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Lang, Carmen María; Napal, Nestor y Ulloa, Luis Felipe -Equipo facilitador del
proceso y elaborador del documento' (2003): " Actores nacionales y cooperación
solidaria en Nicaragua: Problemas y propuestas para hacer fructífera la relación y la
acción ". Managua, Ayuda Popular Noruega, "Documento para trabajarlo" de Agosto
2003. 46p. (Co-Autoría con 47 personas más)
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Los y las participantes en su mayoría participaron a título personal, pero es interesante conocer la diversidad de
organizaciones e instancias en las que trabajaban en el momento de participar, a saber: África 70, Alcaldía de Estelí,
Asociación de Productores Forestales Campesinos (ADEPROFOCA), Asociación de Municipios de la cuencas sub-cuencas
tributarias al Río Estelí (AMCRE), Asociación para la Investigación del Desarrollo Sostenible de las Segovias (ADESO),
Centro Ecuménico Antonio Valdivieso (CAV), Centro Nicaragüense de Derechos humanos (CENIDH), Centro de Estudios
Internacionales (CEI), Centro universitario Regional del Norte (CURN), Colegio San Francisco de Estelí, Instituto Católico de
Relaciones Internacionales (CIIR), Comisión de apoyo a los Pre-Escolares Comunitarios de Estelí (CAPCE), Comité Nacional
Feminista, Confidencial, Fundación Augusto César Sandino (FACS), Fundación de Apoyo al Arte Creador Infantil
(FUNARTE), Fundación Desafíos, Ibis Dinamarca, Movimiento Comunal de Matagalpa, Movimiento Comunal de Nicaragua,
Movimiento Juventud Ambientalista (JA!), Red de Defensa de los consumidores, Red de Desarrollo Local, Red de Jóvenes de
Estelí, Save the Children Nicaragua, Terranuova, Unión de Campesinos Organizados de San Dionisio (UCOSD), Unión de
Cooperativas Agropecuarias de La Dalia (UCA-La Dalia), Unión Nacional de Agricultores de Estelí (UNAG-Estelí),
Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI), Veredeseilanden-Coopibo (VECO). Hubo también profesionales
independientes.
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Presentación
Lo que sigue son los resultados de un proceso de reflexión sobre las perspectivas y
expectativas de las relaciones entre organizaciones nicaragüenses (movimientos sociales,
organizaciones gremiales, organizaciones de organizaciones+redes, ONGs...) y la
“cooperación internacional solidaria”[2] a partir de la situación actual de Nicaragua y de los
cambios mundiales producidos por el auge del modelo de globalización neoliberal.
Esperamos que estas ideas sigan siendo profundizadas y que sirvan de insumos para nuevas
iniciativas.
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Cooperación no gubernamental asociada a la causa de los actores locales en el país, que aspira a tener la
solidaridad como uno de sus pilares.
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49 personas de 30 organizaciones e instancias diferentes
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CONTENIDO
Presentación
Constatamos que junto a las iniciativas que nos vinculan “desde arriba” (Tratados de Libre
Comercio, Plan Puebla Panamá, Plan Colombia, etc.), nuestros países se van interconectando
también por el narcotráfico, la corrupción, la violencia, las guerras preventivas, etc.
Encontramos que la migración crece como fenómeno multifacético, cada vez más central en
nuestras sociedades; también hay desplazamiento de las empresas, en forma de maquilas que
buscan en nuestros países reducir sus costos de producción y obviar derechos establecidos por
los trabajadores en las sedes de los países “industrializados”. Normas jurídicas internacionales
e intenciones de sentar precedentes de derecho (por ej Convenios de protección ambiental,
cortes internacionales para juzgar crímenes de guerra, etc.) son debilitadas desde los países
poderosos, ya sea en votaciones con el apoyo de gobiernos de países pequeños que cumplen sus
orientaciones, mediante el veto o simplemente amenazando con reducir la “ayuda”.
-I-
¿CUÁLES FUERON LOS PRINCIPALES
PROBLEMAS QUE SE DETECTARON?
Mientras las políticas internacionales siguen un mismo patrón, las voces nacionales que
pueden reaccionar están fragmentadas. La diversidad es todavía una barrera, más que
una oportunidad.
