del dinero de los bancos ('corralito'). 

3 de febrero: Forzado por la escasa confianza con que el FMI y las empresas


extranjeras acogieron sus primeras medidas económicas, el Gobierno anuncia un
nuevo paquete de decisiones. Entre ellas destaca la flexibilización del 'corralito',
aunque no su desaparición. En concreto, a partir del 6 de febrero, los argentinos
podrán acudir al banco para retirar de golpe sus salarios, así como las
indemnizaciones por despido y las jubilaciones. Además, se confirma la pesificación
de la economía argentina (las deudas, depósitos y contratos privados se convertirán
de dólares a pesos, y la cotización de éste fluctuará libremente con respecto a la
divisa estadounidense). 
 

El fin de la convertibildad estaba cantado

6 de febrero: Continúa la guerra entre poderes del Estado. A la decisión, adoptada


pocos días atrás, de la Corte Suprema de declarar inconstitucional el decreto del
'corralito' del ex presidente De la Rúa, responde la clase política anunciando que el
Parlamento juzgará a los nueve miembros del máximo órgano judicial por sobornos y
extorsión. La intención última de esta medida es que estos magistrados abandonen su
cargo. El procedimiento establece que la decisión no se podrá producir hasta dentro
de al menos un mes, aunque los parlamentarios están estudiando fórmulas para que
se les suspenda cautelarmente en el ejercicio de sus funciones de forma inmediata. 

SAQUEOS, MUERTOS Y CACEROLAZOS. Y EL FIN DE CAVALLO  

El día (y la noche) del no va más

La madrugada empezó con saqueos en supermercados medianos y


pequeños en todo el 
país, sobre todo en busca de comida. Por primera vez los saqueos llegaron
a la Capital Federal. De la Rúa fue insultado y su auto golpeado, mientras
la Cámara de Diputados desconocía sus superpoderes. A la noche el
Presidente anunció el estado de sitio sin restricciones. Eso desató 
un cacerolazo masivo. Y esta madrugada se difundió la renuncia de
Cavallo. 
Por Martín Granovsky 

A poco más de dos años de haber asumido el cargo, Fernando de la Rúa gobierna desde
ayer con saqueos, estado de sitio, por lo menos cinco muertos, un Congreso activamente
opositor y la imposibilidad nítida de articular una salida política y una válvula de escape
para el agotamiento de la Convertibilidad. Y, además, sin Domingo Cavallo, que esta
madrugada terminó sus nueve meses como superministro. 
A las 11 de la noche el Presidente dejó la Casa Rosada después de verse por televisión,
mientras todo el país se preguntaba qué pasaría de madrugada en el Gran Buenos Aires,
sin cámaras de televisión que pusieran un límite a la violencia y dieran visibilidad a la
represión. Este diario pudo saber por el Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos
Aires que, por ejemplo, 700 personas se habían reunido frente a un supermercado Coto
en Monte Grande, y que Carlos Ruckauf había ordenado que se apostara allí la Guardia de
Infantería de la provincia. 
Al final del día se produjo un fenómeno curioso. Desde la mañana los comerciantes
habían bajado las persianas en todas las grandes ciudades de la Argentina, por miedo a
oleadas de desharrapados saqueando masivamente los negocios. Pero justo después del
discurso de De la Rúa la irritación se concentró en el Presidente. Miles de personas
salieron a la calle con cacerolas, sartenes, espumaderas y tapas, en un fenómeno que se
verificó en Belgrano, Caballito, Palermo, Parque Chacabuco, Villa Crespo y Almagro. El
cacerolazo fue incluso mayor que el de la semana pasada, aunque esta vez ninguna
cámara de comerciantes lo hubiera convocado y a pesar de que por la noche reinara el
temor a nuevos saqueos. El tono era hasta festivo, ganador. Mucha gente salió de sus
casas a la calle, y en Independencia y Entre Ríos una fogata en la calle acompañó el ruido
de los metales. Todo el país había tomado las calles. En Rosario, mil personas marchaban
cerca de las 24 al Monumento a la Bandera. En Plaza de Mayo se concentraba San Telmo.
En Parque Chacabuco los vecinos eligieron el gran árbol de Navidad para protestar
juntos, y cuando se sumaron vecinos de la villa 1114 se juntaron miles decidieron
marchar hasta José María Moreno y Rivadavia. En Santa y Juan B. Justo los vecinos
cortaron la calle, y lo mismo en Boedo. Del pánico se había pasado al repudio, incluso
cuando muchos habían interpretado absurdamente el estado de sitio, que restringe las
libertades, como un toque de queda, que impide caminar de noche. El estado de sitio, y
el discurso anunciándolo, habían pasado a la historia, cada vez más patéticos a medida
que avanzaba la noche. 
“Qué boludos,/ qué boludos,/ el estado de sitio,/ se lo meten en el culo”, gritaban los
miles que rodeaban el Congreso. 
En Ocampo y Libertador cientos se juntaron frente a la entrada del edificio donde vive
Cavallo y cortaron parte de la calle. 

Las especulaciones terminaron a la una de hoy, cuando se difundió la renuncia de Cavallo


al superministerio de Economía. A esa hora, como siestuviera calculado, la Policía
Federal llenó la plaza de un gas lacrimógeno que descomponía, sin respetar viejos,
mujeres embarazadas o chicos. Ya sin Cavallo, De la Rúa había logrado el mérito de
concentrar el odio solo en su persona. 
En “A dos voces”, el senador peronista Jorge Yoma amenazó con que, si De la Rúa no
saca a Cavallo, la Asamblea Legislativa podría decidirlo, lo que equivalió a una
advertencia de juicio político al ministro. La Central de Trabajadores Argentinos convocó
a un paro para hoy. 
Esta politización de último momento, que acompañó la protesta de la gente, sirvió para
cambiar el clima angustiante, denso, de todo el día. 
Salvo en la Patagonia, no hubo ningún rincón del país sin saqueo. 
Primero, los blancos elegidos fueron los grandes supermercados, pero en general la
vigilancia superior impidió que resultasen ellos los saqueados. Luego grupos de vecinos,
muchas veces provenientes de las villas de emergencia, se decidieron por los
supermercados medianos, en general más vulnerables, y sobre todo por los más chicos,
que normalmente están atendidos por la familia del dueño. La imagen de un propietario,
quizás de origen coreano, llorando ante el super vacío y diciendo “policía, nada”, marcó
el día. Algunos comerciantes dispararon. Alguno de los muertos pudo haber sido producto
de un balazo de un comerciante irritado. Más de cien heridos, de balas y de balas de
goma disparadas por la policía, que también tiró gases lacrimógenos para responder a los
piedrazos. 
Las escenas, que merecen sus crónicas en esta misma edición, se repitieron en toda la
Argentina. 
Un padre explicando que no robaba sino que buscaba comida. 
Otro padre con dos hijos en brazos, diciendo que solo quería comer. 
Una vieja sin dientes a los gritos: “No doy más”. 
Un chico joven, de poco más de 20. “Tengo dos hijos, loco, de cinco años y de dos, y
hace dos años que no tengo laburo, loco”. 
Una mujer de alrededor de 30, desaforada: “Queremos comer, queremos comer”. 
Escenas de gente caminando tranquila, a la salida de un supermercado, con cajas en la
mano. 
Escenas de gente corriendo, después de agacharse para pasar por la cortina metálica
entreabierta, con bolsas en la mano. 
Peleas de comerciantes con saqueadores. 
Chicos bien chicos sin miedo a la policía ni a los gases, o indiferentes. 
Ante esta situación, De la Rúa recién habló a las 22.41, y solo una hora antes su vocero
Juan Pablo Baylac se presentó en público, como el primer funcionario que dio la cara en
medio de la peor crisis social desde los saqueos de 1989. 
Al mediodía, el Presidente se había presentado en la reunión de políticos y empresarios
convocada por Caritas, donde su asistencia no se esperaba. Los participantes quedaron
asombrados por las respuestas generales de De la Rúa. 
–Hay que imaginar una nueva política económica, y con Cavallo no se puede –le dijo el
jefe de Gobierno Aníbal Ibarra–. En eso coincidimos todos los que estamos acá. 
–Eso es lo importante –contestó De la Rúa como en una letanía vaga–. Hay que buscar
consensos, que en el exterior serán muy bien recibidos. 
Ibarra, el jefe de la CGT Rodolfo Daer, el presidente de los industriales Ignacio de
Mendiguren, el jefe de la CGT disidente Hugo Moyano, se miraron asombrados. Raúl
Alfonsín y Angel Rozas no hablaron, pero sonreían en silencio ante las críticas a Cavallo.
Despuès, el jefe porteño emitirìa un comunicado criticando como “esquema agotado” la
Convertibilidad y el déficit cero y calificando al estado de sitio como “declaración de
impotencia política”. 
De la Rúa fue silbado al entrar y al salir. 
Tras la reunión, un obispo susurró preocupado a un dirigente: 
–La situación está muy mal. Pueden hasta linchar a algún político. 
El Gobierno respondió con dos medidas. Por una, dispuso entregar nuevas raciones de
comida para todo el país, después de haberse pasado dos añosdiciendo que todo se
solucionaba unificando los padrones sociales. Por otra, dictó el estado de sitio con la
esperanza de amedrentar a los saqueadores. “Han acontecido en el país actos de
violencia colectiva que han provocado daños y puesto en peligro personas y bienes, con
una magnitud que implica un estado de conmoción interior”, dice el decreto del
Ejecutivo. 
El articulado es breve. Declara el estado de sitio en toda la Argentina por treinta días,
comunica la medida al Congreso y la incluye en el temario de las sesiones
extraordinarias. 
No haber utilizado al Parlamento para convalidar el decreto es una picardía formal. El
Congreso terminó las sesiones ordinarias y aún no empezó las extraordinarias.
Técnicamente podría estar en receso. Pero la realidad indica que ayer mismo sesionó la
Cámara de Diputados. En todo podría hablarse de iniciativa propia, o hasta de rebelión,
pero nunca de receso parlamentario. 
El decreto no tiene ninguna restricción explícita, aunque podría haberla tenido. El
artículo 23 de la Constitución, que no fue reformado en 1994, da al Ejecutivo la facultad
de suspender todas las garantías. Pero el Pacto de San José de Costa Rica restringe los
estados de emergencia y no da a los poderes ejecutivos facultades ilimitadas para
suprimir derechos esenciales. Como el Pacto tiene rango constitucional, cualquier juez
podría interpretar el decreto como inconstitucional, en caso de una presentación por
parte de un ciudadano. El artículo 27 del Pacto dice que no se puede limitar el derecho a
la vida, ni imponer servidumbre ni explotación, ni afectar los derechos políticos. El
artículo 4 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos también pone
restricciones a las restricciones. Una opinión consultiva emitida el 30 de enero de 1987
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de aplicación obligatoria para los
gobiernos miembros de la Organización de los Estados Americanos, impide la violación de
los derechos fundamentales, aun cuando las violaciones sean cometidas por personas que
actúen oficialmente. El test será la reacción judicial frente a las alrededor de 400
detenciones practicadas ayer por las distintas policías en todo el país. 

El Gobierno prefirió el decreto y la falta de límites autoimpuestos, pero a la noche,


igual, los porteños llenaron las calles de Buenos Aires. 

Crisis de 2001 en Argentina: causas y


consecuencias
1198 palabras 5 páginas

Ver más
Crisis de 2001 en Argentina: causas y consecuencias

En el año 2001 Argentina vivió una crisis económica, política y social


de enorme envergadura que causó la renuncia a la presidencia de
Fernando de la Rúa el 20 de diciembre de 2001.
Como resultado de la crisis, la mayoría de la gente perdió sus
ahorros, los salarios fueron considerablemente recortados que llevó
a numerosas protestas y manifestaciones. 
La mayor parte de los participantes de dichas protestas fueron
autoconvocados, que no respondían a partidos políticos o
movimientos sociales concretos. Su lema popular fue: "¡Qué se vayan
todos!". Aún más, durante el 20 y el 21 de diciembre en 2001, 27
manifestantes fueron muertos por la Policía Federal en la Plaza de
Mayo. 
Quisiera …ver más… 

Dentro de ese espacio se coloca al niño para que descanse o juegue


de manera segura, ya que no es posible que salga de allí sin ayuda.
Pero durante la crisis en Argentina se denominó corralito a la
restricción de la libre disposición de dinero en efectivo cuentas
corrientes y cajas de ahorros impuesta en el mes de diciembre de
2001, y se prolongó por casi un año cuando se anunció oficialmente
el 2 de diciembre de 2002 la liberación de los depósitos retenidos.
Inicialmente, durante los primeros meses, los argentinos sólo
pudieron obtener 250 pesos cada semana de los bancos y los cajeros
automáticos. El término fue acuñado por el periodista económico
argentino Antonio Laje que tenía una columna económica en el
programa de Daniel Hadad. 
Las manifestaciones que después se denominaron «El estallido» fue
la reaccion al corralito y comenzaron el 20 y 21 de diciembre de 2001
en la Plaza de Mayo. A pesar del estado de sitio decretado por De la
Rúa, en la ciudad de Buenos Aires salieron miles de personas a la
calle a protestar contra la política económica del Gobierno. Fernando
de la Rúa salió en helicoptero del país en 21 de diciembre de 2001
por temor a las protestas populares.
Muchas protestas se
DOCUMENTOS RELACIONADOS

Causas y consecuencias de la crisis del 2008

¡Que se vayan todos!: La causa de la crisis económica


Argentina del 2001
Enviado por Ignacio Ferro

1. Abstract
2. Introduction
3. Historiografical Context
4. Source Evaluation
5. Discussion
6. Conclution
7. Bibliography Antecedents
8. Documental Anex

Abstract
The aim of this research was to determine wich of the 3 theories, either the external shocks, the
convertibility monetary system, and the high expectations of the argentinians, was the most representative
according to the facts, from the quantitative macroeconomic information / factual presented. The
convertibility monetary system was the theory that prevailed over the other two theories. The reason is that
there were four statements and evidence that supported it. If convertibility was the main cause of 2001
Argentina's economic crisis, then it will be possible to see high exchange rates, high imports with low
exports, a high government's external debt and low investment, and those were the results obtained after
the research. The social relevance and importance of this investigation is that it will provide future societies
to be able to avoid a crisis of this magnitude again. If indeed it wouldn't help resolve a practical problem it
will avoid generating one.
Introduction
La crisis económica del 2001, fue un problema difícil de sobrellevar por los argentinos, siendo el propósito
de esta investigación determinar, cuál de las tres explicaciones de la crisis es la más representativa a con
los hechos macroeconómicos cuantitativos/datos factuales. La razón conveniente de esta investigación,
sería el conocimiento de una causa final y real, de una crisis económica, con el fin de poder prevenir
futuras crisis sin cometer los mismos errores que cometieron los responsables de ella. La relevancia
social de esta investigación es que proporcionará, a futuras sociedades, ser capaces de evitar
nuevamente una crisis de esta magnitud. Si bien no ayudaría a resolver un problema practico, evitaría
generar uno. La investigación planteada también está pensada para aclarar ciertas dudas sobre la causa
de la crisis del 2001. De esta manera se conocería la real y final causa de esta crisis, eliminando
otras teorías de la causa y simplificando la razón real por la cual esta crisis sucedió. Esta investigación
además, lograría un mejor entendimiento de las sociedades y su comportamiento.
Para lograr que esta investigación pueda llevarse a cabo se deben identificar tres explicaciones, las más
reconocidas dentro de la bibliografía, acerca de la crisis económica Argentina del 2001. Luego contrastar
las tres teorías para identificar las diferencias que existen entre ellas e identificar
las variables macroeconómicas relevantes. A partir de lo anterior, se deben contrastar las teorías con las
variables disponibles. Finalmente, se deben determinar cuál de las tres explicaciones de la crisis es la que
mejor se ajusta a las variables económicas relevantes, a partir de la información macroeconómica
cuantitativa/factual.
El tipo de diseño de investigación elegido es cualitativo flexible de investigación de documentos históricos.
La razón por la cual se ha elegido este tipo de diseño se debe a que este implica el uso de documentos
como fuente principal de material para respaldar el punto de vista de esta investigación.
Más adelante en esta investigación se verá el marco teórico donde se apreciara una reseña histórica de la
crisis del 2001. Luego se evaluaran el propósito, valor, origen y las limitaciones de las fuentes primarias a
utilizar para la investigación. También se presentara una discusión donde se desarrollaran los cuatro
argumentos necesarios para respaldar la hipótesis de la investigación. Finalmente, se presentara una
conclusión donde habra un resumen de toda la investigación en general.
Historiografical Context
A. Theoretical Framework:
The Argentine crisis of 2001 was an economic recession in Argentina, as well as being the largest drop in
GDP (gross domestic product) since the Great Depression (1930) and the contraction of the 20% of the
economy. This crisis was due to a summation of problems. Ex: hyperinflation, convertibility devaluation,
etc.. According to Llach and Gerchunoff (2007), in 1989 one of two things unprecedented in the history of
Argentina happened: hyperinflation overflow. The popular mandate Menem received was primarily
economic: Argentina had to leave the hyperinflation (p.421). Menem's '90 model was reduced to three
main objectives: convertibility, a liberal state (reduced) and economic opening. The most important
advantages of the first one, also called the 1-1, were that there was a strong peso, making it good for
consumption. Besides the convertibility slowed down inflation. But while this helps in a short term period, it
also affects seriously to the long term. Convertibility generated debt, and so it could not devalue itself
because 1-1 must be kept. Also there was no way in which money could be printed because there was no
possibility of a monetary or fiscal policy. Llach and Gerchunoff (2007) report that if the purpose of the
economic opening was to integrate the country into the world trade, the results were positive. Comparing
1999 with the second half of the 80's, it seems that the total value of trade (exports plus imports) tripled,
while the annual output grew by 42%. Argentina's economy represented exactly 1% of the world economy
in 1998 (p.440).
In 1989, with the hyperinflation, consumer prices were around in 4924% and by 1997, after 8 years of
having kept Menem's economic policy, were of only 0.3%. In 1999, the "real" devaluated creating
competition problems, and also it began an appreciation to the dollar. Argentina became a very expensive
country for these two reasons, and so the spending increased. Soon after, exports began to decline, and
debt increased. In December of that same year, Fernando de la Rua through elections, assumed as
president of the nation. De la Rua sought to promote confidence so that loans became higher. The
external Argentina"s debt was above 50% of GDP. De la Rua tried to maintain, through constant effort, the
fiscal consolidation implementing US$ 1.4 billion in cuts in his first weeks in office. Investments increased
and spending fell; but the adjustment led demand, production, GDP and employment to decline. This
generated that the same confidence that De la Rua attempt to create, now has faded. For this reason,
people began to worry seriously about their savings. On November 29, 2001, the big investors began to
withdraw their bank deposits. Ipso facto the banking system collapsed because of the capital flight and
the FMI refused to refinance the debts to the Argentines. This event was nominated as the Corralito; the
restriction of free cash disposal available for time deposits, current accounts and savings. On 19
December 2001 the crisis reached its peak.
In view of the situation Fernando de la Rua resigned and because of this reason, there was a political
crisis in which five presidents assumed one after the other in just a week. Eduardo Duhalde was the last to
take over as president of the nation. The peso declined sharply after December 2001. By 2002 Argentina
became a cheap country, exportations and tourism increased. In December 2001 because of its situation,
Argentina went into a payment suspension (default) on its external debt. Then consumption, demand and
employment increased again.
Explanations to the cause of this crisis have been developed by many economists in Argentina. According
to Llach (2004) "[...] I Briefly consider five possible Explanations of Argentina's Crisis of the millennium,
Which variously place the blame on neo-liberalism, external shocks, the monetary system of convertibility,
fiscal policy and expectations (p. 48)". Llach (2004) asks himself, based on the last of the explanations
given, if expectations for themselves could have caused this crisis. The 90"s reforms raised expectations
about the future productivity of the economy in Argentina. Those expectations increased the perceived
wealth for public and private agents; also they induced the expansion of consumption by the public and
private sectors. The increase in these costs from the government and society, were a rational reaction
because of the good news and the expectations they had (p. 54). By these means, if it wasn"t for the
expectations they had at the time, they wouldn"t have made some decisions as for example: the enormous
expenditures that were made.
Giving to explain the cause of the fiscal policy, there is a question that has to be answered: If bad fiscal
policies were part of the cause of the crisis, why were these policies precisely chosen? Llach (2004)
explains that "The reason, I believe, lies deep in Argentina's past: convertibility - the most distinctive trait of
Argentina's economic policies During the 1990s-mollified the effects on income distribution of other
changes in the economy, such as the opening up to external trade. While the distributive pattern of the
1990s was far more unequal than the one Argentines had enjoyed for decades, the levels of consumption
and real wages probably were higher than they would have been under a different monetary regime (p.44)"
Llach in this way and as previously explained, basically means that convertibility had great relevance to
the main problem and possible cause of the 2001 crisis.
Gonzales (2005) explains that the 2001 crisis had several components, including one of the most
important: external shocks. Argentina was badly hit by several external shocks, starting with Mexico in
1995. These external shocks not only affected the flow of money and investment growth, but also the fiscal
health of the country and the ability to pay their foreign debts. These external shocks have been
associated with the country's failure to make these payments, basically because of the fixed rigidity in
convertibility rates and lack of competence by the economy (p. 10). Another factor according Gonzales
(2005) associated with the economic Argentina"s crisis was "[...] the rapid increase in the public debt
during this period. For Hausmann and Velasco, the accumulation of debt was driven mainly by the
combination of the transition costs of the Social Security system, the consequences of the recession, and
the recognition of preexisting debts. Even though this increase in the costs of the public debt was relevant
and potentially destabilizing" (p. 16).
There are several explanations about the causes of Argentina's economic crisis of 2001, but this research
will focus only on the most relevant and important. There are 3 of them and they are: external shocks,
convertibility monetary system and the high expectations from the Argentines.
In this research project we will see which of these three theories about the cause of the crisis, is the most
representative according to the facts, from the quantitative macroeconomic information / factual presented.
This research will seek to determine which was the main reason and the mistake that made possible a
crisis of this magnitude in Argentina.
Source Evaluation
Las fuentes utilizadas a través de la investigación son en su totalidad estadísticas. Estas fuentes debían
ser confiables y completas por lo que se acudió a algunas páginas del internet donde estos criterios
podrían ser viables. Las paginas a las que se ingresó para lograr obtener estas fuentes fueron el: INDEC,
FMI, Banco Central de la República Argentina y Ministerio de Economía de la República Argentina.
La fuente del PBI, fue proporcionada por el FMI (Fondo Monetario Internacional). El propósito de
un análisis del PBI es para determinar el crecimiento o declive del bienestar material de un país. Los
analistas privados tienen la opinión de que el crecimiento real del GDP/PBI fue significativamente inferior
a las estimaciones oficiales en 2008 y 2009. Sin embargo, la diferencia entre las estimaciones privadas y
oficiales de crecimiento real del GDP/PBI se ha reducido en el 2010. La limitación de esta fuente es que,
el GDP no muestra todas las variables por separado que utiliza para determinar el resultado final. El
resultado final es una sumatoria entre todas sus variables, pero no reflejan los datos individualmente de
cada una de ellas.
La segunda fuente es la inflación, la cual fue proporcionada por el INDEC (Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos). Esta fuente no cuenta con una transparencia en cuanto a los datos que ofrece ya
que el gobierno intervinoen los procedimientos de cálculo en Enero del 2007. El propósito de
una estadística del IPC (Índice de Precios al Consumidor) es determinar la inflación, es decir incrementos
o declives en los precios, así poder conocerla y controlarla. Aunque, desde el 2007 el propósito es
generar una menor percepción de la inflación y de esta manera los precios se mantendrían más bajos de
lo que deberían. Además, los datos no son acerca de la inflación real, sin embargo, nos muestra cómo
piensa el gobierno, cuales son las cifras de inflación con las que está trabajando (para negociar
aumentos, tasas de interés, devaluaciones, etc). Se podría comparar con estadísticas de consultoras
privadas para lograr llegar a un promedio de lo que sería una estimación de la inflación real. Por último, la
limitación de esta fuente, como se dijo anteriormente, es que partir del año 2007 no refleja la inflación real.
No demuestra la inflación en todos los sectores específicamente; es un promedio que abarca todos los
sectores en general.
La tercer fuente son las importaciones y exportaciones, los cuales los datos fueron obtenidos del FMI. El
propósito de un análisis sobre las importaciones y las exportaciones es que al finalizar se obtiene una
Balanza Comercial, es decir incrementos o declives en las importaciones y exportaciones. Una balanza
comercial determinaría la diferencia que hubo entre importaciones y exportaciones, cual fue mayor, cual
fue menor y si genero un ingreso positivo para la economía del país o no. Por otro lugar, esta fuente no
contiene limitación alguna.
La fuente numero cuatro es el tipo de cambio, propocionado por el Banco Central de la Republica
Argentina. El fin de esta estadística es proporcionar datos acerca de cuál era el tipo de cambio del peso
argentino en cuanto al dólar estadounidense entre Enero del 1995 y Enero del 2006. Al obtener esta
estadística se podría llegar a la conclusión entre qué tipo de moneda era la más fuerte, las más débil, si
estaba sobrevaluada o desapreciada. Finalmente, esta funte no tiene ninguna limitación.
La quinta fuente es la tasa de desempleo, los cuales los datos de la estadistica fueron obtenidos del FMI.
El propósito de esta estadística es determinar qué porcentaje de la población se encontraba desocupada
entre el periodo comprendido desde 1990 a 2004. El valor que adquiere para la investigación es que la
estadística mostraría como afecto la crisis a la población Argentina. Lograría responder si el desempleo
subió, bajo o se mantuvo estable. Por ultimo, esta fuente no contiene limitaciones.
La sexta fuente son las inversiones, cuyos datos provienen del Ministerio de Economia de la Republica
Argentina. El fin de esta estadística es demostrar si las inversiones incrementaron o declinaron con
respecto al porcentaje que ocupa en el PBI/GDP. El valor para esta investigación es que determinaría
como se comportó la gente de acuerdo a su entorno en cuanto a lo económico. Si hubo o no expectativas
altas y de esta manera, si las inversiones subieron o bajaron.
La ultima fuente es la deuda externa del gobierno, cuyos datos fueron proporcionados por el FMI. El
propósito de esta fuente es simplemente demostrar como la deuda con otros países, es decir, externa se
redujo o incremento en ciertos años que son de gran relevancia para la investigación.El valor de esta
estadística para la investigación es que determinaría si se pidieron prestamos al exterior y si en tal caso
se usaron o no para financiar la convertibilidad. La única limitación de esta fuente es que no existen datos
previos al año 1997, los que serían relevantes tener.
Discussion
El sistema monetario de convertibilidad fue la teoría que prevaleció sobre las otras dos teorías. La razón
para justificar esto se basa en cuatro argumentos y evidencia presentada. De haber sido la convertibilidad
la causa de la crisis económica del 2001, la cual mejor se ajusta a las variables económicas relevantes,
habríamos de ver un incremento en la tasa de cambio, al igual que en las importaciones y un
decrecimiento notable en las exportaciones generando una balanza comercial negativa, un crecimiento
sobresaliente en la deuda externa del gobierno, y finalmente un descenso en las inversiones.
En primer lugar, el peso estaba sobrevaluado. Esto significa que con la convertibilidad, es decir, el 1 a 1 el
peso valía lo mismo que el dólar pero este tipo de cambio era falso. De la Rua invirtió $1.3 billones para
mantener el 1 a 1 y de esta manera mantener estable la tasa de cambio y por lo tanto la inflación.
Las acciones para mantener el 1 a 1 se pueden ver en "Fuente 2: Inflation" donde desde el año 1993
hasta el 2001, la inflación se mantuvo estable. Aunque después del 2001 no se pudo mantener más la
convertibilidad y en ese momento fue cuando tanto la inflación como el peso incrementaron notablemente.
También se puede apreciar de la fuente 2 que se pudo salir de la hiperinflación que su predecesor había
radicado, tal como lo había propuesto Carlos Saúl Menem en 1989 cuando asumió a la presidencia de
la nación Argentina. Se puede ver claramente el incremento de tanto la inflación como la tasa de cambio
del peso en "Fuente 4: Exchange Rate", donde es notable que desde Enero de 1995 hasta Julio del 2002
el peso y el dólar se mantenían iguales, pero para Enero del 2002 sufrió un cambio drástico donde el peso
llego a valer $3,78 con respecto al dólar.
En segundo lugar cuando la el peso vio su valor real, el gobierno argentino se aviño a pedir préstamos al
exterior. El gobierno argentino desde años previos a 1997 venia endeudándose con países a los que se
les pedía préstamos. Si tomamos en cuenta que el peso desde un principio estaba sobrevaluado esto
significa que el 1 a 1 era falso, por lo que para cubrir esta falsedad el gobierno argentino debía entonces
mantenerlo por medio de capital. Capital el cual era provenía de los préstamos del exterior. Esta forma de
resolver el problema parecía efectiva, hasta que no se pudo sostener más debido a la extensa deuda
externa. En el año 2001 la situación se vio más complicada que antes debido al corralito. Hacia el 2002
las deudas externas se quintuplicaron en solo 1 año y los países extranjeros ya no le hacían préstamos al
gobierno argentino porque este no los pagaba. Esto se puede ver en "Fuente 7: Government Debt" donde
desde 1997 hasta el 2001 fue incrementando desde los $100.000 billones de pesos paulatinamente hasta
que en el 2002 las deudas externas hubo un crecimiento explosivo que llego hasta los $500.000 billones,
para luego llegar a su auge en el 2004, con 550.000 billones. La deuda externa del gobierno llego hasta el
punto donde la Argentina no se pudo sostener más.
En tercer lugar, la Argentina se había vuelto un país muy caro. Lo que resultaba que
la demanda del mercado interno sea baja. Con el 1 a 1, los precios de los productos del exterior a los
argentinos les resultaban baratos, por lo cual destinaban su dinero a las importaciones. Lo que llevo a que
se genere una balanza comercial negativa. Este hecho se refleja en la "Fuente 3: Imports &
Exports" donde en el año 1991 las importaciones llegaban a un 104,5% con respecto al año anterior.
También hubieron 2 picos altos que superaban las exportaciones en las estadísticas de las importaciones,
los cuales sugieren que esta evidencia o argumento es correcto. Estos fueron en 1994 con un 26,7% y en
1997 con un 31,21%. De todas maneras, como era de esperarse, en el 2001 declinaron las importaciones
notablemente llegando a un -17,5% y en el 2002 a un -54,27%. Las exportaciones y junto con las
importaciones generaron un problema de competitividad. Desde 1991 hasta 1995, las exportaciones
fueron casi nulas con respecto a las importaciones. En ese periodo hubo un promedio del 10% de cambio
sobre las exportaciones las cuales en 1991 rondaban en casi un 0%. Aunque lograron subir a un 20% en
1995 sobre pasando a las importaciones, pero este sería el único momento. A partir de 1995 se
mantuvieron estables también con un promedio del 10% del cambio hasta más adelante del 2004. Estos
datos y estadísticas se pueden ver en "Fuente 3: Imports and Exports". Al ser un país caro las
exportaciones eran casi nulas; nadie o casi nadie le compraba productos a Argentina. Nuevamente, es
notable que existía una balanza comercial negativa que no le permitía a los productores del mercado
interno tener casi ingresos.
En cuarto lugar se encuentran las inversiones. El 1 a 1 de Menem había elevado las expectativas sobre
la productividad futura de la economía Argentina. Esas expectativas incrementaron la visión del capital
tanto como para los consumidores finales como para los inversores. De esta manera podemos ver, que
los inversores se arriesgaron a invertir más capital debido a esta medida. Esa decisión fue una reacción
racional debido a las expectativas que casi toda la población argentina tuvo en el momento. Esto lo
podemos apreciar en la "Fuente 6: Investment". Desde 1990 hasta el año 1998, las inversiones
mantuvieron un crecimiento bastante estable, excepto por 1995 donde bajaron un 2% las inversiones. En
1990 las inversiones rondaban en un 14% del PBI hasta que en 1998, las inversiones cubrían un 21% del
PBI. Fue en 1998 cuando los inversores se dieron cuenta que la convertibilidad no era del todo real y
entonces comenzaron, poco a poco, a retirar sus fondos de las cuentas corrientes de los bancos. Más
tarde muy próximo a diciembre del 2001, los rumores se incrementaron hasta que casi todo aquel que
poseía una cuenta en el banco, retiró su dinero de allí. Finalmente cuando el 19 de diciembre el sistema
bancario colapso por la fuga de capitales, las inversiones bajaron abruptamente hasta un 11% del PBI, un
mes después, en el 2002.
Estos cuatro grandes problemas dieron lugar a consecuencias u otros problemas como el desempleo, el
cual se ve reflejados en la "Fuente 5: Unemployment". En esta fuente se ve que el desempleo llego a un
23% de la población en el 2002. Otra consecuencia que se genero fue la caída más grande del PBI
(Producto Bruto Interno) desde la gran depresión en 1930, además de que se haya contraído el 20% de la
economía. Esto se refleja en la "Fuente 1: GDP".
En conclusión, la causa por la cual sucedió la crisis económica Argentina del 2001 fueron una sumatoria
de problemas. Aunque de las 3 teorías todas contienen algún problema causante, en la teoría de la
convertibilidad, se encuentran la mayoría de estos problemas y esto se demostró en esta investigación a
partir de los hechos cuantitativos/ factuales, que existen dentro del periodo estudiado.
Conclution
El objetivo principal de esta investigación era determinar cuál de las tres teorías, es decir, los choque
externos, el sistema monetario de convertibilidad y las altas expectativas por parte de los argentinos, era
la que mejor se ajustaba a las variables económicas relevantes, de acuerdo a los hechos
macroeconómicos cuantitativos y factuales. En orden para alcanzar el objetivo principal primero se
debieron identificar las tres teorías más reconocidas dentro de la bibliografía. Luego se debieron
contrastar estas teorias con las variables macroeconómicas relevantes para que finalmente se pudiera
llegar a determinar el objetivo principal.
Se determinó que la hipótesis que se tuvo sobre el problema de investigación fue la correcta; la
convertibilidad. La convertibilidad fue la teoría que mejor se ajustaba a las variables económicas
relevantes de acuerdo a los hechos macroeconómicos cuantitativos y factuales.
Si la convertibilidad era la causa principal por la cual la crisis económica Argentina del 2001 sucedió,
significaba que entonces se deberían poder notar ciertas estadísticas. Estas fueron: tasas de cambio
altas, importaciones altas con exportaciones bajas, una deuda externa muy alta e inversiones bajas. Estas
estadísticas se cumplieron, determinando que la convertibilidad era la causa principal de la crisis del
2001.
En primer lugar, el peso estaba sobrevaluado. Esto significa que con la convertibilidad, es decir, el 1 a 1 el
peso valía lo mismo que el dólar pero este tipo de cambio era insostenible. Aunque después del 2001 no
se pudo mantener más la convertibilidad y en ese momento fue cuando tanto la inflación como el peso
incrementaron notablemente.
En segundo lugar cuando la el peso vio su valor real, el gobierno argentino se aviño a pedir préstamos al
exterior. Si tomamos en cuenta que el peso desde un principio estaba sobrevaluado esto significa que el 1
a 1 era una ilusion, por lo que para cubrir esta falsedad el gobierno argentino debía entonces mantenerlo
por medio de capital y entonces recurrió a los préstamos del exterior. La deuda externa del gobierno llego
hasta el punto donde la Argentina no se pudo sostener más.
En tercer lugar, la Argentina se había vuelto un país muy caro. Lo que resultaba que la demanda del
mercado interno sea baja. Con el 1 a 1, los precios de los productos del exterior a los argentinos les
resultaban baratos, por lo cual destinaban su dinero a las importaciones. Lo que llevo a que se genere
una balanza comercial negativa. Las exportaciones y junto con las importaciones generaron un problema
de competitividad.
En cuarto lugar se encuentran las inversiones. El 1 a 1 de Menem había elevado las expectativas sobre la
productividad futura de la economía Argentina. Entonces los inversores se arriesgaron a invertir más
capital debido a esta medida. Fue en 1998 cuando los inversores se dieron cuenta que la convertibilidad
no era del todo real y entonces comenzaron, poco a poco, a retirar sus fondos de las cuentas corrientes
de los bancos. Finalmente cuando el 19 de diciembre el sistema bancario colapso por la fuga de capitales,
las inversiones bajaron abruptamente hasta un 11% del PBI, un mes después, en el 2002.
La investigación se pudo abordar de acuerdo a las fechas y la validez que tenían las fuentes primarias. De
haber sido estas, algunos años más prolongadas y transparentes (fuentes del INDEC) se habría llegado a
un resultado un poco más preciso.
El cambio que implica para nuestra interpretación de la historia o la sociedad es que si bien estaba claro
que la convertibilidad era una causa importante junto con otras sobre la crisis, no se tuvo en cuenta que
esta causa fue la desencadenante, principal y la determinante de la crisis económica Argentina del 2001.
Se puede inferir otra hipótesis adicional de los resultados, aunque muy general y demasiado abarcativa
pero vale la pena mencionar. La hipótesis es que no se puede crear una estrategia económica en base a
algo que no es real, es decir, que no se puede por ejemplo, crear un sistema de convertibilidad el cual se
basa en una relación inexistente y fantasiosa sobre las monedas nacionales de (en este caso) dos países.
Una posible hipótesis provisoria acerca de la sociedad, la historia y los individuos es que en síntesis no
pueden basar ningún negocio, economía, o lo que fuera en alguna ilusión insostenible. Esta hipótesis trata
sobre la crisis económica Argentina del 2001 pero también se remonta y se repite en otros países, en
otros tiempos. La crisis del 2008 en Estados Unidos también tuvo mucho que ver con el intercambio en la
bolsa de acciones en base a una burbuja economica; millones de las acciones vendidas por muchos
dólares realmente no valían nada.
Otras fuentes que podrían ser de utilidad para mejorar la investigación seria utilizar entrevistas para
corroborar ciertos acontecimientos históricos, los cuales podrían no haber sido del todo iguales a como se
los explica en la fuentes (libros).
La única pregunta de investigación nueva que abre esta investigación es que si por causas o razones
similares otra crisis de esta magnitud pudo haber ocurrido en algún otro país, en el pasado... o está
próxima a ocurrir.
Bibliography Antecedents
1) Gerchunoff, P. & Llach, L. (2007). El ciclo de la ilusión y el desencanto: Un siglo
de políticas económicas argentinas. Buenos Aires, Argentina: Emecé Editores. Capitulo X: Grandes
expectativas, grandes decepciones (1989 – 2001).
2) González, I. L. (2005). Collapsing without military interventions: Causes and consequences of
Argentina"s crisis in 2001 (and some implications for theories on the instability of presidential
regimes). Notre Dame, IN: Department of Political Science University of Notre Dame.
3) Llach, L. (2004). The argentine crisis at the turn of the millennium: Causes, consequences and
explanations. Amsterdam: Latin-American Study Centre, Amsterdam University. Chapter 3- A depression
in perspective: The economics and the political economy of the Argentina"s crisis of the millennium.
Documental Anex
Las fuentes primarias que se utilizaron son las que se exponen a continuación.
Fuente 1: GDP - Fuente del FMI.

Fuente 2: Inflation - Fuente del INDEC.


Fuente 3: Imports & Exports (Trade Balance) - Fuente del FMI.

Fuente 4: Exchange Rate - Fuente del Banco Central de la República Argentina.


Fuente 5: Unemployment - Fuente del FMI.

Fuente 6: Investment - Fuente del Ministerio de Economia de la Republica Argentina.


Fuente 7: Government Debt - Fuente del FMI.

