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Micosis limitada por lo general a las capas superficiales de la piel o las mucosas, cuyas
manifestaciones clínicas son aftas, intertrigo, vulvovaginitis, paroniquia u onicomicosis.
Pueden formarse úlceras o seudomembranas en el esófago, estómago o intestino.
La candidemia deriva sobre todo del uso de catéteres intravasculares y puede producir
lesiones en muchos órganos: esófago, sistema nervioso central, riñones, vagina, bazo,
endocardio, hígado, ojos, meninges, vías respiratorias y urinarias y válvulas cardiacas
normales.
El diagnóstico se basa tanto en pruebas de laboratorio como clínicas. La prueba de
laboratorio más útil es la demostración microscópica de seudihifas, células de levadura
o ambas en los tejidos infectado s o en líquidos corporales. La confirmación mediante
cultivo es importante, pero aislar el microorganismo de esputo, material de lavado
bronquial, heces, orina, superficie de mucosas, piel o heridas no demuestra que exista
una relación casual con la enfermedad.

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Contacto con secreciones y excreciones de la boca, vagina y heces de enfermos o


portadores; paso de la madre al recién nacido durante el parto, y desiminación
endógena.

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De dos a cinco días para la candidiasis bucal de los lactantes.

  
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La enfermedad se manifiesta cuando las defensas del huésped disminuyen. Entre los
factores locales que contribuyen a la aparición de candidiasis superficial destacan el
intertrigo interdigital y la paroniquia de las manos que se exponen demasiado al agua
(por ejemplo, en trabajadores de plantas de envasado y lavanderías) y el intertrigo de
los pliegues húmedos de la piel de las personas obesas. Son comunes las erupciones
clínicas recurrentes en la piel o las mucosas.
Entre los factores sistémicos que predisponen a la candidiasis superficial sobresalen en
la diabetes mellitus, la infección por el VIH y el tratamiento con antibióticos de amplio
espectro, así como las dosis suprafisiológicas de corticosteroides suprarrenales.
Los factores que predisponen a contraer candidiasis profunda son la
inmunodrepresión, colocación prolongada de catéteres intravenosos, neutropenia,
neoplasias del sistema hematopoyético, quemaduras, complicaciones postoperatorias
y el peso muy bajo en los recién nacidos.

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9  detención temprana y tratamiento local de cualquier infección


en la boca, esófago o la vejiga de las personas con factores sistémicos predisponentes,
para evitar la diseminación general. La quimioprofilaxis con fluconazol disminuye la
incidencia de candidiasis profunda en los dos mese siguientes a un transplante de
médula ósea alógena. Se ha observado que los antimicóticos que se absorben del tubo
digestivo de manera total o parcial son eficaces para prevenir la candidiasis bucal en
los pacientes con cáncer pulmonar sometidos a quimioterapias.

  

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Enfermedad bacteriana aguda que afecta sobre todo las amígdalas, faringe, laringe,
nariz, a veces otras mucosas o la piel y en ocasiones las conjuntivas o la vagina. La
lesión característica, causada por la liberación de una citotoxina específica, es una
membrana asimétrica, blancogrisácea y adherente, con inflamaciçon a su alrededor. En
la difteria de las fauces o faringoamigdalina hay dolor de garganta moderado o
intenso, con un ligero aumento de volumen y dolor a la palpación de los ganglios
linfáticos cervicales; en los casos moderados o graves hay notable hinchazón y edema
del cuello, con extensas membranas traqueales que evolucionan hasta obstruir las vías
respiratorias.
La difteria nasal puede ser leve y crónica, con secreción y excoriaciones nasales
unilaterales. Las infecciones asintomáticas superan en número a los casos clínicos. La
toxina puede causar miocarditis, con bloqueo e insuficiencia cardíaca congestiva
progresiva que se presentan cerca de una semana después del comienzo. Entre los
efectos unilaterales destacan las neuropatías que pueden semejar al síndrome de
Guillain-Barré. Las lesiones la difteria cutánea son variables y en ocasiones no se
distinguen de las del impétigo, o forman parte de ellas; los efectos periféricos de la
toxina no suelen ser evidentes.
Debe sospecharse de difteria cuando se hace el diagnóstico diferencial de faringitis
bacteriana y vírica, angina de Vincent, mononucleosis infecciosa o sífilis y candidiasis
bucales.
El diagnóstico presuntivo se basa en el reconocimiento de una membrana
blancogrisácea asimétrica, en especial si se extiende a la úvula y al paladar blando y se
acompaña de amigdalitis, faringitis o linfadenopatía cervical, o de una secreción nasal
serosanguinolenta. El diagnostico se confirma por el examen bacteriológico de las
lesiones. En los casos de sospecha bien fundamentada de difteria, es necesario iniciar
el tratamiento específico con antibióticos y antitoxina en tanto se recibe los resultados
de los estudios, y continuar incluso si dichos resultado s son negativos.

