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La palabra filosofía se presenta a sí misma, a través de su definición etimológica, como el amor por la

sabiduría, no como el saber en sí. Es a partir de esta premisa que podemos considerar a la filosofía
como una actitud, una forma de vida. El amor se siente y se hace, no se sabe ni se enseña, y si
hablamos del amor por la sabiduría no se trata de algo más que del deseo por saber, aceptando que lo
que sabemos no es absoluto y está abierto al cambio. No podemos esperar de la filosofía una respuesta
definitiva, más bien deberíamos tratarla como una línea de ensamblaje productora de preguntas, que es
impulsada por la necesidad innata del hombre por entender la realidad.

Para desarrollar la tesis de la filosofía como una forma de vida, es prudente tomar de ejemplo a Pierre
Hadot, quien a lo largo de su vida defendió a la filosofía no solo como una forma de vivir, sino también
como una actividad espiritual en la medida que debemos realizar un trabajo interno en el cual nos
comprometemos con la filosofía, así encaminando nuestras vidas al conocimiento verdadero y al buen
actuar. Asimismo, la actividad filosófica se hace no solo desde la escritura o la lectura de postulados
académicos en la materia, sino también a través del compromiso con lo que se hace el “filosofo” a
partir de lo que considera debido, bueno o necesario, tal y como lo pretendían las escuelas socráticas (y
muchas otras) donde cada una de ellas proclamaba una manera de pensar, actuar y de ver el mundo.

Si se toma a la filosofía como un saber meramente académico y no como una actitud, se cae en el
conformismo intelectual, que nos lleva al entendimiento a través de instituciones supersticiosas y
pretensiosas de saber, que nos hacen pensar que ya todo está resuelto, matando así al filósofo que todos
llevamos dentro. Este filosofo interno está inscrito en la naturaleza racional del hombre desde el
momento en el que es arrojado al mundo, tratando de entenderlo todo, así como un niño que en la
experiencia traumática de una existencia relativamente nueva y casi limpia de verdades, solo puede
hacer del mundo una gran incógnita, y a medida que se encuentra con los supuestos conocedores de la
verdad, la existencia se vuelve algo reaccionario, casi una sentencia existencial que le saca todo jugo a
la vida. Sin embargo, no todos los hombres se conforman con las respuestas escuetas que proporciona
el mundo a las cuestiones humanas, insatisfechos, buscan entonces la respuesta de la pregunta
fundamental de todo ser que reconoce su existencia.

No hay revolucion mas hermosa que la de las mentes. Aquel que piensa sabe de los porvenires de la
duda, la solitaria y amargada penitencia de la razon que hace en nuestro cerebro una especie de campo
de golf, con huecos distribuidos a lo largo de la superficie, que solo pueden ser llenados con un
recuerdo convincente, a esto llamamos verdad, creencias, fe, ciencia, todo lo que corrompe la libertad
de pensamiento. Asi, el filosofo criado en la duda, y en la comprension de su incompetencia para
alcanzar la verdad, reabre los hoyos en su memoria fundamental con una actitud revolucionaria, para
descubrir que se ha construido de conceptos ajenos que hacen orden a un mundo que preexiste al
hombre, que ha vivido en alguien mas, algo mas. claro, si el verdadero saber es el no-saber, es facil
dejar de creer en esos que dijeron saber algo (incluso todo), son esos mismos los que han alimentado
las mentes de los perezosos de pensamiento y contruyeron el ahora. De esta manera, el filosofo puede
tomar una participacion rebelde frente a las estructuras y, asimismo, de las mentes curiosas que
deciden, irreverentemente, llenar su vacío con la incertidumbre.

Aquellos que logran la libertad de pensamiento son los sabios, los inexistentes, no los filosofos, por eso
la vida filosofica no es mas que una vida contra la corriente, una lucha constante entre lo indudable y lo
completamente falso, sin embargo, por mas escepticos que queramos ser (algunos) es imposible
renunciar a la unidad indivisible de la conciencia humana: el yo, el personaje ficticio que interpretamos
por necesidad espantosa de no estar vacios, de tener algo de que sostenernos.

estamos a punto de presenciar la muerte de las religiones. son pocas las generaciones que quedan por
portar las tradiciones religiosas antiguas. si se toma que el funtamento, la genealogia, de la religion es
una experiencia corporal y profundamente arraigada a los estados alterados de conciencia, se puede
pensar que, con la muerte de las tradiciones religiosas, la experiencia corporal que genero dicha
religion ya no tendra ni siquiera un nombre que la evoque, asi sea artificialmente, como ha venido
pasando desde la decadencia de la religion, y, al ser esta experiencia no solo la base de la religion, sino
tambien de la experiencia humana en general (pues es esta experiencia la que brinda real conocimiento
y sentido), se puede decir que la austeridad, la enfermedad, la mala alimentacion, la pperdida de
sentido. y todo lo demas que se deriva de la muerte de las religiones, van a forzar una revolucion en
todos los ambitos del conocimiento, una revolucion cientifica, todo en busca de esta experiencia. La
creciente en la experimentacion y normalizacion cultural del uso de sustancias psicodelicas es algo que,
estando en el mismo campo que la experiencia corporal de la religion, es necesario considerar para la
examinacion de la crisis de sentido de la que he venido hablando. esta experiencia, como lo indica el
cuerpo y la historia, fue el comienzo de lo que tiempo despues se vino a llamar la experiencia religiosa.
solo teniendo en cuenta lo que he dicho hasta ahora, no es dificil imaginerse en una recuperacion del
sentido a partir de la experiencia psicodelica. es increible ver los avances tecnologicos que se hacen dia
tras dia, y que incrementan tanto en su sofisticacion como en su velocidad de evolucion. No es una
locura decir que, si se invirtiera toda la energia mental y fisica que se invierte en la innovacion de
basura todos los anos en la innovacion y creacion de mejores formas de vivir, tanto con nosotros mismo
como con el resto del universo, el mundo seria un mucho mejor lugar de lo que es ahora. todo esto es
posible, creo yo, a partir de la sana vida, y esta, en mi opinion, significa una vida con la naturaleza,
comiendo bien, como se deberia, y viviendo bien. dentro de la alimentacion, que si hablamos de lo que
realmente es, un beneficio para el cuerpo, o sea, en terminos cientificos, medicina. dentro de estos
alimentos/medicina entran todos los frutos, plantas y demas artefactos biologicos y botanicos que
permiten un mejoramiento continuo, en su estado natural y perfecto, del cuerpo. unos son buenos para
los musculos, otros para la sangre, otros para la vision, otros para la fortaleza, otros para la mente, y
otros para el conocimiento. de acuerdo a la historia que venimos viviendo desde la pervercion
socratica, se ha moldeado la experiencia humana de tal forma que ahora es dificil ir por el camino de la
naturaleza y, por lo menos en cuanto a los alimentos para el cuerpo de masa, alimentarse bien. sin
embargo, con la reciente (desde los 60) redescubrimiento de la experiencia psicodelica, la fundamental,
es posible que se retome un estilo de vida que permita ir por el camino de la naturaleza. esta es una
experiencia que proporciona un replanteamiento y una firmeza conceptual que se necesita
urgentemente en nuestra sociedad.

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