 
 
Autor:

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos96/a-que-se-vayan-todos-causa-crisis-economica-
argentina-del-2001/a-que-se-vayan-todos-causa-crisis-economica-argentina-del-
2001.shtml#ixzzEntendiendo la crisis arg e n t i n a : lecciones y oportunidades para el futuro Revista
Valores en la Sociedad Industrial 33 Los débiles desean las leyes; los poderosos las rehúsan; los
ambiciosos las promueven para ganarse adeptos; los príncipes las protegen para igualar a los poderosos
con los débiles. Giambattista Vico, Principi di Scienza Nuova, No. 283. Con el derecho, un rey hace
estable el país, pero el que lo abruma con impuestos lo arruina. Proverbios 29, 4. Introducción Argentina
ha pasado en los últimos tiempos una de las peores crisis de su historia como país independiente. La
grave crisis económica de 2001-2002 implicó un quiebre en la legalidad vigente e incluso dio por tierra
con el gobierno en ejercicio. Asimismo los indicadores sociales como el desempleo, la pobreza y otros
relacionados han alcanzado niveles muy elevados poniendo de manifiesto graves problemas sociales y
humanos. Por ello el estudio y comprensión de este suceso es clave para la comprensión del presente y
para evaluar las oportunidades con vistas al futuro. Por otra parte el caso de la crisis argentina ha
trascendido el mero interés local para constituirse en un elemento importante en el debate en curso con
respecto a los resultados de las reformas encaradas en las décadas de los 80 y 90 como así también con
respecto al rol que desempeñaron algunos organismos internacionales.1 Para entender algunas causas
de la crisis argentina hay que partir de la siguiente pregunta: ¿Qué entró en crisis en la Argentina? La
primera respuesta a esta pregunta es que lo que entró en crisis es el modelo económicopolítico que se
instauró en los años 90’. Sin e m b a rgo, el presente ensayo intenta mostrar que existen también
elementos pre e x i s t e n t e s que tienen una larga historia y que son importantes de cara a encontrar
soluciones más duraderas. Muchos trabajos intentaron establecer las causas de las recurrentes crisis
económicas de la Argentina durante el siglo XX. En algunos de los trabajos de la década del 80’ y 90’ p
reponderó una profundización acert a d a a c e rca de la base política e institucional de éstas crisis.2
Recientemente, sin embargo, distintos estudios y autores han señalado que en general los temas
económicos e institucionales están fundados en otros culturales o éticos, con lo cual la causalidad se ha
pro f u n d i z a d o aún más.3 Nuestra tesis intenta incorporar estos elementos y aplicarlos al estudio de
la crisis de la A rgentina. Desde nuestro punto de vista, si bien la crisis tiene un aspecto económico más
evidente, también parece claro que implica otros elementos como los institucionales, polí- ticos y éticos.
Partiendo de la convicción antecedente el presente ensayo, aún constituyendo un aporte parcial, por lo
reciente de los acontecimientos, intenta plantear algunos elementos para una visión más amplia que perm
i t a plantear algunas líneas posibles de solución. De aquí entonces se desprende la estru c t u r a
MARCELO F. RESICO Edel presente trabajo. En primer lugar describiremos los orígenes del modelo
económico-político de los años 90´ y sus principales características. En segundo lugar veremos cómo se
desencadenó la crisis de 2001-2002 y a partir de allí evaluaremos sus problemas internos. Por último, re p
a s a remos los principales hechos y medidas que llevaron a la situación actual, para t e rminar
planteando algunos elementos de lo que podría ser un modelo más equilibrado y los pre rrequisitos que
ello implica. De que se e n c u e n t re un diagnóstico suficientemente amplio y acertado dependen tanto la
justicia como la estabilidad de las soluciones que se alcancen, y, precisamente en esto, se fundan
nuestras mejores oportunidades para el futuro . Argentina en los 80: hiperinflación y crisis del modelo
estatista-proteccionista La crisis del modelo de las reformas de los años 90´ no es la primera ni la única
sino que en su mismo origen se encuentra la crisis del año 89, que estuvo caracterizada por el fenó-
meno de la hiperinflación. El descontrol del nivel de precios, afectó seriamente la actividad económica y
desató finalmente una crisis social. El modelo de los 90’ en gran parte fue una respuesta a esta crisis
anterior para lo que se adoptaron algunas ideas que se estaban poniendo en práctica en varios países.
Los problemas que presentaba el viejo modelo, que he denominado “estatista-proteccionista” por el
importante rol del estado, estaban caracterizados por cinco aspectos fundamentales que ponían en
evidencia las deficiencias de su funcionamiento: 1. escasa competitividad del sector industrial protegido.
Los altos aranceles hacían que las empresas locales no compitieran con las del resto del mundo, los
precios eran entonces más elevados que en condiciones medianamente competitivas y la calidad de los
mismos en muchos casos inferior, pues se re a l i z a b a n con tecnologías atrasadas; 2. efecto
desplazamiento (“cro w d i n g - o u t ” ) del sector público con respecto al sector privado en materia de
gasto, inversión y endeudamiento. El estado y el sector privado en términos generales compiten por los
recursos de financiamiento y capital que son escasos en una economía en un momento del tiempo. Por
ejemplo, un exceso de demanda de financiamiento por parte del sector público hace que la tasa de interés
aumente y encarece el mismo para el privado; 3. ineficiencia del estado empresario y estancamiento en la
productividad de los serv icios. El estado tenía empresas públicas pero su autoridad se venía
desgastando con lo cual se generaba corrupción, ineficacia y abultados déficit. Existía una corrupción
bastante generalizada y el estado se revelaba ineficaz para combatirla con posibilidades de éxito; 4.
abusos de política fiscal y monetarias activas llevaron a desequilibrios macro e c o n ó m icos. El gobierno
interviene en la economía vía volumen y asignación de su gasto y con los impuestos por el lado fiscal,
pero por el otro cont rola la cantidad de dinero y los equilibrios monetarios a través de la actividad del
Banco Central. En los 80’ el gasto público era muy alto y por encima de los impuestos que el estado
recaudaba por lo que se producía déficit fiscal. Pero, por otra parte, se utilizaba la emisión de dinero para
financiar este déficit en las cuentas fiscales. Esta emisión que se generaba por motivos no genuinos era
uno de los elementos que actuaba impulsando la inflación; 5 . inflación como salida a la incapacidad del
estado de encauzar los conflictos re d i s t r ib u t i v o s .4 Las organizaciones empresariales y los
sindicatos pujan por precios y salarios ante el arbitraje del estado regulador. Con un estado débil la
cuestión generalmente se re s o l v í a cediendo alternativamente a los reclamos de uno u otro sector, con
lo cual se producía una espiral de subas de salarios y de precios que actuaba como otro elemento que
impulsaba la inflación. La inflación estaba asentada entonces en un conflicto no resuelto de intereses y
por ello el problema económico se asentaba en uno político previo. Como señalamos más arriba estos
elementos en conjunto llevaron a problemas inflacionarios muy severos. La alta inflación dificultó el
cálculo empresarial y esto afectó a la inversión y al crecimiento llevando a lo que se denominó
“estanflación”. Por último los aumentos de salarios no podían alcanzar a los precios y se pro d u j e ron
conflictos sociales. En el 34 Año XXI • Nº 57 • Agosto 2003 año 89 el Presidente Alfonsín tuvo que
adelantar las elecciones porque la situación se había hecho insostenible, asumiendo el Pre s idente
Menem. El contexto internacional En los países más avanzados, entretanto, se venían dando una serie de
cambios que presagiaban una nueva época en varios sentidos. Con el predominio de los problemas
inflacionarios y de estancamiento en la pro d u c t i v idad, triunfó un consenso de teoría y política
económica alrededor de la idea de estabilidad monetaria para combatir la inflación, y m e rcados libres.
Se produjo paralelamente una “revolución tecnológica” en inform á t i c a y comunicaciones que modificó
rápidamente los modos de producción y consumo, la manera de hacer negocios y, en especial, la est
ructura de los mercados financieros globales. Estos hechos llevaron a la materialización de medidas
concretas de política económica y a la re f o rma de algunas instituciones que fueron llevadas adelante
por políticos como Ronald Reagan en Estados Unidos, Marg a re t Tatcher en el Reino Unido, Felipe
González en España, Carlos Menem en Argentina, Enrique Cardoso en Brasil, etc. Este proceso fue tan
arrollador que hasta el modelo por antonomasia de la oposición al mercado y al capitalismo, como era el
sistema de planificación central de la Unión Soviética, entrtó en implosión y debió ser desmantelado por la
Pere s t roika de Mikhail Gorv a c h o v. 5 También se p ro d u j e ron con intensidad creciente pro c esos
de integración económica que re f o rz a ro n la apertura y perm i t i e ron la formación de bloques comerc
i a l e s . En América Latina este proceso, junto a otros acontecimientos como la crisis de la deuda externa
en los 80´, hizo caer la teoría y el consenso que implusaba el desarrollo a través del estado. Así se dio
lugar a los programas de estabilización con combate contra la inflación, control del déficit fiscal,
privatizaciones y apertura comercial y de los mercados de capitales. Como resultado final surgió la
concepción detrás de los nuevos “mercados emerg e n t e s ” donde el crecimiento estaría financiado por
flujos privados de capital. Los puntos salientes en la agenda que se fue desarrollando a fines de los años
80´ fue condensada en 1990 por el economista John Williamson que en un famoso artículo enunció lo que
el denominó el “Consenso de Washington”.6 ¿En qué consistió el modelo político-económico de los años
90? El modelo político-económico de los años 90´ fue llevado adelante por el Presidente Menem que
tardó algún tiempo hasta encontrar las personas y los medios adecuados para impulsar las re f o rmas.
Estas básicamente se ponen en práctica, como un conjunto coherente, cuando asume Domingo Cavallo
como Minist ro de Economía.7 Los economistas insistían en que era muy importante cambiar las
expectativas que generaban lo que se llamó “inercia inflacionaria”. Para ello había que lograr un “shock”
de confianza que abriera el escenario definitivamente a un nuevo modelo y a un cambio de mentalidad.
Esta estrategia de aplicación de medidas de estabilización que constituían un todo coherente se
denominó “Tera - pia de Shock”. El conjunto de medidas incluía la independencia del BCRA y
restricciones sobre la emisión monetaria que generaba inflación.8 S e adoptó una caja de conversión por
la Ley convertibilidadque fijó un patrón dólar para el peso en el valor 1 a 1. Esto significaba que el estado
garantizaba la paridad entre el peso y el dó- lar; para ello el BCRA mantendría dólares o títulos
susceptibles de ser cambiados por dólares como contrapartida de cada peso en circulación. Asimismo se
ampliaba la posibilidad de operaciones con dólares dando lugar a una economía bimonetaria. Esta
medida apuntaba a dar un patrón estable al valor de la moneda anclando el tipo de cambio y, al mismo
tiempo, a controlar las expectativas inflacionarias asociadas a la cotización del dolar. Paralelamente se
desreguló la economía reduciendo los controles burocráticos, destrabando inversiones, movimientos
financieros y reglamentaciones de la actividad privada en varios sectore s .9 Se privatizaron las empresas
de s e rvicios públicos reduciendo la ineficiencia y Revista Valores en la Sociedad Industrial 35 el gasto
público. Sin embargo en este pro c e s o se fue más lejos que en ningún otro país en cuanto al porcentaje
de empresas públicas privatizadas (por ejemplo Brasil, México y Chile c o n s e rv a ron, entre otras,
Petrobras, Pemex y Codelco respectivamente). Se llevó adelante un proceso de apertura externa que no
sólo incluyó la remoción de algunas trabas a las inversiones sino también la disminución de los aranceles.
Esto apuntaba a fomentar la competencia con los pro d u c t o res del resto del mundo y en cierto sentido
debilitaba la concentración de poder económico local. También se re a l i z ó , más adelante en 1994, la re
f o rma del sistema p revisional desde el sistema de re p a rto estatal al sistema privado de capitalización
que, entre otras cosas, generó un importante bache est ructural en las cuentas públicas. Ahora bien, si
uno detuviera aquí el análisis no caben dudas que las reformas enunciadas coinciden casi exactamente
con las del “Consenso de Washington” que se aplicaron en Latinoamérica y en muchos otros lugares del
mundo. Sin embargo, el componente distintivo en cada país estuvo dado por una cuestión de
proporciones y del modo en que las medidas fueron aplicadas, lo que remite a las decisiones políticas que
las pusieron en práctica.10 Lo que algunas investigaciones recientes sobre este proceso en Argentina han
revelado es que todo este conjunto de re f o rmas en lo econó- mico no fue acompañado de re f o rmas en
las instituciones y en las prácticas tradicionales de la política local.1 1 Por el contrario podemos observar
que las reformas se llevaron adelante mediante las prácticas más conservadoras de nuestro sistema
político. En primer lugar es de destacar que las re f o rmas, a pesar de gozar de cierto consenso público,
re q u i r i e ron del otorgamiento de superpod e res al Poder Ejecutivo que llevaron a una centralización
del poder. Esto se implementó por medio de la Ley de Emergencia económica (23.696), de la Ley de
Reforma del Estado (23.697) y por el uso extensivo de decretos de necesidad y urgencia (DNU). Por su
parte el capitalismo nacional quedó asociado a privatizaciones o buscó su lugar a través de
compensaciones por desregulación y apertura. La conformación en bloque de los sindicatos fue dividida y
algunos entraron en la lógica de las concesiones a cambio de las re f o rmas económicas requeridas.
Esto, por otra parte, no se verificó tan a b i e rtamente en los repetidos intentos de ref o rma laboral. A las
Provincias se transfiriero n los servicios de salud y educación, mientras que en algunas se mantenía el
empleo público asociado a operatoria tradicional de los part i d o s locales. La doble presión llevó a una
crisis de las finanzas en varias Provincias que aumentaron su déficit y su endeudamiento. Asimismo se c
o n s e rv a ron los liderazgos tradicionales en los p a rtidos políticos. En cuanto a la Corte Suprema se
amplió el número de integrantes de 5 a 9. Finalmente la Reforma Constitucional del 1994 posibilitó la re-
elección de Carlos Menem. Hay que reconocer que una vez aplicadas las re f o rmas estructurales el
shock de confianza efectivamente se produjo. El conjunto de medidas controló la inflación, redujo el gasto
pú- blico y recuperó el nivel de actividad, el ahorro y la inversión. El crecimiento de los primero s años fue
impulsado por privatizaciones y por flujos de cartera, precios internacionales excepcionalmente altos para
las export a c i o n e s , un “boom” de consumo y por el éxito de la integración con Brasil. El modelo tuvo
un período de desempeño virtuoso apro x i m a d a m e n t e e n t re los años 91-97, sólo opacado por la
crisis del Tequila, aunque ya en los últimos años cob r a ron magnitud los desequilibrios que luego h i c i e
ron eclosión en el período 98-01.1 2 Si estos desequilibrios no se pusieron de manifiesto en el corto plazo
fue debido al flujo de capitales por la venta de los últimos activos públicos, cosa que ya no tenía un
sentido económico claro. Desde el punto de vista intelectual la justificación del modelo se basó en la
teoría de la autorregulación de los mercados, con independencia de factores políticos y éticos, acuñada
coloquialmente en la frase referida al “piloto automático”13. Por último la necesaria Reforma Política se
redujo en la práctica a la re-elección del Presidente Menem, convalidada luego por la mayoría de la
población en las elecciones subsiguientes. La crisis del modelo económico, 98-01 A pesar de su
desempeño virtuoso, en varios sentidos, el modelo resultó parcial y una 36 Año XXI • Nº 57 • Agosto 2003
serie de causas hicieron que sólo unos años después del combate contra la inflación nos encontráramos
frente al desafío que implica la deflación, es decir, el desempleo y la pob reza en aumento. En primer
lugar cabe mencionar un punto s o b re el cual la mayoría de los economistas coinciden: el modelo mostró
ser vulnerable a los shocks externos. Las sucesivas crisis financieras internacionales que caracterizaron a
la globalización como el efecto Tequila en el año 95, la crisis del default ruso en el 98 y la devaluación de
Brasil 99 pusieron de manifiesto que, en ausencia de instrumentos cambiarios y monetarios, los shocks
impactaban d i rectamente sobre la economía real a través del vinculo entre los flujos de capitales, la
inversión, y la tasa de interés.1 4 Cada vez que las expectativas de los inversores eran afectadas se
retiraba el flujo de capitales que financiaba el déficit estructural de la cuenta corr i e n t e , esto restringía
la oferta de ahorro en la economía doméstica y elevaba la tasa de interés que reducía la inversión y la
demanda agre g ada. De este modo comenzaron a aparecer los nuevos males de la economía argentina:
la recesión, el desempleo y la pobreza. La vulnerabilidad externa de la economía estaba dada por la
carencia de instrumentos y por un déficit estructural de la cuenta corriente de la balanza de pagos. Este
déficit a su vez puede ser descompuesto en el desbalance entre exportaciones e import a c i o n e s , la
remisión de utilidades y el pago de intereses, que se hizo cada vez más abultado hasta d e s c o n t
rolarse por completo. El desbalance c o m e rcial fue influido por el tipo de cambio nominal (dada la
paridad con el dólar que se a p reció notablemente en esos años: “superdólar”), la devaluación de Brasil y
otra serie de factores más estructurales que se mencionan más adelante. Con respecto al balance de
utilidades cabe señalar que, a diferencia de o t ros casos, como por ejemplo el de España, que por un
lado recibió inversiones euro p e a s p e ro por otro invirtió en el exterior, en nuest ro caso las inversiones
estuvieron caracterizadas por el predominio de una sola dire c c i ó n . Finalmente en cuanto a los pagos
de intereses por la deuda externa los casos más re l evantes a título comparativo son los de Chile,
Irlanda, Nueva Zelanda, que fueron rápidamente a una reducción abrupta de la deuda y por lo tanto del
peso de los servicios de la m i s m a . De este último hecho parten los análisis que señalan como
responsable a la “inconsistencia entre el gasto público y el esquema monetariocambiario” apuntando
sobre todo al primer elemento la carga de causalidad.15 Sin embargo no hay que dejar de lado los
componentes re t roalimentados de la cuestión fiscal puesto que es evidente que la recesión impulsa el
desbalance fiscal vía la caída en la recaudación a gasto constante. Por otra parte, en situaciones
normales, es bastante sabido que generalmente no es positivo ajustar gasto en contextos recesivos,
como las experiencias de varios países hoy lo demuestran. El problema del endeudamiento público junto
a la internacionalización de la banca afectó el volumen del crédito y la tasa de interés, discriminando en
contra del sector productivo de las pequeñas y medianas empres a s .1 6 Asimismo la apertura junto al
tipo de cambio retrasado llevaron a la destrucción de tejido industrial sin reconversión pro d u c t i v a . A
la larga el modelo, vía una distorsión a favor de los precios relativos hacia los bienes no transables
(mayormente servicios como los públicos, los del sector financiero, la educación, etc.) generó una despro
p o rción entre s e rvicios, la industria y el agro, que desincentivó las exportaciones. Es de destacar
finalmente que en los 90 la Inversión Externa Directa fue en mayor parte a privatizaciones y a “fusiones y
adquisiciones” con pocos nuevos d e s a rrollos “Greenfield projects”, lo que pone de manifiesto que se
cre a ron pocos negocios realmente nuevos.1 7 Podemos concluir esta apretada síntesis, entonces,
afirmando que el endeudamiento cró- nico sólo constituye la punta del iceberg de una crisis que se
produce por la falta de un v e rd a d e ro plan sustentable. En este sentido pareciera que fue ilusorio
pensar en la indefinida perduración del tipo de cambio fijo con el esquema de conversión más allá de las
ventajas iniciales de su adopción. De este modo pasamos del flujo de capitales vía endeudamiento a la
huída de capitales que term i n ó dando por tierra con el modelo. Revista Valores en la Sociedad Industrial
37 Economía, instituciones y ética Como manifestamos en la introducción la tesis de este ensayo consiste
en que los problemas económicos están ligados a problemas políticos e institucionales y, a su vez, estos
últimos lo están con respecto a problemas éticos más p rofundos. El modelo económico, como vimos,
implicaba toda una estructura institucional y una determinada lógica del poder político. En última instancia
esta lógica del poder materializada en las reglas formales e informales que guían en la práctica la acción
de una d e t e rminada dirigencia, así como de la re l ación que esta tiene con la sociedad, es susceptible
de un juicio de valor ético.18 Desde nuestro punto de vista el tipo de cambio, las tasas de interés, la
emisión de din e ro, o el endeudamiento son instru m e n t o s para regular reacomodamientos de la
economía. Son válvulas de escape para dosificar o a m o rtiguar ajustes que es necesario re a l i z a r
pero que serían más dolorosos si no existieran. Las economías enfermas no hacen uso sino abuso de
estos instrumentos: por ejemplo en vez de endeudamiento se llega al hiper-endeudamiento, en vez de
tasa de rendimiento de los bonos existe una escalada descontro l a d a del “riesgo país,” en vez de una
devaluación moderada se llega a lo que se denominan “maxi-devaluaciones”. Por otra parte están las
instituciones que moldean los intere s e s que en determ i n a d o momento conforman las fuerzas
actuantes en una sociedad. Estas deben establecer límites adecuados a las pretensiones y al accionar de
los distintos grupos. Las sociedades sanas tienen grupos de interés flexibles en aras del interés general.
Si los grupos de interés no ceden al interés general se desbordan las instituciones y se vulneran los
marcos jurídicos. Por último cabe destacar que la flexibilidad en aras del bien común viene de la
búsqueda de la verdad y de las soluciones justas, que implican a todos los miembros de una sociedad y
exigen soluciones cooperativas. En el corto plazo son suficientes los instru m e ntos económicos, pero no
podemos re e m p l azar las instituciones que enmarcan el accionar de los grupos de interés, ni estas
existir si no hay una convicción ética de fondo expresada en un pacto o contrato social donde se aclaran
los límites de las acciones de los distintos gru p o s . Un balance preliminar de los 90 La Economía Una
vez planteada nuestra tesis central del trabajo es posible efectuar un balance que, si bien no deja de ser
incompleto y parcial, nos p a rece asimismo indispensable re a l i z a r. En primer lugar habría que dejar
constancia de que en general existió consenso en cuanto a las ref o rmas estructurales de los años 90´ en
tanto que plan anti-inflacionario y de estabilidad. Por ello no se puede dejar de lado que en este sentido
hubo un componente ético del cambio institucional inicial, es decir la lucha contra la c o rrupción instalada
y un estado ineficiente. Por la forma en que las medidas fueron implementadas cabe juzgar las virtudes o
defectos de los resultados. Así en nuestra opinión un exitoso plan de estabilización concebido en una
circunstancia totalmente coyuntural fue re c o n v e rtido imprudentemente, durante la euforia del éxito
inicial, en un modelo de crecimiento económico y de justicia social. Si bien las re f o rmas de los 90´
significaron un buen plan anti-inflacionario, luego la estrategia se redujo a mantener las cosas andando
sin previsión por el futuro. Desde un punto de vista económico se pueden sacar algunas conclusiones que
se relacionan con aspectos más amplios: 1. la rigidez monetaria llevada al extremo lleva a la recesión y a
la deflación, y hace imposible el ajuste fiscal en las condiciones reales de la sociedad, 2. la concentración
económica lleva a desequilibrios en la distribución del ingreso que afectan aspectos sociales y estos a su
vez repercuten en los políticos.19 3. la economía financiera no se puede independizar de la economía
real, por lo cual se requiere un plan sustentable que incluya una estrategia productiva clara.20 4. una
economía de mercado que genere o p o rtunidades en un marco de libertad para el conjunto de la
población no sólo se funda 38 Año XXI • Nº 57 • Agosto 2003 en arreglos institucionales, sino que
necesita de un fundamento ético respaldado instituciones surgidas de un contrato social amplio.21
Economía y Política Hemos destacado que el Modelo de los 90 consistió en realizar re f o rmas radicales
de las instituciones económicas con conserv a d u r i smo del sistema político. Esto implicó una serie de
decisiones donde se mezclaron las responsabilidades de los estratos de toma de decisiones de la
dirigencia en un sentido amplio, que incluye la política pero también la empre s arial, sindical, etc. La
lógica del poder político en los 90 parece haber seguido siendo la maximización del poder a corto plazo,
verificándose compensaciones a favor de los grupos especiales que detentaban cierto poder. Está lógica
implicó una concentración del poder político y económico,22 y una red de intereses cruzados entre el
sector político y el económico. Hacia el final del período estos grupos de int e reses especiales
cristalizados no impulsaro n los cambios requeridos a pesar de comenzarse a ver el abismo en frente de
sus pies. Esta parece ser una de las causas más fundamentales de la crisis que luego se desató, si bien a
primera vista es cierto que se abandonaron evidentes reglas de economía pública, se mantuvo el gasto
político enquistado a lo largo del presupuesto y el viejo esquema del clientelismo se mantenía en varias
zonas. Finalmente cabe preguntarse si el conflicto de intereses que causó la hiperinflación no permaneció
debajo de la ley de convertibilidad y llevó al hiper-endeudamiento. Si esto es así hay que seguir
manteniendo la afirm ación de que el estado en Argentina sigue necesitando “comprar cohesión social”.2
3 Economía y Sociedad Si bien las reformas que se llevaron adelante eran necesarias en un primer
momento y tuvieron un amplio consenso, también es cierto que la distribución de costos y beneficios del
ajuste puso de manifiesto algunas inequidades entre los distintos grupos. En un principio las medidas
favorecieron a un grupo de la población de bajos ingresos y a los grupos económicos nacionales y
externos. Si bien un sector de clase media consiguió un lugar en el nuevo modelo otro grupo que perdió el
empleo por las privatizaciones o la competencia e x t e rna no volvió a reincorporarse. En este sentido las
reformas iniciales dejaron de lado este importante tema pendiente. Lo cierto es que una política
económica puede ser adecuada para un momento del tiempo, pero debe amortiguar el impacto sob re los
grupos que cargan con el costo del cambio institucional y ayudar a su re i n s e rc i ó n completa en la
economía y la sociedad. Los mencionados desequilibrios sociales poster i o rmente se pro f u n d i z a ron
con la recesión y el aumento del desempleo.2 4 Por último se verificó que cuando un esquema de política
económica se vuelve rígido y pierde la necesaria capacidad de adaptación a las nuevas circ u n stancias
termina cayendo, no sólo en el consenso social, sino en el campo estrictamente e c o n ó m i c o .
Economía y Ética Las re f o rmas de los años 90 no llegaro n hasta la raíz del problema de la inestabilidad
económica e institucional de la Argentina que no es sólo económico sino también cultural y moral. La
economía está construida esencialmente de vínculos de confianza: confianza en los contratos, confianza
en los administradores de la propiedad pública y en los encarg a d o s de la gestión pública. Ningun
esquema institucional puede contener la falta de confianza sino por poco tiempo. Se re q u i r i e ron
políticas estables y sólidas pero las soluciones, incluso en los grandes temas, se siguieron pensando
desde y para la coyuntura. Existió exceso de confianza, poca previsión, y persistió la concepción de la
”viveza criolla” como medio genuino para el logro del éxito.25 Con la globalización se puso a prueba
nuevamente nuestro conflicto de identidad. La ciclotimia del carácter argentino con su manifiesta
inestabilidad de conducta en diversos ámbitos parece surgir de allí mismo.2 6 La inseguridad en la
identidad propia implica la imposibilidad de ser fiel a sí mismo. Pre c i s a m e n t e en griego e t h o
ssignifica carácter, esto implica que la conducta ética es aquella que está fundada en la verdadera
identidad propia. De este Revista Valores en la Sociedad Industrial 39 modo sólo la base ética es la única
que posibilita la estabilidad de conducta. Si bien el tema de la identidad nacional como base de la
conducta en la moral pública es una cuestión que pesa sobre todos y cada uno de los ciudadanos,
también es cierto que la mayor re s p o n s a b i l i d a d debería corresponder a la clase dirigente, tanto
política, técnica, sindical, intelectual, empresarial, etc. que debería dar el ejemplo. La “triple-D” y el
esquema actual 27 La dinámica descontrolada de la deuda afectó fuertemente las expectativas sobre la
economía dando lugar a una fuga generalizada de capitales y de depósitos imposible de ser afro n t ada
ni por el re f o rzado sistema financiero arg e ntino. La impopularidad de las medidas desesperadas del
Ministro Cavallo como el “déficit cero” y el “corralito” se condensó en una crisis que re p e rcutió sobre el
ya difuso poder del Presidente De la Rúa. La crisis social llevó a la renuncia del Presidente junto con su
gabinete. La situación actual está encuadrada en la serie de medidas que se implementaron a
continuación, caracterizadas por lo que se ha dado en llamar la “triple D”, es decir, el default, la
devaluación y la desdolarización de la economía. El default, o declaración de insolvencia de la deuda
pública, fue anunciado por el ex Presidente Rodriguez Saá. Luego el Presidente E d u a rdo Duhalde junto
a su Ministro Jorg e Remes Lenicov implementaron la devaluación del peso, inicialmente con control de
cambio a 1.4$/U$s, y luego con flotación intervenida por el BCRA, que vuelve a su función de prestamista
de última instancia. La solución para los créditos y depósitos (acorralados) en dólares consistió en la
pesificación asimétrica, cubriendo el estado el costo del descalce. Se congelaron y pesificaron también las
tarifas de servicios públicos y alquileres. Se efectuó un ajuste tributario que incluyó principalmente las
retenciones a las exportaciones. Asimismo se puso en marcha un programa de empleo para jefas y jefes
de hogar desocupados. Luego de este conjunto de medidas se produjo una estampida del tipo de cambio
y de los p recios, pero dada la contención de las variables claves como el gasto y la emisión la situación
tomó posteriormente una evolución positiva. Lentamente se recuperó la confianza en el sistema
financiero, aumentaron los depósitos y f u e ron bajando las tasas, aunque resta aún la recuperación del
crédito. La devaluación posibilitó un importante superávit comercial vía re d u cción de las importaciones.
Se verificó una re c uperación leve de la demanda y del nivel de actividad por la rentabilidad de las export
a c i o n e s , la sustitución de importaciones y el turismo. La situación fiscal quedó bajo control dado que
a los aumentos nominales en la recaudación no siguió una contrapartida del gasto del gobiern o y
aumentaron los ingresos tributarios por las retenciones a las exportaciones. Se norm a l i z a ro n las
relaciones con los Organismos Intern a c i o n ales y se comenzaron a dar pasos para hacer lo mismo con
los demás acre e d o res, dentro de un contexto internacional part i c u l a rmente incierto debido a la
guerra contra el terrorismo y una recesión mundial en ciernes. Si bien continúan el alto desempleo, la
pobreza y la inseguridad, lentamente los indicadores han comenzado a re v e rtirse. Finalmente, otro
hecho esperanzador es que se ha completado pacíficamente la transición democrática, asumiendo Néstor
K i rchner como Presidente electo. ¿Un contrato nacional para una “Economía Social de Mercado”? Una
vez estudiado el tema de la crisis argentina desde el punto de vista amplio que nos propusimos queda en
pié el desafío de expresar las oportunidades que se pueden vislumbrar desde este mismo punto de vista.
En principio hace falta articular un modelo económico-institucional más equilibrado. A este respecto sería
conveniente dirigirse en la dire c c i ó n de los trabajos que han revisado las re f o rm a s de los años
90.28 Sin embargo, no hay que dejar de lado aportes muy importantes, que sin ser tan novedosos van en
la misma dirección y a veces expresan lo mismo de modo más claro. Nos referimos al modelo adoptado
en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial denominado “Economía Social de Merc a d o ” .2 9
Este enfoque implica la adopción de una economía de mercado con una serie de instituciones que
permiten ponerla al servicio de la so- 40 Año XXI • Nº 57 • Agosto 2003 ciedad en su conjunto. Este
modelo apunta a una armonización de libertad y eficacia econó- mica con justicia social. Los principios
que este enfoque incluye son: 1. política monetaria que estabilice el valor de la moneda, 2. mercados
abiertos y competitivos, 3. políticas económicas estables y p redecibles, 4. propiedad privada de los
medios de producción, 5. libertad de establecer contratos, 6. los precios deben reflejar todos los costos, 7.
reducción y control del poder monopólico, 8. política de ingresos: seguridad social, justicia en la
distribución del ingreso y la riqueza a través de impuestos y regulaciones a favor de los más relegados.
Incluye también legislación de bienestar social, políticas industriales, la co-determinación entre trabajo y
management. Es importante destacar que estas políticas deben diseñarse de modo que incrementen las
condiciones competitivas, re f l e j e n mejor la escasez, y no desalienten la inversión de largo plazo, 9. Un
enfoque de política anticíclica integral que tenga en cuenta la inflación y el desempleo al mismo tiempo,
que debe estar fijada con independencia de los grupos de inrterés.30 Si bien nos parece que este
enfoque es suficientemente equilibrado, no se puede aplicar como una receta más. En las discusiones de
las medidas e instituciones los autores que lo desarro l l a ron tuvieron muy en cuenta las características
históricas y culturales de su país. En este sentido hay que destacar que es necesario establecer del
mismo modo una adaptación de estos principios a nuestra historia, a nuestros val o res y a nuestra
cultura. Para ello es indispensable debatir los ejes de un nuevo consenso que integre del modo más
abarcativo las distintas posturas existentes en la Argentina actual. Ello implica un nuevo contrato social
que log re integrar las posiciones parciales en ejes de orientación claros hacia el futuro. Para ello se
puede tomar como base los aportes de diversos trabajos que, si bien tienen desde diversos puntos de
partida, vienen requiriendo estrategias y soluciones en muchos casos converg e n t e s .3 1 Sintetizando
mucho nos animamos a enumerar algunos temas relevantes agrupados en tres ejes que se relacionan
entre sí: 1. Ejes económicos: i d e n t i d a d - g l o b a l i z a c i ó n , mecanismos de resolución de
conflictos de intereses, eficiencia y redistribución, estado o mercado, economía abierta o cerrada, perfil
productivo, integración regional y con el mundo. 2. Ejes politicos:liderazgo-consenso, gobernabilidad-
subsidiariedad, controles mutuos-cooperación en instituciones, mayor conexión de la política partidaria
con las bases democráticas y carrera política en base al mérito, financiamiento de la política. 3. Ejes
éticos:espíritu de auto-re s p o n s a b i l idad y cooperación, interés propio, actitud de común-unidad,
necesidad de unidad para descubrir quienes somos como nación y para acordar un proyecto compartido.
Conclusión La reciente crisis argentina ha puesto de manifiesto que no sólo es importante la elaboración
de un nuevo esquema completo econó- mico e institucional que permitiéndole al país competir en el
mercado internacional sea más balanceado y equitativo, sino también, es necesario fundar éste en un
nuevo contrato o pacto social que adapte las instituciones a nuestra identidad y a nuestra sociedad. Para
ello resulta indispensable poner en contacto los poderes con sus bases, cuyos canales de p a rticipación
están debilitados debemos rec o n s t ruir las instituciones teniendo en cuenta que la estabilidad política
debe basarse también en la social. Las lecciones de nuestra historia reciente, y no tan reciente también,
avalan la conclusión de que un modelo económico no puede funcionar sin apoyo político, y éste, a su vez,
es imposible sin un proyecto común que re p resente al conjunto de los arg e ntinos y nos proyecte hacia
el mundo. 1 Como ejemplo del primer debate pueden consultarse: Williamson John, “A Contemporary
Policy Agenda for Latin America”, Washington, Institute for International Economics, October 11, 2001 y
Stiglitz Joseph, More Instruments and Broader Goals Moving Toward the Post-Was - hington Consensus ,
The 1998 Wider Annual Lecture, Helsinski, Jannuary 7, 1998. Con respecto al rol de los Organismos
internacionales puede consultarse A r g e n t i n a and the Fund: From Triumph to Tragedy , by Michael
Mussa, Institute for International Economics, March 25, 2002. Recientemente se han dado a conocer dos
informes Revista Valores en la Sociedad Industrial 41 preliminares: Argentina´s Economic Crisis: Causes
and Cu - res, Jim Saxton (R-NJ), Vice Chairman, Joint Economic Committee, United States Congress,
June 2003, y T h e Role of the IMF in Argentina, 1991-2002 , Draft Issues Paper for an Evaluation by the
Independente Evaluation Office (IEO), IMF, June 2003. 2 Llach Juan, Reconstrucción y estancamiento,
Ed. Tesis, Buenos Aires, 1987. Tommasi Mariano y Spiller Pablo T., Los determinantes institucionales del
desarrollo argentino: una aproximación desde la nueva economía institucional , CEDI, Documento No.33,
Mayo de 2000. Se pueden encontrar algunos antecedentes como el trabajo de Carlos Moyano Llerena
“Política y Economía” en la Revista Pa - norama de la Economía Argentina , No. 31. 3 Esta línea de
investigación está relacionada sobre todo con los nuevos estudios sobre capital social, confianza, normas
y redes en la base de las instituciones económicas y políticas. A este respecto pueden consultarse las
obras de Robert Putnam, Bowling Alone,Simon & Schuster, New York, 2000, Francis Fukuyama,
Confianza, Ed. Atlántida, Madrid, 1996, Victor Nee, Norms and Networks in Economic and Organizational
Performance, AEA Papers and proceedings , May 1998, Vol. 88, No. 2; y en el capítulo “Norms and
Networks”, World Development Report 2002, World Bank. 4 Para una formalización de este tema: Daniel
Heymann, Fernando Navajas e Ignacio Warnes, Conflicto redistributivo y déficit fiscal; El trimestre