Hay todavía una tendencia al localismo, que impide captar en toda su dimensión
fenómenos como la migración, las maquilas, la violencia de los jóvenes (pandillas o
maras) y otros, y limita la posibilidad de unir fuerzas y responder de manera apropiada.
Gran parte de la población espera y pide que les ayuden, que “les hagan el favor” en
vez de exigir sus derechos, presentando el cuadro de una cultura “de recibir”. Esta
actitud es afirmada a través de los medios y en campañas de atención.
4. También se han extendido características preocupantes entre los actores sociales del
“desarrollo”:
Hay competencia por dinero para el desarrollo. La búsqueda constante de recursos por
las organizaciones locales, aunada a la incertidumbre y los condicionamientos, ha
limitado su enfoque, dedicación y ejercicio de sus capacidades creativas. La
cooperación internacional en general tiene parte de la responsabilidad en esto.
1. Los movimientos, organizaciones y ONGs están caminando todavía dispersas, sin una
orientación unificada para el desarrollo:
4. El camino para buscar autonomía ha sido –y sigue siendo- muy difícil para un buen número
de organizaciones del país, primero respecto a intereses partidarios y luego frente a la
cooperación.
5. Actualmente hay gran demanda de las organizaciones nicaragüenses para crear espacios de
información y debate, incorporando a “las bases” [4], sin embargo:
La presión de las bases de las organizaciones para que se atiendan sus necesidades
prácticas e inmediatas suele ir en detrimento de las propuestas de reflexión y acción
política
6. Las relaciones con las agencias de cooperación no han sido del todo sanas:
Más sustancial que el impacto en el desarrollo por efecto del apoyo de la cooperación,
puede ser haber incorporado pautas culturales, capacidades técnicas y de relación con
actores internacionales e instituciones. Sin embargo se abonó a una generación de
personas y se descuidó mucho asegurar que estas capacidades pudieran seguir
traspasándose sin apoyo externo a la siguiente generación (los y las jóvenes).
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Esta demanda fue constante durante el ejercicio de reflexión que dio lugar a estas páginas.
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Los y las participantes en el ejercicio de reflexión aunque ven las posibilidades de mantener
una relación positiva con la cooperación, son escépticos respecto a la profundidad que puede
alcanzar. Aunado a lo que se mencionó en el apartado anterior, se reconoce que:
3. En pocas ocasiones las agencias de cooperación han demostrado que sienten la necesidad
de hacer acción política. Además, hay insuficiente trabajo de información en el norte sobre
la realidad de Nicaragua y del sur en general.
5. Sin embargo, las organizaciones contrapartes tienen expectativas de que las agencias
solidarias de cooperación puedan todavía influirse entre ellas e influir en sus propios
gobiernos para acentuar una relación productiva y duradera con los actores nacionales.
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II
PISTAS Y RECOMENDACIONES
Siete ideas básicas se generaron durante el proceso de reflexión. Son las siguientes:
1. Enfatizar el apoyo al diálogo y la acción política por sobre el énfasis técnico. Una acción
política de organizaciones de cobertura local y nacional que busque la construcción de una
cultura política alternativa e integral opuesta a la que sustentan los dueños del mercado
enfatizando la transformación y no la adaptación al modelo que vienen imponiendo. Invertir
en la “construcción de los sujetos políticos”.
2. Intervenir en la realidad con una perspectiva de procesos integrales, interdisciplinarios, no
centrarse exclusivamente en temáticas particulares y evitar caer en la sobrevaloración de los
“proyectos”.
3. Propiciar la construcción de infraestructura intelectual y de conocimiento alternativo. Que la
cooperación solidaria financie y propicie más el pensamiento crítico alternativo y la
generación de contrapropuestas al modelo hegemónico
4. Maximizar las capacidades de articulación entre actores. La cooperación solidaria puede
-además de financiar- aportar más en relacionar esfuerzos locales con experiencias exitosas
de diferentes lugares del mundo, poner en contacto actores, obtener y poner a disposición
información que de otros modos es inaccesible o difícilmente accesible para los nacionales
5. Continuar trabajando por relaciones de más equidad entre la cooperación solidaria
internacional y los actores nacionales
6. Incorporar más activamente en las relaciones de cooperación el abordaje de la dimensión
ideológica (valores, cultura, identidad).
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¿Cómo hacerlo?