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Contacto con un paciente o un portador; con menor frecuencia, contacto con artículos
contaminados por secreciones de lesiones de las personas infectadas. La leche cruda
ha servido de vehículo.
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Por lo general de dos a cinco días; a veces es más prolongado.

  
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Los recién nacidos de madres inmunes tiene protección pasiva, que suele desaparecer
antes del sexto mes de vida. La enfermedad o la infección no manifiesta suelen
provocar inmunidad de por vida, aunque no siempre. La inmunización con toxoide
genera la inmunidad prolongada, mas no de por vida. La inmunidad por antitoxina
protege contra la enfermedad sistémica, pero no controla la colonización de la
nasofaringe.

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Las medidas educativas son importantes: informar a la población, en especial a los


padres de niños pequeños, sobre los peligros de la difteria y la necesidad de la
inmunización activa.
El único control eficaz se logra mediante una amplia inmunización activa con toxoide
diftérico. La inmunización debe iniciarse antes del año de ed ad, con un preparado que
contenga toxoide diftérico, toxoide tetánico y ya sea la vacuna acelular contra la tos
ferina o bien la vacuna de células completas. También hay presentaciones que
combinan los toxoides diftérico y tetánico, la vacuna contra la tos ferina de células
completas y la vacuna contra Haemophilus influenzae tipo b.
El esquema desarrollado en los países en desarrollo es de tres dosis intramusculares
primarias como mínimo, a las 6, 10 y 14 semanas de edad, con un refuerzo de DPT
aplicado entre los 18 mese y los 4 años de edad.
En los países industrializados se recomiendan los siguientes calendarios:
          
Una serie primaria de toxoide diftérico combinado con otros antígenos, como DPaT o
DPT-Hib. Las primeras tres dosis se aplican a intervalos de cuatro a ocho semanas, a
partir de las 6 y 8 semanas de edad, con una cuarta dosis entre 6 y 12 meses después
de la tercera. El retazo en la aplicación de las dosis programadas no es motivo para
comenzar de nuevo la pauta anterior. Se administra una quinta dosis entre los 4 y 6
años de edad, antes de que el niño entre a la escuela; esta dosis no es necesario si la
cuarta se aplicó después de que el niño haya cumplido los 4 años de edad. Si está
contraindicada la fracción contra la tos ferina de la DPT, habrá que aplicar toxoides
diftérico y tetánico para niños.
         
Como las reacciones adversas pueden aumentar con la edad, después de los 7 años de
edad se utiliza un preparado con una concentración menor de toxoide diftérico para
las dosis de refuerzo. Si la persona nunca fue vacunada, se recomienda una serie
primaria de tres dosis de toxoides tetánico y diftérico adsorbidos. Las primeras dos
dosis se aplican a intervalos de cuatro a ocho semanas, y la tercera dosis, entre seis
meses y un año después de la segunda. Algunos datos escasos de Suecia parecen
indicar que la pauta anterior podría no generar niveles protectores de anticuerpos en
la mayoría de los adultos, y pueden ser necesarias dosis adicionales.
Debe mantenerse la protección activa mediante la administración de una dosis de Td
cada 10 años.
Deben tomarse medidas especiales para que las personas con un mayor riesgo de
exposición a los pacientes, como el pers onal de salud, estén totalmente inmunizadas y
reciban una dosis de refuerzo de Td cada 10 años.
En las personas con inmunodepresión profundas o infectadas por el VIH está indicada
la inmunización contra la difteria, con el mismo esquema y dosis que se sigue en
personas inmunocompetentes, aunque su respuesta inmunitaria podría ser subóptima.

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Los herpes labiales son pequeñas y en cierto modo dolorosas ampollas que suelen
aparecer en o alrededor de los labios y están provocados por el   
  ( o HSV-1, en inglés). Pero estas ampollas no solamente aparecen en los
labios. También pueden aparecer dentro de la boca, en el rostro o incluso dentro de la
nariz. Estos son los lugares más habituales, pero las úlceras provocadas por el VHS-1
pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluyendo el área genital.
El herpes genital típicamente no está provocado por el VHS-1 sino por otro tipo de
virus denominado     ( o HSV-2, en inglés) y se transmite
por vía sexual. Pero, aunque el VHS-1 generalmente ocasiona ampollas alrededor de la
boca y el VHS-2 las ocasiona en la región genital, ambos virus pueden provocar úlceras
en ambas partes del cuerpo.

       




El virus del VHS-1 es muy habitual; si lo tienes, lo más probable es que lo hayas
contraído de niño. La mayoría de las personas infectadas contrajeron la infección por
herpes simple durante los años preescolares, la mayoría de las veces debido al
contacto directo con personas que tenían el virus o después de ser besados por un
adulto infectado.

Aunque una persona que tiene el virus VHS -1 no siempre tiene úlceras, el virus
permanece en su organismo y no tiene cura permanente.