económico , vol LVIII (1), No. 229, México, Ene-Mar de 1991. 5 Para la interrelación entre teoría y hechos
econó- micos en este período véase Robert Skidelsky, “The New Polítical Economy” en The Road from
Serfdom, Penguin Books, New York, 1995. Para un estudio de la relación entre estas reformas y las
burbujas bursátiles y financieras véase Marcelo F. Resico “Crisis en la Nueva Economía”, Revista
Valores, No. 56, Diciembre de 2002. 6 John Williamson, “What Washington Means by Policy Reform” en J.
Williamson ed. Latin American Adjustment: How much has Hapened? , Washington, Institute for
International Economics, 1990. 7 Para una descripción de este proceso contado por su principal
protagonista consúltese Domingo Cavallo y Juan Carlos de Pablo, Pasión por Crear, Ed. Planeta, 2001. 8
Para un racconto de las medidas y una evaluación más técnica véase Heymann Daniel, Políticas de
reforma y comportamiento macroeconómico: la Argentina en los noventa , Serie Reformas Económicas,
No.61, Mayo de 2000. 9 Llach Juan, Otro siglo otra Argentina , Buenos Aires, Ariel, 1997, pg. 209-212. 10
Ludovico Videla, “La democracia como prerrequisito para la eficiencia económica: la experiencia argentina
reciente”, Revista Valores, No. 55, Diciembre de 2001. 1 1 Las investigaciones en las que me baso en el
siguiente pasaje surgen de: Tommasi Mariano, Bambaci Juliana, y Saront Tamara, “The Political Economy
of Econo - mic Reforms in Argentina” , Documento No. 28, Septiembre de 1999, trabajo que toca el tema
de la centralización de las decisiones en la pg. 25, el rol de las Provincias en la pg. 30, los sindicatos en la
pg. 31, y extensamente la relación con los grupos económicos en las pgs. 33-36; Etchemendy Sebastián,
“Construir coaliciones reformistas, La política de las compensaciones en el camino argentino hacia la
liberalización económica”, D e s arrollo Económico , vol. 40, Nº 160, ene-mar 2001; y Vicente Palermo y
Etchemendy Sebastián, Conflicto y concertación. Gobierno, Congreso y organizaciones de interés en la
reforma laboral del primer gobierno de Menem (1898-1995), Desarrollo Económico , vol. 37, N148, ene-
mar 1998. 12 Para un comparar otros balances económicos del período que abarcó la convertibilidad
pueden consultarse Daniel Artana, 10 años de Convertibilidad, prepared for the Conference on the 10th
Anniversary of the Convertibility Law, Banco Central de la Republica Argentina, Buenos Aires April 5-6,
2001, Hard Money’s Soft Underbelly: Understanding the Argentine Crisis , Ricardo Hausmann, Andrés
Velasco, Kennedy School of Government, Harvard University, July, 2002 y Frenkel Roberto, “Argentina: A
Decade of the Convertibility Regime”, Challenge, vol. 45, no. 4, July/August 2002, pp. 41–59. 13 Para una
discusión teórica de este tema véase Marcelo F. Resico, “Las concepciones del libre mercado según Wil -
helm Röpke”, Boletín de lecturas sociales y económicas , UCA, Abril, 2001. 14 Este pasaje se basa
parcialmente en Jorge C. Avila, El enfoque del Riesgo-País , CEMA, Documentos de Trabajo, No. 164,
Marzo 2000, pg. 14. 15 Por ejemplo el citado trabajo de Michael Mussa y Tejeiro, M., Una Vez Más, La
Política Fiscal ,. mimeo, Centro de Estudios Públicos, Buenos Aires, 2001. 16 Javier González Fraga, “La
Convertibilidad: la causa de la crisis bancaria argentina”, presentado en el Seminario “Rusia y Argentina:
Lecciones de la experiencia” , Moscú, Noviembre de 2002. 17 Rodolfo Apreda, Corporate Governance in
Argentina, New Developments through 1991-2000 , CEMA, Documento de Trabajo, No.154, Septiembre
1999, pg. 10. 1 8 Crisis en la Argentina: Economía, instituciones y ética, Editorial de la Revista Valores ,
No. 53, Mayo de 2001. Se encuentran elementos para un análisis de este tipo en los autores del
Ordoliberalismo o Escuela de Friburgo, base teórica de la “Economía Social de Mercado y en algunos
autores de la Nueva Economía Institucional aunque el tema ético todavía está poco desarrollado en estos
últimos. Para una muestra de este planteo véase Gerald Brock, “New Institutional economics”, Faith & E c
o n o m i c s ,pg. 5: “...Oliver Williamson’s description of the NIE,...consists of four different levels of
analysis. Each level has a controlling influence on the level below it and there are also some feedback
effects from lower levels to higher levels (Williamson 2000). The highest level is called “embeddedness” or
“social theory.” It includes informal institutions, customs, traditions, norms, and religion. That level changes
very slowly and does not have a rational maximizing character, but does significantly affect both the shape
and the operation of the lower levels.” 19 Enrique H. Olivera en su Discurso de presentación del Plan
Fénix ante la Facultad de Ciencias Económicas 42 Año XXI • Nº 57 • Agosto 2003 de la UBA, 6 de
septiembre de 2001 plantea la tesis de que el principal defecto de las reformas económicas fue una
deficiencia en la provisión de bienes públicos. Desde los trabajos de Walter Eucken hasta la Nueva
Economía Política se señala que el principal de estos bienes es un marco de la economía de mercado
que de parámetros justos a la competencia. 20 Llach Juan y O’Connor Ernesto, Porqué la Argentina
necesita una estrategia de crecimiento, 37 Coloquio de idea “La Argentina del Bicentenario”, Mar del
Plata, 7 al 9 de noviembre de 2001. 21 Ver nota 13. 2 2 Esta parece ser la conclusión del excelente
trabajo de Sebastián Etchemendy sobre la lógica de las compensaciones e el período de las reformas
citada en la nota 11. 23 Llach Juan, Reconstrucción y estancamiento, Ed. Tesis, Buenos Aires, 1987. 2 4
Véase al respecto Salvia A. y Macció J.: Crisis del empleo y del trabajo en la Argentina. Tiempos de crisis:
1998- 2002, en Fragmentos de la Deuda Social, Instituto para la Integración del Saber, UCA, Bs. As.,
2002, pg. 12-13. 25 En su reciente libro Lecciones de la crisis argentina, El Ateneo, Buenos Aires, 2003,
el economista Ricardo Arriazu llama la atención sobre la importancia de este elemento cultural de la
“viveza criolla” detrás de los problemas económicos e institucionales de la Argentina. 2 6 A este respecto
es ilustrativo título de la obra de Pablo Gerchunoff y Lucas Llach sobre la historia de la economía
argentina que condensa de por sí toda una lección: El ciclo de la ilusión y el desencanto, Ariel, Buenos
Aires, 1998. 27 Basado en la publicación: La economía argentina en 2002 y perspectivas 2003, prealizada
por el Programa de Análisis de Coyuntura Económica de la UCA coordinado por Marcelo Resico y
Ernesto O´Connor, noviembre de 2002. 28 Consúltese la bibliografía de Williamson John y Stiglitz Joseph
citada en la nota Nº 1. 2 9 Consúltese por ejemplo Benecke Dieter W., La Economía Social de Mercado
que nunca se aplicó, R e - vista Valores, No. 53, Mayo de 2001. Alfred Müller-Armack, The Meaning of the
Social Market Economy, German Social Market Economy: Origins and Evolution , Ed. By Alan Peacock
and Hans Willgerodt, Macmillan Press, London, 1989. Heinz G. Grossekettler, “On Designing an
institutional Infrastructure for Economies, The Freiburg Legacy after 50 years,” Journal of Economic
Studies, 21,4. 3 0 Tomadas de Karsten Siegfried, Eucken´s Social Market Economy and its Test in Post
War West Germany, American Journal of Econimics and Sociology , Vol. 44, No 2, April 1985. 3 1 Forteza
Jorge H., De la visión país a la transformación continua: experiencia internacional y propuestas para la
Argentina, Boletín Informativo Techint, 3 0 8 ; Llach J. et al, Una estrategia para el desarrollo sostenible y
la integración social , Fundación Invertir, Diciembre de 2001, Hacia el Plan Fénix, Diagnóstico y
propuestas, Una estrategia de reconstrucción de la economía argentina para el desarrollo con equidad ,
Elaborado por Profesores e investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de
Buenos Aires, con la coordinación de Abraham L. Gak, Septiembre de 2001. ACDE, P e n s a n d o la
Argent
fiscales establecidas en el programa con el Fondo Monetario Internacional pudieron ser cumplidas, dicha
performance se logró merced a que en el tercer trimestre el Gobierno Nacional derivó a las provincias
menos fondos que lo que les correspondía a estas últimas por la cláusula de garantía oportunamente
convenida. En el trimestre siguiente, al empeorar la situación financiera, se aceleró aún más el deterioro
de los ingresos tributarios, lo que dio lugar a que en el cuarto trimestre no pudieran cumplirse los
compromisos fiscales convenidos con el Fondo Monetario Internacional. El aspecto más crítico fue el
tema del financiamiento del déficit. Ante el cariz que fueron tomando los acontecimientos, exacerbado por
la creciente tensión política entre la Nación y las provincias respecto de por dónde pasaría el recorte de
gasto que permitiera cumplir con el déficit cero, el Gobierno Nacional consideró conveniente encarar un
nuevo canje de deuda. Dicho canje se dividió en dos tramos, habiéndose completado el primero de ellos
(el local) a principios de diciembre último. Consistió en el rescate de los viejos bonos y obligaciones del
Estado Nacional y de las provincias a cambio de préstamos garantizados a tasas de interés y en
condiciones de amortización mucho más favorables. La conversión de deuda se ofreció directamente a
las entidades financieras, fondos de inversión, compañías de seguros y administradoras de fondos de
jubilaciones y pensiones, y comprendió a todo tipo de operaciones de Deuda Pública del Sector Público
Nacional, que el Ministerio de Economía consideró elegibles a estos fines, ya sea que estuvieren
instrumentadas en Títulos Públicos, Bonos, Letras del Tesoro o préstamos sin garantías. De los U$S
95.000 millones de deuda total en bonos que se sometió a dicho Canje, se canjearon por préstamos
garantizados unos U$S 50.000 millones. La propuesta original consistía en completar el canje de los
alrededor de U$S 45.000 millones remanentes de bonos en manos o en custodia de tenedores
extranjeros, y que debían canjearse respetando la legislación de los países en los que esos bonos fueron
originariamente emitidos, lo que tornaba más compleja la operación y que, por tanto, se preveía completar
en 60 o 90 días más. Sin embargo, la crisis bancaria de principios de diciembre devino en una
precipitación de la ya latente crisis política que concluyó con la renuncia del Ministro de Economía y luego
del Presidente de la Nación a mediados de ese mes. Tales episodios generaron un paréntesis en el
tratamiento previsto para el tramo internacional de la deuda pública, e incluso el primer Presidente de la
Nación interino electo por la Asamblea Legislativa (renunciante a los pocos días) decretó la moratoria de
pagos de la deuda externa. La otra medida trascendente adoptada en la última parte del año, forzada por
el fuerte drenaje de depósitos que se hizo particularmente intenso el día 30 de noviembre (los retiros de
ese día fueron de U$S 1.500 millones), fue la limitación a los retiros en efectivo de las cuentas bancarias
por parte de sus titulares, así como el control de las transferencias al exterior con excepción de las que
correspondan a operaciones de comercio exterior o las vinculadas a la operatoria de tarjetas de débito o
crédito. Se intentó así eliminar el riesgo de una crisis financiera sistémica que pudiera perjudicar a los
ahorristas y a la actividad económica en general, al tiempo que se buscaba estimular el mayor uso de los
medios de pago electrónicos al prohibir que las entidades perciban comisión alguna por la transferencia
electró- nica de fondos entre ellas que se realicen por cuenta y orden de sus clientes.
mantener el valor de la moneda. Después de los estudios que se hicieron en el Banco Central, esa
cantidad de moneda se fijó en $ 3.500 millones para todo el año, de los cuales habrá $ 1.000 millones
como adelantos al Tesoro. El Tesoro tendrá que buscar cómo mejora su recaudación, cómo reduce sus
gastos, cómo mejora su eficiencia a los efectos de mantener la pauta del déficit y no generar problemas
en la política monetaria. Y el Banco Central deberá informar mensualmente al Congreso la marcha de ese
programa monetario. Por último, el conjunto de medidas anunciadas el 3 de febrero incluyó la pesificación
total de la economía, con el propósito de recuperar la moneda propia y bajo la premisa de preservar el
poder adquisitivo de los ahorros de los depositantes en el sistema financiero y de facilitar la cancelación
de los créditos por parte de los deudores, lo cual es claramente una herramienta que sirve para destrabar
la producción como también evitar quiebras masivas de empresas. Por el lado de las deudas, todas
aquéllas contraídas en dólares con el sistema financiero (de cualquier monto o naturaleza) fueron
convertidas a pesos, al cambio de U$S 1 = $ 1, y a partir de allí el capital se actualizará según la variación
del Coeficiente de Estabilización de Referencia basado en los precios al consumidor. La tasa de interés
será regulada, y por el momento se fijó en 4% anual. A su vez, todos los depósitos en dólares se pesifican
a un valor de $ 1,40 por dólar. El capital de los ahorristas se va a actualizar según el mismo coeficiente de
estabilización utilizado para los préstamos, esto es, se va a preservar el poder adquisitivo de esos
ahorros. Y sobre ello habrá una tasa de interés que será libremente pactada, y esos intereses se podrán
cobrar mensualmente. Los ahorristas con depósitos menores de U$S 30.000, que representan alrededor
del 93% del total, tendrán la opción de intercambiarlos por un título público dolarizado a mayor plazo.
Además, se podrá particionar los depósitos que fueron reprogramados de forma tal de hacer
transacciones, de comprar bienes registrables como casas y autos. Esta medida, junto con la libre
disponibilidad de las cuentas sueldo (hasta el monto mensual del salario) y de los pagos indemnizatorios
por despido, por riesgo de trabajo y los correspondientes a jubilaciones y pensiones, permitirán darle
mayor agilidad al sistema de pagos. La diferencia entre pesificar los préstamos bancarios a $ 1 y los
depósitos a $ 1,40 será financiada a través de la conversión voluntaria a pesos de los préstamos
garantizados del Estado nacional, conocida como fase uno o canje uno. Se trata de unos U$S 50.000
millones que el gobierno anterior canjeó, y que al pasar a ser pesificados producen un excedente fiscal
que va a permitir financiar parte de esa diferencia. La otra parte será financiada con un título del Estado
de la Nación. Se interpreta que este costo pagadero a futuro sirve para destrabar el presente. No escapa
a la actual administración la necesidad imperiosa de recrear la confianza en el sistema de ahorro y
préstamos. Para los nuevos depósitos habrá tasa libre y también será libre su disponibilidad. La tasa para
los préstamos también se pactarán libremente, y no habrá indexación para los nuevos depósitos ni los
nuevos créditos. El índice corrector se utilizará solamente para el stock de depósitos y para el stock de
deuda pesificados. Normalización del sistema financiero Luego del primer round de medidas anunciadas
el 3 de febrero, y viendo que se superaba el momento más crítico con que se inició la gestión, a inicios de
marzo se adoptaron nueva medidas para aumentar la disponibilidad de los patrimonios
afectados por las restricciones impuestas en diciembre de l año pasado. Así, se amplió el monto y los
conceptos de retiros en efectivo, destacándose en esa dirección una amplia disposición en las cuentas
relacionadas con el salario y las pensiones y jubilaciones y, más recientemente, se instrumentó un medio
para utilizar los depósitos reprogramados en la compra de un conjunto de bienes registrables (inmuebles,
autos cero kilómetro, maquinaria, embarcaciones). Por otra parte, el Gobierno Nacional decidió emitir
bonos en dólares y en pesos destinados a los depositantes que quieran optar por tener en su propiedad
un título público en lugar de conservar un depósito en los bancos reprogramado en pesos. Los bonos,
tanto en dólares como en pesos, estarán disponibles para todo titular de depósitos reprogramados, sin
límite de monto. Se estableció que la suscripción de estos sea voluntaria, es decir, los titulares de
depósitos reprogramados podrán elegir entre mantener su depósito en las mismas condiciones en la
entidad en que hubiera estado constituido, o bien utilizar ese depósito para canjearlo por alguno de los
mencionados títulos. Los dos bonos en dólares emitidos a estos efectos tienen un plazo de 10 años. Uno
de ellos paga semestralmente un interés de 2% anual y el capital se amortiza a través de ocho cuotas
anuales a partir del segundo año. El otro paga como interés la tasa LIBOR + 1% anual y amortiza
íntegramente al vencimiento conjuntamente con los intereses. El bono en pesos, en cambio, tiene un
plazo de 5 años. Paga como interés el coeficiente C.E.R. más 3% anual, pagaderos trimestralmente, y la
amortización también es trimestral a partir del primer año. Todos los títulos tendrán cotización en las
bolsas y mercados de valores, de modo que sus tenedores podrán negociarlos libremente en el mercado
cuando mejor les parezca. El amplio volumen que tendrá el mercado de estos títulos les asegurará una
muy alta liquidez, lo que facilitará la movilización de recursos en manos de los ahorristas. Estas opciones
que se le ofrecen a los depositantes para salir del así llamado “corralito” implican un canje de deuda pú-
blica porque se absorberá a cambio deuda del Estado con los bancos (préstamos garantizados) y de
ninguna manera una ampliación o aumento de la misma. Tienen por objeto permitir que los ahorristas
puedan ampliar sus opciones eligiendo instrumentos del mercado de capitales, avalados por el Tesoro
Nacional, y hacerlos líquidos en el momento que más deseen o les convenga. Conjuntamente con la
emisión de los títulos para que los depositantes puedan optativamente canjear sus depósitos
reprogramados en el “corralito” y de acuerdo con lo dispuesto por el Decreto 214/02, el Gobierno Nacional
ha procedido a la emisión de los títulos que servirán para compensar dentro del sistema bancario los
desbalances producidos por la pesificación a diferentes tipos de cambio de los depósitos bancarios y los
préstamos al sector privado. Medidas de reordenamiento fiscal En los últimos días de febrero se ha
avanzado de manera importante en el reordenamiento de la relación financiera entre la Nación y las
provincias. El primero de estos ítem quedó encauzado a través del acuerdo firmado entre la Nación y las
Provincias, en virtud del cual se establecieron las bases para cumplir con el mandato constitucional de dar
forma a un régimen de coparticipación de impuestos realista y definitivo, otorgar mayor previsibilidad y
sustento al financiamiento genuino de la Administración Pú- blica Nacional y Provincial, y refinanciar la
pesada carga finan- -
ciera que arrastraban los Estados Provinciales impidiéndoles atender con eficiencia las funciones
básicas que les asigna la Constitución Nacional. El Acuerdo celebrado tiene como objetivo corregir las
desviaciones institucionales existentes, básicamente para que, a diferencia de lo que era usual, las
provincias compartan el costo fiscal del deterioro de la actividad económica. Como es de conocimiento,
los anteriores acuerdos establecían un monto fijo a transferir a las provincias con independencia de los
vaivenes de la recaudación. Además de la eliminación del monto fijo transferido, el acuerdo incluye la
incorporación al fondo de coparticipación (del cual el 57% va a las provincias) del 30% del Impuesto a los
Créditos y Débitos en Cuenta Corriente Bancaria dispuesto por la Ley Nº 25.413/2001 y la restructuración
de la deuda provincial. Este último aspecto incluye la emisión de un bono del gobierno federal con el fin
de asumir la deuda provincial (el servicio de la deuda será descontado de los ingresos de coparticipación
hasta un monto que no supere el 15% de los mismos), la pesificación de la deuda a una tasa cambiaria de
1,4 pesos por dólar y la instrumentación de una garantía cambiaria para la deuda provincial con
organismos internacionales. La condición acordada para la reestructuración de la deuda provincial es una
reducción de alrededor del 60% del déficit fiscal de cada provincia adherente durante el presente año,
para pasar luego al equilibrio fiscal en el año 2003. Cualquier nuevo endeudamiento deberá ser
autorizado expresamente por el Ministerio de Economía de la Nación o por el Banco Central de la
República Argentina. Como ya se señaló, se estableció también un plazo para la sanción de una Ley de
Coparticipación, fijándolo para fines de 2002. Además de este Acuerdo que permite dar mayor
certidumbre a las relaciones financieras entre la Nación y las provincias, el Estado Nacional debió adoptar
medidas de tono más coyuntural que permitan reforzar los ingresos previsto dentro de un nuevo modelo
de gestión de la economía argentina que pretende introducir un fuerte sesgo exportador que tenga como
norte tanto la recuperación de las economías regionales especialmente basadas en el sector
agropecuario, como del aparato industrial del país. En tal perspectiva a principios de marzo se
establecieron dos niveles de retenciones sobre las exportaciones: 10% para los productos primarios y 5%
para las manufacturas de origen agropecuario e industrial. Esta decisión apunta fundamentalmente a
permitir el sostenimiento de importantes programas públicos en el contexto de la emergencia económica y
atenuar el efecto de la modificación del tipo de cambio sobre los precios internos, en especial de
productos esenciales de la canasta familiar. La recaudación estimada anual por esta medida ascendía a
U$S 1.400 millones. Estos recursos adicionales serán destinados a fortalecer los programas sociales del
gobierno, así como el programa de inversiones públicas. De este modo, se procura atenuar el impacto de
la crisis sobre los sectores más desprotegidos y preservar fuentes de empleo en todo el país. A fin de
ofrecer seguridad a los productores agrícolas en cuanto a la estabilidad de sus ingresos, se estableció
que si se produjeran caídas significativas en los precios internacionales de sus productos que afecten
severamente su rentabilidad, el porcentaje de las retenciones será reconsiderado. En el caso de los
productos manufacturados, para el cálculo de la base imponible se deducirán los valores CIF de las
mercaderías importadas temporariamente. Esta medida evita gravar con derechos de exportación la
porción del precio conformada por productos de origen externo, lo que introduciría
distorsiones en la estructura competitiva de los bienes exportados. Sin embargo, dado que
posteriormente durante el mes de marzo la devaluación del peso cobró fuerte impulso, se decidió
aumentar al 20% los derechos a la exportación para cereales, oleaginosas y sus respectivas
manufacturas, mientras que el resto de los productos continuó gravado al 10% aun cuando siguieron en
vigencia los tratamientos específicos para ciertos productos que se habían dispuesto en oportunidades
anteriores, tales como reintegros generales o especiales intrazona. Las decisiones del gobierno en esta
materia han sido fuertemente cuestionadas por los empresarios del sector agropecuario. Sin embargo, el
gobierno debió considerar prioritariamente una solución al deterioro acelerado del nivel de vida de la
población por el extraordinario aumento de los precios de los alimentos (si se compara su crecimiento con
relación al de los últimos ocho años), y las necesidades fiscales, que en parte son atribuibles a la
obligación del Estado de acudir en auxilio de amplios sectores de la sociedad que carecen, en forma total
o parcial, de ingresos suficientes para su subsistencia. Por último, consciente de que el aumento de la
eficiencia en la Administración Tributaria es fundamental para asegurar el flujo de recursos imprescindible
para el mantenimiento de los programas, el Gobierno ha realizado (o tiene en trámite avanzado) las
siguientes acciones: a) Envío de un proyecto de ley al Congreso disminuyendo la alícuota del IVA en
granos y cueros al 10,5 %. b) Decreto de supresión del bloqueo fiscal, lo que permitirá revisar
declaraciones juradas pasadas cuando se estime conveniente. c) Puesta en marcha de los tres juzgados
del Fuero Penal Tributario. d) Aumento de las acciones sobre los bancos para facilitar el cobro ejecutivo
de los impuestos. e) Proyecto de ley eliminando las moratorias por decreto del Poder Ejecutivo. De ahora
en más deberán ser por Ley. f) Incorporación de la información financiera a los programas de
cruzamientos de datos, lo que potencia las acciones de control programadas. g) En materia aduanera,
programas piloto de seguimiento satelital de contenedores. A continuación, como es tradicional en este
Capítulo, seguidamente se ofrece un resumen de los Capítulos específicos de este Informe Económico.
Nivel de actividad La evolución macroeconómica del cuarto trimestre de 2001 determinó una variación
negativa en la oferta global medida a precios del año 1993, de 13,3% con respecto al mismo período del
año anterior. Esta disminución estuvo generada por una variación negativa del PIB de 10,7% y una
disminución de 33,8% en las importaciones de bienes y servicios reales. En particular, los sectores
productores de bienes tuvieron durante el cuarto trimestre de 2001 una contracción del 12,9%,
determinada principalmente por la baja en el nivel de actividad de la industria manufacturera (-15,8%) y la
construcción (- 24,8%). Los sectores productores de servicios registraron una baja interanual del 9,5%. La
variación provisoria del PIB desestacionalizado del cuarto trimestre de 2001 con respecto al tercero
también arroja una baja, en este caso del 5%. Desde la visiónde la demanda global se observó una
variación negativa de 29,4% en la inversión interna bruta fija y un aumento de 0,1% en las exportaciones
de bienes y servicios reales. La disminución del consumo privado fue de 12,3%, y la del consumo público
fue de 6,5%. La oferta global registró una baja del 5,5% durante el año 2001 con respecto a 2000,
producto de las caídas en el PIB del 4,5% y en las importaciones de bienes y servicios del 14,0%. Por el
lado de la demanda global, el comportamiento contractivo estuvo liderado por la inversión interna bruta
fija, que disminuyó 15,9%. El consumo público y el consumo privado tuvieron también comportamientos
contractivos del 2,1% y 5,8% respectivamente. Por su parte, las exportaciones se expandieron 2,9%. El
Estimador Mensual Industrial (EMI) volvió a contraerse en los meses de enero (-19%) y febrero (-15%)
con respecto a igual período del año anterior, acumulando una caída del 17% en el primer bimestre de
2002. La variación desestacionalizada con respecto al mes anterior mostró en enero un valor negativo (-
2,4%), que se recuperó parcialmente en febrero (0,9%). En el mes de febrero los bloques que mostraron
mayores caídas fueron la industria metalmecánica, la textil y la automotriz, con contracciones promedio
del 50%. Sólo la industria papelera presentó una variacióna positiva interanual (13,6%). Para el mes de
marzo, las firmas consultadas en la encuesta cualitativa indicaron que esperaban una baja de la demanda
interna, pero por el contrario una suba de la externa, incluso en las exportaciones dirigidas al Mercosur.
También anticipaban una baja en la utilización de insumos importados y de la capacidad instalada. En el
caso de los stocks, en cambio, esperaban un alza y con respecto al personal empleado y las horas
trabajadas (siempre como saldo de respuestas positivas y negativas, ya que la mayoría no espera
cambios en cada uno de los ítems encuestados) prevía bajas. Al mismo tiempo, las mayores necesidades
crediticias se destinarían principalmente a la financiación de clientes, la compra de insumos y la
financiación de exportaciones. El Indicador Sintético de Servicios Públicos también volvió a presentar un
nuevo retroceso en el consumo, tanto en enero como en febrero (-11,6% y -14,1%, respectivamente). La
caída, se notó también en la variación desestacionalizada con el mes anterior, que disminuyó 2,3% en
febrero. Durante este mes, sólo el área de telefonía, la carga en el servicio ferroviario y el agua entregada
a la red mostraron un comportamiento positivo, el resto de los indicadores presentó caídas de diversa
magnitud. Inversión En el cuarto trimestre de 2001 la Inversión Interna Bruta Fija (IIBF) medida a precios
constantes experimentó la caída más pronunciada (-29,4%) de la serie histórica trimestral, luego de haber
decaído durante trece períodos ininterrumpidaProducto Interno Bruto 225.000 250.000 275.000 300.000 I
95 III I 96 III I 97 III I 98 III I 99 III I 00 III I 01 III millones de pesos de 1993 Original Tendencia Estimador
Mensual Industrial 80 90 100 110 120 Ene99 Abr Jul Oct Ene00 Abr Jul Oct Ene01 Abr Jul Oct Ene02
1993=100 EMI EMI desest.
mente. Registraron también bajas récord la inversión en equipo durable (-41,3%) y construcción (-
21,6%), así como la inversión total del año, cuya caída alcanzó a -15,9%. Mientras el equipo de origen
importado se redujo 49,5%, el nacional lo hizo 32%. Si bien se notó una baja en los precios de los bienes
de capital nacionales (-5,9%) e importados (-0,5%), ésta no fue suficiente para alentar la inversión. La
causa de este desempeño estaría originada en la disminución del ingreso disponible y la existencia de
capacidad ociosa en grandes sectores productivos ante la prolongada recesión de 3 años. Por otra parte,
al corte de financiamiento externo, y el encarecimiento del interno, se adicionó la crisis en el sistema
financiero local en diciembre, que terminó de cerrar las vías de acceso al crédito. La devaluación
dispuesta en el mes de enero de 2002 y la subsiguiente flotación del peso abre nuevas perspectivas para
la inversión en sectores que exporten o sustituyan importaciones en la medida que la variación de precios
relativos aliente o no los flujos de comercio exterior. Medida a valores corrientes la inversión del año 2001
fue de $ 37.916 millones, valor que representa un 14,1% del PIB corriente, el ratio más bajo de la serie
histórica, que venía decayendo desde 1998. Para el primer trimestre del año 2002 se espera que continúe
manifestándose una baja en la inversión tanto en equipo como en construcción. Se observaron fuertes
descensos en las ventas y producción de varios insumos clave de la construcción al igual que en el
otorgamiento de préstamos hipotecarios y las escrituras anotadas. El Indicador sintético de la actividad de
la construcción (ISAC) sufrió una fuerte reducción en el bimestre enero-febrero (-43,3%). Lo mismo
ocurrió con los permisos de edificación para obras privadas que continuaron con la tendencia declinante
que habían manifestado en los trimestres anteriores. En los dos primeros meses de 2002 la caída se
agudizó (- 67,7% y -50,6%, respectivamente). Las ventas de insumos disminuyeron más del 30%. Se
despacharon al mercado interno 40% menos toneladas de cemento, 31,7% menos de vidrios para la
construcción y 44,6% menos de asfaltos, mientras que las producciones de cerámicos, pisos y
revestimientos y de pinturas retrocedieron 66,7% y 42,6%, respectivamente. El nú- mero de escrituras
anotadas en el Registro de la Propiedad Inmueble de la Ciudad de Buenos Aires decayó en los meses de
enero y febrero de 2002 (-32,1% y -43,3%, respectivamente). Las ventas al mercado interno de material
rodante de producción nacional continuaron reduciéndose fuertemente en los meses de enero y febrero.
En el caso de automóviles la caída alcanzó al 61,9%, en los utilitarios, 67,1% y en los vehículos de carga
y pasajeros, 80,8%. No obstante, a partir de marzo las ventas habrían comenzado a recuperarse un poco
gracias a la flexibilización de los depósitos, que permitió la compra de bienes registrables como vehículos
e inmuebles. Las compras de equipo importado alcanzaron un valor de U$S 159 millones en el mes de
enero, 62% menos que en igual mes del año anterior. Mercado de trabajo Según la información básica
proveniente de las declaraciones juradas realizadas por las empresas al Sistema Integrado de
Jubilaciones y Pensiones, el promedio mensual de puestos de Inversión Interna Bruta Fija 35.000 45.000
55.000 65.000 I 95 III I 96 III I 97 III I 98 III I 99 III I 00 III I 01 III millones de pesos de 1993 Original
Tendencia
trabajo asalariado declarados registró durante 2001 una variación interanual negativa de 0,6%, en tanto
las remuneraciones medias fueron en promedio 4,9% inferiores a las de 2000. En el cuarto trimestre de
2001, el promedio mensual de puestos de trabajo registra 4.498.452 puestos, lo que implica una
disminución del 6,6% respecto de igual período del año anterior. La remuneración promedio fue de $ 992,
ubicándose 1,0% por debajo de la registrada en el cuarto trimestre de 2000. De un análisis de la
incidencia de la pobreza en los aglomerados del interior del país, realizado con la Encuesta Permanente
de Hogares de mayo de 2001, se deduce que más de la mitad de la población indigente en el total de
aglomerados se concentra en hogares con ingresos laborales no regulables, entendiendo como tales
aquéllos que provienen de salarios no registrados del sector privado, ingresos por trabajos por cuenta
propia, y domésticos. Lo mismo ocurre entre la población pobre no indigente, aunque la proporción es
menor: 44% para el total de aglomerados. En cambio, entre la población indigente tienen escasa
representación los hogares con ingresos laborales regulables, aunque algunas ciudades importantes
como Río Gallegos, Bahía Blanca, Neuquén, Usuhaia-Río grande, Ciudad de Buenos Aires y Concordia
superan el 25% de población indigente en esas categorías de hogares. Precios En el cuarto trimestre de
2001 los índices de precios de la economía argentina reflejaron la profundización de la deflación, una
tendencia que habían mostrado desde principios del año. La agudización de la recesión y el aumento del
déficit fiscal, reflejo a su vez de problemas de competitividad y alto endeudamiento de años anteriores, y
la irrupción de la crisis financiera en noviembre, fueron todos factores concurrentes que presionaron los
precios a la baja. En términos anuales los precios implícitos del producto bruto interno retrocedieron 1,8%,
los precios minoristas bajaron 1,5%, los mayoristas lo hicieron 5,3%, y los de la construcción perdieron
0,4%. Así, los precios combinados aceleraron aún más su caída, hasta 3,4%. Este indicador incluso
registró un récord histórico en noviembre pasado, con una cifra de –4,3% anual. También retrocedieron
4,5% los términos del intercambio, como efecto de una significativa baja en los precios de las
exportaciones. Por otra parte, el tipo de cambio mejoró con relación a Europa pero cayó con respecto a
Brasil. Los precios promedio de las commodities bajaron marcadamente en el cuarto trimestre, si bien las
pérdidas fueron superiores para el petróleo y los metales, mientras que los alimentos resistieron mejor. El
cuarto trimestre de 2001 fue el último de un largo período deflacionario. A principios de 2002 la rápida y
fuerte devaluación de la moneda marcó una abrupta modificación en el funcionamiento habitual de la
economía durante la última década, basada en el sistema de convertibilidad con el dólar. Como
consecuencia, el tipo de cambio real subió más del 100% en sólo tres meses, mientras que los índices de
precios comenzaron a reflejar tanto el efecto de la devaluación como el significativo cambio de los precios
relativos internos. En el primer triTasas de variación anual de los índices de precios minoristas y
mayoristas -8% -6% -4% -2% 0% 2% 4% 6% 8% 10% 12% Ene-99 Mar-99 May-99 Jul-99 Sep-99 Nov-99
Ene-00 Mar-00 May-00 Jul-00 Sep-00 Nov-00 Ene-01 Mar-01 May-01 Jul-01 Sep-01 Nov-01 Ene-02 IPC
IPIM
mestre de 2002 los precios al consumidor crecieron 9,7%, mientras que los mayoristas lo hicieron en un
32%. Cabe destacar no obstante que este aumento fue muy inferior al del aumento nominal del tipo de
cambio, obedeciendo a un aumento de costos y no, como ocurría en la década de los 80, a una inflación
por un problema de expectativas. Hay que señalar al respecto que ni aún los precios de los productos
importados han igualado hasta hoy la suba del tipo de cambio. Sector Externo En el cuarto trimestre de
2001 se registró un superávit en cuenta corriente de U$S 376 millones, contra un déficit de U$S 1.993
millones de igual período del año anterior. La reversión del déficit se debió principalmente a la caída del
42% de las importaciones, que pasaron de U$S 6.103 millones a U$S 3.553 millones. También colaboró
con este resultado el valor negativo de las rentas de las empresas de Inversión Extranjera Directa (IED).
El valor de las exportaciones cayó en el trimestre 7,1% respecto de igual trimestre del año anterior,
resultado de una baja de precios del 9,5%, dado que las cantidades aumentaron 2,6%. Las importaciones
del cuarto trimestre se ubicaron en niveles similares a los alcanzados durante el cuarto trimestre de 1992,
cuando se iniciaba la apertura comercial de la economía. La cuenta rentas de la inversión registró en el
trimestre un egreso de U$S 1.721 millones, nivel similar al de igual período del año anterior. Los pagos
netos de intereses aumentaron en U$S 533 millones debido a menores intereses ganados. Este aumento
de los egresos fue compensado por el comportamiento del débito de la cuenta utilidades y dividendos,
que registró valores negativos, como consecuencia de las pérdidas de las empresas de IED. La cuenta
financiera fue deficitaria en U$S 5.729 millones y alcanzó el saldo trimestral negativo más bajo de toda la
serie que se inicia en 1992. El sector privado no financiero registró un egreso de U$S 7.012 millones, el
sector público no financiero y BCRA un egreso neto de U$S 383 millones y el sector bancario un ingreso
neto de U$S 1.666 millones. Finanzas públicas En el cuarto trimestre de 2001 el resultado global del
Sector Público Nacional no FinaV. Diciembre de 2001. ¡Qué se vayan todos! Después de la derrota
electoral, la credibilidad del gobierno prácticamente había desaparecido. La situación económica se
deterioraba día a día. Durante la última semana de Noviembre, más de mil millones de Dólares fueron
sacados de los bancos por los ahorristas. En esa situación, algunos bancos comunicaron al gobierno que
no resistirían la corrida. El gobierno decretó una medida conocida como el “Corralito” que restringía la
posibilidad de sacar de las cuentas bancarias dinero en efectivo por encima de los $ 250 semanales (y un
tope de $ 1000 al mes). Se podía disponer de los fondos a través de transferencia bancaria, de tarjetas de
débito o de cheques, lo cual era un complicación para las empresas y para una buena parte de los
ciudadanos, muchos de los cuales ni siquiera tenían una cuenta bancaria, pero les pagarían su sueldo
con cheques que no podrían cobrar. La decisión generó la inmediata reacción en contra de la sociedad
que percibió la medida -que apuntaba en parte a evitar el drenaje de fondos- como una confiscación. A
pesar de la vigencia de la Ley de Convertibilidad, a principios de diciembre, el Dólar cotizaba en las Casas
de Cambio por encima de la paridad de convertibilidad (1 Peso = 1 U$). En los primeros días de ese mes,
los organismos internacionales de crédito abandonaron al gobierno a su suerte. El FMI suspendió un
desembolso y el BID y el Banco Mundial congelaron los créditos. Un intento del gobierno de aplicar un
nuevo ajuste, particularmente en la finanzas provinciales fue rechazado de plano por la oposición. El 13
de diciembre se convocó un paro general que tuvo no sólo el acatamiento de los sectores obreros, sino
también de buena parte del comercio. La tensión crecía, comenzaron los saqueos y desmanes en varias
provincias y sobretodo en el conurbano bonaerense que rodea a la Capital Federal. Algunos sostienen