Las siete ideas sobre los quehaceres se tradujeron en seis formas para llevarlas a cabo,
sugerencias sobre incorporación de actores y capacidades a desarrollar, y otras propuestas
específicas, que revisaremos a continuación.
Facilitar el conocimiento y debate sobre los factores que afectan el entorno político, social,
cultural, económico y ecológico de los actores nacionales y locales, en las dimensiones local,
nacional y mundial. Propiciar que la perspectiva de los actores locales no se reduzca a lo local.
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Según una de las participantes, un movimiento se define cuando (a) existe identidad colectiva, (b) cuestiona (lo
que suele empezar a ocurrir a partir una minoría que está en capacidad de interpelar el discurso dominante), y (c)
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Invertir en el ser humano. Contribuir a que las organizaciones tengan en cuenta la búsqueda de
la armonía individual y la asunción de posiciones éticas, que trascienden la vida organizativa.
La propuesta básica
• Se trata de afirmar dinámicas y espacios de producción endógena de pensamiento crítico
y de reflexión para la acción, que construya –considerando los grandes temas de la realidad-
una nueva propuesta política y social. Ello incluye invertir en la investigación, con un
abordaje transdisciplinario de una realidad compleja. Son espacios en los que los hombres
y mujeres que han llegado a niveles superiores de educación, tienen oportunidad de
regresar algo más a la sociedad en general, a partir de las capacidades de pensamiento que
han desarrollado y de sus propios intereses, sumando esfuerzos entre sí y con quienes
apoyen estas dinámicas. Una convergencia de esfuerzos orientada a generar cambios en
políticas públicas, en los ámbitos micro, meso y macro. Varias recomendaciones convergen
en esta dirección, como vemos a continuación.
Cobertura e integración.
• Estas dinámicas y espacios se requieren tanto a nivel nacional como local (municipal,
departamental, etc), en lo posible han de interconectarse y estar conectadas con los
diversos actores sociales en sus respectivas áreas de influencia, a cuya acción y reflexión
habrían de alimentar. Cuidar de que los actores nacionales no se apropien de los espacios
de pensamiento locales.
• Estas experiencias no parten de cero, ayudaría contar con una revisión o diagnóstico de
espacios de pensamiento crítico que existieron en Nicaragua y de los que ahora existen:
Qué son, cómo surgieron, bajo qué condiciones, cuáles hay, qué les permite mantenerse.
Sobre temáticas:
• Se trata de los “grandes temas” y lo que de allí se deriva. Pero además el proceso ha
revelado que es importante retomar la intencionalidad política desde actores y enfoques
temáticos y técnicos diversos. Hay que dejar de ser dicotómicos entre “lo integral” y los
temas específicos. Se resaltaron algunos temas que tienden a ser subestimados:
• Algunos temas deben estudiarse desde una perspectiva nueva, y presentan oportunidades
interesantes de “acción política globalizada”, como es el caso de los migrantes.
• Revisar la historia. Sigue siendo necesaria una relectura de lo positivo de la historia con
miras al futuro, sin sacrificar la crítica, que permita encadenar los hechos y alimentar la
construcción de proyectos de vida, y reduzca la sensación de frustración y la desesperanza.
Esta relectura ha de proporcionar referentes locales y nacionales a los actores actuales.
• Ir más allá de los adultos. La visión ha sido adultista. Deben involucrarse de manera
adecuada jóvenes al interior de estos procesos de construcción de conocimiento y corrientes
de opinión. Por ejemplo: los diferentes centros de estudios pueden establecer o privilegiar
ciertos enfoques y temática de las monografías y trabajos de investigación, apuntando
hacia los “grandes temas”. Puede pensarse en becas para trabajos de investigación centrados
en esos grandes temas, que estarían pre-definidos. La universidad y los centros de
secundaria pueden preguntarse cómo facilitar el pensamiento divergente, buscar salirse de
los moldes o modelos específicos, proponer otros, impulsar que se creen nuevos. Se trata
también de incorporar jóvenes desde otras organizaciones y movimientos en los que
participan. Pero seguimos preguntándonos: ¿Cómo convocarlos? ¿Cuáles otros espacios
son apropiados?