Cuando una persona se infecta con el virus VHS-1, este se abre camino a través de la
piel hasta llegar a un grupo de células nerviosas denominado  . El virus se
aposenta allí, permanece en estado latente y, de tanto en tanto, decide despertarse y
provocar una úlcera. Pero no todas las personas que tienen el virus del herpes simple
desarrollan úlceras. En algunas personas, el virus permanece latente (dormitando)
permanentemente.
* ue provoca que el virus se "despierte" o se reactive? La verdad es que nadie lo sabe
a ciencia cierta. Una persona no tiene que estar resfriada para desarrollar un herpes
labial; los herpes labiales pueden desencadenarse a raíz de otras infecciones, la fiebre,
el estrés, la luz solar, el frío, los cambios hormonales que acompañan a la
menstruación o el embarazo, las extracciones dentales y ciertos alimentos y
medicamentos. En muchas personas, la causa es impredecible.

Así es cómo se desarrolla una úlcera provocada por el herpes simple:

×Y El VHS-1, que ha permanecido dormido (o en estado latente) en el organismo, se


reactiva o "se despierta".

×Y El virus se traslada hacia el área del cuerpo donde aparecerá la ulcera (como el
labio) a través de las terminaciones nerviosas.

×Y El área que hay debajo de la superficie de la piel donde aparecerá la úlcera,


empieza a picar o a experimentar una sensación de hormigueo, cosquilleo y/o
ardor.

×Y Un bulto rojo aparece en el área aproximadamente un día después de que


comience la sensación de hormigueo.

×Y El bulto se convierte en ampolla y luego se abre provocando la úlcera.

×Y Al cabo de unos pocos días, la úlcera se seca y en su lugar aparece una de costra
amarilla.

×Y La costra amarilla se cae y deja tras de sí un área entre rosada y rojiza.

×Y La rojez desaparece mientras el organismo sana y envía al virus del herpes simple
de nuevo a "dormitar".

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Los herpes labiales son altamente contagiosos. Si tienes uno, es muy fácil que infectes
a otra persona con el VHS-1. El virus se propaga por contacto directo, a través de la
piel, las secreciones genitales y las orales (c omo a través de los besos). A pesar de que
el virus es mucho más contagioso cuando se tiene una úlcera, también se puede
contagiar sin tener ninguna. El VHS-1 también se puede contraer compartiendo vasos,
cubiertos o bálsamos labiales con alguien que lo te nga.
Además, si tu o tu pareja desarrollan úlceras del herpes simple en la boca, el VHS -1 se
puede transmitir durante el sexo oral y provocar herpes en el área genital.

El VHS-1 también puede contagiarse si una persona toca una úlcera y después se toca
una membrana mucosa o un área de la piel que presenta un corte. Las membranas
mucosas son las capas de tejido húmedo y protector que se encuentran en
determinadas áreas del cuerpo, como la nariz, los ojos, la boca y la vagina. Así que es
mejor no manipular los herpes labiales: no hurgarlos, pincharlos ni estrujarlos.

En el fondo, es una buena idea no tocar los herpes labiales cuando estén activos. Si lo
haces, no te toques después otras partes del cuerpo. Ten especial cuidado en no
tocarte los ojos porque, si el virus VHS-1 te entrara en los ojos, podría provocarte
importantes lesiones. Lávate bien las manos lo antes posible. De hecho, si tienes un
herpes labial o estás cerca de alguien que lo tiene, intenta lavarte las manos a
menudo.

Si no se tratan adecuadamente, los herpes labiales pueden evolucionar a infecciones


cutáneas de tipo bacteriano. Y estas pueden ser peligrosas para las personas cuyo
sistema inmunológico está debilitado (como los bebés y las personas que padecen
cáncer o VIH/SIDA) así como para quienes tienen eczema. Para las personas que sufran
cualquiera de estas afecciones, una infección provocada por una úlcera del virus
herpes simple puede representar una amenaza para sus vidas.

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Los herpes labiales normalmente desaparecen por sí solos al cabo de 7 a 10 días. Y,


aunque no existen medicamentos que los hagan desaparecer, hay medicinas de venta
con receta médica y cremas que pueden disminuir la duración del brote y hacer la
úlcera menos dolorosa.

Si tienes un herpes labial, es importante que consultes a tu médico si:

×Y tienes otra afección médica que ha debilitado tu sistema inmunológico


×Y la úlcera no sana por sí misma en un plazo de 7 a 10 días
×Y padeces herpes labiales frecuentemente
×Y tienes signos de infección bacteriana, como fiebre, pus o aumento del área
enrojecida

Para sentirte mejor cuando tengas un herpes labial, puedes aplicarte hielo o algo frío
sobre el área afectada. También puedes tomar un analgésico de venta sin receta
médica para aliviarte el dolor, como el paracetamol o el ibuprofeno.

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