-entre ellos el ex presidente De la Rúa- que estos desmanes fueron promovidos por el Justicialismo de la
Provincia de Buenos Aires, como una forma de desestabilizar a un gobierno que no mostraba la menor
capacidad de reacción. El 19 de diciembre, el Presidente De la Rúa se dirigió a la ciudadanía por la
cadena nacional pero, en lugar de anunciar la renuncia del Ministro Cavallo o alguna otra medida para
salir de la crisis económica, o dar marcha atrás con “el corralito”, anunció el establecimiento del Estado de
Sitio. Apenas terminó la emisión del discurso, comenzó a sentirse particularmente en los barrios
acomodados de la Ciudad, un ruido llamativo. La gente salía de sus casas a golpear cacerolas. La gente
comenzó a reunirse en las esquinas y espontáneamente comenzaron a caminar rumbo al centro. El
Cacerolazo había comenzado. A la madrugada la Plaza de Mayo se había llenado de gente que coreaba
una consigna: “!Qué se vayan todos!” El día 20 se desarrollaban marchas en la Capital y las fuerzas
policiales reprimían duramente a los manifestantes, causando algunos muertos a pocos metros de la
Casa Rosada, sede del gobierno. Mientras esto sucedía el gobierno decidió la renuncia del Ministro
Cavallo y la iniciación de gestiones con el Justicialismo para lograr conformar un gobierno de unidad
nacional. Evidentemente era tarde. No sólo el Justicialismo, sino también importantes sectores del
oficialismo, incluidos algunos Senadores del partido Radical, le comunicaron al presidente De la Rúa que
su tiempo se había acabado, que la única solución para evitar un peor estallido social era su renuncia. Al
atardecer de aquel día, el Presidente se dirigió otra vez a la sociedad a través de la cadena oficial para
dar a conocer su renuncia. Pocos minutos después, la televisión transmitía la partida de De la Rúa desde
la terraza de la casa de gobierno y a bordo un helicóptero que lo condujo a la residencia presidencial de
Olivos. Se había puesto en marcha el mecanismo de la acefalía, pero el primer convocado a suceder al
presidente ya no estaba en su puesto: había renunciado un año antes. VI. La semana de los 4
presidentes El presidente provisorio del Senado, el Justicialista Puerta asumió la presidencia de la Nación
y convocó a la Asamblea Legislativa que, de acuerdo a lo dispuesto por la ley de acefalía, debía elegir a
quien sería presidente hasta completar el mandato de De la Rúa. El Justicialismo, ganador de las
elecciones de octubre, mayoría en ambas cámaras del Congreso y a cargo de la mayoría de las
provincias, era el actor protagónico del drama. En el Justicialismo se manifestaron dos posiciones
claramente diferenciadas. Un grupo de gobernadores sostenía la idea de nombrar un presidente interino y
convocar elecciones para marzo de 2002, incluyendo una modificación del sistema electoral para
introducir el sistema de Ley de Lemas. Otro sector proponía la designación de un presidente para
completar el mandato. Prevaleció la primera de las tesis y el entonces gobernador de San Luis se mostró
dispuesto para hacerse cargo del interinato. La Asamblea Legislativa del 22 de diciembre después de
arduo debate aceptó la propuesta del Justicialismo. La decisión adoptada era inconstitucional y fue
cuestionada ante la Justicia que no alcanzó a pronunciarse ya que 7 días después ya había renunciado
Rodríguez Saa y la discusión se planteo nuevamente. El 23 de diciembre asumió el nuevo presidente. En
menos de una semana dejó claro que había asumido para quedarse y que no respetaría el compromiso
de convocar a elecciones para marzo, sino que cumpliría la norma constitucional que indicaba que debía
completar el mandato del presidente renunciante y gobernar hasta el 10 de diciembre de 2003. En su
brevísimo mandato, Rodríguez Saa declaró el default de la deuda argentina, lo que fue recibido con
beneplácito por buena parte de la ciudadanía y por la clase política que, en su mayoría, aplaudió el
anuncio del presidente en la Asamblea Legislativa.. Lo que sin embargo demostró ser un error garrafal fue
la designación de su gabinete que incluyó a figuras paradigmáticas de la corrupción de los 90, como el ex
intendente de Buenos Aires, Carlos Grosso, o el ex gobernador de Santa Fe, José Vernet. La ciudadanía
de la Capital había derrocado un presidente tan solo una semana atrás y se lanzó nuevamente a las
calles el 28 de diciembre con la consigna “¡Qué se vayan todos!”. Un grupo de manifestantes tomó por
asalto el Congreso de la Nación -cuya puerta principal se abrió llamativamente desde adentro-, causando
desmanes y destrozos. Los gobernadores justicialistas que se consideraban “presidenciables” y que
aspiraban a competir en la elección de marzo le retiraron su apoyo al Rodríguez Saa quien, luego de una
fracasada convocatoria a los gobernadores, le comunicó al Senador Puerta que tendría que hacerse
cargo nuevamente de la presidencia interina. Puerta renunció. El presidente Rodríguez Saa viajó a su
provincia y desde allí a la noche del 30 de diciembre anunció por cadena oficial su renuncia al cargo de
Presidente. Asumió entonces interinamente el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación,
Eduardo Camaño, un justicialista ligado a Duhalde. En el Justicialismo prevaleció entonces la tesis de
nombrar un presidente para completar el mandato presidencial hasta diciembre de 2003. Eduardo
Duhalde que había perdido las elecciones frente a De la Rúa y había sido electo Senador nacional por
Buenos Aires en octubre de 2001 era la persona elegida para hacerse cargo de la responsabilidad. El
mismo 31 de diciembre, mantuvo contactos con numerosos líderes políticos, sindicales y empresariales
que le manifestaron su apoyo; también lo hicieron los líderes bonaerenses del radicalismo y la dirigencia
del FrePaSo (que formaban parte de la Alianza que había llevado al gobierno a De la Rúa). Duhalde
anunció que se haría cargo del gobierno y que no se presentaría como candidato en las elecciones de
2003. La Asamblea Legislativa se reunió nuevamente el 1º de Enero de 2002 y luego de un largo debate,
con una mayoría de 262 a favor, 21 en contra y 18 abstenciones, designó a Duhalde presidente de la
Nación. VII. 2002-2003. De Duhalde a Kirchner El presidente Duhalde puso en marcha una serie de
medidas económicas de emergencia que incluyeron la pesificación de los depósitos y de los créditos. El
abandono formal de la convertibilidad y la fijación de un nuevo sistema de cambio con la consiguiente
devaluación. Finalmente se mantuvo, aunque con modificaciones, la limitación en cuento a la disposición
de los fondos depositados en los bancos. La política económica apuntaba a la aplicación de un modelo
productivo que reactivara la industria nacional y favoreciera las exportaciones. La Unión Industrial
Argentina acompañó la acción de gobierno e incluso su presidente fue designado ministro en el gabinete
de Duhalde. Para llevar adelante estas políticas Duhalde contó con el irrestricto apoyo del Justicialismo en
el Congreso que tenía mayoría en ambas Cámaras y no sólo aprobó las iniciativas del Ejecutivo, sino que
le delegó un cúmulo importantísimo de facultades, lo que acentuó también en este período el fenómeno
del decisionismo presidencial. Desde el punto de vista político, el presidente Duhalde se manifestó a favor
de una Reforma Política, en consonancia con el reclamo de la ciudadanía, la prensa y las ONGs. Impulsó
la creación del Diálogo Argentino, un espacio de debate que además de analizar propuestas concretas de
reforma, sirvió (y visto a la distancia ésta fue su gran contribución a la salida de la crisis) como un ámbito
de consenso en el que convergieron políticos, empresarios, representantes de la Iglesia Católica y los
demás cultos, ONGs y ciudadanos comunes para discutir los cambios necesarios. Aunque muy pocas de
las reformas se concretaron, el Diálogo Argentino permitió canalizar inquietudes y encausar una parte de
la protesta social. Con una tasa de desempleo del 25%, el 39,7% de la población en niveles de pobreza y
14,3 % en niveles de indigencia, era esperable que la protesta social continuara. La clase media fue
paulatinamente dejando las calles para sólo acudir sistemáticamente a manifestar en contra de las
entidades bancarias, donde todavía estaban retenidos sus ahorros, ahora pesificados y devaluados. La
protesta social de los sectores pobres, especialmente de los piqueteros, se mantuvo firme. Precisamente
es la represión contra estas protestas que se cobra dos muertos, a mediados de 2002, lo que determina la
decisión de Duhalde de anticipar su renuncia y convocar a elecciones anticipadas. Argentina: Tasa de
Desocupación 1994-2003 (Total de aglomerados urbanos. Mayo de cada año) Fuente: INDEC 10,7 18,4
17,1 16,1 13,2 14,5 15,4 16,4 18,4 21,5 17,3 10 12 14 16 18 20 22 24 1994 1995 1996 1997 1998 1999
2000 May-01 Oct-01 2002 2003 También este proceso tuvo una serie de complicaciones jurídico
institucionales, vinculadas con la decisión del presidente de renunciar antes de concluir su período de
gobierno, lo que en realidad no habilitaba la realización de elecciones, sino que suponía la aplicación de
la ley de acefalía y la designación de un presidente para cumplir el mandato. Para corregir las
improlijidades jurídicas se modificó incluso la ley de acefalía y se autorizó al ex presidente Menem a
competir en las futuras elecciones, aun cuando no había concluido el período de un mandato presidencial
completo que la Constitución impone como condición para que un presidente que ha gobernado dos
períodos consecutivos se presente a la reelección. Los conflictos internos del Justicialismo hicieron que el
propio presidente Duhalde suspendiera la aplicación de la ley de internas simultáneas, abiertas y
obligatorias para seleccionar los candidatos. La percepción era coincidente en que, si se hacían internas
en el Justicialismo, el ex presidente Menem ganaba. Por lo cual el Justicialismo ideó un mecanismo, luego
ratificado por la Justicia Electoral, que le permitió presentarse a la elección con 3 fórmulas de candidatos.
Se presentaron así, bajo el rótulo de frentes o alianzas creadas ad hoc, Néstor Kirchner, el candidato
apoyado por Duhalde; el ex presidente Carlos Menem y el también ex presidente Adolfo Rodríguez Saa.
Finalmente, el 27 de abril de 2003 se realizó la primera vuelta de la elección presidencial, quedando
Menem en primer lugar y Kirchner en segundo con el 22% de los votos. El anuncio de Menem de que se
retiraba de la competencia impidió la realización de la segunda vuelta, por lo tanto el presidente Kirchner
asumió con una legitimación electoral muy lejana a los porcentajes que exige la Constitución5 Elección
presidencial del 27/4/03 Fórmula Partido o alianza Votos afirmativos % sobre votos afirmativos Menem-
Romero Frente por la Lealtad 4.677.213 24,34% Kirchner-Scioli Frente para la Victoria 4.227.141 21,99%
López Murphy-Gómez Diez Recrear 3.142.848 16,35% Carrió-Gutiérrez ARI 2.720.143 14,15% Rodríguez
Saa-Posse Frente Movimiento Popular 2.714.760 14,12% Fuente: Dirección Nacional Electoral El
presidente electo asumió el 25 de mayo y contó con el apoyo incondicional del Justicialismo en ambas
Cámaras del Congreso, cuya renovación se concretó recién en diciembre de aquel año. Producida la
renovación parlamentaria, el presidente Kirchner siguió contando con una mayoría disciplinada que se
manifestó dócil a los pedidos del Poder Ejecutivo y no dudó en cederle facultades legislativas al amparo
de la emergencia. El dominio de la mayoría en ambas Cámaras del Congreso no disminuyó el estilo
decisionista que ha marcado al sistema presidencial argentino. Por el contrario, el Presidente Kirchner en
sus dos primeros años de gobierno ha sido el presidente que más decretos de necesidad y urgencia ha
dictado, superando el récord de Menem que instauró el gobierno por decreto en Argentina6 . 5 En primera
vuelta la Constitución requiere más del 45% de los votos válidos afirmativos o el 40% de dichos votos y
una diferencia de 10 puntos porcentuales con relación al segundo candidato más votado. 6 Ver nota de L.
Capriata sobre la investigación de Ferreira Rubio, D. y Goretti, M. en La Nación, Buenos Aires, 13 de junio
de 2005. Cámara de Diputados de la Nación (10 diciembre 03 - 10 diciembre 2005) Bloque Número de
bancas Porcentaje Part. Justicialista 127 49,5% UCR 44 17,3% Partidos provinciales 15 5,8% ARI 12
4,6% Fuerza Republicana /aliad 12 4,6% Otros 47 18,2% Total de bancas 257 100% Fuente: Cámara de
Diputados de la Nación Cámara de Senadores de la Nación (10 diciembre 03 - 10 diciembre 2005) Bloque
Número de bancas Porcentaje Part. Justicialista 41 56,9% UCR 15 20,8% Mov.Pop.Neuquino 2 2,8%
Fuerza Republicana 2 2,8% Otros 12 16,7% Total de bancas 72 100% Fuente: Senado de la Nación VIII.
La reforma política a medio camino La crisis política de diciembre de 2001 acentuó la brecha que
separaba a la ciudadanía de los partidos políticos en Argentina. Se popularizó, por aquellos días, el lema
“¡Qué se vayan todos! ”; los dirigentes políticos eran agredidos en cuanto lugar público frecuentaban. Se
agudizó, entonces, el reclamo por una reforma política que había estado siempre en la agenda pública
pero que no se había concretado. El presidente Duhalde convocó a diversos sectores sociales, con la
colaboración destacada del representante del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la
Iglesia Católica, a reunirse en un ámbito de debate pluralista que se denominó, como ya dijimos, Diálogo
Argentino: un espacio de encuentro y debate con participación de todos los actores políticos relevantes
para discutir los problemas acuciantes de la sociedad ante la crisis. Una de las mesas del Dialogo
Argentino se dedicó expresamente a las propuestas de reforma en el área de las instituciones políticas.
La reforma política reclamada apuntaba en varias direcciones: 1) Disminución del costo de la política; 2)
Transparencia en el financiamiento de las campañas; 3) Fortalecimiento, modernización y apertura de los
partidos políticos; 4) Reforma del sistema electoral, en especial el reemplazo de lista cerrada y bloqueada
conocida como “lista sábana”. Todas las iniciativas propuestas apuntaban a moralizar la política y
restaurar los lazos de la relación de representación entre gobernados y gobernantes. A pesar de los
discursos y las promesas, la mayoría de los proyectos nunca pasó de la etapa de análisis en las
comisiones del Congreso. Sólo se sancionaron tres leyes que tenían que ver con las reformas políticas
reclamadas. a) Financiamiento de los partidos. La Ley de Financiamiento de los Partidos –Nº 25.600-
incluye un completo sistema de financiamiento mixto (público y privado) tanto para el sostenimiento
institucional ordinario del partido, como para las campañas electorales. El debate sobre la conflictiva
relación Dinero/Política estuvo presente en la agenda pública argentina, desde mediados de la década del
80 como uno de los temas centrales de la Reforma Política. Recién en 2000, durante el gobierno de la
Alianza, el congreso avanzó en el tratamiento de las múltiples iniciativas de ley que se habían presentado
para regular el financiamiento de los partidos. El Senado sancionó el proyecto que formaba parte de un
paquete de leyes sobre reformas al proceso electoral y lo giró a la Cámara de Diputados que abordaría el
tratamiento en un contexto social, económico y político completamente diverso. En efecto, en diciembre
de 2001 se produjo la traumática salida del gobierno del Presidente De la Rúa, con la consecuente
seguidilla de recambios presidenciales, la profunda crisis de legitimidad de los partidos, la crisis
económica con la modificación de la paridad cambiaria, el abandono de la convertibilidad, la pesificación y
la retención forzosa de los fondos depositados en los bancos. En ese marco de crisis profunda de
legitimidad de los partidos y de las instituciones políticas en general, el reclamo ciudadano apuntaba en el
área el financiamiento de la política en una doble dirección: a) transparencia y control de las finanzas
partidarias y b) reducción de los costos de la política. b) Selección de candidatos. La ley 25.611 estableció
la obligatoriedad de elegir a los candidatos a través de un sistema de internas semi-abiertas, de esta
forma participarían en la designación de los candidatos no sólo los miembros del partido, sino también
aquellos ciudadanos independientes, es decir no afiliados a otros partidos. La apertura de la selección de
candidatos a no miembros de un partido no era nueva en Argentina; desde finales del ’80, a instancias de
los propios partidos, se había utilizado el mecanismo en algunos distritos e incluso se lo utilizó para
determinar el lugar en la fórmula presidencial de los candidatos por el FrePaSo en 1995. La ley de
internas abiertas fue aprobada en junio de 2002 y debía ser aplicada evidentemente para la selección de
las fórmulas presidenciales que competirían al año siguiente. Sin embargo, luego de varias peripecias
jurídicas que incluyeron el dictado de algunas normas de dudosa validez, el Presidente Duhalde logró que
el Congreso suspendiera la aplicación del sistema para las elecciones de 2003, frustrando una vez más la
expectativa popular. A pesar de la proclamada voluntad de transparentar y oxigenar el proceso de
selección de candidatos, el Presidente Duhalde no dudó en suspender la aplicación de la ley cuando fue
consciente de que el ex presidente Menem podía ganar la interna abierta y quedar consagrado como el
candidato presidencial del Partido Justicialista. Así, una vez más en la historia argentina, el Justicialismo
manipulaba las instituciones y las reglas jurídicas aplicables al proceso electoral en virtud de la
conveniencia del líder de turno. Para evitar la confrontación interna, el Justicialismo se presentó a la
elección de mayo de 2003 con tres fórmulas presidenciales, que juntas obtuvieron el 60,8% del total de
votos válidos afirmativos (Resultaron: 1º Menem con 24.45% de votos; 2º Kirchner, con el 22.24% y
Rodríguez Saa quedó en 4º lugar con el 14,11% de los votos). c) Las campañas electorales En la ley de
financiamiento de los partidos se establecieron además límites a los gastos de campaña. Como parte del
paquete de reforma política, se incluyeron en el Código Electoral normas que limitan la duración de las
campañas, el tiempo en que se puede hacer publicidad proselitista en televisión y se restringió también la
posibilidad de utilizar la publicidad oficial con fines proselitistas. Los resultados de la aplicación de estas
reglas al juego político no han logrado, por lo menos hasta el presente, sanear los vicios que
determinaron la pérdida de confianza de la ciudadanía en sus dirigentes. La elección de 2005 para
renovación de cargos legislativos mostró que la mayoría de los partidos no realizó internas abiertas, sino
que presentó listas únicas. El Justicialismo, en el distrito más importante del país, prefirió la ruptura antes
que la realización de las internas. Concurrió a la elección con dos listas de candidatos para el Senado y la
Cámara de Diputados, una con el rótulo del Partido Justicialista encabezada por la esposa de Duhalde y
otra bajo el rótulo del Frente para la Victoria encabezada por la esposa del Presidente Kirchner. En cuanto
a las reglas que se aplican a las campañas, se cumplió el término para la emisión de publicidad en los
medios televisivos, pero no se respetó el límite general de la duración de las campañas y el gobierno con
gran cuidado en lo formal hizo campaña proselitista hasta el último día de campaña En lo referido al
financiamiento de la campaña electoral, aunque todavía cabe esperar los reportes finales, la
transparencia no fue la regla de conducta de los partidos, muchos de los cuales presentaron balances
previos que no generaban ninguna credibilidad7 . Esto no es extraño en la sociedad argentina en la cual
el valor de las leyes y las normas en general es bastante relativo. En un contexto de falta de respeto a la
ley, recurrir sólo a la sanción de leyes para solucionar los problemas es por lo menos un pecado de
ingenuidad8 . IX. Actores, instituciones, gobernabilidad Argentina había enfrentado numerosas crisis
políticas en su historia. Entre 1930 y 1983, se produjeron 6 golpes de Estado, frente a situaciones de
menor gravedad que las que hemos relatado. Varios factores contribuyeron para que la de 2001 fuera una
crisis de gobernabilidad y no una ruptura del orden democrático. Un factor determinante para evitar la
ruptura del proceso constitucional en 2001 fue el compromiso democrático de todos los actores políticos
-incluidas las Fuerzas Armadas- y la flexibilidad que demostraron particularmente las fuerzas
parlamentarias para encontrar soluciones y crear cauces institucionales para conducir el proceso político,
aún a través de instrumentos y procesos de dudosa constitucionalidad. Una de las causas de la crisis,
más allá de las desacertadas medidas en materia de política económica, fue el debilitamiento de la
autoridad presidencial. El estilo dubitativo de De la Rúa, su falta de liderazgo y sus escasas dotes de
administrador fueron mellando paulatinamente la imagen del presidente y sus niveles de popularidad. Más
allá de las características personales de De la Rúa, hubo dos elementos que contribuyeron a debilitar la
autoridad presidencial: la falta de apoyo del partido del presidente -la UCR- y la ruptura de la alianza con
el FrePaso, particularmente desde la renuncia del Vicepresidente Álvarez. La idea de un gobierno de
coalición al estilo de la Concertación chilena demostró ser nada más que una expresión de deseos.
Desde el comienzo de la gestión de la Alianza se advirtió que lo único que verdaderamente unía a sus
integrantes era su vocación antimenemista y su voluntad de lograr un éxito electoral. No había, sin
embargo, un compromiso sustancial y efectivo sobre políticas públicas y sobre la forma de ejercer el
gobierno en conjunto. Por su parte, De la Rúa representaba al sector más conservador del radicalismo y
no contaba con la simpatía de buena parte de 7 Para obtener más información sobre la rendición de
cuentas de los partidos, ver la página de Poder Ciudadano: www.poderciudadano.org 8 Sobre el
particular, ver: Nino, C.: Un país al margen de la ley, Emecé, Bs. As., 1992. los dirigentes partidarios,
particularmente el sector encabezado por el ex presidente Alfonsín. La reforma constitucional de 1994
introdujo dos herramientas como factor para evitar la debilidad presidencial: la legitimidad electoral
reforzada a través del ballotage y las herramientas del gobierno por decreto para evitar el bloqueo
parlamentario. De la Rúa gozó de la legitimidad de origen pero quedó claro que los votos no son
suficientes y que la legitimidad de ejercicio es fundamental para sostener la gobernabilidad. En cuanto al
bloqueo parlamentario que puede surgir de un gobierno dividido, con una mayoría en el Ejecutivo y otra
en el Congreso, si bien generó la necesidad de negociaciones y construcción de consenso, no implicó un
obstáculo para la política presidencial; en efecto el congreso no sólo votó las iniciativas del Ejecutivo, sino
que accedió a otorgarle una amplísima delegación de facultades legislativas, a lo que el presidente sumó
el uso reiterado de los decretos de necesidad y urgencia. Una figura que pudo haberse aprovechado para
evitar la crisis, frente a la debacle electoral de octubre de 2001, es la del Jefe de Gabinete de Ministros,
introducida en la Constitución en 1994. La propuesta del presidente en este sentido llegó tarde, apenas
horas antes de su renuncia, cuando la violencia ya había estallado en las calles y él ya no tenía ningún
capital político para sostenerla. Para utilizar la figura del Jefe de Gabinete habría que haberle otorgado un
cúmulo de facultades que concentrara en él el gobierno y lograr un acuerdo con el Justicialismo, que tenía
mayoría en el congreso, para que nominara un Jefe de Gabinete y lo sostuviera con la confianza
parlamentaria. Entre los factores que contribuyeron a una salida de la crisis sin ruptura democrática hay
que destacar el compromiso democrático de la sociedad y de las fuerzas políticas y también la flexibilidad
con que encararon la construcción de los cauces institucionales que permitieran la continuidad de la
democracia. La capacidad del partido Justicialista para asociarse en la empresa de gobierno y sostener a
su líder circunstancial, postergando los conflictos internos hasta el momento electoral, fortaleció la figura
presidencial de Duhalde y le permitió poner en marcha las políticas públicas que creyó convenientes. Otro
elemento importante fue la creación de un ámbito de debate amplio e inclusivo como el del Diálogo
Argentino que contribuyó a disminuir la presión antipolítica y ofrecer un cauce de expresión respetado por
muchos de los sectores sociales: la Iglesia Católica y el resto de los cultos, los partidos políticos, los
sindicatos, las organizaciones no gubernamentales y muchos ciudadanos independientes. El Diálogo
Argentino fue presentado por las autoridades como el espacio para consensuar las reformas políticas que
se debían poner en marcha. Sólo una mínima parte de las reformas propuestas se concretaron, luego, en
iniciativas, política públicas, o leyes. Sin embargo, visto a la distancia el Diálogo Argentino cumplió un
papel importante en el momento más álgido de las protestas y sirvió como instrumento para descomprimir
la situación. A cuatro años del “¡Qué se vayan todos!”, Argentina ha recuperado la normalidad
institucional. El presidente Kirchner, elegido en 2003 con el 22% de los votos, logró en la reciente elección
parlamentaria (octubre de 2005) una suerte de relegitimación electoral a través del contundente triunfo de
sus candidatos en la mayoría de los distritos del país. “Se quedaron todos”. No se cambiaron las reglas
fundamentales del juego político, particularmente el sistema electoral. Los partidos políticos siguen siendo
los actores políticos con menos prestigio social. De los dos partidos tradicionales, uno -la UCR- conserva
el lugar de segunda fuerza en el Congreso, pero ha visto reducido su caudal electoral hasta casi
desparecer en algunos distritos; el Justicialismo, a su vez, busca reacomodarse luego del enfrentamiento
entre el presidente Kirchner con su Frente para la Victoria y el ex presidente Duhalde. La oposición está
fragmentada y dispersa con algunos partidos que buscan consolidarse como el Movimiento PRO de Macri
y López Murphy y el ARI de Carrió. Es difícil prever qué pasará en el futuro institucional, una cosa parece
segura: la democracia goza de buena salud en un país de demócratas insatisfechos. Bibliografía * Calvo,
E. & Escolar, M: La nueva política de partidos en la Argentina. Crisis política, realineamientos partidarios y
reforma electoral, Prometeo, Bs. As., 2005 * Cheresky, I . & Blanquer, J (comp): De la ilusión reformista al
descontento ciudadano, Homosapiens, Bs. As., 2003 * Cheresky, I . & Blanquer, J (comp): ¿Qué cambió
en la política argentina?, Homosapiens, Bs. As., 2004 * Lamberto, O.: Los cien peores días. El fin de la
convertibilidad, Ed. Biblos, Bs. As., 2003 * López, A.: La deValuación. Efectos sociales persistentes tras la
salida de la convertibilidad, Ed. Libros de eQuis, Bs. As., 2005 * Novaro, M. (comp.): El Derrumbe Político
En el ocaso de la convertibilidad, Grupo Norma, Bs.As., 2002. * Quiroga, H.: La Argentina en Emergencia
Permanente, Edhasa, Bs. As, 2005. * Silleta, A.: Salir del Infierno. Estrategia de un piloto de tormenta, Ed.
Biblos, Bs. As., 2005. nciero (SPNNF) base caja regis El abandono de la convertibilidad, que siguió
inmediatamente a la declaración de default de la deuda pública externa, fue la consecuencia última de los
desequilibrios macroeconómicos que se fueron produciendo.
La relación cambiaria nominal uno a uno con el dólar estadounidense venía deteriorándose
progresivamente y ya no era sostenible hacia fines del año 2001. El tipo de cambio real había empezado
a retrasarse de manera creciente a partir de la entrada de la economía en la fase recesiva. En agosto de
1998 Rusia decidió un “default” parcial de su deuda y los efectos adversos de tal medida se
desparramaron por el resto de las llamadas economías emergentes, afectando, en nuestra región,
inicialmente a Brasil. A partir de entonces la economía argentina comenzó a recorrer un camino
declinante. Con ello la productividad, especialmente la de los sectores productores de bienes transables
internacionalmente se deterioró y al mismo tiempo comenzó a menguar el ingreso neto de capitales
externos al sector privado. Desde el último trimestre de 1999 esa entrada neta se convirtió en salida neta
de capitales. Estos fenómenos contribuyeron a deteriorar el tipo de cambio real. Hasta ese momento la
paridad uno a uno con el dólar había sido relativamente sostenible gracias a los importantes aumentos en
productividad que se registraban fundamentalmente en aquellos sectores productores de bienes
transables, aumentos de productividad impulsados por el importante ingreso neto de capitales al sector
privado de la economía. Cuando este escenario comenzó a revertirse y a medida que la recesión se
profundizaba y extendía, el sostenimiento de la paridad cambiaria se convirtió en una ilusión económica.
Paralelamente, por el lado fiscal se observó un deterioro importante en las cuentas del Sector Público
Nacional y de las provincias, debido, básicamente, a la reducción de la recaudación impositiva y al peso
creciente de la cuenta de intereses de la deuda. Era la génesis de un círculo vicioso complejo que se iría
agravando con el tiempo: recesión, caída en la recaudación, mayor déficit, endeudamiento público,
aumento en las tasas de intérés, reducción del crédito, todo en el marco de una relación cambiaria fija que
requería un ajuste deflacionario cada vez mas profundo y difícil de alcanzar. El panorama económico no
se modificó sustancialmente en el año 2000, en el cual el PIB volvió a caer casi un 1%, la productividad
no se recuperó y siguieron sin ingresar capitales netos al sector privado. A pesar de los aumentos en las
alícuotas impositivas desde principios de año y de los ajustes en el gasto primario a mediados de año, la
situación fiscal no mejoró de acuerdo a lo esperado por las autoridades del momento. Estas políticas
fiscales provocaron un deterioro aún mayor en la productividad de la economía, a lo cual también
contribuyó de manera más determinante el incesante aumento de los costos financieros de la mano de la
prima de riesgo país. Las turbulencias económicas y financieras arreciaron con mayor fuerza a medida
que transcurrían los primeros días del año 2001. A pesar de la notable mejora del contexto internacional,
dadas las consecutivas reducciones en las tasas de interés de corto plazo impulsadas por la Reserva
Federal de Estados Unidos, la economía argentina entraba ya en un sendero sin retorno. Los cambios de
equipo económico no lograron efectos positivos duraderos. Por el contrario, parecía suceder que cada
una de las medidas adoptadas era inocua y varias de ellas terminaban produciendo el efecto contrario al
buscado. Así, fracasaron una diversidad de medidas, pasando por la ley de déficit cero y todos los
intentos realizados para reactivar la economía ya sea por el lado de la oferta (planes de competitividad,
factor de convergencia, reducciones arancelarias a las importaciones de bienes de capital y reintegros
equivalentes a los productores locales) como por el lado de la demanda (reducciones en algunos
impuestos). Todos los intentos fueron vanos, los agentes económicos ya habían comenzado a descontar
el abandono de la convertibilidad. Los analistas económicos comenzaron a plantear distintos modelos
cambiarios y monetarios alternativos pero, en prácticamente todos los casos, se anticipaba la
imposibilidad de mantener el uno a uno. En síntesis, los agentes económicos comenzaron a descontar
una devaluación por lo menos a partir del tercer trimestre de 2001, y la abrupta caída del PIB que se
registró a partir de mediados del 2001 estuvo ligada a ese fenó-
meno. El sistema financiero es la válvula de escape por la cual eclosiona el sistema de convertibilidad.
Paradójicamente, el sistema financiero argentino fue considerado uno de los más fuertes a partir de la
crisis del “tequila”. Desde entonces, se fortaleció la regulación bancaria prudencial a través de elevados
requerimientos de liquidez, previsionamientos y relaciones capital/activos, y también se mejoraron las
normas de supervisión bancarias. Todas estas medidas efectivamente significaron un fortalecimiento del
sistema y determinaron que la caída de la convertibilidad se demorara más de lo previsto por algunos
analistas. A medida que la economía se deterioraba se observaba un mayor grado de dolarización del
sistema, pero los depósitos privados mantuvieron una tendencia creciente hasta principios de marzo de
2001. Sin embargo, ni la fortaleza relativa del sistema, ni la altísima dolarización pudieron impedir el
violento drenaje de depósitos del sistema y de reservas del Banco Central, a lo cual contribuyeron una
serie de medidas que hirieron profundamente la esencia de la convertibilidad. Hacia fines de año ya se
había generado una gran corrida bancaria, el público retiraba sus depósitos y los convertía en dólares
billetes fuera del sistema bancario. Se recurrió al llamado “corralito” y al control de cambios para evitar los
retiros de depósitos y detener la fuga de reservas del Banco Central. No fue suficiente, las medidas
adoptadas sólo alcanzaron para reducir la velocidad de la caída pero nunca podían impedir el abandono
del régimen. A efectos de revertir el estado de cosas que llevó a una crisis de una magnitud tan inédita, el
Presidente de la Nación Eduardo Duhalde, al asumir el 1º de enero de 2002 con mandato hasta octubre
de 2003, decretó la salida del régimen de Convertibilidad. Sin embargo, dadas las características que
había adquirido este régimen en su fase final (en medio del así llamado “corralito financiero”, el control de
cambios y la exacerbada dolarización), la política económica implementada a partir de entonces debía
intentar no solo revertir cuatro años de decadencia económica, caso único en la historia moderna del país,
sino también enfrentó el múltiple desafío de proteger a los ahorristas, al sistema productivo y al sistema
financiero, que culminaron ese período en un estado verdaderamente crítico. En un primer momento el
gobierno estableció, de manera temporaria, un tipo de cambio administrado. Así, el mercado cambiario se
desdobló en un dólar oficial a $ 1,40 pesos para la mayoría de las operaciones de comercio exterior y un
dólar libre para el resto de las operaciones de la economía. El objetivo inicial de esta devaluación fue
apaciguar la demanda de dólares e incentivar una mayor oferta. Por otro lado, el establecimiento del
control de cambios hizo inevitable la apertura de dos mercados. Cabe destacar que la modificación
cambiaria se realizó en el marco de la Ley 25.561, de Emergencia Pública y de Reforma de Régimen
Cambiario, que fue promulgada en tan sólo 48 horas por el Congreso de la Nación. Ya entonces el
Gobierno por su parte había expresado el deseo de, una vez estabilizado el tipo de cambio, confluir a un
régimen de flotación cambiaria. La mencionada ley faculta al Poder Ejecutivo Nacional a tomar medidas
tendientes a disminuir el impacto producido por la modificación de la relación de cambio sobre los
sectores de ingresos fijos y en las personas de existencia visible o ideal que mantuviesen con el sistema
financiero deudas denominadas en moneda extranjera. Del mismo modo la ley dispone que el Poder
Ejecutivo Nacional adopte medidas que preserven el capital de los ahorristas que hubieren realizado
depósitos en entidades financieras. A partir del establecimiento de un cronograma inicial y de los ajustes
que se fueron produciendo para flexibilizar y así ir destrabando las transacciones que afectan el proceso
productivo, el objetivo del gobierno es minimizar los grados de intervención en el sistema.
Anuncios del 3 de febrero. Tipo de cambio único y flotante El 3 de febrero se anunció una nueva etapa
dentro del programa en curso, al avanzar más decididamente en algunos flancos sobre los que, por
cautela, se había dado una respuesta parcial al asumir la nueva gestión. Muchas de ellas implican tratar
de resolver las cuestiones más acuciantes, pero sin perder de vista que el fin último del proceso es
restablecer reglas claras que restablezcan la certidumbre en materia económica. Una condición
indispensable para el éxito de los objetivos del nuevo programa de Gobierno es mantener la consistencia
entre las políticas económicas. La política cambiaria es uno de los instrumentos que recupera la política
económica bajo el nuevo programa. Otros dos instrumentos indispensables para el logro de tales
objetivos son la política fiscal y la política monetaria. En materia cambiaria, se estableció dejar atrás el
transitorio esquema de doble mercado y pasar a un régimen de tipo de cambio único y flotante para todas
las operaciones de importación y exportación. Por el momento, las operaciones financieras requerirán de
autorización previa del Banco Central, pero teniendo en vista que al concretarse la ayuda financiera
internacional bajo negociación se podrá pasar a la liberación total del mercado de cambios. Con la
unificación y la flotación cambiaria se intenta recuperar fluidez en las operaciones de comercio exterior,
afirmar el sesgo exportador de la economía y promover las economías regionales. Entre estas últimas
interesa particularmente el turismo, por su capacidad generadora de empleo. Para que el esquema
cambiario sea compatible con la estabilidad y a la vez permita mejorar la competitividad de la economía
argentina, se entiende que una política fiscal austera y una política monetaria prudente son complementos
indispensables del plan. Por ello, uno de los ejes fundamentales de las nuevas medidas es la definición
del Presupuesto que finalmente se elevó al Congreso de la Nación. Dicho Presupuesto fue elaborado con
un estricto criterio de austeridad (con una caída del gasto nominal respecto del ejecutado en 2001) y bajo
la premisa de gastar solo lo que puede financiarse genuinamente. Se piensa en un déficit en torno a los
U$S 3.000 millones (el del año pasado fue de cerca de U$S 10.000 millones) sobre la base de fuertes
ajustes excepto en el plano social, en el entendimiento de que bajo la actual crisis cabe resarcir a los
sectores más desprotegidos. En función de ello se modifican todos los programas sociales y se los
consolidan en tres: un programa de empleo (consistente en $ 1.000 millones para jefes y jefas de hogar
desocupados), de asistencia alimentaria (que insume unos $ 350 millones) y una política de
medicamentos, de modo de surtir a los hospitales públicos. A efectos de lograr mayor eficiencia en la
política tributaria, se prevé la implantación de un programa de reforma integral de la AFIP con su DGI y
Aduana. Se están llevando adelante acciones para tener una cuenta corriente única y un padrón único de
contribuyentes, y se va a poner en funcionamiento algo que creó el Congreso hace ya dos años, que es el
Fuero Penal Tributario para castigar a los grandes evasores. También se van a revisar las cadenas de
producción para encontrar los bolsones de evasión, y se están tomando acciones para mejorar la atención
de los contribuyentes. Otro de los aspectos clave de los anuncios es la política monetaria. Dado que la
misma tiene que ser prudente y tiene que ser consistente con el presupuesto y el nuevo régimen
cambiario, se entiende que, al igual que lo han hecho exitosamente otros países en parecidas
circunstancias que las actuales de Argentina, debe definirse un monto tal de emisión que permitaina del
Bicentenario , Documento de Trabaj5ET1FZ5i2