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• Recuperar la universidad. Hay que intentar que la universidad regrese a su papel de foro
de la sociedad. Desde espacios locales, las “redes” de universidades podrían volverse
espacios de referencia para momentos periódicos de reflexión y debate. Es posible
identificar algunos-as docentes interesados en proponer procesos de pensamiento crítico,
que impulsen y asuman el liderazgo desde adentro en tales iniciativas.
• Impulsar las instancias sectoriales. En ellas también puede darse-y de hecho se da- la
generación de pensamiento crítico (por ej: diferentes Redes sectoriales o temáticas).
• Detectar y reconocer el papel de “espacios locales” que podrían perfilarse como espacios
de pensamiento crítico “político” de las regiones; y también podrían actuar como “filtros
locales”, para valorar iniciativas que pueden ser apoyadas por cooperación, verificando que
sean relevantes y respeten los procesos locales. Por ejemplo, en Estelí se generó la pregunta
de si la Asociación para la Investigación del Desarrollo Sostenible (ADESO “Las
Segovias”) estaría interesada en ser un espacio y asumir el rol de un filtro de este tipo.
Perspectiva estratégica.
La información por sí misma no produce cambio. El conocimiento, la crítica, la opinión
generadas en los espacios respectivos deben circular a -y entre- diferentes actores de la
población, con distintos tratamientos, a través de diversas formas y medios de comunicación
con una visión estratégica, para que de alguna manera propicien y/o contribuyan
progresivamente hacia diferentes niveles de incidencia y/o acción política. Se busca que las
personas reciban la información, la entiendan, la asuman, se comprometan y actúen. Cada
nivel implica ir logrando que se rompan diferentes tipos de bloqueo, que no necesariamente son
racionales ni tan visibles.
Entrelazar.
Propiciar que se conecten los diversos espacios para alimentarse entre sí, dejando más al
descubierto la complejidad de la situación, lo que abre la posibilidad de acciones más
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Perspectiva formativa.
Los mensajes han de recibir tratamientos que impulsen la formación además de la información.
Los mensajes deben acentuar reiteradamente la necesidad de asumir una posición ética por
parte de los hombres y mujeres en sus actos y relaciones con los demás.
Resaltar lo exitoso.
En medio de un aparente apocalipsis, las experiencias exitosas deben resaltarse adecuadamente.
Se trata de demostrar que sí es posible.
Pensar inter-generacionalmente.
No solo informar a adultos, también propiciar información para niños, niñas y adolescentes.
Oralidad.
No olvidar que la comunicación de la población mayoritaria en Nicaragua tiende a ser oral. La
gente responde más a la oralidad y por lo tanto hay que privilegiar lo oral, aún pensando en
estrategias de medios. Esto se convierte en un desafío para las personas con formación
académica y para las organizaciones muy enmarcadas en los trabajos escritos.
La propuesta
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Nuevas oportunidades.
Paso previo.
Una conducta necesaria previa a cualquier discurso es sincerarse. Es necesario que los
diferentes sujetos que se articulen se sinceren y expresen con claridad qué es lo que quieren,
cuáles son sus intereses. Cuál es la idea, su idea, de mundo posible. ¿Qué tipo de desarrollo
quieren lograr con lo que hacen? Compartiendo y uniendo estas búsquedas es posible ir
reduciendo la sensación de desconfianza, la posibilidad de agendas ocultas. (Entre agencias,
entre agencias y actores locales, entre actores locales). La manipulación de los espacios de
articulación con fines electorales sigue siendo una preocupación.
Autonomía.
Los procesos y espacios conjuntos en el país se hacen más frágiles en la medida que dependan
de la cooperación externa y que esta dependencia se prolongue. Estos procesos han de ser
asumidos pronto por actores nacionales legítimos, lo que implica detectar y movilizar, y cuando
sea del caso desarrollar las capacidades necesarias para marchar de manera autónoma, tan
pronto sea posible, y crear la dinámica necesaria para que ellas se mantengan, se reproduzcan
y/o continúen evolucionando. No hay formulas mágicas para la autonomía. Es preciso debatir y
socializar en forma permanente los caminos y las experiencias exitosas.
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Soñar.
Este nuevo escenario obliga a hacer del ejercicio de soñar, una terapia y un acto movilizador.
Hay que re-plantearse los sueños y lograr que los demás tengan la oportunidad y las
condiciones suficientes para hacerlo. “Cuando se empieza a soñar, se empieza a poder hacer”.