“Mucha de la infelicidad argentina nace de una lección que la realidad siempre contradice. En
las escuelas se enseña que el país es invencible, europeo, bien educado, predestinado a la
grandeza, pero cuando los estudiantes salen a la realidad se dan de cabeza contra la
pequeñez.” Tomas Eloy Martínez1 “Argentina no es un “país en vía de desarrollo”. De manera
singular, alcanzó el desarrollo y luego lo volvió a perder..” Michael Reid2 1 EL PAIS 10/08/03
Historias de Argentina 1 2 The Economist 05/06/04 3 En los últimos años, Perú, Ecuador,
Venezuela, Bolivia y Haití, entre otros, también han sufrido crisis institucionales. Introducción
Cuando la Infanta Isabel de Borbón visitó Argentina en 1910, los argentinos vivían entonces el
sueño que su país se convirtiese en un nuevo Estados Unidos. Varias décadas más tarde, Eva
Perón visitó la España de Franco y prometió que mientras el General Perón estaba en el poder,
ningún español tendría hambre. En ese entonces, los españoles todavía contemplaban una
Argentina de riqueza y bienestar. Hoy en día, la situación es bien distinta. Frente a la crisis que
ha sufrido Argentina, el país se ha visto obligado a aceptar un destino más humilde y más
acorde con el resto de los países de su continente. ¿Cómo explicar que un país rico en recursos
naturales, con una gran clase media y considerado una de las primeras potencias mundiales a
principios del siglo XX, haya caído en el abismo a inicios del nuevo milenio? A primera vista la
crisis argentina se parece a las crisis económicas que azotaron a los países asiáticos a finales
del siglo XX, pero en la realidad tiene raíces mucho más profundas. Si bien Argentina también
ha sido víctima de la globalización financiera, es cada vez más aceptado que la crisis desatada
en diciembre de 2001 fue ante todo el resultado de una crisis institucional y política, más
conforme con las de sus vecinos.3 Mi interpretación de la debilidad institucional se refiere al
funcionamiento inadecuado de las instituciones políticas, debido a un reparto desigual de
poder entre el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Este contexto facilitó la patrimonialización
del Estado por actores económicos privados e incrementó su vulnerabilidad a la
condicionalidad del Fondo Monetario Internacional, en detrimento del interés general. La crisis
argentina tiene sus raíces en el funcionamiento del Estado y la relación que éste mantiene con
sus ciudadanos. También tiene, por lo tanto, una importante dimensión social muy propia. Esta
se ha visto expresada por nuevas formas de acción colectiva, que incorporaron a amplios
sectores de la sociedad. El estallido de la crisis se puede ver entonces como el rechazo por
parte de la ciudadanía de un proceso 6 político-institucional y económico insostenible. Pero la
crisis argentina va incluso más allá de esto: es también una crisis de valores. Marcando casi
tres años desde el estallido de la crisis, este trabajo pretende contribuir al debate sobre los
orígenes de dicha crisis, basándose en conversaciones con ciudadanos argentinos expatriados,
entrevistas directas con figuras argentinas del mundo político, intelectual y social,
conferencias, testimonios secundarios de expertos que protagonizaron los eventos desde
organismos internacionales, además de documentos de análisis político y artículos de la prensa
internacional. Numerosos artículos sobre el colapso argentino enfocan los factores externos
que contribuyeron a ello, sin aceptar la existencia de factores internos. El objetivo de esta
investigación es analizar en qué medida la debilidad institucional ha llevado a la falta de
legitimidad del Estado. Si bien la debilidad institucional proviene de décadas muy anteriores a
la de los noventa, el trabajo enfocará el período de Carlos Menem (1989-1999), en concreto la
acentuación de la debilidad institucional bajo la década en que ocupó el poder. Tratará el estilo
de gobierno que éste fomentó y las reformas políticas y económicas que fueron perjudicadas
por el funcionamiento inadecuado de las instituciones. En paralelo, tratará de analizar en qué
medida el Fondo Monetario Internacional y la implementación del Consenso de Washington
han conducido al estallido de la crisis, sin dejar de examinar también el rol de actores
económicos privados y de la misma sociedad argentina. Para ello, nos detendremos en la
acentuación de la debilidad institucional bajo la presidencia de Menem (capítulo 1) y
analizaremos cómo ésta fue un obstáculo al control del proceso de reformas económicas y
monetarias (capítulo 2). En el último capítulo, (capítulo 3) veremos cómo el legado económico,
político y social del menemismo contribuyó a la falta de legitimidad del Estado y por lo tanto al
estallido de la crisis. Concluiremos analizando los intentos de reconstrucción de la legitimidad
del Estado por el presidente Kirchner y los retos todavía pendientes. 7 “El gran déficit histórico
de las sociedades latinoamericanas ha sido el institucional, es decir, la dificultad para construir
instituciones sólidas, tanto en el plano jurídico-político como en el económico” Carlos Chacho
Alvarez4 4 Citado en Fazio y Alvarez (2002) 5 Resulta difícil especificar el momento preciso en
que nació la debilidad institucional argentina. Muchos analistas contemporáneos ven los
orígenes de la crisis del Estado argentino en los inicios de las políticas neoliberales y en la
vituperación que siete años de dictadura hicieron a las instituciones (1976-1983). Otros la
atribuyen a la manera en que el Gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989) estableció la
democracia o en la concentración del poder por el régimen de Juan Domingo Perón (1946-
1955). Pero varios indicios sugieren que la debilidad institucional en Argentina y gran parte de
América Latina se remonta a los inicios del siglo XX. En todo caso, la inestabilidad institucional
sí tiene sus orígenes en el golpe del General Uriburu contra el presidente radical Hipólito
Irigoyen. 6 O’ Donnell (1996:5). 7 Senador Eduardo Menem en Sesión del 26/7/89, Diario de
Sesiones de la Cámara de Senadores, pag.1311) citado en Iazzeta (1997:279, nota 31). 1. La
acentuación de la debilidad institucional bajo Menem5 Bajo la presidencia de Carlos Menem
(1989-1999), Argentina parecía ocupar esta “zona gris” a la que se refiere O’Donnell: un
espacio que tiene muchos rasgos democráticos pero al que le faltan ciertos atributos para que
se pueda calificar de democracia “formalmente institucionalizada”6 .El menemismo, que
incluía altos grados de corrupción al nivel de los tres poderes, condujo a una degradación de
las instituciones. Actualmente, las secuelas de esta conducta, a veces hasta anticonstitucional,
se reflejan en la relación de la sociedad con el Estado. 1. La relación entre el Ejecutivo y el
Legislativo: el hiperpresidencialismo Desde el inicio, el mandato de Menem se caracterizó por
una fuerte concentración del poder en manos del Ejecutivo. El nuevo presidente supo
aprovechar la amenaza de la crisis fiscal y de una hiperinflación galopante para justificar un
estilo de gobierno por decretos, que se mantendría tras el periodo de emergencia. Los
decretos de necesidad y urgencia no eran autorizados por la Constitución, pero personalidades
oficiales proclamaban que la República Argentina se encontraba ante una emergencia
económica que requería métodos drásticos para afrontarla, con el pretexto de que “Mañana
puede ser demasiado tarde.”7 . 8 Con la aprobación, ya en 1989, de la Ley de Reforma del
Estado,8 el Congreso delegó en el Ejecutivo la facultad de legislar por decreto los detalles de
las privatizaciones, asegurando por lo tanto su propia debilidad. Mientras tanto, la Ley de
Emergencia Económica suspendió los regímenes de promoción industrial. Dicha ley tenía en
principio un carácter temporal y debía, por lo tanto, ser renovada con el apoyo legislativo, pero
Menem logró renovarla por medio de un decreto. Lo que podría haber sido una justificación
razonable de medidas de emergencia se convirtió rápidamente en abuso: entre 1989 y 1994, el
presidente dictó 336 decretos de necesidad y urgencia.9 Es más, antes de septiembre de 1993
el Ejecutivo había dictado ya no menos de 38 vetos parciales10, otro mecanismo de dudosa
apoyatura constitucional. Dicho abuso de decretos y de vetos presidenciales al Legislativo
representa una clara amenaza al principio constitucional de separación de poderes. Menem
aprovechó entonces una situación económica deplorable para que se aprobara no sólo el
contenido de las reformas estructurales que se implementarían a lo largo de los noventa, sino
la exclusión del poder legislativo del proceso de toma de decisiones. Además de haber sido
votadas por el Congreso, las leyes de reforma económica también tuvieron el apoyo de la
oposición, ya que su aprobación nació de un acuerdo entre Menem y su 8 Esta ley fijó el marco
normativo para la privatización de gran número de empresas públicas. 9 En cambio, entre
1853 y 1989, no más de 35 decretos habían sido dictados por presidentes constitucionales-
Llanos (747:1998) 10 Ferreira Rubio y Goretti (1994, 1995 y 1996) en Llanos (747: 1998 )
predecesor radical: Raúl Alfonsín. En vista de la crisis económica que se desató en mayo de
1989, este último cedió el poder a Menem, ganador de los comicios presidenciales de ese
mismo mes con el 47.5% de los votos. Asumió el poder el 9 de julio con cinco meses de
antelación. Como la renovación parlamentaria no se había producido todavía y la Unión Cívica
Radical tenía la mayoría en la Cámara Baja, Menem empezaría su Gobierno sin apoyo
parlamentario.11 A cambio de la ascensión prematura del Partido Justicialista al poder, el líder
del partido radical se comprometió entonces a facilitar la aprobación de leyes económicas que
el Gobierno de Menem enviaría al Congreso entre los meses de julio y diciembre de 1989.12 La
oposición argumenta que el pacto con Menem se hizo no sólo para asegurar la estabilidad de
las instituciones frente a un tenso contexto económico, político y social, sino frente a la
amenaza militar también. 13 Pero no cabe duda que el radicalismo se vio debilitado por esta
decisión. Algunos dicen incluso que la oposición estuvo ausente a lo largo del menemismo.14
El nuevo presidente obtuvo también el apoyo de fuerzas de derecha al incorporar al nuevo
Gobierno a Álvaro Alsogaray, fundador del partido UCD, de una familia de terratenientes de
renombre. Dichas alianzas fueron fundamentales para Menem y le ayudarían a compensar la
pérdida de su electorado de centro izquierda que se transferiría hacia el Frente Grande. Para
algunos: “El resultado fue una actitud de entera cooperación por parte de las 11 Llanos
(1998:753, nota 25) 12 Ver Torre (1998:48) y Llanos (1998: 753) 13 Conversación con Ricardo
Alfonsín, Secretario de Relaciones Internacionales de la UCR (2004) 14 Una acusación de la que
se defienden los radicales. 9 fuerzas políticas representadas en el Congreso, y por tanto, la
consagración del predominio presidencial.”15 De esta manera, Menem recurrió a la
manipulación política para acallar al Parlamento e implementar las reformas económicas del
Estado. A sus ojos, los fines económicos justificaban el medio.16 Menem veía todo proceso de
rendimiento de cuentas al Congreso o al poder judicial como un obstáculo. La noción de
accountability horizontal17 del poder político era inusitada. En ese aspecto, la legitimidad
peronista se distingue de la de un régimen político liberal democrático.18 El estilo menemista
de gobierno ilustra el influyente concepto de democracia delegativa, acuñado por O´Donnell,
que caracteriza a muchas de las democracias en América Latina y que se basa “en la premisa
de que cualquiera que gane la elección a la presidencia está autorizado a gobernar como lo
crea necesario. [...]En esta perspectiva, otras instituciones, como son las cortes y las
legislaturas, aparecen como estorbos a las acciones presidenciales.” 19 En fin, para O’Donnell,
Palermo y Novaro, los peronistas obtienen su legitimidad por medio del proceso electoral y no
a través de su respeto a la constitución, ni por medio de la transparencia de su 15 Llanos
(1998: 754) 16 Novaro y Palermo (1997:245) 17 La accountability horizontal es una forma
particular de rendimiento de cuentas. Para Tedesco se refiere a “ la capacidad de las
instituciones del Estado de controlar los abusos de otras agencias públicas y ramas de
Gobierno”. Se diferencia de la accountability vertical “por medio de la cual los ciudadanos, los
medios de comunicación masivos y asociaciones civiles buscan implementar estándares de
buena conducta para los funcionarios” (Tedesco 2002: 470)(Traducción propia) 18 Palermo y
Novaro (1997: 244) 19 O´Donnell 1995: 59-60 en Peruzzotti (1998: 167) Gobierno frente a
otros actores del Estado.20 A partir de allí, la línea divisoria entre democracia y régimen
autoritario se vuelve muy fina. La reforma constitucional llevada a cabo por Menem en 1994
también fue el objeto de una gran polémica. Fue el resultado de un acuerdo, conocido como el
Pacto de los Olivos, entre el presidente y Alfonsín. La reforma permitió la reelección
presidencial y legalizó el uso de los decretos de necesidad y urgencia. Juan Minguez, actual
vicepresidente segundo para la Unión Cívica Radical y experto en derecho constitucional
asegura que la intervención radical sirvió para poner un límite a las ambiciones de reelección
perpetua de Menem y para introducir mecanismos de control a los decretos. Si bien es cierto
que el uso y abuso de decretos de necesidad y urgencia fue reducido de manera significativa
bajo el segundo mandato de Menem, es probable que esto se deba más bien al hecho de que
las grandes reformas económicas ya se habían realizado en los primeros años de la presidencia
menemista, que a dicha reforma constitucional.21 Para matizar, Palermo y Novaro subrayan
que bajo Menem, el Parlamento tenía más poder de lo que muchas veces se le quiere otorgar.
El silencio del parlamento (pro y antiperonistas) ante los decretos limitó precisamente el poder
ejecutivo, algo que, según estos autores pocas veces se toma en cuenta. De esta manera, si
bien 20 Pero la legitimidad del proceso electoral es, en mi opinión, discutible también en vista
al manejo de redes clientelares (esta idea se desarrolla más adelante) 21 Minguez también
afirma que la reforma se hubiera realizado aún sin el acuerdo de Alfonsín, ya que Menem se
había encargado de sobornar a un senador opositor, para asegurar la aceptación de la
reforma. Conversación con Juan Minguez (2003) 10 los decretos de necesidad y urgencia, en su
mayoría22 no fueron derogados, sólo un 9% fueron ratificados. La respuesta del Congreso
frente a los decretos fue en un 90%: el silencio23. Esta reacción, según estos autores, no se
debe confundir con un simple acatamiento.24Palermo y Novaro concluyen por lo tanto que
Menem se vio obligado a hacer más concesiones de lo que hubiera querido. Sin embargo, vale
la pena destacar que estos mismos silencios del Congreso eran suficientes para que los
decretos permanecieran en muchos casos como leyes en el futuro.25 Algunos autores como
Gerchunoff y Torre26 opinan que en 1991, año en que Domingo Cavallo asumió el puesto de
ministro de Economía, se produjo una ruptura con el estilo hiperpresidencialista, que abrió
paso a una mayor negociación con el Parlamento. Esto se reflejó en la introducción de
enmiendas o en el alargamiento del trámite legislativo27 y se debería a la llegada de una
situación económica más favorable. Por su parte, Mariana Llanos distingue tres fases en las
relaciones entre Ejecutivo y Legislativo a lo largo del menemismo: una primera fase delegativa,
una segunda cooperativa y una última conflictiva.28 Resalta que si 22 Sólo un 1% fueron
derogados. 23 Ferreira Rubio y Goretti citados en Palermo y Novaro (1997:247 nota 9) 24 La
flexibilización laboral, la reforma provisional o la privatización de Yacimientos Petrolíferos
Fiscales, son algunos de los procesos afectados por el descubrimiento, compartido por ambos
poderes, de la eficacia del silencio parlamentario: el Ejecutivo debió aceptar la participación
del Congreso en esos temas, y la incorporación de modificaciones sustanciales en sus
proyectos iniciales.” Palermo y Novaro (1997: 248) 25 Negretto (2001: 427) 26 Gerchunoff y
Torre (1996) en desacuerdo con Palermo y Novaro 27 Torre (1998:92) 28 Mariana Llanos
(2002) bien la primera fase subrayó la debilidad del Congreso, éste fue fortaleciéndose a lo
largo del menemismo, aumentando su participación en la formulación de políticas, mientras
que la fase conflictiva fue iniciada con la reelección de Menem en 1995. Para Llanos, el uso del
decreto en esta tercera fase era más el reflejo de un presidente debilitado por un Congreso
que no le apoyaba. Así Menem encontraba cada vez más obstáculos para poner en práctica sus
planes de reforma. De allí, según Llanos, la necesidad de distinguir entre el liderazgo y la
institución presidencial. Para ella, el Ejecutivo era fuerte desde el punto de vista institucional
pero políticamente débil.29Efectivamente al final de su segundo mandato, Menem terminó
siendo cuestionado por el Congreso y por su propio partido. En resumen, existen discrepancias
con respecto al grado y a la época en que se manifestó, pero no cabe duda de que el estilo
hiperpresidencialista de Menem le permitió realizar reformas radicales (esencialmente
políticas de estabilización y reformas estructurales)30 con una oposición mínima por parte del
Congreso. El mismo Domingo Cavallo admitió que: “Sin los decretos de necesidad y urgencia
no se hubiera podido instrumentar más de un 20% de la reforma económica.” 31 2.La relación
entre el Ejecutivo y el poder judicial Si bien la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo fue
compleja, la relación entre el poder judicial y el Ejecutivo fue mucho menos matizada. En abril
de 29 Mustapic 1997 en Llanos (1998:766) 30 Ver capítulo 2 de este trabajo para el contenido
de dichas políticas 31 Domingo Cavallo en 1993 citado en La Nación dentro de (Palermo y
Novaro 1997: 243) 11 1990, el Congreso autorizó, a través de una nueva ley, la ampliación del
número de miembros de la Corte Suprema de Justicia de cinco a nueve. Menem nombró a
jueces de su confianza, asegurándose de esa manera que el alto tribunal no vetaría sus
políticas, ni cuestionaría el abuso de decretos. De hecho en septiembre de 1990 la nueva Corte
declaró la constitucionalidad de los Decretos de Necesidad y Urgencia. Asimismo, el presidente
desmanteló el Tribunal de Cuentas de la Nación que controlaba el gasto público y la Fiscalía
Nacional de Investigaciones Administrativas. Mientras tanto, Menem perseguía a jueces y
fiscales que disputaban su estilo de gobierno. Todo esto contribuyó no sólo a la pérdida de
legitimidad de la Justicia sino también a la impunidad del Gobierno. Además de no garantizar
el cumplimiento de la Constitución, la Justicia menemista evitó ocuparse de numerosos casos
de corrupción estatal como el tráfico de armas a Croacia y Ecuador,132 crímenes mafiosos
como el bombardeo de la Embajada Israelí en 1992 y de la Asociación Mútua Israelita
Argentina (AMIA) en 1994 que apuntaba hacia una red de corrupción dentro de la policía de
Buenos Aires.33 A esta última se le imputa también por robo, tortura e incluso asesinato. De
hecho el núcleo de las fuerzas policiales 32 Menem fue puesto en arresto domiciliario durante
seis meses en 2001 por tráfico de armas a Ecuador y Croacia y blanqueo de dinero pero fue
liberado por el Tribunal Supremo. 33 Según el informe 2003 de Transparencia Internacional,
Menem habría recibido $10 millones de Irán a cambio de no revelar su papel en dicho acto
terrorista. 34 Jozami (2003:258) 35 Maris Ageitos (2002:234) 36 Ver capítulo 3 de este trabajo:
“Kirchner o el anti menemismo” estaba asociado con la época más sangrienta de la dictadura
militar.34 Por otra parte, en diciembre de 1990 Menem decretó el indulto a los militares
condenados por sus delitos durante la “guerra sucia”, entre otros a J.R.Videla que encabezó el
golpe de Estado de marzo 1976 y a E.E. Massera, Comandante en Jefe de la Armada y miembro
de la primera Junta militar. Asimismo, cuando el magistrado Baltasar Garzón abrió un proceso
contra 101 militares, policías y médicos por la desaparición de 297 españoles durante la
dictadura argentina, Menem decretó la prohibición de colaborar con él.35 Así, la sociedad
argentina fue testigo de una verdadera politización y corrupción de la justicia, cuyo legado
permanece hoy en día.36 Si bien Menem puede ser acusado de haber acentuado la debilidad
institucional, en muchos aspectos su estilo de gobierno reflejaba simplemente una
continuación de las prácticas políticas del pasado y en particular las del Partido Justicialista. La
intromisión de presidentes en la conformación de la Corte Suprema es un fenómeno histórico
que se aceleró con la llegada del peronismo al poder en 1946. La expansión del poder ejecutivo
facilitado por la complicidad de la Corte Suprema ha ocurrido a lo largo de la historia
argentina, particularmente en situaciones de emergencia.3738 Sin embargo, cabe recordar
que el abuso del decreto es propio del menemismo y que 37 Negretto (2001:427) 38 En
palabras del Dr. Sabsay: “La emergencia ha sido un verdadero flagelo para nuestro sistema
porque nos ha habituado a que la anormalidad, a que lo transitorio, a que lo emergente sea la
regla y no la excepción” Daniel Sabsay en conferencia (2003) 12 el presidente siguió
recurriendo a él tras el período de emergencia. 3. La relación entre el Ejecutivo y los sindicatos
Mientras tanto, Menem se empeñó en transformar la relación, fomentada por Perón, entre
Estado y sindicatos. De hecho, en 1973, el mismo Perón ya había comenzado a someterles,
pero entonces no hubo posibilidades ni tiempo para llevar a cabo ese proyecto. La prioridad
del nuevo peronismo ya no era mantener el empleo y los salarios, ni conservar a los sindicatos
como “columna vertebral” del Gobierno. Menem supo manejar a los gremios, aprovechando el
vínculo histórico que estos mismos habían mantenido con el Partido Justicialista. Por medio de
una política de premios y castigos se aseguró que la mayoría de ellos le fuesen leales; logró
incluso que un sector importante de ellos apoyase su plan de reformas. La implementación
drástica de reformas de mercado que se llevó a cabo a inicios de la gestión menemista
perjudicó a sindicatos y trabajadores: la competencia internacional y la privatización
provocaron la reestructuración industrial y la pérdida de empleos en sectores que habían
estado altamente sindicalizados en el pasado, reduciendo así la influencia relativa de los
sindicatos. A su vez, un mayor nivel de desempleo debilitó el poder de negociación de los
sindicatos e incrementó la inestabilidad laboral de sus bases. Estas consecuencias se sintieron
más en los sectores que habían sido más protegidos por la competencia, como el sector
público y la industria. 39 Desde el inicio de su mandato, Menem respondió de manera severa a
las primeras señales de confrontación. En 39 Murillo (2000:184) octubre de 1990, por medio
de decretos, restringió el derecho a la huelga en los servicios públicos; limitó también los
incrementos salariales a los aumentos de la productividad.40 El año siguiente, frente a la
huelga organizada por La Fraternidad, el sindicato ferroviario, la reacción del presidente fue
clara: “ Ramal que para, ramal que cierra”.41 Así Menem buscó desarticular una gran parte de
lo que había logrado Perón a favor de los obreros. A pesar de que estas reformas, en muchos
aspectos, debilitaban a los sindicatos, Menem logró silenciarlos. Si es cierto que la CGT se
movilizó en un paro general en noviembre de 1992 para rechazar una reforma laboral, en
general su reacción frente a las reformas fue poco conflictiva.42 Este silencio relativo de los
sindicatos se debe en parte a su vinculo histórico con el peronismo. El corporativismo sindical
definía las relaciones del Estado con los sindicatos desde los años 50. En un principio, el giro
político de Menem al acceder al poder dividió a la Confederación General de Trabajo (CGT),
leal al peronismo desde los principios de los años 40, en tres facciones. En este sentido el
sindicalismo se vio debilitado por la falta de una respuesta coherente y unida a los procesos de
reforma de Gobierno.43 40 Palermo y Novaro (1996: 352) 41 Tedesco (2002:476) 42 Alfonsín,
en cambio, tuvo que hacer frente a trece huelgas generales a lo largo de su mandato. 43 Como
vimos antes, esta división de los sindicatos les impidió oponerse a la ley que introdujo
contratos temporales y a los decretos que limitaban aumentos salariales a incrementos en la
productividad y que los privaban del control de los fondos de las obras sociales sindicales.
Murillo (2000:196) 13 El logro de Menem fue jugar hábilmente con las divisiones internas del
sindicalismo al principio de su mandato, presentando alicientes a los líderes sindicales que lo
seguían y castigando a los rebeldes. Los líderes sindicales sabían que el respaldo a Menem les
ganaría concesiones y la CGT volvió a unificarse en marzo de 1992 para respaldar el Gobierno.
Fueron premiados con concesiones que incluían cambios en las reformas de las pensiones, la
seguridad social, subsidios para las obras sociales y el mantenimiento de la legislación sobre las
negociaciones colectivas y la organización laboral. 44 Mientras tanto, sólo una minoría de
sindicalistas rebeldes vinculados al sector público45 se escindió de la CGT, para formar una
central opositora, el Congreso de Trabajadores Argentinos en 1992. La CTA rompió con el
peronismo para incorporarse al Frente Grande, que en 1994 se convertiría en el Frepaso. La
principal resistencia sindical a las reformas de mercado provino de ellos pero nunca logró
disputar el liderazgo de la CGT. Para evitar una oposición unida a las reformas económicas,
Menem logró cooptar a un sector de los sindicalistas peronistas (de la CGT), jugando en
particular con su debilidad financiera. Menem contuvo a los sindicatos gracias a los generosos
planes de jubilación anticipada, la distribución de acciones de las nuevas empresas privatizadas
entre los trabajadores y al facilitar la participación de los sindicatos en la compra de activos
estatales.46 Menem se 44 ibid 45 Esencialmente los docentes de la Asociación de Trabajadores
del Estado, los empleados públicos de CTERA y los “ubaldinistas” más convencidos. 46 Al
privatizarse YPF en el 1992, la Federación de Sindicatos Unidos de Petroleros del Estado (SUPE)
obtuvo subsidios para la ganó para su política a un sector de los sindicatos, incorporándolos a
actividades mercantiles que surgían a raíz de las reformas de mercado. Los dirigentes
gremiales se asociaron al negocio generado por las privatizaciones y se transformaron en
verdaderos empresarios. De esta manera, a raíz del súbito cambio de rumbo político que lo
dejaba con una frágil coalición, Menem se vio obligado a reestructurar su base social.47 El
peronismo tradicionalmente se había legitimado por medio del apoyo sindical. Pero Menem
creó una nueva coalición de apoyo, comprando a potenciales opositores a sus reformas y
buscando atraer específicamente a sindicatos y empresarios vinculados a sectores que
potencialmente se beneficiarían de las reformas económicas, es decir los sectores más
competitivos.48 49 4. Populismo y clientelismo Menem creó una coalición de apoyo con
diferentes sectores de la sociedad. El estilo discrecional de Gobierno se mantuvo gracias, en
parte, a la manipulación de la ciudadanía argentina. Menem logró crear un consenso que
apoyaría sus reformas, a pesar de su falta de respeto por el compra de parte de la flota de YPF
y acciones en una empresa de equipamiento de petróleo. 47 Ver Gibson (1997) y Palermo y
Novaro (1996:354- 368) 48 Gibson (1997: 356) 49 Los líderes sindicales que Menem logró
cooptar, solían pertenecer a los sectores industriales y orientados hacia la exportación. Estos
líderes a menudo eran premiados con puestos oficiales: en 1989, Luis Barrioneuvo (líder
sindical del sector de la alimentación) fue nombrado Director de la Administración Nacional de
Seguro de Saludo (ANSSAL) que controlaba fondos de obras sociales mientras Jorge Triaca
(líder de los trabajadores de plástico) fue nombrado ministro de Trabajo. Ambos fueron
acusados de corrupción. 14 funcionamiento legal de las instituciones democráticas. Como ya
señalamos, en un primer momento, el pretexto de la emergencia sirvió de justificación, frente
a la sociedad, del hiperpresidencialismo y de las políticas de ajuste que buscaba emprender.
Quizás el mayor logro de Menem fue haber disfrazado sus propuestas neoliberales detrás de
una máscara populista, logrando así un consenso entre la base popular y la comunidad
empresarial. Así nació el neo-populismo en Argentina. Menem colocó a miembros ejecutivos
del poderoso conglomerado Bunge and Born, tradicionalmente odiado por el peronismo, en su
primer gabinete. La llegada de Cavallo al Ministerio de Economía en 1991 le ayudaría a crear
alianzas personales con otros miembros claves de la comunidad empresarial y de los
organismos internacionales. Menem, el hombre de las provincias y Cavallo, el académico,
formaban la pareja perfecta. Por otro lado, el presidente conquistó a los sectores más pobres
por medio de una campaña electoral popular y nacionalista, prometiendo un aumento de
salarios y el relanzamiento de la industria nacional. Se presentó como el redentor de la nación
frente a la crisis económica, recurriendo a un lenguaje verbal y gestual propio de una figura
religiosa o una estrella del espectáculo.50 Buscaba un acercamiento directo y personal con la
sociedad, visitando a los barrios pobres en su “menemovil” y besando a niños y mujeres en el
camino, en vez de convocarlos a mítines políticos. Su estrategia buscaba alcanzar al conjunto
de la sociedad, no sólo a los peronistas.51 50 Palermo y Novaro (1996:207) 51 Palermo y
Novaro (1996:209) Una vez en el poder, en un giro ideológico total, Menem adoptó políticas
contrarias no sólo a las promesas hechas a lo largo de su campaña electoral, sino también a la
ideología del partido peronista. 52 Si bien el nuevo presidente mantenía contactos con los
sectores populares, el vínculo se hacía con el pueblo más que con verdaderos ciudadanos. En
vez de ganar su credibilidad por medio del respeto a las instituciones, su acercamiento a la
gente se hacía por medio del espectáculo y del deporte, a través de un contacto directo o de
los medios de comunicación53: “Soy presidente de la Nación y juego al fútbol con Maradona.
¿Qué otra cosa puedo pedirle a la vida?” dijo pocos meses después de asumir la presidencia.54
A partir de aquel entonces, Menem fomentó la frivolidad de la política con el apoyo de la
prensa, que difundía imágenes incesantes del presidente jugando al golf, posando con la liga
de baloncesto o con las top models. El populismo de Menem contribuyó a generar una cultura
del “todo vale” y a la acentuación del problema institucional. El liderazgo del PJ (más un
movimiento que un partido) siempre había sido muy personalizado. Así el nuevo presidente
descartó cualquier barrera ideológica y convirtió el peronismo en menemismo. El hecho de
recurrir al clientelismo para lograr el apoyo popular es otra 52 Si yo en campaña electoral le
digo a la gente: “ Vamos a reanudar las relaciones con Inglaterra”, pierdo un 20% de los votos.
Si le digo a la gente: “Voy a privatizar teléfonos, ferrocarriles y Aerolíneas”, tengo en contra
todo el movimiento obrero” Palabras de Menem en una entrevista con la revista semanal
Gente, Buenos Aires, 1 de abril 1993 en Jozami (2003:233) 53 De la Torre (2001) 54 Palermo y
Novaro (1996:213) 15 manifestación de debilidad institucional ya que los lazos clientelares son
considerados por encima de las reglas institucionales.55El clientelismo afecta entonces la
naturaleza misma del Estado y va de mano con el populismo. El clientelismo es una práctica
histórica que sigue profundamente arraigada en el sistema político argentino y más
particularmente en el peronismo. Si bien no caracteriza exclusivamente a la época de Menem,
es un mecanismo del que abusó. Las redes clientelares surgen en circunstancias específicas
que se han mantenido particularmente en el noroeste del país.56La Rioja, provincia natal de
Menem, con una población de menos de un cuarto de millón de personas, recibió
transferencias discrecionales del poder ejecutivo que crecieron de 51 millones a 259 millones
de dólares entre 1990 y 1995. 57Menem perpetuó los mecanismos del movimiento peronista,
llevándolos al extremo. Sin embargo, el presidente transformó la relación tradicional que
existía entre el Estado y su clientela. Debilitó las redes clientelares caudillistas,
subordinándolas o remplazándolas por otras nuevas, controladas por el Ejecutivo.58 Creó de
esta forma una relación más directa entre el Estado y los actores sociales. El Estado y la
sociedad ya no se vinculaban por medio de caudillos sino por medio de una multitud de
actores y mecanismos: 55 “Al captar individualmente al elector, haciéndolo depender de la
burocracia partidaria, oblitera la dimensión pública del Estado en sus tres dimensiones, como
aparato institucional, como ordenamiento legal, y en su dimensión ideológica de garante del
interés general.” O’Donnell en Falleti (1997: 62) 56 Ver Falleti (1997) 57 Estas transferencias
excedían en más de cuatro veces el promedio de las 19 provincias menos pobladas y se
correlacionan con el voto dado al peronismo en 1995. Murillo (2002:104) 58 Palermo y Novaro
(1996:370) poblaciones empobrecidas, ciudadanos en general, lobbies, grupos de presión y de
opinión.59 En la actualidad el clientelismo sirve mayoritariamente para controlar el voto y el
apoyo popular a cambio de bienes materiales y puestos políticos. Bajo la administración de
Menem, se fomentó la organización clientelista mediante planes de distribución de ayuda
social y planes de empleo, controlados por el Ejecutivo.60 Las “manzaneras”, organizadas por
la esposa del entonces gobernador Duhalde en la provincia de Buenos Aires, distribuían
alimentos en los barrios pobres de la provincia, mientras que los planes Trabajar fomentaban
la organización clientelista de los desocupados, del conurbano bonaerense.61 En este sentido,
fiel a la tradición de su partido, Menem logró controlar la movilización social y fortalecer su
vínculo con los sectores empobrecidos, su base electoral. Si bien entre los años 40 y 70, el
centro del peronismo había sido el mundo sindical, en los noventa el PJ concentró sus
esfuerzos en mantener vínculos fuera de estas estructuras sindicales. En la Argentina post
industrial que no aseguraba los derechos sociales, el mantenimiento de redes clientelares se
había vuelto prioritario. 59 ibid (1996: 370) 60 El Plan Justicia Social, el Plan Arraigo, el
Programa Intensivo de Trabajo y otros similares dependían directamente de la Presidencia de
la Nación. Sólo los funcionarios y operadores que se subordinaban al presidente y no el
conjunto del partido tenían acceso a ellos. Palermo y Novaro (1996: 370, nota 21) 61 Murillo
(2002:103) 16 La práctica del clientelismo a lo largo del menemismo ha sido desfavorable para
la vida política del país, perjudicando el desarrollo democrático del proceso electoral. Se opone
a las reglas de juego de una democracia liberal, desafiando las reglas institucionales formales.
Jugó un papel fundamental en mantener el presidente Menem en el poder, sustentándose en
la miseria y la desesperación del pueblo, no en un vínculo sano con el electorado. 17 “Todas las
modificaciones a las reglas de juego de la economía y de la sociedad que se hicieron entre el
89 y el 96 fueron hechas por leyes, discutidas y aprobadas por el Parlamento argentino luego
de largas sesiones.” Domingo Cavallo62 62 Domingo Cavallo en conferencia (2003) 63 Los
puntos representan el “spread”, o la diferencia entre las tasas de interés del Tesoro
estadounidense y las tasas de interés argentinas. 2. Debilidad institucional y las reformas
económicas y monetarias Son numerosos los que estiman que la crisis argentina representa el
fracaso del modelo neoliberal. En teoría el neoliberalismo es el conjunto de políticas que busca
reducir la sobrecarga de demandas sobre el Estado con vistas a mejorar la eficacia del sistema,
dejando actuar al mercado como regulador de la economía. Si bien su aplicación ha tenido
efectos esencialmente negativos en América Latina, también cabe preguntarse en qué medida
Argentina aplicó el modelo neoliberal ortodoxo. Por otro lado, existen otros factores,
notablemente la debilidad institucional y el régimen de Convertibilidad que también pueden
haber contribuido al derrumbe argentino y, por consiguiente, a la deslegitimación del Estado.
El “default” soberano más grande jamás incurrido de $ 132 mil millones de dólares en deuda
pública por parte del Estado argentino el 23 de diciembre de 2001 fue el detonante de una
crisis que llevaba ya tres años desarrollándose. Cuando el Fondo Monetario Internacional se
negó inesperadamente a desembolsar fondos requeridos por el Gobierno argentino, lo
inevitable se produjo. La declaración de impago por Adolfo Rodriguez Saá en su efímero paso
por el Ejecutivo puso en evidencia el hecho de que además del problema fiscal, la deuda
argentina se había vuelto insostenible. Todos, incluidos el FMI, lo veían venir pero nadie
advirtió del peligro. Cuando el día del “Viernes negro” se produjo una masiva retirada de
depósitos bancarios a fines de noviembre de 2001, el mercado financiero supo que el default
era ya algo inevitable. Ese mismo fin de semana se implantó el corralito, que restringió el
acceso a los ahorros argentinos, para impedir la huida de capitales. Muchos se preguntaban
cómo Argentina había podido llegar a eso. El default fue todo menos imprevisible. Las tasas de
interés eran muy altas y hacía tiempo que el “riesgo país” venía incrementándose: en julio de
2001 estaba ya por encima de 1500 puntos.63 1.La crisis fiscal: problemas institucionales
heredados por Menem No se puede explicar la crisis argentina sin tratar el problema fiscal y
sus raíces institucionales. El déficit público es una característica histórica del Estado argentino,
común también al resto de América Latina. En Argentina la crisis institucional y la situación
económica del país están 18 vinculadas por un círculo vicioso. Además de ser una de las
principales causas de las principales causas de la crisis económica, la crisis fiscal ha ido
minando la legitimidad del Gobierno. Si bien se registró una mejora notable en el equilibrio
fiscal de los países latinoamericanos a lo largo de los noventa,64 la situación argentina a lo
largo de aquella década fue una excepción. A diferencia de otros países en vía de desarrollo,
Argentina es un país que tiene recursos; el problema es que no ha sido capaz de movilizarlos.
El hecho que la ciudadanía argentina tenga tasas de ahorro en moneda nacional muy bajas es
una de las raíces de la crisis fiscal, en la medida en que traba el funcionamiento del sistema
bancario nacional. En primer lugar, los ciudadanos prefieren ahorrar en dólares. La crisis del
sistema bancario encuentra entonces sus raíces en una falta de confianza de los argentinos en
su moneda nacional. Dicha desconfianza es comprensible a la luz de los periodos
hiperinflacionarios que ha sufrido el país; pero la falta de confianza es también en el propio
sistema bancario. La falta de ahorro también se debe a que el sistema bancario argentino no es
eficaz. En segundo lugar, muchos argentinos prefieren colocar sus ahorros en cuentas
extranjeras que en bancos locales. Se estima que los activos de argentinos en el extranjero
pueden representar hasta $100 mil millones,65 es decir una cantidad comparable a la deuda
externa del Estado con acreedores privados. El Estado argentino ha sido por lo tanto incapaz
de generar confianza en la moneda y el sistema bancario locales. 64 CEPAL (1998:18) 65 O De
Beaufort (2003:110) citando The Economist, A decline without parallel (02-03- 2002) Otro
elemento que ha contribuido a la crisis fiscal ha sido la falta de un sistema fiscal adecuado. La
recaudación tributaria argentina que representa menos del 20% del PIB es muy baja
comparada con la de sus vecinos, en particular la de Brasil.66 El bajo nivel de presión tributaria
es reflejo de la relación que mantiene el Estado argentino con la sociedad: “El Estado es
percibido como un actor frente al cual ningún ciudadano tiene mayores responsabilidades.
Argentina no tiene fiscalidad no sólo porque se gasta mal sino porque en la sociedad no existe
la convicción de que hay una relación entre derechos y obligaciones.”67 El déficit fiscal por lo
tanto refleja la falta de legitimidad del Estado. El problema de la evasión fiscal a nivel particular
y empresarial es otra clara manifestación de la debilidad estatal. La tasa de evasión, cerca del
50 por ciento, es mucho más alta que la de Chile o Brasil68. Históricamente el Estado argentino
ha sido incapaz de generar una cultura tributaria. Los argentinos son los primeros en admitir
que hoy en día: “El argentino se jacta de evitar el pago de impuestos. No hay una reprimenda
social para quien no cumple con las obligaciones.”69 El problema de la evasión fiscal es
también un problema institucional ya que los evasores fiscales no son sancionados. El déficit
fiscal tiene por lo tanto raíces a la vez institucionales y culturales. La otra cara del bajo nivel de
recaudación tributaria es la gestión 66 En los últimos años, el ratio presión fiscal/ PIB en
Argentina ha rondado el 18% mientras que él de Brasil ronda el 30% (De Beaufort 2003: 110)
67 Entrevista con Roy Hora, historiador argentino (2003) 68 Bergman 2001 citado en Waisman
(2003:222) 69 Entrevista con Aldo Ostropolsky, ex ministro de Hacienda de Mendoza (2003) 19
ineficiente de los pocos recursos movilizados, una característica del continente
latinoamericano. La creación de puestos para familiares y amigos de políticos, la existencia de
“ñoquis”70, la distribución de recursos y planes sociales a cambio de favores políticos
mencionados en páginas anteriores, ilustran cómo la debilidad institucional contribuye a los
problemas fiscales del país. De hecho, datos existentes denuncian que la crisis económica y
fiscal es más aguda en aquellas regiones donde las relaciones clientelares se mantienen
intactas. Por otra parte, Carlos Waisman atribuye el problema fiscal argentino y por ende el
default de diciembre de 2001 a un problema institucional-político, en particular a la repartición
de los recursos a nivel nacional: “Alrededor de un tercio de los impuestos, y una cuarta parte
de todas las rentas recaudadas por el Gobierno central (incluidos los impuestos por seguro
social) se transfieren a las provincias, de acuerdo con una fórmula de coparticipación basada
en la población y otros factores. Estas transferencias constituyen la mayor parte de los
ingresos de Gobiernos provinciales.”71 Asimismo, “Las provincias también gozan de un tipo
inusual de autonomía financiera y monetaria: pueden incurrir en deuda, y transferirla en
última instancia al Gobierno nacional, y utilizar sus propios bonos como medios de pago. De
este modo, los Gobiernos provinciales están en la envidiable posición de no tener
responsabilidad por la recaudación de una parte muy importante del ingreso que gastan.”72
70 Individuos que ocupan oficialmente un puesto de trabajo público y cobran un salario sin
trabajar. 71 Waisman (2003:222) 72 Artana et al, 1994, Fundación de Investigaciones
Económicas Latinoamericanas, 1993 Pifano, 1998 citado en Carlos Waisman (2003: 222) Este
factor institucional, que existía anteriormente a la administración de Menem, preocupa a
muchos individuos y en particular a los de inclinación neoliberal. En palabras de Ricardo López
Murphy, ex ministro de Economía: “ El principal problema del federalismo argentino es que él
que gasta, no tiene obligación de recaudar”.73De hecho, muchos de los desacuerdos entre el
Estado argentino y el Fondo Monetario Internacional tienen que ver con la excesiva autonomía
fiscal de las provincias argentinas. En palabras de Michael Mussa, Consultor Económico y
Director del Departamento de Investigación del FMI durante diez años: “ Las provincias están
constantemente en déficit y a veces han pedido que el Gobierno central asume
responsabilidad por su deuda.”74 Al carecer históricamente de un mecanismo de control sobre
las provincias, el Estado federal no promueve la eficiencia de las administraciones.75 A raíz de
esta insuficiente movilización y mala administración de recursos, el Estado argentino se ha
visto obligado a financiar su déficit fiscal por medios externos insostenibles. Esto ha generado
el problema de la deuda externa que históricamente viene debilitando el Estado, trabando el
progreso económico y social del país. A pesar de los intentos de solucionar el problema del
déficit fiscal, algunos argentinos estiman que el país nunca ha intentado seriamente efectuar
una buena administración del Estado precisamente porque sabía que podía endeudarse.76 A
finales de los años 70 y a principios de los años 80, el Estado se financió con 73 Ricardo López
Murphy en conferencia (2003) 74 Mussa (2002:16) Traducción propia 75Este tema de
actualidad se trata en el capítulo3 76 Entrevista con Aldo Ostropolsky, ex ministro de Hacienda
de Mendoza (2003) 20 crédito internacional barato. La deuda externa del país creció de 7.800
a 43.600 millones de dólares bajo la dictadura militar (1976-1983) por la compra de
armamento y la guerra de las Malvinas entre otros gastos; y siguió creciendo bajo el mandato
de Alfonsín. En 1982, la deuda externa privada fue estatizada bajo la breve gestión de Domingo
Cavallo al frente del Banco Central. A lo largo de los años ochenta la deuda estuvo cerca de
duplicarse, mientras que el crecimiento económico fue negativo.77 Como consecuencia de
esto, en 1989 Menem heredó un déficit público del 16% del PIB y una crisis hiperinflacionaria,
en un país con una debilidad institucional muy asentada en materia fiscal. 2. “Soluciones”
menemistas a la crisis fiscal 2.1 Consenso de Washington Está generalmente aceptado que las
políticas económicas implementadas por la administración de Menem a lo largo de los noventa
tenían como objetivo reducir el déficit fiscal y contener la inflación ya que afectaban la
credibilidad del Estado frente a los inversores y la comunidad financiera internacional,
sobretodo que el giro ideológico del discurso menemista al llegar a la presidencia generaba
cierta desconfianza.79 Como dijo Rodrik, el propósito de la política económica argentina de los
noventa era por lo tanto demostrar a los mercados financieros que el Gobierno estaba
dispuesto a pagar la deuda.80 Esto aumentó la vulnerabilidad del Estado frente al FMI, 77
Lischinsky (2003:85) 79 Argumento de Gerchunoff y Torre (1996: 736) 80 Según este autor,
existía por parte de la administración menemista una verdadera obsesión por controlar el
riesgo país de Argentina. Dani Rodrik (2003:17) obligándole a implementar el paquete de
reformas de ajuste estructural conocido como el Consenso de Washington. La gestión
menemista de estas medidas socialmente impopulares contribuiría a largo plazo a la
deslegitimación del Estado cuando el modelo económico sostenido por la administración de
Menem se desplomaría, precipitado por el default de diciembre de 2001. La privatización de
empresas públicas fue uno de los elementos claves de la liberalización económica. De hecho,
para muchos argentinos, Menem creía que administrar bien era sinónimo de privatizar. El
programa de privatizaciones implementado por Menem en su primer mandato, a partir de
1990, fue particularmente intenso y rápido, con la justificación de la emergencia económica. Se
suponía que las privatizaciones aumentarían la eficiencia y productividad de los servicios
públicos, pero el empeño por mejorar las cuentas estatales llevó a que el Gobierno privatizara
hasta empresas rentables.81 De esta manera, Menem exageró la aplicación de sus políticas a
lo largo de los noventa para luego declarar con orgullo a delegados de la Confederación de la
Industria Británica en 1998: “ Debido a razones constitucionales no privatizamos el Estado.
Pero con esta excepción, privatizamos todo lo que pudimos.”82 A finales de 1992, la mayoría
de las empresas de servicios públicos ya habían sido privatizadas. Naturalmente, la celeridad y
el radicalismo con los que se implementaron estas privatizaciones afectaron seriamente la
calidad del proceso. Así, en vez de buscar una reforma del Estado, atacando las raíces 81 E
incluso a venderlas a empresas estatales extranjeras. 82 Citado en Briscoe (17-04-2003)-
Traducción propia 21 de la crisis fiscal, Menem aplicó el Consenso de Washington a ultranza.
Ahora bien, es la debilidad institucional la que propició el establecimiento de un modelo
económico insostenible.83 Menem contó con el respaldo de diputados del PJ para su
programa de privatizaciones además del apoyo de la derecha liberal y por lo menos en un
inicio, del radicalismo. Esta falta de oposición parlamentaria y la manipulación de la Justicia
aseguraron que la aplicación del Consenso de Washington se hiciera en un marco hasta anti-
constitucional. La falta de control sobre el Ejecutivo llevó a la implementación de reformas
extremas que terminaron por quitarle legitimidad al presidente y al Estado en general. Menem
recurrió al argumento neoliberal para justificar estas privatizaciones. Pero la reducción del
tamaño del Estado no conduce obligatoriamente a su fortalecimiento, sobretodo que la
aplicación de políticas neoliberales que buscan disminuir el papel del Estado es muy arriesgada
en países con altos niveles de corrupción. Así, el proceso de privatizaciones en Argentina se
realizó en el marco de profundas irregularidades. La primera ola de privatizaciones, en
particular, se llevó a cabo sin el apoyo técnico necesario y sin una regulación eficiente, lo cual
afectó la autonomía del Gobierno frente al poder empresarial.84 En palabras de Iazzetta: “la
legislación contemplaba organismos técnicos de 83 Ver capítulo 1 84 El Tribunal de Cuentas de
la Nación y la Sindicatura General de Empresas Públicas (SIGEP), dos órganos técnicos de
fiscalización y contralor escogidos para colaborar con la Comisión Bicameral de Seguimiento de
las privatizaciones, fueron los únicos organismos burocráticos permanentes designados por ley
para intervenir en el proceso de privatizaciones. Iazzetta (1997:271) control pero no de
gestión. La ausencia de estos últimos fue cubierta mediante el auxilio de consultoras privadas
o de organismos multilaterales, aunque no todas las privatizaciones contaron con ese respaldo
(...).”85 El caso de Aerolíneas Argentinas fue una clara manifestación de debilidad estatal.
Roberto Dromi, ministro de Obras y Servicios Públicos condujo personalmente la privatización
de la aerolínea estatal, apoyado solamente por abogados e ingenieros del Ministerio, sin
experiencia en la venta de activos y en la concesión de una compañía aeronáutica.86 El valor
del parque de vuelo se tasó en 623 millones de dólares (150 menos que lo real)87 y la empresa
argentina sufrió un proceso de vaciamiento por parte de Iberia que finalizó con fuertes
conflictos sindicales y sociales y el posterior traspaso de la empresa al grupo Marsans, también
de capital español.88El caso de Aerolíneas Argentinas es el mejor ejemplo de un acuerdo entre
el capital extranjero y las autoridades argentinas con un horizonte de muy corto plazo. No sólo
la venta de empresas públicas al capital extranjero se hizo muchas veces a precios irrisorios,
sino que en muchos casos el Gobierno aseguró beneficios monopólicos a las empresas
privatizadas, impidiendo la libre competencia en las licitaciones. En 1990, tras una serie de
negociaciones secretas llevadas a cabo entre Roberto Dromi, María Julia Alsogaray,89 y las
empresas interesadas, el monopolio estatal Entel fue finalmente vendido a 85 Iazzetta (1997:
271) 86 Alberto Natale (1993) en Iazzetta (1997:271, nota 10) 87 Cecchini y Zicolillo en Pereyra
(2003:35) 88 Kulfas (2002: 143) 89 Entonces Interventora de Entel. Condenada en mayo de
2004 a tres años de prisión por enriquecimiento ilícito como funcionaria menemista. 22
Telefónica y un holding controlado por France Telecom y Telecom Italia. Para que la venta de
la empresa fuera más atractiva, en la época previa a la privatización se incluyeron cláusulas de
flexibilización laboral que perjudicaron a los trabajadores que quedaron ocupados.90 Con el
mismo objetivo se aumentaron también las tarifas de los servicios.91 Es más, la Comisión
Nacional de Comunicaciones, un ente de control público del sector creado una vez acabado el
proceso de privatización, se quedó sin poder bajo la presidencia de Menem. De hecho, hace
poco, Domingo Cavallo confesó públicamente que él mismo había propiciado su intervención.
92 Así, en las negociaciones de la privatización de la empresa de telecomunicaciones Entel, el
poder ejecutivo fue acusado de defender los intereses de Telefónica, en detrimento de los
derechos e intereses de los usuarios. El argumento según el cual el Estado era demasiado débil
para supervisar el proceso de privatización parece librar de responsabilidad al Gobierno y a sus
dirigentes. No obstante, la corrupción es una dimensión importante del problema 90 Basualdo
y Azpiazu (2002: 26) 91 En el caso del servicio básico telefónico, el valor del pulso telefónico
aumentó en un 711% entre enero de 1990 y noviembre de 1990, fecha en que se firmaron los
contratos de transferencia. Basualdo y Azpiazu (2002:28) 92 En el marco de la jornada “La
seguridad jurídica y las inversiones extranjeras en América Latina – El caso argentino”-Madrid
(2003), un miembro del público le preguntó por que había propiciado la intervención de la
Comisión Nacional de las Telecomunicaciones. Cavallo no tuvo más remedio que reconocer
públicamente el acto de corrupción: “Bueno si la propicié, ahora no me acuerdo, fue un
gravísimo error. Y lo reconozco y me reto a mi mismo por haber ...” Sus palabras se perdieron
en medio de los aplausos del público. institucional. La aplicación del Consenso de Washington
no tenía que ser sinónima de corrupción. Así, una clase política motivada por intereses
personales permitió que se produjera una verdadera patrimonialización del Estado. Es
comúnmente aceptado que Menem compraba voluntades para realizar a cabo sus
privatizaciones. En 1992, a la hora de votar el marco regulatorio de la privatización de Gas del
Estado en la Cámara de Diputados, se descubrió que seis colaboradores de diputados
justicialistas se hicieron pasar por diputados y votaron a favor del proyecto menemista en la
ausencia de la oposición.93 Este famoso episodio del “diputrucho” confirmó que la corrupción
se había institucionalizado. De esta forma, la debilidad del Estado argentino se atribuye en
gran parte a la mala calidad de los dirigentes, en particular su falta de probidad y de voluntad
política. Pero la falta de legalidad en los procesos de privatizaciones no se corresponde
siempre con los discursos oficiales. Así, en una conferencia reciente, Cavallo, declaró que:
“Todos los entes reguladores se basaron en las leyes. [...]Se organizaron y se constituyeron por
concurso y fueron entes que funcionaron muy bien mientras se respetó a los funcionarios que
habían sido designados a través de concursos públicos.”94 Una vez acabado el proceso de
privatizaciones, la debilidad del Estado 93 Carlos Gabetta (2002:10) 94 Enseguida añadió que
“Todos los que invirtieron en los sectores de electricidad, gas, petróleo, transporte, puertos,
comunicaciones lo hicieron con un muy buen amparo legal y con una transparencia que no se
había dado en ningún proceso de privatización en otros países, ni siquiera en Chile.” Cavallo en
conferencia (2003) 23 argentino siguió manifestándose en su relación con el poder
empresarial. Esta falta de autonomía frente a presiones corporativas contribuyó al problema
fiscal e, incluso, fue un obstáculo al funcionamiento de las instituciones democráticas. Según
Sidicaro: “ Los nuevos propietarios, o concesionarios, se convirtieron en poderosos
interlocutores de un Estado que casi carecía de instrumentos burocráticos para hacer cumplir
las disposiciones que debían regular sus acciones.”95 El Estado se quedó atrapado en un
círculo vicioso ya que mientras más débil era, más fácil era presionarlo. La fijación de tarifas
exageradamente altas y a menudo dolarizadas permitió a las empresas privatizadas ingresar
ganancias extraordinarias a lo largo de los años noventa. Las rentabilidades obtenidas, a
excepción del fracaso de Iberia, fueron de las más altas del mundo. Los nuevos operadores
privados de telecomunicaciones, en particular, se beneficiaron de su estatus de monopolio,
fijando tarifas cerca de un tercio más altas que las normas internacionales y muy por encima
de los precios fijados por el pliego de licitación. 96 Es más, las autoridades reguladoras dejaron
que se indexen las tarifas, violando así la Ley de Convertibilidad sancionada en 1991.97 95
Sidicaro (2003:44) 96 Durante los noventa, el margen de rentabilidad sobre ventas de
Telefónica Argentina y Telecom Argentina fue casi tres veces más elevado que el registrado -en
promedio- por el grupo de las diez operadoras de telecomunicaciones más importantes del
mundo en términos de su facturación. Basualdo y Azpiazu (2002: 39) 97 En su articulo 10, la
Ley de Convertibilidad (Nro.23.928) establece que, a partir de su entrada en vigencia quedan
derogadas “todas las normas legales o reglamentarias que establecen o autorizan la indexación
por precios, actualización monetaria, variación de costos, o cualquier otra forma de
repotenciación de las deudas, impuestos, precios o tarifas de los Asimismo, un porcentaje muy
importante de las ganancias extraordinarias de las empresas privatizadas fue remitido al
exterior y no invertido en el país.98 Cabe por lo tanto señalar que si bien las políticas del
Consenso de Washington se pusieron en marcha para satisfacer los requerimientos del Fondo
Monetario Internacional y otros acreedores, dichas políticas también eran apoyadas por los
grandes grupos económicos que supieron aprovechar el vacío institucional. Así, la corrupción
política y empresarial, propias del capitalismo de camarilla, se mantuvieron mutuamente.
Menem se dejó presionar por el empresariado para asegurar su base de apoyo. Por otra parte,
en los años noventa, el neoliberalismo representaba ya un proceso cultural y una tendencia
mundial a la cual era difícil oponerse. La aplicación del Consenso de Washington tuvo
resonancia porque la sociedad fue inducida a pensar que la corrupción estatal, el déficit y los
problemas de la sociedad se reducirían por medio de la privatización. Los medios de
comunicación desempeñaron un papel fundamental en fomentar este pensamiento. De hecho,
en la provincia de Mendoza, los medios presionaron a favor de la privatización de los bancos
antes de participar en ella. Asimismo, en palabras de un miembro de la oposición: “Las
opiniones de los que se oponían no bienes, obras o servicios.” Basualdo y Azpiazu (2002: 31)
98 Entre 1993 y 1998, mientras los márgenes de utilidad sobre ventas de las 20 mayores
petroleras del mundo fluctuaron entre el 3% y el 6%, los de YPF lo hicieron entre el 10% y casi
el 18%. Mientras tanto, el coeficiente de reinversión de las utilidades fue de apenas el 27%. A
su vez, la remesa de utilidades y el pago de intereses de las privatizadas representaron, en
1999, el 30% del déficit en cuenta corriente del balance de pagos. CTA y FLACSO (2002) 24
figuraban seriamente en ninguno de los medios de prensa. El que decía otra cosa era
ridiculizado, tomado como un hombre anticuado que no quería la modernización del país, y
era puesto como él que quería volver al país de la demagogia, del clientelismo, del déficit.”99
A largo plazo, las privatizaciones agudizaron el proceso de debilitamiento institucional y la falta
de credibilidad del Estado. Afectaron la calidad del régimen democrático y la institucionalidad
democrática ya que se basaron en la politización de los órganos de contralor y justicia.100
Como bien describe Iazzetta, el pacto entre el Gobierno y los grupos económicos desalentó
cualquier intercambio político intra e interpartidarios, marginando a los partidos políticos.101
La corrupción en particular deslegitimó al Estado ya que los argentinos asociaban las reformas
con los intereses pecuniarios de funcionarios y grupos de poder.102 De hecho, en la actualidad
sólo un 14% piensa que las privatizaciones de las empresas estatales han sido beneficiosas
para el país.103 Es más, si bien las privatizaciones se recomendaron con el fin de reducir el
déficit fiscal, en muchos casos no mejoraron la eficiencia de las empresas públicas. Tras la
privatización de los ferrocarriles que redujo una de las redes ferroviarias más grandes del
mundo a la mitad de su tamaño, dejando un servicio degradado y muchas poblaciones
incomunicadas, el servicio siguió generando un déficit de más de un millón de dólares diarios.
El Estado 99 Entrevista con Aldo Ostropolsky, ex ministro de Hacienda de Mendoza (2003) 100
Iazzetta (1997:283) 101 Iazzetta (1997:281 102 Murillo (2002: 105) 103 La media en
latinoamericana es de 28%. (Latinobarometro 2002) siguió subvencionando a los
concesionarios que sólo invirtieron un 40% de lo comprometido. 104 El proceso de
privatización fue acompañado por una política de apertura comercial acelerada: a fines de
1990 las restricciones cuantitativas a las importaciones habían sido prácticamente
eliminadas.105 También se adoptó una política radical de reducción de aranceles: a principios
de 1991, la tasa de protección promedio había caído al 10%.106 Mientras tanto, la debilidad
institucional, en particular el deficiente funcionamiento del control aduanero impidió el buen
funcionamiento del cobro de las tasas, que debían aplicarse a las importaciones que entraban
en competencia con la producción nacional.107 Dicha apertura comercial, junto con una
moneda fuerte debido a la introducción del régimen de Convertibilidad108 en 1991, llevó a la
quiebra de muchas empresas locales y a un desempleo de larga duración. La destrucción del
aparato productivo, conocido como la desindustrialización se produjo en varios sectores tales
como el maderero y el mueble. Por otra parte, la apertura financiera, que ya había creado
estragos en Asia en 1997,109 se implementó de golpe en 1989 como parte del Consenso de
Washington. La brusquedad de esa estrategia tendría efectos perniciosos sobre la economía
argentina,110 facilitando la huida de capitales a finales de los noventa. 104 El PAIS 18-01 2004
105 Gerchunoff y Torre (1996:741) 106 Torre (1998:71) 107 Sidicaro (44:2003) 108 Ver más
adelante 109 Ver Stiglitz (2002) 110 En contraste, el éxito económico chileno se debe en parte
a una apertura financiera progresiva. 25 Asimismo, la descentralización de los servicios
educativos y de salud llevó a su degradación. Una menor intervención estatal hizo que las
administraciones provinciales se vieran obligadas a financiarlos por medio de escasos recursos.
Es más, en 1993 uno de los líderes de un sindicato de docentes en Santiago del Estero
denunció como la descentralización del sistema educativo favoreció el recurso al clientelismo
político en la distribución de cargos docentes a nivel provincial.111 2.2 El régimen de
Convertibilidad Hoy la mayoría de los analistas y políticos concuerdan que el gran error de la
política económica argentina de los últimos diez años ha sido el mantenimiento del régimen de
Convertibilidad. Muchos otros culpan la introducción del neoliberalismo. Si el neoliberalismo
se refiere al Consenso de Washington, hemos visto que su aplicación en Argentina tuvo efectos
adversos sobre el panorama económico y social. Sin embargo, cabe recordar que el régimen de
Convertibilidad, mecanismo que ataba el peso al dólar al valor de uno a uno, no ha sido nunca
una de las diez recetas del Consenso tal como lo recomienda el FMI. De hecho, el Consenso de
Washington, término acuñado en 1989 por John Williamson, se pronuncia explícitamente a
favor de un tipo de cambio flotante ya que, en teoría, fomenta la macroestabilidad.112 Por lo
tanto, como bien dice Mussa, ex economista jefe del FMI, la implementación del régimen de
Convertibilidad fue una idea de las autoridades argentinas.113 Este rasgo original de la
estrategia neoliberal 111 Líder del CISADEMS citado en Auyero (2002: 44) 112 Ver Williamson
(1990: 5-21) 113 Este dato ha sido confirmado por Cavallo en conferencia (2003)-Ver más
adelante para el papel del FMI. argentina llegó a jugar un papel fundamental en la crisis con la
que acabó. Las condiciones para la implementación de la Convertibilidad en Argentina no eran
adecuadas desde un principio114 y las condiciones para su mantenimiento eran muy
estrictas.115 En 1989, siguiendo una década de alta inflación y varios intentos fallidos de
estabilizar la economía, Argentina cayó en la hiperinflación. Esta redujo considerablemente el
poder adquisitivo de los salarios y empobreció a millones de argentinos en algunos meses. La
Ley de Convertibilidad se introdujo el 1 de abril de 1991 bajo la iniciativa de Domingo Cavallo,
entonces ministro de Economía, con el fin de combatir la inflación, además de traer la
estabilidad macroeconómica116 y aumentar la confianza de los inversores, porque aseguraba
que el Gobierno sería incapaz de devaluar. Gracias al aumento de la confianza en la moneda
nacional, los depósitos bancarios empezaron a crecer de nuevo.117 En su inicio, la
Convertibilidad fue también un mecanismo eficaz para atraer al capital externo, 118
incluyendo un reflujo de 114 En particular, el nuevo sistema de cambio no reflejaba las
relaciones comerciales de Argentina: las exportaciones argentinas a EEUU nunca excedieron el
20% de sus exportaciones totales. 115 Como señala Onno de Beaufort, antiguo miembro del
Consejo Ejecutivo del FMI, Argentina cumplía pocas de ellas. En particular el régimen de
Convertibilidad requería una confianza externa y un flujo de capitales extranjeros difícil de
sostener. (2003) 116 El financiamiento del déficit fiscal ya no se podría resolver por medio de
la emisión monetaria del Banco Central porque bajo las nuevas reglas, dicha institución ya no
podía prestar al Gobierno. 117 Con una sola interrupción tras la crisis del Tequila. Fanelli
(2003: 60) 118 Entre 1991 y 1994 el crédito bancario total creció a una tasa anual promedio del
31%, mientras que la tasa anual promedio de 26 fondos que los argentinos habían colocado en
el extranjero en los años ochenta. Es más, hasta el año 1999, la Convertibilidad fue
acompañada de altas tasas de crecimiento económico.119 Pero, aunque el régimen de paridad
fija haya tenido efectos muy positivos en los primeros años de su existencia, notablemente al
contener la espiral hiperinflacionaria,120 algo que ninguna otra administración había logrado,
terminó siendo una verdadera “bomba de tiempo”. Si bien la crisis argentina fue
desencadenada por la crisis financiera asiática de 1997- 1998, cabe subrayar que la adopción
del régimen de Convertibilidad había exacerbado la dependencia argentina de la financiación
externa y por tanto su vulnerabilidad a los choques externos, característicos de la
globalización. Todavía más preocupante fue el aumento vertiginoso del nivel
deuda/exportaciones, provocado por el alza del dólar y la devaluación del real brasileño.121
Como resultado, el régimen de Convertibilidad agudizó el déficit de la cuenta corriente que en
1998 alcanzó el nivel récord de 14 632 millones de dólares.122 Argentina había tenido un
déficit crónico de cuenta corriente a lo crecimiento de los créditos destinados al sector privado
alcanzó- en ese mismo periodo- casi el 40%- Rosenwurcel (1997) 119 Menos en el año 1995
120 En 3 años la tasa de inflación anual pasó de 4000% a por debajo de un 10% anual –Mussa
(2002: 13) 121 A partir de 1998 la Convertibilidad empezó a frenar las exportaciones
argentinas. Estas perdieron competitividad frente a la apreciación del dólar. Asimismo la
devaluación del real brasileño en enero de 1999 hizo que los productos brasileños fueran más
competitivos que los argentinos. 122 Cifras de la CEPAL cuadro 1 (www.eclac.cl) largo de los
noventa, que había sido cubierto inicialmente por el ingreso de capital extranjero; pero dicha
entrada de capital, que provenía esencialmente de las privatizaciones y de créditos
extranjeros, no fue sostenible a largo plazo. Así en el marco de una situación internacional
poco favorable, la paridad fija terminó actuando como un corsé sobre la economía argentina.
El déficit en la balanza de pagos fue acentuado por la Convertibilidad porque incrementó el
déficit comercial cuando los flujos de crédito y de capital extranjero directo se revirtieron.
Asimismo, la sobrevaluación del peso dificultaba la reestructuración de los mercados laborales
y la creación de empleo en los sectores de exportación. El desempleo creció y las industrias
expuestas a la competencia externa se veían presionadas para reducir sus costos internos, lo
cual resultó en la reducción de salarios nominales y reales.123 Por otra parte, los problemas
institucionales históricos sin resolver, junto con el estilo populista y clientelista de Menem,
contribuyeron a perpetuar el problema fiscal a pesar de que la ideología neoliberal incitaba a
la reducción del gasto público. Es más, las exenciones impositivas siguieron otorgándose de
manera discrecional, por encima de la ley.124 La promoción industrial tuvo un alto costo fiscal,
123 Mussa (2002: 23) 124 En un caso ejemplar, la provincia de Mendoza se quedó perjudicada
cuando las provincias a su alrededor empezaron a disfrutar de beneficios impositivos. Como
consecuencia, muchas empresas instaladas en Mendoza se mudaron a San Juan, La Rioja o
Catamarca. La provincia de Mendoza presentó una demanda judicial contra la Nación por los
prejuicios ocasionados, pero el caso sigue sin resolver. Entrevista con Aldo Ostropolsky, ex
ministro de Hacienda de Mendoza (2003) 27 facilitó la corrupción del Estado por actores
privados y fue una invitación a la evasión fiscal. En 1991, Menem puso en marcha una política
de reforma tributaria, que contribuyó a que el sistema impositivo se volviera más regresivo. Se
generalizó el impuesto al valor añadido, argumentando que los tributos directos
desincentivaron la productividad y el crecimiento económico. Los impuestos al consumo y al
trabajo excedieron por mucho a los impuestos a la riqueza, el capital y las ganancias. 125126
Por otra parte, Menem no concretó la reforma de la Ley de Coparticipación federal, a pesar de
que la nueva Constitución de 1994 había dado dos años de plazo para realizarla. Muchas
provincias se quedaron por lo tanto perjudicadas por la existencia de una ley obsoleta.127 Esta
facilitó una gran discrecionalidad en la asignación de recursos. En muchos casos, el Estado
central transfirió funciones sin los recursos correspondientes. Asimismo, este sistema
defectuoso permitió al Gobierno central detraer fondos que correspondían a las provincias
para financiar un sistema de pensiones en déficit y los gastos del Estado nacional.128 El
sistema de repartición de recursos a nivel federal quedó arbitrario. Si bien autores como
Weisbrot y Stiglitz sostienen que la crisis argentina no fue el resultado de un “libertinaje fiscal”,
125 Raimundi y Tilli (1996) 126 Domingo Cavallo, ministro de Economía bajo Menem
argumenta ahora que fue un error eliminar el impuesto a las ganancias de capital porque
hubiera permitido no tener que aumentar tanto el IVA- Comentario de Domingo Cavallo en
conferencia (2003) 127 En la actualidad los planes para reformar la ley de coparticipación han
sido abandonados otra vez. Ver capítulo 3 128 Entrevista con Aldo Ostropolsky, ex ministro de
Hacienda de Mendoza (2003) las autoridades adoptaron políticas fiscales irracionales en el
marco del periodo pre-electoral de 1998 a 1999, precisamente cuando Argentina dejó de
crecer. Así el Estado argentino, sobretodo a nivel de las provincias, se endeudó cuando menos
le convenía. Corrales argumenta que la falta de unidad del partido bajo Menem llevó a la mala
administración de fondos públicos, que a su vez condujo a la crisis económica. La división del
Partido Justicialista provocada por el deseo de Menem de obtener un tercer mandato
consecutivo prohibido por la constitución, llevó a una carrera de gastos entre dos facciones del
peronismo. Varios gobernadores provinciales como Kirchner, Duhalde y Rodríguez Saá se
opusieron a ello porque representaba un claro obstáculo a su propia candidatura presidencial.
En Buenos Aires, Duhalde lanzó una campaña masiva de gastos para competir contra Menem
como candidato presidencial del peronismo.129 La provincia pasó de tener un déficit fiscal
bajo, equivalente al 7% de ingresos en 1996 a un déficit en 1999 del 25% de los ingresos.130
Así en el periodo preelectoral de 98-99, el sector público se endeudó excesivamente a escala
provincial con el sistema bancario argentino. Para Corrales este aumento del gasto y del déficit
en la provincia económicamente más importante debilitó la situación económica del país.
Menem quería comprar el poder, prestando a las provincias. Este episodio no sólo dividió al
Partido Justicialista, sino que tuvo graves consecuencias 129 En palabras de Cavallo: “ Duhalde
gastaba como loco y se financiaba con el único banco que no había sido privatizado: el Banco
Provincia de Buenos Aires”.-Cavallo en conferencia (2003) 130 Corrales (2002:6) 28
económicas.131 Este argumento fue sostenido públicamente el año pasado por Domingo
Cavallo.132 Otro factor que contribuyó al aumento de la deuda es que la mayor parte de la
deuda interna del Gobierno argentino fue contraída en dólares. 133 El sistema bancario
argentino también tuvo que endeudarse en dólares en el exterior debido al bajo nivel de
ahorro privado y porque el régimen de Convertibilidad dificultaba la creación monetaria.
Denominada en dólares, la deuda parecía ofrecer seguridad a los prestamistas locales, en
general bancos y fondos de pensión, frente a la posibilidad de una devaluación.134 Para
Bernardo Lischinsky éste fue uno de los factores principales que llevó a la crisis de 2001. Entre
1997 y 2001, la deuda pública argentina creció en un 40%.135 Un 64% de este crecimiento de
la deuda fue contraído localmente, así que la deuda interna del Gobierno contraída en dólares
estuvo cerca de multiplicarse por dos en este mismo período. El problema surgió cuando el
Gobierno se vio en la imposibilidad de devolver los dólares porque no los tenía: eran lo que
Lischinsky llama “dólares virtuales”. El principal deudor del sistema financiero argentino era
entonces un Estado 131 Ver Palermo y Novaro (1996) y Gibson (1997) 132 “ Fue el mal
funcionamiento del sistema político él que provocó el endeudamiento que provocó la crisis.[...]
Lo que pasa es que había una deuda de alrededor de 20 mil millones de dólares de las
provincias con el sistema bancario argentino que había sido pactada a tasas de interés[...]
arriba del 20% anual ” Cavallo en conferencia (2003) 133 Lischinsky (2003:82) 134 Según
Guadagni (2002: 72) Cerca de dos tercios de la deuda pública estaba en manos de residentes
argentinos (bancos, fondos de pensión y ahorristas) 135 Lischinsky (2003:84) quebrado.136 A
lo largo de los noventa, el Gobierno fue por lo tanto acumulando deuda que tendría que
devolver en pesos al valor del dólar aunque hubiera una devaluación.137 El problema fue
agravado por el hecho de que los argentinos realizaban depósitos en pesos denominados en
dólares, para protegerse en caso de una devaluación. Entre 1991 y 2001, los depósitos
crecieron en casi 350%. Los depósitos denominados en dólares crecieron en un 600% y
representaban cerca de un 71% de los depósitos totales en 2001. Pero cuando los clientes
quisieron retirar sus dólares, los bancos no los tenían. Cuando efectivamente se produjo la
devaluación, el sistema bancario también entró naturalmente en quiebra. Por otro lado, en
1992, el Plan Brady enmarcó la renegociación de compromisos externos del sector público con
acreedores privados. Según Lischinsky, se pensaba entonces que sería la última
reestructuración de la deuda argentina. Sin embargo, tras la firma del Plan Brady la deuda
siguió creciendo de manera acelerada, hasta duplicarse en diez años. Las amortizaciones
tuvieron que ser reestructuradas por lo tanto cada año.138 Mientras tanto los pagos de
intereses de la deuda externa del Gobierno central crecieron de 2.6 mil millones de dólares en
1993 a 6.4 mil millones de dólares en 1998.139 La deuda externa total creció desde $62 mil
millones a finales de 1992 a $142 mil millones a finales de 1998 en una época en que el PIB
nominal creció cerca de un 25%140. Así el ratio deuda- PIB pasó de un 29% a un 41% durante
una coyuntura nacional e 136 Guadagni (2002: 72) 137 Lischinsky (2003) 138 Lischinsky (2003:
96) 139 Mussa (2002:6) 140 Mussa (2002: 8) 29 internacional favorable. Estas cifras ponen en
evidencia lo arriesgado de la gestión menemista.141 La decisión de mantener la
Convertibilidad a finales de los noventa tuvo efectos perniciosos a largo plazo, dañando la
macroeconomía del país y llevando a que la gente y el Gobierno se endeudaran, con
consecuencias desastrosas cuando se produjo la devaluación. Como argumenta Mussa,
persistir con la Convertibilidad entre 1999 y 2001 aunque estuviera bajo mucha presión,
también fue decisión del Gobierno argentino. En primer lugar, mantener la paridad fija estaba
en el interés del sector privado; en particular de los bancos y sectores de bienes no
transables.142 El flujo de inversiones de gran escala en los años noventa se basó
esencialmente en la paridad entre el peso y el dólar. El Gobierno temía por lo tanto que el
abandono de la paridad fija invirtiera los flujos de capital hacia Argentina y desalentara el
sector de los negocios. La Convertibilidad fue también una estrategia para esconder, o por lo
menos moderar, los efectos del ajuste y de las políticas neoliberales que la sociedad argentina
terminó apoyando a pesar de ella misma.143 Para los argentinos, la Convertibilidad fue ante
todo un seguro contra la inflación. Aumentó el poder de compra de las masas que, junto con la
apertura comercial, contribuyó a la idea de que Argentina estaba en un proceso 141Estas cifras
eran particularmente preocupantes a la luz del déficit de la cuenta corriente, del régimen de
Convertibilidad y de la huida de capitales. 142 Es decir lo que sólo se destinan al consumo
interno, dentro de los cuales se incluyen los servicios públicos privatizados, la mayoría de los
cuales quedaron en manos españolas. 143 Cabe recordar que Menem había ganado las
elecciones gracias al programa inverso. de modernización que le acercaba al primer mundo.
Los argentinos de clase media, que pudieron viajar a Europa o a Miami, empezaron a tener una
perspectiva distinta de ellos mismos.144 La Convertibilidad generó de esta manera una cultura
frívola y consumista que hacía que la sociedad fuera cómplice del sistema. La consigna en estos
tiempos era: “Menem roba pero hace”. Los argentinos prefirieron no ver (o simplemente no se
daban cuenta) las consecuencias a largo plazo de este modelo. En el largo plazo la
Convertibilidad terminó siendo un mecanismo para mantener el apoyo de las clases medias
mientras que el clientelismo aseguraba el apoyo de las clases bajas. El mantenimiento del
régimen de Convertibilidad se puede atribuir por lo tanto a motivos políticos. Abandonar el
régimen de Convertibilidad podía perjudicar los deseos de reelección del presidente,
sobretodo que con la devaluación brasileña y la apreciación del dólar, los costos para salir del
uno a uno eran cada vez mayores. Si bien las instituciones argentinas no se opusieron a que
Menem, apoyado por la sociedad y el sector empresarial, mantuviera la Convertibilidad, hoy
en día es generalmente aceptado que el FMI145 también tuvo su parte de responsabilidad en
la adopción y sobretodo el mantenimiento de este régimen, y por lo tanto en el derrumbe del
sistema monetario y financiero argentino.146 144 Entrevista con Roy Hora (2003) 145 El papel
del FMI fue muy importante en el derrumbe argentino. Este tema se desarrolla en la versión
extendida de este trabajo. 146 En un documento autocrítico de julio 2004, el mismo FMI
acepta haber cometido por los menos ocho graves errores relativos a la crisis argentina.
www.clarin.com 27-07-04 30 Durante la década de los noventa, Argentina fue considerada la
“alumna estrella” de los organismos multilaterales de crédito a pesar del déficit fiscal, que se
cubría gracias a las privatizaciones y a la desintegración de las instituciones. 147 El apoyo del
FMI al régimen de Convertibilidad también quedó reflejado por su generosa política de
préstamos a lo largo de dicha década.148 El FMI siguió prestando a Argentina durante el
verano de 2001, sin advertir del riesgo del default, mientras incitaba a Cavallo a implementar
la ley del déficit cero al mantener expectativas poco realistas.149 Pero los esfuerzos del
ministro de Economía no fueron suficientes para detener la crisis de confianza de la
comunidad financiera internacional, mientras que los argentinos también perdían confianza en
una administración que hacía recortes extremos de gastos en plena crisis económica. 147 Algo
que Horst Kohler, el propio Director General del FMI ha admitido desde entonces. 148 El
informe autocrítico del FMI de julio 2004 resalta que el principal error del FMI fue tratar de
mantener la convertibilidad con financiamiento extra. www.clarin.com 27-07-04 149 Según
declaraciones hechas por él mismo a Corrales (2002) Después de haber apoyado a Argentina a
lo largo de la última década, el FMI cambió súbitamente de filosofía, bajo la influencia del
republicano George W. Bush, recién llegado a la Casa Blanca, y del argumento del “moral
hazard”. 150 Así, a principios de diciembre de 2001, el FMI se negó a desembolsar 1260
millones de dólares a Argentina, que había acordado desembolsar en noviembre y el país se
derrumbó. La nueva política restrictiva del FMI minó la credibilidad del Gobierno argentino
precisamente cuando más le hacía falta. 150 Las palabras de Anne Krueger, subdirectora
gerente del FMI evocan la preocupación del Fondo: “El hecho que el Fondo esté dispuesto a
rescatar es un aliciente para que las instituciones privadas sean imprudentes con sus
préstamos e inversiones” citada en Corrales (2002) 31 “ Desde la perspectiva de Locke, la
autoridad política es transferida por los individuos al gobierno, con el propósito de que
promueva los fines de los gobernados; y si estos fines no son adecuadamente representados,
el juez último es el pueblo-los ciudadanos-, que puede destituir a sus delegados y , si es
necesario, cambiar la forma de gobierno. Las reglas de gobierno y su legitimidad descansan en
el “consenso” de los individuos.” David Held 3.La deslegitimación del Estado y el camino hacia
su reconstrucción 1.La deslegitimación del Estado 1.1 Consecuencias sociales de la receta
menemista La deslegitimación del Estado, hasta entonces encubierta, se manifestó en
diciembre de 2001 con el desplomo definitivo del modelo económico sustentado por Menem y
perpetuado por De la Rúa. Es entonces que las graves secuelas sociales dejadas por el
menemismo salieron a la luz. Si bien en un primer tiempo las reformas económicas y
monetarias realizadas bajo la administración menemista consiguieron el respaldo de gran
parte de la sociedad y en particular del mundo de la inversión y del negocio, en el largo plazo
es precisamente a raíz de la gestión de dichas reformas que el Estado perdería el apoyo de sus
propios ciudadanos. En la actualidad muchos argentinos atribuyen el aumento de la pobreza a
la corrupción y la aplicación de políticas neoliberales a ultranza (permitidas por la debilidad
institucional), en particular la mala gestión de las privatizaciones. Como se verá adelante, es en
gran parte eso que condujo directamente al estallido social de diciembre de 2001.El fracaso de
la Convertibilidad también condujo a la crisis de legitimidad pero de manera menos directa. Así
la combinación, propia del menemismo, de reformas económicas y monetarias deslegitimaron
al Estado en el largo plazo y dejaron, a finales de los noventa, un panorama social desolador.
Menem dejó una tasa de desempleo del 13.8% cuando en 1990 sólo alcanzaba al 7% de la
población económicamente activa. 151 Hasta los años ochenta el desempleo en Argentina
había sido mínimo y los niveles de pobreza habían sido bajos comparado con el resto de
América Latina. Este aumento significativo del desempleo se produjo como consecuencia de
las privatizaciones, de la apertura comercial y de la flexibilización laboral. El mantenimiento de
la Convertibilidad impidió que se revertiese esa tendencia, sobretodo en el sector exportador.
El uno a uno generó también el endeudamiento de la población argentina, debido a las bajas
tasas de interés de los bancos comerciales que acompañaban la baja inflación. Esto se volvería
crítico más tarde con la devaluación. Por otro lado generó una cultura consumista que
desencadenó una verdadera crisis de valores. Mientras tanto, la degradación de los servicios