Ello incluye:
Reconceptualizar
En relación con la cooperación, los actores locales identifican un juego de opciones que va
desde cómo cambiar la agenda de las diferentes fuentes de cooperación que es posible cambiar
hasta cómo aprovechar y negociar las propuestas y el lenguaje técnico de las otras, para lograr
cambios políticos relevantes, sin renunciar en lo sustancial ni ajustar principios ni compromiso.
Allá
Se espera que para revertir el control negativo de los gobiernos del Norte sobre el sentido de la
cooperación, las agencias solidarias de cooperación trabajen también en sus países:
Aquí
Como la cooperación también es dispersa, deberían actuar de manera más convergente, uniendo
esfuerzos para lograr mejores resultados, bajo un marco de análisis compartido que parta de lo
que es común y reconozca las diferencias. Esto podría implicar, por ejemplo, varias agencias
apoyando el fortalecimiento de un mismo actor nacional o de un espacio de articulación.
Aquí y allá
En línea con el conjunto de reflexiones aquí planteadas, se aspira a que la cooperación solidaria
re-politice su intervención, defienda una vocación de transformación y no de adaptación,
aunque el contexto no la favorezca
Las agencias han de hacer sus mejores esfuerzos por establecer un nuevo tipo de alianzas
Norte-Sur. Reconocer lo que algunas de ellas han avanzado en ese sentido y aprender entre sí.
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• Redes que desde sus temáticas (productivas, agricultura orgánica, niñez, violencia,
consumidores, etc.) incorporen los grandes temas en sus reflexiones y decidan también
emprender acciones conjuntas en relación con ellos.
• Gobiernos locales que deciden entrar en el debate de los grandes temas y/o favorecerlo
• Decisores de medios de comunicación locales o de espacios en los medios..
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Entre los criterios que usan las agencias solidarias para la identificación de actores
contrapartes, debería pensarse que cuenten al menos con uno de los siguientes:
Las agencias cooperantes puede ayudar a que las organizaciones contrapartes definan su perfil,
como organizaciones orientadas a los servicios y/o que intentan sustituir roles que ha
abandonado el Estado; o como organizaciones representativas, orientadas a la acción política
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Propuesta que apareció de manera reiterativa en todas las acciones de reflexión durante este proceso
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III
EL PROCESO Y LOS INSUMOS INICIALES
muy pronto se fue abriendo el proceso a las relaciones entre los actores nacionales la
cooperación solidaria en general.
Empoderamiento de la población
Empoderamiento es un proceso de cambio en el que las mujeres y los hombres oprimid@s van
aumentando su acceso al poder. A través de este proceso, las personas y las organizaciones reconocen
sus derechos legítimos y el papel que deben jugar en las decisiones que afectan sus vidas, ganan
fortaleza, confianza y una visión para trabajar juntos por cambios estructurales en todos los niveles:
personal, familiar, organizativo, comunitario, nacional, global.
Desarrollo Local
Es un proceso progresivo de mejora en las condiciones de vida de la población de un territorio,
particularmente de sus grupos sociales oprimidos, en sus diferentes dimensiones: económica, política,
social, cultural, ecológica. Requiere el desarrollo de capacidades en los grupos y organizaciones
locales, su articulación entre sí y con el gobierno local, el reconocimiento del contexto y su dinámica, el
aprovechamiento de los recursos humanos y materiales, locales, movilización e influencia en los
espacios de poder y políticas nacionales apropiadas.
representación frente al Estado, en los últimos tres años hemos promovido un proceso de
reflexión y debate conjunto sobre la identidad gremial y sobre los caminos del fortalecimiento
organizativo. Ese debate continúa, procurando una verdadera apropiación del mismo por las
organizaciones.
3. En el diálogo con las organizaciones locales, APN ha ido diferenciando gradualmente los gastos
de funcionamiento organizativo o institucional (subsidio para el funcionamiento “normal” de las
organizaciones) de las inversiones de desarrollo organizativo o institucional (recursos para el
desarrollo de capacidades personales e institucionales), tratando de concentrar crecientemente
nuestro aporte en las inversiones.