de salud y educación, fruto de la descentralización, junto con la caída de los salarios,152
contribuyeron a destruir uno de los mayores logros de la 151 EL PAIS 02-12-03 152 En el 2002
el ingreso promedio era un 60% más bajo que en los años setenta. 32 Argentina moderna: la
creación de una fuerte clase media. Apareció una nueva categoría social: la de los “nuevos
pobres”. Las altas tarifas de los servicios privatizados resultaron particularmente duras para
estos hogares de menor ingreso. Es en ese marco que crecieron la pobreza y la desigualdad.
153 El legado del menemismo fue por lo tanto la creación de una sociedad elitista que
funcionaba en dos niveles: los que se beneficiaron de las reformas hechas en los noventa y
mandaron su dinero al extranjero y los se que quedaron perjudicados por ellas. La ironía reside
en que la pobreza aumentó a pesar de la estabilidad de precios y los niveles de crecimiento
económico alcanzados en los noventa. 1.2 La Alianza o la perpetuación del menemismo La
Alianza llegó al poder gracias a un programa centrado en corregir el legado de Menem: los
costos sociales de las reformas de mercado, el estancamiento de la actividad económica, los
abusos de poder y en particular la corrupción. Sin embargo, a pesar de haberse presentado
como una fuerza renovadora, la Alianza perpetuó las políticas neoliberales, aunque el modelo
económico estuviera en crisis desde 1998. Es más, el presidente De la Rúa, conocido por la
debilidad de su carácter, tampoco se atrevió a abandonar la Convertibilidad, tras su campaña
electoral a favor de ella. La elección sucesiva de tres ministros de Economía liberales aseguró
que el equipo económico de la Alianza no tuviera legitimidad. José Luis 153 Si bien la distancia
social entre el 10% más rico y el 10% más pobre era de 15 veces en 1991, en 1999 era de 24
veces. Ricardo Rouvier, analista político, citando cifras del BID en conferencia (2003) Machinea
tenía fuertes vínculos con conglomerados extranjeros de origen europeo,154 en sus dos
semanas como ministro Ricardo López Murphy presentó un recorte drástico de gastos
públicos, que fue muy mal recibido por su partido y finalmente Domingo Cavallo, asociado con
el menemismo, anunció el “déficit cero” el 14 de julio 2001, lo cual significó recortes de
jubilaciones, salarios y transferencias a las provincias en un contexto de recesión en que la
recaudación tributaria era cada vez menor.155 Los niveles de corrupción también se
perpetuaron bajo el nuevo Gobierno. Tras diez meses como vicepresidente de la Alianza,
Carlos “Chacho” Alvarez, líder del Frepaso dimitió siguiendo un escándalo de soborno en el
Senado, vinculado al entonces ministro de Trabajo: un gesto quizás éticamente laudable pero
políticamente erróneo. Carlos Álvarez habla de una doble deslegitimación: no sólo el mercado
considera la política un estorbo, sino que la sociedad ve la política como corrupta.156 La
Alianza reprodujo los mecanismos de la era de Menem contra los que supuestamente debía
luchar. El nuevo Gobierno llegó con la promesa de sanear el PAMI,157 convirtiéndolo, en
palabras de Cecilia Felgueras, interventora del organismo durante el primer año de Gobierno,
en “una cajita de cristal”. Sin embargo, pronto llegaron los escándalos como el nombramiento
del cuñado de la ministra de Desarrollo Social Graciela Fernandez Meijide como interventor de
dicha institución. Asimismo, De la Rúa eligió 154 Julio Nudler en “ Los Reyes del lobby” citado
en www.pagina12.com.ar afirma que Machinea tenía fuertes vínculos con Roberto Rocca,
dueño de Techint 155 Para el déficit cero ver también capítulo 2 156 Citado en Fazio y Alvarez
(2002) (Conferencia 26-07- 2001) 157 También conocido como el Instituto Nacional de
Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados 33 a Menem, recién liberado por la Corte
Suprema, como su principal interlocutor en el peronismo. El descontento popular que culminó
en diciembre de 2001 ya se venía anunciando en el resultado de las elecciones legislativas de
octubre, en las que el voto nulo o blanco representó cerca de 4 millones de votantes158 o más
del 20% del electorado. La Alianza perdió más de 4 millones de votos comparado con las
elecciones legislativas de 1999,159 mientras que las abstenciones alcanzaron cerca de 7
millones. 160 Además, el 50% de los argentinos se pronunció en contra de los partidos
tradicionales. La sociedad civil dio al presidente una última oportunidad al organizar un
encuentro entre líderes políticos, sindicales, empresariales y miembros de la sociedad civil el
19 diciembre de 2001 para intentar detener el estallido de la crisis. Se hicieron dos propuestas
al Gobierno de De la Rúa: una para salir de la Convertibilidad de la manera más ordenada
posible y un plan de choque social para hacer frente al hambre y a las necesidades básicas de
la población. En un gesto que reflejaba la marginación de la ciudadanía de los proyectos
políticos, De la Rúa rechazó esta propuesta bajo el pretexto que “no podía cambiar el rumbo
económico.”161 En su penúltimo discurso a la nación, el presidente reiteró su indisposición a
actuar, algo muy criticado por los medios de comunicación nacionales: “En vez de anunciar la
renuncia de Cavallo y el cambio de medidas económicas o la implementación de un gran plan
de emergencia alimentaria, 158 Escolar, Calvo et al (2002) cifras citadas en Torre (2002) 159
ibid 160 ibid 161 Conversación con Cristina Calvo de Cáritas Argentina (2003) [de la Rúa]
anunció el estado de sitio, la reafirmación de Cavallo y el mantenimiento del modelo. Haya
sido cesarismo o incapacidad, lo cierto es que la gente, y entre ella la mayoría de ellos, sus
votantes, lo sintió como el último insulto que estaba dispuesta a soportar.”162 Estos son los
factores que llevaron al levantamiento popular el 19 de diciembre de 2001, o sea al rechazo de
una farsa política en que los políticos se niegan a escuchar a su electorado y se muestran
indispuestos a actuar dentro de la legalidad. La rebelión social de diciembre de 2001 puede
verse como la culminación de un proceso nacido a principios de siglo, profundizado bajo
Menem y perpetuado por el Gobierno de la Alianza. 1.3 La debacle política y social El
detonante del levantamiento popular fue el anuncio de la restricción a los movimientos de los
depósitos bancarios, conocido como el corralito y finalmente la proclamación del estado de
sitio por el presidente De la Rúa, la noche del 19 de diciembre de 2001. Una gran parte de la
clase media y baja se lanzó a las calles de Buenos Aires y de otras ciudades en el resto del país,
armando cacerolazos en señal abierta de desobediencia civil. La protesta fue recibida con una
represión brutal por el Gobierno, causando por lo menos 30 muertos en todo el país.163
Culminó en la renuncia de Cavallo, entonces ministro de Economía,164 y del presidente De la
Rúa a finales del día 20, lo que daría paso en breve a una crisis institucional en la que se
sucedieron cinco presidentes. 165 Pero si 162 www.pagina12.com.ar 163 Amnistía
Internacional (2002:74) 164 Desde marzo 2001 165 Entre octubre 2000 y agosto 2002 hubo
cuatro crisis de gabinete, dos renuncias 34 el detonante de la rebelión popular que duró dos
días y congregó a varias decenas de miles de personas, era económico, las causas del malestar
eran más profundas, es decir institucionales, políticas y morales. Las movilizaciones sociales
que se intensificaron los días 19 y 20 de diciembre ya se venían anunciando desde un tiempo.
Ya en marzo de 2001, diversos sectores se movilizaron para oponerse al recorte del gasto
público anunciado por el ministro de Economía Ricardo López Murphy, precipitando su
renuncia. Entre julio y octubre el anuncio del plan de déficit cero impulsado por Cavallo
también generó luchas sociales. De hecho en su libro La Protesta, Auyero argumenta que
diciembre de 2001 representa la culminación de un proceso de movilización popular que
llevaba casi una década. El autor explica como la protesta popular surgió a lo largo de los años
noventa en las provincias del interior como rechazo a las políticas neoliberales que hicieron
crecer el desempleo. Esto, junto con las políticas de ajuste y la corrupción generalizada a nivel
de las provincias llevó a varios levantamientos populares, como el “Santiagazo” que fueron
ignorados. Auyero rechaza la teoría generalmente aceptada que el modelo económico
profundizado bajo Menem suscitó poca oposición: “Puede que la efectividad de la protesta sea
mayor si golpea a las puertas de la capital, pero esa no es excusa para no observarla con
detenimiento cuando ocurre en algún remoto rincón del país y sólo es vista por televisión.”166
Estas formas de actuación colectiva se fortalecieron en 1999 ya que al pasar a la oposición, el
presidenciales, una crisis del Senado y cinco ministros de Economía 166 Auyero (2002: 80)
peronismo alentó el debilitamiento del Gobierno de la Alianza. No es casual que las rebeliones
populares del interior en los noventa tuvieran rasgos comunes con las rebeliones de estos
últimos tiempos. Las voces populares del hastío general proclamado contra una clase política
corrupta e ineficiente se parecieron a las consignas lanzadas en diciembre de 2001.167 Lo que
caracterizó al levantamiento de 2001 fue la inusual convergencia entre clases medias y
marginados. La movilización inesperada de las clases medias se unió al movimiento piquetero,
representante de los desempleados frente al silencio de los sindicatos. El movimiento existía
ya desde finales de los ochenta pero reapareció en 1996, fruto del desempleo y de la
desesperación. Los piqueteros emplearon medidas radicales como los cortes de rutas y las
barricadas para pedir trabajo y alimentos. También se unieron a la rebelión organizaciones de
derechos humanos, trabajadores, profesores, pequeños productores y pequeños comerciantes
afectados desde tiempo atrás por la crisis económica.168 En el marco de la crisis se crearon
nuevos movimientos sociales, particularmente las asociaciones de barrio que surgieron en
Buenos Aires como consecuencia natural de los cacerolazos del 19 de diciembre y luego se
extendieron al resto del país. Aunque se encontraban en su mayoría en zonas de clase media,
tenían la simpatía de un 80% de la población, mientras que los 167 “Nosotros queríamos
entrar para correr a todo el mundo, no queríamos que nadie quedara ahí. [...] Y así es que yo
entré a la Casa del Gobierno... Mi objetivo era subir al despacho del gobernador y tomar la
bandera” un manifestante citado por Auyero (2002:53) 168 Roy Hora en Conferencia (2003) 35
piqueteros no contaban con tal apoyo.169 A partir de cierto momento, las asambleas se
centraron más bien en problemas concretos del barrio, reemplazando el Estado donde fallaba,
al reconvertir locales inusitados para montar comedores populares o al abrir consultorios
médicos gratuitos para desempleados. Hasta el mes de marzo de 2002, las asambleas barriales
desempeñaron un papel fundamental en organizar los cacerolazos.170 Pero si al inicio las
asambleas atraían a cientos de asistentes, ya en abril de 2002 la cifra de asistencia se había
reducido a decenas. En un primer tiempo, los grupos sociales que se manifestaron
abiertamente como resultado de la crisis representaron una amenaza a la legitimidad de los
partidos políticos. Canalizaron sus demandas por grupos paralelos a los partidos políticos
lanzando la ahora famosa consigna antipolítica: “ ¡Que se vayan todos!” Si en febrero de 2000,
el 72% de los argentinos opinaba que sin partidos políticos no podría haber democracia, en
febrero de 2002, era sólo el 52%.171 Este dato deja entrever un cambio en la mentalidad
argentina, que empezó a interesarse por otros modos de representación democrática. Las
palabras de José Abelli, fundador del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas ilustran
bien estas cifras: “ Como ni los partidos políticos, ni los sindicatos ni el Gobierno nos
representan, decidimos crear el movimiento para ser solidarios con los otros trabajadores que
estaban en la misma situación y negociar con el Estado.”172 169 Pereyra (2003:149/150) 170
Pereyra (2003:158) 171 latinobarometro 2002 172 El PAIS, 23-04-03 Algunos políticos
sostienen que estas organizaciones no lograron estructurarse políticamente y que los partidos
recuperaron su legitimidad cuando el electorado se dio cuenta que las asambleas no resolvían
sus problemas.173 Mientras tanto, en los círculos académicos se argumenta que si bien los
piquetes, cortes de calle, la toma de edificios, los campamentos en lugares simbólicos, el
ataque a personajes políticos ejemplificaban una forma de protesta más directa que en otros
momentos, para llamar la atención de las autoridades por medio de la fuerza, estas actuales
formas de protesta social revelaban precisamente la debilidad de los nuevos actores que la
protagonizaban.174 Por su parte, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo sostenía
a finales de 2003 que “La sociedad civil no quiere tanto el poder formal sino una democracia
operativa que le resuelva los problemas. La crisis argentina demostró que muchas ONGs no
querían ser más que ONGS.”175 De hecho las propias Organizaciones No Gubernamentales
admitían que la sociedad civil estaba muy fragmentada, que sus demandas a veces se oponían
entre sí y que la multiplicidad de ONGs no significaba que la sociedad civil estuviera
organizada.176 Así, varios sectores de la sociedad han sugerido que esta amenaza social fue
una falsa alerta. En todo caso, el panorama político ha cambiado menos de lo que parece ya
que, de toda esta movilización ciudadana, no han surgido 173 Entrevista con Gerardo Morales,
Senador de la Nación (2003 174 Roy Hora en conferencia (2003) 175 Carmelo Angulo (PNUD
Argentina) en conferencia (2003) 176 Conversación con Cristina Calvo de Cáritas Argentina
(2003) 36 líderes que hayan podido presentarse con peso ante las elecciones.177 A pesar de
todo, este despertar de la participación ciudadana puede ser considerado una manifestación
positiva. Demostró que Argentina tiene un capital social con capacidad de adaptación al
cambio, que se manifestó en esfuerzos de reconstrucción de lazos sociales, de voluntad y
participación en actividades innovadoras que pueden contribuir a reforzar la calidad de la
democracia. Volvió a surgir la cultura creativa del inmigrante; y la sociedad, abandonada por el
Estado, fue organizándose sola por iniciativas como el trueque y la toma de fábricas por
trabajadores desempleados. Estas agrupaciones sociales reflejaron el dinamismo de la
solidaridad al nivel local en una sociedad conocida por su creciente individualismo. También
demostraron su voluntad y capacidad de resolver problemas coyunturales mientras
denunciaban, frente a la clase política, las lagunas existentes en las políticas sociales. 1.4 Un
profundo malestar El surgimiento de grupos paralelos a los partidos políticos se enmarcó
dentro de la crisis de representatividad de las instituciones del Estado argentino. El Informe de
Desarrollo Humano 2002 del PNUD revelaba que existía el sentimiento de que las instituciones
y los líderes se habían alejado de la búsqueda del bien común y se habían distanciado de la
representación y defensa de los intereses sociales legítimos. En febrero de 2002, un 78% de los
argentinos encuestados opinaba que hacía falta una gran mejora de la calidad de la política y
los políticos nacionales,178 un 90% desconfiaba del 177 Carmelo Angulo en conferencia (2003)
178 PNUD (2002) Congreso y del Poder Judicial y un 92% desconfiaba del Gobierno.179 Esta
desconfianza se extendió al mismo sistema democrático. Las encuestas revelaban que sólo un
8% de los argentinos se declaraban satisfechos con ella, y hasta un 47% decía que no le
importaría que llegara al poder un Gobierno no democrático si pudiera resolver los problemas
económicos y dar trabajo a todos.180 Así, para muchos argentinos, la democracia significaba
tener un empleo y una vida digna más que el voto libre. El hecho que el proceso de
democratización haya coincidido con un período de abrupta reforma económica y monetaria
con altos índices de corrupción, de cierta manera explica que la gente se volviese en contra de
la política y buscase un Gobierno que respondiese a sus problemas, aunque sea por vías más
autoritarias.181 Sin embargo, si bien en Argentina hubo rumores de un golpe de Estado
cuando se sucedieron cinco presidentes en diciembre de 2001, está generalmente aceptado
que las Fuerzas Armadas, desacreditadas tras la última dictadura, no tenían la intención de
volver a tomar el poder. Asimismo, el hecho que un 65% de la población considerase que la
democracia era preferible a cualquier otra forma de gobierno subraya la confusión y hasta las
contradicciones que tales asuntos generaban en la mente de muchos argentinos. Así, a pesar
de la deslegitimación institucional y del sistema democrático, está generalmente aceptado que
los argentinos deseaban un cambio profundo dentro de la legalidad democrática. El debate
giraba 179 Latinobarometro 2002 180 Latinobarometro 2002 181 Los resultados de dichas
encuestas en Argentina son compatibles con las conclusiones del informe del PNUD sobre
Democracia en América Latina, 2004 37 más bien alrededor de la calidad de la democracia. La
crisis abarcó también a las instituciones no estatales, como la prensa o las empresas privadas,
los sindicatos, siendo la Iglesia la institución que disfrutaba de una mayor confianza en
Argentina y en el resto del continente. Así la crisis implicó no sólo a los políticos sino a la clase
dirigente en general. Esta deslegitimación de las instituciones se manifestó en la sociedad por
el culto de la trasgresión, una crisis de valores que se tradujo en la reducción de la confianza
interpersonal. En palabras de Daniela Challu, trabajadora social: “La gente, cansada de ser
siempre estafada, comienza a utilizar la misma estrategia del Gobierno. Con su conciencia
tranquila, modifican los contadores de luz, agua y gas para pagar menos.”182 Es una opinión
compartida por el analista político Ricardo Rouvier: “Los problemas en Argentina están
imbricados dentro de lo que son las prácticas sociales habituales. Hay reglas de
funcionamiento fuera de la ley que se han convertido en parte de la ley.”183 Así una clase
dirigente irrespetuosa de la ley ha servido de ejemplo para el resto de la ciudadanía. Pero cabe
señalar que los dirigentes son también el reflejo de la sociedad que los elige. Así, a pesar del
descontento generalizado con la clase política, la mayoría de los líderes sean gobernadores,
intendentes, diputados provinciales o nacionales fueron reelegidos a finales del año pasado.
En poco tiempo, la sociedad argentina pasó del “¡Que se vayan todos!” a un “más vale malo
conocido que bueno por 182 Entrevista con Daniela Challu, trabajadora social argentina (2003)
183 Ricardo Rouvier en conferencia (2003) conocer”. Esta paradoja refleja quizás un miedo al
verdadero cambio. En todo caso, de esto se puede deducir que la debilidad institucional, la
falta de legitimidad del Estado y el malestar social se han mantenido mutuamente en una
suerte de círculo vicioso. 184 Es dentro de ese marco de una desconfianza generalizada que la
crisis exacerbó la deslegitimación de los partidos políticos. En febrero de 2002, hasta un 95 %
de la población desconfiaba de los partidos políticos.185 Si bien tal desconfianza no es un
fenómeno nuevo ni exclusivo de Argentina, el porcentaje en este país se encuentra por encima
de la media latinoamericana y es ciertamente alto para un país democrático. Las últimas
elecciones presidenciales del 27 de abril de 2003 fueron marcadas por la división interna de los
partidos tradicionales y el desplome del bipartidismo, que había protagonizado la vida política
argentina desde 1945.186 La presentación de tres candidatos peronistas y tres candidatos de
pasado radical puso en evidencia esta crisis ideológica. A su vez, la izquierda minoritaria
presentó cuatro candidatos y la ultraderecha acudió fraccionada también con tres candidatos.
En total, los aspirantes a la presidencia fueron 18. Aunque los tres candidatos del Partido
Justicialista reivindicasen el pensamiento de Perón, la candidatura neoliberal de Carlos Menem
se opuso a la de Néstor Kirchner, representante, implícitamente, de una izquierda moderada y
al populismo de Adolfo Rodríguez Saá. De hecho los tres candidatos tuvieron que prescindir de
184 Es un tema recurrente en la historia argentina. 185 Latinobarometro 2002 186 Esto se
debe en particular a la aparición de terceras fuerzas y al debilitamiento del radicalismo. 38 las
siglas del PJ y encabezar partidos distintos. El peronismo, que algunos consideran el fenómeno
más importante para Argentina del siglo XX, entró en crisis. Su división radicaba en la
enemistad entre Eduardo Duhalde, ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires y Carlos
Menem. Este último, con un 24% de los votos se retiró de la segunda vuelta de las últimas
elecciones presidenciales en un intento de quitarle legitimidad a Kirchner, apoyado por
Duhalde. Kirchner tuvo que tomar el poder con sólo el 22% de los votos obtenidos en la
primera vuelta. Irónicamente las elecciones culminaron en una lucha entre dos representantes
del peronismo, lo cual puede todavía presagiar malos tiempos para la unidad del partido.
Menem decidió retirarse de la segunda vuelta, mecanismo que él mismo había puesto en
marcha por medio de la reforma constitucional de 1994, ya que tenía en su contra cerca de la
mitad del electorado. Las elecciones se convirtieron por lo tanto en un plebiscito alrededor de
la figura del expresidente. Mientras tanto, la Unión Cívica Radical, el partido de más larga
trayectoria en Argentina quedó desacreditado por el fracaso del Gobierno de la Alianza. Los
propios miembros del partido radical admiten que De la Rúa estuvo equivocado en no producir
cambios tras el menemismo porque el electorado asocia ahora el radicalismo con el fracaso de
las políticas de los años noventa. Si bien la pérdida de votos de la UCR se remonta a los años
ochenta,187 siguió con la creación del Frente Grande a principios de los noventa. Ya en las 187
La crisis de representación se puede vincular en muchos países de América Latina con el
agravamiento de los problemas económicos a partir de 1988 que provocaron una frustración
con los partidos de la transición a la democracia elecciones presidenciales de 1995, el
radicalismo obtuvo sólo un 16.4% de los votos frente a un 28.2% para el Frepaso seguidor del
Frente Grande y un 47.7% para Menem.188 En 1997, la UCR se unió al Frepaso para crear la
Alianza, en vista de ganar las elecciones de 1999. Pero la Alianza profundizó las divisiones
internas dentro del partido radical. Notablemente Alfonsín se volvió en contra del ministro de
Economía Machinea por, entre otras cosas, mantener la Convertibilidad. Posteriormente, el
partido radical fue el primero en pedir la dimisión de Ricardo López Murphy que tan sólo duró
dos semanas como sucesor de Machinea.189 En el 2003, la UCR también tuvo sus propias
luchas internas. Los dos candidatos a la presidencia, Rodolfo Terragno y Leopoldo Moreau, se
acusaron mutuamente de fraude y el partido tuvo que sufrir sucesivas renuncias de su
presidente. En las últimas elecciones presidenciales, Leopoldo Moreau obtuvo sólo un 2% de
los votos. Ya antes de la crisis el ex ministro Ricardo López Murphy y la ex diputada Elisa Carrió
se habían escindido del partido para formar sus propios partidos de centro derecha y centro
izquierda respectivamente. En la actualidad el partido sufre la ausencia de un liderazgo
potente que genere credibilidad. A pesar de la reelección de Angel Rozas, ex gobernador de
Chaco como jefe del partido, se dice que todavía vive en la sombra del ex presidente Alfonsín.
También ha habido graves discrepancias entre las diferentes corrientes del partido con
respecto a temas tan importantes como la anulación de las leyes de punto final y de
obediencia debida y los intentos de Kirchner de procesar a los jueces adictos a Menem. 188
Torre (2002: 6) 189 Corrales (2002:8) 39 Mientras tanto, las confesiones de Mario Pontaquarto
Secretario Parlamentario de la Cámara Alta acerca de los sobornos que se hicieron a senadores
del PJ y de la UCR bajo la presidencia de De la Rúa, no hicieron más que reabrir una época
dolorosa que la UCR quisiera sin duda olvidar. En suma, la crisis se manifestó por una falta de
confianza en el Estado. El fracaso de las reformas de los noventa, propiciado por la debilidad
de las instituciones argentinas, profundizó la crisis institucional que se manifestó por la división
de los partidos tradicionales y una ruptura del bipartidismo. Así la crisis argentina presentaba
todos los ingredientes de un círculo vicioso difícil de romper. Esta crisis de los partidos
tradicionales ha reflejado la necesidad de crear nuevos partidos además de renovar los ya
existentes para que se adapten a las necesidades de una ciudadanía que pide cambios. En
palabras de Carmelo Angulo, Representante Residente del PNUD en Argentina: “Frente al que
se vayan todos, la pregunta es quienes los van a sustituir?”190 Sin embargo, a pesar de que las
bases electorales de los partidos tradicionales hayan venido erosionándose desde 1983, y que
el voto sea cada vez más condicionado por factores coyunturales, y menos por la pertenencia
partidaria del electorado, la creación de nuevos partidos ha sido lenta y difícil. En las últimas
elecciones presidenciales, RECREAR, el nuevo partido liberal de Ricardo López Murphy ganó un
16.3% de los votos. Mientras tanto, la campaña anticorrupción de Elisa Carrió, líder del ARI,
logró un 14.2%.191 Pero ante todo, 190 Carmelo Angulo en conferencia (2003) 191 Esto
representa un porcentaje meritorio si se considera que el partido fue creado en 2001 y se negó
a recibir financiamiento de empresas a estos nuevos partidos les resulta particularmente difícil
competir con los partidos tradicionales que tienen redes clientelares establecidas. Es más el
sistema de representación proporcional favorece a las provincias pequeñas, donde suele tener
éxito el PJ. La creación de coaliciones parecía ser una alternativa. El Frepaso, coalición de
izquierda, liderada por Carlos Chacho Alvarez, formó la Alianza con la UCR para poder competir
con el peronismo en las elecciones de 1999. Pero dicha coalición estaba predeterminada al
fracaso, sobretodo con la elección Fernando De la Rúa, un hombre conservador y sin capacidad
de liderazgo, como presidente. La Alianza sufrió muchas peleas internas que culminaron en la
crisis institucional que hoy conocemos. Mientras tanto, en San Salvador de Jujuy los habitantes
declaman que “Aquí los políticos no han cambiado. Intercambian los roles, pero todos siguen
siendo los mismos.”192 Esta opinión popular ilustra que Argentina sufre una falta de
renovación política, característica de un Estado débil. 2. El largo camino hacia la reconstrucción
2.1 Duhalde y la transición: una deslegitimación necesaria? A pesar de haber perdido las
elecciones presidenciales de 1999 y de sus supuestos vínculos con el narcotráfico, el 1 de
enero de 2002 Eduardo Duhalde fue elegido presidente por dos años por la Asamblea
Legislativa y no por la ciudadanía. El ex vice- presidente de Menem se encargaría de poner fin a
la Convertibilidad y devaluar el peso para relanzar la economía por medio de las privadas. La ex
diputada es reconocida por su informe denunciando el lavado de dinero bajo la gestión de
Menem, pero la acusan de no tener un plan de Gobierno definido. 192 EL PAIS, 04-12- 2003 40
exportaciones. Esta devaluación fue profundizada por la pesificación de la economía: el peso
pasó de valer 1 dólar a valer apenas 25 centavos de dólar, para volver a estabilizarse alrededor
de 33 centavos de dólar al cabo de un año. A partir de aquel entonces, los depósitos y deudas
bancarias contraídos en dólares se pagarían en pesos devaluados, medida que arrojó a una
proporción importante de la población en la pobreza. Asimismo, frente al impacto inflacionario
y al reducido aumento de los salarios, los salarios reales cayeron en promedio un 30%.193
Duhalde también lanzó la Ley de Emergencia Económica que prohibía toda indexación de
tarifas y permitió al poder ejecutivo establecer los precios de determinados bienes,
suministros y servicios en defensa de los intereses de consumidores e usuarios, una medida
que naturalmente fue mal recibida por las empresas privadas. Muchos criticaron entonces a
Duhalde por haber mantenido el corralito financiero, una medida de dudosa constitucionalidad
que debilitó aun más el sistema bancario y también el imperio de la ley.194 Se argumentó que
dicha destrucción de los derechos de propiedad llevó a grandes empresas a la bancarrota.
Duhalde no sólo pesificó los créditos por medio del decreto 214, sino que suspendió los juicios
contra el corralito por 180 días, lo cual fue considerado un abuso de autoridad. Para algunos,
estos elementos, añadidos a la aceleración de la inflación y el cambio súbito de los precios
relativos contribuyeron a la incertidumbre y falta de legitimidad institucional. Es cierto que las
medidas emprendidas por el Gobierno de transición 193 Dato de Domingo Cavallo en
conferencia (2003) 194 Waisman (2003:225) profundizaron la crisis hasta que la economía
tocara fondo. Además, la devaluación la pesificación y el corralito suscitaron miles de juicios
contra el Estado argentino por parte de individuos reclamando sus ahorros. Pero también se
argumenta que, por duras que fueran, estas medidas eran necesarias para frenar la huida de
dólares y en el largo plazo relanzar la economía. Jorge R. Vanossi, ministro de Justicia bajo
Duhalde y firmante del decreto 214 afirma que volvería a firmarlo sin remordimiento. La
alternativa era de cerrar todos los bancos que no pudieran pagar y estatizar la deuda
privada.195 Está claro que tales medidas solamente podían haberse realizado por un Gobierno
de transición. Por otra parte, en enero de 2002, el Gobierno de Duhalde convocó una mesa de
diálogo con diversos sectores de la sociedad para fomentar un consenso nacional y el
desarrollo de nuevas políticas sociales para hacer frente a la emergencia y superar la falta de
credibilidad de las instituciones. Es a raíz de dicha Mesa de Diálogo organizada por la
Conferencia Episcopal Argentina y el PNUD que se lanzó el Programa de Jefas y Jefes de Hogar
Desocupados en abril de 2002. Sin embargo, muchos de los objetivos planteados por la mesa
de diálogo bajo el Gobierno de transición no fueron alcanzados, debido a la convocatoria
adelantada de las elecciones presidenciales y la llegada a la presidencia de Néstor Kirchner. 2.2
El estilo K. o el anti menemismo En sus primeros meses en el poder, Néstor Kirchner, candidato
apoyado por Duhalde, tomó pasos importantes para remediar la falta de legitimidad del
Estado. De hecho, muchas de sus 195 Vanossi en conferencia (2003) 41 medidas se opusieron
directamente a las políticas implementadas por Menem. En vista de la estrecha base electoral
con la que Kirchner accedió a la presidencia el 25 de mayo de 2003, con seis meses de
antelación, el apoyo público del que disfrutaba poco después podía sorprender. Kirchner tenía
todo en su contra: el reto inmenso de reconstruir un país en ruinas tras más de cuatro años de
crisis económica y sobretodo el reto de establecer la legitimidad de un Estado que había ido
debilitándose a lo largo del siglo XX. Los medios de comunicación anunciaban su victoria en las
elecciones con mal augurio: “ El Señor Kirchner ha asumido el cargo pero todavía no está en el
poder.”196 Hasta la llegada de Kirchner, la sociedad argentina no había logrado proponer un
candidato en él que creyese. Al menos en un principio, el nuevo presidente suscitó la unidad
nacional argentina, logrando un 79% de aprobación ciudadana.197 Ni Alfonsín en 1983 ni
Perón en 1946, ni el propio Menem alcanzaron el nivel de popularidad de Kirchner, hasta hace
poco, conocido sólo por su administración de la provincia escasamente poblada de Santa Cruz.
Tras el nihilismo absoluto del “¡Que se vayan todos!”, la sociedad argentina otorgó una
legitimidad sin precedentes al nuevo presidente. Algunos atribuyeron el fuerte apoyo
ciudadano de Kirchner a una necesidad de creer en algo. Otros opinaron que “el pinguino”198
respondía precisamente al conflicto interno de los argentinos: entre un deseo de 196 The
Economist, 24-05-2003 (Traducción propia) 197 Datos de agosto de 2003. En la actualidad se le
atribuye un 60% de aprobación ciudadana. The Economist (31-07- 2004) 198 Kirchner es
llamado así por ser originario de Patagonia. renovación y un aferramiento al peronismo. Sin
embargo, el mismo Kirchner se esforzó por dar credibilidad a su Gobierno por medio de
medidas concretas. Las primeras reformas del presidente incluyeron el retiro de todos los
oficiales del Ejército y la Marina relacionados con la guerra sucia y el despido de la cúpula
corrupta de la Policía Federal. En un gesto histórico, Kirchner anuló el decreto del ex
presidente De la Rúa que impedía la extradición de militares solicitados en Europa por
violaciones de derechos humanos durante la última dictadura (1976-1983). También se
derogaron las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, abriendo la posibilidad de procesar a
estos mismos militares en Argentina. Desde entonces se ha declarado la inconstitucionalidad
de dos de los diez decretos firmados por Menem en 1989 y 1990 que permitieron la puesta en
libertad de militares condenados o procesados.199 La mayoría de los argentinos apoyaron esta
reapertura de las investigaciones relativas a los crímenes perpetrados bajo la dictadura.
Kirchner también emprendió la reforma de la Corte Suprema de Justicia. Tres de los jueces
corruptos designados por Menem dimitieron y un cuarto fue destituido tras un juicio político.
Es más, se introdujo un nuevo mecanismo para la aprobación de los nuevos jueces nombrados
por el presidente. Estos deben ahora ser aprobados por el 199 Es más, en un gesto significativo
para conmemorar el 28 aniversario del golpe militar en mayo, Kirchner pidió perdón a las
víctimas del terrorismo de Estado. También anunció que la Escuela de Mecánica de la Armada,
donde unas 5000 personas fueron detenidas y torturadas, sería transformado en museo. Esta
noticia causó gran polémica en las filas militares y algunos del mismo Partido Justicialista. 42
Senado después de una consulta pública.200 Asimismo Kirchner pidió la extradición del ex
Embajador de Irán supuestamente implicado en el caso del bombardeo de la AMIA, sede de la
comunidad judía en 1994. Anunció que los documentos relacionados con dicho caso y con el
atentado contra la Embajada Israelí en 1992 se harían públicos.201 Todas estas medidas
buscaron revertir medidas tomadas bajo el menemismo.202 Mientras tanto, en los últimos
meses una veintena de funcionarios y miembros del Gobierno de Menem han sido procesados
o investigados por su participación en presuntos delitos; entre otros María Julia Alsogaray por
enriquecimiento ilícito.203 Un juez federal hasta dictó una orden de captura internacional
contra el propio Carlos Menem. Kirchner parece, por lo tanto, decidido en fortalecer las
instituciones y luchar contra la impunidad, pasos imprescindibles para asegurar la
gobernabilidad de su país. Por otro lado, en junio de 2003 el presidente lanzó un plan contra la
evasión fiscal y dos meses más tarde puso en marcha el “Fuero Penal Tributario” para juzgar a
los evasores de impuestos. Las reformas contemplan la modificación del Código Penal para
aumentar las penas a los que cometan delitos fiscales. 200 The Economist 05-06-04 201 Desde
entonces el Tribunal Oral Federal absolvió a todos los imputados supuestamente por falta de
pruebas. Al mismo tiempo se acusó al juez Juan José Galeano, apartado del caso en el 2003, de
soborno, extorsión y presentación de falsas pruebas. Es probable que sea sometido a juicio
político. 202 Ver capítulo 1 203 Ver capítulo 2 para su papel en la privatización de Entel. En el
terreno económico, Kirchner pretende seguir un camino de equilibrio entre la economía de
mercado y una mayor intervención del Estado. A principios de enero de 2004, el ministro de
Economía Roberto Lavagna anunció un plan de reactivación económica de mediano plazo. Este
plan, que busca fomentar el desarrollo de nueve sectores industriales,204 contrasta con las
políticas neoliberales de la era menemista. Mientras tanto, el Gobierno está llevando a cabo
negociaciones con las empresas de servicios públicos privatizados durante los noventa.
Kirchner las acusó de haberse aprovechado de las políticas económicas de Menem, sacando
ganancias extraordinarias en los años noventa a costa de un modelo económico que
empobrecía a la mayoría de la población. Las mismas empresas que se aprovecharon del vacío
institucional existente en los años noventa reclaman ahora la falta de seguridad jurídica. El año
pasado Telefónica, Endesa, Gas Natural y otras empresas privatizadas demandaron al Gobierno
argentino frente al Banco Mundial por impedir la subida de tarifas que quedaban congeladas
desde enero de 2002. El Gobierno de Kirchner argumentó que un aumento de las tarifas
hubiera incrementado el número de pobres en Argentina en tres millones.205 204 Los nueve
sectores son la madera y el mueble, la tecnología del gas como combustible de los vehículos, el
software y los servicios informáticos, la biotecnología, la maquinaria agrícola, las pieles y sus
manufacturas, el textil y la indumentaria, los materiales para la construcción civil y por último
las industrias culturales como el cine, la televisión y los libros. EL PAIS 04-01-03 205 Leonardo
Madcur, Secretario de Coordinación del Ministerio de Economía de la República Argentina en
conferencia (2003) 43 Efectivamente el bajo nivel de los salarios hacía que un aumento de las
tarifas para los consumidores domésticos fuera poco realista. 206 Sin embargo últimamente
Kirchner ha dejado entrever una mayor flexibilidad en su relación con las empresas
privatizadas. Después de haber criticado a Repsol YPF por su insuficiente inversión en gas,207
tema que se volvió particularmente delicado frente a la crisis energética que conllevó a un
crecimiento económico más lento en el segundo cuarto, el Gobierno autorizó el incremento
del precio del gas y de la electricidad.208 Non obstante, el Gobierno también parece decidido
en proteger a los más pobres. El pasado mes de mayo, presentó un proyecto de ley que
establece que las tarifas sólo podrán subir tras un encarecimiento de los costes.209 Dicho
proyecto también establece subvenciones para los indigentes. Asimismo se han subido las
retenciones a la exportación de petróleo crudo para proteger al consumidor frente a la alza del
precio doméstico del combustible. Por otra parte, el Gobierno ha llegado a un acuerdo con
Aguas Argentinas210 para que incremente sus inversiones en el país. El año pasado era una de
las empresas más cuestionadas por incumplimiento de servicios por tener 206 A principios de
año, el salario mínimo legal equivalía a 99 Euros, frente a los 203 que se requerían para llenar
la cesta básica familiarEL PAIS 06-06-2004 207 El mundo de los negocios sostenía que el
mantenimiento de tarifas bajas era un obstáculo a la inversión, frente a una demanda
energética creciente. 208 Esto se produjo a principios de mayo 209 EL PAIS 19-09-04 210
Controlada por la francesa Suez y participada en un 25% por Aguas de Barcelona (Agbar) una
relación directa con la sanidad pública.211 A pesar de estos logros las negociaciones de los
contratos avanzan lentamente. El Gobierno no cumplió su promesa contraída con el FMI de
finalizar la renegociación de la mayoría de los 63 contratos en junio de 2004. De hecho aún en
septiembre, menos de un tercio de los contratos se habían cerrado.212 Kirchner también ha
mantenido una posición firme frente al FMI en materia de finanzas. El 10 de septiembre de
2003, el Gobierno argentino firmó un acuerdo para refinanciar 21.091 millones de dólares de
vencimientos de capital con los organismos internacionales, a pagar en los próximos tres años.
Kirchner fue conforme con su discurso de posesión, en el que anunció que pagaría la deuda
externa, pero no a costa del desarrollo nacional. El acuerdo fue visto como una victoria para
Argentina, sobretodo que no se refirió a la subida de tarifas ni a una compensación a los
bancos por los depósitos que tuvieron que devolver en dólares. El Gobierno se comprometió a
un superávit fiscal primario213 del 3% del PIB para el año 2004 y a una inflación del 7.4%. Tras
la firma del acuerdo, Argentina pagó los 2.900 millones de dólares que debía abonar al FMI el
día anterior. El pago de la deuda había quedado bloqueado desde el mayor default de la
historia en diciembre de 2001.214 Desde entonces, 211 Explica Gustavo Simeonoff, encargado
de la renegociación de los contratos públicos en Argentina. En conferencia (2003). 212 Esto se
debe en parte a la falta de acuerdo entre Kirchner y Lavagna. Este último opta a favor de la
disolución del organismo de renegociación de los contratos (UNIREN) y de una alza de las
tarifas 213 Es decir antes del pago de intereses 214 Algunos ven este nuevo acuerdo como
demasiado generoso pero cabe subrayar que, a 44 el 9 de marzo de este año Argentina
también hizo efectivo el vencimiento de más de $3 mil millones. En la actualidad, se ha
postergado la tercera revisión del programa firmado con el FMI hasta fines de 2004. Si bien el
Gobierno argentino ha sobrepasado sus metas fiscales, a los ojos del FMI quedan varios
asuntos pendientes que resolver. Mientras tanto, la reactivación económica ha sido fuerte. En
el 2003 la economía creció un 8.7%,215 fomentada por el alza en las exportaciones y el
consumo interno y se prevé que crezca por lo menos un 7% en el 2004.216 Hasta la fecha la
tasa de inflación ronda el 4.8% y las tasas de interés son bajas.217 La actividad en diversos
sectores industriales como el textil, la metalmecánica, materiales para construcción y en la
agricultura ha aumentado desde la llegada de Kirchner al poder. Por otra parte, en numerosos
sectores las exportaciones se han visto beneficiadas por el abandono del régimen de
Convertibilidad.218 La soja en particular ha logrado cosechas récord en los últimos tiempos,
multiplicando su participación en el comercio exterior. El turismo es otro sector que se ha visto
beneficiado por la devaluación del peso. A raíz de esto, Argentina ha sobrepasado de lejos la
meta de un superávit fiscal del 3% del PIB para diferencia de otros países como Brasil o
Turquía, Argentina no está recibiendo dinero fresco del FMI ni del Banco Mundial. El dinero
que recibe es para cubrir deudas pendientes. 215 La segunda tasa más alta del mundo detrás
de China según el Financial Times 29/03/04 216 Cifras del Gobierno citadas en www.clarin.com
21-10-04 217 Las tasas de interés a corto plazo rondan el 5.63% al año. The Economist (16-10-
2004) 218 La industria de la madera y el mueble, el software, la industria textil... 2004
acordado con el FMI. 219 No sólo la recaudación tributaria ha sido récord en los últimos
meses, debido en gran parte al incremento de los impuestos a las exportaciones, sino que el
gasto ha sido menor al presupuestado para este año. Esto ha dado pie a que los tenedores de
bonos apoyados por el FMI reclamen al Gobierno argentino que aumente el superávit fiscal
primario para 2004. Si bien los pasos de Kirchner a lo largo de su primer año en el poder han
dado fruto, existen todavía muchos obstáculos por superar, antes de que el presidente pueda
proclamar victoria. También existen elementos del “estilo K” dignos de ser cuestionados. 2.3 El
estilo K o la misma canción de siempre? Kirchner tendrá que demostrar una gran habilidad
para seguir manteniendo el apoyo de su electorado, sin perder la confianza del FMI y de otros
acreedores. Queda sin resolver el problema de la reestructuración de la deuda privada, en
suspensión de pagos desde diciembre de 2001. En las reuniones del FMI de septiembre de
2003 en Dubai, Argentina reveló una propuesta de reducir el stock de deuda privada vencida
en un 75% ( de $94.300 millones a $23.575 millones.)220 Los acreedores, que van desde
jubilados hasta grandes fondos de inversión, acusan al Gobierno argentino de mala fe al
avanzar propuestas poco realistas. Algunos “fondos buitres” en Estados Unidos, han
demandado al Gobierno y embargado bienes inmuebles argentinos, mientras que muchos
otros han armado asociaciones de presión política. 219 En los primeros cuatro meses de 2004
Argentina tenía un superávit fiscal primario de un 6.35% del PIB. 220 www.ELPAIS.es
13/10/2003 45 El hecho que la mayor parte de la deuda contraída con acreedores privados ($
87 050 millones) esté en manos de múltiples tenedores de bonos221 en siete monedas
distintas, bajo cinco jurisdicciones complica aún más el proceso de reestructuración. Una vez
más, el Gobierno argentino se encuentra entre la espada y la pared, entre cumplir con sus
compromisos externos y escuchar a su electorado. Si bien desde marzo el gobierno de Kirchner
ha suavizado su posición y nombrado a cuatro bancos de inversión como consultores en las
negociaciones, la discusión está lejos de finalizar. En junio, Lavagna hizo la propuesta más
generosa de tomar en cuenta unos 18 mil millones de dólares de intereses vencidos. Pero
también fue rechazada por los acreedores, que acusan al Gobierno de oponerse al diálogo. En
la actualidad queda por ver si la Comisión de Valores de los Estados Unidos aprueba la última
propuesta, hecha por Lavagna, de canjear los bonos en default por nuevos bonos.222 El futuro
de Kirchner y su reputación en el extranjero bien puede depender de ello. Mientras tanto, el
sistema financiero presenta antiguos y nuevos problemas. Muchos empresarios poseen
todavía una gran cantidad de fondos en el extranjero, que les dan una capacidad de
autofinanciamiento sin recurrir al sistema.223 Por otro lado el sistema bancario ha tenido
serias dificultades para recuperarse de la crisis. Los créditos que representaban el 23% del 221
Argentinos, italianos, japoneses y alemanes 222 Esta incluye “un menú de tres bonos, una
quita de entre el 58% y el 62% y una refinanciación de hasta 42 años” pero esencialmente se
diferencia poco de la oferta previa. www.clarin.com 12-10-04 223 Se estima que los argentinos
tienen unos 100 mil millones de dólares en el extranjero (The Economist 05/06/04) PIB antes
de la crisis en la actualidad representan sólo el 9% del PIB.224 Si bien en el marco de la crisis,
los argentinos han aprendido a seguir creciendo sin tener acceso al crédito, esencialmente al
reinvertir sus ganancias, Argentina necesitará crédito para poder crecer. Mientras tanto, los
bancos privados siguen reclamando la devolución de millones de dólares para compensar por
el dinero perdido tras la pesificación. Los depósitos han crecido de manera considerable desde
mediados de 2002, lo cual refleja un incremento de confianza. Algunos sugieren incluso que
han superado el nivel que tenían previamente al derrumbe económico225 pero hasta un
54.7% de ellos son de corto plazo.226 Queda también por ver si el Gobierno logra volver a
ganar la confianza de los inversionistas extranjeros que consideran con recelo los discursos
populistas del presidente. Kirchner tiene además el reto de consolidar la lealtad de su
electorado: en primer lugar la de los más marginados. La política de derechos humanos y la
voluntad de regenerar la democracia han sido fundamentales para reconstruir la confianza
entre Estado y ciudadanía, haciendo constancia del talento político del presidente, pero puede
que haya desviado la atención de problemas más apremiantes de la realidad argentina.
Kirchner debe luchar contra una desigualdad reflejada por la existencia de una pequeña elite
poderosa, una clase media reducida y cerca de 16 millones de personas debajo de la línea 224
Leonardo Bleger, economista jefe del banco Credicoop citado en www.clarin.com 225 The
Economist 05/06/04 226 Dato de un informe presentado durante un seminario organizado por
el Banco Credicoop citado en www.clarin.com 46 de pobreza, de los cuales unos seis millones
son indigentes.227 Es incluso probable que estas cifras aumenten con el alza en los precios de
los alimentos que se ha producido en los últimos meses.228 Mientras tanto, un 14.5% de la
población sigue todavía sin trabajo. Es más, si bien el empleo creció un 6.5% en el 2003, el 80%
de los puestos de trabajo que se han generado en el último año y medio son en negro.229 Este
aumento del empleo informal hace que el 38% de los trabajadores del sector privado viva en la
pobreza.230 La desigualdad entre las provincias del norte y del sur es también cada vez más
pronunciada. 231 Por otra parte, los piqueteros siguen animando cortes de ruta232, a pesar
del fallo judicial que los prohíbe. En los últimos meses algunos grupos más extremistas
liderados por el trotskista Raul Castells233 han radicalizado su postura, incendiando la sede de
empresas extranjeras como Repsol YPF o atacando a la policía y a edificios oficiales. En algunas
zonas de la capital, docentes y estudiantes también se unen a las protestas. Así, los piqueteros
siguen teniendo la capacidad de movilizar decenas de 227 INDEC, Encuesta Permanente de
Hogares Continua-Cifras correspondientes al primer semestre de 2004 228 Si bien el salario
mínimo subió a 450 pesos en los primeros días de septiembre, la canasta básica total se
encuentra actualmente en 735 pesos. www.clarin.com 229 Sergi Barbens (2004) 230 ibid 231
En el primer semestre de 2004, más de un 30% de la población del Noreste era considerada
indigente, mientras que en Patagonia esta tasa rondaba el 12%. Fuente: INDEC Encuesta
Permanente de Hogares Continua 232 A veces más de 100 al día en todo el país 233 El líder de
la Corriente Clasista y Combativa fue detenido en agosto pasado miles de personas y causarle
mucho daño al Gobierno.234 Kirchner tampoco tiene asegurado el apoyo de la clase media. De
hecho, un 70% de los argentinos,235apoyado por Eduardo Duhalde, se ha pronunciado en
contra de la política blanda del Ejecutivo frente a los piqueteros. A raíz de eso, el nuevo jefe de
las fuerzas de seguridad está recurriendo a la fuerza para desalojarlos. Frente a una escalada
de demandas, Kirchner debe encontrar el balance entre la represión brutal y la falta de orden
público.236 Asimismo, es probable que el nuevo presidente tenga que recurrir a medidas que
desagraden a las clases medias, como por ejemplo el aumento impositivo. El electorado de
centro izquierda es muy fluctuante y como advierte un académico argentino, no tiene
lealtades partidarias, está siempre a la búsqueda de nuevas fuerzas que satisfagan sus
demandas.237 Mientras tanto, las manifestaciones más grandes en Buenos Aires desde el
derrocamiento de De la Rúa han sido en torno a la inseguridad. Es el tema que más preocupa a
muchos de los capitalinos que exigen sentencias más duras contra el crimen violento. Si bien la
originalidad del levantamiento ciudadano de diciembre de 2001 fue precisamente esta
convergencia entre clases medias y 234 Últimamente las acciones piqueteras provocaron una
crisis de gabinete. Kirchner destituyó al ministro de Justicia, al Secretario de Seguridad y al jefe
de la Policía Federal supuestamente por no haber cumplido con las ordenes presidenciales de
detener una manifestación piquetera. ELPAIS 24-07-04 235 ELPAIS 24/07/04 236 Mientras
tanto, el presidente se muestra más abierto al diálogo con los sindicatos que recobran fuerza
tras años de silencio. 237 Entrevista con Roy Hora (2003) 47 sectores empobrecidos, sus
diferencias ya se empiezan a sentir. En este marco, la inestabilidad social que parecía haber
quedado atrás puede volver a surgir. Frente a este panorama, es probable que Kirchner siga
recurriendo al clientelismo para apaciguar a las masas, sobre todo en la distribución de Planes
Jefas y Jefes de Hogar. A nivel de las provincias, unos 90 mil argentinos dependen de caudillos
para su subsidio de desempleo. 238Es más, se dice que un 10% de dichos planes está en manos
de piqueteros, que una tercera parte de los beneficiarios de este plan no reúne las condiciones
de elegibilidad y que un porcentaje importante de los indigentes no tiene acceso a ello.
239Pero es de esta forma que estos líderes provinciales han reafirmado su poder y que
Kirchner ha logrado ganarse a los líderes piqueteros más moderados como Luis D’Elia de la
Federación Tierra y Vivienda. Así “Cuando existe este tipo de prácticas, donde el Estado es
entendido como un botín a ser repartido, muchos no ven ningún sentido a organizarse y
participar, sino más bien a acomodarse.” 240En ese sentido existe el riesgo de que la
repartición de subsidios al desempleo desincentive el trabajo. En palabras del Representante
Residente del PNUD en Argentina: “¿Quién en el Chaco va a cambiar 150 pesos de un subsidio
por un salario de 200 pesos trabajando ocho o diez horas diarias en condiciones muy
difíciles?”241 Queda por ver si Kirchner logra establecer el Estado de Derecho y cambiar ese
tradicional asistencialismo peronista por políticas concretas de generación de trabajo a largo
plazo. 238 The Economist 05-06-04 239 EL PAIS 02-12-03 240 Orrego Larraín (2001) 241 Angulo
en conferencia (2003) Por otra parte, Kirchner también tendrá que consolidar las reformas
contra la corrupción, si quiere seguir ganando la confianza de su electorado y de los inversores
internacionales. El presidente mismo ha denunciado que la corrupción sigue siendo una
práctica muy común dentro de la misma Casa Rosada.242 En la actualidad corren rumores de
negocios turbios entre el Gobierno y las empresas privatizadas para lograr la firma de
resoluciones. 243 También se acusa a la policía de estar implicada en numerosos casos de
secuestros e incluso asesinatos244; mientras que en un estudio reciente del índice de
percepción de corrupción, Argentina obtuvo el puesto 108 de un total de 146 puestos.245 Si el
Gobierno de Kirchner no logra luchar contra las viejas prácticas prebendarias y corruptas de su
partido, existe el riesgo de que no se produzca una verdadera reforma política sino más bien
una continuidad de la política característica de la Argentina de los últimos años. Mientras
tanto, Kirchner quiere fomentar la apariencia de un presidente resuelto. Tras los años de
indecisión política de De la Rúa, buena parte del electorado apoya al nuevo presidente por la
firmeza de sus acciones más que por su ideología. En ocasiones como la primera visita del
presidente a Madrid, su primera reunión con el FMI o sus supuestas declaraciones en
noviembre de 2003 a la ministra española de 242 EL PAIS, 27-11-2003 243 www.clarin.com 15-
09-04 244 Como es el caso muy mediatizado del asesinato del joven Axel Blumberg. 245 El
estudio de Transparency International (Octubre 2004) sobre percepción de la corrupción le da
un 2.5 a Argentina. El nivel de mayor “limpieza” era 10 y de menor “limpieza” era 0. 48
Asuntos Exteriores,246 ha quedado claro la importancia de los medios de comunicación en
difundir la imagen de un presidente firme y decidido. Es más, algunos informes de derechos
humanos denuncian que Kirchner ha intervenido en contra de periodistas en múltiples
ocasiones247. El nuevo presidente tiene antecedentes autoritarios, como gobernador de la
provincia de Santa Cruz, que parece no haber dejado atrás.248 En la actualidad, Kirchner ha
desatado una polémica por su intento de mantener la ley de emergencia económica que
delega facultades del Congreso al Ejecutivo, a pesar de que las cifras económicas oficiales no lo
justifiquen.249 Mientras tanto, en los círculos intelectuales se dice que Kirchner está poco
acostumbrado a dialogar y que se basa en la opinión de un círculo muy reducido.250 Así en las
negociaciones del Gobierno con el FMI o con las empresas privatizadas, ha sido manifiesta la
tensión entre el presidente y su ministro de Economía. Cabe recordar que Roberto Lavagna fue
crucial para la elección de Kirchner a la presidencia. Desde entonces el recién destituido
ministro de Justicia, Gustavo Beliz ha acusado al presidente de humillar a su 246 Según el
portavoz del presidente, Kirchner hubiera declarado: “ No voy a subir las tarifas aunque me lo
pida el Rey” EL PAIS-06-06-04 247 Reporteros sin Fronteras (2004) 248 Según fuentes de la
oposición, en el mes que siguió su toma de poder, Kirchner se dirigió directamente a la
provincia de Entre Ríos para resolver un problema de impago de los sueldos a los docentes
que, en un país federal, debería haberse resuelto por el Gobierno provincial. Entrevista con
Gerardo Morales, Senador de la Nación- Unión Cívica Radical (2003) 249 Este incidente hace
recordar un episodio muy parecido bajo la presidencia de Menem. (ver capítulo 1) 250 Roy
Hora en conferencia (2003) gabinete y a los servicios de inteligencia de recurrir a prácticas que
“vienen de las peores épocas de violaciones a los derechos humanos.”251 Queda por ver si
este estilo autoritario, característico del PJ, juegue a su favor o más bien en su contra. No
obstante, el PJ tiene una base electoral fuertemente arraigada en la historia del país, que lo
mantiene en el poder tras su crisis interna. Para algunos pensadores, el mundo popular
argentino sigue pensando que el peronismo es la fuerza que mejor canaliza sus deseos y
aspiraciones.252 Cabe recordar que en las elecciones de octubre 2001, el PJ fue el único
partido que logró más votos que la suma de los votos blancos y nulos. Los dos ganadores de la
primera vuelta presidencial también eran peronistas. Pero en vista de que el peronismo hasta
hace poco abarcaba desde la derecha neoliberal hasta una izquierda moderada, no es de
sorprender que el partido siga atrayendo votos. Así, para los radicales, el peronismo es una
maquinaria de poder que fluctúa entre la derecha y la izquierda con tal de ser elegido.253
Recuerdan que Kirchner apoyó las políticas neoliberales cuando fue gobernador bajo la
presidencia de Menem. El resultado de las últimas elecciones provinciales y legislativas sugiere
que la crisis interna del peronismo se ha saldado con una realineamiento detrás del centro
izquierdismo del nuevo presidente. Los resultados representaron un respaldo a la política de
Kirchner tras menos de seis meses en el poder. Terminado el proceso electoral a 251
www.clarin.com 26/07/04 252 Roy Hora en conferencia (2003) 253 Conversación con Ricardo
Alfonsín, Secretario de Relaciones Internacionales del Partido (2004) 49 mediados de
diciembre 2003, el Partido Justicialista disfruta ahora de condiciones óptimas para gobernar:
una cómoda mayoría en el Congreso254 y el respaldo de 16 gobernadores de un total de 24. A
pesar de eso, la cruzada de Kirchner contra la impunidad lo está llevando a actuar en contra de
miembros de su propio partido.255 El presidente también se está arremetiendo contra la
derecha peronista a la que acusa de no querer “cambiar nada”256, mientras que la orden de
captura internacional contra Carlos Menem también puede verse como una afrenta a la unidad
del partido. Ahora, si bien Menem ya no representa una verdadera amenaza para Kirchner,
existe el riesgo de una nueva crisis interna, provocada esta vez por Duhalde.257 En vista de
que Kirchner tiene el apoyo incondicional de sólo 40 de los 133 diputados peronistas258, el
presidente se ha vuelto cada vez más dependiente de su predecesor y es probable que tenga
que negociar para poder llevar a cabo las reformas planeadas.259 Si bien los peronistas son
254 El PJ ocupa 40 de los 70 puestos en el Senado y 134 de un total de 257 en la Cámara de
Diputados Financial Times 27-11-03 255 En marzo de este año, el presidente pidió al Congreso
la intervención federal de los tres poderes de la provincia de Santiago del Estero, controlada
desde hace 50 años por el Caudillo peronista Carlos Juárez y su esposa, la actual gobernadora,
Nina Aragonés. Estos han sido acusados de violación de derechos humanos, actos de
corrupción e incluso de ser implicados en el asesinato de dos mujeres 256 EL PAIS 31/03/04
257 Algunos como Miguel Bonasso, congresista y amigo del presidente, prevén que la facción
izquierdista del PJ se escinda para crear un nuevo partido de aquí al 2007. En The Economist
(05-06-04) y www.clarin.com 03-10- 04 258 Gerchunoff (2003) 259 Si el apoyo de Duhalde en
el Congreso en octubre de 2003 fue crucial para la designación la única fuerza política de peso
en Argentina, las nuevas tensiones que han surgido, por ejemplo, en torno a la renovación de
la Ley de Coparticipación, o al nombramiento de antiguos Montoneros260 para cargos
secundarios del Gobierno, corren el riesgo de desestabilizar al partido, al Gobierno y de allí a la
sociedad.261Kirchner también tiene el reto de resolver sus diferencias con Lavagna, que sin
duda tiene intenciones de llegar él mismo a la Casa Rosada. Mientras tanto, quedan pendiente
varios retos institucionales. Repensar el federalismo argentino debe ser una prioridad del
nuevo Gobierno para reducir la desigualdad cada vez creciente entre el norte y el sur del
país.262 El rediseño de la Ley de Coparticipación de Impuestos que Argentina se comprometió
a realizar frente al FMI, es fundamental para asegurar que los fondos estén bien distribuidos a
nivel nacional y no simplemente un instrumento del clientelismo. Sin embargo, como recién
mencionamos, el debate en torno a dicha ley se suspendió tras generar divisiones entre los
gobernadores de las provincias más pobres y el gobernador de Buenos Aires apoyado por
Duhalde. 263 Como contrapartida, a inicios de agosto el Congreso aprobó la Ley de
Responsabilidad Fiscal para limitar los gastos y el endeudamiento de las provincias. Pero ésta
ha recibido duras de Zaffaroni, preferido de Kirchner como nuevo miembro de la Corte
Suprema, es probable que lo sea aun más en el futuro. 260 Movimiento armado de los años
setenta que tuvo sus raíces en el peronismo 261 Un reportaje publicado en el Clarín Digital
revela que la ciudadanía argentina ve la alianza entre Kirchner y Duhalde como central para la
estabilidad del país. 262 La descentralización de la educación hace que, en la actualidad, las
provincias adineradas gasten dos veces más por alumno que los más pobres. (The Economist
05-06-04) 263 EL PAIS 14-06-04 50 críticas por parte de la oposición y del FMI.264 Finalmente,
para asegurar que las reformas mencionadas permanezcan en el tiempo y que los retos
pendientes se puedan afrontar con éxito, será necesario seguir con el proceso de
fortalecimiento de las instituciones y consolidar el Estado de Derecho. La finalización de la
renovación del poder judicial en julio de 2004 fue sólo un primer paso para afianzar su
transparencia e independencia, asegurar la impunidad de la evasión fiscal y la protección de
los derechos de las personas. Ahora es de esperar que actúe como verdadero control y
contribuya a sanear la relación entre Estado y ciudadano. 264 El FMI no ha quedado satisfecha
con la aprobación de dicha ley ya que no incluye sanciones directas para los funcionarios que
gasten más de lo previsto. La oposición argumenta que esta ley debe ser acompañada por
“una nueva ley de coparticipación federal, cambios en el régimen previsional [de pensiones], la
reforma tributaria, la implementación de un ingreso social básico para desocupados y la
derogación de las facultades delegadas.” La UCR estima que las presiones del FMI para aprobar
esta ley han perjudicado las posibilidades de entablar un debate fructífero que culmine en
propuestas adaptadas al problema argentino. Ver artículo de Leopoldo Moreau, (UCR) en el
clarin digital (antes de la aprobación de la ley). Fortalecer el sistema parlamentario para
asegurar la continuidad de las leyes es otra medida que no sólo puede contribuir en el corto
plazo a mejorar la seguridad jurídica y por lo tanto elevar los niveles de inversión,265sino que
puede contribuir a la estabilidad política del país en su totalidad. Por último, no es suficiente
limpiar las instituciones de corrupción, hace falta también generar mecanismos de controles
eficaces para que ésta no vuelva, además de crear los instrumentos adecuados para que las
instituciones puedan actuar con eficacia. 265 Desde la crisis argentina Repsol YPF ha decidido
diversificar sus inversiones lo que, en palabras de Rafael Piqueros significa “ una estrategia más
adaptada a lo que ha sido la realidad de los 2 últimos años” Palabras de Rafael Piqueras,
representante de Repsol YPF en conferencia (2003) 51 “ Las instituciones democráticas
duraderas surgen de luchas repetidas, de largo plazo, en la que trabajadores, campesinos, y
otra gente común han estado involucrados...las revoluciones, rebeliones y movilizaciones de
masas marcan una diferencia significativa entre un país y otro con respecto al alcance de la
democracia.” Tilly266 Conclusión 266 Tilly (1997) citado en Auyero (2002) 1. Balance final Los
análisis de la crisis argentina suelen ser miradas ideológicas. La perspectiva desde la izquierda
culpa al famoso “neoliberalismo” impuesto por las instituciones financieras internacionales de
todos los males. La perspectiva desde los seguidores del Fondo Monetario Internacional es que
Argentina debería haber seguido una política fiscal más estricta. La realidad, como muchas
veces, es más compleja y se encuentra a medio camino entre ambas perspectivas. Los factores
que llevaron a la crisis argentina desatada en diciembre de 2001 son tanto internos como
externos. a) Debilidad institucional La crisis argentina es más política que económica. Tiene
raíces institucionales que se remontan hasta la primera mitad del siglo veinte. Debilidad
institucional y falta de legitimidad son dos rasgos históricos en Argentina, que son reflejo, en
parte, de un fenómeno cultural. Estos problemas institucionales fueron profundizados bajo el
decenio en que Carlos Menem ocupó el poder. El nuevo presidente fomentó un estilo de
Gobierno que potenciaba el Ejecutivo, mientras debilitaba a los otros dos poderes, asegurando
así una falta de control sobre las acciones del primero. Este estilo de Gobierno es fundamental
a la hora de explicar el fracaso de las políticas de liberalización económica y financiera
recomendadas por el Fondo Monetario Internacional, que se implementaron para remediar
una situación fiscal deplorable. La debilidad institucional permitió que la implementación de
dichas reformas, conocidas como el Consenso de Washington, se hiciera a ultranza, en un
espacio muy reducido de tiempo, con una mínima oposición. Este vacío institucional fue
aprovechado en particular por las grandes empresas privadas de capital extranjero. La falta de
regulación de dichas reformas tendría unos efectos económicos, sociales y morales
devastadores. En paralelo al Consenso de Washington, se introdujo un nuevo sistema
monetario: la Convertibilidad, una creación de Domingo Cavallo. Si bien ésta no fue
explícitamente aconsejada por el Fondo Monetario, el FMI terminaría apoyándola junto con el
modelo económico y financiero en su totalidad, por medio de una política de préstamos
generosa y alabanzas a la política económica de un Gobierno corrupto e imprudente. El FMI
envió así una falsa señal de mercado a los inversores, generando una confianza excesiva.
Mientras tanto, la debilidad institucional, combinada con otros factores externos, aseguró que
las condiciones para un sano mantenimiento de la Convertibilidad, en particular una sólida
política fiscal, no 52 se lograran. Efectivamente, Argentina no generaba ahorro interno y
dependía de inversiones y créditos extranjeros. Así, Menem no aprovechó su idilio con los
mercados internacionales para atacar las raíces del problema en la balanza de pagos: la
desconfianza en la moneda y banca nacional, la falta de recaudación tributaria, el clientelismo,
la mala administración de fondos, junto con altos niveles de corrupción y un obsoleto sistema
de repartición de recursos entre Estado federal y provincias. De esta manera, el presidente
terminó perpetuando la tradición histórica de la deuda y del déficit. Por otra parte, dejó la
sensación de que las políticas de los noventa habían sido inútiles porque incrementaron los
niveles de desempleo, pobreza y desigualdad, escondida por una falsa sensación de bienestar,
que se desplomaría definitivamente con la devaluación. A pesar de todo, Menem supo
maniobrar hábilmente para conservar su legitimidad a lo largo de su presidencia, gracias al
mantenimiento del régimen de Convertibilidad que facilitaba el acceso a créditos personales y
generaba una cultura consumista propia del neoliberalismo, pero que representaba sobretodo
una garantía de estabilidad ante la hiperinflación de años anteriores. Al mismo tiempo,
Menem creó alianzas con sectores estratégicos y mantuvo un discurso populista que
alimentaba el clientelismo y la frivolidad política. Logró de esta manera su reelección en 1995 a
pesar del conocimiento del electorado de altos niveles de corrupción en el Gobierno. Pero,
cuando el modelo económico sostenido por Menem durante los noventa y perpetuado por De
la Rúa se derrumbó definitivamente en diciembre de 2001, la institucionalidad y la legitimidad
del Estado se desplomaron con ella. La crisis argentina es por lo tanto una crisis de confianza
en el Estado. b) Falta de legitimidad del Estado y su reconstrucción aparente Así, la debilidad
institucional, característica histórica de la vida política argentina, acentuada por Menem,
produjo una situación explosiva al juntarse con la política económica y financiera de los años
noventa. Si bien la debilidad institucional condujo a esta deslegitimación del Estado, el papel
del FMI no es menos comprometedor. Presionó a favor de la aplicación del Consenso y apoyó
implícitamente el mantenimiento de la Convertibilidad, sin advertir del desequilibrio en la
balanza de pagos, mientras la situación económica y social se degradaba. Frente a un contexto
en declive, que culminó en el anuncio del corralito financiero, los ciudadanos argentinos
salieron a la calle para exigir una renovación de la clase política y dirigente. El lanzamiento de
la consigna “Que se vayan todos!” precipitó la caída del presidente De la Rúa. Dicha
deslegitimación estatal se manifestó por medio del fortalecimiento de antiguos grupos sociales
y la formación de nuevos organismos paralelos a los partidos políticos, ellos mismos cada vez
más divididos. Este nihilismo absoluto reflejaba una profunda crisis de valores en la sociedad.
De allí que la debilidad institucional, la falta de legitimidad del Estado y el malestar social se
mantuvieron en una suerte de círculo vicioso. Pero cerca de tres años tras el estallido social, la
situación parece haber dado una vuelta de tuerca, inimaginable hasta hace poco. La llegada del
peronista Néstor Kirchner al poder en mayo de 53 2003 parece haber rápidamente
reconstruido la confianza en el Estado por medio de una política opuesta a la de su rival Carlos
Menem. Empezó saldando deudas con el pasado por medio de una lucha contra la impunidad
y la defensa de los derechos humanos. Siguió con una postura firme frente al mundo de la
inversión extranjera que exige un aumento de las tarifas congeladas desde enero de 2002 y
frente a los acreedores, sea el FMI o los tenedores de bonos privados. Dicha postura, junto con
la devaluación del peso parece haber servido para relanzar la economía argentina. Si bien
Kirchner ha surgido para ocupar el espacio anti-menemista que pedía la mayoría de la
ciudadanía argentina, varios elementos amenazan con interrumpir su luna de miel política. Si
la sociedad se ha tranquilizado desde el “¡Que se vayan todos!” es posible que sea
simplemente por la necesidad de creer en alguien. No hay que olvidar que muchos de los
antiguos gobernadores, diputados, intendentes han sido reelegidos a finales del 2003, lo cual
sugiere que el cambio producido no es tan profundo como se esperaba. Kirchner tendrá que
maniobrar para mantener su apariencia de hombre resuelto sin perpetuar la tradición
autoritaria peronista, además de aumentar la presión fiscal y recuperar la confianza exterior de
los inversores sin perder su base electoral. También queda pendiente la resolución un tema
particularmente espinoso: la renegociación de la deuda externa con los acreedores privados.
Kirchner también tendrá que agilizar su poder de negociación, sea con los piqueteros o con los
peronistas opositores además de resolver sus diferencias con Duhalde y Lavagna. Por fin, y no
es poco, tendrá que elaborar políticas concretas de lucha contra la pobreza para asegurar un
verdadero futuro a su país sin perpetuar las políticas prebendarias de siempre. La complejidad
de la situación requerirá tiempo para resolverse. La pregunta es si la población argentina
tendrá la paciencia de esperar. De la resolución de tales conflictos depende, en gran parte, el
futuro del presidente, y más aún, él de los argentinos. El año 2005 será una prueba de
gobernabilidad para Kirchner. Es la ocasión o nunca de renovar la democracia argentina y que
sirva de ejemplo para el resto de América Latina. El país se encuentra actualmente en una
“montaña rusa”: 267 si bien está saliendo del abismo, Kirchner necesita encontrar el equilibrio
satisfactorio entre múltiples actores para asegurar el futuro de su país. Mientras tanto, la
relación entre Estado y sociedad sigue siendo frágil. 2. Lecciones a)El fracaso de la arquitectura
financiera internacional Esta investigación ha demostrado los fallos de la arquitectura
financiera internacional, en particular el peligro de la implementación del Consenso de
Washington en un marco de debilidad institucional y sin políticas públicas adecuadas para
contrarrestar los desequilibrios sociales que engendra. Si bien el fracaso del neoliberalismo no
es una idea nueva, América Latina carece de una alternativa propia. De hecho el continente no
ha tenido una estrategia de desarrollo desde la era de Raúl Prebisch. El Consenso de Buenos
Aires firmado en octubre de 2003 entre los Presidentes Lula y Kirchner es un intento para ello.
El pacto propone la profundización de la democracia, una mayor participación de la sociedad
civil y una integración regional comercial, 267 Expresión empleada por Ricardo Rouvier en
conferencia (2003) 54 además de política, en el marco del Mercosur. El bloque sudamericano
esperaba concretar un acuerdo preferencial de libre comercio con la Unión Europea antes de
octubre de 2004. Pero convencer a Europa de que abra sus barreras comerciales agrícolas es
un reto inmenso. También es posible que la debilidad institucional en ambos países trabe el
funcionamiento de la integración política. El futuro determinará si los dos grandes de América
del Sur serán capaces de unirse para llevar a cabo este plan de integración y afianzar su voz en
los mercados globales. Mientras tanto, en la última asamblea anual del Banco Interamericano
de Desarrollo celebrada en marzo pasado, los presidentes de Brasil y Argentina abogaron por
la liberalización de las reglas de contabilidad en el seno del FMI.268 Dicha propuesta daría un
margen de maniobra a las economías fuertemente endeudadas. Queda por ver si logran
convencer a la institución internacional, ahora encabezada por Rodrigo Rato, de la validez de
su propuesta. b)El reto institucional269 La crisis argentina ha subrayado como la debilidad
institucional, la falta de legitimidad del Estado y el malestar social se han mantenido en una
suerte de círculo vicioso. También ha 268 Propusieron que los gastos de infraestructura ya no
sean contabilizados como gastos primarios y que se rebajen las exigencias a la hora de calcular
el superávit fiscal primario.-El PAIS (31-03-04) 269 Según un informe sobre calidad institucional
del Foro Económico Mundial citado por Emilio Cardenas, ex embajador de Argentina en la ONU
(en conferencia diciembre 2003) Argentina ocupa el lugar 88, muy por debajo de Chile (19),
México (50) y Brasil (53) demostrado que es irrelevante el partido que gobierne si las reglas de
juego son malas o si el nuevo gobernante no es capaz de cambiarlas. La debilidad institucional
va entonces más allá de la política, o del partido en el poder. En la actualidad ésta sigue siendo
el denominador común de muchos de los problemas argentinos y, sin duda, el mayor reto de
Kirchner. Es más, el argumento en contra del neoliberalismo sólo tiene sentido si se produce
una verdadera reforma del Estado. La intervención estatal sólo será exitosa en un marco
institucional fuerte. Con un Estado en crisis y una sociedad rebelde, es más probable que los
planes de desarrollo nacionales se impongan desde el extranjero. El fortalecimiento de las
instituciones es también necesario para mejorar la calidad de la democracia, reducir los niveles
de pobreza y por consiguiente asegurar el bienestar de los ciudadanos argentinos. De
momento, Kirchner sigue disfrutando de un fuerte apoyo ciudadano. Pero existe el riesgo de
que esta reconstrucción tan rápida de la legitimidad sea engañosa si no se tocan los problemas
estructurales del Estado argentino. El reto de luchar contra prácticas imbricadas
históricamente en la sociedad es inmenso. Es más, si bien el menemismo se caracterizó por el
reparto desigual del poder entre las instituciones, la amenaza del autoritarismo sigue vigente
con Kirchner. Mientas tanto, las rivalidades internas del partido también amenazan con
desestabilizar el Gobierno y la sociedad. c) Acercar la política a la sociedad Este estudio ha
destacado la necesidad de vincular la sociedad a las instituciones. La sociedad civil puede
ayudar el Estado a fomentar una cultura tributaria y hasta política adecuada. Con 55 este fin y
con vistas a evitar futuras tensiones, el Estado debe dialogar con ella, fomentando una
verdadera participación ciudadana en lugar del clientelismo político. La sociedad civil tiene, de
hecho, un enorme potencial reflejado en la existencia de más de cien mil organizaciones con
cuatro millones de voluntarios a nivel nacional. Por otra parte, para que la reconstrucción de la
relación entre Estado y sociedad sea viable, la sociedad civil argentina debe fortalecerse,
organizarse e incrementar su transparencia. También es conveniente que resuelva sus
contradicciones internas puestas de manifiesto durante la última crisis, que quizás reflejaron
un miedo al verdadero cambio. Esto podría implicar la creación de un marco adecuado para la
formación de nuevas fuerzas políticas. Mientras tanto, el Partido Justicialista parece
determinado en seguir siendo la fuerza dominante del país, realineándose detrás de Kirchner,
mientras que una UCR debilitada se reconstruye al nivel provincial. Frente a este panorama,
será necesario regenerar el sistema de partidos existente para asegurar el nacimiento de una
nueva clase dirigente, por difícil que esto sea. d) Debilidad institucional y cooperación
internacional El análisis de la debilidad institucional sirve para destacar los problemas de fondo
que padece la Argentina actual. A la hora de diseñar políticas de cooperación internacional es
imprescindible saber diferenciar entre los problemas institucionales y los administrativos para
poder ofrecer una asistencia eficaz. Algunos académicos advierten que la cooperación
internacional ha invertido mucho en fortalecer la sociedad civil argentina, lo cual ha mejorado
su capacidad para expresar públicamente la existencia de problemas. Pero esta concienciación
de la sociedad ha generado más frustración que la capacidad fáctica de solventar esos
problemas.270 Así, la crisis argentina ha sido una crisis integral donde la economía, la política y
la sociedad han estado intrínsecamente imbricados. La debilidad institucional, una mala
arquitectura financiera internacional y la falta de legitimidad del Estado causaron estragos en
un país de múltiples recursos naturales e humanos. Si bien es de esperar que los peores
momentos hayan quedado atrás, un 42.7 % de la población sigue en la pobreza mientras que
un 14.5 % por lo menos está sin trabajo. El fortalecimiento de las instituciones puede bien ser
unos de los mayores requisitos para asegurar que las reformas hechas en los últimos meses se
mantengan en el tiempo y ante todo para garantizar el futuro de los argentinos. Pero tales
reformas requieren la voluntad, por parte del Estado y de los ciudadanos, de regenerar su
relación. “ El argentino medio actual tiene esperanza pero no ha desaparecido la angustia
porque no han desaparecido los problemas estructurales.”271 270 Sergio Berenztein, experto
en debilidad institucional en conferencia (2003) 271 Ricardo Rouvier en conferencia (2003) 56
Bibliografía Amnistía Internacional, Ahora que es la hora de saber, Informe 2002, Londres.
Auyero, Javier, “La Protesta, Retratos de la Beligerancia popular en la Argentina Democrática,”
Libros del Rojas, Universidad de Buenos Aires, 2002 Barbens, Sergi, Argentina se recupera?
Desigualdad creciente en Revista Internacional de Gobernabilidad para el Desarrollo Humano
n5- 18/05/2004 Basualdo, Eduardo, “Entre la dolarización y la devaluación: la crisis de la
Convertibilidad en Argentina” en ICONOS 13- Revista de FLACSO- Sede Ecuador. Num 13,
Marzo de 2002 Basualdo, E.M. y Azpiazu, D, “El proceso de privatización en la Argentina”- Area
de Economía y Tecnología de la FLACSO, Buenos Aires, Abril de 2002 Briscoe, Ivan: “Argentina:
how politicians survive while people starve” (17/04/2003) www.
Opendemocracy.net/themes/article Chudnovsky Daniel y López Andres, “Las estrategias de las
empresas transnacionales en Argentina y Brasil” en Alternativas Sur. Vol I, (2002), n 2,
pp95/135 CEPAL, “El Pacto Fiscal: Fortalezas, Debilidades, Desafíos (Síntesis)” Santiago de Chile
1998 CEPAL, Estudio económico de América Latina y el Caribe 2001-2002 (www.eclac.cl)
Corrales, Javier, “The politics of Argentina’s Meltdown,” World Policy Journal, Volume XIX, n 3,
Fall 2002. CTA (Mesa de Coyuntura del Instituto de Estudios y Formación) y FLACSO (Área de
Economía y Tecnología) y el interbloque alternativa, “Resumen de prensa del informe sobre
privatizaciones,” Junio 2002, Buenos Aires De Beaufort Wijnholds, J.Onno, “ The Argentine
drama: A view from the IMF Board” in The crisis that was not prevented, edited by Jan Joost
Teunissen and Age Akkerman (The Hague: Forum on Debt and Development, 2003) pp101-119
De la Torre, Carlos, “Redentores populistas en el Neoliberalismo: nuevos y viejos populismos
latinoamericanos” en Revista Española de Ciencia Politica Num 4. Abril 2001, pp171-196
Falleti, Tulia G. y Sislian, Fabián E., “Dominación Política, Redes Familiares y Clientelismo”,
Grupo Editor Universitario, Buenos Aires,1997 Fanelli, Jose Maria: “Growth, Instability and the
Crisis of Convertibility in Argentina” in The crisis that was not prevented, edited by Jan Joost
Teunissen and Age Akkerman (The Hague: Forum on Debt and Development, 2003) pp32-67
Fara, Carlos Alberto, “Argentina: del Voto Cautivo a la Desregulación del Electorado” En Revista
de la Universidad del Salvador, Signos universitarios- Identidad y Futuro 1, Año xvi num 32, jul-
dic 1997 Fazio, Horacio y Álvarez, Carlos, “La política en discusión”, Manantial, Buenos Aires,
2002 57 Ferrer, Christian, “Vaca flaca y Minotauro” en Nueva Sociedad 179 (p163-167) Frenkel,
Roberto y Rozenwurcel, Guillermo “The Multiple Roles of Privatization in Argentina” en
Institutional Design in New Democracies- Eastern Europe and Latin America, Editado por Arend
Lijphart y Carlos H. Waisman.,Westview Press- Oxford. Uk, 1996 ( pp219-233) Gabetta Carlos,
“La debacle de Argentina,” Icaria, Barcelona, 2002 Gamallo Gustavo, Argentina, “Cuando el
uno a uno no es empate,” en Iconos 13- Revista de FLACSO- Sede Ecuador-Num 13- Marzo de
2002 Gerchunoff, Pablo: “El futuro del presidente Kirchner”, (ARI N.151/2003) Fundación Real
Instituto el Cano, Madrid, 2003 Gerchunoff, Pablo y Torre, Juan Carlos: “La política de
liberalización económica en la administración de Menem” en Desarrollo Económico, vol.36.
N.143 (octubre-diciembre 1996), Buenos Aires, Instituto De Desarrollo Económico y Social
Gibson, Edward. L: “The populist Road to Market Reform- Policy and electoral coalitions in
Mexico and Argentina” en World Politics 49, Abril 1997, (pp339-370) Guadagni, Alieto Aldo: “El
fin de una ilusión: la crisis argentina de 2002” en Revista de Occidente n.251-abril 2002,
Fundación José Ortega y Gasset, Madrid (pp53-76) Iazzetta, Osvaldo M., Capacidades técnicas
y de gobierno en las privatizaciones de Menem y Collor de Mello en Desarrollo Económico, vol
37, n146 (julio-sept 1997) Independent Evaluation Office (IEO), “The Role of the IMF in
Argentina, 1991-1992- Draft Issues Paper for an Evaluation by the IEO”, Junio 2003, en
www.imf.org/ieo Jozami Angel, “Argentina, La destrucción de una nación”, Grupo Editorial
Random House Mondadori, Barcelona, 2003 Kulfas, Matías, “Las inversiones españolas en
América Latina” en Alternativas Sur, Vol 1, (2002) n 2, (pp137-162) Latinobarometro, Informe
2002, www.latinobarometro.org Lischinsky, Bernardo, “The puzzle of Argentina’s Debt
Problem: Virtual Dollar Creation?” en The crisis that was not prevented, editado por Jan Joost
Teunissen y Age Akkerman (The Hague: Forum on Debt and Development), enero 2003 (pp81-
100) www.fondad.org Llanos, Mariana, El presidente, el congreso y la política de
privatizaciones en Argentina (1989- 1997) en Desarrollo Económico, vol38. N. 151 (octubre-
diciembre de 1998), Bue

Вам также может понравиться