4. En nuestra experiencia, la eficacia del apoyo para el fortalecimiento organizativo depende en
gran medida de la calidad de las relaciones que construimos entre ambas partes, de la confianza
y la sinceridad que logremos alcanzar en el diálogo, para debatir con franqueza los dilemas y
prioridades que enfrentan en cada etapa de su desarrollo. Aspiramos a no ser vistos sólo como
donantes, sino también como “socios”, como compañeros en la búsqueda de cambios
estructurales.
¿Cómo valoramos la relación entre APN y sus contrapartes durante estos 7 años en cuanto al
fortalecimiento organizativo “hacia adentro” de sus contrapartes?
3. Creemos que un logro en estos años ha sido haber promovido periódicamente espacios de
análisis y debate conjunto con todas nuestras contrapartes sobre el contexto político y
económico del país y sobre diversos temas relevantes para nuestra relación (desarrollo
institucional, sostenibilidad, conflicto y negociación, trabajo de incidencia, perspectiva de
género, etc), que han contribuido a fomentar la visión “hacia afuera” de las organizaciones y la
interacción entre ellas.
4. La situación de pobreza y las frustraciones de la experiencia histórica nicaragüense han llevado
a muchos sujetos de base de las organizaciones y a algunas de éstas a cierto escepticismo sobre
la acción política y sobre la lucha frente al Estado (“nunca se logra nada”), que conduce a
concentrarse en mejorar los servicios que la propia organización puede brindar. En esa visión
“no hace falta” el Estado y por lo tanto tampoco las alianzas ni el trabajo de incidencia. Eso no
es, por supuesto, sostenible. Si esta descripción es cierta, nos preguntamos ¿en qué debió ser
distinta nuestra cooperación para ayudar a disminuir ese escepticismo sobre la acción política?
5. El desarrollo de la capacidad de incidencia y acción conjunta con otras organizaciones depende
–además de otros factores, como el desarrollo político organizativo- del nivel de información
que tienen los sujetos de base y de la calidad de la comunicación entre la base y los líderes.
APN ha tratado de contribuir en estos procesos, aunque probablemente no lo suficiente.
6. Los éxitos verificables en el trabajo de incidencia se han dado generalmente a nivel local,
encontramos pocos ejemplos que hayan desembocado en cambios de políticas de cobertura
nacional. Sin embargo, resultan estimulantes algunas experiencias de organizaciones que
iniciaron su trabajo muy aisladas, fueron construyendo gradualmente alianzas locales y
regionales y lograron transformarse en interlocutores principales del Estado y en referentes de
consulta obligada para formulación de políticas. Algunas características de estas experiencias
exitosas han sido: un liderazgo con claridad política, buena comunicación base-liderazgo, y una
definición clara de las prioridades de la organización.
1. El fortalecimiento de capacidades y alianzas sobre temas globales y regionales como parte del
desarrollo organizativo de las organizaciones tuvo poco peso en los primeros años de la
aplicación de la estrategia de APN: nuestra cooperación entonces se concentraba en apoyo para
intercambios con organizaciones afines en otros países. La importancia de esta dimensión fue
creciendo en los últimos años.
2. Dentro de este aspecto hemos incluido actividades como: información, capacitación y debate
sobre procesos globales y regionales que afectan a las organizaciones nicaragüenses (ej: tratados
de libre comercio, procesos de privatización); negociación y movilización frente a políticas del
gobierno sobre estos temas; coordinación y articulación con organizaciones afines de otros
países; apoyo a nuevas estructuras de coordinación frente a procesos regionales (ej. MANFA).
3. Durante todo el período, APN ha tratado de estimular intercambios de varios actores locales, en
forma conjunta, con actores relevantes de América Latina (por ejemplo: Movimiento Sin Tierra
de Brasil, varias organizaciones cubanas, etc.)
4. El enfoque de acompañamiento mutuo nos ha hecho dar prioridad a procesos que estén
verdaderamente “anclados” en la realidad nicaragüense. Por otra parte, APN no ha trabajado
con una estrategia regional de cooperación en América Latina, sino que se ha basado en
metodologías comunes y en estrategias específicas para cada país. Por ambas razones, no ha
habido ninguna cooperación directa con organizaciones de carácter regional (por ejemplo,
organizaciones o redes centroamericanas), sino sólo con organizaciones nacionales; y tampoco
se ha dado prioridad a la participación de nuestras contrapartes en encuentros internacionales
muy amplios. Tal vez este estilo de trabajo deba modificarse en el futuro.
5. Una característica de nuestro trabajo que hemos venido revisando en los últimos años es qué
tanto debemos intervenir activamente para promover la discusión de temas o procesos que son
bastante desconocidos en las organizaciones con las que cooperamos (como el ALCA y los
Tratados de Libre Comercio) o de temas que son conocidos pero no se ha reflexionado mucho
sobre sus consecuencias (caso de la migración creciente hacia Costa Rica y USA). Creemos que
hemos logrado promover en alguna medida la discusión de los procesos de integración
económica (ALCA, TLCs, Plan Puebla Panamá) y sobre los procesos de privatización del
Estado, aunque el conocimiento e interés general sobre estos temas siguen siendo reducidos; eso
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1. El enfoque de desarrollo local fue uno de los tres ejes definidos por APN en la estrategia
aprobada en 1996. Entre las actividades apoyadas en esta dimensión están: iniciativas de
pequeña producción basadas en recursos locales; formulación participativa de estrategias de
desarrollo local; procesos de articulación de organizaciones y creación de redes y comités
locales; procesos de participación ciudadana y de interacción con gobiernos locales;
sistematización de experiencias; trabajo de articulación e incidencia de redes nacionales de
apoyo al desarrollo local.
2. Basado en su enfoque central de empoderamiento y fortalecimiento organizativo de la sociedad
civil, en los procesos de desarrollo local APN ha centrado sus relaciones con organizaciones
sociales y ONGs, incluyendo su interacción con los gobiernos locales. No se ha privilegiado la
cooperación directa con gobiernos municipales, aunque ha habido algunas experiencias. Por
otra parte, manejando pocos recursos, el apoyo a programas de desarrollo local integrales,
incluyendo fondos de inversión para generación de empleos masivos, requeriría concentrar toda
la cooperación en unas pocas comunidades o municipios del país. Ese no es el camino que
hemos elegido. ¿Deberíamos haberlo hecho?
3. Hemos tratado de practicar una visión multidimensional del desarrollo local, atendiendo
aspectos económicos y sociales, el uso de recursos humanos y materiales locales, vínculo entre
empleo e identidad cultural. Para ello hemos apoyado a diferentes actores trabajando en un
mismo territorio, buscando su coordinación y complementación. En los primeros años de
aplicación de esta estrategia mantuvimos un programa más concentrado en pequeños territorios
(ej Ciudad Sandino, Laguna de Perlas, El Chile). Gradualmente, priorizando el fortalecimiento
organizativo de actores, nuestra cooperación se dirigió más a organizaciones “sectoriales”
(campesinos, jóvenes, organizaciones de derechos humanos, etc.), que trabajan con una
cobertura territorial más amplia.
4. En nuestra experiencia, el grado de prioridad que le han dado las organizaciones contrapartes a
sus alianzas a nivel local y al trabajo de incidencia a nivel local es muy variable. Ha dependido
en primer lugar, obviamente, de la capacidad de decisión de las instancias locales frente a la
problemática de los sujetos de base que las organizaciones representan o atienden. Sin embargo,
a medida en que las organizaciones sectoriales van construyendo una visión integral del
desarrollo y “abriendo” su agenda política a otras necesidades de sus destinatarios, se prueba
que hay un gran campo para el trabajo local.
5. Hasta 1999, aproximadamente, APN incluyó en su cooperación aportes de capital para crédito,
tanto rurales como urbanos. Gradualmente, este componente ha ido disminuyendo, hasta casi
desaparecer en la cooperación actual. El principal motivo es que en nuestra experiencia, en la
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mayoría de los casos, los programas de crédito no han contribuido positivamente a procesos de
fortalecimiento de organizaciones y de empoderamiento de la población. Aunque entendemos la
necesidad de estos programas ante la “des-responsabilización” del Estado, optamos por
concentrar nuestro aporte en otras necesidades del desarrollo local.
6. Desde los primeros años de aplicación de esta estrategia hemos tratado de apoyar la articulación
de las experiencias locales con el trabajo de incidencia nacional sobre apoyo a procesos de
desarrollo local y sobre políticas de descentralización y fortalecimiento municipal. Creemos que
no se ha avanzado mucho en la articulación. Las políticas de gobierno, alineadas al ajuste
estructural, tampoco han favorecido estos temas.